SIN TÍTULO
Esta pintura representa el paisaje patagónico con una composición que equilibra masa y transparencia. El plano inferior del lago actúa como espejo sereno que duplica la majestuosidad de las montañas nevadas, mientras el relieve intermedio, cubierto de vegetación, suaviza la transición entre agua y cielo. La paleta fría —azules, verdes y violetas atemperados por blancos nacarados— contribuye a crear una atmósfera diáfana, donde la luz parece filtrarse en veladuras sucesivas.
El artista logra sugerir la inmensidad del territorio a través del ritmo ascendente de la composición y la economía de elementos narrativos. Las pinceladas, sueltas y moduladas, imprimen vibración y profundidad sin perder la armonía general. Guastavino traduce la calma y la pureza del paisaje sureño en una imagen de equilibrio y contemplación, donde la naturaleza se impone por su silencio y su magnitud.