Período:126 Reunion:5 Fecha:9/04/2008 LEY DE PREVENCIÓN Y SANCIÓN DE LA TRATA DE PERSONAS Y ASISTENCIA A SUS VÍCTIMAS
SR. PRESIDENTE(FELLNER)
En consideración en general los dictámenes de la Comisión de Legislación Penal y otras recaídos en el proyecto de ley en revisión sobre prevención y sanción de la trata de personas y asistencia a las víctimas (expediente 0257-s-2006).
Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. CESAR, NORA NOEMI (BUENOS AIRES):
Señor presidente: hoy vamos a tratar en este recinto un proyecto de ley que tiene sanción del Senado. Se trata de una iniciativa de un legislador radical, el señor senador Agúndez -habiéndose tratado también un proyecto del señor senador Pichetto y de otros legisladores-, que fue aprobado por unanimidad.
Sin lugar a dudas, tanto el ex presidente Kirchner como la señora Cristina Fernández, nuestra presidenta, y nosotros, desde que somos gobierno nos hemos puesto en la titánica tarea de la reivindicación de los derechos humanos. Por supuesto que tanto el ex presidente como la presidenta no se han quedado sólo en lo discursivo sino que se han venido tomando medidas concretas en pos de la reivindicación de los derechos humanos. Nos hemos transformado entonces en una nación respetuosa de estos derechos. Pero también es cierto que justamente desde los Estados se han llevado a cabo políticas terribles de violación de los derechos humanos, y más en América Latina. Los Estados no se encontraban solos en esta cuestión; también estaban las asociaciones de personas que se dedican al crimen internacional.
Por esa razón creo que hoy nosotros debemos abocarnos al tratamiento de este proyecto que sin duda alguna para mí es un paso adelante.
Ayer, escuché a Rodríguez Zapatero en la Asamblea Legislativa de su país, y luego lo leí en los diarios, haciendo una reivindicación fuerte del derecho de las mujeres. Él decía que iba a proponer también alguna legislación relacionada con el maltrato y la discriminación; hablaba de la igualdad entre las mujeres y los hombres e incluso hizo referencia a un tema bastante arduo para las argentinas, que es el derecho a decidir sobre el aborto.
Hace pocos días estuvimos en la embajada de Brasil con el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto -que integro hace poco tiempo-, donde había quince o veinte embajadores y se abordaron distintos temas. Uno de ellos, que no fue propuesto por mí, se vinculaba con la trata de personas.
La embajadora de Panamá hablaba loas sobre cómo ellos iban avanzando en este tema, con éxito, e incluso dijo que la presidenta del Colegio de Abogados de su país quería venir a la Argentina. Entonces me tuve que levantar y decirle: "Señora embajadora: yo tengo mucha vergüenza porque en mi país todavía no tenemos ley de trata, así que no podemos hablar de igual a igual ni podemos proyectar nada hasta tanto hayamos sancionado de esta ley." De modo que, sinceramente, me llama poderosamente la atención advertir que algún bloque presenta disidencias, sobre todo teniendo en cuenta que -lo reitero- en el Senado este proyecto logró una sanción unánime.
Espero que algunos compañeros modifiquen su postura y a partir de aquí podamos contar con una ley que no será perfecta -es algo que puedo reconocer- pero que evidentemente constituirá un fuerte paso en la persecución de este aberrante delito. Todos los argentinos queremos desterrar este delito y por ello necesitamos que esta ley se sancione.
Por otra parte, tendríamos que preguntarnos por qué debemos contar con una ley de trata. La Argentina ha asumido compromisos internacionales y uno de ellos se vincula con la suscripción del Protocolo de Palermo, que tiene mandas bien definidas. Dado que aún no hemos sancionado ninguna ley en este sentido, claramente estamos incumpliendo con pactos internacionales que hemos suscripto.
La señora diputada Ibarra me alcanzó la copia de un decreto presidencial -no lo tengo en este momento en mi banca- del año pasado que establece un instituto vinculado con el tema de trata.
Nuestro gobierno se está adelantando a la aplicación de esta ley -lo cual celebro- y por ello es que hay que acompañarlo con su sanción.
Otra de las razones por las que debemos tener una ley de trata es porque estamos ante un delito aberrante.
Hace unos momentos le comentaba a la señora diputada Ibarra que he pasado muchísimo tiempo buscando datos estadísticos, pero obviamente no existen sobre este tipo de delito. Hay quienes dicen que en el mundo el delito de trata es padecido por diez millones de personas. Otros señalan que sólo en América Latina y el Caribe hay un millón de personas que son víctimas de este delito que afecta a niños, niñas y mujeres adultas. Por su parte, la OIT indica que hay más de un millón de niños y niñas que son explotados laboralmente. Y nosotros todavía estamos pensando si vamos a sancionar o no esta ley. Por su parte, nuestro bloque está absolutamente consustanciado con este proyecto.
