Comisiones » Permanentes » Comisión Permanente de Legislación General » Reuniones » Versiones Taquigráficas »

LEGISLACION GENERAL

Comisión Permanente

Of. Administrativa: Piso P02 Oficina 235

Of. Administrativa: Piso P02 Oficina 234

Secretario Administrativo DR. TRIANTAFILO GUILLERMO

Miércoles 16.00hs

Of. Administrativa: (054-11) 60752246 Internos 2246

clgeneral@hcdn.gob.ar

  • LEGISLACION GENERAL
  • ACCION SOCIAL Y SALUD PUBLICA
  • FAMILIA, MUJER, NIÑEZ Y ADOLESCENCIA
  • LEGISLACION PENAL

Reunión del día 03/05/2018

- IVE (CONJUNTA - MAÑANA)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Buenos días a todos. Bienvenidos a la reunión plenaria de las comisiones de Legislación General, de Acción Social y Salud Púbica, Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia y de Legislación Penal donde estamos tratando los proyectos sobre despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo que se han presentado.

Esta es la séptima reunión informativa del plenario de las comisiones que venimos desarrollando, de manera que quiero agradecer en primer lugar a todos los diputados presentes y a cada uno de los expositores que, como en cada una de las jornadas, han venido a ilustrarnos sobre un tema muy importante en este debate histórico que estamos dando en el seno de la Cámara de Diputados.

Además, quiero agradecer -como siempre lo hago- a las presidentas de las tres comisiones que conforman este plenario junto a la Comisión de Legislación General. Me refiero a la diputada Carmen Polledo, aquí a mi derecha, presidenta de la Comisión de Acción Social y Salud Pública; a la diputada Gabriela Burgos, presidenta de la Comisión de Legislación Penal, y a la diputada Alejandra Martínez, presidenta de la Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia.

Por otro lado, aclaro que, al tratarse de una reunión informativa, que no está destinada a dictaminar sobre los proyectos, no requiere de quórum para su celebración.

Además, justamente por la índole de este tipo de reuniones que no tienen como objetivo dictaminar, se ha acordado como metodología de trabajo en la reunión plenaria celebrada el 20 de marzo pasado, que el plenario de comisiones puede funcionar con la presencia de al menos una de las cuatro autoridades de las cuatro comisiones que intervienen en estos proyectos.

Asimismo, les comunico que para este tipo de reuniones no se requiere quórum y por lo tanto muchos diputados siguen el debate a través de los medios digitales de transmisión que tiene esta Honorable Cámara de Diputados, como Diputados Tv, streaming y YouTube, donde hemos tenido un récord de entradas, justamente mostrando el interés que hay en los diputados de esta casa y en la sociedad en general sobre el debate que estamos realizando.

Les recuerdo a los expositores que van a contar con 7 minutos para hacer uso de la palabra y que en el minuto 6 les voy a avisar que les queda un minuto más para que puedan ir redondeando su presentación

Al final de cada media jornada, es decir, alrededor de las 12 y 30, cuando terminemos con las exposiciones de este primer bloque, vamos a dedicar un tiempo a las preguntas que realicen los diputados. Por eso pido a todos los invitados que se queden hasta el final, ya que en la etapa de preguntas pueden complementar su exposición y evacuar las dudas que tenga cada uno de los diputados. Es muy importante que puedan quedarse hasta el final del bloque, que culminará alrededor de las 13 y 30, para luego reanudar la reunión entre las 14 y 15 y las 14 y 30 a fin de continuar con la segunda tanda de exposiciones.

Como lo hemos venido haciendo en las últimas jornadas y como hemos decidido con los presidentes de las cuatro comisiones, el debate se va a realizar en forma alternada, es decir un expositor a favor y otro en contra de los proyectos que estamos tratando. De esta manera ampliamos el espectro y generamos intercambio de opiniones.

Por lo tanto, si alguno de los expositores quiere referirse a la postura de otro puede hacerlo libremente justamente para enriquecer el debate. Lo que no se permite es que un expositor haga alguna alusión personal de una posición que tenga alguno de los diputados respecto al tema que estamos tratando.

Tiene la palabra la doctora Morena Arin, médica generalista, directora del Centro de Atención Primaria de Salud N° 3 de la Municipalidad de San Martín.

Sra. Arin.- Buenos días a todas y a todos: mi primer encuentro con el aborto fue cuando tenía 18 años. Estaba en el CBC de la carrera de medicina y tuve que acompañar a una amiga que estaba atravesando esa situación.

Recuerdo que era un lugar frío, oscuro, distante. Yo la sostenía de la mano. Sentía la soledad en la que estábamos y lo aterrada que estábamos. Me hacía varias preguntas. En principio, si la persona que estaba llevando adelante la intervención sabía lo que estaba haciendo. Si era médico. Si el material que estaba usando estaba esterilizado y si mi amiga iba a sobrevivir.

Todo nos llenaba de dudas y de terror; estábamos solas pero juntas. Mientras ella dormía yo le tocaba la frente porque sabía que tener fiebre era algo muy malo. Esa situación marcó el resto de mi vida, la mayor de mis militancias y mi profesión.

En ese momento ya me parecía ilógico que haya motivos más validos que otros para abortar.

Mi nombre es Morena, soy mujer, madre y médica, más precisamente, médica generalista. Trabajo exclusivamente en el sector público de la salud donde me formé, muchas otras me desformé y me volví a armar.

Siempre trabajé en barrios vulnerados. Me vinculé con miles de mujeres y a muchas tuve la oportunidad de acompañar en abortos. Digo aborto porque es una palabra que todos entendemos.

Desde el año 2008 trabajo en centros de salud o en salitas de tres municipios, específicamente en Moreno, Tigre y San Martín.

Era residente de primer año cuando decidí emprender este camino. Voy a compartir algunas de las mil historias que recibimos todos los días en los centros de salud.

Belén tiene 28 años. Consulta manifestando estar decidida a no continuar con la gestación. Utilizaba anticonceptivos orales de manera adecuada hasta el día de la consulta. Asegura estar en una situación familiar y económica muy complicada.

Vanesa tiene 23 años. Concurre a la consulta por un atraso menstrual. Refiere que es víctima de violencia de género, que su pareja muchas veces le rompió la cara, que se niega a usar preservativos, que muchas veces ella accede a tener relaciones para evitar recurrentes situaciones de violencia frente a sus hijos y que el único apoyo social que tiene es su madre, quien le dijo que si volvía a quedar embarazada no la iba a recibir. El último parto fue hace 9 meses. Ella sacó un turno para colocarse un DIU en nuestro centro de salud pero la pareja la siguió, la hostigó en la sala de espera y tuvo que irse para evitar una situación de violencia.

Eugenia tiene 21 años. Consulta por la interrupción de una gestación. Hace 18 meses tuvo una cesárea en la que le hicieron una ligadura de trompas en el hospital provincial cercano al centro de salud donde estoy. Cuando se enteró que estaba embaraza fue al hospital a pedir algún tipo de respuesta y acompañamiento y le dijeron: "Andá al centro de salud para que te den una receta de Misoprostol".

Wanda tiene 16 años, recibe presión de todos lados para abortar; tanta que no puede escuchar su propio deseo. Hace la aplicación de Misoprostol a dosis completa. Sangra, le duele, pero no funciona. No dan las semanas para volver a intentarlo de manera que no aborta.

Pamela, de 23 años, tiene como antecedentes una gestación en el mes de octubre de 2016. Se realiza un aborto y sufre complicaciones que la llevan a tener varios días de internación. En esta consulta manifiesta una enorme angustia por lo ocurrido.

Fernanda tiene 18 años. Viene con su madre quien insiste en que hagamos que ella aborte y que las ayudemos con lo que les estaba pasando. La hija duda mucho sobre qué hacer. Se hace una ecografía y, por error, escucha los latidos. Profundiza su duda y decide continuar. La madre se enoja con el equipo de salud por no convencerla de abortar.

Estas son algunas historias reales, tristes, duras y aterradoras que vivimos todos los días. Me animo a preguntar quién o quiénes de los presentes pueden decidir cuál de estas mujeres tiene más derecho a abortar en forma segura.

Hace unos años una ley creó un programa para garantizar el acceso a métodos anticonceptivos en todo el país que fue ejecutado como política de Estado. El programa tenía como propósito promover la igualdad de derechos, la equidad y la justicia social así como contribuir a mejorar la estructura de oportunidades en el campo de la salud sexual.

Hoy esos métodos que deberían estar garantizados no están llegando. Entonces la idea es que no aborten pero que tampoco puedan prevenir quedar embarazadas. No está garantiza la educación sexual integral en las escuelas de todo el país que desde 2006 tiene el propósito de instalar espacios de reflexión entre alumnas, alumnos, maestras y maestros.

La idea es promover saberes y habilidades para la toma de decisiones sobre el cuidado del propio cuerpo, las relaciones interpersonales y la sexualidad.

En 2012 la Corte Suprema ratificó las causales de aborto no punible y obligó a los hospitales a cumplir con esos protocolos. Por lo tanto, si no se cumple con esto, están fuera de la ley.

Luego de unos años se lanzó la Guía de Atención Integral de Abortos no Punibles que nos traía la posibilidad de difundir conocimientos técnicos, dando cierto marco de acción. Esa guía nos ayudó mucho a quienes veníamos acompañando mujeres, pero no modificó el marco legal. A su vez, nos abrió bastante el juego de la soledad el inicio de la Línea Aborto, Tu Decisión, de Feministas y Lesbianas, la red de profesionales de la que formo parte. Por otra parte, nos amplió el alcance y de no hacer recetas y no escribir en ningún lado, pasamos a escribir en la historia cada vez más minuciosamente.

No podemos sostener las políticas públicas quienes estamos en contacto con las mujeres. No quiero ser quien decide sobre la vida y la muerte de las mujeres. No debe ser una responsabilidad mía.

El hecho de que una mujer aborte o no, no es una decisión del Estado; pero que aborte en forma segura sí lo es. También es decisión específicamente de ustedes porque van a votar este proyecto de ley. Si hay muerte, es por ausencia del Estado. El Estado es el garante de los derechos de la salud.

El hecho de que la mujer se sienta dueña de su propio cuerpo es una prioridad. Mientras se debate el inicio de la vida, miles de urgencias sociales están ocurriendo en este momento, es decir, ahora. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra el doctor Alejandro Bulacio, abogado, magister en política, profesor adjunto de Teoría del Estado de la Facultad de Derecho de la UBA.

SR. BULACIO Señor presidente: nos preguntamos quién es persona y hay tres criterios para determinarlo: la pertenencia a la especie humana, la potencialidad de ser plenamente humano y la identidad.

El embrión tiene procedencia y estructura genética humana, tiene ADN humano, viniendo de padre y madre humanos. No es una larva. Por lo tanto, pertenece a la especie humana.

El embrión tiene en potencia todo lo necesario para ser plenamente humano, lo que se desarrollará en el tiempo en condiciones normales a través de un proceso continuo hasta convertirse en una persona paradigmática. No es forzado decir que en el embrión humano está la potencialidad de realizar el ejercicio de los poderes morales, al menos tanto como un niño los primeros días después de nacido. Nótese que esto ocurre solo a partir de la fecundación.

Si quisiéramos suponer un comienzo de la persona posterior al momento de la procreación, tendríamos que equipararlo con el surgimiento de la conciencia del "yo". Esto significaría que habría que despenalizar el acto de matar vida humana de niños ya nacidos.

En cuanto a la identidad, la pregunta es si los seres humanos ya desarrollados somos los mismos que cuando fuimos embriones. ¿Somos los mismos que cuando fuimos embriones?

En ese sentido, lo que caracteriza la relación de identidad es ser el mismo organismo vivo, el que pasa por las distintas etapas desde la fecundación, de ahí que podría trazarse una relación de identidad entre un embrión y una persona adulta.

En consecuencia, hay pertenencia a la especie, potencialidad e identidad. No hay duda de que estamos ante una persona que merece la protección de la ley ya que la clave no es la capacidad actual sino su potencialidad, sus atributos, la pertenencia a la familia humana.

En el debate por el aborto, por negar el concepto de persona un filósofo terminó negando la existencia de la comunidad política, llegando a una concepción hiperindividualista: cada uno hace lo que quiere y listo.

Rawls elabora un concepto de persona como miembro de la comunidad política, el que surge implícito en una sociedad con una cultura democrática, especialmente de las constituciones y de las declaraciones de derechos.

Este concepto de persona que en Rawls es político y no metafísico es aceptado por la sociedad, porque es una concepción que puede ganar el apoyo de todos aquellos que tenemos concepciones omnicomprensivas distintas.

Ser personas, ser parte una comunidad política, nos lleva a hablar de los derechos.

Norberto Bobbio afirmó: "He hablado de tres derechos. El primero, el del concebido, es fundamental; los otros, el de la mujer y el de la sociedad, son derechos derivados. Por otro lado, y para mí este es el punto central, el derecho de la mujer y el de la sociedad, que suelen esgrimirse para justificar el aborto, pueden ser satisfechos sin necesidad de recurrir al aborto, evitando la concepción. Pero una vez que hay concepción, el derecho del concebido solo puede ser satisfecho dejándole nacer."

Luego Bobbio sigue diciendo: "Dice también Stuart Mill: 'Sobre sí mismo, sobre su mente y sobre su cuerpo, el individuo es soberano.' Ahora las feministas dicen: 'Mi cuerpo es mío y lo gestiono yo.' Parecería una perfecta aplicación de este principio. Pero yo digo que aplicar ese razonamiento al aborto y es aberrante. El individuo es uno, singular, pero en el caso del aborto hay un otro en el cuerpo de la mujer. Con el aborto se dispone de una vida ajena."

Bobbio termina diciendo: "No veo qué sorpresa puede haber en el hecho de que un laico considere como válido en sentido absoluto, como un imperativo categórico, el 'no matarás' y al mismo tiempo me sorprende que los laicos dejen a los creyentes el privilegio y el honor de afirmar que no se debe matar."

Por su parte Arndt expresaba lo siguiente: "Un Estado como el nuestro, que pretende ser un Estado social de derecho, estaría renegando de sí mismo si se rehusare a proteger la vida germinal y como ayuda social no se le ocurriese otra cosa que sencillamente permitir, sin hacer nada para evitarlo, que se diera muerte a la vida inocente."

Asimismo veía en el sistema de plazo, fijar a partir de que semana puede recurrirse al aborto -como la quinta, la doce o la quince- y en la despenalización por razones sociales una capitulación del Estado social.

La misión del legislador obviamente es proteger a los más débiles. Los legisladores son representantes también de los no nacidos quienes no tienen voz en la futura ley si no es por medio de ustedes.

Asumiendo que uno pone en su justo lugar los derechos de la persona nacida y el derecho de la mujer, se sigue que la cuestión de salud pública no es como poner fin a la vida del embrión ni en qué momento puede procederse en tal sentido. Por lo tanto, la clave son las políticas públicas para que nazcan todos los embriones, que sabemos que son personas y al mismo tiempo es necesaria la ayuda para las mujeres embarazadas en situaciones difíciles.

Ser conscientes del sufrimiento y de las dificultades que atraviesen muchas madres e hijos debería llevarnos a apostar por una educación y una legislación que promoviera más solidaridad y responsabilidad y no a elegir el atajo más cómodo.

Es preciso insistir en que el momento de la autodeterminación de la mujer es antes y no después de la procreación.

Quiero rescatar la actualidad de la filósofa Arndt para quien la natalidad es la categoría política más importante. Cada nacimiento es una promesa de renovación del mundo.

El aborto atenta contra la promesa de pluralidad renovada con cada nacimiento. Éste no es un asunto solo ético, también es político. Este no es un asunto sólo ético sino también político. Por eso, no es casual que Arndt encuentre en la pequeña y gloriosa natalidad, un motivo de enorme celebración política de la vida: "un niño ha nacido."

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la señora Carolina Balderrama, periodista, docente y militante feminista.

SRA. BALDERRAMA En primer lugar, agradeciendo el espacio brindado, hablaré desde el lugar de mujer, madre, bisexual, santiagueña, feminista, trabajadora de prensa integrante del Sindicato de Prensa de Buenos Aires -SIPREBA-, y de la Red de Periodistas de Argentina por una Comunicación No Sexista -RedPAR-, además docente de la materia Género, Comunicación y Cultura dictada en la Licenciatura en Periodismo de la Universidad Nacional de Avellaneda, ubicada en el conurbano.

En los medios de comunicación las mujeres lesbianas, travestis y trans estamos subrepresentadas o asociadas tanto a tareas de cuidado como a roles de subordinación e ignorancia. En general, cuando somos protagonistas es por alguna circunstancia excepcional o vulneración de nuestros derechos, leídos y enmarcados desde el lugar de revictimización, apareciendo en la sección "policiales" o en la recientemente creada sección "inseguridad". A pesar de ello, bien sabemos que lo que nos pasa no tiene nada que ver con la inseguridad sino con la vulneración de nuestros derechos.

Destacaré algunos datos obtenidos del monitorio global de medios realizado por la Asociación Mundial para la Comunicación Cristina -WACC- desde 1995. La medición se realiza cada cinco años y su último resultado arroja que el 25 por ciento de las mujeres aparecemos en un rol familiar mientras los hombres solamente lo hacen en un 8 por ciento. Por otro lado, somos convocadas en un 43 por ciento desde el lugar del desconocimiento y solamente en un 22 por ciento de las noticias aparecemos como protagonistas.

En el marco del ejercicio de la profesión, solo el 15 por ciento de las notas son firmadas por periodistas mujeres.

Asimismo, hace cuatro años la Defensoría del Público monitorea las noticias. Según los datos publicados en 2016, el 59,9 por ciento de las noticias analizadas en el tópico género se asocian a hechos policiales y de las diez noticias analizadas sobre diversidad de género, solamente el 3,7 por ciento representan el total de las noticias bajo el mismo tópico.

Paso a referirme a las placas que generalmente uso en los talleres porque son ejemplos bastante grotescos que sirven para desmontar la hipocresía creada en torno a la vulneración de nuestros derechos. En la proyección vemos una niña de 12 años madre de mellizos. Esto significa que a los 11 años quedó embarazada. Esto es un delito porque se trata de un aborto no punible ya que está cumplido, artículo 86 del Código Penal sancionado en 1921.

Por otro lado, tenemos el caso de alguien de 19 años que vivió en la casa de su papá durante un tiempo y volvió embarazada. En ningún momento esa nota da cuenta del contexto de vulneración de derechos ni menciona que hubo un delito, un abuso y una ley que no se cumplió.

La próxima placa data de años pasados y da cuenta de que cuando las mujeres deciden tener hijos somos "planeras" o "fábricas". Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Cómo vamos con la hipocresía en los medios? ¿Cómo nos nombran? ¿Qué quieren que hacer que seamos?

¿Quiénes contamos las noticias? Según el último relevamiento del SIPREBA, desde 2016 se perdieron aproximadamente 2.500 puestos de trabajo de prensa, correspondiendo el 30 por ciento a las mujeres.

Para poner en contexto datos relativos a mi profesión, daré algunos porcentajes. El año pasado el programa radial "Nos quemaron por brujas", transmitido por Radio Presente en el ex Centro Clandestino El Olimpo, considerando la primera mañana, analizó los roles de las mujeres en la radiofonía. El resultado demuestra que el 82 por ciento de las mujeres que aparecen en el espacio radial ocupan el rol de locución y el 60 por ciento de los conductores de los programas más escuchados en AM y FM son varones.

Ahora comentaré algunas estrategias del periodismo feminista para desmontar los prejuicios y contar la realidad que no suele aparecer en los medios locales o de alcance nacional.

Nosotras hemos aprendido a enredarnos federalmente. Destaco la experiencia de articulación federal de RedPAR que lleva más de diez años promoviendo coberturas no sexistas en los temas de la agenda feminista. Su incidencia genera, entre otras cosas, la aparición de los primeros decálogos de tratamiento de la violencia a las mujeres, la trata y la prostitución, además de la realización de foros y debates sobre violencia simbólica y mediática -que figuran en la ley de protección a las mujeres-, y la postura de que en la redacción de la ley, la figura de femicidio sea reemplazada por crimen pasional, entre otras cosas.

Hago este recorrido porque es importante conocer las genealogías, las tramas y todo lo que aprendimos en la práctica ya que hoy nos convocan los temas de la agenda feminista y del aborto, que muchas veces fueron leídos como asuntos de "algunas", de "las insistentes", o de "las pesadas". Siempre tuvimos que buscar legitimidad para que las noticias figuren en la agenda.

Las periodistas y comunicadoras feministas hemos sabido construir estrategias colectivas por haber compartido información y agendas telefónicas, por haber descontextualizado los hechos noticiables, por haber traicionado y desandado lo aprendido.

Abortamos la noción de primicia y de objetividad que únicamente apuntan a entender la comunicación como una mercancía, deshumanizando y poniendo en cuestión la profesionalidad de nuestro trabajo siendo tildadas despectivamente como militantes o activistas.

Es una alegría y una emoción estar en el Congreso. Queremos que se escuche lo que estamos diciendo desde hace mucho tiempo, al igual que lo hicieron otras mujeres antes, porque nuestras voces tienen huellas.

Los encuentros de mujeres, las redes de periodistas y comunicadoras, la comunicación feminista, junto a las organizaciones sociales y los medios populares, fueron los propaladores de lo que se sintetiza de manera estructural en "Ni Una Menos". Esta iniciativa luego se fortalece y profundiza con los paros de mujeres, lesbianas, travestis y trans. En esas ocasiones decimos que todo lo hacemos porque nos mueve el deseo.

Sin embargo, si me preguntan, prefiero contar las historias de las desobediencias a los destinos que nos quieren hacer creer que son insoslayables, naturales y únicos. Prefiero contar historias de las elecciones de emancipación sobre nuestros cuerpos e historias sobre la potencia de nuestras vidas que en definitiva tienen que ver con comunicar derechos y libertades, no excepcionales sino cotidianos.

Por eso, me dirijo a los diputados y a las diputadas, a mis colegas periodistas y a la gente que nos escucha, invitándolos a dar vuelta los prejuicios, a reflexionar sobre la práctica, a desandar el camino de mitos y de tener una sola manera de mirar el mundo.

¿Qué harán los diputados y las diputadas? Convoco a mirar lo que pasa en el mundo real. Hablo en particular a quienes decidieron de antemano el "no" y a quienes aún están en duda.

Amorosamente los invito a seguir pensando, a abrir el corazón, a desmontar los prejuicios y las creencias personales, a cumplir con el mandato de representar al pueblo y legislar para su felicidad. No se queden en la historia como las piedras que impidieron la formalización de un derecho. Esta marea verde de todas maneras pasará porque desbordó su cauce.

Las mujeres, las lesbianas, las bisexuales, los varones trans y los cuerpos gestantes, vamos a seguir abortando. Las periodistas feministas vamos a seguir traicionando la objetividad y comunicando derechos con responsabilidad histórica.

Por lo expuesto, como decimos en la carta redactada hace un mes, firmada por comunicadoras, periodistas y reporteras gráficas, que además cuenta con setecientas adhesiones, abortar es un derecho. Nuestro compromiso es comunicarlo con responsabilidad. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la licenciada María Elena Critto, socióloga.

SRA. CRITTO Agradezco la oportunidad de hablar en esta sala.

Mediante mi presentación quiero aportar al debate datos oficiales sobre la mortalidad materna en la Argentina, como así también en Uruguay y Chile.

En primer término, se trata de la muerte de mujeres en edad fértil -entre 15 y 44 años- en la Argentina. En el año 2016 se registraron 7.936 muertes de mujeres en edad fértil.

La muerte por embarazo, parto y puerperio es responsable del 3,6 por ciento de las muertes de mujeres en edad fértil, lo que es igual a 282 casos. En esta cifra estamos incluyendo las muertes maternas tardías, es decir, aquellas que se producen desde los 42 días y hasta el año del parto. Claramente, existen otras causales de muerte cuya incidencia es mayor.

Quiero aclarar que en el cuadro que estamos viendo están agrupadas en grandes dimensiones, las causas de muerte.

Ahora vamos a hablar de la tasa de mortalidad materna en Argentina. La tasa de mortalidad materna ha decrecido en los últimos quince años -como podemos observar en este cuadro-, llegando en 2016 a 245 muertes totales.

Se observa, entonces, una reducción del 22 por ciento. En este cuadro podemos ver cómo, de 43 muertes cada 100.000 nacidos vivos en 2001, se ha reducido en 2016 a 34 muertes cada 100.000 nacidos vivos.

Si nos concentramos ahora en ver las causales de la mortalidad materna, de estas 245 muertes maternas -excluyendo las muertes tardías-, nos encontramos con que las principales causas de muerte tienen que ver con causas obstétricas directas e indirectas, que representan el 82 por ciento de las 245 muertes maternas del año 2016. Para que entiendan, las causas obstétricas directas son aquellas producidas por hemorragias, por sepsis o infecciones o por trastornos de hipertensión fundamentalmente. Ahora, si nos enfocamos en las muertes maternas por embarazo terminado en aborto, encontramos que el 0,4 por ciento, es decir 1 caso, está registrado como intento fallido de aborto. Sumemos a estas, entonces, las muertes por abortos no especificados. Es decir, sumamos 16 casos, un 7 por ciento más. Si ampliamos la mirada y sumamos también las muertes por otros abortos -es decir abortos no especificados- son 14 casos más, un 6 por ciento más.

Es decir que, del total de las 245 muertes maternas del año 2016, un 13,4 por ciento son por embarazo terminado en aborto, excluyendo el aborto espontáneo, el aborto ectópico y el aborto por otras causas anormales de la concepción. En total son 31 casos en números absolutos, lejos de las cifras que circulan.

Dijimos que la tasa de mortalidad materna en Argentina cayó un 22 por ciento en el período 2001 a 2016. En esos años, la mortalidad materna por aborto disminuyó un 53 por ciento, mientras que la mortalidad materna por causas obstétricas, directas o indirectas, decreció un 1,5 por ciento.

Claramente, si queremos seguir disminuyendo la tasa de mortalidad materna en Argentina hay que trabajar en la prevención sobre todas las causas de muerte, especialmente en aquellos factores que tienen mayor impacto.

La tasa de mortalidad materna por embarazo terminado en aborto cae más abruptamente que la tasa de mortalidad materna promedio.

Ahora bien, vamos a ver las cifras de Chile y Uruguay, nuestros países vecinos.

La tasa de mortalidad materna, como pueden observar en los gráficos, decreció significativamente en ambos países, antes de la legalización del aborto.

Llamativamente, en Uruguay, a partir de 2012, año en que se legaliza el aborto -como podemos ver en el segundo cuadro-, observamos un aumento de la tasa de mortalidad materna mayor al 122 por ciento.

Uruguay tiene datos disponibles sobre la cantidad de abortos legales a partir de la ley. Si observamos esas cifras en el período 2013/2016, notamos que las mismos han aumentado un 33 por ciento, en números absolutos. Para esto tomamos como base el primer año donde hay datos disponibles y reales registrados por el Ministerio de Salud de Uruguay, que dice que son 7.171.

Como conclusión, la mortalidad materna en Argentina viene reduciéndose desde el año 2001 hasta 2016. Entre extremos, cae un 22 por ciento. La mortalidad por embarazo terminado en aborto, cae un 53 por ciento, es decir más del doble de la caída de la tasa promedio.

Las principales causas de muerte materna refieren a causas obstétricas directas e indirectas, que en 2016 son responsables del 82 por ciento de las muertes maternas.

Claramente, si queremos seguir disminuyendo la tasa de mortalidad materna hay que trabajar sobre todas las causas y en la prevención, fundamentalmente en los factores que tienen mayor impacto.

Los datos oficiales de Uruguay y Chile indican que la mortalidad materna ha disminuido significativamente, antes de la legalización del aborto.

Es posible disminuir la mortalidad materna sin una ley de aborto legal. En Uruguay se observa un aumento de la tasa de mortalidad materna a partir de la legalización del aborto.

Las cifras de mortalidad materna creciente, en los últimos cuatro años de Uruguay, nos plantean si la legalización del aborto no ha tenido el efecto contrario y ha empujado la tasa de mortalidad materna.

Muchísimas gracias por su tiempo. Quedo a disposición de todos por si quieren obtener los datos oficiales publicados por cada uno de los ministerios de salud de estos tres países. (Aplausos).

SRA. BENÍTEZ Buenos días: voy a corregir al señor presidente. Soy médica pediatra y neonatóloga.

A los señores legisladores y otros integrantes de las comisiones que llevan adelante este debate, debo agradecerles por haberme convocado para expresar libremente mi opinión en este recinto. Durante 40 años formé parte del equipo de salud de la Maternidad Sardá de Buenos Aires, una gran institución pública en la que me especialicé en el cuidado de recién nacidos prematuros.

Desde hace 17 años, me desempeño como asesora ad honorem en la prevención de secuelas graves de la prematuridad, en el ámbito del Ministerio de Salud de la Nación.

A lo largo de toda mi vida profesional he trabajado con mujeres embarazadas o que daban a luz, por lo que mi postura en relación con la despenalización tiene que ver con esta trayectoria inseparable de mi historia como mujer y madre.

Así es como he podido ver largamente las situaciones extremas que atraviesan las mujeres -y sus familias- de diferentes edades y condición, en relación con el embarazo y a su posibilidad de ser o no madres.

El denominador común de la mayoría de ellas es la pobreza.

He visto desear intensamente la sobrevida de un hijo o hija prematuro, los largos días de espera y el dolor que ocasiona su pérdida cuando este hecho triste acontece; también he visto venir al mundo niños o niñas cuya presencia nadie deseaba o nadie esperaba. He visto nacer bebés, luego de que sus madres intentaran abortarlos sin haberlo logrado y cuyos nombres e identidad se van construyendo por terceras personas que los asisten, como enfermeras o como voluntarias, en acompañamiento profesional ocasional y cambiante.

He visto niños y niñas casi anónimos, que a menudo parten a tristes destinos institucionales luego de haber esperado semanas o meses solos en sus cunas a que se resuelva judicialmente su destino. Me pregunto qué habrá sido de la vida de estos bebés y cómo las habrán construido en medio de tanta adversidad. He aprendido de ellos que la maternidad es un hecho biológico, pero también un acontecimiento profundamente subjetivo, personal y social en el que el deseo de la madre, el amor, la mirada y su piel son recursos elementales para la sobrevida y para la vida digna con oportunidades y con la módica cuota de felicidad que todos merecemos.

También he visto en las salas de espera a familias enteras rezando para que la madre, el sostén primordial de todos ellos, no muera por complicaciones de un aborto clandestino. He visto que ellas morían y muchas veces pude identificar a la hija adolescente que en adelante quedaría a cargo de sus hermanos. También me pregunté cómo seguirían esas vidas y cómo la pérdida de la madre cambiaría cruelmente el destino de todos.

Por eso, creo que las mujeres de todas las condiciones sociales -no solo las más cultas, ricas y protegidas- deben decidir libremente sobre si desean continuar con el embarazo. Si deciden abortar, el Estado debe constituirse en el principal garante del acceso al aborto legal, seguro y gratuito. Seguro las mujeres siempre reflexionan y deciden y si no pueden continuar con un embarazo, abortan, aunque se les vaya la vida en ello. Así es de intensa su negativa en determinado momento de su vida a constituirse en madres. Debemos tener la honestidad de reconocer que pocos tienen más poder que la propia mujer para decidir sobre su destino.

La reducción de la mortalidad materna debe ser una prioridad en la agenda de salud del Estado argentino. Cada muerte materna debe interpelarnos. Ante cada una de estas muertes deberíamos conocer a fondo sus determinantes y elaborar y reelaborar estrategias que impidan que se repita.

¿Cómo vamos a realizar esta tarea si no podemos tan siquiera hablar en voz alta del aborto? ¿Cómo vamos a mejorar las condiciones de atención de un problema de salud pública que negamos? Solo avanzaremos si dejamos atrás la etapa de la criminalización. En Argentina el 60 por ciento de los embarazos son no planificados.

Las estimaciones confiables evidencian que se interrumpe casi uno de cada tres embarazos y que el número de abortos es de entre 370.000 y 520.000 al año; en los últimos años el 17 por ciento de las muertes maternas se debieron a abortos inseguros.

Desde 1980 el aborto inseguro es la primera causa individual de muerte materna. Se estima que alrededor de 47.000 mujeres mueren por año debido a esta causa. Desde 1921 no se debate en las cámaras la legislación sobre este tema.

La legislación sobre el aborto surge de los artículos 85 y 86 del Código Penal que establecen las causas de no punibilidad y han sido largamente expuestos en este foro. Este régimen, que en su momento fue uno de los más flexibles del mundo, ha quedado desactualizado. Los tiempos y la vida de las mujeres han cambiado. Es necesario que se debata y adopte un régimen jurídico acorde a la época. Debido a una demanda firme de las mujeres hemos llegado a esta instancia del debate y debemos aprovecharla para avanzar.

