RELACIONES EXTERIORES Y CULTO

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PROYECTO DE RESOLUCION

Expediente: 6397-D-2016

Sumario: EXPRESAR REPUDIO POR LA DECISION DEL GOBIERNO NACIONAL DE EXCLUIR DELIBERADAMENTE DE LAS NEGOCIACIONES CON EL MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES DE LA COMMONWEALTH, LA DISPUTA DE SOBERANIA SOBRE LAS ISLAS MALVINAS, GEORGIAS DEL SUR, SANDWICH DEL SUR Y LOS ESPACIOS MARITIMOS CIRCUNDANTES, Y OTRAS CUESTIONES CONEXAS.

Fecha: 20/09/2016

Publicado en: Trámite Parlamentario N° 131

Proyecto
Dirigirse al Poder Ejecutivo de la Nación, a los efectos de expresar su más enérgico rechazo frente a la decisión del Gobierno Nacional, exteriorizada por la titular del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Dra. Susana Malcorra, de avanzar en una serie de Acuerdos con el Ministerio de Asuntos Exteriores de la Commonwealth y Reino Unido, excluyendo deliberadamente de dichas negociaciones la disputa de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.
Manifestar el profundo desagrado por haber desoído las recomendaciones y exhortaciones formuladas desde los más diversos organismos y foros de la comunidad internacional que expresamente han instando a las partes a reanudar en forma inmediata las conversaciones destinadas a poner fin a la situación de usurpación por parte del Reino Unido que ha sido calificada por las Naciones Unidas como un caso colonial especial y particular que debe ser conmovido con la mayor premura mediante negociaciones entre las dos partes.
Dejar sentado que el temperamento escogido desde la más alta responsabilidad de ejecución de la política exterior, traiciona el respaldo y la solidaridad permanente expresada por la totalidad de los países de América Latina y el Caribe, de los 54 países de África y de naciones hermanas de todos los continentes, que han instado de manera categórica a reanudar en forma inmediata las negociaciones con el propósito de alcanzar una solución pacífica y definitiva la disputa de soberanía referenciada.
Manifestar que el Gobierno argentino no puede, bajo pretexto de mejorar las relaciones, sostener una actitud condescendiente con una potencia colonialista que no sólo ha ignorado de manera sistemática los reiterados llamados de la comunidad internacional, sino que además ha agravado recientemente la situación mediante la realización de actividades militares sensibles y ha desplegado reprochables acciones ligadas a la exploración y explotación de recursos naturales renovables y no renovables.
Por último solicitar a la Cancillería argentina se abstenga de realizar actos o suscribir compromisos que impliquen un apartamiento del mandato previsto en nuestro pacto político fundamental, receptado en la Cláusula Transitoria Primera de la Constitución Nacional, que consagra el objetivo permanente e irrenunciable de recuperar el ejercicio pleno de la soberanía sobre dichos territorios y espacios marítimos, de conformidad con los principios del derecho internacional y respetando el modo de vida de los habitantes de las Islas Malvinas.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