Asimismo, la OIT señala -este es uno de los datos que hemos podido corroborar- que el 50 por ciento de las personas afectadas son niños.
La Argentina no sólo es un país de destino sino también de tránsito hacia otros países. Hay organismos internacionales que nos han llamado la atención por el hecho de no contar con ninguna ley de trata.
Por ejemplo, cuando el Departamento de Estado de los Estados Unidos nos llama la atención por ese hecho debo reconocer que es una de las pocas veces en las que digo que sí hay que preocuparse. En este caso, sí hay que dar la razón al Departamento de Estado de los Estados Unidos cuando nos cuestiona por no tener una ley de trata.
Me referiré ahora directamente al proyecto en sí mismo.
Dentro del Código Penal está tipificado el delito contra la integridad sexual; es decir que no es cierto que en nuestro país no haya legislación alguna que reprima este tipo de conducta. De cualquier manera, el proyecto en tratamiento es mucho más amplio y bastante más abarcativo, porque no sólo se refiere a la trata de mujeres sino también a la trata de niños, al trabajo forzado, a la extracción de órganos, etcétera.
En los artículos 2° y 3° del proyecto se define la trata. Aquí es donde algunos quieren ver alguna diferencia entre la trata de mayores y la de menores. El proyecto dice, respecto de la trata de mayores, que se entiende por tal la captación, el transporte y/o traslado -ya sea dentro del país, desde o hacia el exterior-, la acogida o la recepción de personas mayores, etcétera, con fines de explotación, cuando mediare engaño, fraude, violencia, amenaza, o cualquier medio de intimidación o coerción, abuso de autoridad...
En estos casos, la voluntad siempre va a estar viciada; ni cuando se es mayor ni cuando se es menor la voluntad es tenida en cuenta.
- Ocupa la Presidencia la señora vicepresidenta 1ª de la Honorable Cámara, doña Patricia Vaca Narvaja.
SRA. CESAR, NORA NOEMI (BUENOS AIRES):
Mediante la incorporación al Código Penal del artículo 145 bis, se establece una pena de 3 a 6 años de prisión para los tratantes, en caso de que se configure la captación, el transporte, el traslado, etcétera, de la víctima.
Como el resto de las figuras penales siguen vigentes en nuestro sistema, si se configura la trata, la explotación sexual, la extracción de órganos, el sometimiento a trabajo infantil, nuestro ordenamiento interno determina entonces que habrá concurso real. Digo esto para aquellos que piensan que el delito de trata sólo se está castigando con prisión de 3 a 6 años.
Algunos medios están diciendo, por ejemplo, que la pena es baja o que existiría la posibilidad de excarcelación inmediata para el tratante, pero yo entiendo que no es así. En principio, la facultad de determinar la libertad del imputado corresponde al juez, y además se dice que quien cometió el delito puede llegar a evadir a la Justicia.
Escuchaba a una señora diputada decir que a veces los jueces determinan mayores penas mínimas, pero que en definitiva como entienden que la persona no va a burlar la Justicia, la dejan en libertad hasta el proceso. De hecho, hace poco tuvimos un caso resonante donde la persona quedó en libertad.
Por otro lado, nos están diciendo que las penas son distintas respecto de las menores. Es cierto; en caso de que se concrete el delito, si la persona es menor de 18 años la pena es de 4 a 10 años -aquí varía exactamente-, y por supuesto, si es menor de 13 años, de 6 a 15 años.
Ahora bien, nosotros también tenemos tratados internacionales de protección de menores que debemos respetar. Obviamente, todos sabemos que tanto el Código Civil como el Penal protegen mucho más a las víctimas menores, porque su discernimiento y voluntad para ejercer un acto están siempre viciados por la incapacidad propia de decidir. Por eso, entiendo que es justo que votemos este proyecto con esta medida sancionatoria más grave.
Otra cuestión que quiero resaltar tiene que ver con la inclusión de ambos tipos penales dentro del artículo 33 del Código Procesal Penal de la Nación. Me refiero a que la justicia federal entienda en estas causas. Esto es algo muy importante dentro de este proyecto porque hasta ahora, cuando el delito es cometido en una jurisdicción, la explotación puede tener lugar en otra distinta. O sea que si el juez actuante determina la persecución de un delito, lo puede hacer sólo en su jurisdicción y no puede adentrarse en otras provincias, por este principio de que cada una tiene su propia legislación y sus propios jueces.
Cuando esta cuestión pase a tener carácter federal el delito se va a poder perseguir en cualquier jurisdicción.
Cabe destacar que en este tipo de delitos suele haber connivencia entre cierta parte del poder y los delincuentes de trata.
Por último, destaco que es nuestro deseo que este proyecto finalmente sea aprobado. Creemos que de esta manera podremos ir trabajando y profundizando este tema tan serio que nos ocupa a todos los argentinos en general y a las mujeres en particular. Consideramos que es un paso más que se da en este recinto para llevar a cabo políticas que está promoviendo el Estado.
