Que vería con agrado que el Poder Ejecutivo Nacional, por intermedio de la autoridad correspondiente, arbitre las medidas necesarias tendientes a compilar, actualizar y armonizar la información disponible sobre materiales gemológicos de origen orgánico de la República Argentina, destinado a propiciar la instalación de un mercado minero emergente y sustentable.

Señor presidente:

A lo largo de los siglos se ha manifestado una tendencia en todas las culturas, inclusive en las más antiguas, donde los seres humanos recurren a elementos llamativos y escasos que la naturaleza pone a su alcance para elaborar adornos personales. Se sabe que el hombre primitivo usaba, reconocía y era capaz de tallar hasta 15 tipos distintos de gemas orgánicas, entre las que se hallan el hueso, el ámbar, el azabache, el coral, las perlas, el nácar, el marfil y determinados vidrios naturales. La existencia de algunos de estos materiales en puntos muy alejados de su lugar de origen permite reconstruir las corrientes migratorias de la humanidad y los aspectos comerciales, sociales y económicos de civilizaciones enteras, hecho que reafirma la movilidad y los canales comerciales que datan desde la prehistoria y que no podrían sospecharse si no existieran estos vestigios.

En el amplio grupo de las gemas se incluyen todas las materias naturales o artificiales principalmente de origen mineral, pero también animal, vegetal, meteorítico, etcétera, que se utilizan para ornamentación y adorno personal. Alrededor de un 15% corresponde a materiales gemológicos de origen orgánico, los cuales son ampliamente usados como objetos ornamentales de diversos tipos y aplicaciones. Generalmente los usuarios, y aún quienes se ocupan de los aspectos comerciales, poseen escasa información sobre las

características intrínsecas que diferencian e identifican al denominado grupo de las gemas orgánicas.

Los adquirentes de artesanías, orfebrerías, restauración de piezas de colección y joyería siempre han sido atraídos por características salientes de estos materiales orgánicos como ser la belleza, concepto sin duda subjetivo y sometido a los caprichos de la moda, pero con componentes objetivos, tales como el color, brillo, transparencia, dispersión y otras propiedades ópticas; la durabilidad o capacidad de resistir sin daños mayores los golpes y roces con otros materiales, cualidad muy valorada en la antigüedad; y, finalmente, la escasez o rareza, valor que le confiere a la gema un sentimiento de poder e individualidad.

Estas tres propiedades han dado lugar a que las gemas orgánicas se hayan usado, desde la más remota antigüedad, como objetos de trueque, de comercio y de inversión.

La actual normativa vigente -norma IRAM 16 510/1965- establece las definiciones y las constantes físicas y químicas propias de los materiales gemológicos de origen orgánico tanto vegetal como animal. Sería conveniente, en tal sentido, actualizar la información disponible sobre los materiales gemológicos de origen orgánico presentes en territorio nacional y a la cual se remiten las respectivas direcciones provinciales. La bibliografía existente en los distintos aspectos de esta temática es

abundante y numerosa, y la información específica de cada tema de investigación se encuentra generalmente dispersa en diferentes publicaciones e informes (éditos e inéditos) tanto de universidades, museos, instituciones y/u organismos nacionales y del extranjero.

Sin embargo, fomentar el interés en estos recursos también debe ir acompañando por la decisión oficial de implementar medidas que permitan buscar alternativas concretas de trabajo. En tal sentido, este circuito comienza con la garantización de los estudios correspondientes, prosigue con la labor de núcleos familiares para la búsqueda y recolección, la instalación de talleres artesanales, ferias y exposiciones que posibiliten la sustentación del mercado de la gemología orgánica, y como corolario se completa este circuito productivo con vías de comercialización avaladas por políticas de Estado que tiendan a generar el tantas veces prometido trabajo genuino.

Por lo expresado, solicito a mis pares la aprobación del presente Proyecto de Resolución.