La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Instar al Poder Ejecutivo Nacional a requerir que el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), promueva a través de los organismos correspondientes, el desarrollo de estrategias urgentes para fijar estándares comunes de conservación, protección e intervención directa ante la catástrofe ambiental en materia de incendios y desforestación que ocurre en la Selva Amazónica.

Señor presidente:

La catástrofe ambiental que en estos momentos está ocurriendo en la selva amazónica requiere de una participación activa de esta Cámara. Los millares de incendios que en la zona se registran desde Enero, tienen como principal factor causal a la intervención humana, especialmente con la finalidad de avanzar con la frontera agrícola.

El ecosistema amazónico es tal vez el más rico en materia de biodiversidad del planeta. No hay otro en el mundo con tanta cantidad de especies de aves, un 20% de las especies en el mundo se halla en el bosque amazónico. Un 50% de las especies de plantas del planeta se encuentran allí. En el Amazonas coexisten una cantidad increíble de árboles de todo tipo, y el 50% de las especies de madera son exóticas. Su río, uno de los más importantes del mundo, vierte una quinta parte del agua dulce que hay en la Tierra. Produce el 20 por ciento del oxígeno en la atmósfera terrestre.

Los incendios que hoy arrasan con la selva amazónica no afectan solo a Brasil, otros países de la región también están sufriendo las consecuencias del fuego. Bolivia, Paraguay, Uruguay también se encuentran entre los afectados. Argentina ya está recibiendo el impacto de los vientos y las cenizas que amenazan el sistema respiratorio de la población. Hace unos días, Sao Pablo se cubrió totalmente de humo y cenizas.

La decisión de constituirnos como un bloque regional a través del Mercosur, va más allá de cuestiones de Mercado. La alianza estratégica asumida desde principios de los años 90 con nuestros países hermanos, no solo radica en objetivos de puro margen económico. Nos une una identidad cultural, una historia compartida y un territorio que no reconoce fronteras. La noción de territorio va más allá de la que impone la cartografía, en él también compartimos biodiversidad, culturas ancestrales y recursos que debieran tratarse de manera sostenible. Hoy estos componentes peligran, y es por eso que urge que los organismos multilaterales que desarrollamos al efecto de integrarnos, trabajen en dar respuestas para prevenir, abordar y actuar de manera inmediata ante catástrofes como la que en estos momentos está devorando el pulmón del planeta.

El preámbulo del Tratado de Asunción (1991) nos exige aunar esfuerzos para la preservación del medio ambiente para cumplir nuestro objetivo de integración. Las “Directrices básicas en materia de política ambiental” del Mercosur (1994) establecen el compromiso de los estados parte de “garantizar la adopción de prácticas no degradantes del medio ambiente en los procesos que utilizan los recursos naturales”, “asegurar la adopción del manejo sustentable en el aprovechamiento de los recursos naturales renovables a fin de garantizar su utilización futura”, “asegurar la minimización y/o eliminación del lanzamiento de contaminantes”, “asegurar la concertación de las acciones objetivando la realización de monitoreo de las actividades que puedan generar impactos ambientales en ecosistemas compartidos” y “estimular la coordinación de criterios ambientales comunes para la negociación e implementación de actos internacionales de incidencia prioritaria en el proceso de integración”. Hoy, el cumplimiento de estas disposiciones cobra una relevancia de magnitud.

El Protocolo adicional al Acuerdo marco sobre medio ambiente del MERCOSUR en materia de cooperación y asistencia ante emergencias ambientales (2004), definió el compromiso de los estados parte de brindar cooperación recíproca y asistencia cuando se produzca una emergencia que tenga consecuencias efectivas o potenciales en el medio ambiente o en la población de su propio territorio o de otro Estado Parte. Establece procedimientos de intercambio de información, de asistencia, financiamiento y rendición de cuentas de la emergencia.

Cabe mencionar además que los países parte del bloque regional han suscrito los siguientes instrumentos internacionales de suma importancia: el Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992), la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1992), la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (1992) con el Protocolo de París dentro de su seno (2015) y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (2015). Todos se encuentran atravesados por un eje común: Los problemas ambientales son problemas de todos.

Hace apenas dos meses, el MERCOSUR vivió un momento histórico, se suscribió el de Asociación Estratégica con la Unión Europea, hecho diplomático sin precedentes para ambos bloques y uno de los más importantes en la historia a nivel mundial. El acuerdo respeta las normas más estrictas en materia de seguridad alimentaria y protección de los consumidores, y contiene compromisos específicos en materia de derechos laborales y protección del medio ambiente, incluida la implementación del citado Acuerdo de París sobre el clima y sus normas de ejecución conexas. Hoy la vigencia de ese acuerdo corre peligro, especialmente por la negativa de Francia e Irlanda a firmar argumentando el incumplimiento por parte del Gobierno de Brasil de acuerdos en esta materia. El Presidente Francés Emmanuel Macron confirmó que en la próxima Cumbre del G7 en Biarritz, se buscarán generar respuestas concretas a los incendios en la Selva Amazónica. Sería un despropósito que el MERCOSUR, uno de los principales organismos multilaterales que involucra a los países afectados directamente por la catástrofe ambiental en Amazonas no defina acciones conjuntas concretas de urgencia para proteger y reparar el daño sufrido a su ecosistema más importante.

Es por las razones precedentemente expuestas, que solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto.