Período:124 Reunion:38 Fecha:08/11/2006 DÍA NACIONAL DE LA JUVENTUD


SR. PRESIDENTE(BALESTRINI) Continúa la sesión.
Corresponde considerar el dictamen de las comisiones de Derechos Humanos y Garantías y de Legislación General recaído en el proyecto de ley del Poder Ejecutivo por el que se instituye el día 16 de septiembre de cada año como Día Nacional de la Juventud, en conmemoración de la denominada "Noche de los lápices". (Expediente0051-pe-2006).

SR. PRESIDENTE(BALESTRINI) En consideración en general.
Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.


SR. CARLOTTO, REMO GERARDO (BUENOS AIRES): Señor presidente: vamos a tratar un proyecto que nos ha enviado el Poder Ejecutivo declarando el 16 de septiembre de cada año como el Día Nacional de la Juventud, en conmemoración de lo ocurrido en la denominada "Noche de los lápices".
En la madrugada del 16 de septiembre de 1976, en la ciudad de La Plata, fue secuestrado un grupo de estudiantes secundarios. Se trataba de un conjunto de jóvenes dirigentes de la escuela secundaria, que tenían entre 14 y 18 años.
Desaparecieron entre ocho y nueve compañeros, de los cuales seis aún continúan desaparecidos: María Claudia Falcone, María Clara Ciocchini, Horacio Úngaro, Daniel Racero, Claudio de Acha y Francisco López Muntaner.
Es importante recordar todas esas cosas, porque el significado emblemático de "La noche de los lápices", operativo contra estos jóvenes que estaban luchando por reivindicaciones profundas ante la pérdida de derechos -entre ellos, el boleto estudiantil secundario-, estuvo enmarcado en la persecución del movimiento estudiantil secundario.
Aún hoy más de doscientos estudiantes secundarios continúan desaparecidos como consecuencia de lo que fue el terrorismo de Estado. Se buscó desarticular rápidamente el funcionamiento de ese magnífico movimiento estudiantil que buscaba la participación y el proceso de inclusión.
Militaban en las barriadas más pobres y vinculaban a los sectores medios con los hijos de los trabajadores, que no tenían acceso a la educación pública. O sea que no se trataba solamente de la reivindicación de un hecho concreto, sino de un movimiento de lucha para construir un país distinto.
A más de treinta años estamos recordando ese hecho y propiciando que su conmemoración sea un día de reflexión y no de esparcimiento, donde los jóvenes no tengan clases. No buscamos que se produzca lo que acontece el 21 de septiembre -Día de la Primavera-, sino que exista un criterio de reflexión.
Creo que debemos utilizar este criterio no sólo para aquellos que eran estudiantes secundarios, que son quienes inspiran esta fecha, sino que debemos ampliarlo a ese enorme número de jóvenes que durante la década del 70 tenían entre 19 y 25 años, que conformaban la militancia y eran jóvenes trabajadores.
En la Argentina hoy estamos volviendo a hablar de los jóvenes trabajadores y, en este sentido, estamos reivindicando desde la acción, en el proceso de inclusión social a través del trabajo que dignifica, a aquella juventud que luchaba por el acceso a una educación igualitaria.
A lo largo de los años los jóvenes han sido las víctimas predilectas del sistema de desigualdad; han sido quienes padecieron mayor exclusión; aquellos que de ser los artífices de la construcción del futuro pasaron a ser los sospechosos y perseguidos.
Me parece que este proyecto viene a revivir hoy aquí la historia de hace treinta años, pero también el objetivo del presente; no un objetivo para que construyamos el futuro que se merecen los jóvenes, sino el objetivo para éstos sean partícipes y constructores de su presente.
La inclusión social es hoy un desafío esencial, y el hecho de que esta fecha sirva también para la reflexión sobre las deudas que el sistema democrático tiene, en particular hacia los jóvenes, debe ser para nosotros parte del objetivo que este proyecto impulsa.
La democracia también debe ser reflexión y memoria. Hace pocos días en este recinto tuvo lugar el Parlamento Juvenil, donde 257 jóvenes provenientes de todas las provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se reunieron para deliberar sobre sus derechos y obligaciones en el marco de la discusión de la Ley Nacional de Educación. Allí se arribó a una conclusión que debemos tener muy cuenta, a una demanda de la que debemos ser portadores: ellos demandaron participación a través de los centros de estudiantes de cada uno de los colegios secundarios del país. Jóvenes provenientes de distintos lugares, con experiencias diferentes y de extracciones sociales distintas, coincidieron en el sentido de que la participación era un punto necesario y que aquellos que contaban con los instrumentos para lograrla, debían facilitarlos.
Este también es un mensaje para este presente. La memoria de aquellos jóvenes que participaron y lucharon y cuyas vidas fueron arrebatadas por el terrorismo de Estado está hoy multiplicada en miles de jóvenes que buscan, reivindican y se sienten interpretados a través de la historia. Nuestra historia y nuestra memoria no son hechos estancos sino parte de una dinámica que debemos comprender.
El desafío del presente es impulsar acciones tendientes a que los jóvenes sean verdaderos y legítimos actores de derecho. Entonces, el desafío de nuestro presente es para esa juventud que debe acceder a la educación pública, al trabajo digno, para aquellos casi dos millones de jóvenes que realizan trabajos voluntarios en el país, y para aquellos jóvenes que buscan los espacios de participación, sea participación política, sindical, social o cultural.
Nosotros debemos asumir el desafío de ser intérpretes de su realidad y generar los espacios para que participen en la construcción de la realidad de acuerdo con su modalidad. Esto para nosotros es convertirlos en sujetos de derecho.
Por eso este proyecto viene a recordarnos aquel día emblemático en nuestra historia, para que los jóvenes tengan no solamente ese punto de reflexión en la memoria, en la comprensión del pasado más trágico, sino que también sean actores en la construcción de su presente. (Aplausos.)


SR. PRESIDENTE(BALESTRINI) Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.


SR. AZCOITI, PEDRO JOSE (BUENOS AIRES): Señor presidente: desde la Unión Cívica Radical vamos a acompañar esta iniciativa porque creemos que aquel episodio trágico del 16 de septiembre de 1976 se enmarca en una de las peores jornadas que vivió nuestro país bajo el terrorismo de Estado instaurado por la dictadura.
Aquellos jóvenes que peleaban por el boleto estudiantil eran alumnos de distintas escuelas secundarias de la ciudad de La Plata, y vale la pena recordar sus edades y sus nombres, porque las primeras van a mostrar y transmitir aún más la crueldad de quienes sometieron a una ciudad como La Plata durante aquellos años.
Fueron Claudia Falcone, 16 años; María Clara Ciocchini, 18 años; Claudio de Acha, de 17 años; Daniel Racero, 18 años; Horacio Úngaro, 17 años, y Francisco López Muntaner, 16 años. Todos ellos continúan al día de hoy desaparecidos.
Y no fue casualidad. Si uno toma el informe de la Conadep, analiza el "Nunca más" y ve quiénes formaron parte de esa larga lista de desaparecidos, se aprecia que en uno de los principales ítem están -como no podía ser de otra manera- los jóvenes, y dentro de ellos, particularmente, los estudiantes.
Como decía, esto no fue casualidad; había que castigar a quienes pensaran diferente. Había que terminar con aquellos que pensaban diferente porque, por supuesto, las dictaduras, el terrorismo de Estado, no aceptan al diferente, a aquel que es capaz de discrepar. El "pecado" -entre comillas- que cometían estos jóvenes que peleaban por el boleto estudiantil era discrepar con la dictadura y reclamar por una reivindicación que consideraban justa y lógica.
Este hecho se enmarca en lo que fue todo aquel período. En aquellos años yo era presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de La Plata, y me tocó vivir muy de cerca todo este proceso del terrorismo de Estado, que casualmente se inició en la ciudad de La Plata en 1974 con la muerte de dos funcionarios de la universidad: Achem y Miguel.
En este recinto hay unos cuantos que en aquella época eran estudiantes de la Universidad Nacional de La Plata, y recordarán lo que fueron esos años y, en particular, este episodio de "La noche de los lápices". En rigor, La Plata fue una de las ciudades más castigadas por el terrorismo de Estado, el anterior a 1976 y, mucho más, el posterior al 24 de marzo de 1976.
Pocos días antes de la desaparición de estos chicos por el reclamo del boleto estudiantil caían asesinados Sergio Karakachoff -alguien muy caro para mí- y Domingo Teruggi, quienes también habían sido militantes en la Universidad Nacional de La Plata.
Considero que esta iniciativa es importante porque los jóvenes tienen que tomar el 16 de septiembre como una jornada de reflexión. Porque la única garantía que tenemos para que no se vuelva a repetir este tipo de episodios que enlutan la historia argentina es que tomemos conciencia. Ello sucederá a partir de razonar en conjunto con los jóvenes de hoy respecto de qué hacían los jóvenes de ayer y por qué desaparecieron y fueron asesinados. En mi opinión, ese es el sentido profundo de esa jornada.
La mano del terrorismo de Estado recayó sobre aquellos que pensaban diferente, sobre la universidad y las escuelas públicas y sobre estos chicos, que fueron sus víctimas. Como ya lo señalé, entonces la idea era que había que ir contra aquel que pensaba distinto, discrepaba e intentaba esbozar algún grado de articulación para oponerse a la dictadura militar.
Recordé un episodio previo, que sucedió el 11 de septiembre en la ciudad de La Plata cuando mataron a Sergio Karakachoff y a Domingo Teruggi. En el cementerio platense despidió los restos de estos amigos y compañeros quien había sido gobernador de la provincia de Buenos Aires en 1963, el doctor Anselmo Marini. Parafraseando a Sarmiento, dijo una frase que también es aplicable para quienes unos días después asesinaron a estos chicos.