Para finalizar, quiero traer aquí parte de un discurso que considero trascendente. El 26 de noviembre de 1974 Simone Veil, ministro de Salud de Francia, proponía firmemente a la Asamblea Nacional la despenalización del aborto en su país.

En esa oportunidad citó a Montesquieu, quien en su tratado "El Espíritu de las leyes" dice lo siguiente: "La naturaleza de las leyes humanas es estar sometido a todos los accidentes que suceden y variar a medida que las voluntades de los hombres cambian. Por el contrario, la naturaleza de las leyes de la religión es no variar nunca. Las leyes humanas se pronuncian sobre el bien; la religión, sobre lo mejor."

El aborto es un problema de salud pública y como tal el Estado debe garantizar que la mujer que interrumpa su embarazo, lo haga en condiciones de seguridad, debe pronunciarse sobre el bien y no puede, impulsado por cuestiones dogmáticas, incidir de manera obstinada y avasallante sobre los cuerpos y las mentes de las mujeres. El aborto legal, seguro y gratuito es la garantía para lograr la equidad que merecemos y buscamos. Insistir en la penalización sería una decisión irresponsable en términos de derechos y de la salud pública. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la señora Andrea Dos Santos, de la organización Hogar de Niños El Buen Samaritano.

SRA. DOS SANTOS Señor presidente: voy a hablar de la filosofía del abandono en una América Latina huérfana, comenzando desde lo testimonial.

La historia que no se habla, no se cambia. Soy hija de una bastarda, mi madre fue hija no reconocida por su padre, un militar tradicional correntino, fue huérfana de madre, criada por su abuela española y educada en un colegio de prestigio que ocultó su verdadera identidad hasta que tuvo que hablarlo porque necesitaban hacerle el documento. Hasta los 12 años la llamaron Teresita Ferreira y un día la sentaron junto a los directivos del colegio, a su abuela y a su padre biológico, a quien hasta ese día llamaba tío, y le contaron sobre su verdadera identidad: era Edith Martínez. A partir de ahí, en plena adolescencia, empezó buscar a su verdadera familia y su lugar en el mundo.

Todo empeoró cuando fallece su abuela y la envían a vivir a Misiones con su madrina, de criada, como se acostumbraba en esos tiempos.

Todo mejoró y su vida cambió cuando conoció a mi papá, Lorenzo Dos Santos, y juntos formaron una familia y cambiaron la historia, conociendo el verdadero amor y el sentido de la familia.

Juntos lucharon por los huérfanos y abandonados y contra la injusticia social que se vive en la provincia de Misiones. Fundaron y dieron su vida en el Hogar de Niños El Buen Samaritano, donde me crié rodeada de muchos niños pobres, huérfanos y abandonados lo que me hizo buscar respuestas sobre el sentido de la vida y el valor del ser. ¿Por qué una madre abandona a su hijo recién nacido en el hospital? ¿Por qué un padre separado deja a sus hijos en el hogar, porque así como a él lo dejaron, él los va a dejar? Hay muchas preguntas más para hacerse. Hay muchas historias como estas en nuestro país.

En América Latina desde los primeros habitantes que vinieron, la población empezó a crecer con bastardos a quienes el padre, blanco y superior, no los reconocía y los abandonaba junto a su madre que era una indígena e inferior. Según el monje Ginés de Sepúlveda se llamaban homúnculos.

Este abandono y orfandad formó la cosmovisión latinoamericana, donde los hijos son mestizos, rechazados por las familias de sus padres. O sea que no son indígenas ni blancos. Por lo tanto, ¿qué son? Estos niños crecen con muchas crisis de aceptación y reconocimiento, pero son muy cuidados por sus madres. Así es que nos encontramos con madres muy fuertes, no son fuertes en el sentido de un varón, sino que son fuertes como mujer, ellas crían a sus hijos enfrentando un mundo donde los bastardos eran una vergüenza. Aparte, los hijos mestizos formaban su entidad admirando a su padre blanco superior, pero ausente y oprimiendo a su madre indígena e inferior, con esa angustia de no ser como su papá ni como su mamá. Se trataba de un latinoamericano mestizo. "Lo que sos, no nos conviene que seas", es el pensamiento que se impone ante esta vivencia de abandono. "Sos hijo del otro".

En nuestra amada Argentina muchos tienen el apellido de su madre y su partida de nacimiento dice: "padre desconocido".

Ahora hablemos de maternidad en un sistema social que genera bastardos pero con un ideal de familia. Las generaciones anteriores, como la de mi mamá, ocultaban todo lo que avergonzaba a la familia. Las siguientes fueron peleando por sacar a luz la hipocresía de las infidelidades, los hijos no reconocidos o discapacitados.

Hoy la mujer ha logrado reconocimiento, influencia y liderazgo social. Estamos suponiendo que enfrentamos un mundo donde la mujer ya tiene libertad conquistada, pero qué ilusas que somos, cuando en nosotras está esa misma semilla opresora de producir adoctrinamiento en otros y todas decimos lo mismo, tal como antes lo hizo el varón.

Vivimos frente al auge de los derechos humanos, pero a la vez afrontamos la mayor crisis humanitaria global de refugiados. Esto significa el colapso de los derechos humanos. Todo lo que se escribió que se defendería del ser humano después de la Segunda Guerra Mundial, hoy se está contradiciendo.

Ocurre lo mismo con los derechos del niño. Tenemos una declaración pero tenemos una Nación que no protege a sus hijos. Y ahora, como Nación, ¿vamos a dar a la mujer el derecho de dar o quitar la vida como lo hicimos antes con el varón?

Como voluntaria de una ONG humanitaria internacional trabajo hace 12 años con mujeres que viven en un país con aborto legal, muy naturalizado, muy facilitado por el sistema: Cuba.





Entiendo que en una sociedad basada en la dialéctica materialista con años de marxismo y ateísmo, el concepto del ser es materia en permanente cambio.

La mujer cubana dice: "se lo está sacando", "se sacó la barriga". Han naturalizado el aborto como un método anticonceptivo, esa es la famosa regulación. Por eso, la población cubana sigue siendo de 11.000.000 hace muchos años, la cifra no cambia y es inevitable en envejecimiento de la población.

¡Qué interesante que de alguna manera los resultados muestran a Cuba como el segundo país en el mundo en prostitución infantil y un paraíso del turismo sexual! Primero está Tailandia. Pero por supuesto, ellos tienen la mejor medicina.

Dijo un pensador: "Una nación que no protege a sus hijos, no tiene futuro."

Amo la cultura cubana y a su gente que vive en la lucha. Igualmente, creo que están cansados. Ahora, con la llegada de Internet, ven que no son el paraíso de la justicia social y que el comunismo no gobernará el mundo sino todo lo contrario. El mundo es un mercado de valores. Como decía Marx: "El hombre es fruto de las relaciones económicas".

En esta ocasión, hablemos de maternidad en dos contextos con realidades socioeconómicas difíciles. En mi provincia, Misiones, las madres abandonan a sus hijos, mientras que en Cuba se los sacan. En mi provincia, los dos siguen con vida.

Sin aborto legal, los hijos abandonados tienen oportunidad de vida. Alguien va a cuidarlos y protegerlos -como hizo mi mamá- para que entiendan su propósito en la vida y puedan cambiar su historia, como lo hicieron Sandra, Angie y tantos otros niños que se criaron con nosotros en el hogar. Además, hay muchos matrimonios que desean adoptar. A propósito, propongo que facilitemos las adopciones. Con aborto legal, los 85.000 hijos abortados en Cuba durante 2016, nunca tendrán oportunidad de vida porque sus madres decidieron sus destinos.

Ambas son situaciones de miseria humana ante una realidad socioeconómica que no justifica ni el abandono ni el aborto. El abandono es muy triste; el aborto, ni hablar.

Creo que la maternidad es una cualidad privilegiada de la mujer para preservar la especie, crear un nuevo ser humano, cuidarlo, formarlo, educarlo, construyendo una familia y aportando a la sociedad. Admiro la lucha de las madres en la Argentina, de las Madres de Plaza de Mayo, de las Madres Víctimas de Trata, de las Madres del Dolor, de las Madres contra el Paco, y de las Madres por la Vida. ¿Ahora estamos viendo madres por el aborto legal? ¿Mujeres en la lucha contra la maternidad? ¿Padres sin concepción y concepción sin padres?

La mujer defiende sus derechos de su cuerpo sobre la maternidad. Tengamos cuidado que en esta lucha por defender nuestros derechos, descuidemos la esencia del diseño de ser dadoras de vida. El aborto deshumaniza el cuerpo de la mujer.

Muchos de los presentes somos fruto de embarazos no deseados o no planificados. Demos gracias a la madre que nos parió y que nos dio oportunidad de vida. Particularmente agradezco a la madre que me parió y crió a muchos más.

Agradeciendo la atención brindada, pido que cuidemos las dos vidas. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la licenciada Candelaria Botto, economista, docente e integrante de Economía Feminista.

SRA. BOTTO En nuestro país se realizan cerca de 450.000 abortos por año, lo que representa 1.233 abortos por día, 51 por hora y casi uno por minuto.

Durante los dos meses de debate, se realizarán 75.000 abortos en la Argentina. Serán 75.000 veces en las que el Estado seguirá ausente para esas personas.

De los 700.000 nacimientos anuales, el 16 por ciento corresponde a adolescentes. Cada 5 minutos nace un bebé de una adolescente y cada 3 horas nace un bebé de una niña que tiene entre 10 y 14 años. Me refiero a niñas, no a madres.

Según UNICEF, una de cada cinco mujeres sufrió abuso sexual en la infancia. Esta es una primera falla como Nación. Pero lejos de terminar en este punto, hay una segunda gran ausencia del Estado cuando ese abuso conduce a un embarazo inexorablemente no deseado.

Si bien en la Argentina el aborto no punible debería amparar estas situaciones, solo nueve de las veinticuatro provincias actualmente aplican un protocolo adecuado para la interrupción legal del embarazo. Cabe aclarar que siete provincias tienen protocolos restrictivos, imposibilitando el acceso y penalizando a quienes incurren en esa práctica.

Sin duda alguna, para erradicar los abusos sexuales en la infancia, es urgente la prevención y la educación desde los primeros años de escolarización. Este es el rol de la educación sexual integral. Se trata de una política educativa desfinanciada que espera ser reglamentada. El resultado es que impera la falta de conocimiento sobre el propio cuerpo, se naturalizan las prácticas machistas y se desconocen métodos anticonceptivos eficaces. Por ello, el primer lema de la campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito es la educación sexual para decidir.

Claramente, los altos números de embarazos no planificados arrastran a estas niñas y jóvenes mujeres a una situación de mayor vulnerabilidad económica. Esto repercute en el abandono escolar y limita el acceso al mercado laboral.

Ahora bien, 7 de cada 10 madres adolescentes viven en un hogar pobre y casi el 70 por ciento son las mal llamadas "ni-ni", jóvenes que ni trabajan ni estudian. Ellas son madres adolescentes que no pueden acceder al mercado laboral pago porque ya tienen un trabajo a tiempo completo en sus hogares.

Por otro lado, las tasas más altas de desempleo están en mujeres menores de 29 años, donde una de cada cinco no consigue empleo.

La segunda consigna de la campaña es anticonceptivos para no abortar. Más allá de lo que decidamos, la sospecha nos persigue y la responsabilidad siempre es nuestra. No es raro escuchar que las mujeres se embarazan por un plan, mientras que las que luchamos por el aborto lo hacemos para coger sin forro. Sin embargo, los números distan, y mucho, de esa percepción de algunos grupos sociales.

Las mujeres tenemos mayores tasas de precarización laboral y de desempleo. Las ocupadas ganamos en promedio 27 por ciento menos que nuestros pares varones, siempre que tengamos un trabajo formal; contrariamente, la brecha salarial sube casi al 40 por ciento. Esta es la situación que vive más de un tercio de las trabajadoras de nuestro país.

Sabemos que la maternidad penaliza a las mujeres en el mercado laboral, con peores salarios y condiciones de empleo. Por lo tanto, lejos de estos prejuicios sobre mujeres que especulan para enriquecerse a costa de las arcas públicas abortando o teniendo hijos, la pobreza en la Argentina tiene rostro de mujer ya que el 70 por ciento de las personas más pobres son mujeres.

El acceso a los abortos ilegales realizados por profesionales es un lujo que solo las mujeres de una clase muy acomodada pueden permitirse. Los abortos clandestinos rondan entre los 1.000 y 1.500 dólares. Este mercado ilegal se comporta igual que cualquier otro de la misma índole, dependiendo de la suerte, los contactos y los ingresos.

En cambio, las mujeres pobres, ante la frecuente falta de información, quedan presas de métodos tradicionales peligrosos, sufriendo abortos clandestinos en condiciones infrahumanas.

En un país donde cerca del 40 por ciento de los embarazos no son llevados a término y las complicaciones por abortos inseguros son la primera causa de muerte individual en personas gestantes, todas las mujeres están unidas por la clandestinidad y la ausencia de un Estado que aparece solo para castigar.

Consecuentemente, la tercera consigna de la campaña es: aborto legal para no morir.

La opción recomendada por la Organización Mundial de la Salud es abortar con Misoprostol y Mifepristona. Si bien el Misoprostol está disponible en farmacias, muchos profesionales se niegan a vender este medicamento a mujeres jóvenes por conocer sus efectos abortivos. Una caja de Misoprostol, cuya producción está monopolizada por un solo laboratorio, cuesta cerca de 3.200 pesos en las farmacias y puede triplicar su precio en la clandestinidad.

Sea a partir de un profesional o consiguiendo las pastillas por debajo de la mesa, hablamos de un negocio muy lucrativo que mueve millones de pesos mensuales, que es verá resentido si el Estado garantiza este derecho.

En esta instancia, hay que mencionar la necesidad de producción estatal de Misoprostol.

No solo necesitamos la despenalización del aborto para que no haya más mujeres presas de esta práctica, sino que además necesitamos la legalización para el Estado garantice el acceso en forma segura y gratuita. Ningún Estado debería permitir que el acceso a la salud y a los derechos reproductivos dependa del nivel de ingreso de sus ciudadanos.

Según datos recolectados por Economía Feminista, de los 257 diputados, hay 106 que votarán a favor de que el aborto sea legal, 112 que lo harán en contra, 2 se abstendrán y 37 todavía no tomaron una posición pública. Solo Frente de Izquierda votará en bloque favorablemente. El resto tiene posturas divididas.

Entiendo que con 3.030 mujeres muertes por abortos clandestinos desde la vuelta de la democracia, estos números son completamente inaceptables.

La mayoría de los que se proclaman a favor del aborto legal tienen menos de 40 años, mientras que quienes lo hacen en contra, predominantemente son mayores de 50.

Los agnósticos y los ateos apoyan mayoritariamente la iniciativa, mientras que el mayor nivel de votos negativos se registra entre los católicos.

Los jóvenes miramos al futuro y queremos una sociedad más justa e igualitaria que deje de criminalizar las decisiones de las mujeres y personas con capacidad de gestar.





Queremos que las creencias personales no se impongan en las políticas públicas, menos en nuestros derechos humanos.

Por cada exposición que escuchamos hoy en esta sala, hubo y habrá 6 mujeres que decidieron interrumpir su embarazo. ¿El Congreso, les va a seguir dando la espalda? (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la doctora Viviana Duarte de Massot, médica psiquiatra.

SRA. MASSOT Señores diputados: voy a hablar de las consecuencias del aborto. El aborto provoca consecuencias en todos los ámbitos de la vida de la mujer y, en ninguno de los campos, los efectos son positivos. Por el contrario, son siempre negativos aun cuando se quieran promover falsas ventajas como el alivio y la liberación de la mujer de ese embarazo inesperado.

A medida que se profundiza el estudio de las causas y consecuencias encontramos que los efectos se extienden como mancha de aceite y el entorno de quien lo realiza también se ve afectado en mayor o menor grado: los familiares más cercanos, los agentes que intervienen en su ejecución, el núcleo social y, en una proyección mayor, la sociedad toda.

Así se genera confusión en lo referido a cuidados y prevención primaria de la salud en la sociedad. Dentro de este contexto, el aborto es cada vez más frecuente como opción frente a un embarazo inesperado. No se considera la muerte del niño y las huellas en la madre y su entorno.

Muchas mujeres lo consideran un método anticonceptivo más y así se sigue lastimando a la sociedad.

La existencia de las secuelas no queda supeditada a una ideología a favor o en contra del aborto. Los síntomas son observables e identificables por agentes de salud o personas capacitadas para el acompañamiento post aborto.

Se podrá criticar la validación de algún estudio, pero no se puede negar la existencia de los síntomas que padecen miles de mujeres. La realidad de su sufrimiento va mucho más allá de la casualidad. Los estudios comparativos respecto a la continuidad del embarazo inesperado, no muestran ningún valor positivo. Los autores coinciden que, bajo ninguna circunstancia, genera una mejor salud mental en la mujer que aborta. Podrá generar mayor o menor daño, pero nunca la beneficia.

Los síntomas más comunes que suelen aparecer a partir de un aborto se relacionan con la ansiedad y el desasosiego. Citando al profesor Wilke, resulta más fácil sacar al niño del útero que del pensamiento de su madre.

¿Cuáles son las patologías que observamos? En un menor grado puede aparecer la psicosis por aborto y tiene una duración aproximada de seis meses. Lo que vemos en el 70 por ciento de los casos es el estrés post aborto que aparece a los 3 y 6 meses después del aborto y el trauma post aborto, que está caracterizado por el desarrollo crónico diferido de los síntomas, producto de las reacciones emocionales experimentadas por las mujeres a causa del trauma físico y emocional del aborto. Dentro de estos síntomas, y citando a investigadores con más de 35 años de experiencia, donde ya está legalizado el aborto, los podemos agrupar dentro de trastornos emocionales y afectivos, que incluye sentimientos de culpa y remordimiento, vergüenza, pérdida de autoestima, autorechazo, inestabilidad emocional y labilidad afectiva. Alteraciones conductuales como desórdenes alimenticios o sexuales, problemas de relación, abuso de alcohol y consumo de droga, rechazo a los compromisos afectivos y aceptación de relaciones interpersonales abusivas. Persistencia o rechazo a estímulos, situaciones que le rememoren el aborto, sus circunstancia o consecuencias, ideas recurrentes de todo lo que rodeó a la situación de aborto, lo que llamamos situaciones u objetos conectores. Pesimismo en relación al futuro, que puede manifestarse por medio de la ira o la violencia, repentinos ataques de furia y baja tolerancia a la frustración. Síntomas depresivos y ansiosos, como dolor, pesar, tristeza, angustia, llanto, ideas o deseo de suicidio, desasosiego, rabia y sentimientos de fracaso, trastornos del sueño, pesadillas y sueños recurrentes, muchas veces de contenido con niños perdidos, despedazados, mutilados o muertos.

Trastornos de pensamiento con ilusiones y pseudo alucinaciones auditivas, llantos de bebés y los sonidos del entorno en donde fue realizado el aborto. Flashbacks, que son pensamientos recurrentes que aparecen en las mujeres sobre el aborto o el niño abortado. Reacciones imprevistas, generalmente como síntomas de algún aniversario, por ejemplo, la fecha en que se produjo el aborto o en lo que tendría que haber sido la fecha de nacimiento de ese niño muerto.

También vemos que muchas de las patologías aparecen en los niños que existían previamente o posteriormente al aborto, y en una menor proporción en el resto de la familia. Más recientemente tenemos publicados estudios que dicen que hay un 80 por ciento más de riesgos de padecer trastornos mentales. Esto fue publicado en 2011 y es el mayor estudio que hay en cuanto a sintomatología post aborto. Existe un 155 por ciento más de riesgo de llevar adelante conductas suicidas. Esto no quiere decir solo matarse. Las conductas suicidas son las conductas de riesgo, son las conductas de accidentes imprevistos, con lesiones severas, a veces de muerte. Es el consumo de alcohol junto con drogas, es la ingesta de pastillas con alcohol y cuando preguntamos cuáles son los antecedentes, aparece esta cifra: 155 por ciento.

Además, hay un 110 por ciento más de riesgo de abusar del alcohol y 220 por ciento de mayor riesgo de consumo de marihuana y otras drogas.

Influye en la aparición de estos síntomas la cantidad de abortos realizados, la fortaleza de la mujer, la habilidad para negar sus sentimientos, porque para poder sostener esta situación los mecanismos que se utilizan son la disociación, la negación y la deshumanización. Hay que deshumanizar para poder matar, hay que negar el hecho y hay que disociarlo de la vida cotidiana.

Depende también el ambiente que rodea a la mujer, los factores socioculturales y la presión que haya tenido. Sin embargo, lo que no depende de factores ambientales en lo biológico es el desencadenante de los síntomas que se generan. El embarazo es un hecho biológico, innegable, más allá de los aspectos emocionales y sociales de la madre.

Desde el mismo momento de la concepción, los mecanismos son automáticos, más allá de los deseos de la madre, de lo esperado o inesperado.

Los avances de la neurociencia nos permiten saber que el cerebro registra el embarazo y genera una huella, que permanece durante toda la vida de la mujer. Es un fenómeno biológico. Más allá de que la mujer no quiera ser madre, su cerebro inscribió este embarazo. Toda ruptura con los procesos naturales tiene su precio en el equilibrio de la vida de las personas. El aborto siempre es un hecho estresante, de alto impacto emocional.

Nos toca atender a quienes cruzan esta barrera y deciden abortar. Debe asumirse la ayuda a miles de mujeres que sufren las consecuencias negativas del aborto.

En diversos países comienzan a implementarse programas de ayuda post aborto para las mujeres y epidemiológicamente se ha convertido en un problema de salud mental de la mujer.

Se ha comprobado que muchas intervenciones focalizadas terminan generando una menor calidad de vida con resultados que se expanden a todas las áreas del desempeño de la persona.

Señores diputados: está en ustedes la posibilidad de construir una sociedad más sana.

Tienen que debatir a conciencia con los datos de la ciencia. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la señora diputada Austin.

SRA. AUSTIN Señor presidente: atento a la distribución de los expositores en los días pasados y entendiendo que todavía faltan alrededor de 500, quería que se ratificara el compromiso que asumió la comisión respecto a los plazos de tratamiento de este tema, y que eso nos permita además poder organizar la distribución de los expositores que vienen del extranjero, con una previsión de los días y fechas.

Por ello le pregunto si la fecha que previeron del 31 de mayo se mantiene tal cual lo acordado y, en tal sentido, si estamos en condiciones de aumentar el número de expositores o si eventualmente podemos hacer alguna modificación para garantizar el cumplimiento de las fechas pautadas.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Sí, señora diputada, es un compromiso que asumimos y una preocupación de las cuatro autoridades de la comisión.

Venimos conversando permanentemente cómo hacer para cumplir con ese objetivo, teniendo en cuenta la cantidad de expositores que todavía quedan pendientes.

En el día de hoy hemos acordado aumentar a 48 los oradores que exponen por día.

A fin de cumplir con la fecha pautada del 31 de mayo, deberíamos aumentar el número de expositores diarios -restan exponer alrededor de 420 oradores- llevándolo a 50 por jornada. Por lo tanto, también creo que tenemos la opción de pensar en contar con 50 oradores por día, 25 durante la mañana y 25 durante la tarde, o en agregar alguna reunión los días viernes a fin de cumplir con el objetivo pautado que es finalizar con las exposiciones el 31 de mayo. Pongo a consideración de los presentes estas sugerencias a fin de determinar cómo vamos a seguir con las jornadas. Cualquiera de las opciones son válidas.

Por lo tanto, si aumentamos la cantidad de expositores llevándolo a 50 por jornada, deberíamos extender el horario, reducir el tiempo que utilizamos para preguntar o eliminar el break del mediodía. Cualquiera de estas alternativas significaría un cambio de la estructura que estamos usando y un esfuerzo por parte de los diputados.

Tiene la palabra la señora diputada Polledo.

SRA. POLLEDO Señor presidente: simplemente quiero agregar que en las listas de oradores presentadas hubo algunos nombres repetidos y ninguno de ellos ha sido reemplazado por otro expositor. Eso nos está dando mayor agilidad en el tratamiento de este tema. Según lo que he contabilizado se han registrado 652 personas para hacer uso de la palabra, de los cuales ya se habrán manifestado 260 hasta el fin de esta jornada. Creo que vamos a cumplir con el plazo estipulado. Tal como ha manifestado el señor presidente de la Comisión de Legislación General, en caso de que tengamos que ajustar algo, así lo haremos. Entiendo que vamos a llegar en tiempo y forma con el plazo estipulado precedentemente. Sr. Presidente (Lipovetzky).- La Presidencia sugiere, dado que se encuentran presentes los presidentes de las cuatro comisiones que están tratando los proyectos sobre interrupción voluntaria del embarazo, el armado de un cronograma y acordar la cantidad de expositores que deberán hacer uso de la palabra diariamente. Esto lo presentaremos el próximo martes. Así sabremos con claridad cuántos expositores harán uso de la palabra diariamente.

Tiene la palabra la señora diputada Moreau.

SRA. MOREAU Señor presidente: me parece muy bien que se reúnan los cuatro presidentes de comisión. Tal como lo ha definido, este es un debate que por primera vez se da con profundidad y seriedad en esta Cámara de Diputados de la Nación. Sería muy desprolijo para el funcionamiento de la Cámara y para el debate público que dilatemos el tratamiento de este proyecto más allá de la última semana del mes de mayo dado que luego va a comenzar el mundial de fútbol y se podría utilizar como excusa que ese día juega Argentina en función de lo cual algunos diputados no estarán presentes. Además, hay varios legisladores que no vienen a estas reuniones.

Debemos extremar todos los recaudos para agilizar este debate y cumplir con la agenda que teníamos programada. Por otro lado, algunas comisiones no se han reunido para discutir el tema del aborto a pesar de que deberían haberlo hecho. Luego habrá un brote de bronquiolitis y otros temas que deberán ser considerados en esas comisiones. Por ejemplo, en la Comisión de Familia, Mujer y Minoridad todavía tenemos un montón de asuntos pendientes. Esto no es responsabilidad de los presidentes sino de todos. Son temas sobre los que debemos hacernos cargo y encarar las discusiones.

Por eso insisto en que cumplamos con los plazos estipulados; si hay que levantar el break, lo levantaremos, si hay que agregar tiempo, lo agregaremos y si debemos sumar otro día para debatir, actuaremos en consecuencia. Debemos cumplir con el compromiso asumido.

Sr. Presidente (Lipovetzky).- La Presidencia coincide en que debemos mantener el compromiso asumido. Prácticamente ya han hecho uso de la palabra la mitad de los expositores establecidos al inicio. Por lo tanto, es tiempo de que definamos el cronograma, que sepamos cuál es la cantidad exacta de expositores y cuántas horas tenemos que dedicar a cada reunión informativa. En base a eso podremos cumplir con el objetivo de finalizar el 31 de mayo con el tratamiento del tema.

Tiene la palabra la señora diputada Bianchi.

SRA. BIANCHI Señor presidente: en el mismo sentido que se ha manifestado la diputada preopinante, considero que es pertinente respetar el trabajo y la metodología que se ha venido haciendo. No estoy de acuerdo con aumentar la cantidad de oradores por día. Esto ya se habló en su momento. Lamentablemente lo que no se puede hacer, no lo haremos. Tenemos que agilizar el tema de los oradores. Es muy importante que estén todos presentes. Tal vez podemos contar con jornadas más extensas. Entre los cuatro presidentes de comisión se pondrán de acuerdo sobre la metodología de trabajo.

Hemos establecido que el 31 de mayo finalizaría la ronda de los oradores, luego de lo cual habrá un debate entre los señores diputados. ¿Cuántas reuniones llevaremos adelante los diputados para considerar estos proyectos? ¿Podemos tener establecida la fecha aproximada en que sería considerado el dictamen en el recinto?

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY La idea es que la semana siguiente al fin de las exposiciones, los diputados dediquemos una semana a considerar estos proyectos durante al menos dos reuniones. Espero tener un buen debate entre los señores diputados siguiendo con el ejemplo que estamos dando aquí durante todo este proceso y luego contar con el dictamen correspondiente. Una vez que estén firmados los dictámenes, si lo logramos esa semana, quedará disponible para que en la reunión de Labor Paramentaría se acuerde la incorporación del tema. Justamente la idea es dictaminar la semana siguiente a la finalización de las exposiciones.

Tiene la palabra la señora diputada Bianchi.

SRA. BIANCHI Señor presidente: este tema merece ser considerado en una sesión especial a fin de que no sea tratado junto a siete, ocho, nueve o diez proyectos de ley. Considero que es muy importante que este asunto se debata en forma exclusiva en el recinto porque seguramente todos los diputados tenemos mucho para decir.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY La Presidencia desea manifestar que es una muy buena propuesta. Esto lo haremos saber a las autoridades de la Cámara. Coincido en que el tema debe ser tratado en una sesión especial.

Tiene la palabra la señora diputada Silvia Alejandra Martínez.

SRA. MARTÍNEZ (S.A.) Señor presidente: en el mismo sentido a lo manifestado por la señora diputada preopinante, quiero agregar que ha existido toda la seriedad y responsabilidad por parte de las presidencias del plenario y de los legisladores para llevar adelante las exposiciones durante este tiempo que consideramos que debe concluir el 31 de mayo. Por supuesto que nos parece una fecha apropiada, porque después de todo este tiempo escuchamos las opiniones y avanzamos en las decisiones personales e individuales de cada uno de los diputados y diputadas.

Por lo tanto, me parece que la fecha fijada del 5 de junio para arribar al dictamen es correcta. Por supuesto, esto se pone a consideración de los presentes. El 13 de junio es la fecha tentativa para considerar el dictamen en el recinto. Simplemente estoy manifestando una posibilidad. A su vez, existe una gran expectativa en la sociedad con respecto este tema. Es interesante avanzar en esta propuesta para que la gente lo sepa.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra el señor diputado Incicco.

SR. INCICCO Señor Presidente: en el mismo sentido que la diputada Bianchi quiero pedir que luego del 31 de mayo -cuando terminen las exposiciones- los diputados nos demos la posibilidad de tener unas jornadas de un debate intenso y profundo como merece el tema.

A su vez, quiero aprovechar este intervalo para reconocer en forma expresa el inmenso trabajo de coordinación que están haciendo las cuatro autoridades de las comisiones para que estas jornadas transcurran con la mayor amplitud y tolerancia posibles. Son jornadas muy intensas pero también muy fructíferas y enriquecedoras. Por lo tanto, insisto, felicito a los cuatro presidentes de comisión.

Sr. Presidente (Lipovetzky).- Agradecemos mucho sus palabras.

Tiene la palabra la señora diputada Ferreyra.

SRA. FERREYRA Señor presidente: quiero reafirmar el compromiso que tomamos frente a las impulsoras del proyecto -sobre todo a las 500 organizaciones que sostienen la campaña nacional por el aborto legal, seguro y gratuito y a las integrantes del colectivo "Ni una menos" formado por aproximadamente 600.000 mujeres- que solicitaron el 8 de marzo que se consideren estos proyectos de despenalización o legalización del aborto.

Al inicio habíamos manifestado nuestra coincidencia acerca de la lista de oradores. Queremos que el tema se trate en el recinto lo antes posible.

Sin embargo, tengo una duda porque si las exposiciones finalizan el 31 de mayo, no sé si tendremos tiempo de llevar el tema al recinto antes del inicio del mundial de fútbol.

Aceptamos la fecha tope del 31 de mayo. De todos modos, si es necesario podemos adelantarla. Recomendamos contar con suficiente tiempo para debatir porque los autores de los distintos proyectos todavía no pudimos exponer ante nuestros pares. Si tenemos que reunirnos los sábados o cortar el break, estamos de acuerdo. Pero la idea no es extendernos sino avanzar.

Llegamos a un momento en el que los argumentos se repiten mucho, aunque es cierto que aparecen nuevos conceptos a partir de distintas miradas, sobre todo cuando el tema se federaliza.

Siendo conscientes de todo lo que está en juego, reafirmamos que aceptamos el 31 de mayo como fecha tope. En todo caso, las presidencias de las comisiones verán si las reuniones de junio serán suficientes para debatir y emitir dictamen. No sé si tendrán que tomar alguna medida para ganar unos días en el mes de mayo y llevar el tema al recinto en junio.

Ayer señalamos al presidente de la comisión que fue ecuánime en el manejo del debate, pese a ser parte y autor de un proyecto. Queremos consolidar el tratamiento sin dilaciones. No queremos defraudar las expectativas. Digo esto debido a los tiempos ajustados y la gran lista de oradores.

Agradecemos la presencia de todos y pido que tomemos las medidas debidas porque el 13 de junio es una fecha muy cercana y tal vez haya que pensar en su tratamiento el 10, 11 o 12 de junio. Por eso, pedimos previsibilidad para difundir tanto la fecha de firma del dictamen como de tratamiento en el recinto, momentos muy importantes para la sociedad que sigue el debate tras estas paredes.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Coincidimos en la fecha, señora diputada.

Todas las autoridades, los diputados presentes y el personal de las comisiones, estamos haciendo un enorme esfuerzo para llegar al 31 de mayo. Queda poco menos de un mes de trabajo intenso y haremos el máximo esfuerzo. Si debemos extender el horario, lo haremos. Igualmente cumpliremos con el plazo del 31 de mayo.

Respecto del tiempo para dictaminar, creo que una semana es suficiente, pero depende de nosotros. Debemos fijarnos si nos alcanzan dos jornadas de debate. Creo que sí, pero tenemos que ser respetuosos y seguir esta línea de debate. Si lo logramos, seguramente en dos jornadas podremos exponer todos los diputados y emitir los distintos dictámenes. Reitero que entiendo que el plazo de una semana depende de nuestro trabajo como diputados.

Tiene la palabra la señora diputada Moreau.

SRA. MOREAU Señor presidente: según lo anunciado cuando enviaron la documentación sobre las preguntas, el 10 de mayo brindará su informe el jefe de Gabinete. Si las cosas siguen así, deberíamos cambiar la fecha para no perder un día.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Esperemos que no sea así. No es que no quiero que venga el jefe de Gabinete, que no se malinterprete, sino porque realmente tendríamos que reprogramar la fecha.

Tiene la palabra la señora diputada González Seligra.

SRA. GONZÁLEZ SELIGRA Señor presidente: en virtud de los plazos planteados por la diputada Martínez, solicito que el martes próximo brinden el cronograma de las exposiciones y de las reuniones plenarias tentativas al 31 de mayo. Insisto con la sugerencia que hice en otras oportunidades. En virtud de los trascendidos en los medios de comunicación sobre los dictámenes, sugiero que antes del 31 de mayo los diputados tengamos un día para debatir. Puede ser un viernes u otro día, de modo de avanzar y aproximar los debates sobre los distintos dictámenes. Entiendo que no hubo ninguna instancia formal para considerar los proyectos y que incluso se incorporaron nuevos, como el del presidente del plenario de las comisiones.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Primero debemos finalizar el cronograma de exposiciones. La semana siguiente debatiremos entre los diputados. Estimo que eso llevará dos jornadas.

En la primera oportunidad trataremos de delinear las posiciones; y seguramente en la siguiente, emitiremos los dictámenes.

Tiene la palabra la señora diputada Macha.

SRA. MACHA Señor presidente: mi comentario está en la misma línea de lo recientemente comentado. Considero importante plantear los espacios de discusión de los dictámenes lo antes posible, dentro de la misma semana, para no extendernos más.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la señora diputada Austin.

SRA. AUSTIN Señor presidente: pido que trabajemos durante la semana que viene en un listado consolidado de expositores para conocer la distribución durante el mes de mayo.

SRA. POLLEDO Señora diputada: debemos tener en cuenta que hay gente que viaja y en esos casos se complica porque pueden hacerlo en determinado día. Por ello, tenemos más trabajo para consolidar semanas enteras. Pero créame que hacemos el esfuerzo.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la señora diputada Donda Pérez, a quien solicito que sea la última oradora porque tenemos que seguir con la lista de expositores.

SRA. DONDA PÉREZ Señor presidente: básicamente estoy de acuerdo con el cronograma. Me parece que tenemos que ajustarnos a los tiempos y hacerlo correctamente, tal como viene sucediendo.

Recién vengo de la calle. Pido que los diputados que invitamos a distintas organizaciones hagamos un máximo esfuerzo para que ellas se comporten en el marco de la democracia, la amplitud y el diálogo. Acabo de sufrir agresiones de la agrupación Sí Vida, que está en la calle haciendo propaganda. Una cosa es expresarse y otra agredir a quien piensa distinto, como fue mi caso, y soy diputada. Sería bueno que hablemos con esas personas.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Creo que estamos dando el ejemplo a partir de un debate respetuoso y tolerante. Seguramente ningún diputado tiene vínculo con la persona que integra esa agrupación.

Nuestro mensaje es que podemos debatir el tema de forma respetuosa, tolerante y con altura. Por supuesto, repudiamos cualquier tipo de agresión verbal o como fuera de las distintas posiciones. Entiendo que no es la señal que debemos dar. Seguramente ningún diputado presente ni de la Cámara en general tiene vinculación con esas estas agrupaciones ni avala sus agresiones.

Continuamos con la lista de expositores, agradeciéndoles la paciencia al permitirnos esta interrupción.

Tiene la palabra la doctora Estrella Perramón, quien ejerce la medicina general en el Hospital Subzonal El Maitén. Ella es especialista en salud en la Facultad de Ciencias Especialistas en Salud, dependiente de la Universidad Nacional del Comahue.



SRA. PERRAMÓN Buenos días a todos y a todas. Soy médica generalista y actualmente trabajo en el hospital rural Lago Puelo, pero hice mi residencia en el hospital El Maitén.

Hablo aquí porque me encuentro imputada y con una condena que será evaluada como recurso extraordinario en el Tribunal Superior de Justicia de Chubut, por mi participación en la atención de la salud de una joven que solicitó un aborto en un hospital.

Me presento ante ustedes en este debate para contar mi experiencia y sumarla a los fundamentos de por qué necesitamos que en Argentina entendamos que el aborto es legal.

En Chubut contamos para llevar acabo interrupciones legales del embarazo -ILE- una formación académica en las residencias, Misoprostol en los hospitales, una ley de aborto no punible vigente desde 2010 y el protocolo del Ministerio de Salud de la Nación.

En este contexto, en 2015, mientras realizaba mi residencia en el hospital subzonal de El Maitén, se asistió a una mujer que solicitó una ILE a quien se le realizó un aborto medicamentoso, que fue efectivo. A los seis días inició un cuadro de origen desconocido y falleció en el hospital zonal de Esquel.

El único antecedente que tenía la joven era la ILE. Luego de dos cirugías que descartaban el origen ginecológico de su afección, se concretó una denuncia que enmarcaba dentro de un delito mi práctica médica.

No entendía la necesidad de una ley que especifique la legalidad del aborto hasta que me vi juzgada por una Justicia que era atravesada por mitos y tabúes.

Esos tabúes habilitan a que se niegue una atención médica dentro de instituciones de salud y se criminalice a personas, por la sola sospecha de que se haya realizado un aborto, como así también a las personas que lo garantizamos.

También observé que estos mitos y tabúes permitían que no se investigara la causa de la muerte de una joven porque se había realizado un aborto. Pero, a su vez, se condena a una médica que garantizó la práctica, más allá de que se comprobó en el Poder Judicial que había cumplido con todos los protocolos que legitimaban su práctica.

El objetivo de presentarme ante ustedes no es para convencer a cada uno que opinemos de la misma manera sobre cómo ejercer la autonomía que tenemos sobre nuestros cuerpos. Es para que otras opiniones no se transformen en una obligación de ciertas personas de adoptar decisiones en contra de su voluntad sobre su salud reproductiva.

La idea es que ninguna opinión vulnere nuestro derecho a la vida, a la salud y a la sexualidad.

Tampoco mi objetivo es convencer a cada uno de los médicos y médicas que estamos formados en interrupciones legales del embarazo -y que contamos con los recursos para llevarlos a cabo- a que las hagan. Sino que, más allá del posicionamiento que tengan al respecto, garanticen el acceso a las personas que lo soliciten como lo harían con cualquier buena práctica médica.

Se requiere la legalización del aborto para que éste no se vea como un acto heroico que hacemos algunos en función de opiniones e intereses de compañeros y compañeras, sino que se evalúe por estándares de bienestar individual de la persona que lo solicita, como medida que le permita gozar del mejor estado de salud que pueda alcanzar como derecho humano.

Parte de nuestra competencia es interpretar a la salud como un derecho y éste se interpone al derecho a la vida, a la dignidad, al desarrollo de la personalidad, a la autonomía, a la libertad, a la información, a la no discriminación, a la igualdad, a la intimidad, a la privacidad y a estar libre de tratos crueles, inhumanos o degradantes, porque cada uno de estos derechos humanos es vulnerado al continuar forzosamente un embarazo.

Es por ello que los profesionales de la salud seguiremos garantizando ILE, interrupciones legales del embarazo, de forma libre y gratuita, más allá del resultado final de este debate. Esto es así porque entendemos que el riesgo de no brindar la ayuda, que por nuestra educación y rol social podemos ofrecer, es mayor al riesgo potencial de exponernos a una denuncia penal, que se presenta como factible desde que iniciamos nuestros estudios universitarios, pero no por eso dejamos de ejercer nuestra práctica.

Para que esta práctica se dé en el marco de una salud pública universal y gratuita, necesitamos contar con un marco legal en el que se promueva la producción local de Mifepristona y Misoprostol y la investigación para ofrecer un buen servicio accesible a todos y todas, en vez de usar tiempo y recursos para prevenir una denuncia infundada.

Observando la salud desde esta perspectiva, la ética profesional y mi moral como mujer atraviesan mi decisión de acompañar a las personas que solicitan una interrupción legal del embarazo.

Esta noción me permitió soportar el dolor que produce un proceso judicial porque ante una denuncia ya hay un castigo. Esta resistencia también funciona gracias a personas que tomaron la decisión de acompañar, en este caso acompañarme, en este proceso. A través de compartir tiempo, información, abrazos, mates y miradas amorosas en audiencias vivencié el acompañamiento feminista que fortalece y empodera.

Más allá de que podamos transitar este camino, deseo que el crecimiento personal como mujeres y como personas con capacidad de gestar no sea a través del dolor sino gracias a la construcción de nuestra identidad como seres íntegros, que experimentan su vida sexual desde el disfrute y usan su cuerpos como herramientas para vivir la vida que desean. Muchas gracias por la posibilidad de transmitir lo que pienso en este lugar. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Lipovetzky).- Tiene la palabra el doctor Gabriel Pedro Flores, médico de la Universidad de Buenos Aires y director de Bioética en la Federación Pentecostal de la República Argentina.

SR. FLORES Señor presidente: estos tiempos de debate en la República Argentina son muy ricos. Estoy convencido de que como sociedad y como Nación saldremos fortalecidos.

Como médico soy pro vida porque la genética, la biología y la medicina claramente determinan que la vida empieza en el momento de la concepción. Esto se ha dicho interminablemente durante el transcurso del debate. Muchas veces me pongo a pensar por qué estamos debatiendo algo que queda tan claro, por qué estamos discutiendo algo que no tendríamos que debatir. La vida empieza en el momento de la concepción; el aborto, o sea la interrupción del embarazo, significa terminar con una persona que se inicia en el mismo momento de la concepción.

