El Senado y Cámara de Diputados...

Artículo 1: Se establece el retiro en forma inmediata de todos los miembros de la Gendarmería Nacional (y de cualquier otra fuerza armada o represiva) de la República Argentina que se encuentren en ejercicio de funciones en Haití y el cese inmediato de toda intervención de las fuerzas de seguridad argentinas en dicho país.

Artículo 2: De forma.

Señor presidente:

En diversas oportunidades, los diputados del Partido Obrero - Frente de Izquierda y de los Trabajadores, se opusieron en la Cámara de Diputados a la presencia de tropas argentinas en Haití y reclamaron su inmediato retiro.

El 22 de agosto del 2016 volvimos a colocar un proyecto (5391-D-2016) con este reclamo. Al año siguiente, se retiraron los soldados argentinos, pero esto no fue una decisión soberana, sino de las Naciones Unidas. Considerando que la situación social se había ‘estabilizado’, la ONU dio por finalizada la MINUSTAH pero… creó la MINUSTJUTH, para formar de manera permanente una fuerza policial. A tal efecto, la Argentina volvió a enviar “colaboradores” con las fuerzas de ocupación, esta vez miembros de la Gendarmería Nacional.

Hace unos días se produjo un levantamiento popular con fuertes choques contra el intento del gobierno haitiano de aumentar los combustibles en torno al 50%, una medida aconsejada directamente por el FMI. Cualquier similitud con la Argentina, Brasil o Nicaragua, no es casualidad. El FMI trabaja a favor de los monopolios petroleros imperialistas.

El resultado de este levantamiento fue que el gobierno anunció el retiro estos aumentos, pero la protesta popular continuó y tuvo que presentar su renuncia el primer ministro Jack Guy Lafontant.

El FMI dijo que espera que Haití cree un plan de reforma que incluya una reducción gradual de los subsidios a los combustibles, ya que, a su juicio, “estas ayudas benefician de manera desproporcionada a los más adinerados”. Otra vez el verso: lo concreto es que quieren aplicar un plan de ajuste contra el pueblo trabajador de Haiti.

El balance de la fuerza de ‘pacificación’ impuesta por el imperialismo yanqui, a través de la ONU, a los gobiernos latinoamericanos es ampliamente negativo y reaccionario.

Con una fachada humanitaria, a través de la creación de la Minustah por la ONU, los imperialismos estadounidense y europeo impulsaron la ocupación militar de Haití con la intención de ejercer un control social ante las protestas e insurrecciones de la población, detonadas por el hambre y la crisis habitacional, que pudieran poner en jaque al gobierno local y sobre todo poner en peligro los intereses imperialistas en el país.

Mientras los Estados Unidos de Norte América enviaban sus tropas a guerras imperialistas en el Medio Oriente, Irak y Afganistán, procedieron a una tercerización de la ocupación de Haití a través de los países de la región latinoamericana, gobernados en ese momento, en su mayoría por gobiernos autodenominados Nacionales y Populares (Néstor Kirchner en la Argentina). Sólo Venezuela y Cuba no entraron en este acuerdo cipayo.

El objetivo norteamericano en Haití ha sido la creación de zonas francas para la industria textil norteamericana, que explota mano de obra calificada con bajísimos salarios. También han sido privatizadas empresas mineras, de energía y comunicaciones. Para llevar adelante estos negocios el imperialismo apeló, por medio del fraude, a poner gobiernos títeres enfrentados por la población, que protagonizó grandes procesos de lucha y movilización y donde las tropas que forman parte de la llamada Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), actuaron para reprimir esas protestas. De esta manera, el imperialismo norteamericano pretende sostener una dominación política y económica que ha transformado a Haití prácticamente en un enclave colonial. La labor llevada a cabo por la MINUSTAH ahora está siendo continuada por la MINUSTJUTH. Según informa Clarín en septiembre del año pasado “el director de cooperación regional e internacional del ministerio de Seguridad, Gastón Schulmeister, (explicó que) la MINUJUSTH integrará un contingente de hasta siete unidades de policía constituidas (980 agentes armados) y otros 295 (no armados)” (https://www.clarin.com/politica/13-anos-cascos-azules-dejan-mision-paz-haiti_0_SkFxTRIib.html).

Las tropas latinoamericanas no solo fueron carne de cañón de intereses imperialistas, sino fuente de atrocidades y crímenes de lesa humanidad contra la población haitiana (informe que hemos desarrollado en extenso en nuestros proyectos anteriores). Uno de los objetivos era el de entrenar a las fuerzas latinoamericanas en métodos represivos (denominados de contrainsurgencia) para reprimir las protestas sociales de sus propios pueblos.

Por todo lo expuesto, llamamos a los señores Diputados/as a acompañar este proyecto de ley.