Quiero destacar la presencia en este recinto de la licenciada Faillace y de la licenciada Colombo, presidenta del Consejo de la Mujer, quienes han apoyado mucho este trabajo. También agradezco a quienes no se encuentran hoy aquí, la licenciada Giberti y el ministro Aníbal Fernández, y a todos aquellos que han trabajado muchísimo más que yo para que este proyecto se concrete.
SRA. PRESIDENTA(VACA NARVAJA)
Tiene la palabra la señora diputada por la Capital.
SRA. GIL LOZANO, CLAUDIA FERNANDA (CIUDAD DE BUENOS AIRES):
Señora presidenta: antes de referirme al tema específico de esta sesión, quiero disculparme sinceramente y de todo corazón con mis compañeros de esta Cámara porque durante la última sesión me dirigí de muy mala manera hacia todos los legisladores. Les puedo asegurar que no es mi costumbre y que no va a volver a suceder. Me angustió mucho lo que vi que estaba pasando en el obelisco. En ese momento, alguien me mostró en una computadora los hechos que se estaban sucediendo, mientras todos nosotros estábamos aquí sentados, y quizás malinterpreté la dinámica de esta Cámara. Pido sinceramente disculpas.
Pasando al tema que nos ocupa, quiero expresar que realmente me encuentro sorprendida. Cuando se discutió este asunto en la reunión conjunta de las comisiones de Legislación Penal y de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia me sorprendió que una abogada manifestara que una preocupación muy importante relacionada con este tema era que se cerraran los prostíbulos en la Argentina. Quiero dejar en claro que nuestro país tiene una tradición abolicionista y que los prostíbulos están prohibidos. Repito que quien expresó aquello es una abogada.
Resulta que ahora me encuentro con una diputada que también es abogada -aclaro que sinceramente no se trata de algo personal- y que dice que no hay ley de trata en la Argentina.
Quiero realmente poner en conocimiento de la Cámara que la Argentina ya tiene una ley de trata. Esto está contemplado precisamente en el Código Penal en el artículo 124 bis, y también en el Código Procesal Penal en el artículo 38 bis. Es decir, nosotros ya tenemos una ley de trata, y no es cierto que no la haya.
La Argentina afronta este problema desde fines del siglo XIX y principios del XX. Es decir que cualquier instancia y presentación de un proyecto de trata debe en principio hacernos pensar que estamos ante una instancia superadora de lo que ya tenemos.
Cuando leí este proyecto -también me tomé el trabajo de leer otros que no venían del Senado sino que fueron presentados en esta Cámara- me encontré realmente con la agradable sorpresa de que esta Cámara durante dos años trabajó muchísimo sobre esta problemática que comparto con la diputada preopinante.
Es realmente un problema gravísimo que está pasando en la República Argentina. Las organizaciones de base, las ONG, nos están hablando de entre 400 y 500 mujeres que están dando vueltas por nuestros prostíbulos; la situación es gravísima. Y esto según las denuncias tomadas desde las ONG. Sabemos que hay muchas otras que ni siquiera están siendo denunciadas. Es decir que somos conscientes de la situación planteada.
Es más, sabemos que en el tráfico, en el tema de trata mundial, el 90 por ciento de las víctimas de trata son mujeres, niñas y niños. Y por favor, yo también pido acá que hagamos un esfuerzo los legisladores y legisladoras, porque si firmamos un protocolo que dice que no se debe hablar de menores sino de niños y niñas, debemos respetarlo, no se puede seguir hablando de menores.
En principio, el proyecto que sancionó el Senado nuevamente vuelve a hablar de menores de 18 años (Aplausos.) Por favor, si tanto respetamos los convenios internacionales, respetemos también la letra cuando se hace un proyecto de ley.
Ya hay una primera definición sobre un tema de forma no menor que me parece importante que se corrija. Por otro lado, me vi obligada a presentar un proyecto, que tiene despacho de minoría, porque realmente me sorprendió el nivel de antigüedad de la propuesta que viene del Senado.
No me voy a hacer cargo de lo que están votando en la otra Cámara. Me puedo hacer cargo de lo que se discute acá; y en esta Cámara hubo realmente proyectos muy interesantes, incluso dentro del oficialismo. No me puedo hacer la distraída y evitar nombrar lo que Stella Maris Córdoba trabajó. Presentó un proyecto que es muy superador de lo que finalmente se terminó aceptando en estas dos comisiones (Aplausos en las galerías.)
Stella Maris Córdoba es una compañera del Frente para la Victoria. El proyecto de mi autoría lo pensé muchísimo, porque no quería entorpecer la labor desarrollada con un proyecto más, pero me vi obligada dada la situación, para que quedara testimonio de que hay una sociedad civil y de que algunos legisladores tenemos otro compromiso con la población, y que todo no puede quedar en manos de una simple mayoría.
