La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Que vería con agrado que el Poder Ejecutivo, a través de los organismos que correspondan, adopte las medidas pertinentes a fin de incluir en el Plan de Emisiones y Sellos Postales Conmemorativos y/o Extraordinarios del Correo Oficial para el año 2020, la emisión de un sello postal con la imagen de la Virgen del Valle en conmemoración al cuadringentésimo aniversario de su hallazgo.

Señor presidente:

Por intermedio del presente proyecto, lo que se propone es que se disponga la emisión de un sello postal conmemorativo de los 400 años del hallazgo de la Virgen del Valle de Catamarca, que se cumplirán el año venidero, y que marca un acontecimiento extraordinario, lleno de significación no solo desde el punto de vista religioso sino también histórico y cultural.

La Virgen del Valle, por su historia, valor religioso y cultural, que se extiende a lo largo de todo el país, e incluso al mundo, donde extranjeros dejan su huella al visitarla en su paso por la provincia de Catamarca, amerita lo solicitado en este proyecto, la inclusión en el plan de emisiones de sellos postales, ya que es una de las expresiones culturales más finas y puntillosas que perdura en el tiempo como lo es la fe de los miles de peregrinos que la admiran día a día.

La virgen del Valle de Catamarca es visitada todos los años y especialmente en las fiestas tradicionales de “diciembre” y las conmemorativas de la Coronación de abril, donde miles de fieles de todos los ámbitos de la Patria y en distintos medios acuden a la Gruta de Choya para venerarla, y forman muchedumbre con el ropaje amargo de lágrimas y dolores, pero todos fortalecidos con la esperanza de conseguir su intercesión materna, ante su hijo Divino, para la solución de sus problemas.

Se lo que fuere en el orden del tiempo y de lo sobrenatural con respeto al misterioso origen de esa imagen de nuestra Señora del Valle, para sus hijos catamarqueños, ella quiso estar y ser encontrada en la escondida gruta de choya, actualmente uno de los distritos del Departamento Capital de la Provincia de Catamarca, con una finalidad determinada y precisa. Desde entonces fue la luz y la felicidad de innumerables hijos de dios. La sienten y conocen como Madre en las angustias, como un tesoro de incalculable valor en la pobreza, como un faro de luz en el camino de la vida.

Más o menos por los años 1619/1620, un indio al servicio del vizcaíno Don Manuel de Zalazar, comisario de los nativos y juez para los españoles, vió pasar un grupo de indiecitas dejando huellas, desde el pueblo de Choya hacia la quebrada, a quienes persiguió y cuando de repente apareció, en una pendiente muy inclinada y a unos siete metros de altura, un nicho de piedra bastante disimulado entre garabatos y chaguares y a su entrada quedo como clavado por lo tan imprevisto y hermoso que veía…Allá en el fondo de la gruta descubríase una imagen de la Santísima Virgen Salazar llevó la imagen a su propia casa, ubicada en la Población del Valle y, en una repisa rústica, la colocó al lado de la puerta. Allí se inició la devoción a la imagen, seguramente primero en el ámbito de la familia de Manuel de Salazar, y luego entre los vecinos del lugar.

De tal modo nació entre los españoles y en la extensión de los amplios valles y las altas montañas del norte argentino la devoción a quien luego seria llamada cariñosa y confiadamente NUESTRA MADRE DEL VALLE.

Hacia 1630 los vecinos de la Población del Valle, devotos de la Virgen, levantaron una sencilla iglesia en la que la imagen permaneció cuatro décadas, hasta que una crecida del río del Valle arrasó el edificio.

En 1670 el alcalde Bartolomé Ramírez de Sandoval emprendió la edificación del segundo Santuario, frente a lo que hoy se conoce como el antiguo cementerio de San Isidro, en Valle Viejo, precisamente donde se levanta la Ermita de la Virgen.

El obispo Nicolás de Ulloa Hurtado de Mendoza elevó esa iglesia parroquial y santuario a la categoría de Iglesia Matriz en 1683. Pero Mate de Luna había fundado la ciudad de San Fernando en la otra margen del río y cuando el poblamiento efectivo se inició hacia 1695 en el nuevo sitio, hubo que trasladar la Imagen. Esta situación implicaba la construcción de un nuevo templo.

Es posible que cuando la imagen de Nuestra Señora del Valle fue trasladada en procesión desde la antigua Población del Valle, que empezaba a ser el Valle Viejo, hasta la ciudad de San Fernando de Catamarca, el Valle Nuevo, haya sido albergada en el nuevo Santuario en construcción. Allí se transformará en un foco de atracción de peregrinos de la zona y de la región ya que se tienen noticias de peregrinos de otras jurisdicciones. Este edificio, cuarenta años después, amenazaba ruina, y por esa razón se lo abandonó.

En 1740 se inició la tarea de construcción del nuevo templo, que fue terminado en 1744. El 6 de diciembre de 1862, al terminar la “Misa de la Virgen”, se desplomó el techo sobre la concurrencia, provocando la muerte de más de doce personas e hiriendo a muchas otras. Nueve años antes, el 9 de julio de 1853, fray Mamerto Esquiú había pronunciado en este templo su Sermón de la Constitución. En ese sitio se levanta la actual Catedral Basílica del Santísimo Sacramento y Santuario de Nuestra Señora del Valle.

Actualmente el venerado lugar donde nos consta que se encontró la sagrada imagen, está protegido por un templete al que se llega a través de una hermosa escalinata de piedra.

