Comisiones » Permanentes » Comisión Permanente de Legislación General » Reuniones » Versiones Taquigráficas »

LEGISLACION GENERAL

Comisión Permanente

Of. Administrativa: Piso P02 Oficina 234

Of. Administrativa: Piso P02 Oficina 235

Secretario Administrativo DR. TRIANTAFILO GUILLERMO

Miércoles 16.00hs

Of. Administrativa: (054-11) 60752248 Internos 2248

clgeneral@hcdn.gob.ar

  • LEGISLACION GENERAL

Reunión del día 28/06/2018

- PLENARIA INFORMATIVA

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los dieciocho días del mes de junio de 2018, a la hora 10 y 25:
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Buenos días a todos.

Damos comienzo a la reunión plenaria informativa de las comisiones de Legislación General y de Legislación Penal de la Cámara de Diputados de la Nación con el objeto de dar tratamiento a varios proyectos de diferentes diputados para reformar la ley 14.346.

En primer lugar quiero agradecer a la señora diputada Burgos, presidenta de la Comisión de Legislación Penal, que me acompaña en esta reunión plenaria y con quien hemos organizado esta reunión. También quiero agradecer a las diputadas y los diputados presentes y, por supuesto, a todos los expositores que se han hecho presentes en esta reunión tan importante en la que empezaremos a analizar la reforma de la ley 14.346, que ya tiene muchos años pero ha sido muy importante en nuestro país para la protección de los animales.

Los proyectos que hemos tenido en cuenta para la citación de hoy son los contenidos en los expedientes: 0346-d-2017, del diputado Negri; 0366-d-2017, de la diputada Scaglia; 2079-d-2017, de la diputada Austin y otros; 2111-d-2017, del diputado Wechsler y otros; 2381-d-2017, del diputado Wechsler y otros; 0221-d-2017, de la diputada mandato cumplido Soledad Martínez; 0319-d-2017, de la diputada Hers Cabral; 1411-d-2017, de la diputada mandato cumplido Troiano y otros; 2929-d-2017, de la diputada Silvia Martínez; 0234-d-2018, del diputado Wechsler y otros; 0277-d-2018, de la diputada Bianchi; 1289-d-2018, de la diputada Nazario; 2752-d-2018, del diputado Maquieyra, y 0031-d-2018, del diputado Cáceres.

Como ven, tenemos una importante cantidad de expedientes, y hay otros proyectos presentados que han sido girados a distintas comisiones. Los vamos a ir unificando, y seguramente en las próximas reuniones les informaremos cuáles son para agregarlos al tratamiento.

En este marco, las exposiciones que tendremos en el día de hoy son importantes para que todos los diputados podamos informarnos sobre la necesidad de modificar la ley 14.346. La mayoría de los proyectos coinciden en cuanto al agravamiento de las penas.

Como lo hemos venido haciendo este año en las reuniones informativas que hemos tenido, vamos a establecer un tiempo de siete minutos para cada expositor. Les recuerdo que no está permitido hacer alusiones personales a las exposiciones de los señores diputados.

Espero que de alguna manera puedan aportar información para la decisión que tendremos que tomar los diputados respecto de los proyectos en tratamiento. Los que hayan traído documentación pueden dejarla en la Secretaría de la comisión para quede a disposición de cada uno de los señores diputados. Quiero aclarar que se está tomando versión taquigráfica de esta reunión, la que será puesta a disposición de todos los diputados miembros de las comisiones, y que también se está trasmitiendo a través de los medios de difusión de la Cámara de Diputados.

Tiene la palabra la señora diputada Burgos.

SRA. BURGOS Agradezco la presencia de todos. Me parece que es un marco importante para comenzar a debatir, hablar y escucharnos sobres las diferentes posturas en un tema que como legisladores debemos revisar y actualizar.

Tal como señaló el señor diputado Lipovetzky, se han realizado reuniones de esta naturaleza por otras temáticas, en cuestiones centrales que son de público conocimiento, y se ha logrado un intercambio respetuoso.

Por ello, principalmente apelo al respeto mutuo para escucharnos, pues aquí hay un conjunto de personas que pueden pensar diferente, así como también hay organizaciones que pueden tener distintas posturas. Por lo tanto, ninguna falta de respeto va a ser tolerada en esta sala.

Quiero señalar que nos encontramos en la primera reunión sobre esta cuestión y esperamos que se desarrollen algunas otras, para que todos juntos podamos construir algo que, en definitiva, sea lo que todos queremos. Quizás haya distintos caminos, pero el camino principal, justamente, es en el Congreso. Considero que amerita que nos escuchemos con atención y respeto.

Muchas gracias por sumarse a esta nueva iniciativa que llevamos adelante junto con la Comisión de Legislación General, a cargo del señor diputado Lipoveztky.

En la Comisión de Legislación Penal hay otros proyectos que tienen giro solamente a esa comisión y no pasan por la Comisión de Legislación General. Se trata de un tema administrativo que intentaremos solucionar para que se contemplen todos los proyectos vinculados con la protección del derecho animal.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Antes de comenzar a escuchar las distintas ponencias, quiero solicitar a todos los expositores que se queden hasta el final de la jornada para responder las preguntas que seguramente les querrán formular los señores diputados. Esto es muy importante. No olvidemos que nos encontramos en la primera reunión de un proceso que seguramente concluirá con la redacción de un dictamen para mejorar la protección de los animales.

Estamos viviendo un período de ampliación de derechos y también es necesario ampliar los derechos de nuestros queridos animales.

Tiene la palabra Elba Tiburzi, representante de Alerta Galgo Argentina.

SRA. TIBURZI Señor presidente: represento a Alerta Galgo Argentina y a la ONG Gestión en Protección y Defensa de los Animales.

Agradecemos a los señores diputados que nuevamente nos recibieron, a dos años de haberse logrado en la República Argentina la sanción de la ley de protección de los animales explotados para las carreras. En relación con este tema, muchos hemos puesto la cara y el cuerpo para defender esa lucha.

En mi nombre y en el de toda mi gente que está aquí, que son de distintas agrupaciones nacionales, durante mis siete minutos me voy a referir directamente al tema que nos reúne hoy.

He escuchado a los presidentes de las comisiones y quiero comentarles brevemente que cuando nos pusimos esta lucha al hombro -me refiero a solicitar la reforma de la ley 14.346- no fue simplemente por un capricho o por querer hacer algo, sino que se trataba de una necesidad.

La mayoría de las personas que están sentadas alrededor de la mesa del medio de esta sala son rescatistas y proteccionistas; es decir que son personas que tienen contacto directo y diario con todos los animales.

Se trata de personas que dejan su tiempo, su dinero y su familia, que renuncian y saben qué es renunciar, que no hablan desde el tecnicismo del derecho o de cualquier otra ciencia que hoy pueda ocuparse de los animales, sino que se ocupan de la vida misma.

Decíamos que estos días fueron duros para el proteccionismo, y esto es así desde hace un año para quienes nos pusimos sobre los hombros la posibilidad de levantar la bandera de la reforma de la ley 14.346.

Hemos recibido todo tipo de agresiones, pero nada ni nadie logrará que bajemos los brazos. Nosotros somos quienes a diario luchamos para defender a estos animales, ya sea del simple abandono o de la agonía máxima que se lleva sus vidas como víctimas del maltrato y la crueldad.

Aquí muchísimos especialistas podrán diferenciar estas dos cuestiones, más allá de por qué pedimos el aumento de las penas. Estamos cansados de denunciar y de recibir archivos de parte de la Justicia, que no es que no haga nada sino que no tiene las herramientas necesarias para condenar fuertemente el maltrato y la crueldad como corresponde.

Esta ley tiene 64 años y debe ser actualizada a la brevedad. Esto es urgente, porque no podemos más con la cantidad de animales que mueren víctimas de la crueldad. No es posible imaginarlo porque está ligado al mismo daño y a la misma maldad que se comete en la sociedad.

Para no ser muy extensa, solo quiero decir que el maltrato y la crueldad están presentes en todos los estratos sociales. No vamos a permitir que se criminalice la pobreza. Quiero repetir la frase de mi compañero Leandro Fruitos de AcerTAS: no vamos a permitir que se criminalice a los pobres. El maltrato y la crueldad no son propios ni de pobres ni de ricos; están en todos nosotros.

¿Quiénes de mis compañeros que con mucho esfuerzo vienen de distintas provincias para esta época no ven animales con sarna o parasitosis y sirviendo de frazada a los pibes pobres? ¿Cómo podemos hablar de maltrato y crueldad a un pibe que no tiene sus necesidades básicas satisfechas? ¿Quién de nosotros no vio a los carreros matar a un caballo? ¿O quién no vio morir caballos luego de agonizar cargando basura? ¿Quiénes de mis compañeros de las provincias no vieron a un carrero llevando agua y comida a su casa y a los pibes a la escuela utilizando la tracción a sangre?

Lo que quiero decir es que la crueldad y el maltrato no son propios de un estrato social. En este sentido, el Estado debe trabajar fuertemente. Las organizaciones proteccionistas podemos hacer mucho pero el Estado debe dejar de descansar sobre nuestras espaldas; debe ocupar su rol y ser fuerte.

Muchas veces escuchamos a los legisladores hablar del G20 o de la OCDE, pero no se trata solo de mirar a esos grandes grupos y potencias mundiales que nos gustaría integrar o imitar. No solo la economía y la despenalización del aborto nos harán llegar al primer mundo. Esos países no llegaron donde están simplemente porque tuvieron ganas. Llegaron porque no saltearon etapas. Entonces, la Argentina no puede pretender llegar a la luna sin subirse a la nave. Debemos quemar etapas. Eso se llama educación. La sociedad debe tener sus necesidades básicas satisfechas. No podemos proteger a algunos y desproteger a otros.

Actualmente hay una relación directa entre las personas y los animales, y debemos cuidarlos. Hoy vemos que el maltrato y la crueldad crecen entre los humanos. Entonces, no podemos pretender que no ocurran hacia los animales, que son los más débiles.

No se trata solo del aumento de penas. Sabemos que se viene la reforma del Código Penal, y confiamos en los señores legisladores -como lo hicimos hace dos años- porque sabemos que hay voluntad política.

Agradecemos a este gobierno, que por primera vez nos dio la posibilidad de hablar y hacer llegar lo que sentimos. Digo esto como alguien que durante otros gobiernos golpeó las puertas y a quien alguna senadora -que en algún momento fue presidenta de nuestro país- contestó que no tenía tiempo.

Aquí nadie tiene ganas de dañar a ningún animal; acá no hay asesinos ni eutanásicos. Tenemos ganas de sacar al país adelante para que vuelva a ser la Argentina que todos en algún momento quisimos tener pero que quizás vio ese proceso interrumpido.

Les pido el mayor de los respetos y la mayor seriedad para tratar esta problemática. Piensen que lo que está pasando con los animales es el fiel reflejo de lo que estamos haciendo como sociedad entre nosotros mismos.

Uno se puede cargar de un montón de emociones y seguramente los diputados van a ir a lo más técnico, pero al haber llevado esto al hombro sentí la necesidad -como muchos de mis compañeros- de hacer esta aclaración. Acá hay sentimiento y pasión. En esa pasión y sentimiento no cabe la posibilidad de que ninguna de estas personas tengamos intención de dañar a los animales. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra Graciela Díaz, que pertenece a la organización Protectoras Unidas Argentinas, de la provincia de Santa Fe.

SRA. DÍAZ Buenos días a todos. En principio quiero agradecer nuevamente el lugar que nos están dando desde hace unos años a todos los proteccionistas, tanto de Capital Federal como del interior.

Me voy a referir específicamente al tema de la caza. Estoy en una provincia donde lamentablemente la caza no está prohibida y donde nos toca ver a niños de ocho, diez u once años con armas en la mano a los cuales les enseñan a disparar; campos donde los galgueros levantan el alambrado y largan a sus perros, en una clara violación, que es la invasión de la propiedad ajena; animales hambreados en la época de caza, por ejemplo, porque ellos dicen que un animal con hambre -lógicamente- tiene la desesperación por buscar una presa. Entonces, los animales están con una desnutrición avanzada, y cuando vamos nos dicen: "yo con el perro hago lo que quiero".

Recientemente tuvimos el caso, que no pudimos llevar a la Justicia porque fue complicado, de un señor que ante el requerimiento de su perro y delante de una proteccionista tomó una navaja y lo abrió. Estamos en una provincia donde se hace caso omiso de todo eso porque nos dicen que es una tradición, que es así y que no hay nada que podamos hacer. Nos dicen que ellos se pueden meter y hacer lo que quieren. Sumado a esto, no son personas que vacunen a los animales, y mucho menos que los lleven a un veterinario. Luego aparecen los perros -sobre todo en las épocas de calor- con unas bicheras espantosas, de las cuales obviamente nos tenemos que hacer cargo.

Muchos de los galgos rescatados, y también otros perros como Pit Bull y Dogo, que son los utilizados para la cacería de jabalí, donde ven a uno de esos perros que está medianamente bien los llevan a cacerías que se arman en grupos privados; y a veces no tanto, porque a ellos les encanta exhibir al animal. Es más, se ve a menores montados sobre jabalíes desangrándose.

Hay una clara exposición de lo que es ese festival sangriento del cual ellos están extremadamente orgullosos. No los podemos denunciar y nos vuelve a pasar otra vez lo mismo: no se puede hacer una denuncia porque la ley no existe; y en caso de que un fiscal nos pueda dar lugar, el perro vuelve a su maltratador. Entonces, estamos en lo mismo, es decir, no podemos hacer nada.

Además, muchas veces las denuncias no prosperan porque en una localidad chica, como la mía, la gente tiene miedo de denunciar porque todos saben dónde vive. Entonces, el que denuncia termina recibiendo amenazas en su casa. Esto provoca que la mayoría de la gente no haga la denuncia. Además, y lamentablemente, saben que es un delito totalmente excarcelable. Por eso, estamos pidiendo más que nada el aumento de las penas para que no les sea fácil cometer este tipo de delitos.

En este sentido, dado que no existe una legislación al respecto, todo queda en nada. El animal aparece con las patas destrozadas porque los meten en los campos una vez que la soja se corta. Cabe precisar que el brote de soja recién cortado queda como una cuchilla. Se producen accidentes de caza, el animal pasa por el alambrado, aparece destrozado y nosotros no podemos hacer prácticamente nada.

Muchos de esos animales van a refugios. Después nos agreden diciéndonos que queremos sacárselos para que después estén en mal estado. Obviamente, la gente hace lo que puede. Hay refugios que reciben ayuda del Estado, pero eso no ocurre con la mayoría de ellos. Generalmente se trata de conjuntos de personas que se reúnen y tratan de hacer lo que pueden con una ley que, hoy por hoy, está totalmente desactualizada.

Queremos tipificar y diferenciar muy bien el maltrato de la crueldad, porque no es lo mismo tener un perro con hambre a dejarlo morir atado con una bichera espantosa. Lastimar a un animal no es lo mismo. En más de una oportunidad, arrastran con camionetas a un perro, que pierde el equilibrio, termina todo raspado y ahorcado. Ahí existe una clara intención de lastimar.

Por ello, queremos que se diferencie el maltrato de la crueldad, porque hay personas que son crueles con un animal con la sola intención de lastimar. Sabemos que existe un perfil psicológico de la persona que lastima o hiere, porque se dirige al que menos se puede defender.

Lamentablemente, en muchos hogares que nosotras conocemos, las mujeres de los galgueros son maltratadas y golpeadas por la misma persona que golpea a un perro. Eso es lo que queremos que traten de analizar cuando puedan leer todos los proyectos. Reitero: es importante diferenciar el maltrato de la crueldad.

Asimismo, les pedimos la implementación de penas más duras y que al agresor no le sea fácil salir. También queremos que se haga hincapié en el tema de las reincidencias. Consideramos que quien reincide no tiene que pagar una multa -que en muchos casos es de 1.000 o 2.000 pesos- sino ir preso.

Voy a aprovechar este tiempo que me resta para pedirles que nos den una mano, como lo han hecho siempre. Queremos agradecerles este lugar y les pedimos que piensen que maltratar a un animal es lo mismo que maltratar a una criatura o a un anciano. Lamentablemente, es con lo que convivimos a diario. Es una nueva forma de violencia social.

Algunas personas toman al animal como una cosa y dicen "el perro es mío". Eso no es así. Se trata de un ser que siente dolor, frío, calor. Pido, por favor, que no consideremos más a los animales como cosas, porque tienen derechos como todos nosotros. Me refiero al derecho a una atención, a no ser maltratados, a no ser muertos en las peores condiciones y a ser tratados como un miembro más de la familia, porque para eso se los incorpora en muchísimos casos.

Desde mi lugar, les pido que analicen lo que ocurre en las provincias con el maltrato y la crueldad en la caza, donde también se utilizan menores y armas.

Reitero el agradecimiento por este lugar. Bienvenidos a todos. (Aplausos.)

SR. VANOSSI Señor presidente: muchas gracias a ustedes por esta generosa invitación. También agradezco a todos los presentes, porque es muy estimulante, a los efectos de tratar un tema de tal magnitud, como es la protección de los animales.

Desgraciadamente, la historia enseña que el Derecho va detrás de los hechos. Por lo tanto, es menester acercar esa separación, tener menos distancia, y que el Derecho se actualice de manera tal que pueda producir efectos. De lo contrario, tal como decía Ihering, un derecho que no se realiza, un derecho que no se concreta, no es un derecho sino una mera declamación y queda como letra muerta.

Entre 1954 y 2007, así como entre 2007 y el segundo semestre de 2018, han pasado muchas cosas en el mundo. Entre ellas, en mi opinión, hubo un crecimiento y una toma de conciencia respecto del problema de la protección de los animales.

Por supuesto, hay distintas clases de animales: salvajes, adaptados, domésticos, mascotas y toda una variedad que debe estar contemplada debidamente.

La llamada ley Benítez, de 1954, fue un primer paso importante en la materia, pero ahora debería ser modificada y reemplazada por otra que contemple todos los cambios que se han suscitado. Ha habido parches a nivel de decretos, resoluciones y medidas que en general no han sido abarcativas de todas estas problemáticas sino únicamente de aspectos muy puntuales respecto de las situaciones que se iban planteando.

El proyecto que presenté en 2007, que en aquella oportunidad no fue recogido ni tratado en comisión, variaba grandemente al de 1954 por todos los cambios que se habían producido. Es decir, no se trataba de un reproche a la ley anterior sino de un intento de perfeccionar y avanzar con respecto a ella.

En aquella oportunidad cité al Congreso a las diez u once entidades protectoras de animales registradas y solamente asistió una, que me atendió y me escuchó; le presenté el proyecto y sus fundamentos y le solicité que me hiciera todas las sugerencias al respecto. Nunca obtuve respuesta y no proseguí con el tema porque finalicé mi mandato de ese período legislativo.

Obviamente, me quedé un poco desazonado. Recordaba episodios que conocí en mi niñez, como los carros que tenía la Sociedad Protectora de Animales Sarmiento, que recogía a los animales para atender su salud y su alimentación y entregarlos a personas, familias o grupos que realmente tuvieran responsabilidad para hacerse cargo de todo lo que merecían.

Hoy me produce una enorme satisfacción ver esta sala completa, porque indica que hay otra sensibilidad, y si algo requiere el país en todos los órdenes es sensibilidad social; esta es una asignatura pendiente que hay que poner en caja y llevar adelante. En ello está incluido el tema de los animales.

A veces se niega el carácter del derecho de los animales y se lo hace cuando se lo pretende equiparar con el derecho subjetivo de las personas. Sin embargo, por lo pronto, están reconocidos desde antigua data el derecho al no maltrato, a la atención, a la salud, a la vivienda, a la alimentación, al respeto, a todo aquello que un animal requiere a efectos de su subsistencia y sobrevivencia, y a no ser objeto de manoseos, de atentados o directamente de desaparición.

A pesar de ello, en distintas partes del país existen -a veces, tolerada, y otras, clandestinamente- toda clase de atentados contra los animales, desde las corridas de toros, pasando por todo lo que pueden significar las riñas de gallos, hasta las carreras de galgos en las que casi todos mueren por asfixia o agotamiento como resultado de la forma en que se los "maltrata"; no podemos hablar de la forma en que se los "trata", porque realmente se los maltrata.

Todo ello requiere cambiar el régimen penal con sanciones más severas. No se trata solamente del Código Penal sino que es un problema de la legislación civil. Debe haber un encuadramiento de estos casos, perfeccionando lo que hice en 2007, porque -repito- han pasado muchos años y en 2018 hay muchos avances nacionales y extranjeros sobre este tema.

En algunas universidades dan cursos relacionados con la protección de los animales. Incluso, existen maestrías de posgrado. En algunos países hay institutos vinculados con este tema que tienen un alto nivel de preocupación y ocupación acerca de lo que hay que llevar a cabo.

De modo que nosotros no podemos permanecer ajenos a algo que es un movimiento mundial, un movimiento general, y debemos tener la sensibilidad para recoger los requerimientos que haya al respecto.

Se siguen viendo y observando -a la vista, y en algunos casos, a la lejanía- situaciones altamente anómalas, de total indiferencia, y hasta de complicidad a efectos de que se maltrate a los animales. Todo esto debe tener un punto final. De modo que me causa una enorme alegría ver que ahora hay presencia, concurrencia, interés y preocupación sobre una materia de esta índole.

A la brevedad debería modificarse la legislación, prescindiendo de todo -de la ley vigente, de los retoques que ha tenido, de los proyectos que se hayan presentado-, y elaborar un nuevo cuerpo normativo, exigiendo la adhesión de las provincias y los municipios. Muchas veces a nivel central se dicta una legislación que después no se cumple a nivel local o municipal. Por eso digo que los estados componentes de nuestro Estado federal deben asumir responsabilidades y que debe haber sanciones para los funcionarios, controladores y todos aquellos que en definitiva deban hacerse cargo de esta cuestión.

Finalizo simplemente recordando que la preocupación por los animales viene de antigua data. Los griegos -como Pitágoras y varios otros- ya se preocupaban por los animales. Los romanos mayormente no se ocuparon del tema porque estaban con problemas bélicos. En el caso de Inglaterra, por ejemplo, Oliver Cromwell -a quien llamaron "dictador"- tenía especial preocupación por los animales. También Jeremy Bentham, un gran pensador, fue de los primeros que reclamó una protección en la cual se tuviera una categoría de obligaciones y deberes impuestos a los amos y a las autoridades: a los amos cuando son los dueños de esos animales, y a los gobernantes cuando son los responsables de que se cometan ilicitudes y vejaciones, como las que se han conocido y se siguen conociendo.

De allí en más, el pensamiento moderno ha ido evolucionando, a tal punto que hace unos años un grupo de teólogos holandeses llegó a sostener que los animales domésticos, sobre todo los más cercanos al hombre o los que hacen una amistad con el hombre -por decirlo de alguna manera-, tienen una "almita". Probablemente haya sido una expresión de deseos o una comprobación teológica -no soy teólogo, de modo que no puedo entrar en esa disciplina científica-, pero esa preocupación revela que también en los sectores religiosos hay no una mera compasión sino una mera preocupación por la necesidad de que se supere este problema.

Agradezco a todos y dejo un CD -que entrego a la mesa directiva- con mi antiguo proyecto, con nuevos fundamentos que he incorporado y con la declaración universal, que pueden ser útiles para ser tomados en cuenta. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Gracias, doctor. El CD queda a disposición de todos los interesados.

Tiene la palabra Luisa Gómez Robreño, que representa a Protectoras Unidas Argentinas, de la provincia de Santa Fe.

SRA. GÓMEZ ROBREÑO Buenos días a todos. Soy proteccionista independiente y colaboro con Proteccionistas Unidas Argentinas y, al mismo tiempo, con el movimiento Save Animals. También he colaborado en el rescate de caballos; tengo el orgullo de haber rescatado más de 150 caballos de las calles de Santa Fe.

Llevo el proteccionismo en la sangre y voy a hablar desde el corazón; no hablaré a nivel político porque eso lo dejo en manos de los políticos. Voy a explicar un poco algunas experiencias.

Comencé con el proteccionismo a mis 13 años en un pueblo de Burgos llamado Castrojeriz, donde rescaté unos galgos que estaban colgados en un calvero de una montaña. Con mi viejo pudimos salvar a tres; los tuvimos que llevar a escondidas y de prisa a la ciudad de Barcelona porque estaban siendo buscados por los galgueros para volverlos a meter en las tropelías de la caza. Lamentablemente no pudimos salvar a todos, pero al menos tres se pudieron salvar y acabaron en muy buenas familias, gracias a Dios.

En España también empecé a ocuparme del problema de los caballos -porque así como existe el problema de los galgos, también existe el de los caballos-, que a través de la inmigración se ha trasladado a tierras argentinas. Me siento un poco culpable por este tema.

Cuando llegué a la provincia de Santa Fe, la verdad es que sentí una gran decepción; fue una debacle total. Encontré muchísima gente que dice amar mucho a los animales pero a veces ese amor es un poquito confuso. Mucha gente dice amar a los perros y entonces tiene tres, cuatro o cinco perros en su casa, pero muchas veces los dejan sueltos a las manos de Dios, sin control, sin castrar. Entonces los problemas se acrecientan dentro de las ciudades, porque esos animales causan accidentes, se pierden y muchas veces van a parar a manos de quienes no deberían tenerlos.

Rescatando caballos, también he visto a esos perros en zonas muy marginales con diferentes tipos de enfermedades en la piel, de lo cual los proteccionistas se tienen que hacer cargo y salvarlos. El proteccionismo actualmente en Santa Fe no da abasto con la cantidad de perros que son abandonados y tirados en las puertas de las proteccionistas o de las perreras.

Yo hablo también ahora del tema de los caballos. Conozco muy a fondo el tema de los caballos ya que me he dedicado básicamente a rescatar caballos en la provincia de Santa Fe en todo el perímetro de la ciudad, en barrios muy marginales, como también en zonas buenas de la ciudad. Yo creo que, como decía una de mis compañeras, no se puede eximir ni a pobres ni a ricos en este tema, pero básicamente también digo que aquí el problema básico es una falta de educación social que tiene que venir desde los cimientos, desde las bases.

Desde el punto de vista social, desde el proteccionismo estamos haciendo muchísimo para defender a los animales -caballos, perros, gatos, pájaros- del maltrato del que son víctimas en las calles. Pero también debemos mencionar el maltrato que se ve en los barrios hacia los menores. Yo he visto a un carrero, que llevaba un carro lleno de verduras mezcladas con basura, cómo maltrataba a los tres niños que llevaba -estoy hablando de menores, que no pueden ir en esos carros pero siempre van-, además de maltratar al caballo. Recuerdo que paró en un quiosco a comprar un paquete de masitas y se las empezó a comer en el estribo. Cuando los niños le pidieron una masita, el padre, con muy malos modos, les contestó que ellos eran una basura, una mierda, y que se tenían que contentar con los despojos que estaban dentro del carro. Luego vi cómo los niños comían la basura y el pan podrido que estaba dentro del carro. O sea que el maltrato se ejerce sobre los animales y también subsiste en las familias.

Yo pido un endurecimiento de las penas, porque realmente lo que yo he visto en las calles es tremendo. Lo que he visto en los barrios marginales es tremendo: en vez de escolarizar a los niños, que son los hombres del mañana, los tienen ahí jugando y comiendo de los microbasurales, tal como lo hacen con los caballos, los perros, las gallinas y los gatos.

Ya desde pequeños los niños ven cómo los padres maltratan a los animales, es decir, ven cómo los golpean, los matan o los desollan vivos, como hacen con los perros o los caballos.

Por eso, yo endurecería muchísimo las penas. Además, hemos comprobado que los maltratadores son muy reincidentes. Un maltratador reincidente debería cumplir una pena de ocho meses, llevando pañales o ayudando en un hospital, pero en realidad no la cumple, o por lo menos nadie lo comprueba. Yo misma le he sacado un segundo, un tercero y hasta un cuarto caballo a un maltratador, al que la fiscalía le prorrogaba los juicios. Entonces, resulta que ese maltratador nunca es punible.

Hemos visto los ejemplos de Chocolate o de Muñeco: aunque la Justicia ha declarado la culpabilidad de esas personas maltratadoras, fueron excarceladas; o sea que no cumplen una pena de prisión sino que lo único que hacen es cumplir una pena -entre comillas- en la calle. De esta forma, yo puedo impunemente matar a una persona o a un animal porque veo que la ley me ampara, porque me permite hacer todas estas cosas.

Por mi experiencia personal de casi cincuenta años rescatando animales, les pido por favor que, al mismo tiempo que se endurezcan las penas de la ley 14.346, se fomenten en los colegios, desde la infancia, programas de trabajo para que la violencia que se genera en estos barrios se frene y no sea una cadena sin fin, en la que vamos siendo cada vez más proteccionistas pero cada vez hay más maltratadores. Esto es lo que yo estoy viendo continuamente en las calles. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra Rosalía Castella, de Protectoras Unidas Argentina, de la provincia del Chubut.

SRA. CASTELLA Buenos días. Soy de Puerto Madryn, Chubut, y soy proteccionista independiente.

Voy a hablar de un tema que quizás muchos no conocen. Me voy a referir a los perros asilvestrados o perros salvajes. En la Patagonia, que es una zona muy extensa donde hay poca población, estos perros son producto del abandono. Son perros que alguna vez fueron domésticos, tuvieron dueño, y luego han sido abandonados en rutas, en basurales o en el campo. Esos perros sobreviven y se reproducen sin la intervención del hombre.

Muchos de estos perros son resultado de la caza. Allí es muy común utilizar a los galgos para la caza, sobre todo para la de guanacos. Durante las corridas, algunos perros se lastiman y otros se pierden; y, por supuesto, se los deja en el campo porque son descartables. Después esos perros forman manadas y éstas se transforman en verdaderas jaurías. Seguramente alguno de ustedes escuchó hablar de los casos de Tierra del Fuego, donde esas jaurías atacan al ganado, a otros perros y también a la fauna autóctona.

Esto se da fundamentalmente por el abandono. Muchas personas van a trabajar allí por un corto período de tiempo y, cuando se van, se deshacen de los animales tirándolos en la ruta, en los campos o en los basurales.

Esos perros sobreviven atacando a otros perros o a otros animales o comiendo lo que la gente les lleva. Nosotros en los dos basurales tenemos perros a los que les damos de comer para que justamente no vayan a las granjas o a los lugares donde se crían animales, porque los atacan y los matan.

Esto también se da por la falta de programas de castración, es decir, por la ausencia del Estado. Muchas veces hacemos denuncias como proteccionistas pero el Estado está ausente.

Esos perros, que cada vez son más, solamente sobreviven por la ayuda de quienes somos proteccionistas. Esto también va ligado al tema de veterinaria y zoonosis. Es lo que antes se conocía como perreras. Ahora les cambiaron el nombre por uno más acomodado y se denomina veterinaria y zoonosis. A veces los animales son llevados ahí. Digamos que son verdaderos campos de concentración de perros, porque son alojados en jaulas de un metro por un metro, en la oscuridad, en medio de sus heces, y no sabemos cuál es finalmente el destino de esos animales. Los perros que no son alojados ahí, son dejados afuera, a la intemperie, con temperaturas bajo cero. Además, muchas veces las personas encargadas de buscar los animales no tienen afinidad con ellos y entonces los cazan con lazos, en forma casi salvaje, antigua, y luego son llevados y depositados en esos lugares. A veces pedimos verlos y no nos lo permiten. Nunca sabemos cuál es el destino de esos animales.

Es importante el rol del Estado. En este sentido, diría que la ausencia del Estado es una forma de maltrato. Allá hay muchos animales, y sobre todo hay muchos animales afuera, salvajes. El Estado no nos acompaña con las castraciones masivas. No nos acompaña con nada. Todo queda en manos de los proteccionistas.

Por eso, también pedimos que el Estado se haga cargo de tipificar la figura del abandono -porque es mucho y no damos abasto- y se haga cargo del maltrato que da a todos esos perros que son encerrados en esas verdaderas jaulas, cuyo destino nunca conocemos. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra Marcelo Silva, quien representa a Alerta Galgo, de la ciudad de Las Flores, provincia de Buenos Aires.

SR. SILVA Señor presidente: ante todo quiero agradecer esta posibilidad de expresarnos en este lugar, que para nosotros es muy importante.

Habría muchísimo para contar. Como dijo Elba, son cosas que vivimos todos los días. Por ejemplo, ayer denuncié a un stud de caballos donde están dejando morir de hambre a dos caballos. Esto empezó el 25 de marzo. Ese día en la ciudad de Las Flores había una carrera de las denominadas cuadreras. En esa carrera cae un caballo muerto y por eso nosotros tomamos intervención. Como me puse a sacar fotos, recibí una paliza tremenda; entre ocho o diez personas me golpearon y me robaron el teléfono y la plata. Yo estaba dentro del espectáculo, pero lamentablemente estaba solo contra todos ellos.

A partir de ahí, hice la denuncia penal, como corresponde. También me dirigí al Ministerio de Seguridad de la provincia, desde donde también empezaron a responderme. Lamentablemente uno tiene que buscar otros artilugios para lograr algún beneficio para el animal. Es por eso que lo empezamos a trabajar por el tema del juego ilegal. Gracias a eso se tomó la decisión de no permitirlo. Entonces, como no se están haciendo más las carreras, están casi abandonando los caballos. Justamente ayer terminamos haciendo una denuncia porque está ocurriendo eso.

Por eso pedimos que se amplíen las penas y realmente se empiece a castigar a los maltratadores. En el caso del caballo que terminó muriendo en la carrera -que por supuesto tenía sobredosis de todo tipo de cosas-, por más que la Justicia avance en la investigación y se llegue a un dictamen, sabemos que el culpable no va a terminar preso ni le va a pasar nada; a lo sumo le va a quedar una marca. Por eso estamos pidiendo que se modifique la ley.

Otro caso que les puedo contar es el siguiente. La semana pasada estuvimos en Azul, donde se hizo una marcha porque días anteriores habían matado a un perro con una pala. Por ese hecho metieron preso a un adulto y al rato lo sacaron; ya está suelto. También participaron menores; en el video se observa que uno de los menores le pide la pala al más grande para seguir golpeándolo y matándolo. Nosotros creemos que esos menores ya están perdidos; ojalá no sea así. Hechos como este hay a montones.

La expositora anterior hablaba de la ausencia del Estado. Nosotros hace más de un año hicimos una denuncia penal contra el municipio. Presentamos fotos y pruebas de cómo se está matando a los animales en el albergue municipal. No están haciendo las castraciones que corresponde; lamentablemente están trabajando muy mal. Hemos intentado por todos los medios acercarnos y ofrecer información sobre qué hacer, pero lamentablemente no hemos sido escuchados como corresponde. Y así podríamos enumerar un montón de situaciones.

En cuanto a la educación, es fundamental que este tema se trabaje desde la parte curricular para que todos los chicos empiecen a percibir esto desde chiquitos. Sin embargo, hay gente que tiene un alto grado de educación y sin embargo maltrata a los animales. Por ejemplo, recién mencioné el caso de las carreras de caballos. Muchas veces son funcionarios los que tienen caballos e intentan sostener el tema de las carreras. Justamente es con ellos con quienes más estamos discutiendo. O sea que estamos hablando de profesionales, y entendemos que esa gente no necesitaría otro tipo de educación.

Por eso, a veces pedimos más educación pero hay personas a las cuales consideramos educadas que lamentablemente se dejan llevar por su pasión o sus gustos y terminan dañando gravemente a los animales.

Por otro lado, me gustaría que se tenga en cuenta que con la caza y la pesca también se daña a muchísimas especies, las cuales están representadas en otro ámbito y tienen sus propias reglamentaciones. Entonces, si se sanciona una ley que contemple penas realmente ejemplificadoras, por ahí todo eso se puede disminuir.

Como dije anteriormente, les conté dos o tres casos pero podría enumerarles un montón, y todos son hechos comprobables. En este momento tengo una libreta porque estoy con cinco causas, todas de los últimos diez meses. A veces hasta me da vergüenza ir a la Policía, porque ellos responden y está todo bien pero pareciera que uno los está sobrecargando de trabajo. De todos modos, ellos entienden que las cosas ocurren, porque las ven o se las mostramos, y no lo pueden creer.

Por todo esto les pedimos por favor, dentro de lo que todos puedan sensibilizarse, que nos apoyen en lo que estamos pidiendo porque sería muy bueno. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY No es sobrecarga de trabajo. Ellos deben hacer cumplir la ley. Así que siga insistiendo.

