Período:121 Reunion:23 Fecha:12/11/2003 PRESUPUESTO DE LA ADMINISTRACIÓN NACIONAL PARA EL EJERCICIO 2004
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Corresponde considerar los dictámenes de la Comisión de Presupuesto y Hacienda en el proyecto de ley del Poder Ejecutivo por el que se establece el presupuesto general de gastos y cálculo de recursos de la Administración Nacional para el ejercicio fiscal del año 2004 (expediente 0007-jgm-2003).
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
En consideración en general.
Tiene la palabra el señor diputado por Jujuy.
SR. SNOPEK, CARLOS DANIEL (JUJUY):
Señor presidente...
SR. PERNASETTI, HORACIO FRANCISCO (CATAMARCA):
¿Me permite una interrupción, señor diputado, con la venia de la Presidencia?
SR. SNOPEK, CARLOS DANIEL (JUJUY):
Sí, señor diputado.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Catamarca.
SR. PERNASETTI, HORACIO FRANCISCO (CATAMARCA):
Señor presidente: he pedido la palabra en este momento porque no deseo interrumpir al señor diputado Snopek durante el desarrollo de su exposición.
En la Comisión de Labor Parlamentaria se habló de fijar un horario de votación. Esta sesión, evidentemente, será larga, y queremos ver si se puede consensuar algún horario de votación a los efectos de que los distintos diputados que van a intervenir en el debate puedan tomar los recaudos correspondientes.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
La Presidencia solicita que le acerquen una lista de oradores de todos los bloques para que se pueda calcular a qué hora aproximadamente podremos votar. De lo contrario, la Presidencia puede fijar un horario tentativo, por ejemplo, las diez de la mañana, quedando planteado el compromiso de que, si la lista de oradores se agotara antes de esa hora, el señor diputado que esté conduciendo el debate en ese momento pasará la sesión a cuarto intermedio hasta las diez de la mañana. Esta es la única forma en que esta Presidencia aceptaría la posibilidad de fijar un horario de votación para las diez de la mañana.
Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. RIVAS, JORGE (BUENOS AIRES):
Señor presidente: quiero plantear en nombre de mi bloque nuestro desacuerdo con el criterio de trabajo expuesto para el tratamiento del proyecto de ley de presupuesto. Este desacuerdo tiene que ver incluso, aunque parece que no está vinculado, con lo que acabamos de votar en materia de delegación de facultades, y también con el hecho de que en la sesión anterior, al momento de discutirse en particular el criterio para la refinanciación de deudas hipotecarias, prácticamente no pudimos tratar el asunto en particular porque el bloque de la mayoría planteó directamente que cualquiera de las observaciones que se hicieran no iban a ser aceptadas, obturando de esa forma el debate.
Nos parece que el plan de trabajo que sugiere el señor presidente nos expone al transcurso de una sesión en la que no va a existir el debate.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Señor diputado: nos quedamos todos hasta las 10 de la mañana. Olvídese de lo que planteó la Presidencia.
SR. RIVAS, JORGE (BUENOS AIRES):
Decía que no va a haber ningún debate y, como ha pasado en otras oportunidades, los diputados que hagan uso de la palabra ni siquiera van a poder contar con la presencia de los miembros informantes de la comisión para que tomen nota de cada una de las observaciones.
Creo que esto es una muestra más de algo que hoy se ha planteado en reiteradas oportunidades, que es un Congreso que aparece como mero ornato u oficina de protocolización de las decisiones del Poder Ejecutivo. No es que alguien nos empuje a ese lugar sino que nosotros aceptamos ponernos ahí.
Por eso, desde nuestro bloque pensamos que la que es la ley más importante que trata, no sólo el Congreso de la Nación Argentina sino cualquier Parlamento en el mundo, no se puede tratar entre gallos y medianoche sino que debemos tener una predisposición de trabajo continua. Quizás las leyes más desgraciadas de los últimos años han sido sancionadas trabajando durante los fines de semana.
Nos parece que lo más razonable sería que efectivamente nos demos un plan de labor racional, que no es el de que los diputados tengamos que estar sentados durante toda la noche, perdiendo noción incluso de las cuestiones más elementales que estemos discutiendo.
Entonces, nuestra propuesta es fijar un horario razonable para pasar a cuarto intermedio en el día de mañana, y continuar si es necesario ese día y el viernes. El Senado no va a reunirse para dar sanción definitiva al proyecto en lo que queda de esta semana. De ese modo llegaríamos a la semana próxima con el proyecto de ley de presupuesto sancionado.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Me gustaría buscar el Diario de Sesiones en que se consideró el proyecto de presupuesto de 2003, porque creo haber escuchado el mismo discurso. Si me equivoco, debe ser por muy poco. De modo que solicito a la Secretaría Parlamentaria que busque el discurso del señor diputado Rivas durante el tratamiento del proyecto de presupuesto del año 2003.
Las alternativas son dos. Sigamos trabajando, yo no tengo ningún inconveniente. Quedémonos todos. El error creo que es ser suficientemente claro, como el señor diputado Pernasetti, que dijo: señores, antes de que pase lo que ocurre siempre, busquemos una forma de trabajo.
¿Que fue lo que pasó durante el tratamiento de la ley anterior? Había treinta diputados presentes en el recinto, y ciento cincuenta ausentes; a la hora de votar vinieron los diputados, pidieron votar en forma nominal, la Presidencia hizo lo que correspondía, y así tratamos la ley de emergencia.
Entonces, señor diputado Pernasetti, le tengo que decir que se olvide y no haga este tipo de propuestas.
Está en consideración el proyecto de presupuesto y va a continuar en el uso de la palabra el señor miembro informante.
SR. DIAZ BANCALARI, JOSE MARIA (BUENOS AIRES):
Pido la palabra.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. DIAZ BANCALARI, JOSE MARIA (BUENOS AIRES):
Señor presidente: creo que debemos tener una lógica y respeto recíprocos. No podemos decir que vamos a tratar una ley de esta naturaleza entre gallos y medianoche, cuando las comisiones vienen trabajando intensamente.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Estoy de acuerdo.
SR. DIAZ BANCALARI, JOSE MARIA (BUENOS AIRES):
Podemos tener disensos o lograr consensos, pero ni un solo diputado puede decir que no conoce lo que contiene el proyecto de ley de presupuesto.
Entonces, aquí necesitamos el tiempo para exponer, que es lógico y natural; hasta diría que es meritorio que lo queramos hacer. Pero no podemos exponernos permanentemente a una situación que conocemos de antemano y que en nada ayuda al prestigio de esta Honorable Cámara, cual es realizar una sesión maratónica en la que los diputados hagan esfuerzos para mantener el quórum y luego sean ridiculizados.
Entonces, señor presidente, compartiendo la total y absoluta responsabilidad y sinceridad del bloque mayoritario de la oposición, propongo que tratemos de encontrar la manera de dar satisfacción a todos en lo que se refiere al conocimiento pleno del proyecto en consideración. Quienes no lo han estudiado y quienes no pertenecemos a la Comisión de Presupuesto y Hacienda veámoslo ahora, pero no caigamos en la situación de aparecer como que no queremos trabajar o queremos hacerlo a oscuras. Nosotros trabajamos a la luz del día, a la luz de la luna y a la luz del pueblo. Nos movemos a cara descubierta y no a escondidas, señor presidente.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Jujuy.
SR. SNOPEK, CARLOS DANIEL (JUJUY):
Señor presidente: en rigor de verdad, cuando estamos tratando el proyecto de ley sobre presupuesto general de gastos y cálculo de recursos de la Administración Nacional, no podemos prescindir...
SRA. GONZALEZ, MARIA AMERICA (CIUDAD DE BUENOS AIRES):
Pido la palabra, señor presidente.
SR. RIVAS, JORGE (BUENOS AIRES):
¡Formulé una moción, señor presidente!
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
No hizo ninguna moción, señor diputado. Y le pido que no me grite, porque lo escucho muy bien. Si quiere plantear una moción, solicite la palabra. Usted habló de una propuesta, pero no hizo ninguna moción.
SR. RIVAS, JORGE (BUENOS AIRES):
¡Hice una moción concreta, señor presidente!
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Nadie escuchó que usted hiciera una moción, señor diputado.
SRA. GONZALEZ, MARIA AMERICA (CIUDAD DE BUENOS AIRES):
¡Pido la palabra, señor presidente!
- Varios señores diputados hablan a la vez.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Jujuy.
SR. SNOPEK, CARLOS DANIEL (JUJUY):
Señor presidente: lamentablemente, parece que no todos tienen voluntad de trabajar y que algunos incluso tienen voluntad de obstruir.
De todas maneras, cuando nos disponemos a analizar una ley que dada su importancia se ha dado en llamar "ley de leyes"...
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Si me disculpa, señor diputado, concederé el uso de la palabra a la señora diputada González.
Tiene la palabra la señora diputada por la Capital.
SRA. GONZALEZ, MARIA AMERICA (CIUDAD DE BUENOS AIRES):
Señor presidente: en primer lugar, deseo aclarar que me quedaré en este recinto todo el tiempo que sea necesario.
En segundo término, debo decir que disiento con la posición del señor diputado Díaz Bancalari porque no es cierto que quienes venimos trabajando desde hace tantas horas no queramos seguir adelante. Simplemente, pedimos que la Cámara trabaje razonablemente porque el ser humano, luego de transcurrido determinado tiempo, ve agotada su capacidad.
Queremos prestar nuestra colaboración en el debate del proyecto de ley de presupuesto y exponer todas las ideas que no hemos podido dejar asentadas en el dictamen de comisión. Es absolutamente falso que nos queramos ir y no tengamos ganas de trabajar; lo único que pedimos es que se nos den unas horas de descanso.
Por otra parte, debo recordar que el señor presidente de la Comisión de Juicio Político nos ha pedido que estemos presentes en la reunión que dicha comisión celebrará mañana a las 11. Entonces, mi pregunta es con qué dignidad podemos decir que estamos tratando honestamente el proyecto de ley de presupuesto. No es que no queramos trabajar, señor presidente; por el contrario, es nuestro deseo que cada bloque pueda brindar sus aportes.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Si mal no recuerdo, señora diputada, esta cuestión ya fue discutida en la reunión de la Comisión de Labor Parlamentaria. Toda la Cámara sabe el acuerdo al cual se llegó; entonces, no hagamos ridiculeces porque hemos hablado del tema durante horas. Si quierenpueden hacer mociones, pero hasta ahora no he escuchado ninguna.
Propongo que formulen mociones aquellos que fijaron como horario de votación las diez de la mañana y quienes desean pasar a cuarto intermedio.
Practicaremos la votación en forma nominal porque la Presidencia desea saber quiénes se quieren quedar y quiénes se quieren ir. Debemos tener respeto porque este tema lo hemos acordado en la Comisión de Labor Parlamentaria. No están presentes las cámaras de televisión y no nos podemos mentir entre nosotros; hablemos en serio si no también me están faltando el respeto a mí y yo no les falto el respeto a ustedes, señores diputados. Ustedes se ponen de pie y me gritan como si fuera un chico. El tratamiento del proyecto de presupuesto se planificó de esta manera en la Comisión de Labor Parlamentaria y así es como la Presidencia lo pone a consideración de los señores diputados. No podemos modificar la palabra acordada en la Comisión de Labor Parlamentaria; la Presidencia la hará respetar a ultranza.
SRA. GONZALEZ, MARIA AMERICA (CIUDAD DE BUENOS AIRES):
No se pensaba llegar a esta hora.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Señora diputada: es incorrecto lo que están haciendo. Es más, los señores diputados se arrimaron al estrado a preguntar cómo íbamos a proceder. Hace más de una hora y media se sentaron en las bancas y no dijeron absolutamente nada, pero ahora están haciendo un escándalo.
Tiene la palabra la señora diputada por el Chaco.
SRA. CARRIO, ELISA MARIA AVELINA (CHACO):
Señor presidente: nuestro bloque va a respetar lo acordado en la reunión de la Comisión de Labor Parlamentaria acerca de que durante la noche votaremos en general el proyecto de ley. Por ello, nos vamos a quedar hasta ese momento. Lo único que pedimos es que si el horario es absolutamente desmesurado se contemple razonablemente.
Vamos a cumplir el acuerdo porque no es posible que en un lugar se diga una cosa y se diga otra en uno distinto. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Señora diputada: agradezco eternamente sus palabras porque si no parezco una persona que habla incorrectamente.
Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.
SR. VITAR, JOSE ALBERTO (TUCUMAN):
Señor presidente: no entiendo qué vamos a votar.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Se va a votar la propuesta del señor diputado Pernasetti -que es la única que escuché hasta el momento- relativa al horario de votación en general del proyecto de ley. Los demás señores diputados no fijaron un horario de votación; solamente dijeron que estaban disconformes con la propuesta del señor diputado Pernasetti.
Hasta el momento la propuesta es una sola: votar en general a las diez de la mañana.
Si los señores diputados del ARI no están identificados, igualmente procederemos a la votación porque ya han expresado su posición.
Se va a votar en forma nominal la propuesta del señor diputado Pernasetti de votar en general el proyecto de ley de presupuesto a las diez de la mañana, con el compromiso de que de no haber número, terminado de hacer uso de la palabra los señores diputados anotados, quien presida la sesión en ese momento dispondrá, que se pase a cuarto intermedio hasta el horario propuesto para la votación.
- Se practica la votación nominal.
- Conforme al tablero electrónico, sobre 177 señores diputados presentes, 155 han votado por la afirmativa y 9 por la negativa, registrándose además 6 abstenciones. No se han computado los votos de 6 señores diputados.
SR.(SECRETARIO (ROLLANO))
Se han registrado 155 votos por la afirmativa, 9 por la negativa y 6 abstenciones.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
La Presidencia desea manifestar lo que significa el cumplimiento del acuerdo celebrado en la Comisión de Labor Parlamentaria. Agradece a los responsables de los bloques que han cumplido con la palabrada empeñada; por los demás, lamenta que a veces las discusiones se den sin ningún tipo de intencionalidad.
Tiene la palabra el señor diputado por Jujuy.
SR. SNOPEK, CARLOS DANIEL (JUJUY):
Señor presidente: en el análisis del presupuesto general de gastos y cálculo de recursos de la Administración para el venidero año 2004, sin duda alguna no podemos prescindir del contexto político institucional en el que es formulado.
Desde ya no voy a traer a colación el detalle de los sucesos y de los acontecimientos que se precipitaron a fines del año 2001. Simplemente, quiero recordar que en esa instancia en que las cosas aparecían muy difíciles para la República, nos hicimos cargo del gobierno, y en esa instancia, el entonces presidente designado por el Congreso de la Nación prometió que iba a entregar el gobierno en un período que ni siquiera era todavía el suyo, en mayo de este año y cumplió su palabra.
- Ocupa la Presidencia el señor vicepresidente 1° de la Honorable Cámara, don Oraldo Norvel Britos.
SR. SNOPEK, CARLOS DANIEL (JUJUY):
Señor presidente: así fueron las cosas y en mayo de este año asumió el nuevo presidente elegido por el voto popular todavía en un período que tampoco era el suyo. En realidad, deberíamos haber esperado hasta dentro de unos días, concretamente hasta el 10 de diciembre.
Esa administración debió formular un proyecto de presupuesto, que era mitad suyo y mitad preelaborado o preanalizado. Entonces, en ese contexto político institucional debemos ubicarnos. El hecho de recordar el contexto histórico en el que tenemos que ubicarnos sirve para entender los elementos fundamentales que han intervenido precisamente para la elaboración de este presupuesto, y en consecuencia para comprender con claridad y avizorar con precisión qué vamos a analizar y qué vamos a votar en esta instancia de la República.
Llega un momento en el que vale la pena mencionar que en diversas ocasiones hemos leído en medios de difusión nacionales o provinciales, o incluso de algunos pueblos, o hemos visto a algunos miembros del Parlamento o a algunos economistas hacer comparaciones. Esas comparaciones tienen que ver con lo que pasa este año, con lo que ocurrirá en el próximo o con lo que pasó en los años 2000, 2001 o 2002.
Esas comparaciones tienen que ver en determinadas ocasiones con una suerte de melange entre lo que es el sector público nacional y el sector público argentino. Entonces, para que cuando hagamos el análisis no tengamos ninguna duda acerca de qué estamos hablando, vale la pena decir
-a pesar de que no me gusta hacer de maestro ciruela porque ésta no es la tarea a la que estamos llamados- algunas palabras sobre este tema.
Vale la pena señalar qué vamos a votar en el Congreso de la Nación: el presupuesto de la Administración Nacional. No es el presupuesto del sector público argentino ni del sector público nacional. El sector público nacional comprende la Administración Nacional más los fondos fiduciarios, las empresas del Estado, y otros organismos como pueden ser la AFIP y el PAMI, además la coparticipación federal de impuestos. Por otra parte, incluye a todas las provincias y a todos los municipios.
Por ahí se escuchan voces que hablan de determinadas partes o sectores, y se empiezan a hacer comparaciones en una suerte de melange, que se parece más a una ensalada que a lo que estamos por aprobar.
Vale la pena que digamos claramente que estamos analizando el presupuesto de la Administración Nacional. Para analizar esa porción o esa parte significativa
-que no es la única- debemos desgranar algunos elementos sustantivos que tienen que ver con los parámetros sobre los
cuales se calculan después las variables que tienen que ver con el presupuesto. En todo esto es necesario tener en cuenta esos parámetros, y no olvidar que se aplican a todo el contexto de la Administración Nacional. Además, las comparaciones entre una cosa y otra no pueden hacerse si no se tiene en cuenta este elemento sustantivo.
En nuestro querido país no suele ser tarea fácil fijar las variables macroeconómicas. Existen dificultades de estimación y de valoración que, en definitiva, definen tanto la columna de los ingresos esperados o soñados por el gobernante de turno, como la estimación máxima que el Congreso faculta a gastar. Este es un concepto que también vale la pena refrescar.
Nosotros, por un lado, lo que hacemos es estimar los recursos y, por otro, decimos hasta dónde puede llegar el gasto. Sin embargo, no decimos que el gasto debe ser aplicado íntegramente.
Hay algunos que dicen que deberíamos gastar más y otros que sostienen que el gasto es excesivo. Entonces, debemos tener en cuenta dos cuestiones fundamentales. La primera, sin duda alguna, tiene que ver con que la autorización para gastar establece un límite, un techo, pero no implica necesariamente que todo eso no deba adecuarse durante el curso del ejercicio. Y la segunda cuestión tiene que ver con que cuando hablamos de recaudación y de gasto público, debemos tener en consideración que siempre la alforja la lleva el conjunto de los argentinos. Unos la llevarán más y otros menos, pero no debemos olvidar que no hay nada peor o desigual que tratar intrínsecamente como igual a algo que es desigual. Aunque esto parezca un trabalenguas, lo que estoy diciendo con toda claridad es que no podemos tratar de la misma forma a algo que es diferente, porque estaríamos cometiendo la más grave de las injusticias.
El esfuerzo debe ser compartido, pero cada uno debe llevar una mochila o una alforja del tamaño que pueda llevar. Entonces, allí sí estaremos transitando el camino del equilibrio, de la equidad y de la justicia tributaria. Esto es lo que exige nuestro magno ordenamiento jurídico, el de la Constitución Nacional.
Cualquier otra interpretación en nuestra opinión es errónea y nos conduce a un país injusto e inequitativo.
A pesar de estas dificultades de estimación, en la Argentina tenemos necesidad de hacerlas y de calificarlas. Lo vamos a hacer con algún pequeño galardón que por ahí traemos guardado en algún bolsillo.
En abril de este año, le hemos dicho a la prensa que las proyecciones de crecimiento de la tasa anual del producto 2003 versus 2002 iba a superar el 6,2 por ciento. Algunos economistas de esos que creen que la economía es una ciencia exacta, y que seguramente no han avizorado el panorama, salieron a decir que estábamos casi locos y que éramos unos irresponsables.
Todavía estoy esperando que me llamen por teléfono para pedir disculpas. Seguramente, deben haber perdido el número, pero ya se los voy a recordar, porque realmente la tasa interanual del producto 2003-2002 parece que va a superar el valor que habíamos pronosticado en abril desde los cerros de Jujuy, desde el Norte argentino.
El proyecto de ley de presupuesto para el año 2004 prevé una tasa interanual de crecimiento del producto del 4 por ciento, aproximadamente. Aquí empiezan a coincidir todos; incluso, las organizaciones no gubernamentales que tratan el tema dicen que esa tasa es muy prudente y razonable. Creemos que si lo dicen es porque debe ser así.
Estamos convencidos de que es una tasa muy prudente y razonable, y vamos a adherir a ese concepto. En su momento, cuando la prudencia también lo aconseje, seguramente vamos a publicar algunas estimaciones que vamos a elaborar por nuestra cuenta y que indicarán lo que aspiramos a lograr y lo que suponemos que puede ser.
Hoy, adherimos al concepto de que la tasa interanual de crecimiento del producto 2003-2004 es prudente y razonable. Por primera vez en mucho tiempo el proyecto de ley de presupuesto prevé una tasa que seguramente mostrará que reúne estas características y requisitos.
También debemos pensar en la tasa de crecimiento de los precios implícitos. En ese sentido tenemos una tasa de crecimiento de los precios minoristas del 10,5 por ciento, la cual, cuando la referimos a los precios implícitos -es decir, aquellos que se utilizan para la elaboración del proyecto de ley de presupuesto- asciende aproximadamente al 9 por ciento.
En función de determinados análisis técnicos y políticos, como así también de algunas hipótesis que es posible construir, debemos llegar a la conclusión de que esta tasa también es razonable. Sinceramente, creemos que no está sobreestimada y tampoco subestimada. Ojalá que hoy no nos equivoquemos y el futuro hable del acierto que estamos logrando al efectuar la estimación de esta variable que comprende las cifras que prevé el proyecto de ley de presupuesto.
También debemos decir que el proyecto de ley de presupuesto se ha elaborado previendo un tipo de cambio estable. Anteriormente, se habló en este recinto del tema de la emergencia. Al respecto, he escuchado alguna voz que preguntaba para qué había que hablar de la emergencia cambiaria si las cosas venían bien. Efectivamente, es posible que vengan bien, pero me pregunto qué puede pasar si en el futuro algunas de nuestras principales exportaciones no pueden mantenerse en nuestros mercados externos a los valores actuales y, consecuentemente, tenemos dificultades.
Por lo tanto, hay que tener cuidado con estas valoraciones. Creemos que estamos en condiciones de mantener durante el curso del año una tasa de cambio de carácter estable, aproximadamente coincidente con las que están exhibidas en las pizarras de los mercados de nuestro país.
Entonces, esto se sustenta en las estimaciones que hay sobre las exportaciones a valores FOB y sobre las importaciones a valores CIF. Consideramos que ellas también presentan proyecciones que acusan una marcada razonabilidad. Estamos hablando de exportaciones por un valor aproximado de 29.800 millones de dólares, que equivalen a unos 109.000 millones de pesos, con una tasa interanual de crecimiento del 5 por ciento.
También nos estamos refiriendo a importaciones por un valor aproximado de 15.100 millones de dólares, que representan unos 59.600 millones de pesos, siendo la tasa interanual de crecimiento del 16 por ciento.
Finalmente, estamos hablando de una balanza comercial superavitaria del orden de los 14.700 millones de dólares.
Estas son, de alguna manera, las principales variables macroeconómicas que dan sustento a los cálculos que vamos a analizar.
Tampoco hay que perder de vista que estamos inmersos en el contexto de la renegociación de una parte sustantiva de la deuda pública argentina, que ciertamente tiene sus dificultades. Esto también condiciona nuestro presupuesto, y debemos ser conscientes de ello. Porque si usted, señor presidente, fuera acreedor mío y de algún otro diputado y nos ve a los dos pasear muy contentos mientras seguimos debiéndole dinero, seguramente pensaría: "esta gente anda paseando y está de fiesta con mi plata".
En la Argentina no estamos de fiesta, estamos trabajando para tratar de hacer las cosas mejor de lo que las hicimos. Por eso, al analizar el gasto habrá que ver cómo lo priorizamos, porque no es indefinido ni ilimitado pues los recursos no son ilimitados. Es en ese sentido que la emergencia relativa a la renegociación de la deuda influye de manera sustantiva, importante y definitoria sobre los números del presupuesto. Esto condiciona el presupuesto nacional porque necesariamente debemos mostrar al acreedor que tenemos voluntad de pago, y la única forma de hacerlo es diciendo que somos capaces de trabajar lo suficiente como para que confíe en nosotros.
Cabe aclarar que no estoy hablando sólo de los acreedores externos. Una parte muy sustantiva y significativa de la deuda pública está dentro de la Argentina; la mayor parte son argentinos residentes en el país, que han prestado al conjunto de los ciudadanos organizados en la forma de Estado. Hoy, debemos pedirles que nos den una mano porque es una forma de que el país crezca, nos conviene a todos, es un modo de pagar las cuentas. Pero ante todo debemos demostrar que hay voluntad de pago, no podemos tirar manteca al techo o hacer cosas que no correspondan.
Sí debemos priorizar el gasto y ajustar la recaudación. Esa es la señal política que trasunta el proyecto en consideración: que queremos pagar las cuentas, aunque para ello nos deben permitir crecer, porque de lo contrario a nadie le va a ir bien.
Diría que otra señal política es que en estas graves circunstancias se prioriza con claridad el gasto. Esa priorización empieza por el gasto social, sigue por el gasto en educación, ciencia y tecnología y continúa por el gasto en inversión física, para dar una señal a aquellos que trabajan de que van a poder sacar su producción, tener energía, que se va a trabajar en las obras de protección contra las inundaciones, en la solución o ayuda frente a los desastres, etcétera. Esta es la estructura sobre la que está armada la columna del gasto en este proyecto de ley de presupuesto.
En cuanto a la recaudación, cabe mencionar que el sector público nacional tiene una recaudación estimada de 79.400 millones de pesos, es decir, 14 por ciento superior a la de 2003, y la administración nacional de alrededor de 62.000 millones de pesos. Esto es lo que vamos a aprobar. Aquí vale la pena explicar brevemente cómo crece esta recaudación. Cabe aclarar que no existe un incremento de la presión tributaria global, ya que se mantiene alrededor del 19 por ciento. Hay algunos que creen como yo, que la presión tributaria global en la Argentina todavía no es la adecuada. Sin duda, tenemos mucho que avanzar, corregir, "lustrar" y ahondar en esta materia.
Lo cierto es que hoy tenemos que limitarnos al hecho de que la presión tributaria en términos del producto bruto interno -yo lo denominaría, hablando en criollo, producto interno bruto para que lo comprendamos todos- es aproximadamente del 19 por ciento.
El monto de la recaudación que acabo de mencionar se conforma con 66.400 millones de ingresos tributarios y alrededor de trece mil millones de pesos de seguridad social. Si tenemos en cuenta que la seguridad social posee veinticinco mil millones de pesos de gastos, esto implica que en ese rubro tenemos una enorme diferencia que debemos afrontar todos los argentinos, pero no por casualidad sino porque en algún momento no hicimos las cosas correctamente. No sé si vale la pena ahondar en esta materia, salvo para no volver a tropezar con la misma piedra. Sabemos que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, y me estoy refiriendo en forma genérica, que ningún señor diputado se sienta aludido. Esto decía un viejito que conocí en la montaña; de algún libro lo debe haber extraído.
Lo cierto es que allí tenemos que hacer un importante esfuerzo todos los argentinos por algo que alguna vez dilapidamos -los fondos de la seguridad social-, que fueron comidos por la inflación y una mala administración. Este es un tema para discutir en otro momento; sin embargo, hoy debemos hacer frente a esta cuenta. Estoy seguro de que algunas cosas hicimos mal, pero ahora debemos afrontar la situación.
Respecto del tema de la recaudación vale la pena mencionar algunos aspectos. Por ejemplo, cómo se consigue, sin aumentar la presión tributaria global, una mejor recaudación. En primer lugar, tenemos el crecimiento de la tasa del producto bruto interno, y también alguna pequeña influencia de la devaluación; es decir, de la inflación; pero también tenemos la influencia de una mejor administración tributaria y de las leyes antievasión que este Congreso ha votado, como de otras que tendremos que analizar y sancionar dentro de unos días.
No es ocioso que se produzca esta mejora en el incremento de los recursos; deriva y se origina en acciones concretas de gobierno, como es una mejor administración tributaria. Esto es claro cuando se analizan los resultados obtenidos y cómo se han hecho las cosas. Por primera vez en mucho tiempo se elaboró un programa definido y concreto de lucha contra la evasión que contiene todos los ingredientes necesarios. La representación de esta Honorable Cámara que me honro en ejercer ante la comisión asesora de la AFIP elabora y piensa un programa para mejorar la recaudación, y después monitorea que se vaya cumpliendo, tal vez no en
un ciento por ciento, pero sí en una medida interesante. De esta manera, vamos obteniendo una mejora en la recaudación a partir de una buena administración.
Tendríamos que preguntarnos si no es esto lo que los argentinos esperan de su gobierno.
No voy a detallar en este momento -en todo caso luego podremos hacerlo- cuáles son los principales elementos que incorporan los recursos a los que acabo de referirme. Simplemente, puedo decir que tienen una importancia sustantiva, más allá de los recursos de la seguridad social que ya mencioné, el IVA, el impuesto a las ganancias, los impuestos al comercio exterior -que son muy importantes en términos del producto bruto interno- y algunos otros que no vale la pena discriminar en esta instancia. En todo caso, si esto se llegara a plantear durante la discusión en particular, nosotros estamos en condiciones de especificar claramente cuál es la participación tanto en el producto como en el total de la recaudación, ya sea en términos del PBI o en términos absolutos.
En cuanto a la columna del gasto algo anticipé hace unos instantes. El total del gasto de la Administración Nacional asciende a 59.700 millones; esto es lo que vamos a aprobar. No mezclemos aquí el tema de los fondos fiduciarios, porque cada uno de ellos fue establecido por ley o por decreto. Si no podemos controlar determinadas cosas, es porque forman parte de los deberes que le falta hacer al Congreso. Todavía nos faltan hacer muchas cosas, y esta es una de ellas. Sin duda, debemos buscar los mecanismos necesarios para ajustar las tuercas que todavía están sueltas en el andamiaje de la República, que van en el sentido de la calidad y de la transparencia que no negamos en modo alguno.
Entonces, en el capítulo del gasto, reitero lo que dije recién: el gasto social tiene una importancia significativa, ya que asciende a casi el 68 por ciento del total del gasto; estamos hablando de 40.400 millones de pesos previstos para el 2004, contra 36.000 millones de 2003.
Por lo tanto, cuando dicen que se aumenta el gasto público y que es una lástima que no se intente bajarlo, me pregunto quién dice estas cosas. ¿Será algún beneficiario del Programa Jefes de Hogar que tiene tantas necesidades, o será alguno de los que tienen que poner un poco más de su bolsillo? Ya decía un general de la Nación que la víscera más sensible del hombre es el bolsillo, pero no puede ser que por eso se pierdan de vista las necesidades de los demás, porque entonces merecerá algún chicotazo.
Por ahí escuché decir que gran parte del gasto social iba a parar a determinada jurisdicción. Posiblemente quien lo dice no ha analizado la estructura del gasto social. En consecuencia, vale la pena señalar que lo que conocemos como Programa Jefes de Hogar -entre otros de menor dimensión- va a parar a los planes de empleo y a las pensiones no contributivas. En este punto quiero detenerme, porque se ha acusado injustamente a este Congreso de prever pensiones no contributivas a otorgar por los legisladores. Lo cierto es que en el nuevo presupuesto no hay una sola pensión contributiva que vaya a ser otorgada por este Parlamento; sólo se prevé la renovación de las que vencían, porque sus beneficiarios no tienen la culpa de lo que ha ocurrido.
Por lo tanto, vale la pena dejar en claro que las que suben el presupuesto son las pensiones a la vejez, que cuando yo era chico se denominaban "pensiones a la ancianidad"; ¡qué lindo término! En vez de decir "vejez" se decía "ancianidad".
También están las pensiones a madres con más de siete hijos, las pensiones a discapacitados y a quienes estuvieron en la guerra de Malvinas.
Por lo tanto, reitero que están previstos los recursos para las pensiones de quienes combatieron y tuvieron dificultades durante la guerra de Malvinas. Un reconocimiento de la Argentina para ellos radica en el hecho de que este año tenemos previsto en el Congreso,juntamente con la Comisión de Defensa Nacional, constituir una comisión integrada por miembros de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Defensa Nacional, y trabajar junto a las fuerzas armadas para regularizar la multiplicidad de sistemas que hoy forman parte del andamiaje jurídico y que, en definitiva, motivan conflictos de toda especie. Esperamos que podamos cumplir esa tarea.
También estamos previendo la atención de grupos vulnerables, y las emergencias alimentaria y sanitaria forman parte de esta iniciativa. Es decir que cuando hablamos de dónde va a parar el gasto social o quién lo ejecuta, no debemos hacer comparaciones que no sean fiel reflejo de la realidad institucional que trasunta este presupuesto.
A veces se aprovecha el presupuesto para decir algunas cosas que no son del todo ciertas, y usted sabe, señor presidente, que la peor de las mentiras es la mitad de la verdad.
Hace un rato dije que la educación, la ciencia y la tecnología han sido priorizadas: 4.900 millones de pesos se destinan a estas áreas. Se trata de un aumento de alrededor del 8 por ciento, que es interesante y significativo. Hablamos del Conicet, el INTI, el INTA, el INA, la CONAE y cada uno de nosotros sabemos qué quieren decir estas siglas, pero si algún diputado por allí necesita conocerlas, podemos comentar de qué se tratan.
Estas son las instituciones que la Argentina tiene en materia de ciencia y de tecnología...
SR. BREARD, NOEL EUGENIO (CORRIENTES):
¿Me permite una interrupción, señor diputado, con la venia de la Presidencia?
SR. SNOPEK, CARLOS DANIEL (JUJUY):
Sí, señor diputado.
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Corrientes.
SR. BREARD, NOEL EUGENIO (CORRIENTES):
Señor presidente: quisiera saber si los valores que está mencionando el señor miembro informante son nominales, deducida la inflación, o son valores absolutos. Quisiera saber cómo se han tomado en términos comparativos.
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Jujuy.
SR. SNOPEK, CARLOS DANIEL (JUJUY):
Señor presidente: la pregunta del señor diputado Breard es muy interesante. ¿Cómo está redactado el presupuesto le pregunto yo a su vez? ¿En valores nominales o absolutos, descontada la inflación? Está en valores nominales, diputado Breard. Entonces, su consulta era innecesaria. De todos modos, muchas gracias por su pregunta.
Volviendo al tema, en segundo lugar, están las inversiones, pero en lugar de hablar de bienes de capital, tal como acostumbran decir los contadores, vamos a llamarlas por su nombre verdadero, porque la mayor parte de ellas son inversiones físicas. Hablo de obras viales, hídricas, escuelas y de obras para protección de las inundaciones: 1.443 millones de pesos se destinan a este rubro en el presupuesto para 2004.
Muchos tenemos la expectativa de que, en realidad, si se encaran bien las cosas, pueda hacerse algo más que esto.
En definitiva, esto conduce a un resultado primario que concluye en que la Administración Nacional tiene alrededor de unos diez mil millones de pesos de superávit primario, y las provincias argentinas van a aportar a este esfuerzo unos 2.500 millones. En consecuencia, vamos a tener un superávit primario del sector público argentino del orden del 3 por ciento.
De esta manera, el 2,4 por ciento lo va a aportar la Nación, y el 0,6 restante, las provincias. Dentro de ese porcentaje de 2,4 hay una porción que corresponde a los fondos fiduciarios, y como van a tener indisponibilidad de una parte de los recursos, van a hacer este aporte por el lado de la indisponibilidad. El resultado financiero ronda los 2.300 millones de pesos.
Vale la pena decir que en 2001 recibimos 9.600 millones de dólares, pero no pagamos ni un peso y acrecentamos la deuda. En 2002, pagamos 4.130 millones en concepto de intereses; en 2003, 4.550 millones, y en 2004, prevemos pagar 3.720 millones de dólares. Esto es bastantemenos de lo que se vino pagando, y muchísimo menos de lo que se recibió como crédito.
Nos faltan algunas tareas muy significativas por cumplir en esta materia. En algún momento, tenemos que dilucidar la función de este Congreso en materia presupuestaria. Para que no ocurran algunas cosas que se escucharon esta noche debemos empezar a tener una intervención en este tema, dentro del marco de la Constitución. No vaya a creer, señor presidente, que estoy proponiendo salir del marco constitucional y legal. El Congreso Nacional tiene que marchar por el camino de la claridad y de la transparencia también en este aspecto, y no solamente en el tema de las pensiones o del ahorro que con gran esfuerzo de los señores diputados venimos haciendo en el gasto de la Cámara para el año 2004, gasto que ha bajado un 5,3 por ciento en el Congreso y específicamente un 14 por ciento en esta Cámara de Diputados.
También tenemos que hablar de transparencia haciendo las cuentas y revisando los números desde el Congreso. En este sentido, seguramente vamos a tener una enorme tarea, pero vale la pena encararla, sin duda alguna.
No quiero dejar de referirme a un término que se utiliza con mucha asiduidad, que es "transferencia". Cuando se emplea esa palabra se mezcla aserrín con pan rallado, porque se aplica a algo que se le entrega al sector privado y también a los recursos que van a las provincias argentinas en materia de coparticipación federal de impuestos. Esto último no son transferencias.
Según el Diccionario de la Real Academia Española "transferir" es pasar o llevar una cosa de un lugar a otro. Aquí podríamos aceptarlo, si esta fuera la acepción que se utilizara. Pero hay otra acepción que dice "ceder a otra persona el domino o el derecho que se tiene sobre una cosa". ¿Dominio? ¿Derecho? Lo único que han hecho las provincias que conforman la Nación Argentina, y que por lo tanto son preexistentes, es encargar a la Nación que cobre determinados impuestos por una razón de economía procesal. Pero tenemos que terminar con este cuentito de las transferencias cuando nos mandan de vuelta la plata que es de las provincias.
Espero que cuando el Congreso empiece a intervenir decididamente en la elaboración del presupuesto terminemos con esta palabra despectiva con la que se llama a lo que se remite a las provincias. No son transferencias, aunque este sea el término usual en el presupuesto. Tenemos que usar el Diccionario de la Real Academia Española y llamarlo por su verdadero nombre, que no es transferencia.
Termino mi discurso diciendo que la otra deuda que tenemos pendiente es la de construir un país equilibrado. Todavía nos falta equilibrar las cargas. Algunas jurisdicciones de nuestro país tienen en su seno un gasto total de 15.200 millones de pesos. Esto significa que más de la cuarta parte de los recursos de la Administración Nacional va a parar a un solo lugar: acá donde estamos sentados.
No vamos a tener nunca un país equilibrado si ponemos todos los huevos en una sola canasta. Necesariamente tenemos que pensar que para construir un país donde todos los argentinos se sientan representados y contenidos, y en consecuencia piensen en hacerlo más grande y cada vez mejor para todos sus hijos, el desarrollo debe ser armónico y con dignidad y justicia.
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires para informar sobre el dictamen de minoría.
SR. CAFIERO, MARIO ALEJANDRO (BUENOS AIRES):
Señor presidente: en primer lugar, quiero hacer un agradecimiento al señor diputado Carlos Snopek, quien como presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda ha tenido suficiente flexibilidad como para que yo pueda presentar este dictamen de minoría.
Obviamente, hacer un presupuesto solamente con el trabajo de un diputado y algún colaborador es una tarea muy difícil y bastante asimétrica. Para ponerlo en términosde la realidad cotidiana, me siento como la resistencia iraquí contra el "imperio".
Este es el primer proyecto de ley de presupuesto de la Administración Nacional elaborado durante la gestión del señor presidente Kirchner. Es el primero que evaluamos con algún grado de tranquilidad social luego del colapso que tuvo lugar en el año 2001.
Nosotros fuimos elegidos para ser oposición, no para ser gobierno. De todas maneras, pienso que en esta coyuntura tan particular la oposición no puede quedarse en la crítica aislada sino que debe tratar de evitar el latiguillo permanente de "la oposición critica pero no propone" y la creencia de que si la oposición hace alguna sugerencia ésta es utópica o irrealizable.
Si queremos encontrar las soluciones que el país requiere, es necesario que abramos nuestras mentes y repensemos los paradigmas sobre la base de los cuales se construyó la Argentina del pasado, porque esa Argentina del pasado es la Argentina del fracaso. Nadie quiere que esta Argentina fracase; pero para no fracasar tiene que cambiar.
Durante muchos años hemos visto presupuestos únicos y oímos hablar de pensamiento único, de modelo único y de programa económico único. Lamentablemente, a veces ocurre que este Parlamento funciona con una suerte de obediencia debida, independientemente de cuál sea el gobierno, y se votan proyectos de ley de presupuesto sin que sea posible hacer aportes para enriquecerlos y mejorarlos.
En esta Argentina del fracaso las consecuencias están a la vista: diecinueve millones de pobres, nueve millones de indigentes, 16 por ciento de desocupación y la cantidad de situaciones dramáticas que sabemos vive el pueblo argentino. Creo que tenemos que hacernos cargo de esto tratando de buscar nuevas ideas, y por eso no criticaré el proyecto enviado por el Poder Ejecutivo sino que trataré de explicar un presupuesto alternativo.
Debo decir, señor presidente, que hay algo que lamentablemente el señor miembro informante no dijo. Habló de metas de crecimiento y de inflación, pero no escuché que hablara sobre las metas para combatir la pobreza. Esto es importante porque en la Argentina hemos tenido simultáneamente crecimiento, estabilidad y empobrecimiento, lo que demuestra que se puede crecer y, al mismo tiempo, empobrecer a la población.
Aclaro que no estoy hablando de la década del 90 sino del jueves 6 de noviembre del año 2003. Ese día supimos que el valor de la canasta básica de frutas y verduras subió el 2,1 por ciento, hecho que trajo como consecuencia que doscientas treinta mil personas pasaran a ser indigentes.
Cuando me aboqué a la tarea ímproba de confeccionar un presupuesto me pregunté desde qué óptica distinta tenía que hacerlo. Entonces me dije por qué no elaborarlo tomando como referencia el presupuesto que todos los meses hacen los ciudadanos argentinos que no llegan a fin de mes, es decir, los indigentes. ¿Saben los señores diputados con qué presupuesto cuentan los indigentes para acceder a una canasta básica alimentaria que garantice la cantidad de calorías mínimas para poder vivir? Con un presupuesto de ciento seis pesos, que multiplicado por doce asciende a 1.272 pesos por año.
Este es el ingreso de los indigentes. Veamos a continuación cuál es el ingreso de los pobres en nuestro país. Se considera pobre a quien está por encima de esa canasta básica alimentaria pero por debajo de la canasta total, que es de 232 pesos por mes. Si multiplicamos por doce esta cifra llegamos a la suma de 2.784 pesos por año. Es decir que se considera que todo aquel que está por encima de ese total no es pobre, porque llega a esa canasta básica.
Luego pensé en que si un gobierno quiere trabajar para resolver el problema de la pobreza debería, al menos, plantearse el objetivo de que no haya más indigentes en la Argentina. En otras palabras, que los nueve millones de indigentes accedan a los mil quinientos pesos de diferencia anuales para dejar de ser indigentes. Esto da 13.882millones de pesos.
Estoy convencido de que hay recursos para movilizar, y no me refiero solamente al presupuesto sino a las transferencias de los ingresos para poder resolver el problema. Por tal motivo, respecto del programa central de presupuesto del gobierno he planteado lo que establece la Constitución acerca de que primero debe aprobarse el programa de gobierno y después el presupuesto. Estos son los recursos para que se cumpla el programa de gobierno.
El programa de gobierno debería consistir en la guerra al hambre, a la desocupación y a la indigencia en la Argentina. Y esa guerra se puede empezar a ganar si combinamos una política fiscal, una política impositiva y una política monetaria, a la cual no hemos hecho referencia.
Para resolver esta cuestión planteamos cinco puntos en el dictamen de minoría. El primero está muy claro: el 75 por ciento de los niños de la Argentina son pobres.
Muchas veces hemos planteado la necesidad de superar el asistencialismo y de seguir programas universales de ciudadanía. ¡Qué mejor que empezar por los niños! Por ello, el dictamen de minoría considera la idea de universalizar la asignación familiar. Al respecto, el señor presidente sabe que actualmente la asignación familiar se destina a los empleados formales, pero no al desocupado o al empleado en negro.
Nosotros -cuando digo nosotros incluyo a la CTA y a otras organizaciones con las que compartimos la propuesta- pensamos que la asignación de treinta pesos por mes, asumiéndose la obligación del control periódico de escolaridad y de salud, sería un acto de posible justicia en la Argentina. Esa asignación significaría un egreso de 3.945 millones de pesos.
Asimismo, consideramos que debe ampliarse la cobertura a los mayores de sesenta y cinco años para que por lo menos tengan garantizado un ingreso de doscientos pesos. A la vez, entendemos que el aumento de doscientos pesos otorgado a los empleados del sector privado también debe otorgarse al sector público estatal ya que, por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires el 30 por ciento de los empleados públicos son pobres. Este aumento significaría un gasto de 481 millones de pesos. Así se compone la primera parte del programa, que es la relativa a un subsidio directo a la población en riesgo vía la asignación universal por hijo, la asignación a mayores de 65 años y el aumento a los empleados públicos.
Ahora, pasaré a considerar la segunda parte del programa. Así como tenemos que buscar que crezcan los ingresos de los sectores más pobres tenemos que lograr que disminuya el costo de la canasta básica. Coincido con el ministro Lavagna acerca de que el país va a salir adelante si aumenta el consumo, pero, ¿de qué consumo estamos hablando? ¿De consumir más camionetas cuatro por cuatro, bienes importados o artículos de lujo? Ese consumo también puede aumentar, y está creciendo en la Argentina. Ello se refleja en el aumento de las importaciones mencionado anteriormente.
¿Qué consumo queremos que crezca? Queremos que crezca el consumo popular, el consumo de los pobres, el consumo del pueblo. Entonces, ¿qué tenemos que hacer para disminuir el costo de la canasta familiar? Tenemos que bajar los impuestos a todos los productos que la componen: las carnes, las frutas, las legumbres y las hortalizas.
Además, la disminución de los impuestos tendría que abarcar a los servicios públicos. De esta forma se focalizaría una baja de impuestos. La otra alternativa sería disminuir el IVA, impuesto indirecto distorsivo que paga quien consume pero que de alguna manera no grava la riqueza sino fundamentalmente el consumo popular. Por ello, pensamos que puede reducirse en tres puntos la tasa general del IVA, lo que equivaldría a 3.000 millones de pesos. Ya me van a preguntar de dónde saco tanto dinero.Ahora va a aparecer, sepan esperar.
Una cuestión muy importante a tener en cuenta es que en función de la realidad de la falta de políticas agropecuarias está habiendo una suerte de avances en la Argentina en el monocultivo de soja. La soja está avanzando en ciertas zonas desplazando a cultivos tradicionales. No quiero abundar en cifras acerca de la caída del arroz, de las legumbres, de los cultivos industriales y de los tambos.
La realidad es que una producción agropecuaria de la soja pensada como agroexportadora únicamente está desatendiendo el mercado interno. Parece que aquí hay una lógica por la cual en la división internacional del trabajo lo único que se le permite a la Argentina es exportar soja y petróleo. Pero eso está produciendo un desplazamiento de cultivos y de poblaciones que, en definitiva, atenta contra la soberanía alimentaria y contra la alimentación de los argentinos.
Nosotros creemos que hay que dar señales claras y por eso planteamos que debe reconsiderarse el derecho de exportación de las sojas y en función de esa reconsideración deben destinarse ese dinero y esos recursos a subsidiar esta producción destinada al mercado interno y a los consumos populares.
Además, entendemos absolutamente necesario corregir el problema del gas licuado de petróleo en la Argentina. Hay cuatro millones de usuarios de garrafas, -y aclaro que son los pobres los que usan las garrafas porque no llegan las redes- que están gastando en promedio treinta pesos por mes, mientras que con el gas natural se gastan sólo once pesos.
Nosotros creemos necesario que se aumente el derecho de exportación del GLP, para que de esa manera baje el precio interno de ese producto.
SR. LAFALLA, ARTURO PEDRO (MENDOZA):
¿Me permite una interrupción, señor diputado, con la venia de la Presidencia?
SR. CAFIERO, MARIO ALEJANDRO (BUENOS AIRES):
Sí, señor diputado.
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
Para una interrupción tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.
SR. LAFALLA, ARTURO PEDRO (MENDOZA):
Señor presidente: ratificando lo dicho por el señor diputado Cafiero sobre el GLP, un grupo de diputados hemos informado ante la Comisión de Defensa de la Competencia que el gas licuado de petróleo, el gas de garrafa, se está vendiendo en el mercado interno un 20 ó 25 por ciento más caro que el precio mayor del mercado externo.
Si se ejercieran debidamente los controles tendríamos un ahorro significativo en un producto tan delicado para el consumo y para los sectores más débiles. Por otra parte, no debemos olvidar que en el plan de labor de esta sesión se encuentra una iniciativa sobre el marco regulatorio del gas licuado, que es una deuda que tiene este Congreso con el mercado desde hace más de diez años. Sería bueno que nos comprometamos a su tratamiento.
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Buenos Aires.
SR. CAFIERO, MARIO ALEJANDRO (BUENOS AIRES):
El cuarto programa creo que es en definitiva el que puede significar un cambio sustancial de las políticas que hemos venido sufriendo a lo largo de estos años y tiene que ver con la política monetaria.
Cuando uno habla de política monetaria, saltan los gurúes de la city y dicen que la emisión es inflación y toda una serie de cosas. No quiero citar a John Maynard Keynes porque sería ir demasiado lejos. Sí quiero señalar a Stiglitz quien dice: "Dirigir el crédito para aumentar la oferta de mercaderías no tiene por qué disparar la inflación. Por el contrario, el aumento de la oferta de artículos de producción nacional podría ser un instrumento eficaz para combatirla".
¿De qué estamos hablando? Cuando uno mira este presupuesto, este enjambre de tablas, números, y está días y días observándolo, advierte que aquí hay una trampa. No quiero decir de los legisladores, sino que hay como una ideología metida en los cuadros que impide ver la realidad.
Uno empieza a darse cuenta cuando descubre que dice: total gastos. Pero mira los gastos y está la inversión. Aquí se habló de un aumento de la inversión, que es poco, pero existe. Sin embargo, en el cuadro de resultados económicos se coloca a la inversión como un gasto. ¿Qué quiere decir esto? Que estamos usando los impuestos, o sea, los ingresos corrientes para inversión. Esto va a provocar una distorsión en el análisis del presupuesto. Por eso debería haber un presupuesto para los gastos corrientes y los ingresos corrientes, con un resultado económico; y otro presupuesto para las inversiones, los activos -o sea, el patrimonio que tiene un país- y los pasivos.
¿Por qué eso no se hace? Porque se demostraría que la deuda es absolutamente irracional en relación con el patrimonio, porque no fue utilizada para financiar inversiones.
Si uno rehiciera el cuadro de resultados del Estado nacional -a esta altura del debate le voy a hacer una corrección al señor diputado Snopek, porque la educación no es un gasto, sino una inversión; ciencia y tecnología tampoco es un gasto, porque significa una inversión- se encontraría con que el sector público consolidado de la Argentina -Nación, provincias y municipios- tiene un resultado económico favorable del 8,83 por ciento del producto bruto.
Cuando uno separa los gastos corrientes de aquellas erogaciones que tienen que ver con el gasto social, se da cuenta de que la Argentina es un país absolutamente viable, que tiene un gasto absolutamente acotado e irracional.
En consecuencia, ese superávit también debe ser usado adecuadamente. ¿Tiene sentido utilizar el superávit de todos los años en inversiones que van a ser usadas en el largo plazo? No, porque las inversiones en rutas, puertos, infraestructura y vivienda tienen un ritmo de amortización que no puede ser englobado en un ejercicio.
Entonces, ¿qué es lo que estoy proponiendo en definitiva? Que financiemos la inversión no con ingresos corrientes, sino con una emisión controlada de dinero.
El Banco Central de la República Argentina en este año emitió 13.160 millones de pesos para intervenir en el mercado cambiario comprando dólares. Ningún gurú de la city protestó; nadie habló de inflación. ¿Acaso no sabemos los argentinos que si hay algo que se fugó de la Argentina fueron los dólares? ¿Es absolutamente seguro que esa emisión que se va a hacer va a tener como contrapartida una cantidad de dólares que se va a quedar en el país? Nadie podría garantizar eso. Lo que sí podemos garantizar es que si emitiéramos para hacer rutas, caminos e infraestructura, esas cosas no se podrían fugar del país.
Entonces, en vez de financiar con tres mil millones de pesos recaudados por el IVA los gastos de inversión, podríamos financiar con tres mil millones de pesos de emisión y reducir los tres puntos del IVA que figuraban en el programa.
Vamos a analizar solamente el tema de la vivienda en la Argentina. En la construcción, la inversión estuvo cerca del 15 por ciento del producto bruto como promedio histórico. Llegó al 20 por ciento: 11 en vivienda y 9 en infraestructura. Siempre el promedio giró alrededor del 15 por ciento. Hoy estamos en menos de la mitad, esto es, el 8 por ciento del producto bruto: 4 en vivienda y 4 en infraestructura.
Imaginemos un país que fuera como dice Stiglitz
que debe ser. Imaginemos que esa Argentina decidiera no hacer locuras y llegar a una cifra del 8 por ciento en materia de viviendas, o sea, aumentar el PBI en un 4 por ciento. Como consecuencia del efecto multiplicador, si uno invierte cien pesos en viviendas obtiene como resultado un crecimiento del producto de doscientos pesos. En ese caso, no se necesitaría un crecimiento del PBI del 4 por ciento, sino de la mitad.
Entonces, para lograr un crecimiento del PBI de un 4 por ciento se requiere un aumento del mismo del 2 por ciento, lo que representa un monto de ocho mil millones de pesos. ¿Sabe usted, señor presidente, cuántos puestos de trabajo se generarían de esta manera? Cuatrocientos mil. Lamentablemente, pienso que uno de los datos más negativos del proyecto de ley de presupuesto que estamos considerando es que se mantiene la misma partida para el Programa Jefes de Hogar. En otras palabras, estamos previendo que vamos a tener la misma cantidad de personas desocupadas, por lo que necesitamos mantener la misma cantidad de programas. Sin embargo, si se pusieran en marcha estos programas de creación de empleo también podríamos decir que, si fuera necesario, podríamos bajar los gastos sociales.
Me olvidé de decir algo muy importante: la causa fundamental de la inflación en la Argentina no fue la emisión sino la puja distributiva del ingreso, es decir, entre los precios y los salarios. Como decía el general Perón, los salarios iban por la escalera y los precios por el ascensor, lo que determinó una caída brutal del ingreso de los trabajadores en la Argentina.
Por eso, para poner en marcha este programa, el artículo 1° del proyecto del dictamen de minoría establece la creación del Consejo Económico y Social, a fin de lograr un acuerdo entre los argentinos para que estas medidas no sirvan para que se enriquezcan algunos vivos sino que sean de utilidad para el pueblo, para que no haya aumento de precios y para que este sea un programa que toda la sociedad pueda seguir controlando y poniendo en marcha.
El quinto aspecto del programa está referido a la salida de la extorsión que practican los bancos. Todos nos encontramos extorsionados por los bancos. Nos han secuestrado el crédito; hasta que no terminemos de "gatillar" todas las compensaciones el crédito no va a aparecer en la Argentina. Por eso se necesitan estas leyes, como la que se votó anteriormente, a fin de liberar ese rehén que es el crédito. Cuando el ahorro es nacional los bancos extranjeros no vienen a traer dinero, sino a llevárselo.
Creemos que hay que hacer muchas cosas, pero básicamente decimos que se deben invertir los recursos del Estado en el financiamiento de proyectos que tengan un alto impacto de mano de obra. Utilicemos, por ejemplo, el proyecto del señor diputado Polino, referido a las cajas de crédito locales, que ha sido aprobado en este recinto. De esa manera tendríamos un instrumento adecuado y no necesitaríamos a los bancos extranjeros. Demos dinero a esas cajas de ahorro locales. De esa forma veríamos la cantidad de puestos de trabajo que se generarían.
En síntesis, para que no digan que hacemos cuentas en el aire o que hablamos de algo utópico, debo decir, contradiciendo al general Perón, que la política no es el arte de lo posible, sino el arte de hacer posible lo imposible. En ese sentido, si uno suma los subsidios directos que se plantearon, la reducción de los impuestos y de los precios de los productos que integran la canasta familiar, la inversión destinada a obras públicas y a viviendas y el financiamiento de proyectos de alto impacto, arriba a una cifra de dieciséis mil millones de pesos. Ese es el monto que al principio de mi exposición mencioné como el indicado para sacar a nueve millones de argentinos del estado de indigencia en que se encuentran.
Somos un país que dispone de los recursos necesarios para hacerlo; esto es lo dramático y terrible. Si no tuviéramos los recursos podríamos sentirnos justificados moralmente. Pero no tenemos justificativo moral, económico, político ni histórico para tener diecinueve millones de pobres en la Argentina.
En cuanto a los recursos, creo que Lavagna los esconde. A partir de algunos reportajes de radio que me han hecho he acuñado una frase algo cacofónica que dice así: "Lavagna te engaña". ¿Por qué? En realidad, este es un país increíble porque el superávit primario es de 3.400 millones de pesos. Se dirá que hay un intangible de los fondos fiduciarios, pero el Poder Ejecutivo nacional presentó un presupuesto con 3.240,3 millones de pesos de superávit financiero después de pagar todo. Yo quisiera que esa plata se use, no que se la lleven los acreedores, porque para eso está, para dar algún regalo, algún bonus a los bonistas.
Si no consideramos los cuatrocientos cincuenta millones del fondo fiduciario intangible, serían 2.800 millones. Todos los economistas -no los liberales, sino gente como Claudio Lozano, o incluso Lo Vuolo- sostienen que hay una subestimación de ingresos. Lavagna está escondiendo entre dos mil quinientos y cuatro mil millones de pesos porque ya a septiembre se recaudaron 52.844 millones.
Por otra parte, el producto crece, y hay un estudio que sostiene que si el producto crece uno, la recaudación crece 1,25.
Se detallaron muy bien las cifras macroeconómicas del consumo proyectado para 2004: 301.993 millones. Si se calcula el IVA, obtendríamos una cifra cercana a los sesenta mil millones. Sin embargo, ¿cuánto se ha previsto recaudar por ese tributo? Alrededor de veintidós mil millones netos de reintegros, y si se sacan las exenciones, se podrá concluir que hay una evasión del IVA del 40 por ciento.
Nosotros decimos que allí tendríamos cerca de cuatro mil millones, pero pusimos tres mil trescientos, porque pensamos que había que achicar, y que se podía crear un fondo de lucha contra la evasión y el contrabando, es decir, sinceremos este gap, lo incluimos en el presupuesto y después controlamos: si se recauda menos ajustamos, pero si se recauda más, mejor.
Por supuesto que está pendiente la reforma impositiva en la Argentina. Solamente incluimos algo que nos da mucha bronca, que tiene que ver con la fuga de capitales...
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
La Presidencia solicita al señor diputado que redondee su exposición.
SR. CAFIERO, MARIO ALEJANDRO (BUENOS AIRES):
Le pido una pequeña flexibilidad, señor presidente.
El último dato del INDEC de junio de 2003 dice que afuera del país hay 120.471 millones de dólares, de los cuales diecisiete mil quinientos corresponden a activos reales, como las casas en Punta del Este, lo que tienen los artistas afuera, Susana Giménez, etcétera. Pero hay 102.919 millones en activos líquidos. Esto es declarado y legal, aunque ahora vamos a ver dónde está la trampa.
De esa cifra un tercio está en bancos, otro tercio en bonos de los Estados Unidos y otros países y un tercio figura sin renta. O sea que los muchachos se llevan la plata afuera pero no la ponen a interés. Por ejemplo, analicemos la declaración jurada del presidente del Banco Central, Prat-Gay, que es un economista, un hombre de negocios que hizo mucho dinero: 6.465.000 pesos.
Prat-Gay declara que tiene cinco cuentas corrientes en dólares americanos por 6.465.298 pesos. O
sea, tiene la plata en la cuenta corriente y no cobra ningún interés. No puedo creer que Prat-Gay tenga seis millones en una cuenta corriente; creo que los tiene colocados, y que gana un 5 por ciento anual; es decir, trescientos mil dólares, pero él no los declara a la DGI. El dice que no gana intereses. Así se evaden en la Argentina muchos millones de pesos. Nosotros creemos que es importante un programa que combata esto. La ONU acaba de aprobar un tratado contra la corrupción; démosle carácter constitucional y pidamos a los Estados que firmen ese tratado y colaboren para que quienes fugaron dinero de la Argentina paguen impuestos. No estamos diciendo que la fuga sea ilegal, aunque lamentablemente algún día tendríamos que disponerlo de esa manera; hasta ahora no lo hemos hecho; cuando lo hagamos la Argentina será otro país, porque un país que se lleva la plata afuera vive siempre pidiendo.
Allí nosotros calculamos quinientos millones de pesos más de recaudación. La señora diputada María América González todos los años presenta un proyecto para establecer un tope, y ahí tendríamos otros trescientos millones. Podríamos recaudar doscientos millones más con la libre elección de las AFJP, tema que no se mencionó; el déficit de las cajas son las AFJP, no otra cosa, ellas se están llevando el dinero.
Ahora, podría referirme a la otra parte de mi discurso sobre lo que debemos votar hoy. El señor presidente Kirchner dice que donde toca hay pus; yo creo que en este presupuesto también hay mucha pus. Más allá de las cifras arrancamos mal, porque por el artículo 8° modificamos una ley. La ley de presupuesto no es para modificar leyes; justamente el artículo 20 de la ley de administración financiera señala que no podrá contener disposiciones que no sean de carácter permanente ni reformar o derogar leyes vigentes, pero lo primero que hacemos es modificar una ley por la ley de presupuesto. Este presupuesto puede ser tachado de inconstitucional o ilegal.
No se cómo quedó redactado el artículo 13, pero facultar al jefe de Gabinete de Ministros para que haga lo que quiera es una burla. Alguien dijo que esto era un decorado muy caro y tiene razón, si el jefe de Gabinete de Ministros puede hacer cualquier cosa.
Yo he incluido una serie de artículos referidos al control que debemos hacer de los gastos. Todos los meses las comisiones de esta Cámara deberían evaluar cuál es el grado de cumplimiento; tenemos que estar conectados on line para saber cómo se está ejecutando el presupuesto, porque se aprueba el gasto pero después hay que ejecutarlo, y a veces no se ejecuta sino que se subejecuta o ejecuta de más, y esto nadie lo controla.
Estamos aprobando las cuentas de inversión del 96, miren cómo funciona esto. Las universidades están totalmente desatendidas. Los fondos fiduciarios no se aprueban. De repente ratificamos decretos en los artículos del presupuesto; eso es ilegal. Aprobamos cuentas de inversión de 2002, y estamos considerando el presupuesto de 2004. El artículo 21 señala: "...convalídase la cuenta de inversión de 2002". Esto es un disparate. Se establece también la ratificación de decretos de necesidad y urgencia, algo a lo que yo me opuse siempre en esta Cámara, de pagar impuestos con títulos. Eso es un agujero de 2.300 millones. ¿Por qué no averiguamos quiénes se beneficiaron con estos 2.300 millones? ¿Quién pagó con títulos, el quiosquero de Once? No lo creo, me parece difícil.
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
La Presidencia informa al señor diputado que ha vencido el tiempo del que disponía para hacer uso de la palabra. Por lo tanto, le sugiere que redondee su exposición.
SR. CAFIERO, MARIO ALEJANDRO (BUENOS AIRES):
Sólo pido un par de minutos para terminar mi discurso, señor presidente.
Sobre operaciones de crédito público hablaré oportunamente. Cómo puede ser que seamos juzgados por jueces de Nueva York y de Alemania. ¿Se dan cuenta de lo que es un Estado sometido a juicios en el extranjero, donde hemos prorrogado jurisdicciones e inmunidad diplomática? Yo he hecho un análisis; no son más de cinco o seis funcionarios quienes dispusieron esto violando la ley complementaria permanente de presupuesto, truchando una ley, y de eso voy a hablar durante el tratamiento en particular. Tenemos que votar hoy o mañana que toda prórroga debe ser aprobada por este Congreso.
Sinceramente, he tratado de hacer aportes sobre el tema del endeudamiento, y lamentablemente tengo que disentir con el señor diputado preopinante, porque no hay una solución al problema de la deuda.
Al respecto, les quiero mostrar el memorándum de entendimiento con el Fondo Monetario, que firmaron el ministro Lavagna y el señor Prat-Gay. El punto tres de ese memorándum señala: "stock de la deuda del gobierno federal, fines de diciembre de 2004, meta indicativa: 570.000 millones de pesos", esto es 190.000 millones de dólares. Si hacen la cuenta advertirán que representa un 150 por ciento del producto bruto, y si le ponen cualquier tasa de interés observarán que la deuda no es pagable.
¿Saben por qué la deuda no es pagable? Porque mientras por un lado se castiga a los bonistas europeos -lógicamente buscaban una renta, decidieron hacer un negocio de riesgo y ahora se los castiga con una quita brutal que llega al 88 por ciento-, por el otro les damos dinero a los bancos. Por ello, pido a los señores diputados que piensen antes convalidar el decreto 905; estamos hablando de quince mil millones de dólares para los bancos y no han abierto un solo libro de ninguna entidad para preguntarle qué hizo con la plata. No sé si está presente el señor diputado Frigeri, pero veo al señor diputado Oscar González, quien estuvo en la reunión en la que se lo planteé al señor Mario Vicens. Este último fue uno de los que firmó la renuncia de jurisdicción mientras ejercía el cargo de Secretario de Hacienda, y ahora es el presidente de ABA. ¡Esto es una joda! El mismo secretario de Hacienda que nos entregó a los jueces extranjeros hoy es el presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina, a los que les damos quince mil millones de dólares. Esta es la Argentina del disparate, y sin embargo van a votar este proyecto.
El problema de la deuda no se arregla de esta manera, porque lo que se desinfla por un lado se infla por otro. Lo que tendrían que hacer es una auditoria de la deuda. Antes de pagar, primero hay que auditar; esto es lo más lógico y sensato, porque cualquier administrador sano lo haría en cualquier empresita de morondanga. En este caso, estamos hablando de un país que se ha cansado de pagar, y que si esto sigue así seguirá pagando por siglos y siglos.
Entonces, constituyamos una comisión. Si no quieren que la hagamos nosotros, háganlo ustedes, pero pidan que les rindan cuentas. No es muy difícil. ¿Acaso no le anulamos el contrato a Meller porque infló la deuda en cuatrocientos millones de pesos? Por lo tanto, ¿por qué no podemos anular el megacanje? No lo hacemos porque son 55.000 millones de dólares. De esta manera la deuda crece y después tenemos que hacer la quita, a pesar de que se trata de una operación nula.
En el tema de la deuda tendría que haber alguna corresponsabilidad. Estoy de acuerdo con que después de analizar y auditar la deuda paguemos el 25 por ciento, pero otro 25 por ciento lo tendrían que poner los bancos que crearon la deuda, y otro 25 por ciento debería ponerlo el Fondo Monetario Internacional que la auditó y dejó que explotara. Lo mismo tendría que decir de los países centrales, que con su proteccionismo impiden que la Argentina salga hacia delante.
Por último, le agradezco a usted, señor presidente, el margen de tiempo que me ha otorgado, y al señor diputado Snopek la flexibilidad que puso de manifiesto. Espero que esto sirva para abrir las mentes y mostrar que hay otro camino.
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
La Presidencia recuerda a los señores diputados que los señores miembros informantes de los dictámenes de mayoría y de minoría se excedieron unos diez minutos cada uno. Por ello, solicita a los restantes oradores que se ajusten al tiempo previsto.
Tiene la palabra el señor diputado por Jujuy.
SR. GIUBERGIA, MIGUEL ANGEL (JUJUY):
Señor presidente: voy a compartir el tiempo de mi exposición con los señores diputados Ostropolsky y Neri. Vamos a referirnos al tema que hoy nos convoca: el presupuesto nacional para el ejercicio fiscal del año 2004.
Nosotros, desde la Unión Cívica Radical, no vamos a entorpecer la sanción de un instrumento fundamental que necesita cualquier gobierno para llevar adelante su política, pero ello no va a significar que este bloque venga a avalar que este Congreso sea la oficina de protocolización de la Casa de Gobierno.
Este presupuesto se presenta hoy desde el gobierno como una propuesta de cambio y de distintas alternativas para el país pero, cuando observamos lo que en él se encuentra plasmado, notamos que no es otra cosa que más de lo mismo, ya que no apunta a un crecimiento basado en el trabajo, en la inversión o en el alto valor agregado, sino en el repetido y fracasado asistencialismo, que lleva a una cultura de clientelismo político.
Por otro lado, para poder implementar esto, fundamentalmente se necesita otorgar amplias facultades al jefe de Gabinete de Ministros para que haga lo que quiera y considere necesario y oportuno, sin que este Congreso tenga la participación necesaria.
Por eso, cuando entramos a analizar este presupuesto, que tiene que ser la autorización de los gastos y reflejar cuál es la política que quiere llevar adelante este gobierno, observamos la asignación de recursos y las diferentes fuentes para la obtención de esos recursos.
Esta economía que nosotros ahora vemos en crecimiento, pero que en el primer y segundo semestre de 2002 había caído tremendamente a raíz de los hechos que ocurrieron en la Argentina, comenzó a recuperarse a partir del segundo semestre de este año, fundamentalmente desde los sectores exportadores y de sustitución de importaciones.
Pero también vimos la contención del consumo doméstico por la caída del salario real, y hoy vemos que el desempleo trepó hasta el 24 por ciento, con agravamiento de la pobreza y de la indigencia.
Aquí se implementaron programas que nosotros consideramos necesarios y valiosos, como el de Jefes de Hogar, destinados a atender la situación social que se vivía a inicios de 2002. Todos estos programas estuvieron caracterizados por un fuerte sesgo clientelístico.
Cuando vemos que la política monetaria y fiscal ha evitado el traspaso de la devaluación a la inflación, observamos que se brindó un marco de estabilidad que permitió la recuperación. Entendemos que este crecimiento sostenido debe hacerse con equilibrio social y regional, y esto no está asegurado en el presupuesto que ha enviado el Poder Ejecutivo.
Nosotros vemos que quedan también una serie de problemas -como planteaba el señor presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda- a ser considerados y atendidos dentro de la agenda que tiene que tratar este gobierno, y están referidos al sistema previsional, al sistema financiero, a la actual estructura del sistema de coparticipación de impuestos, a los contratos de servicios públicos privatizados y a la renegociación de la deuda en default.
En todos esos casos las políticas del Poder Ejecutivo son difusas, y esta falta de definición que estamos mencionando implica que se siga postergando la toma de decisiones que indefectiblemente, tarde o temprano, se tendrán que adoptar e instrumentar.
Desde el Congreso, particularmente desde este bloque de diputados de la Unión Cívica Radical, hemos apoyado con seriedad y celeridad las diversas iniciativas del Poder Ejecutivo, y lo continuaremos haciendo. Pero cuando vemos la evolución prevista para las principales variables macroeconómicas que sirven de sustento para el cálculo de recursos, debemos señalar que mientras el nivel de inflación luce sobreestimado, lo contrario ocurre con el crecimiento del producto.
También vemos en este presupuesto que el aumento de recursos que se prevé se basa fundamentalmente en la exportación de productos primarios, como el petróleo y sus derivados y manufacturas del sector agropecuario. Respecto de las exportaciones de productos primarios, comparadas con igual período del año previo, vemos que las de soja y sus subproductos, con precios excepcionales, crecen un 28 por ciento; las de combustible y petróleo, casi un 20 por ciento, mientras que las de manufacturas y productos industriales caen un 4 por ciento.
Esto nos tiene que llamar a la reflexión porque son señales que se están dando y que refuerzan nuestro señalamiento sobre la proyección del valor del tipo de cambio y la influencia que puede tener en la recaudación y eventuales presiones inflacionarias.
Podemos decir que eventuales caídas del precio internacional de la soja o del petróleo harán que se reduzcan los ingresos esperados por impuestos sobre el comercio exterior, los cuales representan el 17 por ciento de los recursos tributarios al mismo tipo de cambio.
Si vemos que la recaudación de impuestos directos continúa ubicándose en un bajo promedio -un 25 por ciento del total de recursos y contribuciones-, y por otro lado una parte importante de la recaudación -alrededor del 15 por ciento- se origina en tributos relacionados con el comercio externo, tenemos como resultado que la carga de los diversos impuestos indirectos, especialmente el IVA, se ubica en una banda que va del 55 al 60 por ciento de los recursos tributarios.
Estos porcentajes nos dan una clara muestra de que nuestro sistema impositivo continúa siendo de fuerte carácter regresivo. Por todas estas razones, entendemos que es necesario producir una reforma. Luego de analizar el mensaje y proyecto de ley de presupuesto enviado por el Poder Ejecutivo, desde la Unión Cívica Radical también planteamos que es preciso eliminar en el impuesto a las ganancias la exención sobre los intereses de títulos públicos y depósitos en entidades financieras y obligaciones negociables, porque de esa manera sería posible lograr una recaudación de 655 millones de pesos.
Si hablamos de ingresos, también es importante destacar los recursos que se destinan a la AFIP para el año 2004. Estos ascienden aproximadamente a mil ochocientos millones de pesos, lo que representa el 90 por ciento de los gastos destinados a las universidades del país.
A esto debemos agregar que mientras el resto de los organismos del sector público ha soportado en los últimos dos años una fuerte contracción real -lo que se puede advertir claramente en el nivel de salarios de los empleados públicos-, la AFIP ha tenido importantes aumentos de recursos. Tampoco podemos dejar de mencionar que los mil ochocientos millones de pesos destinados a la AFIP se detraen de la masa coparticipable en virtud de un decreto, mientras que la asignación del INTA, que por ley está fijada en un 0,5 por ciento, se reduce al 0,4 por ciento.
Cuando preguntamos cuánto de esos mil ochocientos millones de pesos destina la AFIP al pago de sueldos de su personal -conformado aproximadamente por diecinueve mil empleados-, nos dijeron que el 70 por ciento. Sería importante que la AFIP, ya que está utilizando fondos que pertenecen -en alguna medida- a las provincias, tome los recaudos pertinentes para ayudar a que las direcciones de rentas y los distintos organismos de recaudación provinciales puedan contar con los elementos necesarios para que sea más efectiva la tarea de recaudación en las distintas jurisdicciones.
Por otra parte, si analizamos la composición del gasto de la Administración Nacional para el año próximo -establecido en 59.708 millones de pesos-, advertiremos que el 34 por ciento se destina al pago a jubilados, otro tanto a transferencias, 13 por ciento al pago de intereses de la deuda, 11 por ciento al pago de sueldos y 8 por ciento a otros gastos.
El crecimiento nominal de gastos es, con respecto al año pasado, del 9 por ciento y asciende aproximadamente a 4.816 millones de pesos. Pero si tenemos en cuenta el nivel estimado de inflación advertiremos que ese incremento se diluye casi totalmente. Luego, observamos que la relación del gasto con respecto al producto bruto interno se reduce.
Estos dos últimos comentarios son necesarios para sostener nuevamente que, a pesar de la retórica oficial de que existe un punto de quiebre entre la política actual y la desarrollada durante la década del noventa, el funcionamiento del sector público continúa limitado por las mismas restricciones que observamos en los últimos quince años.
Para que quede en claro, la firma del último acuerdo con el Fondo Monetario Internacional establece las condiciones necesarias para lograr un superávit operativo equivalente a tres puntos del PBI.
Si recordamos que un 13 por ciento de este presupuesto -es decir 6.950 millones- se destina al pago de intereses de la deuda, nos tenemos que preguntar cómo se hace para financiar mayores gastos en las áreas consideradas prioritarias. Debemos realizar algunos ajustes reales en el presupuesto. Justamente el ajuste se realiza en el sector de los empleados públicos.
Las remuneraciones de la Administración Nacional se incrementan en un 1,6 por ciento respecto de 2003, y en términos reales ello significa una reducción del 7 por ciento.
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
La Presidencia hace saber al señor diputado que su tiempo ha concluido y que todavía resta que hagan uso de la palabra tres señores diputados del bloque de la Unión Cívica Radical.
SR. GIUBERGIA, MIGUEL ANGEL (JUJUY):
Este proyecto de ley de presupuesto tiene una gran concentración geográfica que se observa en la asignación de algunos gastos, fundamentalmente en el aspecto social y en el de infraestructura.
Para ir finalizando mi exposición creo que es necesario decir que se destinaron a programas sociales un total de 9.780 millones para el año 2003. Durante este gobierno, que comenzó el 25 de mayo, hubo una baja ejecución. Los ministerios de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, de Desarrollo Social, de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, de Educación, Ciencia y Tecnología y de Salud presentan niveles de subejecución del 53 por ciento, del 48 por ciento, del 47 por ciento, del 53 por ciento y del 70 por ciento respectivamente. Esta falta de ejecución en algunos rubros, motivada por el estado de emergencia causado por las inundaciones, origina que en el Ministerio de Desarrollo Social haya 2.400.000 pesos sin ejecutar y en el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, contándose con seis millones y medio de pesos solamente se haya devengado el 1,5 por ciento.
Podemos notar un gran crecimiento de fondos destinados al Ministerio de Desarrollo Social con fines de asistencialismo. También se ha diseñado una política regional de gasto social concentrada en algunas zonas. Hay una gran participación en los principales programas de las áreas sociales en la ciudad de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.
En atención a los grupos vulnerables el 44 por ciento se destina a Buenos Aires, el 14 por ciento a Santa Fe y el 7 por ciento a Córdoba, mientras que para las provincias de Catamarca, Entre Ríos, Chubut, La Pampa, La Rioja, San Juan y Río Negro, que viven una situación similar, no se llega ni al 3 por ciento.
En el programa del Ministerio de Desarrollo Social la asignación es discrecional. La concentración que se asigna a la ciudad y a la provincia de Buenos Aires es mayor al 88 por ciento del total del programa.
He mencionado los dos problemas: falta de búsqueda del equilibrio regional y la asignación sobre la base de criterios poco claros u objetivos con un fuerte peso de discrecionalidad.
Por eso nosotros creemos -y así lo vamos a plantear durante la discusión en particular- en la necesidad de tener un desarrollo integrado de la República Argentina, con políticas de carácter universal a fin de cambiar esta realidad que nos presenta el presupuesto. La ciudadanía estaba esperanzada en este cambio del que tanto se habla a través de los medios, pero cuando vemos las acciones concretas nos encontramos con esta situación.
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.
SR. OSTROPOLSKY, ALDO HECTOR (MENDOZA):
Señor presidente: le agradezco la posibilidad de poder dirigirnos a tan amplio auditorio dentro del horario de protección al oficialismo. La presencia de los señores legisladores oficialistas en la sala queda bajo exclusiva responsabilidad de su presidente de bloque (Risas.).
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
Son pocos pero de mucho valor.
SR. OSTROPOLSKY, ALDO HECTOR (MENDOZA):
El Poder Ejecutivo nos ha enviado el presupuesto conforme lo establecido por el artículo 75, inciso 8°, de la Constitución Nacional que dice que es atribución del Poder Legislativo fijar anualmente el presupuesto general de gastos y el cálculo de recursos.
En el mensaje de elevación se pone de manifiesto su importancia fundamental en cuanto a lo que significa como ejercicio del control republicano e instrumento de la política económica y social expresada por el gobierno.
Me pregunto realmente si se cree que este Congreso ejerce en plenitud ese control republicano. Deseo hacer hincapié en varios aspectos que tienden a contestar si realmente este Congreso realiza ese control republicano.
En primer término, quiero referirme al constante deterioro de la calidad institucional. Todos sabemos que existe institucionalidad cuando se verifica el respeto estricto a la división de poderes y se contemplan a ultranza los derechos y deberes constitucionales de cada uno de esos poderes.
En el caso del presupuesto, esta Cámara, como todos sabemos, interviene y participa en el proceso de formulación. En la otra etapa -que es de sustantiva importancia dentro de lo que se denomina el circuito presupuestario, como es la ejecución, la evaluación y el control- el Poder Legislativo -lo digo con toda claridad- ve avasallada sus atribuciones constantemente por el Poder Ejecutivo nacional.
Eso se refleja en varias cuestiones que quiero mencionar. En primer lugar, se modifica el presupuesto desde su misma puesta en vigencia; desde el instante en que el jefe de Gabinete en su decisión número uno abre el presupuesto, es decir, lo pone en vigencia, altera los créditos votados por ley y lo hace en diferentes niveles: programas, subprogramas, jurisdicciones, actividades, proyectos, obras, a nivel de partidas principales o de partidas parciales.
Durante la ejecución del presupuesto, la cuestión empeora, porque se profundiza. ¿Qué es lo que se hace? Se modifican, se compensan créditos entre diferentes programas, proyectos, obras. Y eso se hace en base a decretos, resoluciones, decisiones administrativas o también por disposiciones adoptadas por titulares de jurisdicciones o de organismos descentralizados.
Veamos un ejemplo de lo que estoy señalando. Dentro del Ministerio del Interior el Programa 16 -Fomento e impulso del sistema democrático- el Congreso votó para el 2003 una partida de 64 millones de pesos. En mayo se había incrementado a 132 millones de pesos, es decir más del doble. En realidad, se prevé que ese gasto va a ser mayor. No hay suficiente información para certificar esas cifras pero hay grandes indicios de que así va a ser.
Debemos recordar que este cálculo fue hecho previendo la realización de la segunda vuelta electoral pero lo cierto es que no la hubo. ¿Saben cuál fue el gasto asignado a esta partida en 1999? Veintiocho millones de pesos. Y en el 2001 fue de menos de nueve millones de pesos. Tengamos en cuenta que siempre se trató de la misma empresa, la española Indra.
Por otra parte, también se distorsiona la voluntad del legislador a través de lo que se denomina asignación de cuota de compromiso y devengado, que lleva a cabo la oficina nacional de presupuesto. Para los que no están en el tema o no conocen técnicamente la cuestión, seguramente no conocen que la asignaciónde cuotas es determinante del nivel de gastos. Se fijan límites para comprometer y devengar un crédito, y se hace por trimestre adelantado.
Muchas veces todo eso no guarda relación con la voluntad legislativa, ya que se aprueba una partida que luego queda sujeta a la arbitrariedad y discrecionalidad del funcionario de turno. Obviamente que se producen enormes distorsiones.
Tengo poco tiempo, pero me hubiese gustado leer una comparación que se hizo entre diez países de América latina en relación con la transparencia presupuestaria. Como tengo diez minutos para compartir mi exposición, no voy a poder dar lectura de ese documento.
Durante la ejecución del presupuesto son numerosos los pedidos de informes que se hacen al Poder Ejecutivo sobre estos hechos que estaba comentando y sobre otros acerca de los cuales no tenemos respuesta. A veces las contestaciones son extemporáneas o insuficientes. Así es imposible tomar conocimiento de las cuotas que se van fijando, de las modificaciones a los créditos presupuestarios y de las diferencias entre lo votado y lo que realmente se asigna.
Hay un par de ejemplos que sí quiero dar. En marzo de 2003, por el decreto 1.913, se autorizó al Ministerio del Interior a implementar un programa de excepción a lo establecido en el decreto 436, que habla del sistema de compras y contrataciones del Estado. Todo esto tenía que ver con las elecciones generales.
¿Saben cuál fue el motivo que se expuso en el decreto para apartarse del sistema de compras? La urgencia. Era algo así como decir que el acto eleccionario era efectuado por motivos de urgencia, como si hubiera sido decidido de un día para el otro y no programado con muchos meses de anticipación.
Otra curiosidad es que mediante ese decreto se dejó de lado la obligatoriedad de la intervención de la Oficina de Precios Testigos que corresponde a la SIGEN. Por supuesto que se presentaron pedidos de informes, pero no obtuvimos respuestas en ningún caso.
El artículo 24 del presupuesto vigente estableció la prórroga del decreto 25 de fecha 23 de diciembre de 2001, fijando que el gasto para pagar al personal contratado no debía superar los créditos presupuestarios ejecutados durante 2001. Ese límite ha sido superado largamente. La pregunta que surge es cuál es el sentido de que votemos un límite en un artículo del presupuesto que luego va a ser violado por el Poder Ejecutivo.
Ya hablamos de la imposibilidad de ejercer un control republicano adecuado. También nos hemos referido al deterioro de la calidad institucional, y ahora voy a hacer mención de otra cuestión que considero importante, que tiene que ver con la calidad del gasto.
En este proyecto de ley de presupuesto se observa un crecimiento muy importante de recursos englobados en programas sujetos a una muy amplia discrecionalidad del poder político, sin ningún tipo de mecanismos previstos para que este Congreso pueda realizar una evaluación y control de esas asignaciones.
Voy a dar algunos ejemplos de programas que tienen una importante discrecionalidad en su asignación. Se trata de programas conocidos, y seguramente se va a hablar de ellos muchas veces a lo largo de la noche.
El programa SIDE -se trata de gastos reservados, sin obligación de rendir cuentas- pasa de 138 millones de pesos previstos para este año a 238 millones para el año próximo; aportes del Tesoro Nacional van de setenta y nueve a ochenta y cinco millones de pesos; pensiones no contributivas, pasan de 677 a 1.277 millones de pesos; Programa Jefes de Hogar, pasan de 3.055 a 3.400 millones de pesos; asistencia financiera para gasto social, varía de 1.444 a 2.158 millones.
Quiero aclarar que no cuestiono la asistencia financiera a las provincias para ser destinada al gasto social; no cuestiono el gasto en pensiones contributivas ni
el Programa Jefes de Hogar. Lo que sí cuestiono es la falta de mecanismos para la evaluación, la verificación y el control. Cuestiono la discrecionalidad con que se otorgan.
Y estos cuatro programas que estaba mencionando representan siete mil millones de pesos en el proyecto de ley de presupuesto. Es decir que es un aumento de mil setecientos millones de pesos respecto del año anterior. Son mil setecientos millones de pesos más para ser utilizados discrecionalmente. Y aclaro que los programas y actividades de estas características se repiten en cada jurisdicción y organismo descentralizado.
Creo que debemos preguntarnos, con estos datos que estoy dando, dónde quedó el discurso referido a la transparencia. Me parece que se les olvidó en el camino que hay entre la puerta de la Casa Rosada y de ingreso a este Congreso. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
La Presidencia recuerda al señor diputado que lo discrecional también ha sido suyo, ya que se ha excedido en el tiempo, por lo que parece que el señor diputado Neri no va a poder hacer uso de la palabra. En consecuencia, solicita al señor diputado que redondee su exposición.
SR. OSTROPOSLKY, ALDO HECTOR (MENDOZA):
Señor presidente: algunos señores diputados hicieron uso de la palabra durante un mayor espacio de tiempo. En consecuencia, le ruego que sea más flexible y tolerante.
Estaba señalando que con esto que estamos haciendo nos encontramos viviendo en un contexto social de inusitada gravedad. La ampliación de los programas de estas características que acentúan y extienden prácticas que, como se ha dicho aquí, son clientelistas, nos alejan cada vez más del discurso del presidente de la Nación, pero sobre todo de los criterios que deberían sustentar y enaltecer a la democracia representantiva.
A continuación quiero referirme a otro aspecto que me causa una gran preocupación. Se trata de la sospecha de la existencia, como se ha dicho previamente, de discrecionalidad política en la asignación de los recursos. ¿Es posible que los resultados electorales tengan incidencia en la asignación de los recursos? Así, tomando como ejemplo a mi provincia, Mendoza, me llama poderosamente la atención que en ella los créditos destinados a obras públicas y arquitectura disminuyeron un 17 por ciento, mientras que en la ciudad de Buenos Aires aumentaron en un 70 por ciento y en la provincia de Buenos Aires crecieron nueve veces.
En el caso de la construcción afortunadamente Mendoza logró duplicar su monto, pero en la provincia de Misiones se incrementó cuatro veces, en Chubut once y en la Ciudad de Buenos Aires cuarenta y siete.
En cuanto al Programa Jefes de Hogar, Mendoza disminuyó un 33 por ciento, mientras que la Ciudad de Buenos Aires aumentó el 20 por ciento.
En lo relativo al Programa de Protección Social, Mendoza disminuyó en un 2 por ciento y la Ciudad de Buenos Aires aumentó un 340 por ciento, al igual que las provincias de Buenos Aires, de Formosa y de Jujuy.
En lo concerniente a las pensiones no contributivas, Mendoza aumentó un 20 por ciento, Misiones el 165 por ciento, Jujuy el 127 por ciento, Formosa el 150 por ciento y la provincia de Buenos Aires el 50 por ciento.
Respecto del Programa de Emergencia Alimentaria, a Mendoza le sacan uno y a la Ciudad de Buenos Aires le agregan dos.
Esto me preocupa no solamente como diputado por la provincia de Mendoza sino también, sinceramente, como ciudadano. Me cuesta creer que los recursos del Estado se distribuyan a partir de una subjetividad que tiene que ver con simpatías o convenios políticos o, tal vez, con circunstanciales alianzas de poder. Creo que debemos dar un salto democrático cualitativo, para lo cual tenemos que gobernar para todos y no sólo para aquellos que nos votan.
En cuanto al tema de la AFIP, me voy a referir a él en los minutos que luego me correspondan.
Voy a finalizar mi exposición señalando que, en realidad, necesitaría dos horas más para hablar y sugerir normas para efectuar modificaciones y supresiones. No obstante, debo decir, por ejemplo, que se vulnera lo dispuesto en el artículo 20 de la ley 24.156, ya que la ley de presupuesto no puede contener disposiciones de carácter permanente. No voy a insistir sobre este tema, pues seguramente en muchas oportunidades en el transcurso de esta noche se hará referencia a esta cuestión.
También debo señalar que en el caso del artículo 34 se incluye la compensación destinada a las entidades financieras. Este es un tema que hemos discutido extensamente en la Comisión de Finanzas. Hemos bregado a fin de que no se blanquee la situación de un conjunto de decretos que tienden a otorgar validez a algo que este Parlamento no votó y que tiene que ver con la entrega de bonos a bancos por valor de dieciséis mil millones de pesos.
Me voy a referir también a lo dispuesto en el artículo 13, que otorga facultades al jefe de Gabinete de
Ministros, y esto no corresponde.
La convalidación de las registraciones extra presupuestarias de 2002 es algo que está muy tomado de los pelos, pues si aplicamos ese criterio, ¿por qué en este proyecto de presupuesto no dejamos aprobadas también las cuentas correspondientes a 2004? Ya no tendríamos necesidad de debatirlas en el futuro.
En virtud del artículo 41, al fondo anticíclico lo van a transformar en bonos, y evidentemente esa es una operación que no conviene.
Como mi tiempo se está agotando, sólo quisiera preguntar hasta cuándo se va a seguir mirando para otro lado. ¿Hasta cuándo se va a votar sin información y sin oír razones? ¿Hasta cuándo vamos a debatir entre sordos vehementes? ¿Hasta cuándo el oficialismo va a seguir levantando la mano sin estar convencido de muchas cosas que discutimos?
Por ahí pensaba que quizás si el presidente de la bancada oficialista levanta la mano para saludar a un amigo en el palco bandeja, el bloque levanta la mano acompañándolo en la decisión sin saber que estaba saludando. Están actuando así, no reciben ningún tipo de aporte, no nos escuchan y eso no es bueno.
A principios del año pasado creímos que podíamos llegar a perder las instituciones. Para que esto no vuelva a ocurrir el Congreso de la Nación debe ocuparse de brindar mayor calidad institucional a su tarea. Así se va a lograr verdaderamente el respeto de la ciudadanía por la labor legislativa. Creo que ese será el modo en que vamos a prestigiar la política, a sentirnos todos dignos representantes de la sociedad y no sencillamente meros compradores de votos sin perdón y sin destino. (Aplausos.)
SR. GONZALEZ, RAFAEL ALFREDO (CHACO):
Pido la palabra para aclaración.
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
Para una aclaración tiene la palabra el señor diputado por el Chaco.
SR. GONZALEZ, RAFAEL ALFREDO (CHACO):
Señor presidente: considero que las afirmaciones del señor diputado Ostropolsky, a quien aprecio en lo personal, son gratuitamente agraviantes hacia los diputados del bloque oficialista, que toda vez que acompañamos una posición de nuestra bancada lo hacemos porque estamos convencidos. No acompañamos los saludos de nuestro presidente, aun cuando lo haga con la mano levantada. (Aplausos.)
SR. OSTROPOLSKY, ALDO HECTOR (MENDOZA):
Pido la palabra para una aclaración.
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
Para una aclaración tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.
SR. OSTROPOLSKY, ALDO HECTOR (MENDOZA):
Señor presidente: aclaro que no he querido agraviar a nadie, de modo que si en algo he agraviado, retiro lo dicho; no ha sido mi intención. Sí insisto en que muchísimas veces el bloque oficialista llega al debate con posiciones cerradas, no permite absolutamente ningún cambio, y vota a mano alzada según la indicación de su presidente. Esto es lo que he querido decir; en modo alguno pretendí ofender.
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. NERI, ALDO C. (CIUDAD DE BUENOS AIRES):
Señor presidente: estamos considerando el plan de políticas públicas, que en definitiva eso es el presupuesto.
Todos sabemos que en este plan de políticas públicas las dos terceras partes se destinan al gasto social; de los sesenta mil millones, cuarenta mil son para gasto social. Asimismo, sabemos que alrededor del 60 por ciento de ese gasto social corresponde al área previsional, que ha aumentado por el incremento que se ha dado este año en los básicos e incluso con el nuevo aumento que se acaba de decretar.
Se habla bastante del incremento del gasto social. En Educación, básicamente, el incremento es producto del incentivo docente correspondiente a un semestre de 2002.
El Programa Jefes de Hogar se mantiene en los niveles de 2003. Estamos hablando de alrededor de 1.900.000 cubiertos, y aquí tenemos que empezar a desbrozar, porque el INDEC nos indica con toda claridad que jefes de hogar en esas condiciones -desocupados y con chicos a cargo- hay alrededor de cuatrocientos mil en la Argentina. Es decir que hay una proporción muy significativa del programa -que está prevista en el decreto de creación-, que está yendo a otros sectores de la población. Seguramente, son muchos los muchachos que suelen visitarnos en la Capital o en la plaza de Mayo y que también son tributarios del mismo programa.
El aumento real es netamente asistencial, como lo señalaron quienes me precedieron en el uso de la palabra. Allí hay un incremento real, incluso descontando las más pesimistas hipótesis de inflación que pueda contener el presupuesto. Hay un aumento real en programas alimentarios, comedores y en los denominados grupos vulnerables, o sea, subsidios a familias en estado crítico, difícil, con algún compromiso de tipo educativo o sanitario. Bastante menos se destina para emprendimientos productivos, porque no es fácil poner mucha plata en eso y son difíciles de gestionar, y se produce un incremento para pensiones no contributivas, porque básicamente crecen a expensas del plan de una pensión asistencial para los mayores de 70 años.
Allí está concentrado el gasto con algunas características que conviene destacar. No hay ningún gesto presupuestario que tienda a disminuir la atomización histórica que tienen los programas asistenciales.
No existe absolutamente ninguna iniciativa para tratar de racionalizar la estructura de los programas sociales. Hay una fuerte centralización en el Ministerio de Desarrollo Social como instrumento político de ejecución de esta pauta asistencialista.
Es importante destacar esto, porque por ejemplo, el ministro del área tiene facultades para redistribuir internamente partidas que sobren en pensiones no contributivas. Es probable que vaya a sobrar bastante crédito, porque se está previendo incorporar en el presupuesto más de doscientos treinta mil mayores de 70 años. Esto, como saben todas las personas que conocen un poco el paño, es impracticable por dificultades de gestión; se va a poder incorporar mucho menos, porque hay un proceso burocrático, necesario e inevitable. De manera que allí habrá un sobrante de créditos que puede ser o no, de acuerdo con la redacción final de este punto, utilizado con amplia libertad de criterio por parte del ministro del ramo.
Existe para toda el área social una muy fuerte dependencia del financiamiento externo, que es algo sobre lo que este Congreso debe tomar conciencia. Si suman salud, desarrollo social, educación y trabajo -o sea básicamente jefes de hogar-, estamos hablando aproximadamente de dos mil millones de pesos que vienen de financiación externa.
Me quedé muy sorprendido los otros días cuando escuché al ministro de Economía, de quien tengo el mejor de los conceptos, hacer una referencia en el sentido de que hablar de nuevos créditos era más o menos como arrimar la botella al alcohólico crónico; había que evitarlo. Me sorprendió porque tres días antes lo había visto muy sonriente firmando un crédito del Banco Mundial por setecientos cincuenta millones de dólares para el Programa de Seguro Materno Infantil. Esta no es una reflexión negativa acerca de este programa, al que adhiero; es una reflexión respecto de hasta cuándo vamos a seguir transfiriendo nuestros consumos actuales a generaciones futuras, ¿por qué? Porque no analizamos en serio rediscutir la pauta distributiva, regresiva, que viene implementando esta sociedad desde no hace pocos años, y continuamos sin adaptarnos a aquello que en su momento Aldo Ferrer tituló A vivir con lo nuestro.
Aquí se junta la política económica con la social. Estamos todos tan preocupados como el presidente de la Nación y el ministro de Economía por el incremento de la demanda interna como elemento reactivante de nuestra economía.
La pregunta central que deberíamos contestar cuando hablamos de demanda es de parte de quién tiene que darse esta demanda. Los incluidos, es decir los que estamos en blanco, somos los que vamos a ser beneficiados con incrementos salariales y jubilatorios, o vamos a entender que el desafío mayor para alcanzar el incremento de la demanda radica en mejorar la capacidad adquisitiva de los viejos mayores de 65 años que están afuera de toda posibilidad jubilatoria. Además, debemos tener en cuenta que a través de los magros consumos que realizan y los impuestos que pagan están financiando las jubilaciones que cobran otros.
Me pregunto cómo vamos a incrementar la demanda de las dos terceras partes de los chicos argentinos -para el señor diputado Cafiero llegan al 75 por ciento, aunque en mi opinión no son tantos, ya que deben llegar al 65 por ciento- cuyos papás y mamás no cobran asignaciones familiares. Lo mismo tenemos que plantearnos respecto del 60 por ciento de los trabajadores, que están precarizados, subocupados o desocupados -hablamos de más de la mitad de la masa trabajadora argentina-, para ver cómo incrementamos estos consumos.
Para atender estas demandas, que constituyen las prioridades sociales del país, tenemos sólo dos caminos: uno consiste en orientar recursos para la generación de fuentes de trabajo, como estrategia de la economía, pero en lo que hace a la política social directa nuestro desafío pasa por achicar cada vez más el asistencialismo y ampliar la seguridad social. Este es el desafío, pero lamentablemente en este presupuesto se lo ha planteado prácticamente al revés.
Cuando hablamos de ampliar la fórmula para que haya menos asistencialismo y más seguridad social, nos referimos a los derechos sociales de ciudadanía, es decir, menos discrecionalidad y más derechos sociales. En definitiva, estamos pidiendo requisitos objetivos y no discrecionales para asignar los beneficios; estamos pidiendo mayor autonomía de las personas y menos dependencia de mediadores oportunistas. Con la misma plata que hoy estamos votando podríamos iniciar el camino para otorgar un ingreso social a todos los chicos y a todas las embarazadas como derecho básico de ciudadanía.
Esta propuesta nos permitiría desarrollar un ingreso jubilatorio básico igualitario e independiente de la historia laboral para los mayores de 65, y también podríamos darle una orientación productiva o educativa -según los grupos de población de los que hablemos- a la estrategia bastante esquizofrénica que tenemos sobre el tema de la desocupación. Digo esto porque hoy contamos con un seguro de desempleo que sólo cubre al 5 por ciento de la masa de desocupados.
Esto no le quita legitimidad a la estrategia de la declaración de la emergencia en 2002. Lo que ocurre es que no todo sirve para los mismos contextos. La emergencia de 2002 justificaba -muchos lo hemos respaldado- la implementación de un programa como el de Jefes de Hogar. Pero ya basta. Ahora debemos desmantelar eso para ir reemplazándolo por una reforma estructural, que no sea coyuntural ni asistencialista, como lo es en un 80 por ciento dicho programa.
El problema es que en un país marginal, que tiene estos indicadores sociales, el asistencialismo, que puede ser muy tentador en un momento determinado para quien le toca gobernar un municipio, una provincia o un país, puedeser una trampa muy seria. Los chicos que hoy vienen con palos, mañana pueden hacerlo con fusiles. No me cabe ninguna duda de que esto puede llegar a ocurrir en muchos lugares de Latinoamérica, y la Argentina no es una excepción.
Sé que no es fácil dar una nueva orientación a la cuestión social en un país como el nuestro. No lo es porque existe un predominio de las fuerzas centrífugas. Tenemos mucha tendencia a dispersar y poca a integrar.
Voy a brindar algunos ejemplos. Los abogados de la Capital están por conseguir una ley de la Legislatura para hacer su propio rancho aparte en materia previsional. Lo mismo ocurre con muchos de nuestros amigos que ocuparon estas mismas bancas, quienes se encuentran organizando su propia obra social para diferenciarse y hacer rancho aparte en esta materia.
Estamos creando nuevas universidades en la Argentina. Seguramente, van a seguir llegando nuevas propuestas, aunque algunos nos hayamos abstenido en la votación del miércoles pasado en la comisión.
Habría votado levantando las dos manos si hubiese llegado un proyecto para reforzar lo que el ministro de Educación, Filmus y el presidente Kirchner plantearon como una iniciativa de mayor igualdad educativa, como ocurre en países -lo mismo sucede en el Primer Mundo- en los que está absolutamente claro que la prioridad indiscutible es la educación inicial y básica.
Existen debilidades incluso en lo que estamos suministrando a nuestras actuales universidades. Comparado con el sudeste asiático, en Latinoamérica y en la Argentina existe una proporción mucho mayor de universitarios en relación con la población, y una proporción muchísimo menor de trabajadores comunes con secundario completo en las distintas ramas de la producción.
Esto ocurrió en el mismo período en que el sudeste asiático disminuyó en un 30 por ciento la población de pobres, mientras que en América latina la proporción de pobres se incrementaba en el mismo porcentaje.
Entonces, existe algo en las políticas públicas que se arrastra desde hace tiempo y que nos lleva a situaciones como las que estamos viviendo.
Ya estoy finalizando, señor presidente, pues observo su intención de indicarme que me estoy excediendo en el tiempo.
Lo que he mencionado también ocurre en el Primer Mundo. El economista estadounidense Lester Thurow señala en algunos de sus libros que su propio país tiene las mejores universidades del mundo, pero los chicos del secundario norteamericano están muy por debajo del rendimiento de un estudiante japonés o alemán. Esto cuestiona el criterio con el que la sociedad asignó recursos en el campo social durante un par de generaciones.
Ninguno de nosotros ignora que estamos frente a un presupuesto preparado por un gobierno que lleva un poco más de cinco meses de gestión. De ninguna manera esperábamos un cambio absolutamente radical de rumbo, pero sí observamos la discordancia entre la realidad de este presupuesto y las cuestiones que hemos escuchado en este recinto el último 25 de mayo, las que nos llenaron de optimismo, aún perteneciendo a partidos opositores derrotados electoralmente.
Como decía el señor diputado Giubergia, en muchos aspectos se trata de más de lo mismo. Existe un desafío, y ojalá esta discusión sirva para que sepamos que tanto el Poder Ejecutivo como el Congreso tienen una responsabilidad muy grande en cuanto a evitar que esto se repita en el 2005. (Aplausos.)
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
La Presidencia advierte que debido a que se trabaja en equipo, los señores diputados pueden distribuir el tiempo como lo deseen. En el caso de los cuatro señores diputados anotados para hacer uso de la palabra, que integran el Interbloque Provincial, disponen de siete minutos y medio cada uno.
Tiene la palabra el señor diputado por la Capital.
SR. MARTINEZ RAYMONDA, RAFAEL J. (CIUDAD DE BUENOS AIRES):
Señor presidente: ¿podría indicarme, si es tan amable, quiénes son los cuatro diputados que integran mi grupo?
SR. PRESIDENTE(BRITOS)
Aparte de usted, son los señores diputados Loutaif, Llano y Gustavo Gutiérrez.
SR. MARTINEZ RAYMONDA, RAFAEL J. (CIUDAD DE BUENOS AIRES):
Solamente estamos presentes dos, así que disponemos de quince minutos cada uno.
He escuchado decir, cuando era un joven con aspiraciones políticas y a lo largo de mi vida parlamentaria, que el presupuesto general de recursos y gastos de la Nación era algo sacralizado: la ley de leyes. Pero ahora vemos que el presupuesto es otro instrumento para delegar facultades, con lo cual estamos cumpliendo un rito constitucional casi con una mueca, pero sin saber en realidad qué es lo que podemos modificar a través de la sanción que vamos a efectuar este año y en los siguientes.
En la Comisión de Presupuesto y Haciendo hubo una gran predisposición de la presidencia y de su mesa directiva para invitar a los funcionarios de las distintas áreas de gobierno, administrativa, previsional, impositiva, etcétera, y éstos nos dieron conferencias muy interesantes sobre lo que están haciendo y planeando, pero no nos contaron realmente lo que iban a escribir en el proyecto de presupuesto que se enviaría al análisis de los señores diputados.
Podría decirse que se ha hecho otra máquina de delegar. He observado que de los ciento diez artículos que contiene el proyecto, en cincuenta y dos se delegan facultades.
Al inicio de esta sesión hemos delegado al Poder Ejecutivo facultades, en virtud de la aplicación del artículo 76 de la Constitución Nacional. Se sancionó la modificación al artículo 1° de la ley 25.561, prorrogándose la vigencia de la emergencia. A mí no me tocó hablar porque estaba previsto que lo hicieran otros diputados de mi bloque. Se agregó la frase "para todos los efectos previstos en esta ley", o sea que todos los artículos de dicha norma -como señaló algún señor diputado-, entre ellos el que dispone la prohibición de despidos, estarán vigentes hasta diciembre de 2004. Es necesario advertir a la ciudadanía de lo que hemos aprobado y de la carga que ello implica. Ahora, sigamos con el tratamiento de la ley de presupuesto.
Ya hemos dicho que se delegan facultades, y quiero detenerme en el artículo 13. Cuando vimos el proyecto del Poder Ejecutivo pensamos "otra vez", porque ya había pasado en el 2002. El artículo 13 decía, en su texto original, lo siguiente: "Facúltase al señor jefe de Gabinete de Ministros a disponer las reestructuraciones presupuestarias que considere necesarias dentro del total aprobado por la presente ley, sin sujeción al artículo 37 de la ley 24.156...". Así vino, con la expresión "sin".
Busqué el artículo 37 de esa ley, porque no lo tenía en la memoria, y observé que dice lo siguiente: "La reglamentación establecerá los alcances y mecanismos para efectuar las modificaciones a la ley de presupuesto general que resulten necesarias durante su ejecución. Quedarán reservadas al Congreso Nacional las decisiones que afecten el monto total del presupuesto y el monto del endeudamiento previsto, así como los cambios que impliquen incrementar los gastos corrientes en detrimento de los gastos de capital o de las aplicaciones financieras, y los que impliquen un cambio en la distribución de las finalidades."
Claro, con la expresión "sin" la cosa venía muy pesada. Ya el año pasado se había hecho observación sobre este tema. Entonces, en la comisión se cambió de entrada y se puso el término "con". Estábamos encuadrándonos en las normas que orientan la organización del presupuesto y sus consecuencias posteriores.
Pero hicieron una trampita y agregaron la expresión "salvo...". Ahora dice la última parte del artículo 13 del dictamen: "... salvo para realizar compensaciones entre finalidades dentro de cada jurisdicción o entidad". El artículo 37 de la ley 24.156 termina diciendo "... y los que impliquen un cambio en la distribución de las finalidades". Como vimos, las finalidades, administración general, deuda pública, defensa, economía, etcétera, suman en total alrededor de quince mil millones de pesos, o sea que le dijimos "con" pero lo dejamos "sin" porque ese dinero será manejado por el señor jefe de Gabinete de Ministros de la manera que considere más prudente y razonable, sin otro control que la visita que constitucionalmente debe realizar cada sesenta días a cada Cámara del Congreso de la Nación, cosa que no hemos visto haya hecho en los cinco meses que ha venido ejerciendo el cargo, al menos en la de Diputados.
Es decir que seguimos utilizando la sacralidad del presupuesto de la Nación para manejar los fondos de la República -que constituyen el patrimonio de todos los argentinos que contribuyen a conformarlos-, al gusto, placer, paladar, circunstancia, buena voluntad o mejor propósito patriótico del Poder Ejecutivo, pero no encuadrados en la decisión de las políticas a que se quiere llevar este instrumento financiero para ser ejecutadas en el país.
He escuchado, podría decir con simpatía, la exposición del diputado Mario Cafiero referida al dictamen de minoría. Yo también tuve el sueño de elaborar un presupuesto propio, y comparto muchísimas de sus inquietudes. Tal vez algunas sean demasiado idealistas como para poder ser ejecutadas, pero es bueno aspirar a mucho para lograr aunque sea un poco.
Como lo expresó el señor diputado Neri al final de su alocución, quien nos trajo a la realidad universal, nuestra Argentina está inserta en América latina. Con esa actitud un poco centrípeta que tenemos los argentinos nos sentíamos en cierto modo uno de los mejores países del mundo, y admirábamos los indicadores de 1913, 1914 ó 1915, cuando nos ubicábamos en el tercer o cuarto lugar en el orden internacional. Más o menos hasta 1947 llegamos a estar en ese lugar. La Argentina era el país con más alto nivel de alfabetización; teníamos la más amplia clase media consolidada y también teníamos el principio de legislación social, educacional, etcétera. Y resulta que de golpe ahora nos encontramos mezclados con Zambia y con Zimbabwe, o compitiendo con los países del sudeste asiático, que tal vez nos dominan.
Lo que ha sucedido a América latina en estas últimas dos o tres décadas es realmente pavoroso. Pero centrémonos en nuestro país, porque si no perdería los minutos de que dispongo tratando de resolver el problema colectivo de todos los países que conforman esta América nuestra.
Entonces, nos preguntamos qué es lo que ha ocurrido, por qué se produjo este agujero, por qué la Argentina se dolarizó mentalmente hace cuarenta o cincuenta años. Cualquiera que haya viajado poco o mucho, aunque sea en las latitudes cercanas, sabe que si va a un negocio por ejemplo brasileño o uruguayo y quiere hacer una compra con dólares, lo mandan al banco a cambiarlos. Por el contrario, nosotros vivimos pensando en esa moneda desde muy chicos.
Voy a contarles una anécdota personal. Mi primer nieto, que ya tiene 25 años, cambió los dientes hace veinte, y como se estila, el ratón Pérez le puso unas moneditas debajo de su almohada cuando dejó el dientito. Cuando se levantó a la mañana siguiente le pidió a su madre que le devolviera el dientito porque iría a la casa de su abuelo ya que ahí pagaban en dólares. Repito: mi nieto tenía cinco años.
Esto demuestra una sociedad que se culturizó dentro del dólar. Tuvimos distintos episodios, por ejemplo, la "tablita". ¿Recuerdan cuando íbamos a Miami y decíamos: "deme dos"? La Argentina tenía el tipo de cambio asegurado y hay mil anécdotas de extranjeros e incluso funcionarios públicos que colocaban dinero en la Argentina por uno o dos meses porque tenían rentabilidad asegurada con la famosa "tablita". Así era como nos saqueaban.
Luego, en la década del 90 hicimos algo parecido con la colocación de títulos públicos. En ese momento se decía: la Argentina colocó mil quinientos millones, a pesar de tener ofertas por tres mil. ¡Cómo no íbamos a tener ofertas si era el mejor título de inversión del mundo! Estaba en dólares y se pagaba una tasa entre el 8 y 12 por ciento, mientras que en el mercado universal lo corriente era el 3 por ciento, y los organismos internacionales de crédito en sus congresos anuales señalaban al gobierno que lo emitía como el paradigma del cumplimiento. Eso hizo que jugáramos alegremente al endeudamiento.
Además, nos metimos a cambiar el sistema previsional a lo loco. Esta es una de mis fijaciones más impertérritas, que menciono reiteradamente porque soy cabeza dura, y aunque no sea vasco lo parezco.
En el Diario de Sesiones está registrado un diálogo que mantuve con el ministro propiciador de esta reforma. En ese momento, yo le decía que los chilenos habían tardado siete años en pasar de un sistema al otro y aquí querían hacerlo en un día. El me contestó: "¿Qué quiere? ¿Qué me haga un traje grande por si engordo?" Y yo le dije: "No, lo que digo es que si se sacan cinco millones de aportantes y se tiene en cuenta que la expectativa de vida de los jubilados aumenta gracias a los avances de la medicina, el agujero va a ser cada vez más grande".
- Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara, don Eduardo Oscar Camaño.
SR. MARTINEZ RAYMONDA, RAFAEL J. (CIUDAD DE BUENOS AIRES):
Cuando hace poco el secretario de Hacienda vino a la Comisión de Presupuesto y Hacienda para informar sobre el proyecto de ley en consideración, le pregunté cuánto se prevé destinar para cubrir las magras jubilaciones que reciben nuestros tres millones de jubilados y pensionados. Me contestó que la cifra es de 15.512 millones de pesos. Lo que sucede es que desde 1994 -fecha en que comenzó a cerrarse el sistema previsional- hasta el 2001 se colocaron setenta mil millones de pesos-dólares en títulos para seguir cubriendo este agujero. Estos setenta mil millones engrosaron la deuda externa, que ya asciende a 190.000 millones de dólares.
¿Por qué tenemos esta mentalidad dolarizante? Porque los argentinos son los acreedores de los argentinos, así como se dijo al debatirse la modificación a la ley de emergencia, que tratamos con anterioridad. Porque la plata que ganan aquí se la llevan afuera, y si pueden lo hacen sin siquiera pagar los impuestos que establece la legislación tributaria argentina.
Todo esto fue generando un alegre endeudamiento de 190.000 millones de dólares que, como bien dijo el señor diputado Cafiero, no se pueden pagar.
En los años 80, con la primera crisis internacional del petróleo, los petroleros de los países árabes que no podían colocar su dinero en sus propios países recurrían a los bancos europeos para hacerlo. Estos no tenían otra misión que garantizar un alto rendimiento. Así, también recurrieron a los bancos de América latina, que eran maravillosamente pródigos en tomar dinero en esas condiciones. Por eso, como se ha señalado, es muy importante la culpa concurrente.
Lo cierto es que la Argentina se desfondó, perdió totalmente su capacidad de crédito hasta el día que llegó el alegre default que se celebró en esta Cámara. Ahora, tenemos un presupuesto respecto del cual se dicen todas las cosas lindas que ustedes quieran oír en materia de números, pero no nos hablan de orientación, de soluciones. No se nos dice por qué caminos quieren conducirnos este presupuesto y esta política global.
Estoy convencido de que hay que usar el presupuesto de la Nación para orientar el gasto; pero si dejamos todo librado a que el manejo de los gastos figurativos -el 40 por ciento o el 30 por ciento disponible- salga del Congreso para ir a la Jefatura de Gabinete, no podremos usarlo para cumplir con los objetivos...
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Si me permite, señor diputado, la Presidencia le ruega que redondee su exposición.
SR. MARTINEZ RAYMONDA, RAFAEL J. (CIUDAD DE BUENOS AIRES):
¿Cuáles son los objetivos, señor presidente?
Los Programas Jefes de Hogar no se pueden abandonar por razones obvias, pero hay que cambiar la metodología. El beneficio debe recibirlo directamente el afectado mediante un mecanismo que podría consistir en la utilización de una tarjeta bancaria, para que el proceso no pase por las manos de un líder político, social o piquetero; ello, a fin de que no tenga dependencia de ellos la persona que recibe para su subsistencia un aporte que en definitiva hace la sociedad.
En materia de salud, sabemos que el nuestro es uno de los países que teóricamente más gasta, pero los remedios son caros; ahora, los medicamentos genéricos han abierto un camino poniendo una pica en Flandes, aunque en la realidad tenemos costos tremendos.
Otro problema es el de los impuestos. Parecería que no se quieren cobrar. Llevo más de treinta años pidiendo el cruce de los registros de la propiedad del automotor e inmueble con los del impuesto sobre los bienes personales o a las ganancias, o el que correspondiera. No hay manera de que esto se entienda. La primera vez que propuse eso un secretario de Hacienda me dijo que haría falta una computadora del tamaño de este edificio; tenía razón, porque corría 1965. Cuando el tamaño de las computadoras se redujo al punto de poder llevarlas en la mano, el titular de la entonces DGI -hoy AFIP- me dijo: "¿y quién va a mirar después los cruces?"
Parece existir una deliberada intención de cobrar lo fácil. A quien por poner la nariz lo agarraron, comenzaron a perseguirlo; pero al "NN", ¿para qué van a ir a buscarlo? Es mucho trabajo... La AFIP la integran diecinueve mil personas. El doctor Abad nos contó con entusiasmo que habían enviado dos millones de cartas de intimación, y habló de setecientas cincuenta mil operaciones. Le pregunté cuántos juicios se habían iniciado, pero contestó que sólo habían impreso las boletas.
¿Cuánto se nos va de las manos? No hablemos ya de lo que ocurre con los valijeros del cereal. Hoy, me comentaban lo que sucede con el cereal que viene del Norte por barcazas. Los barcos las "chupan" en medio del río. A funcionarios aduaneros que ganan seiscientos pesos se los arregla con dos bolsas de soja, y así salen los barcos.
El año pasado, asistieron a la Comisión de Finanzas funcionarios de la Aduana. Pregunté cómo identificaban al barco; me dijeron que por la pintura del calado sabían si, por ejemplo, había diez mil o veinte mil toneladas. Ahí se fue el famoso impuesto a las retenciones; cinco millones de toneladas denunciaron los señores exportadores sabiendo que se acercaba el momento de la retención porque no se había cerrado el libro. Esto lo denuncié al señor Atanasof, en ese entonces jefe de Gabinete; como no me escuchó hice la denuncia al juez de instrucción, pero tampoco pasó nada. Ahí se fueron doscientos millones de dólares alegremente, cuando estaba clarísimo que no podían haberse vendido cinco millones de toneladas en una semana.
Acá hay cosas que no se hacen porque no se quiere, pues lo cierto es que se conocen: se las grita y se las pide.
Tengo que terminar mi exposición porque el tiempo lo requiere. Hay que salir de la sacralidad del presupuesto y ponernos de acuerdo en serio en cuanto al camino que queremos para la Argentina. Nuestro país no puede tener gente con hambre, no puede tener chicos en la calle. Para eso hay que emitir si hace falta, más que para hacer obra pública. Si no corregimos esto y ponemos a loschicos en la escuela para que en el futuro sean hombres realmente formados, seguiremos desgarrando a esta América latina a la que no teníamos derecho a llevar donde la llevamos.
Señor presidente: este presupuesto será una anécdota más desde el punto de vista parlamentario. Pero lo que no podemos aceptar es que los hombres que tenemos responsabilidad política y vocación de hacer no encontremos caminos comunes que permitan poner a la Argentina en marcha.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
Tiene la palabra el señor diputado por Salta.
SR. LOUTAIF, JULIO CESAR (SALTA):
Señor presidente: más allá de solicitar la inserción de algunos cuadros, voy a expresar brevemente algunas cuestiones.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
La Presidencia aclara que una vez que el señor diputado termine de hacer uso de la palabra, va a invitar a la Honorable Cámara a pasar esta sesión a cuarto intermedio.
Entonces, señor diputado, tómese el tiempo que me pidió para expresarse, luego de lo cual -como dije- pasaremos a cuarto intermedio.
SR. LOUTAIF, JULIO CESAR (SALTA):
Leyendo el proyecto de ley de presupuesto, entiendo -como decía el señor diputado Martínez Raymonda- que tal vez podríamos acortar el tiempo de debate y la ley. A lo mejor con una ley de cuatro o cinco artículos es suficiente para establecer el cálculo de recursos y la autorización para gastar que tiene el Poder Ejecutivo, porque la verdad es que al resto de los artículos se los podría resumir en uno solo, que es el artículo 13.
Observo una cantidad innumerable de artículos "de la felicidad". Son los artículos que generosamente el presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda ha permitido que los legisladores vayan incluyendo y que después, por supuesto, no se cumplen.
Como ejemplos puedo citar un artículo que tiene que ver con la ciudad de la que soy oriundo y donde vivo, que es la ciudad de Orán. Esta ciudad tiene desde 1984 un juzgado federal, y en el año 2002 se incluyó un artículo por el que se delegan facultades al jefe de Gabinete de Ministros para que disponga el funcionamiento de dicho juzgado. Pero resulta que el juzgado federal de Orán tiene juez, secretario y fiscal designados pero no tiene partida presupuestaria para funcionar.
Este año figura otra vez en los artículos "de la felicidad" pero ahora con monto, ya que se habla de 644.000 pesos, que espero que el jefe de Gabinete encuentre en algún lugar a los efectos de que funcione el juzgado federal de Orán. También hay un juzgado en Libertador General San Martín, provincia de la cual son oriundos los señores diputados Snopek y Giubergia; a lo mejor, tenemos suerte y entre jujeños y salteños podemos lograr que funcionen dos juzgados federales y que no sean "los artículos de la felicidad".
Por otra parte, a pesar de la importancia que tiene el presupuesto para la sociedad, parecería ser que las variables fiscales -que juegan un rol importante en la vida de cada uno de los ciudadanos- son tomadas por el conjunto de la gente como un problema ajeno, como una cuestión a la que ni siquiera algunos legisladores les damos importancia; basta fijarse cómo se encuentra el recinto en este momento para darse cuenta de la poca preocupación que estamos poniendo en un tema tan importante como es el presupuesto nacional. Sin embargo, a veces en algunas provincias se sufren las cifras del presupuesto, la distribución de los recursos y de los gastos.
Voy a tomar unos minutos para realizar una síntesis y explicar la forma en la que está distribuido el gasto corriente en cada una de las provincias, conforme a los presupuestos provinciales.
Me he tomado el trabajo de buscar los datos correspondientes al primer semestre del año de cada una de las provincias y de dividirlos por el número de habitantes. De este modo podrán observar la enorme distorsión que existe en el gasto público provincial, además de la forma en que se distribuye el gasto del presupuesto nacional entre las provincias.
Observen la provincia de Salta, a la que pertenezco. Su presupuesto provincial por habitante es de setecientos doce pesos y es la que tuvo el menor gasto corriente de las provincias argentinas en el primer semestre del año. Tiene un millón de habitantes, un presupuesto de setecientos cuarenta millones de pesos y gasta setecientos doce pesos por habitante.
Deseo mencionar otro ejemplo. La provincia de Santa Cruz tiene 3.555 pesos de gasto corriente por habitante. Entonces, me pregunto cómo podemos hacer, más allá de quién gobierne nuestra provincia -no pertenezco al partido gobernante- para atender gastos de salud, educación, seguridad, la transferencia a los municipios y la obra pública. ¿Cómo podemos hacer todo esto con setecientos doce pesos por habitante? En Salta, el gobierno nacional gasta 979 pesos por habitante mientras que en otras provincias, por ejemplo Santa Cruz, se gastan 2.241 pesos por habitante. ¿Cuándo corregiremos esta situación? No se podrá corregir en este presupuesto, quizás lo podrá hacer una buena ley de coparticipación federal, si es que realmente en el Congreso de la Nación tenemos alguna vez la vocación de cumplir con la Constitución de 1994.
Mi intención es sólo la de exponer los datos que he mencionado.
En consecuencia, solicito una inserción en el Diario de Sesiones -considero que no vale la pena extenderme más en esta sesión, en la que cada vez vamos quedando menos señores diputados en el recinto- de algunos datos que considero muy importantes y que valoro, y espero que alguien los lea en la versión taquigráfica.
En esta información figura un rango de gastos provinciales y si sumamos los datos de la Nación y las provincias podremos observar que Misiones posee un gasto de 1.556 pesos por habitante, que el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es de 6.559 pesos por habitante y que el de Tierra del Fuego es de 8.213 pesos por habitante. Si no corregimos las desigualdades que hay en nuestra Argentina, nunca se va a solucionar la actual situación.
SR. PRESIDENTE(CAMAÑO)
En uso de las facultades que el Reglamento confiere a la Presidencia, invito a la Honorable Cámara a pasar a cuarto intermedio hasta las 8 y 30.