Trabajar con consenso significa que cuando uno está citando a un especialista o a una organización civil es para escucharlos y para incorporar los conceptos que ellos vierten. Ninguna de las organizaciones civiles con las que tengo trato está de acuerdo con este proyecto de ley. Si realmente las citaron para hacerlas hablar y no llevarles el apunte, no tiene sentido.
Hablando específicamente de esta ley es vergonzozo que en la definición misma de lo que es la trata se haga una diferencia a nivel de víctimas, y voy a explicar por qué. El impacto que esto tiene en la práctica es el vicio del consentimiento, y acá no nos hagamos los distraídos.
Todos sabemos lo que significa el vicio del consentimiento. Cuando se llega al lugar y se encuentra al proxeneta con alguna mujer, éste nos va a decir: "Ellas quieren, tienen más de 18 años, ¿yo qué puedo hacer?" Esta es la situación.
Imponer una pena de tres años es tipificar un delito excarcelable. Hablamos de un proyecto superador por la gravedad que tiene esta situación en la Argentina.
Y quiero contar una anécdota. Ayer por la noche, mandaron a todos los diputados y diputadas un pedido para que por favor participaran de un escrache que se haría en un prostíbulo que funciona en plena Capital Federal y no en una zona marginal, ya que está ubicado en San Pedrito y Directorio. Como se había hecho una cámara oculta sabíamos que adentro había una menor -como dicen ustedes-, es decir, una chica -como digo yo-, de dieciséis años.
Cuando fuimos a hacer el escrache con todas las organizaciones nos encontramos con las puertas cerradas. Golpeamos y tratamos de pedir ayuda. La Justicia se había comprometido a acompañarnos en ese escrache. Aprovecho la oportunidad para agradecer a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, porque rápidamente hizo lugar a la denuncia y contamos con un despacho que resultó muy importante; por eso, le agradezco particularmente a la doctora Alicia Pierini. (Aplausos.)
Mientras estábamos en el lugar -había mucha gente indignada- aparecieron patrulleros de todas partes. En un momento llegamos a contar cinco móviles. También había tres diputados nacionales, a quienes les agradezco que se hayan hecho presentes. Mientras hablaba con el subcomisario de la Comisaría 38, el señor Durán, alguien dice: "¡Tiros! ¡Cuidado! ¡Están en un enfrentamiento!" Desaparecieron todos los móviles y en ese momento llegaron unos autos y empezaron a sacar a las chicas por las casas de los costados. Los vecinos nos decían: "Las están sacando por las terrazas". Luego apareció nuevamente el subcomisario y le hice saber que se las estaban llevando. Estaban los medios, 150 personas, tres diputados nacionales, la Policía Federal y este subcomisario me dijo que la equivocada era yo, porque si la Justicia no se lo ordenaba él no las podía parar. El hecho es que a las chicas se las llevaron en dos autos; uno rojo y otro blanco. De esto tenemos fotografías. Se las llevaron y encima la policía me gritaba que estaba impulsando una acción ilegal junto con otros dos diputados.
Ese fue un verdadero hecho de impunidad. Repito que estaba la Policía Federal, 150 vecinos, todas las ONG, tres diputados nacionales y nadie pudo hacer nada. ¡Nos sacaron a las chicas de las manos! La subieron en dos autos y pudimos ver que eran cuatro pibas. ¿Saben qué pasó? Absolutamente nada. Así actúa el Estado argentino. ¿Qué vamos a decir de ahora en más cada vez que alguien hable de los derechos humanos? ¿Acaso estas chicas no tienen derechos humanos?
Para colmo ese subcomisario que mencioné, con anterioridad se animó a decirnos que íbamos a tener problemas si iniciábamos alguna causa. Por eso, yo también quiero plantear una cuestión de privilegio, porque vulneraron mis fueros y encima me dijeron que me callara la boca. (Aplausos.)
Estuvimos cuatro horas en ese lugar y cuando nos estábamos por ir una de las mujeres que llevaba dieciséis años como víctima de esa red me pidió por favor que no me fuera porque si no a la noche las chicas iban a recibir una paliza terrible.
Aclaro que soy feminista desde hace mucho tiempo; no me hice feminista en los últimos dos meses. Esto lo quiero remarcar porque personalmente he asumido un compromiso con el movimiento de mujeres.
Con respecto al tema de las mujeres que ejercen la prostitución existe una discusión que no tiene nada que ver con este proyecto ni con el tema de la trata. Digo esto porque se está debatiendo si esas mujeres están en situación de prostitución o son trabajadoras sexuales. Personalmente no le hago un "ole" a esta discusión, pero hoy no es motivo de debate; no es el tema que nos ha convocado a esta sesión. En todo caso es una discusión que deberemos llevar adelante con las actoras involucradas y después de escucharlas podremos formar una opinión.
