Su absoluto y más enérgico repudio ante el violento atentado perpetrado hoy, 22 de marzo de 2016, contra la sociedad belga en particular y la comunidad internacional en su totalidad.

Señor presidente:

Con profundo pesar hemos tomado conocimiento del brutal atentado perpetrado en la ciudad de Bruselas, Bélgica.

Nuevamente el grupo terrorista ISIS se hace presente con su sello de muerte en nombre de una falsa reivindicación religiosa que solapa intereses mezquinos; por cuanto no podemos soslayar que el lugar elegido para tamaña atrocidad no es ni más ni menos que la sede administrativa de la Unión Europea.

Explosiones múltiples y tiroteos sorprendieron a personas en el aeropuerto y estación de metro de la capital belga; muertos y heridos por decenas es el saldo provisorio de hoy, sumando cientos o miles en el haber de ISIS.

Si bien la actuación de ISIS no es reciente, últimamente hemos sido testigos de una cruenta campaña mediática carente de toda humanidad en la cual se ha utilizado métodos de extrema crueldad como medio de comunicación política. También han instalado el pánico en la población civil reclutando militantes, asesinando "desertores y traidores" y destruyendo familias enteras. Estos hechos, dignos de la más enérgica condena internacional, para empeorar aún más las cosas, han servido de inspiración a otros grupos extremistas islámicos fuera del área de influencia de ISIS, como por ejemplo en Argelia y Filipinas.

Es así que se desconoce la dignidad que todo ser humano tiene implícita, como también el derecho a expresar sus opiniones y creencias sin ser rechazado por ello, generando un fundamentalismo religioso que lo relega a un mero pretexto ideológico.

Uno de los grandes desafíos de la política nacional e internacional es la necesidad de una respuesta para impedir que la violencia se apodere de los espacios que corresponden al diálogo y la concordia, actuando sobre las causas y no sobre las consecuencias.

Estos actos terroristas fundamentalistas tienen como componente principal la cobardía y ponen de manifiesto que la violencia es el más incivilizado de los caminos que puede transitar el ser humano.

Por lo expuesto Sr. Presidente, le solicitamos la aprobación del presente proyecto de declaración.