En nuestros días se llega a la gruta por un camino pavimentado que al arrancar de la ciudad capital de Catamarca, lleva el nombre de Avenida Manuel de Zalazar, en memoria del benemérito Sacristán de la virgen.

El acceso a este lugar histórico y sagrado, siempre fue libre, sin que nadie pueda exigir retribución alguna para permitir la entrada al recinto o sitio que ocupa el temple y la gruta misma.

Catamarca es un enorme y magnifico corazón mariano, que palpita agradecido por los cotidianos beneficios y prodigios de su reina y madre, la Virgen Del Valle.

La madre santísima del Valle fue jurada patrona, y este solemne acontecimiento, celebrado por sus hijos con verdadero regocijo, se repitió en cuatro oportunidades.

Además cabe destacar el resto de sus Patronatos, “Patrona del Noroeste Argentino, Patrona de Catamarca, Patrona de la Diócesis de Añatuya y Protectora de la Diócesis de La Rioja, Patrona Nacional del Paracaidismo, Patrona de los Algodoneros del Chaco y Patrona de la Feria Internacional del Turismo”.

Asimismo el 20 de marzo de 1974, bajo la Presidencia del Gral. Juan Domingo Perón se emitió el Decreto Nº 856/74, donde se plasmó la declaración de la Virgen del Valle como Patrona Nacional del Turismo.

El 13 de marzo de 1889 Padilla y Bárcena dirigió una súplica al soberano pontífice haciendo suyo el anhelo de los fieles catamarqueños y comisionó a fray Bernardino Orellana para que presente este documento y logre la concreción de lo solicitado. Recién el 19 de agosto Orellana partió a Roma, donde arribó un mes después. De inmediato cumplió su cometido, que culminó con éxito el 13 de octubre, cuando el Capítulo Vaticano decretó por unanimidad que sea coronada con corona de oro la sagrada imagen de María, llamada del Valle, patrona de la ciudad de Catamarca. El documento fue firmado el día 20 del mismo mes y año y por las mismas Letras Apostólicas, se delegaba en el Vicario Capitular de Salta, Monseñor Dr. Pablo Padilla y Bárcena, la facultad y el honor de colocar la corona sobre la cabeza de la bendita Imagen. Catamarca celebró tan buena noticia, cuando fray Bernardino Orellana informó al vicario Segura y al Dr. Molas del éxito de su gestión.

Se había acordado que llevaría 68 diamantes y otras piedras preciosas, incluyendo las enviadas desde Catamarca. La corona tendría, con las inscripciones grabadas en mosaico, los nombres de la Capital Federal y de las entonces 14 provincias argentinas, “representada cada una por un riquísimo brillante”. En su parte alta terminaría la corona en una cruz en cuya base aparecerían los escudos de Manuel de Salazar, de León XIII, del Obispado de Salta y de la República Argentina.

La valiosa corona llegó a Catamarca el 12 de septiembre de 1890, portada por los padres lourdistas, que venían a dirigir el nuevo Seminario, también por gestiones de fray Bernardino Orellana.

La fecha para la histórica ceremonia de coronación quedó fijada para el 12 de abril de 1891, segundo domingo después de la Pascua. Ese día, desde las siete de la mañana, una extraordinaria multitud de fieles y peregrinos de todo el país se congregó en las inmediaciones de la Iglesia Matriz.

Una vez concluida la procesión y colocada Nuestra Señora del Valle en el pedestal, se inició la misa pontifical celebrada por el Arzobispo de Buenos Aires, monseñor Aneiros, donde platicó monseñor José Gregorio Romero, que expresó: esa corona es la gloria, el poder y la fortaleza de la Reina coronada y al mismo tiempo la consagración más brillante que han recibido los prodigios y las maravillas de la Reina de los Valles en el transcurso de los siglos.

El acto final de esta histórica jornada fue el regreso triunfal de la Reina coronada por calle San Martín, hasta su Santuario, acompañado del fervor de unos 30.000 devotos.

El Poder Ejecutivo se ha asociado y contribuido a que se lleve a cabo solemnemente la coronación de la Virgen del Valle de Catamarca, segundo acontecimiento de esta naturaleza que se realiza en América.

Veinticinco años después de la Coronación, Catamarca festejó las Bodas de Plata de este gran acontecimiento. Las fiestas, que se llevaron cabo entre el 7 y el 14 de mayo de 1916, estuvieron presididas ya por el primer obispo de la Diócesis, monseñor Bernabé Piedrabuena y por el Legado Apostólico del Papa Benedicto XV.

Este Camarín que alberga a la Sagrada Imagen coronada fue inaugurado también durante las Bodas de Plata de la Coronación. Precisamente ese momento de la coronación de la imagen, ha quedado reflejado en uno de los vitrales que podemos observar en el camarín, obra de una casa especializada de Alemania con dibujos que se le enviaron desde Catamarca.

Cincuenta años después, en 1991, se celebró el Centenario de la Coronación. Seguramente, muchos de nosotros recordamos los emotivos días vividos en Catamarca en aquel abril.

Al observar a los niños, jóvenes, adultos y ancianos llegados de los más apartados rincones de la geografía provinciana y nacional, en la mayoría de los casos tras largas caminatas o extenuantes viajes en condiciones de extrema precariedad, recibimos un testimonio invalorable del misterio del amor de dios que sigue presente en la historia de los hombres.

Gracias a esos miles de peregrinos nuestra fe se incrementa y Catamarca recuerda el privilegio y la responsabilidad que ostenta: el ser la tierra que ofrece generosa al país y al continente la presencia poderosa de la Virgen de Valle.

Invito a mis pares a que me acompañen con la aprobación del presente Proyecto.