Período:122 Reunion:23 Fecha:06/10/2004 HOMENAJES
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Para un homenaje tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.
SRA. MORALES, NELIDA BEATRIZ (BUENOS AIRES):
Señor presidente: voy a comenzar este homenaje recordando las palabras del general Perón, cuando en sus magistrales clases nos decía: "Cada argentino debe conocer su misión y realizarla." Así lo entendió el compañero Rucci, y cumpliéndolo lo sorprendió la muerte.
Rucci comprendió la plataforma del trabajo, que es la plataforma del peronismo: proveer las mejores técnicas para el grupo familiar partiendo de una actitud de fe, de una concepción de vida y del mundo. Defendió la dignidad del hombre, incluyéndolo en un sistema social en donde la libertad, la justicia y la solidaridad tuvieran lugar, y así quedó enmarcado su trabajo.
Tuvo en cuenta los problemas de los hombres atinentes a la producción de riqueza, a la cultura y a la ciencia, a la defensa de las relaciones internacionales dentro de su propia organización sindical, a la juventud, a la mujer; en realidad, tuvo en cuenta lo atinente a las relaciones humanas en las instituciones del gobierno.
El compañero Rucci participó dignamente de una justicia social de vida. Para él los bienes más preciados fueron la lealtad, la libertad y la dignidad. Abrazó la causa noble de los peronistas porque él fue peronista, y como tal nunca luchó por las instituciones deshumanizadas ni por una sociedad dominada por el materialismo y el individualismo.
En este contexto de patria peronista, fuerzas de adentro y de afuera fueron actuando en forma terrorista, penetrando e infiltrándose con ataques directos y compartimentos solapados y abiertos, constituyéndose con grave peligrosidad los agravios marxistas leninistas.
El accionar de estos agravios siempre fue en contra del hombre, con manifestaciones sangrientas y concretas y con negación del derecho natural. Así se fueron apoderando de nuestras instituciones y, por cierto, tanto en lo político como en lo gremial y en lo empresarial, hubo muertes bajo las balas asesinas de estos hombres insertos en regímenes que destruyeron a los trabajadores. Fueron usinas de propaganda y adoctrinamiento con acciones sicológicas dirigidas con mucho engaño y mistificación. En una palabra, quisieron controlar el poder político.
Pero Rucci fue intransigente con las dictaduras y leal a los intereses de los obreros. Lo caracterizaba su definición dura, objetiva y, por sobre todo, revolucionaria.
El compañero Rucci estuvo en contra de la instauración de una anarquía dentro de las organizaciones trabajadoras. Él luchó contra células subversivas y contra las infiltraciones de activistas que, por supuesto, actuaban fuera de la ley.
Me voy a permitir recordar algunas de estas organizaciones paralelas, unas con personería y otras no. En aquella época, quienes integrábamos la Juventud Peronista estábamos totalmente atemorizados por estas organizaciones infiltradas.
Podemos mencionar a la Coordinadora Nacional Intersindical, al ERP, los Montoneros -muy organizados-, los Sacerdotes Tercermundistas, el Órgano Cultural de las Fuerzas Armadas Peronistas y el Frente Antiimperialista, cuya finalidad era tomar la cúpula sindical. También había agrupaciones de base, entre las que podemos señalar 1° de Mayo, Comando Obrero Revolucionario, Vanguardia Metalúrgica 28 de Mayo, Comando Patria o Muerte, Tendencia Obrera Revolucionaria, Tendencia Obrera 22 de Agosto y la Juventud Trabajadora Peronista, cuyos integrantes decían ser peronistas pero, en realidad, querían hacerse cargo de la juventud sindical peronista.
También actuaban coordinadoras de gremios combativos integradas por los mismos trabajadores en todas las provincias de la República Argentina.
Ya que el compañero Ubaldini, con muy buen criterio, elaboró un proyecto de ley instituyendo el 25 de septiembre como Día de los Mártires del Movimiento Obrero, permítaseme recordar en este acto a algunos de ellos. Las muertes empezaron con la de Vandor en 1969 y siguieron con Alonso, Magaldi, Teodoro Ponce, Dibatista; un operario de Acindar, en Villa Constitución; Atilio Santillán; una supervisora de Relaciones Laborales de Rigolleau, en Berazategui; Ignacio Desosi, y ni qué hablar de los ataques que sufrieron las fuerzas empresariales, porque se trataba de una acción conjunta contra los trabajadores y los empresarios.
El 25 de septiembre se cumplieron 31 años del asesinato de José Ignacio Rucci, secretario general de nuestra CGT. Parece mentira, pero su protagonismo histórico se valora más con el tiempo, junto a sus cualidades de buen compañero y amigo, generoso y, sobre todas las cosas, corajudo. A todo ello se sumaba una inmensa capacidad de trabajo y esfuerzo militante, lo cual motivó el regreso del general Perón a la Argentina.
Voy a leer las palabras que José Ignacio Rucci iba a pronunciar en la CGT el 25 de septiembre con motivo del triunfo electoral del general Perón. El discurso expresaba lo siguiente: "Ninguna sombra del pasado podrá interponerse ahora que los argentinos marchamos unidos y solidarios hasta la construcción de la Argentina potencia. Los trabajadores han contribuido al proceso de liberación y a la modificación de las estructuras caducas y la destrucción se ha operado no sólo en los aspectos materiales de lo que fuera una Nación próspera y libre sino también en la conversión de una colonia empobrecida, dependiente, opresora e injusta.
"Debemos lograr el robustecimiento de la unidad latinoamericana y del tercer mundo contra toda forma de imperialismo y contra toda la subordinación a las centrales continentales e internacionales, quienes sirven a la política imperialista de cualquier signo."
Para que no hablara más lo asesinaron, y vale la pena en esta fecha recordar las declaraciones de Rucci en momentos en que se definía el retorno de Perón a la patria. Esas declaraciones fueron recogidas en un reportaje de la revista "Gente" en 1972.
El título de la nota era "Diálogo con un condenado a muerte". Pregunta el periodista: "¿Por qué dice que su vida es una desgracia?"
Responde Rucci: "Es una desgracia por las responsabilidades, por los problemas, por la falta de solución a estos problemas. ¿Le parece poco?"
Pregunta el periodista: "¿Le preocupa que lo hayan amenazado de muerte?", y Rucci contesta: "Sería una tontería decir que no me preocupa. Pero de ahí no pasa. Yo tengo una obligación que me impide poder detenerme. Tengo que seguir adelante. Lo importante es que nadie hace nada sin motivos. Algún motivo deben tener los que quieren matarme."
Pregunta el periodista: "¿Cuáles son estos motivos?" Y Rucci contesta: "Uno de ellos es que el secretario general de la CGT es peronista y consecuente con Perón."
El compañero Rucci fue asesinado el 25 de septiembre de 1973, alrededor de las 12 y 20 horas, al salir de su humilde casa familiar en la calle Avellaneda 2953, propiedad prestada por un amigo. El doctor Ricardo Pozo, también muy íntimo y cercano a Rucci, al presenciar la autopsia del cuerpo de su amigo declara: "...recibió treinta y cinco disparos de cuatro calibres diferentes." Ya el primer proyectil, de gran poder, fue mortal, pues le dio en la parte posterior del cuello, destrozándole la vena yugular. A su chofer, Clemente Muñoz, lo alcanzaron siete balas, pero logró sobrevivir.
La logística utilizada en el atentado fue costosa. La cantidad de disparos y de tiradores, más el ensañamiento demostrado, señala a organizaciones muy poderosas, tanto en lo político como en lo económico.
Los autores materiales eran hombres expertos en el manejo de armas, que no podían provenir de las filas de los trabajadores peronistas. Fueron tiros que alcanzaron el corazón mismo del movimiento obrero, el cual nunca más se pudo reponer. Fueron tiros al corazón del general Perón que, como pocas veces, derramó sus lágrimas frente al féretro: "Me cortaron las piernas", dijo el general, y en esa frase lo definía todo.
De semejante muerte no nos hemos recuperado todavía. A José Ignacio Rucci va nuestra memoria y nuestro mejor homenaje a un militante del movimiento peronista. Este es el homenaje del interbloque Provincias Unidas. Sólo me queda decir que la mejor definición de Rucci es la de un compañero leal y valiente; Rucci, un hombre argentino y peronista. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Para el mismo homenaje tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. UBALDINI, SAUL (BUENOS AIRES):
Señor presidente: quiero agradecer a la señora diputada Morales porque ella es coautora del proyecto que hemos presentado.
Voy a hablar como compañero de José Ignacio Rucci, que ha vivido parte de la historia de su vida. Es sabido de todos sus sufrimientos y dolores.
Como él lo ha definido muy bien, dos objetivos marcaban su vida: la lealtad a los trabajadores y la lealtad al general Perón.
Luego de la primera llegada del general Perón a la República, compartimos la foto que hoy permanece en la memoria de todos los argentinos: su paraguas sosteniendo el regreso, por las lágrimas que del cielo apuntaban al retorno del general.
Distintas vicisitudes lo llevaron a que en el último congreso "Argentina Liberada", dijera que ese sería su último mandato, porque la vida le estaba dando los cumplimientos necesarios y lo único que quería era que el general Perón volviera a ser presidente de los argentinos.
Paradójicamente, dos días antes de su horrendo asesinato, el general Perón fue elegido nuevamente presidente de los argentinos.
Él necesitó mucho de su guía y acompañó el pacto social que llevó a colocar a la Argentina en un punto culminante. Sabía que cumpliendo con lo que allí se proponía, cumplía con los trabajadores y con el pueblo.
También conocía el dolor horrendo que habían causado las manifestaciones dictatoriales, que terminaban con la voluntad del pueblo. Sabía que cumpliendo con ese programa se iba a lograr lo que el general Perón ya le había mostrado en sus primeros apuntes, consistentes en -nada más y nada menos- lo que leyó en este recinto: el modelo nacional.
El general Perón necesitaba a José, porque era la fuerza contundente que podía mantener en pie al movimiento obrero. Yo también he pasado seis años en el sexto piso de la CGT, utilizando el mismo lugar. Estuve a su lado en momentos difíciles.
La noche anterior, antes de partir para la calle Avellaneda, sabía que algo grave le iba a suceder, pero su fuerza, su potencia, su inteligencia y su integridad no hacían más que imponer una conducta que luego, en Rosario, hizo que lo llamara "ese gran gigante pequeño".
Ese hombre supo atraer todo aquello que estaba vinculado con la vitalidad del sindicalismo y con la participación en la política que Perón nos había fijado. Por eso realizamos este homenaje y mantenemos un recuerdo permanente de su figura. Esperamos que Dios sea tan caritativo con él como José lo fue con nosotros.
Por eso, quedará grabada en la Organización Internacional del Trabajo su posición en defensa de los trabajadores del mundo. También se recordará su valentía y entereza.
Los trabajadores jamás lo olvidaremos y tendremos el orgullo de que José represente a todos los héroes sindicales, los que comenzaron luchando en la última parte del siglo XIX, los que murieron en la plaza Lorea y en el Sur, y los que participaron de la trayectoria del sindicalismo de lucha.
Sabemos que a veces la historia nos obliga a mirar hacia el futuro, pero también a recordar a nuestros luchadores. No tengo dudas de que José Ignacio Rucci nos representa a todos.
Por eso, expresamos nuestro agradecimiento a quienes, aun no compartiendo nuestras ideas, nos han permitido expresar este sentimiento. Lo hacemos de corazón, porque así lo sentimos. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Para el mismo homenaje tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. TINNIRELLO, CARLOS ALBERTO (CAP FEDERAL):
Señor presidente: quiero ser respetuoso de quienes me precedieron en el uso de la palabra. Cada uno tiene opiniones y, cuando se trata de un homenaje, aunque no se compartan algunas consideraciones, se deben respetar.
Sin embargo, me parece que no se pueden tergiversar realidades ni hacer consideraciones que se acercan mucho más al genocidio de la dictadura que aexpresiones vertidas con sentimiento. Me parece muy importante destacar esto, porque pareciera que detrás de un homenaje algunos quieren instalar ideas que son realmente nefastas.
Hacer una denuncia con nombre y apellido de algunas organizaciones es exactamente lo que realizó la dictadura militar, que utilizó esos argumentos para poder ser parte de un genocidio nefasto...
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Discúlpeme, señor diputado...
SR. TINNIRELLO, CARLOS ALBERTO (CAP FEDERAL):
Lo único que pido es que me escuche, señor presidente, porque acá se han dicho cosas...
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
No, señor diputado, todavía no nombró a Rucci y hace varios minutos que está haciendo uso de la palabra en su homenaje. Si no se refiere a Rucci no puedo concederle el uso de la palabra. (Aplausos.)
Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. VANOSSI, JORGE REINALDO (CAP FEDERAL):
Señor presidente: me permito señalar con todo respeto que hay una antiquísima tradición parlamentaria, que data de los comienzos de la organización nacional, según la cual los homenajes no se discuten, no son materia de polémica ni de réplica. Pido por favor que se aplique esa jurisprudencia. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Es justamente lo que ha hecho la Presidencia.
Con los conceptos vertidos por los señores diputados queda rendido el homenaje de la Honorable Cámara con motivo de haberse cumplido el 25 de septiembre próximo pasado un nuevo aniversario del fallecimiento de José Ignacio Rucci.
SR. PERNASETTI, HORACIO FRANCISCO (CATAMARCA):
Pido la palabra.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Tiene la palabra el señor diputado por Catamarca.
SR. PERNASETTI, HORACIO FRANCISCO (CATAMARCA):
Señor presidente: solicito que el cuerpo guarde un minuto de silencio en memoria de un ex colega que falleció esta semana, el ex diputado Floreal Gorini, a quien recuerdo en los últimos años sentado en su banca, al otro lado del recinto. Era un representante del Partido Comunista, y siempre lo admiré porque mantuvo una prudencia y una conducta que enorgullece a este cuerpo.
Incluso, hace un rato escuché que lo recordaban los jubilados que todos los miércoles reclaman en las puertas de este Parlamento. En verdad, entiendo que este excelente legislador merece ser homenajeado guardando un minuto de silencio en homenaje a su memoria.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
La Presidencia invita a los señores diputados y al público asistente a las galerías a guardar un minuto de silencio en homenaje a la memoria del ex diputado nacional don Floreal Gorini.
- Puestos de pie los señores diputados y público asistente a las galerías guardan un minuto de silencio.