Aquel día el cementerio platense estaba plagado de parapoliciales y policías que se paseaban con sus armas largas entre los panteones, cuando allí solo había un puñado de hombres y mujeres que, sin distinción política, estábamos despidiendo a los amigos muertos. Parafraseando a Sarmiento, dijo Anselmo Marini: "Bárbaros, las ideas no se matan."
Podemos aplicar esa misma frase, sin temor a equivocarnos, a quienes asesinaron a los chicos en "La noche de los lápices": Bárbaros: las ideas no se matan, porque no pudieron matar la idea de participación, la idea de rebeldía que anida en la juventud argentina.
Por eso hoy, tomando el ejemplo de estos chicos, los centros de estudiantes florecen a lo largo y ancho del país, peleando por las reivindicaciones de los estudiantes y por la defensa de la educación pública. (Aplausos.)Sr. Presidente (Balestrini).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.


SR. TONELLI, PABLO GABRIEL (BUENOS AIRES): Señor presidente: quiero expresar la adhesión de nuestro interbloque a esta iniciativa, y también la mía personal, porque este triste episodio ocurrió en la ciudad de La Plata, en la que nací y he vivido toda mi vida.
Asimismo, conocía a algunas de las familias de estos chicos y sé perfectamente, porque lo viví, lo que significó el proceso y la represión en aquellos años en la ciudad de La Plata, que efectivamente debe haber sido la ciudad más castigada por la represión en todo el país. Posiblemente eso haya ocurrido por la importancia que tenían la Universidad y los colegios secundarios.
Si bien todos sabemos que el llamado proceso de reorganización nacional -la dictadura que sometió al país entre 1976 y 1983- cometió innumerables hechos aberrantes, sumiendo al país en una especie de noche en la que todos tuvimos que sobrevivir, realmente hay algunos que son más aberrantes que otros y que suscitan mayor espanto. Seguramente este es uno de esos hechos, porque como ha sido recordado anteriormente, se trataba de personas muy jóvenes, de chicos que estaban haciendo sus primeras armas en política y en tareas sociales y comunitarias. Eran estudiantes de colegios secundarios, cuyo pecado y cuyo crimen fue reclamar la vigencia del boleto estudiantil que había sido suprimido por la dictadura.
Reitero que este es uno de los hechos más aberrantes que ocurrió en esos años, y basta simplemente con pensar en la imagen de hombres de las fuerzas de seguridad y de las fuerzas armadas peleando y luchando contra jóvenes de 16 y 17 años. Sólo imaginar la escena provoca un horror difícil de superar.
Todo el crimen de estos jóvenes había sido -insisto- pelear por el boleto estudiantil, tener un ideal, una ilusión.
En este punto quiero recordar una frase de José Ingenieros en su libro El hombre mediocre, cuando dice que no se nace joven sino que hay que adquirir la juventud, y que la juventud no se adquiere sin un ideal.
Por eso estos chicos eran jóvenes: porque tenían un ideal, porque lo defendieron y por esa razón la dictadura se ensañó con ellos.
Sería realmente una aspiración muy loable que el Día Nacional de la Juventud que hoy vamos a declarar, si se aprueba este proyecto, sirva para que todos los años se repita la reflexión, la concientización de nuestros jóvenes y de toda la ciudadanía en torno a la gravedad de hechos como este, que fueron emblemáticos por el horror al que nos sometió la dictadura militar.
Ojalá sirva ese día de reflexión para crear conciencia, para crear educación democrática y para que hechos como este verdaderamente no se repitan nunca más en nuestro país. (Aplausos.)


SR. PRESIDENTE(BALESTRINI) Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.


SR. DIAZ BANCALARI, JOSE MARIA (BUENOS AIRES): Señor presidente: como no podía ser de otra manera, nuestro bloque quiere expresar su adhesión a esta iniciativa que tiene como finalidad mantener total y absolutamente clara la conciencia democrática haciendo ver uno de los hechos más lacerantes, una de las heridas más profundas que tuvo la noche trágica del período 1976/1983 dentro de nuestra historia reciente.
Hace unos días estuvimos a punto de rendir homenaje a un ex dirigente de la Unión Cívica Radical, don Ricardo Balbín. Quiero recordar aquellos tiempos porque no había distinciones de partidos cuando estábamos tratando de encontrar a los que no se hallaban, de liberar a los que estaban encarcelados y de ver cómo hacíamos para que esas circunstancias, que eran tremendas, fueran advertidas por el conjunto de la sociedad. Ello, mientras algunos señores periodistas que actualmente siguen teniendo voz en los medios de comunicación gracias a la democracia, decían que los argentinos éramos derechos y humanos, que los campos de concentración eran un invento de los subversivos para desprestigiar a la Argentina y que los desaparecidos estaban en viaje de turismo en algún lado.
Nosotros no buscamos revanchismos ni venganzas, sólo pretendemos la verdad y la justicia; pero queremos hacer reflexionar a todos -jóvenes o no- sobre los discursos que se siguen escuchando en diversos medios de comunicación llamando la atención sobre distintas actividades que desarrollamos quienes hemos abrazado la vocación de la política y promoviendo alguna adhesión a cierta metodología de carácter violento, duro, antidemocrático y tiránico.
Este día de reflexión debe servir para que todos los jóvenes y el resto de los argentinos estemos permanentemente alertas sobre estos enemigos que son reales, que están allí, algunos de los cuales se muestran desembozadamente y siguen con un discurso terrorífico. Este día debe servir para que quienes padecimos el tremendo dolor de no haber podido encontrar a veces a nuestros seres queridos o no haber podido liberar a tiempo a quienes estaban en las mazmorras de la dictadura, sepamos claramente que la única forma de luchar contra eso es defender firmemente la democracia.
Expresamos nuestro beneplácito y felicitamos a aquellos que han presentado esta iniciativa, exhortando a que frente a cada uno de estos hechos -que desgraciadamente no son pocos-, que han marcado trágicamente la historia argentina, tengamos la fuerza suficiente para levantar la voz, a fin de que sí sea cierto que nunca más ocurrirán en la Argentina. (Aplausos.)


SR. PRESIDENTE(BALESTRINI) Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.


SRA. CASSESE, MARINA (BUENOS AIRES): Señor presidente: adelanto el voto afirmativo del bloque Justicialista Nacional al proyecto presentado por el señor diputado Carlotto. Bregamos para que en nuestro país nunca más se vuelva a vivir el terrorismo de Estado y la situación que vivieron esos jóvenes que ya no están y que hoy tendrían nuestra misma edad; para que no haya más desaparecidos tampoco en democracia -hoy estamos viviendo la lamentable desaparición de Jorge Julio López- y para que las garantías individuales y la libertad rijan nuestro país.



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