Pensar que el tema de la trata tiene que ver con la prostitución es parte del primer error. Gracias a las ONG que están investigando el trabajo esclavo que existe en la Argentina sabemos que la industria textil de nuestro país se sostiene merced a los trabajadores ilegales que viven en talleres inmundos en los que les pagan cinco pesos por prenda que después se venden a cien pesos. Así se sostiene la industria textil y las grandes firmas en la República Argentina. Es vergonzoso lo que está sucediendo. A pesar de todo continúan ahí, tirados en talleres de los que no pueden salir y sin documentos. (Aplausos.) Todos saben dónde están y, sin embargo, nadie hace nada. Para colmo cada vez que nos hacemos presentes nos amenazan. Quiero dejar una idea que me parece importante en esta definición.
Acuerdo con la señora diputada preopinante que evidentemente los protocolos internacionales nos obligan a tomar medidas. Sin embargo, quiero ser más profunda y exhaustiva, porque la República Argentina tiene un índice de delitos impresionante. La tipificación, de acuerdo con la Secretaría de Estado norteamericana, es preocupante. Tan así es que nos dejaron de prestar dinero por distintas vías. Entonces existe la necesidad de bajar el índice delictual y de sancionar determinadas leyes.
Por este Protocolo de Palermo, que responde a necesidades de la Cancillería norteamericana que tienen que ver con la mafia, el crimen organizado, el terrorismo, etcétera, esta Cámara se vio obligada a votar determinadas leyes, como la ley antiterrorista, que sin embargo se sancionó entre gallos y medianoche, en diciembre de 2006, porque había que hacerlo.
Llamo a la reflexión a los señores diputados a fin de que sancionemos un proyecto que, además de cumplir con el Protocolo de Palermo y con los Estados Unidos para que nos sigan prestando dinero -vaya uno a saber para qué-, sea una buena norma. Por eso no es necesario sancionar la iniciativa que estamos tratando ahora.
Me parece importante confrontar lo que dice el Protocolo de Palermo en su definición de trata con lo que establecen las Naciones Unidas. En tal sentido, el Protocolo entiende por "trata de personas" lo siguiente: "La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concepción o recepción de beneficios para obtener el consentimiento ...", y un montón de cosas más.
Esa definición tan rimbombante mereció una respuesta de las Naciones Unidas. Aclaro que hablamos de las Naciones Unidas y no de la diputada que habla. Sin embargo, esta definición internacional no es la apropiada para ser utilizada en los códigos penales domésticos, ya que tiene demasiados elementos que deberían ser probados por los fiscales, tornando así mucho más difícil el procedimiento. (Aplausos.)
¿Cómo hago para probar todo eso? Es una muy buena observación de las Naciones Unidas que no está hecha con mala intención. Cuando uno firma un protocolo internacional no lo tiene que seguir al pie de la letra. Simplemente, tiene que respetar su espíritu.
Debo decir que la Argentina comienza teniendo en cuenta el Protocolo de Palermo. Pero también tenemos obligaciones con muchos protocolos y convenios vinculados con los derechos humanos, como los de 1949 y 1953. No nos podemos olvidar de eso.
Cuando sancionamos un proyecto de ley y pensamos en el bien jurídico que queremos proteger, me parece importante que aparte del Estado-Nación y de las fronteras -que es a lo que apunta el Protocolo de Palermo- debemos focalizar, a partir de la política vinculada con los derechos humanos -de esto hablamos mucho-, la defensa de los derechos vulnerados de las víctimas de la trata. Podemos hacer las dos cosas. No es que una invalida a la otra. Es necesario tener en los fundamentos toda la tradición de derechos humanos de la Argentina.
Por otro lado deseo leer cuál es la definición de trata que nosotros incluimos en nuestro dictamen de minoría: "Incurre en delito de trata de personas el que capte, reciba, acoja, transporte y/o traslade a una o más personas dentro del territorio nacional y/o desde o hacia el exterior, con fines de explotación económica o cualquier tipo de beneficio para sí o para terceros. A los fines de este artículo, se entiende como explotación lo siguiente: cuando se redujere o mantuviere a una persona en condición de esclavitud o servidumbre; cuando se obligare a una persona a realizar trabajos o servicios forzados; cuando se promoviere, desarrollare o se obtuviere provecho económico o cualquier tipo de beneficio para sí o para terceros mediante la explotación de la prostitución ajena y/o cualquier otra forma de explotación sexual; tráfico de personas para pornografía y/o turismo sexual; el matrimonio servil; cuando se obligare o promoviere la mendicidad para beneficio de terceros; cuando se practicare tráfico de personas para extracción de órganos y/o tejidos humanos; cualquier otra práctica que pudiere enmarcarse en la definición general establecida en el presente artículo o ser análoga a sus incisos."
Es decir que en una definición de trata nosotros no sólo tenemos que poner verbos como pueden ser: "trasladar", "acoger", etcétera. O sea que todo esto puede ser una empresa turística. Nosotros debemos incluir que acá existe explotación con un fin delictual. De lo contrario, estamos haciendo cualquier cosa.
Por eso, realmente les pido que tomemos conciencia de cuál es la situación.
