La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar de interés de esta Honorable Cámara de Diputados de la Nación el libro “Cosa de Mujeres. Menstruación, género y poder”, de la Doctora en Ciencias Sociales Eugenia Tarzibachi.

Señor presidente:

Este proyecto es una reproducción del Expte. 2665-D-2018 presentado en mayo de 2018 y firmado por las Diputadas y los Diputados Macha, Soraire, Huss y Cerruti.

Eugenia Tarzibachi es psicóloga, especialista en educación y Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires.

Durante siete años investigó –gracias, entre otras cosas, al apoyo del CONICET- la historia de la menstruación, de su conceptualización, del trato que las sociedades le han dado en términos naturales, médicos, morales y comerciales. La historia de la menstruación como un fenómeno que marca el cuerpo de las mujeres. Y en última instancia, una historia que excede el terreno de lo corporal, lo privado y lo íntimo, para ser un tema de relevancia social y política.

Si hasta hace menos de un siglo las mujeres contenían la menstruación con trapos que eran lavados y reutilizados, la intromisión –hasta hoy hegemónica- de la industria del cuidado femenino transformó la percepción social de este fenómeno. “Lo descartable de las toallitas y los tampones no tardó en deslizarse simbólicamente a cierta concepción del cuerpo menstruante: sucio y fuera de moda, y sin embargo útil para el trabajo y la maternidad”, sostiene la editorial que ha publicado el libro que refleja la investigación de Tarzibachi (Sudamericana, 2017).

Es esa sangre que brota del cuerpo femenino –sangre que, paradójica e insistentemente, es presentada por la industria del cuidado femenino de un intenso color azul- es el soporte material de la menstruación como sinónimo de dolor, de suciedad, de vergüenza.

La genealogía reconstruida en la investigación es un profundo recorrido por el fuero íntimo, privado y corporal de la femineidad –tejido, ente otras cosas, con el testimonio de muchas mujeres de distintas edades y pertenencias-, pero también de la mercantilización de la menstruación y de sus protecciones.

Pero hay algo más. Porque la menstruación, en palabras de la autora, “no es sólo cosa de mujeres. El Estado debería dar suficiente información sobre la menstruación. Pensemos que aún muchas mujeres no saben qué les pasa, ni tienen cómo contener esa sangre. También deberían entregarse productos gratuitos para el sangrado en niñas y mujeres en situación de vulnerabilidad social. No pueden seguir siendo de lujo sino de primera necesidad”.

Como queda claro, esta investigación aborda una dimensión de la vida de las mujeres desde una perspectiva profunda e integral, que en última instancia interpela al Estado en su rol de garante de la salud pública, de igualador de oportunidades y de promotor del desarrollo con inclusión social.

Se trata entonces de una discusión que está en sintonía con una agenda de reclamos de ampliación de los derechos de las mujeres que hoy está en boga y que quienes tenemos la responsabilidad de legislar debemos tomar especialmente en cuenta.

Por todos estos motivos, señor presidente, solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto.