Período:126 Reunion:27 Fecha:30/10/2008 MANIFESTACIONES EN MINORÍA


SR. PRESIDENTE(FELLNER) No habiendo quórum, declaro fracasada la sesión especial.
Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.


SR. FERRO, FRANCISCO JOSE (BUENOS AIRES): Señor presidente: desde el bloque de la Coalición Cívica hemos pedido esta sesión especial y agradecemos el acompañamiento de señores diputados de otros bloques, como los del Partido Socialista, el Justicialismo Republicano, el Partido Liberal de Corrientes y el radicalismo.
El objetivo es advertir sobre las graves consecuencias económicas, sociales y políticas que pueden devenir si el gobierno nacional no toma conciencia de la grave situación por la que está atravesando el interior productivo de la Argentina.
Hacemos esta advertencia con la autoridad moral y política que nos da haber señalado ya en noviembre del año pasado, mucho antes de que se desencadenara el conflicto con el sector agropecuario, en un documento que titulamos "Dejar en paz al campo", la preocupación con que desde nuestro bloque veíamos la serie de interferencias políticas que agredían al sector productivo y que estaban colmando la paciencia de los productores.
El gobierno estuvo lejos de constituir una alianza estratégica con ese sector productivo, que hizo el mayor aporte para que la Argentina saliese de la crisis terminal de los años 2001 y 2002, generando un aumento permanente de los volúmenes producidos durante el período 2003 a 2008.
El sector agropecuario aprovechó un contexto internacional favorable para multiplicar la producción, la inversión y el empleo. Fue en las ciudades de base agropecuaria o industrial-agropecuaria en las que primero se resolvió el problema del desempleo.
Lejos entonces de constituir una alianza estratégica con ese sector, el gobierno no sólo no tuvo palabras de reconocimiento al esfuerzo de los productores, sino que además generó una serie de políticas que los agredieron desde el punto de vista económico -con un aumento permanente de la presión tributaria, vía retenciones- y desde lo simbólico, ya sea no reconociendo su esfuerzo o remitiéndose a categorías del pasado ya superadas por la historia para descalificar a este importante sector de la vida económica argentina.
Actualmente, atravesamos una situación muy particular. Tuvimos ese conflicto de 120 días con el resultado que todos conocemos. Si bien todos los argentinos perdimos, ganaron la República y la democracia, porque el Parlamento, en un gesto de autonomía política, dio por tierra con la pretensión del gobierno de ratificar por ley una resolución que estableció un sistema de retenciones móviles que, en nuestra opinión y en la de la mayoría de este Congreso, era irracional, inconsistente e inconveniente.
Producida la derogación de la resolución 125 y el cambio de autoridades vinculadas con el sector agropecuario -sobre todo la asunción del secretario Cheppi-, se abrió un compás de espera y una luz de esperanza de que podrían revertirse las políticas aplicadas. Lamentablemente, eso no ocurrió.
Hoy, vemos que el sector agropecuario pasa por una situación límite, ya que los precios de los productos de origen agropecuario, como consecuencia de la crisis financiera internacional, han caído alrededor de un 50 por ciento desde el momento en que tratamos aquella temática en este recinto.
Paralelamente a ello, nos encontramos en una etapa donde el productor tiene que invertir para el cultivo de la cosecha fina y gruesa. Lo debe hacer en un momento en que no tiene financiamiento y cuando se presentan altísimos costos de los insumos. Hay algunos de ellos que han aumentado un 300 por ciento desde la última campaña, con lo cual los márgenes brutos de todas las actividades agropecuarias son negativos, salvo la soja en campo propio.
Los márgenes de indiferencia -es decir, el volumen de cultivo que debemos producir para cubrir los costos- están por encima del promedio nacional de rendimientos. Si el promedio nacional de rendimiento de la soja de primera está en el orden de los 2.800 kilos por hectárea, el margen de indiferencia se encuentra en 3.200; en el caso del maíz, el margen de indiferencia está en 7.600 kilos por hectárea, cuando el promedio nacional se encuentra en menos de 7.000; con respecto al trigo, el margen de indiferencia está en 44 quintales por hectárea, mientras que el promedio se encuentra en 35. Es decir que todo el sector productivo trabaja a pérdida, lo que ya está impactando muy fuerte en toda la economía del interior.
Así como la recuperación de la economía luego de la crisis de los años 2001 y 2002 surgió desde el interior hacia los grandes centros urbanos, la actual crisis y recesión se profundizará primero en el interior y luego llegará a las grandes ciudades.
Si se toma contacto con cualquier actividad comercial que se desarrolla en el interior productivo, sin importar la rama de actividad, se encontrará una caída en las ventas del orden del 30, el 40 y hasta el 50 por ciento. Ni hablemos de quienes proveen maquinarias o insumos no esenciales para la actividad agropecuaria, donde la parálisis es total.
Queremos advertir sobre esta situación y por eso hemos presentado un proyecto que tiene dos aspectos. Por un lado, pretende recuperar para el Parlamento sus facultades de fijar los derechos de exportación e importación.
Esta es una facultad que la Constitución otorga claramente al Congreso Nacional, y el Poder Ejecutivo está actuando por obra de un poder delegado. Por ello, proponemos crear una comisión especial permanente para que revise semestralmente las alícuotas que gravan la importación y exportación de productos, atendiendo los intereses de todos los sectores económicos y el bienestar general. Las alícuotas se irían fijando en función de ese análisis concienzudo.
Para el caso puntual de las producciones agrícolas y pecuarias, planteamos una reducción sustancial de las retenciones que existen en este momento, a fin de devolver la rentabilidad al sector agropecuario. Sabemos que cuando el sector agropecuario tiene rentabilidad, como ya lo probó en los años 2001 y 2002, invierte toda la renta que obtiene de su desenvolvimiento económico en sus propias comunidades, mejorando su explotación, cambiando sus vehículos e incorporando tecnología.
Ese círculo virtuoso que vivió la Argentina desde 2003 hasta el año pasado, lamentablemente se paralizó como consecuencia de una medida inconveniente del gobierno y, posteriormente, en razón de la crisis financiera internacional.
Necesitamos tomar medidas urgentes en relación con esta temática, porque si no las consecuencias van a ser gravísimas, no ya desde el orden económico sectorial sino desde el punto de vista social y político.
Ayer, recibimos a intendentes de diferentes provincias productivas. Tenían distintos colores políticos, incluso algunos eran del Partido Justicialista. Nos dijeron que ya están notando que en las oficinas de Acción Social de sus respectivos gobiernos la gente hace fila pidiendo trabajo, comida y cosas elementales. Todo esto es consecuencia de esta parálisis económica que se vive en el interior del país.
Se podrá decir que no es el momento, que hay que cuidar los recursos fiscales y que cualquier reducción en las retenciones va a significar un sacrificio fiscal en esta hora inoportuna. Nosotros decimos que el gobierno y el Estado van a tener que enfrentar ese sacrificio fiscal bien por el hecho de bajar las retenciones para mantener la actividad productiva o bien porque va a caer sustancialmente la producción.
En el primer caso tendrá que enfrentar un sacrificio fiscal, pero no habrá sacrificio económico ni social; en el segundo supuesto -si baja la producción-, además del sacrificio fiscal el Estado va a tener que enfrentar un problema social, un problema económico y un problema político en el interior de la Argentina. Por eso, queremos advertir sobre esta situación.
Agradecemos la presencia en este recinto de hombres y mujeres de otros bloques, así como la de hombres y mujeres del sector agropecuario que nos están acompañando. También le agradecemos a usted, señor presidente.
Vamos a continuar convocando a sesiones especiales semanalmente hasta lograr instalar esta discusión, porque lo hacemos en beneficio de la Nación en toda su extensión. ¡Ojalá logremos el quórum necesario para debatir estas medidas! (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE(FELLNER) Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.


SR. MORINI, PEDRO JUAN (SANTA FE): Señor presidente: adhiero a los conceptos vertidos por el señor diputado Ferro.
La situación que vive el campo no es ajena a lo que veníamos advirtiendo desde hace tiempo. Lo mismo han hecho gran parte de los bloques de la oposición.
Hoy, el interior del país vive prácticamente una situación de parálisis, debida tanto a la poca actividad comercial como al poco movimiento que generan las empresas, los productores agropecuarios y toda esa actividad en general. Casi no queda sector alguno ligado al campo que tenga rentabilidad.
Muy bien ha explicado el señor diputado preopinante lo que ocurre con los cereales. Pero si observamos lo que pasa con nuestras carnes, con nuestra lechería y con distintas economías regionales, veremos que el denominador es común: la falta de rentabilidad y los problemas de comercialización, que son los que más agravaron la situación. La intervención de organismos del Estado ha creado desazón en la gente ligada a este sector.
En plena crisis, dijimos que si hubiera existido un pacto entre el gobierno y el campo se podrían haber liquidado más de veinte millones de toneladas de soja, que hoy ascienden a 15 o 17 millones. Están guardadas, pero también devaluadas. El Estado perdió la posibilidad de cobrar el 35 por ciento en concepto de retenciones a un precio que era casi el doble del que se comercializa hoy. Nuestros productores no pudieron hacerse de una renta importante para volver a sembrar en esta temporada.
Me acuerdo de los dichos de un comerciante que, hace algunos años, me comentó: "Se lo facturé caro, pero no me lo pagaron." En realidad, esto es así; es decir, el gobierno insiste con una alta tasa en las retenciones y resulta que el sector no comercializa lo que queda, que es prácticamente el 50 por ciento de la cosecha de soja. Por eso, en el día de ayer presentamos un proyecto para rebajar en un 80 por ciento las retenciones agropecuarias hasta tanto se normalice la situación en los precios de las commodities. No es que estemos de acuerdo con las retenciones, pero debemos ser responsables ante la situación que está viviendo el país.
Creemos que esa alternativa permitiría que la gente de campo vuelva a comercializar esos productos que están guardados y también que el Estado pueda hacerse de lo que le corresponde, aunque quizás en menor cuantía al plantearse una rebaja de ese tipo.
Creemos que eso va a poner nuevamente en marcha el aparato productivo del interior. No tengo dudas de que si ello ocurriera tendríamos nuevamente una actividad muy fuerte en el interior. Ello permitiría salir de la situación que hoy no solamente está golpeando al interior sino también a los centros urbanos más importantes del país.
Hace pocos días, se firmó un acuerdo con el sector lácteo que no se está cumpliendo. Se trata de acuerdos que se firman como en una comisaría, con el secretario de Comercio Interior, donde se impone un precio que de antemano se sabe que no se va a cumplir. Lo mismo está ocurriendo con el sector de las carnes, donde tenemos un problema gravísimo con los encajes para poder exportar; esto también se repite en el caso de la leche en polvo.
Por lo tanto, no denunciar lo que decía el señor diputado Ferro sería una atrocidad de nuestra parte, porque los que vivimos en el interior y estamos todos los días al lado de la gente que trabaja de sol a sol nos damos cuenta de que esta situación se agrava cada día. No queremos que nos vuelva a ocurrir lo que nos pasó tiempo atrás, porque en realidad todos vamos a terminar perdiendo.
Creo que todavía estamos a tiempo. El gobierno tiene las herramientas para poder hacerlo. Más allá de que los precios internacionales hayan caído, todavía tiene la posibilidad de rebajar las retenciones para que la gente pueda obtener mejores precios.
Creo que el pedido no es solamente una cuestión de perseverancia en el reclamo sino de subsistencia, porque la realidad nos dice que muchos de los campos que se trabajaban este año se han dejado de arrendar, que muchos productores están pensando en sembrar lo mínimo y necesario y que mucha gente ya se ha deshecho de gran cantidad de hacienda, incluso por el problema de la gran sequía que afectó a la mayoría de las provincias argentinas.
Lo mismo está ocurriendo con los tambos. Si seguimos con este ritmo, no tengo dudas de que a corto plazo vamos a tener que importar leche. Los argentinos consumimos 8.000 millones de litros de leche por año, y este año apenas vamos a sobrepasar esa cantidad, por lo que casi no nos va a alcanzar para cumplir con los compromisos de las exportaciones.
Con respecto a las carnes, cada día que pasa se acelera este proceso de mayor consumo y de menor producción, por lo que vamos a tener una situación similar. Y si encima tenemos en cuenta que este año seguramente no vamos a igualar la cantidad de toneladas que se produjeron el año pasado, también vamos a entrar en una espiral de caída.
Por eso, decimos que hay que reflexionar sobre esta situación. Hay que tomar las medidas conducentes para que nuevamente se pueda poner en marcha el aparato productivo, que -como también decía el señor diputado preopinante- no solamente consiste en producir leche, carne y granos, sino que también se refleja en los cambios de maquinaria y herramientas, en los tractores y en todo lo que respecta a la actividad agropecuaria.
Ayer, los propios intendentes que vinieron a vernos nos decían cuánto se ha frenado la actividad en sus municipios. ¿Por qué ocurre esto? Porque, indudablemente, cuando se frena la actividad agropecuaria se frenan el comercio, la industria y también la actividad bancaria.
Por eso, insistimos en que creemos que tenemos las herramientas para poder realizar esos cambios, pero la definición la tienen que tomar aquellos que tienen la posibilidad de hacerlo. Nosotros, teniendo en cuenta la situación que vive el país, planteamos que tenemos que ser muy cautos ante la realidad interna que estamos viviendo; de lo contrario, este cóctel entre lo externo y lo interno se va a transformar en un explosivo que no vamos a poder contener. (Aplausos.)