Un proyecto de ley de trata de blancas tiene que trabajar sobre la definición para lograr agilidad, pero también debe contemplar una organización que se ocupe de la prevención y la atención de las víctimas.
Esto no debe surgir de un programa del Ejecutivo, sino de una ley. Debe partir de esta gloriosa Cámara. (Aplausos.)
Entiendo que el Frente para la Victoria tiene una vocación de poder tan avasallante que piensa que va a estar siempre. Lo celebro, pero podría suceder que pierdan. Si se retira esta gestión, podría venir otra y el programa podría desaparecer.
Por eso, les solicito que efectúen una reconsideración y que incluyan en la norma un programa, al igual que se hizo con el INADI y otras instituciones. ¿Quién va a llevar adelante este comité? Entiendo que debe ser plural y participar todos los sectores comprometidos de la sociedad.
¿Dejaremos que sea la Policía Federal? Hasta ahora las víctimas de trata de blancas que han aparecido provienen del trabajo de la Gendarmería. La Policía Federal no encontró a nadie. Cuando los comisarios dicen: "A esta chica la vi", la van a buscar a los cementerios, a los pajonales o aparece una vidente que sueña que la tiraron en algún lugar.
A veces, los comisarios dicen que a una chica la tienen vista. Yo les digo de dónde la tienen vista: de los prostíbulos. Es decir que acá está la complicidad del poder político.
Sabemos que con esta iniciativa nos metemos con las cadenas de hoteles internacionales. La última vez que fueron vistas las chicas que desaparecieron en Tucumán subían a un remis.
Aquí existe una corporación económica que trabaja para que las leyes no funcionen y para que las herramientas jurídicas que se dicten no sean lo suficientemente efectivas como herramientas de lucha contra una de las peores actividades. (Aplausos.)
Nosotros vamos a seguir haciendo "escraches" y movilizándonos. La cultura moderna nos hace pensar en el encierro como lo mejor que le puede pasar a una persona. En la modernidad, para las mujeres se establecieron el matrimonio, los conventos y los prostíbulos; a quien rechazaba esto se la quemaba, a partir de una caza de brujas que pretendía que no quedaran las mujeres sueltas.
Se nos convenció que estar adentro de lugares era maravilloso. A quien sospeche que en la Argentina trabajar en un prostíbulo implica estar ocho horas, cobrar un salario e irse, yo le pido que venga a los "escraches" y entiendan que los prostíbulos tienen rejas. Le sacan la documentación a la gente internada y a las chicas les pegan. Conozco mujeres que han sido liberadas y pueden mostrar los brazos con quemaduras de cigarrillos. Sus cuerpos están llenos de cicatrices. Se enteran de cosas muy graves. Ven la cara de muchas personas, por lo que no se las libera fácilmente. Es decir que son muy pocas las que pueden zafar.
Tampoco pensemos en el mito de que se trata de mujeres jóvenes. En una red de trata de blancas podemos estar cualquiera de nosotros, de nuestros hijos e hijas o de nuestros familiares. En el target de un órgano humano que se necesite podemos estar incluidos todos.
A mí también me dijeron en la comisión: "Diputada, usted lee mucha ciencia ficción; lo que dice de los órganos no existe." Sí, existe: actualmente se está celebrando un congreso internacional en Naciones Unidas por el tráfico de órganos.
Yo no leo ciencia ficción, sino que estoy donde está el pueblo. Me uno a lo que decía Marcela Rodríguez: les pido a mis compañeros de esta Honorable Cámara que no estemos dibujados, votando cualquier cosa sin saber del tema. ¡Vayamos con las ONG! La situación de los prostíbulos y de los talleres clandestinos es más que medieval.
Ayer, con lágrimas escuchaba a esa mujer que me decía que no me fuera. No viene al caso que me quiebre en este momento, pero quienes estamos cerca de las mujeres, conocemos lo que pasa y vimos las heridas...
Conozco a la hermana Martha Pelloni. Sé de las monjas oblatas. No tienen ningún derecho a hacernos esto. (Aplausos.)
SRA. PRESIDENTA(VACA NARVAJA)
Tiene la palabra la señora diputada por Córdoba.
SRA. STORNI, SILVIA (CORDOBA):
Señora presidenta: me hubiera gustado comenzar mi exposición afirmando que, al momento de tratar el proyecto de ley que nos ocupa hoy, esta Honorable Cámara de Diputados por consenso, daría un paso importante en la lucha contra la trata de personas. Pero esto no está ocurriendo, porque una vez más la mayoría nos niega la posibilidad de trabajar en conjunto y considerar las propuestas de distintos sectores de la sociedad -entre ellas, las de otros y otras legisladoras-, desconociendo la gravedad del tema y apelando a la cuestión numérica para sancionar una norma que no agrega ni quita nada a la situación actual.
Hay que dejar en claro que este proyecto de ley propuesto por la mayoría no aporta nada efectivo desde el punto de vista legal para combatir el tráfico y la trata de personas. (Aplausos.)
