La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar Beneplácito por la puesta en escena de la Obra Teatral Unipersonal “Elena”, de Mariel Rosciano, basado en el libro “Yo elijo contar mi historia” de la autora Elena Moncada.

Señor presidente:

Este proyecto tiene como objetivo reconocer muy especialmente a quienes desde el arte, en este caso desde el teatro y la literatura nos ofrecen una obra que refleja la historia de una mujer santafesina, que como otras fueron víctimas de uno de los peores flagelos sociales tal como lo son la trata de personas y la explotación sexual.

Elena Moncada eligió contar su historia en este libro que es llevado al arte escénico de la mano de Mariel Rosciano.

La obra es un unipersonal que ha recorrido y sigue recorriendo los escenarios en diferentes ciudades de nuestro país.

Esta obra fue parte del programa de la segunda edición del “Festival Nacional de Teatro por la violencia de género” así como también fue presentada en el Teatro La Comedia, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, El Vitral y en el ciclo teatro urgente Margen del Mundo entre los años 2015 y 2017 contabilizando aproximadamente ochenta presentaciones hasta la fecha.

Acompañan a Mariel Rosciano un equipo de profesionales que también debemos destacar. Ellos son: José Mediavilla en Diseño sonoro, Pablo Morra en Fotografía, Yanina Fernández en Diseño gráfico, Luciano Percara en Asistencia General y para las presentaciones que se realizan en la ciudad de Santa Fe el sonido está a cargo de Erika Chacón, hija de Elena Moncada. La Dirección, Producción y Actuación están a cargo de Mariel Rosciano.

La historia de Elena es una mirada crítica y dramática de lo que sucede en la vida cientos de mujeres que atraviesan días de violencia y sometimiento y no pueden elegir cómo vivir la vida.

Este es un relato testimonial de una mujer que ha sido sometida por hombres, víctima de un Estado ausente que no supo protegerla y de una sociedad que en muchas oportunidades mira para otro lado.

Hoy esta manifestación cultural pone en debate nuevamente un tema en relación a la prostitución como trabajo o no y la imposibilidad que se da en las mujeres de elegir otra vida.

Elena nos muestra todas las caras de una realidad que nos rodea llegando a descender hasta su propia conciencia para poder tomar las riendas de su vida.

Dicen sus impulsoras “durante el año 2015 hicimos funciones, debates, presentaciones en centros culturales, etc… Nosotras con la obra, nosotras con Elena Moncada o nosotras con alguna de las chicas de AMADH que sumaron sus voces para que se hable del tema. Teníamos una hermosa propuesta de funciones en escuelas para este año pero el cambio de gobierno, las promesas de continuar, etc hicieron que nos pasen de un mes a otro, y así sucesivamente. No queremos que las voces se callen, y por eso decidimos salir a armar nosotras la gira de ¨Elena¨, con las voluntades y apoyos de los colectivos y agrupaciones de mujeres feministas y de derechos humanos que quieran programarnos en sus espacios”.

Son un grupo teatral autofinanciado y cuentan con recursos limitados para moverse pero con todas las ganas de demostrar que el arte es una herramienta de transformación.

"Yo elijo contar mi historia" es el título del libro de Elena Moncada que fue presentado en la ciudad de Rosario en el Museo de la Memoria. Recorrer sus páginas es asomarse a la historia de vida de Elena, una mujer nacida en la ciudad de Santa Fe que supo lo que era el maltrato y el desamparo desde pequeña. Era muy joven cuando un hombre la enamoró y la "preparó" para la prostitución. Durante años, la explotación sexual y la droga fueron su realidad más concreta. Pese a los golpes sufridos, Elena evita victimizarse. "Hoy me gusta esta vida que tengo", dice sobre su nuevo rumbo, que la llevó a dirigir la ONG "Santa Fe en actividad, por los derechos de las mujeres", que se dedica a la prevención del VIH. "No quiero decirles a las chicas en las esquinas qué deben o no hacer; pero sí decirles que me encantaría verlas en el lugar que ellas elijan para sí mismas. No siento que solamente les estoy llevando un preservativo, sino que tienen una oreja que las escucha, alguien con quien pueden identificarse porque, quién más que otra persona que estuvo en la misma situación para comprender", expresa uno de los últimos párrafos del libro. "Me gustaría que descubran que pueden, que saben hacer otras cosas y que son tan valiosas como cualquier otra mujer. Durante mucho tiempo nos marcan que para lo único que servimos es para complacer a un tipo, pero cuando abrimos un cachito la cabeza nos damos cuenta de que podemos hacer un montón de cosas" y esa es nuestra búsqueda".

Para Elena, el proceso de escritura del libro fue también una ventana abierta a pensarse. Con la fuerza que le da la propia historia de su vida, hoy dice: "La prostitución no es trabajo, es una violencia hacia el cuerpo de la mujer. Cuando estamos en situación de prostitución no estamos eligiendo".

Su convicción es firme, pero prefiere evitar la confrontación. "Respeto si las compañeras se llaman trabajadoras sexuales porque hay

procesos y hay que transitarlos. Hay que vivirlos, no todas procesamos de la misma manera ni en el mismo tiempo. No quiero dar la discusión sobre si es trabajo o no es trabajo, porque no mandaría a mis hijas a una esquina, no se lo desearía a nadie. A mí definitivamente no me interesa discutirlo", expresa Elena.

"No quiero ser víctima", son las primeras palabras que Elena pronuncia en el libro, en nombre propio. Ahora, que habla de todo lo que escribir habilitó en su vida, Elena asegura: "Antes... nunca me pensé, ni antes ni después. Yo era un objeto que había que usarlo y descartarlo y nada más. No me pensaba como mujer, ni como mujer con derechos ni nada, no me pensaba directamente".

El nacimiento de su primer nieto fue un momento de quiebre. Desde 2008 dedicó sus mayores energías a la ONG. Con la fuerza de lo vivido en carne propia, hoy considera que "hay un hilo tan finito entre la prostitución y la trata, son las caras de la misma moneda, donde el cuerpo de la mujer está puesto en el peor lugar, porque es constantemente cosificado, es decir, constantemente se está vendiendo”.

Por todo lo expuesto entendemos que estos son motivos más que suficientes para impulsar esta resolución como un pequeño aporte para visibilizar y poner en el centro de la discusión un tema que no debe resultarnos indiferente.

Acompañar, promover y estimular este tipo de manifestaciones culturales generan oportunidades para poner freno a estas realidades que se presentan en nuestra sociedad. Por todos los argumentos expuestos solicito a mis pares acompañen la presente iniciativa.