SR. PRESIDENTE(FELLNER) Tiene la palabra la señora diputada por Córdoba.


SRA. MORANDINI, NORMA ELENA (CORDOBA): Señor presidente: adhiero a esta iniciativa y -usando palabras del señor diputado Morini- voy a persistir en el reclamo.
Frente a la coincidencia de que hoy el calendario nos indica que se cumplen veinticinco años de democracia, en mi caso personal -creo que lo mismo le debe ocurrir a la mayoría de los que estamos aquí sentados- siento una profunda emoción.
En aquellos momentos de mayor crisis del campo la ausencia de diputados era tal vez la mayor presencia. Recién, cuando miraba las bancas vacías, recordé que mi madre siempre decía que cuando ellas empezaron a caminar alrededor de la plaza de Mayo eran nada más que ocho. Esas ocho mujeres golpeaban puertas en Córdoba y las puertas se cerraban. De modo que estas manifestaciones en minoría nunca suenan mejor que un día como hoy, en el que celebramos que se cumplen veinticinco años de democracia, porque valió la pena, con todo lo que seguimos penando.
No importa que en este reclamo a veces parezca que somos pocos, porque seguramente será como ha pasado con las Madres, que comenzaron siendo ocho y hoy son multitudes las que las abrazan, como se grita en la plaza.
Estoy convencida de que al seguir insistiendo en nuestros reclamos no estamos solos, sino que de alguna manera estamos poniendo voz a ese pedido que no se escucha en Buenos Aires pero que se está haciendo en nuestro interior y en el país todo.
Celebremos la democracia porque sólo con libertad podemos gritar y reclamar que está faltando mucho para ponerle corazón a una democracia que no es sólo no tener un general en la Presidencia o venir a votar cada dos o cuatro años, porque se trata de que finalmente los argentinos que somos diferentes podamos ser todos iguales ante la ley. (Aplausos.)


SR. PRESIDENTE(FELLNER) Tiene la palabra la señora diputada por Santiago del Estero.


SRA. VELARDE, MARTA SYLVIA (SANTIAGO DEL ESTERO): Señor presidente: muy brevemente quiero manifestar que nuestra presencia es el testimonio del compromiso del reclamo de urgentes medidas para el sector agropecuario.
Este Congreso logró pacificar al país con la caída de la resolución 125. Esto no es un dato menor, como tampoco fue una tarea menor, pero sabemos que hay mucho por hacer y que el desarrollo del sector agropecuario y del país es una inmensa tarea colectiva que nos involucra y compromete a todos.
Estamos convencidos de la necesidad de un programa agropecuario nacional a mediano y largo plazo. Eso es cierto, pero necesitamos medidas urgentes que den un salvataje a un sector que está viviendo horas aciagas.
Por eso, es que nosotros adherimos a este proyecto y nos parece que, como medidas urgentes para el sector, se debe plantear la disminución de las retenciones agropecuarias y una apertura seria y cierta de las exportaciones agropecuarias.
Cuando Guizot, en la Francia prerrepublicana, recibió el ofrecimiento del Ministerio de Finanzas, le contestó al rey Luis XVI: "Dadme una buena política y os daré buenas finanzas", y fue el ministro de Finanzas de Francia.
Nosotros estamos convencidos de que, desde el punto de vista técnico, cualquier medida agropecuaria sólo tendrá un verdadero y real sustento a partir de una buena política para el sector. De allí nuestro compromiso de luchar y trabajar en el ámbito en el que debemos hacerlo, que es el Congreso de la Nación, a fin de diseñar una buena política para el sector agropecuario. De ahí nuestra presencia en este recinto y el pedido de un urgente tratamiento de esta cuestión. (Aplausos.)


SR. PRESIDENTE(FELLNER) Con las expresiones vertidas por los señores diputados se dan por concluidas las manifestaciones en minoría.

- Es la hora 11 y 12.

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