Si analizamos dicha iniciativa vemos con preocupación que nos quedamos a mitad de camino en la lucha contra un flagelo que va en aumento. Recordemos que, pese a no poder citar cifras exactas, ya que nos estamos refiriendo al crimen organizado, la ONU, a través de sus distintas oficinas, informa que la trata de personas constituye el tercer negocio más lucrativo para la delincuencia organizada a nivel mundial, sólo superado por el tráfico de drogas y el tráfico de armas. Este negocio moviliza anualmente alrededor de 9.500 millones de dólares y, lo que es más grave, involucra al menos a 27 millones de personas que hoy en todo el mundo son o han sido víctimas de explotación laboral, sexual o comercial.
Cada año entre 600 mil y 800 mil seres humanos son víctimas de la trata de personas, problema que afecta básicamente a quienes por distintas cuestiones socio económicas y culturales presentan una mayor situación de vulnerabilidad. Por ejemplo, la Organización Internacional del Trabajo informa que en los tres últimos años, del total estimado de personas reclutadas con fines de explotación laboral o económica -2.450.000 -, el 56 por ciento son mujeres y niñas, y el resto hombres y niños.
En el caso de las víctimas de explotación sexual, el 98 por ciento son mujeres y niñas, según la propia Organización Internacional del Trabajo. En el mismo sentido se ha expedido la Secretaría de Estado de los Estados Unidos de manera reiterada en los años 2005, 2006 y 2007 en los informes sobre trata de personas publicados por la Oficina para el Monitoreo y Lucha contra el Tráfico de Personas. Allí se afirma que la República Argentina se ha convertido en país de origen, tránsito y destino para la trata de personas con fines de explotación sexual o trabajo forzado.
La mayor parte de la trata de personas se realiza dentro del país, desde las zonas rurales a las urbanas con fines de explotación sexual. Además de ello, se observa cómo las mujeres y niñas argentinas son trasladadas a países limítrofes y a Europa Occidental también con fines de explotación sexual.
Las mujeres y niños extranjeros, principalmente provenientes de Paraguay y Brasil, son trasladados hacia la Argentina y Europa Occidental con propósitos comerciales de explotación sexual. Lo mismo ocurre con los ciudadanos y ciudadanas de Bolivia y Perú quienes se encuentran en talleres clandestinos que como dijo la señora diputada Gil Lozano, -que todo el mundo sabe dónde están pero nadie hace nada para investigar.
Frente a este panorama, y teniendo en cuenta la gravedad de la situación planteada, la República Argentina es considerada como incumplidora de las obligaciones asumidas al ratificar el Protocolo de Palermo en el año 2002, permaneciendo desde entonces en la categoría 2 de la lista de observación por segundo año consecutivo. Además no cumple con los requisitos mínimos para eliminar la trata de personas.
Por eso, sería importante avanzar en la sanción de una ley que tipifique el fenómeno de la trata y su regulación en nuestro derecho interno. Pero hacerlo de modo efectivo, no quedándonos a mitad de camino.
Sería importante, y es urgente, sancionar una ley efectiva que permita combatir en serio la trata de personas y que proporcione los elementos jurídicos imprescindibles para combatir el crimen trasnacional organizado, porque de eso se trata, señora presidenta: del crimen trasnacional organizado. No estamos intentando combatir acciones delictivas individuales. No basta con arrestar a un proxeneta ni pedir que trabajen en blanco los empleados y empleadas textiles. Cuando hablamos de trata de personas necesariamente nos referimos a redes que involucran como actores a distintos sectores de la sociedad civil, pero también a quienes forman parte de las instituciones del gobierno.
Cuando hablamos de trata de personas, señora presidenta, estamos hablando de esclavitud, y entonces no basta -creo que ya está probado- concluir en cuestiones declarativas como si estuviéramos en la Asamblea del Año XIII. Y si estamos hablando de esclavitud y queremos combatirla, sabemos también que no debemos limitarnos solamente a la cuestión penal, porque más allá de esto nadie nace queriendo ser esclavo sino que hay situaciones de extrema condición. Entonces, debemos trabajar para terminar con estas situaciones de vulnerabilidad. Por ello, decimos que una ley efectiva debe incluir acciones de prevención y también de contención y asistencia a la víctima. (Aplausos.) La trascendencia del tema que nos ocupa hubiera merecido la aprobación de un texto en el cual confluyesen las opiniones de las ONG y de los bloques opositores, cosa que no ha sucedido, con lo cual el producto legislativo será sólo una tenue reforma al Código Penal que ni siquiera respeta la sistemática del mismo.
Nuevamente, la falta de apertura al diálogo por parte del bloque oficialista nos impide avanzar en un proyecto integral y superador en el cual este complejo fenómeno sea tomado en la agenda pública como una cuestión de Estado. (Aplausos en las galerías.)