Tiene la palabra Enrique de Rosa Alabaster, pertenece a la Asociación Argentina de Victimología, psiquiatra, neurólogo y médico legista.

Sr. De Rosa Alabaster.- Señor presidente: es un honor estar aquí. En realidad, tal como ocurre en los congresos en el exterior, me enteré recién de que tengo siete minutos para desarrollar mi exposición cuando me preparé para hablar cuarenta minutos. Por lo tanto, seré extremadamente veloz.

Desde hace bastante tiempo venimos hablando de las diferentes formas de violencia. Quizás un punto a contarles es que si no empezamos a ver a la violencia como una construcción que pasa por lo social -que la etiquetamos pero que se manifiesta de diferentes formas-, quizás tengamos algunos problemas para comprenderla. Obviamente, tal como decía el profesor Vanossi, para que el Derecho llegue después porque empezamos a verla de otra manera.

Galtung nos habla de que la violencia que vemos de manera emergente -es decir, a raíz de la cual la gente dice: "¿cómo puede pasar esto tan terrible?"- en realidad pasa básicamente por una estructura cultural de base. Esto quiere decir que, en general, estamos viendo episodios aislados y nos aterramos frente a esto, pero no nos damos cuenta de cuál es la base de esta pirámide. El problema es como en el viejo cuento de los ministros ciegos con el rey, pues estamos viendo las patas de un elefante pero en realidad no nos damos cuenta de que es un elefante.

Soy psiquiatra y esta tarde daré una charla sobre violencia y abuso sexual infantil en el Colegio de Abogados de La Plata. El tema de la psiquiatría se va volviendo cada vez más ligado a los hábitos normatizados. Quizás el paradigma es exactamente el mismo, es decir, estamos viendo partes de un problema y se confunde al no ver el todo.

El problema se plantea en estos términos: nature versus nature, es decir, crecemos o nos vamos armando, y básicamente tenemos que empezar a pensar una cuestión que es una obviedad. Quizás estos siete minutos de charla se basan en algo extremadamente obvio: nosotros mismos somos animales; entonces, a veces no sé bien de qué estamos hablando.

Desde el punto de vista científico, somos animales y tenemos comportamientos imitativos. No hay otra lectura. Voy a citar a Pavlov, que es un autor extremadamente moderno, quien dice: "¿Se dan cuenta de que hace más de cien años que estamos hablando de lo mismo?" Ahí se hablaba de un reflejo de aprendizaje. Posteriormente, la escuela rusa, de Luria y demás, ya empieza a avanzar sobre esto.

Es decir que esta relación es conocida desde hace muchísimo tiempo. Cabe mencionar a Konrad Lorenz y la etiología, el comportamiento animal comparado. Sin embargo, siguen pasando estas cosas.

En la filmina que estamos proyectando se observa la descripción de un caso sucedido en Quilmes, del que se estuvo hablando pero esto pasa. Ya que viene el mundial, les quiero mencionar otro caso que se detalla en esta nueva filmina. Hace tiempo hablábamos de otro animal sintiente, nada más que un ser humano, que hoy nos merece mucho respeto pero que estaba mordiéndole la oreja a otro.

Como punto central quiero precisar que los animales pueden tener emociones; obviamente que sí. ¿Cuál es la duda de esto? Entonces, acá se plantearía un tema más de índole filosófico, porque todos conocemos esas posturas de nuestras mascotas o de otras.

Alguien contó lo que pasa en el sur, y al respecto quiero decir lo siguiente. Hay un filósofo anterior al nazismo alemán, Sloterdijk, que analiza el comportamiento de jauría y explica los motivos por los cuales se pierde la subjetividad. Todo eso se traslada a la jauría.

Nosotros mismos, como animales, nos comportamos de la misma manera. No hay mucho problema en entender esto. Obviamente, también nos ponemos furiosos. Hoy, cuando venía para acá, un señor con un micro enorme me estaba por tirar de la autopista Illia, y entiendo que era un ser humano.

En relación con el problema de la víctima-victimario, apelo a que la idea la tenemos desde hace tiempo. La etimología de la palabra sugiere sacrificios animales que tenían que ver con calmar a los dioses. De alguna manera, seguimos generando este fenómeno aunque no creamos. Somos bastante más primitivos de lo que creemos.

El profesor Vanossi habló de los romanos -Ovidio ya hablaba de esto- y también mencionó a Oliver Cromwell, quien plantea en la única república inglesa la necesidad de empezar a comparar el comportamiento animal con el comportamiento humano.

Al mismo tiempo que nosotros dábamos una charla, una persona pedía en las redes sociales animales menos violentos que un pit bull para poder entrenar en la pelea. Esto pasó con un pit bull al que se lo sodomizó y alcoholizó.

Aquí vemos el caso de Chocolate, que me parece bastante emblemático. Les pido un segundo de su atención porque estamos hablando de una persona, de un peluquero a quien dejamos en libertad, que despellejó a un animal y que con tijeras también se pone detrás de otro animal: un ser humano. Como los seres humanos somos particularmente inteligentes, sugiero no ir a la peluquería del señor Germán Gómez. Lo que vemos en la filmina sucedió en Quilmes. Estos casos también aparecen en la literatura y en el cine, como en la película Matador, en la que hasta la pasión tiene que ver con el goce.

Quisiera pasar ahora al caso de Cayetano Santos Godino, el famoso Petiso Orejudo. Cualquiera que visitó la cárcel de Ushuaia, hoy convertida en museo, sabe que él comenzó con el tema del maltrato animal y luego se convirtió en una figura paradigmática. Su vida comienza maltratando animales; va aprendiendo, perfeccionando una técnica criminológica y descargando sus pulsiones de esa manera.

Posteriormente, Cayetano Santos Godino muere matando al gato de la cárcel, sabiendo que matar a ese gato implicaría su propia muerte. Es muy interesante porque él sabe que está matando vidas humanas y necesita terminar con su vida. En su imbecilidad -así fue catalogado por los forenses-, él sabía que matar a un animal implicaba su propia muerte.

En cuanto a los casos extranjeros, es muy interesante lo que pasa en el mundo. En particular, en Estados Unidos los casos más emblemáticos de tiradores múltiples y asesinos masivos comienzan con ideas de prender fuego y atacar animales. ¿Cómo lo han hecho? Se inicia un aprendizaje del comportamiento criminal.

No tengo tiempo pero puedo decirles que se aprende a ser violento; se aprende a ser un asesino y también puede desaprenderse. Esos sujetos van aprendiendo la forma de ser violentos a través de los animales.

Puedo mencionar el caso de El Caníbal de Milwuakee, que no lo era solamente con seres humanos; o el de Nikolas Cruz en Estados Unidos, un tirador que practicaba, y en la proyección ven algo que dijo un docente suyo: "No nos dimos cuenta de las señales. Había señales, no las vimos."

Esto es lo que nos vive pasando. Digo esto para comentar cómo es el comportamiento humano. Estamos viendo cosas y no hacemos nada. Así no nos interesaran los animales en absoluto -que no es el caso-, ¿no vale la pena que nos demos cuenta de lo que significa un sujeto violento que lleva adelante estas prácticas? Este es el punto que quiero señalar.

Existe muchísima literatura de la que solo traje alguna, como la famosa tríada Macdonald, que hoy no se utiliza demasiado pero que ha sido emblemática al respecto.

En relación con la literatura, se sabe que hay un constructo de personalidad antisocial. Está con nosotros el señor Luis Pavesio, que trabaja en medios en los que cada tanto hablan de un crimen horrible; todos los días hay uno peor y nos sorprendemos.

En los medios a menudo preguntan: ¿qué tiene esa persona en la cabeza? La respuesta es que se trata de un ser humano violento, como todos nosotros, con la diferencia de que algunos tenemos estructuras neuronales -que no voy a tener tiempo de desarrollar- que implican frenos inhibitorios. Esos sujetos no los tienen porque les falta algo. Cuando decimos que a alguien "le faltan jugadores", básicamente significa que tiene circuitos que no están potenciados adecuadamente. Al respecto hay abundantes estudios estadísticos y, como pueden observar en el diagrama con forma de torta, el tema es bastante interesante.

Obviamente, los crímenes o los delitos contra los animales ocurren en el mismo contexto que la violencia doméstica, la violencia de género y la violencia contra chicos. Es decir, son intrahogares, intrafamiliares. Si les parece coincidente es porque lo es; ocurre así.

Por otra parte, las estructuras de trastornos de personalidad están bastante ligadas al comportamiento violento con los animales.

La conclusión es: o cambiamos el paradigma -hay muchísima información al respecto- en el cual claramente la violencia contra los animales nos incluye, porque somos animales, o vamos a seguir padeciendo crímenes contra nosotros, los que nos creemos animales divinos o conscientes. Kuhn dice que la ciencia evoluciona por salto. Quizá nosotros estemos acá para dar uno de ellos. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra Miguel Longo, médico veterinario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

SR. LONGO Antes que nada, les agradezco esta invitación para expresar mi opinión sobre la modificación de la ley 14.346, que es antigua y ya no se aplica porque no acompañó los cambios de la sociedad. Las penas y las multas que prevé para los casos de maltrato animal hoy resultan irrisorias.

Me voy a referir puntualmente a algunas situaciones de maltrato y crueldad animal que no están contempladas en la ley. Muchas veces no se denuncian o quedan de lado porque realmente no son tomadas en cuenta.

Una de esas situaciones es el abandono. Abandonar no es solamente dejar a un perro en la calle librado a su suerte, sino también no atenderlo como corresponde, no darle una vivienda digna y no darle atención veterinaria. En la ciudad, todos vemos a diario animales en los balcones. La gente se va a trabajar y los deja todo el día en el balcón. Hay gente que toma fotos e intenta hacer la denuncia, pero eso lamentablemente no puede ser penado porque esta ley no se aplica.

Voy a tocar dos temas puntuales. Uno de ellos es el de las cirugías que realizamos muchos colegas -por suerte, hace diez años se tomó en cuenta que son una crueldad-, como son el corte de cola, el corte de orejas, el corte de los dedos y el corte de las cuerdas vocales. Muchas veces esas cirugías son realizadas por veterinarios, y otras, por los criaderos.

Lamentablemente no se tiene en cuenta que son pseudo estéticas, muy crueles y generan mucho sufrimiento a los animales. Además, les cambian la conducta. Un animal que no puede ladrar o no se puede expresar, queda totalmente indefenso ante otros animales; un animal que no tiene la cola, muchas veces pierde su equilibrio y no puede desarrollar su vida normalmente. Antes era una moda y entonces les cortaban la cola y las orejas a muchos perros -como a los Dóberman, Rottweiler o Dogo-, pero por suerte en este momento ya no se está haciendo y se ve a los animales con sus orejas largas y sus colas largas.

-Ocupa la Presidencia la presidenta de la Comisión de Legislación Penal, señora diputada María Gabriela Burgos.
SR. LONGO Un tema que me preocupa mucho es el de los criaderos, porque lamentablemente no hay ninguna legislación que los avale. No hay criaderos inscriptos, no hay criaderos habilitados, y menos criaderos que necesiten sí o sí el control de un médico veterinario. Allí no hay certificados de salud ni de vacunación. Son muy contados los casos donde puede intervenir un veterinario. En algunos casos el criador cuida a sus animales y entonces necesita la presencia de un veterinario, pero esto no quiere decir que la ley lo ampare.

La gente pasa a ser cómplice de este negocio de venta de animales, ya sea en un criadero o en la vía pública. La venta de animales en ferias, en parques o en las calles tampoco está contemplada. Muchas veces vemos en la calle a una persona con una canasta con animales que están siendo maltratados o expuestos en forma cruel y uno no sabe cómo van a terminar sus vidas; si no se venden rápido, seguramente terminarán tirados en la calle. Y no hay una campaña de castración que controle esa superpoblación.

Por eso, si se pudiera aplicar la ley y las penas fueran más fuertes, sería mucho más interesante. En este momento en la sociedad estamos viendo mucha crueldad a nivel animal-humano, y como dijo mi antecesor, nosotros también somos animales y todos formamos parte de esta sociedad. Así que debemos entender que los animales merecen nuestro respeto y somos nosotros, los que estamos acá, los encargados de defender sus derechos. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA BURGOS Tiene la palabra Dante Calderón.

SR. CALDERÓN Soy abogado y estoy trabajando con la ONG PRODEA, de la ciudad de Berisso, y también con Alerta Galgo.

¿Qué decir después de las palabras del doctor que expuso anteriormente? El artículo 41 de la Constitución Nacional habla del ambiente, y muchas veces se confunde a los animales dentro del sistema del ambiente. Como decía el doctor, nosotros somos animales. Nosotros hablamos de animales no humanos para describir a los demás, diferentes a la condición nuestra.

A veces se suele minimizar la cuestión de los animales no humanos y se los mete en torno al ambiente. Es cierto que todos tenemos derecho a tener un ambiente sano, pero en el estudio en general uno sabe que el ambiente se puede recomponer, pero el daño a un animal no tiene vuelta atrás. Yo puedo talar un árbol y volver a podarlo, pero si le corto el pie a un animal, no le va a volver a crecer.

Como se dijo acá, nuestra ley es muy antigua. Es cierto que ha tenido algunas modificaciones, pero deberíamos abrir el abanico a la Declaración Universal de los Derechos del Animal, declarada por la UNESCO. También tendríamos que observar por qué pedimos el aumento de penas. Lo hacemos porque la mayoría de los fiscales estima que es un delito culposo, excarcelable, con una pena muy baja. En mi caso particular, como alguien que defiende a los animales no humanos, estoy tratando de que las penas sean más graves para, de alguna forma, cambiar las costumbres. Muchos piensan que las costumbres no pueden ser cambiadas, pero para eso está el Estado, es decir, para cambiar las malas costumbres, aquellas que dañan o destruyen. Entonces, si bien la Constitución establece un lineamiento general, es a través del poder de imperio que tiene el Estado -y esta Honorable Cámara es quien dicta las normas a nivel nacional- que las provincias y los municipios deben luego tener la facultad de ejecutarla sobre la base a ese lineamiento general.

Pedimos aumento de penas tanto para los delitos dolosos como para los culposos. En este sentido, ya hemos visto la conducta que han tenido muchos funcionarios públicos en el ejercicio del poder que tienen en representación del Estado. Uno de los últimos casos es el que ocurrió hace poco en mi ciudad con la elefanta Pelusa, que estuvo sufriendo durante mucho tiempo. En este caso hemos visto la inactividad de un Estado que hoy no es responsable, y los funcionarios que deberían haberla cuidado y tenido a su resguardo tampoco son responsables.

Miren lo que ocurrió con la jurisprudencia de Colombia: ante un caso similar -el de un oso llamado Chucho-, la Sala 1 de la Corte Suprema de Colombia dictaminó en uno de sus fallos que los animales son seres sintientes y estableció una protección para ese animal que estaba en un zoológico y debía ser trasladado a una reserva.

Quiero decirles que también es un acto de crueldad o maldad tener a los animales en cautiverio, porque ellos han nacido para ser libres y no para vivir en jaulas. Por eso, cuando solicitamos el aumento de penas para los delitos dolosos y culposos, pedimos que también se contemple la responsabilidad de los funcionarios. Si bien tenemos mucha legislación en varias materias, esta es una deuda pendiente.

También quiero decir lo siguiente. El cuidado responsable de los animales no humanos significa que la persona que asume cuidarlos debe proveerles alimento, vivienda, contención, salud y un buen trato durante toda su vida.

Como dije, nosotros tenemos algunas leyes. Algunas provincias tienen establecido su propio régimen, que nos puede parecer más o menos justo o injusto, y otras están ausentes. Por otro lado, si bien se prohíbe la caza, como en la provincia de Buenos Aires a través del Código Rural, todavía hay determinadas especies que están en peligro, nosotros hemos estado viendo las conductas violentas de muchas personas.

No pasa un día en que no recibamos en nuestro celular un mensaje diciendo: "Tenemos a este animal, ¿qué podemos hacer?" Nosotros vamos a la Justicia pero lamentablemente ocurre lo siguiente: en parte, tiene las manos atadas, pero nuestro máximo tribunal tampoco ha estado dictaminando alguna jurisprudencia al respecto de la cual podamos valernos para hacer cumplir determinadas penas.

Es cierto que las penas son muy bajas. Por eso, insisto, solicitamos el aumento de las penas. Pero también pedimos, al igual que todos los expositores, educación, porque educar a las personas, es decir, enseñarles, darles herramientas y ayudarlos a trabajar sobre la conducta en general, les va a permitir aprender a tratar a los animales.

Para terminar, quiero decir lo siguiente: tengamos en cuenta que los animales maltratados, abandonados o desprotegidos sienten y sufren, y es rol de este Congreso legislar sobre este tema. Por eso pedimos aumento de las penas, inclusión en el Código Penal y cambio del concepto que se tiene sobre el animal en la legislación argentina, como lo han hecho algunas ordenanzas, alguna de las cuales he sido autor. También pedimos que para los distintos tipos penales se establezcan multas, inhabilitaciones y prisión para quienes sean penalmente responsables. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA BURGOS Tiene la palabra María José Domínguez Edreira.

SRA. DOMÍNGUEZ EDREIRA Buenos días. Soy abogada y docente de la materia Derecho Animal.

En virtud de que a determinados animales no humanos -los que llamamos animales de compañía- con el transcurso del tiempo los hemos hecho permanecer a nuestro lado, es que muchos de nosotros los consideramos parte de nuestra familia o integrantes de nuestro hogar, asignándoles ese rol en virtud de su adaptabilidad y comportamiento. Es así como se fue dando lugar a la formación de lazos de parentalidad, que exceden la consanguinidad.

Esto genera una connotación positiva, que es la de ocuparnos y preocuparnos aún mucho más por su bienestar, tomar conciencia de sus necesidades y querer cubrirlas como es debido. Nos lleva a querer conocer más sobre ellos y hasta involucrarnos con los animales no humanos que se encuentran en situación más vulnerable y de indefensión, ya sea dentro de un hogar, como los que viven en la calle o son abandonados.

Pero no podemos dejar de lado la connotación negativa, que es la de estar inmersos en una sociedad cargada de violencia, donde ese fenómeno social está cada vez más naturalizado, donde esa violencia se vuelve palpable en el día a día, en toda la sociedad y hasta en su mismo seno, en los hogares.

Por lo tanto, se vuelve inevitable que se los incluya y nos hace encarar el tema desde una perspectiva más amplia al formar parte de la misma. Es por ello que bajo la luz de estos acontecimientos actuales, y ya sabiendo que las personas que desarrollan su violencia dentro del hogar no tienen límites ni en cuanto al sujeto elegido -sea mujer, menores de edad y ancianos y hasta nuestro propio animal de compañía- ni en cuanto a los medios ni modos empleados, nos referimos así a violencia interespecie.

Los actos violentos a los animales de compañía son indicadores de una psicopatía violenta que no se limitará a ellos sino que se extenderá a los humanos de ese mismo hogar, al resto de la sociedad, y de esa misma forma vamos a observar qué sucede a la inversa, es decir, que ante un caso de maltrato o abuso de mujer, niño o anciano que habiten en un mismo hogar vamos a detectar maltrato al animal de compañía, sea en forma directa o indirecta.

Así lo vemos en el estudio DOMPET sobre la violencia de género y su relación con el maltrato animal, realizado por Núria Querol Viñas.

A partir de ese exhaustivo análisis plasmado en porcentajes y realizado en base a encuestas hechas a refugios de animales en España, Colombia, Chile, Argentina, México, Perú, Uruguay y Venezuela se concluyó que aproximadamente el 40 por ciento de los refugios encuestados informó que entre el 25 y el 50 por ciento de los animales acogidos había sufrido maltrato. Aproximadamente el 80 por ciento de los refugios reconocieron la existencia de un vínculo entre maltrato animal y violencia intrafamiliar.

Adicionalmente, este proyecto cuenta con estudios previos que arrojan los siguientes datos: el 71 por ciento de las mujeres que ingresan a los refugios informaron que su agresor había herido, mutilado o amenazado con dañar al animal para controlarla psicológicamente; el 32 por ciento de las mujeres que ingresan a esos refugios informaron que sus hijos habían herido o matado a animales; el 68 por ciento de las mujeres maltratadas informó la existencia de violencia hacia los animales: el 87 por ciento de esos incidentes se produjo en presencia de las mujeres y el 75 por ciento en presencia de los niños, para controlarlos psicológicamente.

La violencia interespecie es desarrollada en el ámbito del hogar y es dada bajo la escala de jerarquía, iniciada por una persona que reviste o detenta la función de ser jefe de familia, el que tiene el poder en ese ámbito. Es así que, respetando esa escala de jerarquía mencionada, la violencia es dirigida hacia los más débiles de la escala familiar.

El maltrato a los animales de compañía es utilizado como un medio de presión y castigo a la pareja, a los niños o ancianos, provocándoles graves daños psicológicos. Este es uno de los medios o instrumentos de ataque que el victimario utiliza para dañar y maltratar al ser que amamos.

Nuestro animal de compañía es vulnerable, pues está imposibilitado de denunciar por la invisibilización, sea por ignorancia o simple desdén de los operadores que omiten y no detectan este tipo de situaciones. A esto se le suma la existencia de penas mínimas para frenar el maltrato animal. Todo esto resulta ser un incentivo para el maltratador, quien abusa del vínculo afectivo que existe entre la persona -objetivo último de la violencia- y su animal de compañía.

Desde 1970, este vínculo ha sido reconocido por el FBI, cuando surgió del análisis de asesinos seriales que la mayoría de los ofensores poseían historias de crueldad hacia animales, perpetradas durante su infancia y adolescencia. Esto llevó a los agentes del FBI a sostener que la violencia a los animales es un fuerte indicador de violencia en otros aspectos de la vida del ofensor.

Nos llegó una encuesta que recogió datos en cárceles de Buenos Aires. Allí se especifica que el 25 por ciento de los participantes reportaron haber maltratado a animales. El 29 por ciento de los participantes que cometieron estas crueldades declararon haber golpeado, pateado y apaleado al animal. El 14 por ciento informó haber apedreado al animal y otro 14 por ciento declaró haberle disparado. El 10 por ciento le prendió fuego, quemándolo hasta morir o supieron que el animal había sobrevivido cuando logró escapar.

El 44 por ciento de los participantes reportaron haber sido testigos de crueldades a animales. Las víctimas más comunes resultaron ser los perros, quienes fueron maltratados en un 54 por ciento de los casos. En dicha elección le siguen los gatos, los caballos y las aves.

El 53,1 por ciento de los participantes violentos reportó haber maltratado a animales en su infancia o adolescencia, mientras que el 9,7 por ciento de los participantes no violentos mencionaron haber cometido tales actos de crueldad.

Es decir que el 73,9 por ciento de los participantes que maltrataron a animales durante su infancia o adolescencia cometieron delitos violentos contra personas, mientras que el 21,1 por ciento de los individuos que nunca maltrataron a animales incurrieron en este tipo de delitos.

En otras palabras, los individuos que cometieron crueldades a animales de compañía son más propensos a cometer delitos violentos contra personas que los individuos que nunca han maltratado a animales no humanos. Es como si una vez que se maltrata a un animal de compañía se hubiera pasado una barrera y existieran menos inhibiciones para lastimar a seres humanos.

El maltrato a los animales no humanos naturaliza al agresor con la violencia, haciéndolo más propenso a probar y realizar actos de crueldad hacia las personas.

No hace falta mencionar los actos de violencia contra animales, pues son cada vez de más variada gama en cuanto a la perversidad y a la crueldad extrema que se presentan día a día en nuestro país. Tampoco en este punto es necesario recordar el repudio que se manifiesta ante la impunidad de estos actos, ante la inacción o ante la escasa sanción de los mismos.

Sabemos que estamos hablando de seres sintientes que sufren a nuestra par, que sienten dolor como nosotros, y que son conscientes de todo eso como nosotros mismos. Ellos viven este horror, son víctimas de este padecimiento atroz, no pueden defenderse y ni siquiera cuentan con los medios para hacerlo.

No podemos dejar que esta situación continúe de esta forma. Está en sus manos que todo ese sufrimiento -que también es antesala de delitos mayores- no quede impune. Está en sus manos que no siga siendo un incentivo, un aliciente, para que los violentos intenten dominarlos aún más. Está en sus manos dar el paso inicial para ser una mejor sociedad. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Burgos).- Tiene la palabra Marcela Baños.

SRA. BAÑOS Buenos días a todos. Sinceramente es la primera vez que asisto a un lugar así para hablar de los animales. Si bien lo hice en televisión muchas veces, se me quiebra la voz porque es difícil tratar de explicar al otro el respeto hacia los animales. Me resulta difícil explicarles a ustedes por qué debemos elevar las penas, pero es básicamente por lo que vemos todos los días en las calles.

En una ocasión -no recuerdo si fue el año pasado o el anterior- tuve la posibilidad de estar hasta las 12 de la noche en la calle, en los alrededores de este Congreso, defendiendo a los galgos. Fue algo terrible porque muchos diputados se quedaban, otros se iban y no se sabía si iban a votar o no. Me parecía muy loco pensar que algunos se iban a levantar y no iban a votar el proyecto mientras se estaba matando a los galgos, y me preguntaba si a nadie le importaban.

Por eso hoy me parece muy bien que nos hayan recibido y nos escuchen, porque es lo que está sucediendo con los animales.

¿Por qué los defiendo? Tengo millones de razones personales para defenderlos, que no voy a explicar porque no vienen al caso. Lo que sí quiero decir es que ellos dependen de nosotros porque no tienen voz; aquí no veo perros, gatos, vacas u otros animales defendiéndose, y por eso lo hacemos nosotros.

No se trata de que no tengamos vida ni nada que hacer; tampoco somos uno locos talibanes que queremos venir a pelear. Por el contrario, tenemos ganas de que ellos sean respetados como los seres humanos.

Siempre que pienso en los animales me planteo que también viven en el mundo como nosotros y me pregunto si no los respetamos porque nos creemos superiores. La pregunta que me hago es la siguiente: ¿en qué momento el ser humano se creyó superior a un animal? Algunos me responden que es así porque el ser humano puede razonar. Ante esta respuesta veo todo lo que hacen los seres humanos a diario y podría mencionar algunos de los ejemplos que se citaron acá, como el de Pelusa, el de Chocolate -el perro despellejado-, el del oso Arturo -que falleció en el zoológico- o el de millones de animales que han sufrido maltrato animal porque un ser humano decidió hacer con ellos lo que quiso. Creo que esto es lo más grave: que una persona hizo con ellos lo que quiso.

A partir de nuestra participación en esta reunión tenemos la posibilidad de cambiar todo eso elevando las penas. De mí no depende porque aquí no tengo voto, pero vengo a pedirles que tomen conciencia de que eso se debe hacer porque de lo contrario la gente va a seguir haciendo lo que quiera pues sabe que no le va a pasar nada.

Creo que está bueno que estemos aquí, que nos escuchemos y que me presten atención. Yo ni siquiera soy proteccionista. Hace muchos años empecé a levantar perros y otros animales y ayudo como puedo a los refugios -que están desbordados porque hay superpoblación-, a los que nadie banca sino que se sostienen con el bolsillo de cada uno. No hay una cuestión política; si la hubiera, bienvenida sea porque es para hacer el bien, porque hay ciertas personas que deciden armar un lugar y ayudar a estos animales.

Quizás no soy muy correcta como algunos de los que hablaron muy bien aquí, y tampoco traje porcentajes. Soy una persona que va por la calle y sufro cuando veo un ser al que no puedo ayudar, porque obviamente no puedo llevarme a todos los animales a mi casa; me encantaría pero es imposible.

Creo que estaría bueno que la gente que piensa lastimar a un animal sepa que si lo hace va a tener una pena y va a pagar las consecuencias. Uno no puede ir por la vida haciendo lo que se le da la gana, o desquitando su ira con quien quiere solo porque es un ser que no puede defenderse. Si no, hagamos una cosa: vayamos a la selva, quedémonos con los leones y veamos quién gana.

No tengo mucho más para decir. Simplemente les pido que tomen conciencia de que esto tiene que cambiar, para lo cual es necesario que se eleven las penas. Como dije, ellos realmente nos necesitan a nosotros porque no se pueden defender solos, no tienen voz. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA BURGOS Justamente somos un grupo de legisladoras y legisladores que entendimos eso. Por eso hace dos años sancionamos el tema de los galgos, con pronósticos que no estaban dentro de lo que se quería pero salió.

Afortunadamente, cada vez se nos van sumando más legisladores, que entienden que debemos tratar este tema. Como dijeron algunos disertantes, este es un momento histórico porque los estamos escuchando, cosa que antes no se había hecho.

Yo no me quedo en el pasado sino que intento mirar para adelante. Creo que efectivamente podemos educar y también educarnos nosotros, como lo estamos haciendo ahora, escuchando a quienes se dedican a proteger a los animales, ya sea en forma personal o desde alguna organización. (Aplausos.)

Tiene la palabra Juan Serra.

SR. SERRA Buenos días a todos. Soy abogado, hace ocho años me especialicé en el exterior en Derecho Animal y actualmente soy docente de la cátedra de Derecho Animal de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

Decir que un niño o una mujer son inferiores a nosotros es impensable en nuestros días. Tenemos igualdad de derechos. Sin embargo, no era así hace unos cuantos años. En 1864, una niña de 10 años de edad, llamada Mary Ellen, había sido adoptada y sus vecinos sospechaban que era víctima de malos tratos. Con la ayuda de una asistente social se pudo corroborar que efectivamente era así. ¿Qué pasó? La policía se negó a intervenir porque en ese entonces no existía ninguna ley que protegiera a los niños y que tipificase el maltrato infantil. Sin embargo, el proceso judicial fue impulsado por la Sociedad Protectora de Animales ya que en ese entonces sí había leyes que protegían el maltrato hacia los animales no humanos.

La cobertura legal se basó justamente en eso: en que los niños pertenecían al reino animal, como pertenecemos todos nosotros, y por lo tanto esta niña merecía, al menos, la protección que tenían los perros.

En 1875, también en Estados Unidos, un tribunal de Wisconsin dictaminó que una mujer no podía trabajar como abogada ya que tal profesión solo la podían ejercer las personas, y en ese entonces las mujeres no eran consideradas personas para el Derecho.

Un progreso moral del humano fue incorporando el reconocimiento de derechos como iguales a otros grupos que estaban excluidos por razones de raza, color, edad, idioma, religión, opinión política, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra índole o condición. Esto es lo que nos dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que tiene tan solo setenta años.

Los animales no humanos, al igual que los niños, mujeres y ancianos, se encuentran en estado de indefensión. Ellos no pueden, libremente, denunciar y hacerse escuchar. Otros también, por falta de capacidad o por encontrarse en una situación de peligro o amenaza, están limitados para hacer público lo que saben o conocen.

Es sumamente importante saber que la detección del maltrato hacia los animales no humanos puede significar, a su vez, violencia hacia los animales humanos y viceversa.

En la actualidad existe un cambio de paradigma. Nos encontramos en un momento de transición como consecuencia de una visión cada vez más inclusiva: una visión social cada vez más inclusiva hacia los animales como seres sintientes. Ya la ciencia nos lo dijo; ya no necesitamos valernos más de la ciencia para saber que los animales sienten y tienen conciencia.

Mientras continuemos teniendo esta mirada antropocéntrica, donde nos colocamos nosotros por encima de ellos, los animales no humanos seguirán siendo víctimas de maltrato, seguirán siendo considerados como propiedad y seguirán siendo valuados como una mercancía, como un objeto del comercio, tal como traficamos o compramos y vendemos una prenda de vestir. Hay que evaluar si ellos tienen derechos. Por lo menos tienen algunos derechos fundamentales, como a la vida, a la salud y a la libertad. Al igual que las mujeres, los niños y los ancianos, los animales constituyen uno de los sectores más desprotegidos, vulnerados y excluidos de nuestra sociedad.

Necesitamos una ley que tenga unos presupuestos mínimos, donde todos los animales estén incluidos. No puede haber un proyecto en el cual se deje afuera a un animal. Tiene que haber penas acordes con los demás delitos teniendo en cuenta los antecedentes existentes. La ley de prohibición de carreras de galgos ya nos marca un límite: de tres meses a cuatro años de prisión.

Tiene que haber una diferencia conceptual entre maltrato y crueldad. No es lo mismo maltratar que cometer un acto de crueldad hacia un animal. Hay que aplicar penas de multas, pero éstas no deben ser valuadas en pesos sino de manera distinta para que no se vaya devaluando. Tiene que haber una inhabilitación para quienes sean condenados por maltrato animal.

Tenemos que dejar de considerar al animal como un instrumento de trabajo. Me canso de leer proyectos de ley donde los animales siguen siendo considerados como instrumentos de trabajo. No voy a meterme en la temática del TAS, pero claramente hoy en día existen otras formas. Por eso, también hay que estar encima de toda esa gente que trabaja de esa manera. ¿Por qué? Porque jerarquiza el trabajo y también por la precariedad que tiene una persona que trabaja con los animales en la forma en que lo hace.

Hay que evitar que haya tipos penales abiertos y que se utilicen palabras vagas o ambiguas que causan confusión a la hora de hacer una denuncia y de que el juez o el fiscal tengan que tipificar la conducta. Hay que tipificar nuevas conductas. En todos los proyectos que se están discutiendo se tipifican muchas conductas, como el abandono en todas sus formas; el abuso sexual, bestialismo o zoofilia; la mala praxis.

Asimismo, hay que dejar de hablar de vivisección, porque es innecesaria y ya está prohibida en los establecimientos de educación pública.

También nos tenemos que preguntar por la experimentación. ¿Siempre es necesario experimentar con animales? ¿Es éticamente correcto? ¿No es una solución económica más? ¿Es justificable matar millones de animales con ese fin? ¿Realmente la experimentación con animales está ayudando?

Por otro lado, debería estar prohibida la participación de animales en circos, zoológicos, oceanarios, acuarios, espectáculos cinematográficos o audiovisuales.

También tiene que estar prohibido el comercio de animales y su exhibición. No podemos comprar un animal como si fuera una prenda de vestir a la que vemos exhibida y la compramos porque se nos antoja. Es decir, uno no puede comprar un animal sin tener conciencia de lo que es tener un animal a cargo y de los cuidados que requiere.

Como se dijo acá, es necesario un agravamiento de las penas. No puede ser que tenga la misma pena alguien que descuartiza un animal y alguien que no lo alimenta. Hay que tener en cuenta si la persona mató al animal con ensañamiento, con envenenamiento, con procedimientos insidiosos, si lo arrolló intencionalmente, si lo abandonó después de una experimentación. Todos esos tienen que ser agravantes.

También debería contemplarse el carácter subjetivo de quien realiza el maltrato, como puede ser el caso de un funcionario público o una persona que está a cargo o es empleada de un centro de zoonosis o de acogida de animales. Tampoco es lo mismo matar un animal que matar muchos animales. Nuestra ley no prevé nada al respecto. Hay gente que mata indiscriminadamente muchos animales y a la hora de recibir una condena se le aplica una condena única.

Tampoco se tocó el tema de la obligación de denunciar. Por ejemplo, los veterinarios que por su oficio o profesión tienen conocimiento de la comisión de alguno de los delitos reprimidos por la ley de maltrato deberían tener la obligación de denunciar. Por supuesto, a ellos también se les debe garantizar una protección para que puedan hacerlo.

Para finalizar, quiero decir lo siguiente. En el año 1963, en su discurso más conocido Martin Luther King dijo que su sueño era que todas las personas, sin importar su tez -es decir, si son negros o son blancos- sean iguales. En Argentina, hoy todos los que estamos acá tenemos un sueño: que la ley sea modificada y ayude a salvar no a unos pocos animales sino a todos. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA BURGOS Tiene la palabra Victoria González Silvano.

SRA. GONZÁLEZ SILVANO Buenos días. En primer lugar quiero aclarar que no soy proteccionista sino docente. Actualmente soy docente titular de la materia Derecho Animal en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires y formo parte del plantel integrado por varios de los que estamos acá.

Agradezco a los legisladores que nos han convocado, especialmente al señor diputado Lipovetzky y a la señora diputada Burgos. Agradezco a los señores diputados Wechsler, Nazario, Carrizo y Riestra, entre otros. También agradezco a Elba Tiburzi, de PRODEA. Realmente son muchos los que han firmado los distintos proyectos, por lo que no puedo mencionarlos a todos porque se me acabarían los minutos que tengo para la exposición. Pero les agradezco a todos.

Como bien dijo el doctor Vanossi, hoy hay otra sensibilidad que en 2007. Pero esa "otra sensibilidad" está en los legisladores, porque los que estábamos afuera en esa oportunidad tenemos la misma sensibilidad que antes. Esa es la diferencia.

Es importante que la sensibilidad haya llegado acá, porque entonces podemos cambiar en serio las pautas legislativas. Hablo de cambiar las pautas legislativas porque las pautas morales ya están, es decir, los animales tienen derecho per se, deben ser respetados por sí mismos. No necesitamos que alguien nos venga a decir que son sujetos morales porque ya lo sabemos. Lo que necesitamos son pautas legislativas.

Entonces, me puse a pensar qué quisiera cambiar de la ley 14.346, que -como sabemos- ya es antigua. Lo primero que tenemos que decir es que una pena de un año como máximo es realmente una burla si tenemos en cuenta que el daño agravado de una cosa mueble merece una pena de tres a cuatro años y el abigeato, que es el robo de un animal, merece una pena de tres a ocho años; y si se roba el animal de arriba del transporte, la pena es aún mayor. Así puedo seguir con fauna, hablar de la ley antidoping y de muchísimas cosas más.

Pero voy a hablar de algo más cercano, como es la ley que prohíbe las carreras de perros. La realización de dichas carreras tiene una pena de cuatro años como máximo por el maltrato que sufren los animales. Por eso, si hoy los legisladores no están pensando en una pena por maltrato de tres a cuatro años sería una incoherencia respecto de lo que votaron hace dos años. Disculpen que se los diga así pero, si bien soy académica, también soy vehemente y esto lo llevo en la sangre. Debe ser que soy hincha de Racing; ¿qué le vamos a hacer? (Risas.)

La pena por maltrato debe equipararse, por lo menos -aunque a nosotros nos gustaría que fuera mayor-, a la pena por no respetar la prohibición de las carreras de perros. Además, debería incluirse el tema de la ley 27.330 dentro de los casos de maltrato; si no, ¿para qué la sancionaron? Tengamos una coherencia dentro de lo que armamos con un código o con una normativa de estas características.

El artículo 2° de la ley 14.346 dice que serán considerados actos de maltrato los siguientes: azuzarlos para el trabajo, hacerlos trabajar en jornadas excesivas sin proporcionarles descanso adecuado y emplearlos en el trabajo cuando no se hallen en estado físico adecuado. Los animales directamente no necesitan trabajar; no necesitamos azuzarlos ni hacerlos trabajar en jornadas excesivas. Por lo tanto, debería ser una actividad prohibida; y en caso de incurrirse en ella, realmente debería ser considerada como un acto de maltrato.

Otro inciso de ese artículo 2° habla de emplear animales en el tiro de vehículos que excedan notoriamente sus fuerzas. Consideramos que esto debería prohibirse; y en caso de que alguien incurra en eso, que se considere que está cometiendo delito de maltrato.

Obviamente, como dije recién, también debería incluirse dentro de los casos de maltrato el tema de la 27.330.

Como se dijo, maltrato no es lo mismo que crueldad. Maltrato puede ser no alimentar en cantidad y calidad suficiente a los animales; en cambio, crueldad es aquello que nos horroriza mucho más, como el caso del perro Chocolate o el del caballo Muñeco. Entonces, para los casos de crueldad proponemos a los legisladores que vayan pensando en una pena de seis años como mínimo; por supuesto que si fijan una pena de ocho años -que es la pena mínima para un homicidio- vamos a estar muy felices.

¿Cuáles son los tipos legales que se deberían incluir? El abandono es uno de ellos, porque no es un acto de maltrato sino de crueldad. Quien abandona es cruel. Para ejemplificar en este mundo antropocéntrico que tenemos, abandonar a un animal es como dejar a un niño de seis meses en una caja en la puerta de una casa o donde sea.

Ustedes me podrán venir a decir: ¿y después cómo probamos quién lo maltrató? Bueno, señores, en la Justicia pasan muchísimas cosas. Yo no sé si voy a poder saber quién fue el motochorro que me robó, pero igual hago la denuncia, y si encuentran a alguien con mis cosas, tendrá que pagar una pena. Más allá de si se podrá encontrar o no a quien cometió el delito, lo cierto es que se cometió.

También se debería incluir el bestialismo o zoofilia. Si alguno de los presentes me dijese que dentro de la reforma de la ley 14.346 no quiere incluir el bestialismo o zoofilia, le preguntaría qué animal tiene; y cuando me pregunte por qué le hago esa pregunta, le respondería: porque quiero saber con cuál tiene sexo. Esta sería mi pregunta, si bien sabemos que el bestialismo o zoofilia no solamente es el acceso carnal sino también la introducción de elementos en los animales. Esto lo pueden contar muchísimos colegas que en Luján han visto yeguas con botellas o palos adentro. Esto pasa porque los humanos somos perversos. Es parte de nosotros; lo tenemos controlado. El psiquiatra puede explicar bien por qué lo tenemos controlado. Pero es parte de nosotros; si no, no existirían todas estas aberraciones.

También debería incluirse el biocidio porque es matar. El matar no necesita tener intencionalidad; ya con matar alcanza, y ahí vendrán los actos culposos y los actos dolosos. Y si el biocidio es sobre una especie, la pena debe ser aún mayor.

Otro tipo de maltrato debe ser tener a los animales viviendo en condiciones indignas; por ejemplo, en un lugar cuya capacidad sea muy pequeña para ellos.

Asimismo, tienen que adecuarse algunas actividades, como el tiro al pichón o las actividades circenses. Y cuando me refiero a actividades circenses no hablo solamente de un circo armado sino también del señor que tiene a dos caniches jugando en la puerta de un shopping.

Consideramos que todas estas cuestiones se deben tener en cuenta al modificar la ley 14.346. No podemos esperar a la reforma del Código Penal. Cuando llegue el momento de reformar el Código Penal se incluirá la ley 14.346. Por eso estamos adecuando las penas a la realidad que estamos viviendo hoy, con lo cual nadie puede venir a decir "esperemos porque ya viene la reforma del Código Penal". No, señores, los animales no pueden esperar más. Cada día hay más animales maltratados.

Por último, les quiero decir lo siguiente: este es el siglo de los reconocimientos de derechos de los vulnerables. Los animales no humanos son vulnerables. De ustedes, señores legisladores -de ustedes, humanos-, depende que se reconozcan los derechos que los animales ya tienen. Ellos y nosotros, los humanos, les vamos a agradecer que los reconozcan. Por favor, necesitamos que sea ley. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA BURGOS Tiene la palabra Valeria Schapira.

SRA. SCHAPIRA Buenos días. Muchas gracias por darme esta posibilidad.

No venía a la Cámara de Diputados desde hace unos treinta años, cuando vine a visitarla con la escuela. Por eso les pido que entiendan la informalidad; es mi esencia y desde ese lugar les voy a hablar.

Cuando me invitaron a esta reunión, llamé a Enrique De Rosa, a quien respeto y admiro, para pedirle algunos detalles técnicos. Pero después dije: "no hace falta". No estoy acá para eso. Soy periodista.

Admiro a las proteccionistas y voy a pedir un aplauso para ellas y para ellos, los que están acá y los que no están acá, porque me parece que esa gente es la que de verdad le pone el cuerpo a la situación. (Aplausos.) Después nosotros podemos hablar, legislar y hacer muchas cosas porque tenemos acceso a algunos lugares. Mucha gente que está rescatando a un perro desangrado, a un gato acuchillado o a un galgo lastimado no tiene acceso a esta Cámara de Diputados. Pero nosotros, los que de alguna manera estamos en los medios de comunicación, sí tenemos esta posibilidad, y por eso estamos acá.

Como ser humano que soy, me encuentro con muchas de las cosas que contaba Marcela Baños. Por ejemplo, algunos me plantean por qué mejor no tengo un hijo en vez de dedicarme a los perritos o por qué los que trabajamos en los medios no nos ocupamos de los chicos de la calle y de darles de comer. Creo que todos podemos ayudar desde algún lugar a todas las personas y animales en situación vulnerable.

Los animales no son negocio. Por eso me alegra que hoy podamos hablar de ellos, porque cuando no hay guita de por medio, en general a nadie le importan los vulnerables. Somos muchas las personas que creemos que los animales son seres sintientes que tienen las mismas emociones que un humano; y muchas veces, más inteligencia, porque nos lo demuestran todo el tiempo.

Es desde este lugar que vengo a pedirles a ustedes, que tienen la facultad y la potestad de legislar por nosotros, los ciudadanos, que hagan algo para endurecer las penas de esta ley obsoleta, vieja, que permite a cualquiera despellejar a un perro -como el asesino de Chocolate- y quedar en libertad, es decir, volver a laburar y volver a la sociedad como si fuera una buena persona.

Yo no tengo datos técnicos pero he leído los proyectos de ley. Les quiero contar que a Luis Pavesio, a mí y a otros periodistas que estamos pidiendo que se endurezcan las penas nos han tildado de eutanásicos, de asesinos. En lo personal, en un momento dudé en venir a esta Cámara porque quienes estamos en los medios vivimos de nuestra honestidad y nuestra imagen. Pero después me puse a pensar que los animales valen mucho más que un puñado de personas mezquinas que no sé qué buscan ensuciándonos a quienes simplemente estamos acá para pedirles a ustedes, los legisladores, que hagan algo con tanto asesino suelto.

Y a aquellos legisladores a quienes no les importan los animales, les pido que por lo menos piensen en los datos estadísticos que se han dado aquí, en el sentido de que quien mata a un perro terminará golpeando a su mujer, por ejemplo. Entonces, si no les interesan los gatitos, los perritos y "las boludeces" -porque algunos me dicen que me ocupo de "las boludeces"-, háganlo pensando en esos datos estadísticos.

También tenemos que trabajar el tema del lenguaje. Debemos dejar de hablar de "mascota". ¡Qué palabra horrible! El término "mascota" viene del francés y significa talismán de la suerte. Los animales no son talismanes de nada; son seres que sienten.

Hace once años compré un perro en un criadero porque pensaba que los animales se compraban. Como ocurre en el 80 por ciento de los criaderos, el perro es una mercancía, y mi perro fue objeto de ese comercio vil. Mi perro tiene displasia, por lo que hubo que operarlo dos veces y necesita un montón de tratamientos. Por suerte, tengo la posibilidad económica y la disponibilidad de tiempo para poder ocuparme de él. Gran cantidad de estos perros son objeto del llamado descarte. Si no, pregúntenle a Renée Cormillot, que se dedica a rescatar perros de descarte de criaderos. Son perros que no sirven para vender ni para adornar una casa, y entonces los tiran o se los dan a las proteccionistas y los proteccionistas, que dejan su vida para salvar a esos perros de la gente que lucra, a la que le importa nada la vida de otro ser.

Todos los días veo atrocidades, así como también veo gente que a veces ni siquiera tiene para dar de comer a sus propios hijos pero saca guita no sé de dónde para rescatar a esos animales. No sé de dónde sacan recursos los proteccionistas para asistir a los animales que la crueldad de los humanos deja abandonados a su suerte; o a su mala suerte, porque muchos de ellos terminan atropellados. Ahora el tema de los galgos lo conocen todos, pero en su momento también se hizo conocido por el laburo de los proteccionistas.

Entonces, señores diputados, ya que ustedes tienen la posibilidad de legislar por y para nosotros, les pido que se ocupen de los seres que sienten y que no tienen voz.

Quizás parezca que estos bichos no suman votos, pero les puedo asegurar que sí lo hacen, porque cada vez somos más los que estamos en defensa de la vida. Asimismo, cada vez somos más las personas -en distintos ámbitos de la sociedad- que queremos que todos tengamos los mismos derechos y que todos los seres que sentimos podamos estar amparados por las leyes.

Por eso les pido, por favor, que endurezcan las penas para los maltratadores de animales. Y reitero que les agradezco esta posibilidad. (Aplausos.)

SR. FRUITOS Señora presidenta: soy Leandro Fruitos, representante de la Fundación Franz Weber en la Argentina y miembro de la Red Internacional AcerTAS, que es la Asamblea Común para la Estrategia de Reemplazo de la Tracción a Sangre.

Tengo el placer de trabajar en el ámbito público, desde los gobiernos locales, desde las municipalidades, y poder asistir a muchos de ellos, asesorando para construir políticas de protección animal.

He tenido la fortuna de avanzar con varias políticas públicas exitosas. Una de ellas es la transformación de los zoológicos en centros de rescate de animales, que ponen en valor su vida y su función ecosistémica en nuestro planeta.

También he tenido el placer de ver que en muchos municipios han prosperado algunas políticas públicas de sustitución de tracción a sangre. Tal es el caso de Godoy Cruz, en Mendoza, donde se ha podido poner en valor no solamente la mitigación y la erradicación del maltrato y la crueldad animal en forma progresiva, sino también la inclusión de muchas personas que también se encontraban en un alto nivel de vulnerabilidad.

Mencioné la política pública de transformación de zoológicos -como ocurrió en La Plata, en Mendoza e incluso con el zoológico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires- y la política pública de sustitución de la tracción a sangre. En esas dos áreas de política pública hemos tenido la oportunidad de visibilizar al más vulnerable, que es el animal no humano, el cual, por no poder expresarse, no puede denunciar los malos tratos y la crueldad de los que muchas veces es objeto.

Lamentablemente, los malos tratos y la crueldad no se pueden tipificar simplemente en una ley. Hay muchas cosas que la ley no dice pero son una realidad.

Como bien decía Vicky, la titular de la cátedra de Derecho Animal, ya no se trata de una discusión moral. Ya esa discusión moral, que se ha dado en la calle o en la ciudadanía, por suerte ha traspasado la puerta de este Congreso de la Nación y hoy tenemos la oportunidad de actualizar una de las leyes pioneras en la región por lo que buscaba en su momento, que era dar protección a los animales. También fuimos pioneros a la hora de prohibir las corridas de toros.

Tenemos la oportunidad de actualizar esa ley y demostrar a la ciudadanía que escuchamos sus pedidos. Tenemos la oportunidad de demostrar a la gente que los diputados y senadores se alertan ante la alarmante situación de violencia que existe en la sociedad, inclusive hacia los más vulnerables.

En ese sentido, sería muy importante tipificar nuevos delitos; en particular, la zoofilia o el bestialismo, o el asalto sexual hacia los animales, como se lo llama en mucha bibliografía. Hay muchísimos estudios científicos que sugieren tipificar la zoofilia, el bestialismo o el asalto sexual hacia los animales. Hay muchas cifras al respecto.

Sin embargo, también hay una realidad que uno por sentido común rechazaría: la violencia que se traduce en un acto sexual no consentido hacia un vulnerable que no tiene voz. Como bien decía Victoria, no solo se trata del acto sexual con penetración carnal sino de todo acto sexual que se cometa por la introducción de objetos, de los más diversos que se les ocurran, lo cual demuestra -como también se dijo- una conducta perversa.

Todas esas situaciones no son de público conocimiento o no salen en las noticias porque se hacen dentro de una casa, bien a escondidas, y muchas veces son la antesala de otros delitos, como el abuso sexual hacia las personas, es decir, hacia los animales humanos.

Es muy interesante avanzar en la eliminación y erradicación de este tipo de prácticas crueles que se dan en nuestra sociedad. En este sentido, es muy interesante brindar una enseñanza a las generaciones presentes y futuras en cuanto a que no aceptamos este tipo de actos en nuestra sociedad.

El hecho de que este delito no esté tipificado significa que se puede hacer. Todo lo que no está prohibido puede hacerse. Por lo tanto, es el momento de actualizar esta ley que en los años 50 fue pionera y ejemplo pero que hoy es anacrónica.

Muchas de las políticas públicas exitosas que mencioné al principio fueron fruto de la inaplicabilidad de la ley de maltrato animal. Dentro de los zoológicos no se aplica dicha ley, y no porque no exista sino porque hay un encubrimiento político, un dejar de hacer por parte del funcionario público que debe velar por la seguridad de los animales que tiene a cargo.

El que no se haya podido erradicar la tracción a sangre también es fruto de la inaplicabilidad de la ley nacional 14.346. La tracción a sangre quizás no existiría en estos tiempos si la ley 14.346 fuese más dura, más severa, pero también si esa práctica de subsistencia social -porque eso es la tracción a sangre- no estuviese permitida.

En este sentido, quiero hacer alusión a lo mencionado por Elba Tiburzi al comienzo de esta reunión informativa. Elba decía que no debemos criminalizar la pobreza porque ella se expresa de diferentes formas. La pobreza no puede prohibirse pero a ella también se le está permitiendo una forma de expresarse muy cruel, permitida por la ley, que es la tracción animal.

Si se fijan, son muchas las cosas permitidas por la ley 14.346. Su baja calidad en la tipificación de los delitos la vuelve obsoleta a la hora de llegar a los tribunales, y las penas que prevé son débiles, ya que habla de un año de prisión como máximo. Se trata de una pena excarcelable e irrisoria, al igual que las multas. Da lo mismo realizar o no las actividades que esta ley prohíbe, ya que poniendo unos pesos se puede eludir esa pena.

Por último, solo quiero llamarlos a la reflexión para que piensen en el ejemplo que están dando a los niños al permitir un montón de atrocidades cuando hoy tienen la oportunidad de no permitirlas más. Muchas gracias. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA BURGOS Tiene la palabra Pedro Parigini.

Sr. Parigini.- Buenos días. Soy cuidador en uno de los zoológicos ubicados dentro de la provincia de Buenos Aires. Mi exposición va a tratar sobre el rol que deberían cumplir los zoológicos en la protección de los animales silvestres.

Tendríamos que hablar un poco de historia para hablar del cambio de paradigma que están enfrentando los zoológicos. Los primeros registros datan de hace 5.500 años, donde los reyes y emperadores usaban a los animales básicamente para decorar sus palacios por el hecho de que eran símbolos de poder y de riqueza. Recién en el siglo XVII comenzó a haber estudios de animales salidos desde los zoológicos.

En el siglo XVIII se comenzó a hacer centros de atracción para el público; empezaron como centros de colección y exhibición. Cabe aclarar que allí también se exhibían personas; esto es una realidad. Estas instituciones tenían grandes colecciones de animales, sin importar qué necesidades tenía cada animal; básicamente, eran jaulas en las que había al menos un animal por especie. Esto sigue pasando hoy en la Argentina: hay animales sociales que están solos en una jaula.

En los años 40 se empezó con lo que fueron los planes de reproducción de especies. Para esto se hicieron estudios sobre el comportamiento, estudios veterinarios, nutrición, enriquecimiento ambiental y demás cuestiones que hacen a los zoológicos.

Recién para los años 80 se empezó a darle importancia a lo que es la educación dentro de los zoológicos. Hoy en día entendemos que esa visión está obsoleta.

Los roles que tuvieron estas instituciones fueron la dominancia del hombre, la exhibición de animales y personas, la educación y la investigación. Sin embargo, esto está cambiando. ¿Qué dicen los diarios sobre los zoológicos? Como podemos ver, hay denuncias por maltrato, preguntas sobre si cierran los zoológicos, muertes, reconversiones, nuevamente fracasos y más muertes.

En los últimos años los zoológicos fueron muy atacados, lo que obviamente generó el pedido de cierre de los mismos. Esto se debe a los bajos estándares de bienestar animal que hay en estas instituciones -al menos en Latinoamérica- y también a la poca claridad de las instituciones para fundamentar su funcionamiento. Esto trajo más protestas, reducción del púbico visitante -al que se puede educar- y el cierre de instituciones.

Es importante tener una visión total de las problemáticas que enfrentan los animales silvestres porque los impactos ambientales que está teniendo el hombre en el planeta representan la mayor amenaza para la continuación de ellos. Por ejemplo, tenemos la reducción de espacio por el avance de las ciudades o del cultivo, la contaminación minera, la contaminación del aire, la contaminación del agua. Todas estas problemáticas ponen en peligro a los animales.

Todavía no hablamos del tráfico de fauna, que es la tercer actividad delictiva; está por debajo del tráfico de drogas y el de armas. Obviamente, esta problemática tiene un tratamiento. Hay instituciones que se están dedicando a recibir animales decomisados o rescatados. En esta ocasión voy a hablar de dos instituciones. Como no tengo permiso para usar su nombre, me voy a referir a ellas como instituciones "A" y "B". De todos modos, viendo qué tipos de animales recibieron van a poder descubrir qué instituciones son.

En esta primera diapositiva podemos ver que en 2015 la institución "A" recibió aves acuáticas, rapaces, otras aves, reptiles, mamíferos. En total fueron 334 individuos, de los cuales pudieron liberar a 131, 67 fueron derivados a centros especializados y 81 murieron producto de las pésimas condiciones en las que llegaron. Recuerden que, cuando hay una incautación de fauna, los animales llegan hacinados, con hambre, con sed, y quizás estuvieron en esas jaulas durante varios días.

Al momento de hacer estas estadísticas, 55 ejemplares continuaban en rehabilitación. Hacia la mitad del año siguiente podemos observar que hubo un aumento. Solamente durante enero y abril ya hubo 202 individuos. Al finalizar el año, el número fue muchísimo mayor.

La institución "B" mayormente se dedica a recibir animales marinos. Podemos observar que en 2015 recibió 245 animales marinos, entre pinípedos, tortugas y aves, y pudieron liberar a 173.

Para la primera mitad de 2016, esta misma institución ya había recibido 319 animales. Esto fue un avance muy grande. Por supuesto, terminó el año más que duplicando la cantidad de animales recibidos con respecto a 2015.

Nos tenemos que hacer una pregunta, porque esta estadística es muy grave: ¿qué hubiese pasado con esos animales si no existieran las instituciones que se dedican a auxiliarlos cuando son decomisados o entregados de forma voluntaria por personas que los compraron en la ruta, los atropellaron o los consiguieron de alguna forma? ¿Los dejamos morir en un depósito? ¿Los liberamos sin hacer una adecuada rehabilitación y a la vera de Dios a ver si sobreviven o no?

Por supuesto, como acá estamos para legislar, nos tenemos que hacer una pregunta que considero fundamental: ¿qué van a hacer los zoológicos para acompañar de forma ética este tipo de acciones?, ya que obviamente tienen que seguir estando. Los zoológicos están frente a un cambio de paradigma. Hoy en día debemos entender que los zoológicos tienen nuevas misiones. Una de ellas es ser parte de los procesos históricos de formación. Es importante entender que la formación crítica va modificándose. Por lo tanto, como la sociedad avanza, los zoológicos también tienen que avanzar.

Otra misión es no alojar animales con fines recreativos. Se tiene que terminar esto de ir a ver la figurita al zoológico, porque realmente es un acto de crueldad.

Otra misión es generar conciencia en el conocimiento de la flora y la fauna de la región. Esto también es importante para entender a qué va uno a un zoológico.

Otra misión es brindar educación de calidad para proteger la biodiversidad y optimizar el bienestar de las especies a cargo. Hoy en día hay muchísimos estudios que se pueden consultar para que una institución zoológica brinde todas las necesidades comportamentales y sanitarias que un animal necesita tener.

También deben establecer un plan de alojamiento, a través de programas regionales o globales de conservación, generalizado. ¿Qué quiere decir esto? Nosotros no podemos decir "quiero tener tal especie" y llevarla a un zoológico. Si no tiene un fin, ese animal no tiene por qué estar ahí adentro.

Asimismo, deben apoyar proyectos de conservación integrales a nivel local, regional y global.

Otra misión es la capacitación del personal. Esto es fundamental porque son quienes van a velar por el estado de los animales y, sobre todo, quienes van a educar a la población para que con sus pequeñas acciones pueda modificar el futuro de las especies.

También deben generar espacios suficientes para lograr una mayor recepción de animales rescatados. Esto es importante porque hoy algunos zoológicos del país tienen centros de rescate pero no cumplen con la demanda de animales que hay. Piensen, por ejemplo, que en verano, ante una incautación de loros pueden llegar ochocientos de una sola vez, y no hay institución preparada para recibir esa cantidad de aves en un único momento.

Además, deben incorporar la tecnología en lo laboral y en lo educativo. Hoy en día, muchas de las instituciones zoológicas siguen repartiendo folletos obsoletos que no llegan a nadie y cuya información no tiene relevancia.

Otra misión es el desarrollo económico y sustentable y destinar lo recaudado a proyectos de conservación. Es importante también poder solventar proyectos de educación, como la reintroducción del yaguareté, del tapir y del guacamayo rojo, entre otros.

Otra misión es realizar planes de derivación en caso de ser necesario. Es importantísimo entender que ante la imposibilidad de alojar a un animal en los parques debe ser reubicado en un lugar donde sí se lo pueda tener. En caso de ser posible, debe efectuarse la liberación luego de un proceso de adaptación. De ser imposible por cuestiones sanitarias o comportamentales, es fundamental encontrarle un espacio en una institución que tenga las condiciones para poder albergarlo.

Otra misión es fomentar la creación de reservas y espacios naturales.

Estas serían básicamente las nuevas misiones que hoy en día debería tener un zoológico. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA BURGOS Tiene la palabra Yessica Alarcón.

SRA. ALARCÓN Buenos días. Vengo de Santa Rosa, La Pampa, soy proteccionista independiente y también adherente a Alerta Galgo La Pampa, organización que me ha ayudado un montón.

En la provincia el maltrato se vive todos los días. No pasa un día sin que pueda volver sola a mi casa, porque siempre vuelvo con algún animal maltratado. No puedo caminar ni salir a la calle, como me pasa acá. Duele mucho, pero es la realidad que vivimos.

Además, veo que esto nos crea un problema social, porque nosotros no solamente sufrimos por los animales maltratados y abandonados sino que también nos atacamos entre seres humanos. Debe ser la impotencia de no saber cómo actuar y no tener el apoyo de la ley. Sabemos que, por más que hagamos la denuncia, el maltratador no tendrá ninguna consecuencia. Esto nos lleva a pelearnos entre nosotros, los proteccionistas. Como dijo Vale, yo también sufrí ataques y no entendí por qué, ya que jamás ejercería maltrato hacia un animal y no entendemos ese tipo de violencia.

Creo que todos buscamos lo mismo: el aumento de penas para que los maltratadores tengan consecuencias. Pienso que no sirve de nada pelearnos y agredirnos entre nosotros, ya que todos estamos buscando lo mismo. Todos los días hablo con los chicos de Alerta Galgo. Aquí está Elba, quien sufre maltrato por parte de algunos seres humanos, cosa que me duele. Hace tiempo que viene poniéndose esto al hombro; hablamos todos los días y sé de su lucha.

Yo, que estoy en la provincia, se los agradezco mucho, porque gracias a todos los que vienen trabajando desde hace muchos años hoy puedo estar acá hablando por la provincia de La Pampa, en la cual sufrimos muchísimo maltrato. No voy a contarlo porque ya lo saben; lo vemos por las redes sociales y por las noticias, pero a nosotros nos duele muchísimo.

Por lo expuesto, les suplico que aumenten las penas, como creo que lo piden todas las personas que estamos acá. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA BURGOS Tiene la palabra Walkiria Sosa Ramos.

SRA. SOSA RAMOS Buenos días. Soy proteccionista y abogada. Agradezco a todas las personas que trabajaron para que hoy todos los que a diario trabajamos con los animales podamos, de alguna forma, manifestar lo que sentimos. Yo trabajo desde lo legal, haciendo denuncias por maltrato, y también intento salvar sus vidas o, en todo caso, ayudarlos en su salud.

Como el tiempo para exponer es escueto, les quiero leer dos informes, pues me dedico principalmente al rescate de animales en la Villa 31 y en la Villa Paternal.

Uno de los informes especifica: "neosporosis, hepatozoonosis, distemper, trauma cráneo encefálico, toxoplasmosis, intoxicaciones y ehrlichiosis". Este diagnóstico es de Leona, una perra de la Villa Paternal. Cuando nos enteramos de su estado, inmediatamente la llevamos a la Facultad de Veterinaria. En general, utilizo los servicios de dicha institución porque allí soy muy bien tratada y tengo el 50 por ciento de descuento por todos los animales que atiendo allí. Leona es una perra viejita que sufrió muchísimo por estar hacinada en la villa.

Por otro lado, el informe de Bubi dice: "masa que ocupa todo el mesogastrio, de 10,56 x 8,54 centímetros, francamente heterogénea, con una zona con calcificaciones, neoplasia en cuerpo de bazo, en cabeza y cola imágenes hipoecoicas irregulares. Moderado líquido libre..."

De todos estos perritos, separé solamente seis historias para mencionar. En este momento solamente vive Sori, un galgo que saqué de la Villa 31 -obviamente, luego de haber pagado por él-, que fue adoptado por mi hijo. Los demás animalitos han muerto.

Siempre he asimilado los animales de la villa a una mujer golpeada, porque están entre cuatro paredes donde nadie los ve, ni los escucha, ni los atiende. En general, el maltratador de las villas saca al animal afuera de su casilla o casa cuando ya le es insoportable tenerlo muriéndose. Entonces, pasa alguien y lo ve, aunque en muchos casos son tirados aún vivos en los contenedores.

Ustedes dirán que se trata de un maltrato como todos aquellos de los cuales estábamos hablando, y es así. Por suerte hay organizaciones como la ONG Zaguates -que va mucho a la Villa 31- y personas que nos metemos y nos informamos. Y aquí aparece el tema de la falta de educación. Cuando voy a sacar un animal de la villa, intento hablar con la gente de los alrededores. Por eso, quiero poner mucho énfasis en la educación, para que la sociedad pueda inmiscuirse en esta temática.

Por mi parte, trato de recomendarles que compren algún desparasitante para los cachorros, que cuesta 100 pesos, o les digo que me llamen para que les consiga algún lugar donde llevar al animalito, etcétera. Esto ha dado resultado en muchos casos, porque me avisan de animales con determinadas características. Obviamente, tratamos de conseguirles un lugar enseguida para sacarlos de ese sitio; a veces no tenemos el lugar pero lo sacamos igual.

Me he dado cuenta de que la educación es fundamental. Les voy a dar un típico ejemplo. Muchos saben que en la Villa 31 tenemos el móvil del Programa Nacional ProTenencia, que fue puesto hace varios años, cuyo director lo ha llevado muy bien y tiene un personal excelente. El problema es que no se educó a la gente antes de poner el móvil a cien metros de la Villa 31. Entonces, hoy va a castrar a sus animales allí la gente de Recoleta, de Caballito o de Flores, pero no van los de la villa porque no hubo educación previa.

Hay muchos temas importantes que no quiero dejar de mencionar. Aquí tengo dos denuncias penales que he hecho personalmente, que no prosperaron, porque la mayoría terminan archivadas.

Al igual que todos ustedes, quiero la reforma de la ley 14.346, pero principalmente quiero que los fiscales, en el momento de leer la letra del tipo penal y el informe que les da el veterinario, apliquen los estándares internacionales sobre la salud, la vida y la dignidad de los animales.

Quiero mencionar un caso concreto de hace un par de años, que ocurrió en el pasaje Ámsterdam de Villa del Parque, un barrio bastante coqueto de la ciudad de Buenos Aires. Un señor tenía seis perros famélicos -en la escala del 1 al 5, tenían 1,50- y para el fiscal eso no fue maltrato sino que los animales estaban muertos de hambre. Esa causa fue archivada y lo único que pude lograr fue que los castraran y vacunaran contra la rabia en el domicilio. El señor era un ocupante que se fue con el tiempo y nunca pude saber nada más de los animales. Este fue un caso paradigmático.

Otro caso es el del caballo Ayax. Estando en la vía pública, me puse delante del carro e hice la denuncia. Cuando el veterinario va a la comisaría, advierte que el caballo tenía escoriaciones en la cruz, que le faltaban las vacunas, y muchísimas otras cosas. La señora Liliana, presidenta de Animales de la Tierra, fue quien le dio cobijo a Ayax. Nosotros apelamos esa decisión. El carrero se presentó en la ONG para buscar al caballo y nunca nos informaron nada. Lamentablemente, Ayax fue devuelto y nunca pudimos hacer nada.

Pero no quiero detenerme en los casos concretos.

En resumen, solicito que al momento de trabajar en la reforma de la ley, los fiscales y los jueces tengan como norte a seguir la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, los fallos de la Cámara de Casación Penal, el caso de Sandra -en el que los animales fueron considerados animales no humanos sujetos de derechos- y el artículo 41 de la Constitución, que nos da una gran amplitud a los abogados para trabajar en defensa de los animales. Necesitamos esta reforma urgentemente, porque sin ella el animal no tiene su estatus jurídico y parece que no se lo respeta.

Personalmente, hago muchísimas adopciones. El año pasado saqué tres perras juntas de la Villa La Paternal, donde había aproximadamente unos treinta animales; hago las adopciones y los seguimientos, como corresponde.

Hace poco tiempo una de las señoras a las que estaba llamando mensualmente para preguntarle si le sacaba un turno para que fuera a castrar a su perra, me dijo que la perra había tenido cachorritos. Ustedes se imaginarán cómo me sentí. Si bien soy abogada, no voy a hacer un juicio ilusorio porque voy a terminar pagando costas, ya que me van a decir que es una cosa y no un animal, como lo dijo la Cámara de Casación Penal.

Me quedan muchas cosas por decir pero voy a finalizar mi exposición para ser respetuosa del tiempo que nos asignaron.

Al igual que todos, espero que la reforma se dé pronto. De todos modos, quiero decir que ya tenemos instrumentos para que los fiscales trabajen. La amplitud es importantísima pero, por favor, trabajen con lo que ya tenemos. La ley Sarmiento es vieja pero muy buena. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA BURGOS Tiene la palabra Stella Maris Maidana.

SRA. MAIDANA Buenas tardes. Soy Cati Maidana, proteccionista independiente y representante de Alerta Galgo Córdoba; lo deben notar por la tonada. (Risas.)

No voy a hablar de ningún caso de maltrato en particular porque mi provincia tiene de todo: desde el maltrato disfrazado de fiesta popular -como el festival de Jesús María, donde generalmente el saldo es negativo, con varios caballos muertos- hasta la tracción a sangre.

En Villa María, donde vivo, ocurre algo muy gracioso: son muy estrictos con el tema vialidad -porque exigen la tarjeta verde, la tarjeta azul, la tarjeta roja, el carnet, los papeles del seguro- pero los carreros conducen libremente, con caballos que tiran carros con un peso superior al que pueden soportar y sin herraduras, pisando vidrios y demás elementos que los lastiman. Y en muchos casos los carros están conducidos por niños. Por supuesto, el municipio está ausente.

-Ocupa la Presidencia el presidente de la Comisión de Legislación General, señor diputado Daniel Andrés Lipovetzky.
SRA. MAIDANA También tenemos peleas de perros. Hemos rescatado infinidad de pitbulls que fueron descartados después de alguna pelea. El último lo encontramos en un baldío, atado y agonizando; no se le podía ver la cara porque era una masa de carne. Murió minutos antes de llegar a la veterinaria.

El caso del perro Chocolate también sucedió en mi provincia, en San Francisco. Se cuestionó mucho el fallo, pero es lo que hay. Lamentablemente es la ley que tenemos. Se aplicó el máximo de la pena. Por eso pedimos herramientas para que el Poder Judicial pueda actuar. Lo necesitamos en forma imperiosa porque estamos totalmente desamparados desde lo legal.

Pedimos a los diputados que tengan empatía y que reflexionen, porque los animales no son invisibles. Ellos existen, conviven con nosotros y tienen el derecho de ser respetados. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra Mariana Bouzan, de la organización Amores Galgos Argentina de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

SRA. BOUZAN Buenos días a todos. Gracias por recibirme.

Iba a hablar sentada desde mi lugar, pero como tenía detrás a la diputada Nazario -a quien agradezco que nos haya recibido el mes pasado-, me pareció una falta de respeto darle la espalda. Por eso decidí hablar desde aquí.

Aquí escuché varias veces la palabra "galgo", una palabra con la que me levanto y me acuesto desde hace muchos años porque los rescato. Justamente el mes pasado, cuando nos recibieron la diputada Nazario, el diputado Wechsler y el asesor de la diputada Burgos, yo estaba con el caso de un galgo que había sido apuñalado setenta y seis veces y había recibido un hachazo en la cabeza. Lamentablemente falleció. Fue uno de los actos más crueles con los que me encontré en mis años de proteccionismo.

¿A qué viene esto? Nos costó mucho que se sancione la ley que prohíbe las carreras de galgos; tuvimos que golpear muchas puertas, pero fuimos escuchados y finalmente logramos la sanción de la ley. Pero fíjense qué paradoja: hoy el galgo de carrera es el único animal protegido por ley y sin embargo, a mi juicio, sigue siendo el perro más castigado y más maltratado del país.

Por eso, señores diputados, ya que se sancionó la ley de galgos -que, al igual que la doctora González Silvano, considero que debe estar incluida en la ley 14.346- les pido por favor que eleven las penas de nuestra ley madre. Necesitamos una ley ejemplificadora.

Voy a hablar un poco de estadísticas porque la verdad es que he leído bastante con respecto a lo que pasa con las leyes de protección animal en Latinoamérica. Estamos en el tercer puesto en casos de maltrato animal, luego de Colombia y México. Esto es algo vergonzoso. En todos los países de Latinoamérica las penas han sido elevadas en los últimos años, menos en el nuestro. Yendo a los países del primer mundo, les puedo contar que Australia tiene una ley que es un ejemplo para el mundo. Los invito a leerla.

Esa ley dice que la persona que abandone a su animal de compañía -porque detesto la palabra "mascota"; una mascota es un peluche- será castigada con una pena de cinco años de cárcel, y hay penas de hasta 200.000 euros. ¡Esos son castigos! ¡Quisiera que el hombre que mató de setenta y seis cuchilladas al galgo permanezca doscientos años en la cárcel!

Disculpen, pero el trabajar con los galgos nos pone a todos las emociones muy a flor de piel. Trataré de conservar la calma.

En este último mes hemos tenido los casos de Chocolate, de Dólar -el bull terrier asesinado en Zárate- y de Pelusa. Estos casos llegaron a los medios. ¿Y qué pasó? Tengo una página con muchos seguidores, y lamentablemente hay mucha gente que ni siquiera sabe que la ley existe. Muchas lenguas largas dicen que la ley será eliminada. Cuentan con poca información legislativa, ya que una ley jamás puede ser derogada porque sí.

El caso de Chocolate fue el primer caso en el que se llegó a una audiencia oral y pública, que no es poco. La doctora Gretel Monserrat hizo un trabajo impecable. El juez dictó una sentencia ejemplificadora. La ley falló, porque la pena no puede ser de un año de prisión para un asesino que prendió una máquina de podar, agarró su máquina de cortar pelo y despellejó vivo a un cachorro simplemente porque ladraba. Éste agonizó durante seis días en una veterinaria. Ese señor, Germán Gómez, de San Francisco, Córdoba, está en las calles, quizás viendo cuál puede ser su próxima víctima. ¿Será un animal humano? ¿Quién lo sabe?

El trato a los animales debe basarse en el respeto, la solidaridad, la compasión, la ética, la justicia, el cuidado, la prevención del sufrimiento, la erradicación del cautiverio y del abandono. Hay que tipificar lo que diferencia a los actos de maltrato de la violencia, la crueldad, el salvajismo y el sadismo.

En mi página recibo a diario casos de galgas violadas. La zoofilia, parafilia o el abuso sexual hacia los animales existe y debe ser uno de los actos con mayor pena de prisión. Esa gente no puede estar entre nosotros. Pueden, pero no deben.

Por todos los casos que les he comentado, necesitamos elevar urgentemente todas las penas.

Me dedico a encontrarles familias a los pobres galgos y a ayudar a los que tengo más cerca. Ante todo, quiero hablar por las proteccionistas con las cuales trabajo, colegas que aquí no están, gente de Bragado. Creo que ellas son las verdaderas heroínas, que hoy no pueden estar acá porque están trabajando en refugios.

Como proteccionista, quiero que tengamos herramientas para que la gente no diga: "¿para qué denuncio, si este tipo entra por una puerta y sale por otra?" Esto no puede pasar más.

Muchas de las cosas que quería decir fueron expresadas por colegas veterinarios, la doctora González Silvano y algunos proteccionistas. Ante todo, quiero agradecer y brindar un gran aplauso al periodista Luis Pavesio, que nos ha acompañado desde que empezamos con toda esta movida. (Aplausos.) ¡Muchas gracias, Luis! Sabemos que estás siempre al pie del cañón con nosotras.

Quiero finalizar con una frase de un grande, a quien admiro y admiré toda mi vida. Me refiero al premio Nobel de la Paz Mahatma Gandhi, quien dijo: "La grandeza de una nación se mide en cómo trata a los animales".

Señores legisladores: demostremos al mundo que la Argentina es grande. En sus manos está que los animales no humanos sean protegidos.

SRA. DASCALAKY En primer lugar, quiero agradecer la invitación que me cursaron el presidente de la Comisión de Legislación General, diputado Lipovetzky, y la presidenta de la Comisión de Legislación Penal, diputada Burgos.

Dado el escaso tiempo que tenemos los expositores, enunciaré principios, porque aquellos que ejercemos la profesión de abogados de los animales quisiéramos decir muchas cosas más de las que se podrían expresar en los siete minutos que se nos otorgan.

De todas maneras, celebro esta oportunidad y esta reunión, así como también el clima en el cual se ha desarrollado la convocatoria. Veo las caras de colegas que conozco desde hace más de diez años y también veo gente nueva que comparte este espacio. Les quiero decir que todos los profesionales, abogados, y penalistas en particular, trabajamos ad honorem desde hace muchos años en esta materia para hacerla visible.

Simplemente voy a ir pasando las filminas que tenía preparadas, en función de lo que pueda desarrollar en el tiempo de mi exposición.

No voy a abundar en el tema de la violencia y la interrelación, así como tampoco en la cuestión de la violencia interespecie, porque me precedió en el uso de la palabra el doctor Enrique De Rosa, que es una eminencia en la materia, y creo que vamos a seguir profundizando con él este tema.

Solamente les quiero expresar que la violencia es una sola y no importa hacia qué especie se ejerza, si es humano o no. La crueldad hacia los animales puede ser lo único visible en una sociedad, porque aquellos que desde hace muchos años trabajamos en violencia doméstica o violencia de género sabemos que la violencia es intramuros.

En cambio, la violencia hacia los animales no humanos se ejerce con una impunidad asombrosa en la calle y es nuestro único signo visible para que, como actores sociales, podamos ingresar a ese hogar y ver si esa violencia que se ejerce en la calle hacia un ser vulnerable, como es un animal indefenso, también se ejerce hacia la mujer de esa casa, o hacia el abuelo, la abuela, el niño o la niña de esa familia. Lamentablemente, dejaron de ser estadísticas para ser hechos concretos. Después les voy a contar la historia de Noelia y Otto, que sucedió en Almagro.

Somos pioneros en legislación penal. Nuestra ley 14.346, de 1954, fue la segunda ley penal en el mundo que tipificó la crueldad y el maltrato animal, pero en sesenta y cuatro años no hicimos nada más y el mundo siguió avanzando.

La Sociedad de Criminología de los Estados Unidos así como la legislación y los estudios académicos de España, Suecia, Alemania y Rusia se han adecuado. Nosotros nos hemos quedado simplemente en el rescate, en el grito, en la agresión y en la violencia, reclamando que no sean violentos con nuestros animales no humanos.

En esta filmina podemos observar el detalle de un estudio realizado en la Sociedad de Criminología de los Estados Unidos basado en tres ejes. Tal como dijo Victoria, se trata de un tema ético y moral. Asimismo, es un tema de la criminología, como lo explicó el doctor Enrique De Rosa, porque descubrimos -cada vez con más estadísticas- que todos los asesinos seriales o todos aquellos que producen asesinatos en serie tienen antecedentes de crueldad y maltrato animal.

Por eso Estados Unidos tiene un registro de violadores pero también uno de maltratadores, justamente para poder prevenir situaciones de violencia hacia los humanos.

Además, es una cuestión de salud mental. Acá escuché mucho sobre la psicopatía, las perversiones, la zoofilia. Lo interdisciplinario está muy relacionado. Por consiguiente, los abogados no podemos abordar esto solos sino con psicólogos, psiquiatras, criminólogos, sociólogos; debemos trabajar en conjunto porque es un tema que atañe a toda la sociedad.

También es un asunto de seguridad pública, porque toda violencia que se ejerce a nivel social trasciende y después se refleja en números, tales como que la Argentina es el tercer país latinoamericano con más violencia hacia los animales.

No me voy a detener en los estudios científicos; luego se los voy a dejar a los presidentes de las dos comisiones. Pero desde los distintos grupos a los cuales pertenecemos y con los cuales estamos trabajando -la National Link Coalition y VioPet, que se ocupan de todo lo relativo a la violencia hacia los animales- las estadísticas son terribles. No las leeré; simplemente quiero que vean cuáles son los números, cada vez más altos, en cuanto a la interrelación de la violencia de género, la violencia doméstica y lo que estamos tratando en materia de violencia hacia los animales.

Me parece interesante mencionar que cuando en 2006 empezamos a trabajar y a hacer visible y ejercitar la ley 14.346 en los tribunales, nos decían que los tribunales estaban abarrotados de expedientes y que las cuestiones de maltrato animal eran insignificantes.

Entonces, ¿qué se hacía? Primero, nos archivaban las causas; después, nos decían que eran insignificantes. Luego se generó el denominado "principio de oportunidad para los fiscales". Con lo cual el archivo de los expedientes era inminente. No había forma de establecer que una causa siguiera para adelante. Hoy no es excusa decir que el sistema judicial está colapsado para no trabajar un tema social tan importante como el maltrato y la crueldad animal.

Quiero concluir con el caso de Noelia y Otto, que sucedió en el barrio de Almagro, en Capital Federal. Noelia vino a Buenos Aires luego de que su pareja la arrancara de su provincia natal, Córdoba, para vivir en una pensión. Como el hombre no la dejaba salir, ella vio un perrito en una veterinaria y lo adoptó. Otto era su única referencia y su único vínculo.

Un día Noelia tuvo que salir de ese domicilio, golpeada y con lo puesto. Terminó en el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal pidiendo ayuda al Instituto de Derecho Animal, no por su causa de violencia de género, que fue muy bien resuelta por la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sino porque Otto había quedado con el maltratador.

A pesar de que el Ministerio le había dado los medios, ella no iba a volver a Córdoba porque quería salvarse con Otto. Tuvimos que pedir la ampliación de esa restricción, ir nuevamente con la Policía, rescatar a Otto de las manos del maltratador y rescatar a Noelia. Por suerte, hoy los dos están a salvo en Córdoba.

Este no es un caso de la estadística, sino uno de los miles que pasan todos los días en Buenos Aires en relación con la violencia de género, la violencia doméstica y el maltrato y la crueldad animal.

¡Soy fanática de la ley 14.346! Como abogada querellante en todo el país la uso todos los días. Tenemos condena efectiva avalada por la Corte en un caso de abuso sexual en La Pampa. Tenemos récord de querellas en todo el país, donde ningún animal ha sido devuelto a su maltratador. Contamos con jurisprudencia que nos ampara: fallos de Corte, de Cámara y de la Justicia de primera instancia que dicen que los animales no son cosas sino sujetos de derechos.

Sin embargo, como toda norma -siempre lo afirmé, y mis colegas lo pueden decir-, necesita del consenso social. Una ley sancionada sin consenso social es ley muerta.

Celebro este debate y la posibilidad de generar la reforma de la ley 14.346 en este momento en el que hay consenso social, en el que camaristas, jueces, fiscales, académicos, profesores como el doctor Vanossi y otros constitucionalistas nos dicen que los animales no son cosas sino sujetos de derechos y debemos legislar para la protección de sus derechos.

Por lo tanto, pido y exijo la reforma del Código Civil. Nosotros presentamos un proyecto en ese sentido. Según los fallos de nuestros jueces, los animales son personas no humanas, y lo queremos dejar plasmado en el Código Civil. No queremos que se considere a los animales como cosas u objetos; si no, la reforma de la ley 14.346 no tendría sentido. Si nuestra legislación no es coherente, no tiene sentido legislar en esta materia. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra el doctor Ignacio Kinbaum, abogado y docente de la Universidad de Buenos Aires.

SR. KINBAUM Buenas tardes. Soy docente de la materia Derecho Animal. Estoy bastante emocionado por estar aquí. En primer lugar, quiero agradecer a la doctora González Silvano por haberme invitado a ser parte de la materia, a mi novia Victoria por acompañarme en este camino, y también a todas las personas que hicieron y están haciendo posible este momento.

Escuchamos mucho sobre lo que sufren los animales, y es bueno saberlo porque ellos son seres sintientes que tienen capacidad de sufrir, de sentir placer y como tales, van a buscar el placer y evitar el dolor. A ello se refiere Peter Singer -entre otros- en su libro Liberación Animal.

Sabemos lo que sufren los animales, los comemos, los usamos, los explotamos, abusamos de ellos y son víctimas de nuestra violencia en cualquiera de las formas que conocemos. Sin embargo, hoy es la oportunidad de hacer un cambio, y para eso estamos aquí impulsando un proyecto de reforma que pueda modificar la única ley que los protege. La Constitución y el Código Civil los tratan como cosas. La ley 14.346 es la única que los trata como víctimas. Una víctima nunca puede ser un objeto sino un sujeto de derecho que merece toda la protección que el Estado y la sociedad puedan brindarle.

Tengamos en cuenta que la ley 14.346 es la única que los considera sujetos. Debemos dejar en claro que nadie pretende que se derogue. Esa ley no es mala; simplemente es obsoleta porque fue pensada en una época en la que el derecho penal era diferente.

El derecho penal cambió y en la actualidad es difícil lograr la aplicación de dicha norma. Por eso es necesario que llevemos adelante el cambio al que ya muchos se refirieron. Tenemos que redactar mejor los tipos penales; deben ser más cerrados, fácilmente leídos e interpretados, y la acción prohibida debe ser bien descripta.

Consideremos que la protección penal que otorga una ley es a través de la prohibición. Por lo tanto, los animales están protegidos porque se prohíbe la acción que los daña; es decir, se prohíbe, se fija una pena y se establece que se busca evitar esa acción.

Desgraciadamente, por la forma en que funciona nuestro derecho, mientras la pena sea tan baja, la protección también será muy baja. Tengamos en cuenta que ninguna persona que maltrata a un animal recibirá una pena superior a un año, y esto significa que será excarcelada.

Es ahí donde mucha gente se va a preguntar: ¿pero penar los actos de maltrato va a beneficiar a los animales? Hasta que no cambiemos el Código Civil y la Constitución y hasta que los animales no sean considerados sujetos de derecho, esto es lo único que podemos hacer. Cualquier persona humana tiene garantías constitucionales que lo protegen, un Código Procesal, un defensor. Hoy por hoy, un animal apenas tiene la ley 14.346. Por eso digo, de nuevo, que es necesario reformar esta ley.

Creo que deberíamos sentirnos aliviados al saber que los diputados están tratando los diferentes proyectos de ley. Hoy es un día en que no deberíamos pelear entre nosotros. Debemos unirnos, sin importar de quien es el proyecto o de qué color político es el que habla, para que hoy podamos dar el primer paso hacia una sociedad mucho más justa y que considere a todos los seres vivos sintientes sin importar su especie.

Hace años nos dimos cuenta de que el color de piel no es lo que importa, de que el sexo no es lo que importa y de que la edad no es lo que importa, sino que lo que importa es que somos personas. Hoy los humanos nos apropiamos del término "persona" y lo usamos solo para nosotros. Ya Nino dijo que considerar que un hombre es un hombre por condiciones biológicas básicas es un burdo especismo.

Señoras y señores diputados: espero que a la hora de votar tengan en cuenta que tienen la posibilidad de hacer una sociedad más justa y mejor para todos aquellos que sufren por no tener una protección acorde. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra Alicia González, abogada.

SRA. GONZÁLEZ Buenos días. Como abogada, coincido con el relato de todos los colegas que me han precedido en el uso de la palabra, que muy firmemente se han expresado sobre la necesidad de reformar nuestra ley penal que protege a nuestros pequeños hermanos que no saben defenderse. Esto es vital.

No voy a hablar del fundamento jurídico porque ya fue expresado abundantemente por profesores de la UBA, como Victoria González Silvano. Quiero agradecer a Elba Tiburzi por haberme invitado. Hoy amerita mi presencia aquí el hecho de dedicarme, humana y cristianamente, al cuidado de los animales.

Soy abogada pero prácticamente he ejercido mi profesión en el campo de los derechos humanos, porque como cristiana he sentido el dolor del ser humano, la pobreza, las necesidades; en fin, ese mundo o submundo que existe en nuestro país y que es totalmente olvidado por el Estado. Hay hermanos humanos con muchas necesidades, con muchos derechos fundamentales que no han sido satisfechos. El Estado siempre estuvo ausente.

Mi vida ha sido luchar por ellos. Haciendo un paralelo con el derecho animal, en el caso del hombre he luchado por sus derechos; incluida la mujer, por supuesto. En mi ejercicio profesional he arribado a muchas sentencias: en la provincia de Buenos Aires logré más de cien amparos por derechos fundamentales respecto de hermanos nuestros que no tienen lo mínimo indispensable para sobrevivir.

Obtener esta catarata de sentencias no fue fácil. ¿Por qué comento esto? Porque nuestro sistema judicial está hecho para mirar para otro lado, cuando realmente los abogados queremos hacer justicia.

El sistema judicial no acompañó y fue deliberadamente un obstáculo continuo en el reconocimiento de derechos de los seres humanos, cuando ya han sido reconocidos en nuestra Constitución Nacional desde la reforma de 1994. Solamente se pedía la aplicación de esos derechos. Lamentablemente, la provincia de Buenos Aires no acompañó hasta 2014 o 2015 sino que obstruyó. ¿Porque no había ley? No; porque no había voluntad. En ese momento la decisión política no era acompañar los derechos de quienes necesitaban ser reconocidos.

Así me quiero explayar en el tema del derecho animal, que recién ahora se va a modificar. Hagamos una reforma que realmente sea un ejemplo, acorde a lo que se viene llevando a cabo a nivel mundial. Ya que vamos a reformar la ley y quizás deban pasar diez, quince o veinte años para una nueva reforma, hagámoslo con total gracia para que las generaciones futuras nos recuerden.

Hoy en día, un joven abogado quiere tener las herramientas para luchar y no las tiene. Quiere luchar, porque es joven y piensa en el derecho y en la Justicia, pero encuentra obstáculos en el propio sistema judicial, como todos referenciaron. A mí también me consta, porque por casos de maltrato he acudido a la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, a la Defensoría Ciudadana de la Ciudad de La Plata y a la Municipalidad de La Plata y no obtuve respuestas. Nada, nada, nunca nada.

Entonces, abogados como nosotros, que ya tenemos nuestro recorrido -en mi caso, tengo veinticinco años de ejercicio de la profesión-, vemos que no tenemos herramientas. Por lo tanto, solicito que se haga una ley completa para poder trabajar, para que nos dejen actuar -como la doctora Dascalaky, que seguramente debe hacerlo con un enorme esfuerzo en todo el país- y para que los abogados más humildes también puedan hacerlo y exigirlo en cada localidad, en cada provincia.

Al margen, quiero agregar que también en mi faceta de luchadora he tenido numerosos obstáculos, porque he sido perseguida, detenida, me han querido llevar a juicio oral y me han iniciado causas penales. Todo esto por la defensa de los derechos del hombre, ya que soy abogada de derechos humanos. Que eso no les ocurra a los abogados que se dedican al derecho animal, porque la peor ofensa es que archiven una causa. Espero que tengan las herramientas y hagan efectivo esto.

Veamos cómo se ha producido el avance en otros países y apliquémoslo; no tengamos miedo de aplicarlo. Seamos también un progreso y un ejemplo para la comunidad internacional. Desde mi punto de vista, cuando se sancionó la ley en 1954 fuimos un ejemplo de potencia hacia el mundo. En la Argentina se hacían muchas cosas. Tenían envidia y miedo de que llegáramos a ser demasiado fuertes. Por eso empezaron a taparnos y a vengarse de nosotros, y así estamos hoy en día.

Redondeo con esto, que ya lo han dicho todos mis colegas y, para mí, hermanos: al ser cristiana considero a los animales no humanos como hermanos, como los deberían considerar todas las religiones y todas las personas, aunque no pertenezcan a ninguna religión. Para mí son hermanos y los amo profundamente. Tengo veintidós "hijos" rescatados de la calle. Los amo como hijos y me duele muchísimo cuando veo casos de maltrato. Creo que como sociedad deberíamos pensar más en ellos, en sus sentimientos, en su nobleza, en su amor y en cómo nos aman indiscutiblemente. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Lipovetzky).- Tiene la palabra Javier Boracchia, que pertenece a la Organización El Perro Urbano, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

SR. BORACCHIA Soy psicólogo social y educador canino.

En primer lugar, quiero agradecer a Graciela, de Galgos Amados, por esta invitación.

Voy a ser conciso y breve, porque hace tres horas y media que estamos en esta reunión y ya se ha aportado mucha información. Desde mi perspectiva de psicólogo social voy a tratar de realizar mi aporte. Obviamente, no voy a hablar de leyes porque acá hay abogados. Justamente tengo frente a mí a la doctora Fayt, que es una eminencia jurídica, particularmente en lo referido a la protección animal.

Tampoco voy a hablar de casos puntuales, porque los proteccionistas que están en la primera línea de fuego respecto del tema del maltrato animal merecen mi mayor respeto y ellos han dado cuenta del drama que significa todo lo que es el maltrato y la convivencia.

Sentados a esta mesa nos encontramos quienes tenemos una empatía y un vínculo profundo con los animales, pero quizás en los alrededores hay gente que no tiene afinidad con los animales y no entiende la magnitud de este vínculo.

Por eso, a través de cifras específicas trataremos de llevarles información sobre todo lo que significa el maltrato animal, que no solamente repercute en los animales sino también en nosotros, porque se trata de la convivencia. Entonces, lo que le sucede a unos también nos sucede a nosotros.

Los psicólogos sociales somos medio obsesivos del orden. Cuando tratamos de hacer la pirámide de organización en cuanto a un tema emergente detectamos que el INDEC no tiene ninguna estadística acerca de los animales de compañía. No tiene un valor numérico para accionar y tratar de hacer algo. Me sumo a la apreciación de que el término "mascota" es contradictorio con lo que pretendemos.

Es decir que el Centro de Estadísticas y Censos, a nivel nacional, no tiene idea de cuántos animales hay per cápita. Estamos hablando de animales de compañía; ni hablar de animales de granja y de ganado. Esto es verdaderamente alarmante, porque no sabemos cuántos animales hay en Jujuy, en Tierra del Fuego, en Mendoza o en Rosario. Y si no sabemos cuántos animales hay en una provincia, menos vamos a saber qué herramienta utilizar, y cómo, para tratar la problemática.

Me parece que es una tarea pendiente empezar a transformar en números la problemática, para tener herramientas que sirvan para combatirla y erradicarla.

Celebro abiertamente que se desarrolle esta reunión, porque para quienes trabajamos desde hace años en esta problemática de relación con los animales era impensado concretar una convocatoria de este estilo en el Congreso.

Quiero señalar que uno de los males que nos aqueja es la falta de información pública. No podemos ir a Internet y ver en qué estado está la situación en determinado lugar del país. Por eso, me voy a remitir a ciertos números vinculados con la información pública de los medios de comunicación, avalados a través de empresas privadas que realizan sus sondeos para promocionar sus productos.

La Argentina es el país que lidera la convivencia canina, porque en el 66 por ciento de los hogares vive, como mínimo, un perro. En esta lista nos siguen México, Rusia y Estados Unidos, que tienen una densidad poblacional muchísimo mayor a la nuestra; pero nosotros tenemos mucha mayor afinidad en cuanto a la convivencia con los animales.

Según un estudio realizado en junio de 2018 por Infobae, actualmente en la Argentina hay 15 millones de animales -entre perros y gatos- que viven en la calle.

En los centros poblacionales más concentrados del país, que son el conurbano bonaerense y la Capital Federal, que es donde se digita medianamente la cuestión, la empresa ACUMAR -que dentro de su portal de información dice que es la Autoridad de la Cuenca de La Matanza y el Riachuelo- hace poco realizó un relevamiento estadístico numérico acerca de los animales abandonados. Allí puntualiza que en el conurbano hay unos 6 millones de perros abandonados en situación de calle.

Según informa ACUMAR, la problemática se agrava en los barrios precarios, donde hay un promedio de tres animales por persona. Siempre se exige al Estado campañas de castración y de educación fundamental a los vecinos. Hoy en día esas campañas son inexistentes; esto lo vemos reflejado en los medios de comunicación.

En 2014 la Encuesta Anual de Hogares dijo que en Capital Federal, entre perros y gatos, hay una mascota cada dos hogares y unos 680.000 animales de compañía que viven en casas de familia. Esto ya es obsoleto. En 2012 el diario Clarín anunciaba como una alerta urbana a más de 100.000 perros abandonados en la ciudad de Buenos Aires. En mayo de 2016 el portal de noticias Pirámide Invertida ya decía que había 150.000 perros abandonados en la ciudad de Buenos Aires.

¿Por qué es prioritaria la situación? Cuando nosotros pedíamos un poco de información nos decían que no era prioritario, que en la Argentina había otras prioridades, como si las cuestiones emergentes en el país estuvieran en fila india y no hubiera gente que debe preocuparse por cada una de las cosas. La situación es prioritaria porque existen, como mínimo -y enfrente tengo a un médico veterinario que no me deja mentir-, alrededor de sesenta enfermedades que son de transmisión. Con estos números y con esta cantidad de animales abandonados, obviamente estamos inmersos en una problemática de salud pública.

Entonces, no se trata solamente de una cuestión afectiva de nosotros hacia los animales sino verdaderamente de una cuestión de emergencia, de salud pública. Estamos rodeados de epidemias que tienen que ver con esta falta total de atención del tema.

Hace diez o doce años hablábamos de la rabia. Recuerdo que muchos abogados proteccionistas nos decían que en el interior ya había rabia. Ahora ya sabemos que en la provincia de Buenos Aires y en Capital Federal hay rabia.

¿Cómo se trabaja esto? Iba a hablar de Estados Unidos y del FBI pero ya hablaron; no los voy a inundar otra vez con esta cuestión. Sí quiero decir que en España, donde más o menos hay una legislación que además de proteger a los animales pone mucho hincapié en aplicar severas multas -no digo nada extraño- a los propietarios o a los guías de animales, en esta depresión económica -porque la depresión económica viene arraigada también de esta emergencia que significa abandonar animales-, básicamente han hecho un registro poblacional.

Este es un país donde uno se para en la puerta de casa y puede tener un perro. Esto es impensado en otros países. En España, o en otros países de Europa, quien tiene un perro debe estar afiliado dentro de su comuna y decir la cantidad que tiene, porque la comuna hace un seguimiento del estado de salud de esos animales. Cuando fue la crisis económica, cada comuna estaba atenta para ver los animales que cada persona tenía dentro de su barrio y decir a las autoridades que hicieran extrema vigilancia, porque la falta de recursos y de economía conllevan a la depresión. La depresión lleva al aislamiento, y este último hace que los perros no tengan una socialización correcta y una zoonosis correcta.

Por ende, se necesitan políticas públicas para trabajar desde lo macro hasta lo micro: para las personas, las obligaciones; para los animales, los derechos. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra el doctor Matías Michienzi, quien pertenece al Ministerio Público Fiscal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

SR. MICHIENZI Buenas tardes. Me presento muy brevemente. Soy fiscal en la ciudad de Buenos Aires, abogado, docente en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires y especialista en materia ambiental.

De alguna manera, siempre he estado en contacto con la temática del ambiente, aunque no tanto con la cuestión del derecho animal. En 2016 el Ministerio Público creó una fiscalía que es competente en cuestiones ambientales y en la ley de maltrato animal.

Desde ya, agradezco a Elba Tiburzi por haberme invitado para que les cuente mi experiencia.

Lo cierto es que desde la creación de esa fiscalía ha habido denuncias en forma incesante. Para que tengan una idea, entre 2016 y 2017 las denuncias por maltrato animal se incrementaron prácticamente en un 60 por ciento.

Del total de denuncias de la fiscalía -que es competente en la ley de residuos peligrosos, en la ley de maltrato y en todo lo relacionado con leyes de protección ambiental local-, prácticamente el 70 por ciento se refieren a maltrato animal. Esto nos habla de dos cosas: de un cúmulo muy importante de trabajo y de una sociedad muy sensibilizada.

Obviamente, faltan muchos elementos. Desde mi experiencia personal puedo señalar la necesidad de reformular la ley de protección animal. Creo que esto nadie lo ha discutido. Personalmente, considero que podría pensarse si hay que establecer un tipo específico. Sé que en la reforma del Código Penal eso estaba previsto pero no sé en qué términos; no sé si ha quedado un artículo dentro del capítulo de delitos contra el ambiente.

De hecho, ese tema se debatió en una reunión en la Facultad de Derecho en noviembre del año pasado. Desde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable se discutieron distintas cláusulas. En esto participó la doctora Patricia Llerena. Una de esas cláusulas contemplaba la posibilidad de incluir una figura dentro de este capítulo; si no, la posibilidad de crear un tipo delictivo específico o una ley.

En ese sentido, existen algunas experiencias internacionales que podrían evaluarse y ponerse en consideración. La ley peruana es un caso para tener en cuenta, del mismo modo que la ley chilena, de reciente sanción, en 2017. Se trata de la famosa Ley Cholito, que seguramente algunos deben conocer, en la que han incorporado un tipo específico, que es el 291 bis, en el Código Penal chileno. Creo que esa podría ser una buena solución.

Claramente la ley de maltrato no es la mejor, pero se pueden hacer algunas cosas. De hecho, desde la fiscalía hemos podido llegar a condenas y a una enorme cantidad de suspensión del juicio a prueba.

Sin embargo, es indiscutible la necesidad de elevar las penas ya que la pena de un año resulta muy baja. Debería evaluarse una pena de hasta tres años o más, y sobre todo ponerla en el contexto del resto de los delitos que plantee la reforma del Código Penal.

También considero que se deberían plantear agravantes por el tipo de crueldad. Creo que esto es absolutamente importante.

Por otra parte, debería existir algún nivel de inhibiciones respecto de los autores, es decir, cuestiones específicas, inhibiciones de tenencia de animales e inhibiciones en su actividad profesional. Por ejemplo, si el que ejerce el maltrato es una persona que trabaja con los animales, como puede ser un veterinario, esto debería ser un agravante. Aclaro que esta es mi visión vinculada con una vivencia profesional; no es la del Ministerio Público de la ciudad. Personalmente, creo que eso es absolutamente necesario.

Podemos tener normas, pero lo importante es cómo se aplican. En ese sentido, otro gran capítulo debería pensarse. Si bien es facultad local ver de qué forma se puede implementar, la experiencia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires puede analizarse, aunque sea de manera crítica; no voy a hablar ni bien ni mal de lo que hago. La creación reciente en La Plata habla un poco de esto, es decir, de fiscalías que de manera especializada tratan el tema.

Actualmente, en el 0800 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires recibimos denuncias de delitos de maltrato acaecidos en la provincia de Buenos Aires.

O sea que esto nos da la pauta de la necesidad de que en otra jurisdicción existan ámbitos especializados para tratar estos temas. Después podrá evaluarse la forma en que se diseñan esas fiscalías, si como específicas de maltrato o con el resto de los delitos ordinarios. Esto habrá que verlo, y habrá que ver los cúmulos de trabajo. Debemos pensar que esto esté acompañado por una nueva o mejor reforma, o al menos por una reforma que se haga eco de la gran cantidad de casos que hay hoy en día.

Hoy hay una sensación -hablo desde la vivencia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires- de muchos casos vinculados con el abandono. Este es un tema serio en la ciudad de Buenos Aires. También allí habría que pensar si el abandono es una acción típica o puede ser pasible de alguna figura de menor cuantía, como una contravención, una falta. Por ejemplo, Perú lo tiene tipificado como un hecho delictivo. No es así en el caso de Chile, que tiene el caso de maltrato animal, y luego en un segundo párrafo hace una clara descripción de cuáles serían hechos de maltrato animal.

Me parece esencial la necesidad de una reforma, elevando montos, poniendo agravantes por el hecho y por la persona, estableciendo penas de inhibición. Y obviamente un sistema procesal que no tiene que ver con crear nuevos cargos o refundar la justicia. Creo que no hace falta; hay experiencias internacionales.

En el caso chileno, de alguna manera se demuestra que los sistemas procesales nos permiten, con lo que hay, generar mecanismos para atenderlo. Esto se ha suscitado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y creo que puede reproducirse en otras jurisdicciones. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Ya hemos escuchado a todos los expositores. Realmente ha sido una mañana muy importante para todos nosotros, con mucha información que nos va a servir a todos los diputados y diputadas para trabajar sobre un proyecto. Les quiero agradecer a todos y cada uno de los expositores.

Tiene la palabra el señor diputado Wechsler.

SR. WECHSLER En primer lugar, quiero agradecer a todos los que se han tomado el trabajo de ilustrarnos sobre esta problemática. En segundo término, me gustaría volver a aclarar que aquí no se ha trabajado sobre un proyecto sino que están a la vista todos los proyectos y en la eventualidad de los acuerdos se va a generar un dictamen que va a ser la junta de todas esas voluntades y de todas las experiencias que se vinieron hablando.

No vinimos a hablar de un proyecto específicamente. Me parece que es importante aclarar esto para que nadie se quede con otra idea. Vinimos a trabajar todos los proyectos de todas las expresiones. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Justamente por eso al inicio de la reunión mencioné todos los proyectos que estamos considerando, y seguramente se van a incorporar nuevos proyectos a los cuales hizo mención la señora diputada Burgos y en los cuales tienen intervención otras comisiones. Los vamos a unificar para que las dos comisiones que intervengan sean la de Legislación General y la de Legislación Penal.

Hay diversidad de proyectos y, como lo hemos visto en las exposiciones, hay un montón de aristas para tratar; no solamente el aumento de las penas de la ley 14.346 sino otras cuestiones, como por ejemplo el tema de la educación y el agravamiento. Hay cuestiones que seguramente ya van a estar incorporadas en el anteproyecto del Código Penal que ingresará al Congreso en los próximos días. Todos los diputados que estamos aquí hemos planteado al Poder Ejecutivo y a la comisión redactora del anteproyecto la importancia de incorporar la temática de la protección de los animales y el delito de maltrato y crueldad.

Durante su tratamiento seguramente vamos a pensar si esa es la única alternativa o si también hay una alternativa de una ley específica que esté vinculada con ley 14.346.

Por eso, el propósito de esta reunión es empezar a considerar todos estos elementos. Creo que es importante hacerlo, como así también aprovechar esta oportunidad y decisión de poder tener una muy buena ley.

Considero que hemos dado un paso muy adelante cuando aprobamos la ley de prohibición de las carreras de galgos. Pero ahora, después de tantos años, tenemos la oportunidad histórica de sancionar una nueva ley de protección de los animales que recoja toda la experiencia de vida y la que todos ustedes volcaron hoy aquí, y realmente avanzar en la protección de nuestros queridos animales. Les quiero agradecer muy especialmente.

Tengan en cuenta que, por la cantidad de proyectos que hay, la búsqueda de consenso implicará un trabajo muy importante entre todos los diputados, y seguramente los volveremos a consultar en algún momento para seguir trabajando y conseguir la mejor ley posible. Muchísimas gracias a todos y buenas tardes. (Aplausos.)

Tiene la palabra la señora diputada Burgos.

SRA. BURGOS Quiero agradecer la presencia de todos los expositores. Hace tiempo ya venimos charlando con varios de ustedes. Nos tenemos que sentar a pensar -y ustedes en particular- qué es lo queremos y desde dónde vamos a partir.

Tomo lo que dijo uno de los expositores: tenemos que trabajar unidos. Hay leyes deseables y leyes posibles. Entonces, tenemos que ir dando esos pasos para generar algo que acá también se dijo, que son los cambios de paradigmas. Pero éstos también se hacen en base a ese consenso de la sociedad. Creo que acá quedó más que claro que existe consenso en la sociedad, pero hay que ayudarlo con algo que se repitió en la mayoría de las exposiciones, que es la educación.

Entonces, valoro que podamos estar acá sentados y festejo que lo hayamos hecho con el compromiso y el cuidado que se tuvo en cada una de las exposiciones. Está dado el campo propicio para que nos sentemos a trabajar en forma unida para generar entre todos los proyectos, que -créanme- son muchos.

Obviamente estaremos en contacto permanente con ustedes, porque tanto el diputado Lipovetzky como el diputado Marcelo Wechsler, quien les habla y los demás diputados que también estuvieron acá presentes no generamos estos espacios solamente para que ustedes vengan y hagan catarsis, sino porque tenemos la idea y la intención de construir, y para eso necesitamos ponernos de acuerdo. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Damos por finalizada la reunión.

-Es la hora 13 y 53.