Los recientes anuncios formulados por la Canciller argentina, en relación a la suscripción de acuerdos con el Reino Unido sobre diferentes aspectos, excluyendo deliberadamente de la agenda de negociaciones, la disputa de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes ha generado una enorme preocupación institucional por el retroceso que dicho temperamento supone.
En efecto, el propósito de provocar mayores niveles de acercamiento entre las partes, no puede edificarse sobre la base de aceptar una intolerable postergación de cara al imperativo de poner punto final a una de las formas más oprobiosas de colonialismo a más de cincuenta años de la Resolución 2065 emanada de la (XX) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, y que obtuviera ratificación por todas las resoluciones posteriores de la misma Asamblea y del Comité Especial de Descolonización.
Desde hace décadas la comunidad internacional viene instando a la Argentina y al Reino Unido a encontrar, a la mayor brevedad, una solución pacífica y duradera a la disputa de soberanía, a través de las negociaciones bilaterales.
Recientemente países hermanos han exteriorizado enfáticamente su rechazo por la persistencia de esa base militar británica en el Atlántico Sur, lo que se ha visto traducido en importantes declaraciones de Presidentes de los Estados Partes del MERCOSUR y Estados Asociados, de pronunciamientos de la UNASUR, declaraciones de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y de la Cumbre Iberoamericana.
En idéntico sentido se han emitido documentos desde otras latitudes y desde otros foros como la Cumbre de Países Sudamericanos y Países Arabes (ASPA) y la Cumbre de Países Sudamericanos y Africanos (ASA), exhortando a que se reinicien las negociaciones sobre la soberanía en disputa.
China y el Grupo de los 77 han reconocido expresamente el derecho que le asiste a la República Argentina de emprender acciones legales, contra las actividades de exploración y explotación de hidrocarburos no autorizadas en sus espacios marítimos, lo cual incluye la plataforma continental.
Defendemos fervientemente el camino del diálogo, la paz y la diplomacia pero resulta irritante que se sacrifique en el altar de las oportunidades de negocios las prioridades que la propia comunidad internacional ha señalado en el sentido de impulsar, sin dilaciones, las conversaciones, los intercambios y las negociaciones que nos permitan resolver en forma justa y definitiva la controversia de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.
No se nos puede acusar de ansiosos o apresurados, cuando hace muy poco tiempo hemos conmemorado el cincuentenario de la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la “Cuestión de las Islas Malvinas”.
Y mucho menos si pensamos que la controversia tiene su origen en 1833, año en que el Reino Unido ocupó ilegalmente las Islas Malvinas destituyendo a las legítimas autoridades nacionales y expulsando a los pobladores argentinos que allí residían, para implantar a súbditos británicos.
El gesto amistoso que aparentemente se ha buscado con estos Acuerdos, nos trae a la memoria un episodio que no puede pasar inadvertido a la conciencia histórica nacional.
La usurpación de nuestros archipiélagos se concretó a muy pocos años de haberse suscrito un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre la Argentina y el Reino Unido (2 de febrero de 1825).
La comunidad internacional ha dicho basta y nos ha exhortado a poner fin a este status colonial eufemísticamente encubierto bajo el principio de la libre determinación de los pueblos.
La Carta de las Naciones Unidas ha consagrado que “los Miembros de la Organización arreglarán sus controversias internacionales por medios pacíficos de tal manera que no se pongan en peligro ni la paz y la seguridad internacionales ni la justicia”.
Ni la Argentina ni el Reino Unido, en tanto miembros originarios de esta Organización, y en particular este último como miembro permanente del Consejo de Seguridad, pueden seguir dilatando las negociaciones en materia de soberanía sin vulnerar principios esenciales de la convivencia internacional.
El Comité de Descolonización de la ONU ha sido contundente en cuanto al imperativo de las partes de no demorar las negociaciones sobre este punto, por lo que el tiempo que transcurre sin que se avance concretamente en esta dirección, lejos de acercarnos a la solución nos aleja sistemáticamente.
En este marco intentar acuerdos de “amistad” que no contemplen la situación de la existencia de la mayor instalación militar al sur del paralelo 50 Sur y el permanente despliegue naval con submarinos que tienen capacidad de portar armas nucleares, revela además de una enorme irresponsabilidad, una violación de normas expresas de derecho internacional.
Debemos seguir apostando a la diplomacia y al multilateralismo y en ese sentido nuestra prioridad no está en los negocios y en las inversiones, sino en la construcción de una zona de paz libre de armas nucleares.
Si la paz y la seguridad internacionales están bajo amenaza en el Atlántico Sud no pueden existir dudas sobre nuestras opciones preferenciales, ese es nuestro deber para con los argentinos y también para con los habitantes de las Islas Malvinas.
Nuestro sistema jurídico nacional ha peraltado a rango constitucional la vocación de asegurar el pleno respeto a los intereses y al modo de vida de los habitantes de las Islas Malvinas, no hace falta dar gestos adicionales frente a una consagración tan clara de esta garantía.
No debemos olvidar que la Asamblea General de las Naciones Unidas ha pedido a las partes acelerar las negociaciones a fin de resolver la disputa de la soberanía y abstenerse de adoptar decisiones que entrañen la introducción de modificaciones unilaterales.
Cualquier apartamiento de estos ejes configura una violación a las normas del derecho internacional.
El negacionismo de buenos modales sigue siendo negacionismo y cualquier diálogo que no parta de reconocer la persistencia de una situación de colonialismo resultará inconducente.
El Secretario General de la UNASUR, Ernesto Samper Pizano, ha señalado no hace mucho tiempo que “La persistencia del Reino Unido por mantener el enclave colonial de las Malvinas contra ‘viento y marea’, desafía no sólo 40 resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sino posturas de la UNASUR que ordenan o conminan una salida negociada al conflicto territorial”.
A más de 180 años del despojo, resulta jurídica, política y éticamente inconsistente disimular bajo buenos modales y edulcorados discursos que la comunidad internacional convive con una anacrónica situación de coloniaje que debe ser desterrada.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
FERNANDEZ MENDIA, GUSTAVO RODOLFO LA PAMPA JUSTICIALISTA
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
RELACIONES EXTERIORES Y CULTO (Primera Competencia)