El proyecto que cuenta con la sanción del Senado violenta de manera flagrante las disposiciones establecidas en el protocolo, ya que por la redacción utilizada, por la terminología ambigua, no deja en claro si el delito se configura con o sin el consentimiento de la víctima, debiendo de esta manera la víctima tener que comprobar ante la Justicia que no consintió su propia esclavitud favoreciendo a los proxenetas, a los explotadores. (Aplausos en las galerías.)
Esta es una situación terrible, señora presidenta. El engaño, el fraude, la coerción, la violencia y el abuso de autoridad son medios utilizados para capturar a las víctimas, por lo que deberían ser contemplados en la ley como agravantes de la pena, máxime si son elementos que vician la voluntad de las personas.
El consentimiento verdadero sólo es posible y legalmente reconocible cuando se conocen todos los derechos relevantes y una persona es libre de consentir o no. La segunda diferencia que quiero plantear está relacionada con el punto anterior y refiere a la decisión de diferenciar la tipificación del delito, según sean las personas tratadas mayores o menores. Es importante decir que cuando se trata de definir delitos no podemos, para ello, establecer diferencias de edad.
Retomando el tema del consentimiento, propongo tomar una posición expresa sobre la necesidad de no considerar al consentimiento de la persona tratada como eximente o morigerante de la pena. Para ello es preciso agregar en el artículo que "El consentimiento dado por la víctima a cualquier forma de explotación definida en este artículo no constituirá causal de exoneración de la responsabilidad."
Como decía, el delito de la trata es uno solo, porque en todos los casos estamos frente a personas en situaciones de vulnerabilidad, con lo cual independientemente de la edad el consentimiento se encuentra a todas luces viciado.
Pero toda esta discusión acerca de si hubo o no consentimiento no tiene que ver sólo con la edad de las víctimas ni expresa una redacción caprichosa del proyecto de la mayoría, sino que está ligado directamente, con la inclusión de los medios comisivos para establecer si hubo o no delito.
Otra diferencia con la propuesta de la mayoría está relacionada con la creación de un Programa de Prevención. El Protocolo de Palermo es claro en su artículo 9° al prescribir como fines lo siguiente: prevenir y combatir la trata de personas, con especial atención a las mujeres y los niños; proteger y ayudar a las víctimas de dicha trata, respetando plenamente sus derechos humanos, y promover la cooperación entre los Estados parte para lograr esos fines.
Por ello, con el fin de cumplir con el protocolo y en el convencimiento de su importancia, nuestro dictamen promueve la creación del Programa Nacional para la Lucha contra la Trata de Personas y para la Protección y Asistencia de las Víctimas, con lo que estamos adhiriendo y legislando para el efectivo cumplimiento de los fines antes desarrollados, sobre todo el de proteger y asistir a víctimas según los principios de derechos humanos, a través de la debida capacitación, información y asistencia destinada a combatir uno de los delitos más lucrativos del mundo, que constituye un flagelo mundial y que está instalado en la Argentina desde hace bastante tiempo.
Como ya dije, el delito de trata de personas es considerado como uno de los más graves atentados contra la dignidad de la persona humana, constituyendo una clara violación a los derechos humanos, por lo cual es fundamental la tarea y el rol del Estado en la implementación de políticas públicas destinadas a la prevención del delito de trata y a la asistencia de las víctimas.
Hoy, tenemos la oportunidad de legislar para tratar de hacer justicia frente a una vieja forma de esclavitud que continúa instalada en el siglo XXI.
Depende de nosotras y nosotros elaborar el instrumento jurídico que permita combatir y castigar este delito -insisto- absolutamente violatorio de los derechos humanos.
Por último, quiero hacer una breve referencia a lo ocurrido anoche en un prostíbulo de la Ciudad de Buenos Aires, donde incluso estuvimos presentes con el señor diputado Lanceta. Esto ya fue planteado por la señora diputada Gil Lozano. Estuvo muy claro para nosotros y para todos los que estuvimos presentes en ese momento que realmente existe una situación de absoluta impunidad para con este delito. (Aplausos.)
No hubo presencia de la Justicia a pesar de haber existido una denuncia. La policía, lejos de proteger -porque su función no es solamente represiva sino también de protección y de prevención-, terminó en un momento dado advirtiendo casi en forma amenazante que había que tener mucho cuidado con lo que se decía porque podíamos ser derivados a la Justicia por mentir o falsear los hechos. Pero después, en nuestras narices, la persona encargada del local sacó por los techos y otros lugares a personas jóvenes que obviamente se encontraban allí, y según lo dicho por organizaciones no gubernamentales y algunos vecinos, ejercían la prostitución en condiciones de esclavitud. No estamos hablando de consentimiento, sino de esclavitud. No hay que confundirse: estamos hablando de situaciones de trata.
Decía que podemos llegar a perder una oportunidad histórica de legislar haciendo justicia. Por ello, es que debemos tomar conciencia de este gravísimo fenómeno que tiene lugar en la Argentina, que -repito- es el tercer delito mundial y requiere una toma de conciencia no sólo de la sociedad civil sino también del Estado.