En el instante en que el óvulo y el espermatozoide se unen, empieza una persona única e irrepetible en la historia de la humanidad. De esa creación nace una nueva persona. El embrión no es el cuerpo de la mamá. Nunca ha sido ni es el cuerpo de la mamá y la embriología lo marca claramente.

Escuchamos a muchas mujeres decir que tienen derecho sobre su cuerpo, la pregunta es: ¿qué cuerpo?, ¿tu cuerpo? Podés hacer lo que quieras con tu cuerpo, pero no con el cuerpo de un ser inocente que no tiene ninguna capacidad de defenderse frente a los intentos de terminar con su vida.

También me pregunto quién impuso esta discusión si Argentina es una Nación cristiana, con valores profundos, culturales y en defensa de la familia. Muchas mujeres que están a favor del aborto cuando hablan pareciera que sacan del debate y del juego a los varones. Pareciera que los varones no sentimos este tema como propio, que los varones somos el enemigo a batir o que somos enemigos de las mujeres, pero no creo que sea así.

Soy padre de dos hijos; mientras estaban en el vientre de mi esposa, la que los gestaba, amaba profundamente esas vidas por nacer. No estamos discutiendo una agenda propia de la Argentina ni de Latinoamérica.

Esta es una agenda impuesta por poderosos en naciones lejanas, núcleos de dominio económico que quieren imponernos el aborto para que seamos menos, despoblar la Argentina y quedarse con nuestros recursos naturales.

Está demostrado que Rusia, Polonia y otros países, están limitando y cercenando el aborto porque se dieron cuenta de que detrás hay una ideología que quiere terminar con los pueblos, dominándolos.

Llamo a la conciencia de los señores diputados y de los médicos que hicimos el juramento hipocrático de defender la vida. Estamos para proteger la vida. De ninguna manera debemos practicar un aborto.

El médico que lo hace, está violando el juramento hipocrático y su razón de ser. El médico que termina con una vida está atentando contra el mismo principio por el que estudió medicina, que es salvar vidas. Defendemos las dos vidas: la de la mujer y la del niño por nacer.

Si despenalizamos el aborto damos un mensaje equivocado a las futuras generaciones. ¿Cuál será nuestro límite como sociedad? ¿Después del aborto qué? ¿La pedofilia? ¿Después del aborto qué? ¿La zoofilia? ¿Qué más vamos a tener?

Necesitamos volver a nuestras raíces y ser la sociedad que siempre fuimos, defendiendo la vida y a cada persona por nacer.

En estos tiempos me llama la atención dónde está Dios. Somos una Nación cristiana. Ciertamente hay muchas personas a favor del aborto, pero aseguro que somos millones los cristianos del país que estamos a favor de la vida. No hablo de religión, sino que como cristianos entendemos que en el mismo momento de la concepción, Dios sopla un aliento de vida.

Algunos me dijeron: "Gabriel, cuando expongas en Diputados no menciones a Dios. No hables de Dios. Porque Dios no es científico. Porque Dios no es parte del argumento." ¿Entonces los padres de la patria y nuestra Constitución Nacional se equivocaron?

Llamo a una reflexión profunda y a que cada uno piense en defender la vida para avanzar como sociedad.

Señores diputados encargados de sancionar la ley, quiero ser la voz de millones que dicen: "Sí a la vida. No al aborto". (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la doctora Ana María Franchi. Ella es doctora en Química, investigadora superior del Conicet, directora del Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos. Además, es presidenta de la Red Argentina de Género, Ciencia y Tecnología.

SRA. FRANCHI Agradezco la posibilidad de participar en este debate histórico.

Datos de un estudio de modelización publicado por la prestigiosa revista The Lancet Global Health, revelan que el 44 por ciento de los 227 millones de embarazos anuales en el mundo son involuntarios y el 56 por ciento de ellos terminará en aborto.

El aborto provoca el 14,5 por ciento de las muertes maternas a nivel mundial, las que en su gran mayoría ocurren en países con leyes restrictivas.

La evidencia demuestra que la forma más eficaz para reducir drásticamente la morbilidad y mortalidad materna es que el aborto sea legal y ampliamente accesible. Estas muertes son completamente evitables si las mujeres tienen acceso al aborto legal, como fue demostrado mediante la evidencia acumulada en varios países.

Por supuesto la prevención primaria para el embarazo no deseado es a través del uso constante de anticonceptivos efectivos.

Estas muertes son completamente evitables si las mujeres tienen acceso al aborto legal, como se ha demostrado por la evidencia acumulada en varios países. Por supuesto, la prevención primaria para el embarazo no deseado es a través del uso constante de anticonceptivos efectivos. Sin embargo, no existe un método anticonceptivo ciento por ciento efectivo, lo que resulta en embarazos accidentales.

La Organización Mundial de la Salud ha estimado un total de 33,5 millones de embarazos accidentales cada año. Además, muchas mujeres, en su mayoría jóvenes, sufren violencia sexual y violaciones. Como consecuencia de ello, algunas quedan embarazadas, resultando un embarazo no deseado. Por lo tanto, la única forma de eliminar todas las complicaciones relacionadas con el aborto inseguro y las muertes maternas es a través de una legislación que permita la interrupción del embarazo y que esté ampliamente disponible y accesible para todas las mujeres.

Diversas investigaciones muestran la gran desigualdad en el riesgo de morir como resultado de un aborto inseguro. Mientras que la tasa de aborto inseguro es más alta en América Latina que en África, el riesgo de muerte como resultado de un aborto inseguro es aproximadamente quince veces mayor para una mujer que vive en África que para una mujer que vive en América Latina.

Asimismo, es una rara excepción que ocurra una muerte relacionada al aborto en un hospital privado, que presta servicios a las mujeres económicamente privilegiadas. Casi todas las muertes ocurren en hospitales públicos, donde las mujeres pobres reciben atención, luego de practicar el aborto en sus propios hogares o en cualquier lugar, de manera clandestina e insegura. Así, las mujeres más pobres, en los países más pobres, son las principales víctimas de la criminalización del aborto y de la falta de acceso a servicios de aborto seguro.

Las muertes son solo la punta de un iceberg de base amplia que incluye una gran cantidad de complicaciones agudas y crónicas, algunas de las cuales tienen importantes implicaciones sociales, como es el caso de la infertilidad.

Todas estas consecuencias, que afectan la salud y el bienestar de millones de mujeres en todo el mundo cada año, se podrían haber prevenido si la mujer hubiera tenido acceso a un aborto seguro cuando lo necesitaba.

Una segunda razón para favorecer el amplio acceso al aborto seguro es que el factor principal que lo impide es la criminalización del mismo. Esto solo aumenta la mortalidad y la morbilidad, sin disminuir la incidencia de abortos inducidos.

El efecto de la criminalización del aborto en la mortalidad materna fue dramáticamente demostrado en Rumania, después de la decisión abrupta de prohibir el aborto en noviembre de 1965. La penalización del aborto produjo un rápido aumento de mortalidad materna relacionada con el aborto. Pasó, en pocos años, de aproximadamente 15 muertes por 100.000 nacidos vivos, a más de 140 por la misma cantidad de nacidos.

Por el contrario, promover el acceso al aborto seguro en el marco de las leyes más permisivas reduce rápidamente la mortalidad relacionada con el aborto y, en consecuencia, la mortalidad materna.

Esto también pudo observarse en Rumania, en 1989, cuando la ley de aborto fue nuevamente liberalizada y se facilitó el acceso al aborto seguro. Como consecuencia, hubo una inmediata y abrupta caída en la mortalidad relacionada con el aborto, lo que resultó en una disminución en el total de la mortalidad materna, pasando de 170 en 1989, a 75 en 1991.

En los países desarrollados, las tasas de aborto han disminuido significativamente en los últimos 25 años y actualmente se encuentran en un mínimo histórico. Sin embargo, en los países en desarrollo, donde muchos abortos son inseguros, las tasas no han cambiado.

La proporción mundial estimada de embarazos que terminaron en aborto se ha mantenido relativamente estable entre 2010 y 2014, con un promedio mundial del 25 por ciento. Es decir, uno de cada cuatro embarazos.

En los países desarrollados, el aborto ha disminuido como porcentaje de todos los embarazos, pasando de un 39 por ciento en la década del 90, a un 28 por ciento entre 2010 y 2014. Por el contrario, en los países en desarrollo aumentó del 21 al 24 por ciento en los mismos años.

En América Latina, una región con leyes de aborto altamente restrictivas, uno de cada tres embarazos terminó en aborto entre 2010 y 2014, más que en cualquier otra región del mundo.

El acceso al aborto seguro en un ambiente legal más favorable no solo disminuye las muertes maternas sino que la despenalización no aumenta la tasa de aborto, como generalmente se supone. En algunos países hay un aumento inicial después de la despenalización, pero es imposible determinar si es un aumento real o el resultado de información insuficiente cuando el aborto es ilegal, y un mayor registro después de que el aborto se convierte en legal y no hay ninguna razón para ocultar su ocurrencia.

Tal es el caso de Francia que, luego de tres o cuatro años de oscilaciones tras la legalización del aborto, disminuyó sus tasas un 20 por ciento.

También está el caso de Italia que, 20 años después de la legalización, redujo sus tasas a cerca de la mitad.

No existe una relación directa de causa-efecto entre la legalización y un mejor acceso al aborto seguro, con la disminución en la cantidad de abortos. Sin embargo, una reducción en la frecuencia de embarazos no deseados que conducen al aborto suele ser el resultado de una mejor información y acceso a anticoncepción efectiva.

Una posible explicación a la disminución de la cantidad de abortos post legalización es que cuando el aborto es un crimen y se lleva a cabo clandestinamente, los que realizan la práctica están principalmente motivados comercialmente. En consecuencia, no están interesados en que se reduzcan los futuros abortos. Cuando el aborto es legal y accesible dentro del sistema de salud, hay una motivación para evitar la repetición de los abortos y existe una consejería postaborto, así como la provisión de métodos anticonceptivos. Todo esto lleva a una reducción de repetición del aborto.

Como el aborto repetido constituye, al menos, el 40 por ciento de todos los abortos inducidos, su reducción puede explicar parcialmente una caída en el total de la tasa de abortos, recordando que está demostrado que las mujeres que tienen un aborto inducido no quieren un embarazo y tomarán cualquier riesgo para evitar un nacimiento no deseado. Dichas mujeres están en alto riesgo de abortar nuevamente si quedan embarazadas. Por eso, no es que la despenalización solamente reducirá la frecuencia de aborto, sino más bien facilitará las oportunidades para su prevención.

Como ejemplo cercano tenemos el caso de Uruguay, donde se legalizó el aborto en el año 2012, siendo el primer país de Sudamérica y el segundo de Latinoamérica en hacerlo. Según el doctor Leonel Briozzo, quien era subsecretario del Ministerio de Salud Pública cuando el Parlamento aprobó la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo, Uruguay es ahora uno de los países con menos cantidad de abortos cada mil mujeres de entre 15 y 44 años. Esto es producto fundamental de la política de reducción de riesgo y daño, como también de la despenalización. Ha disminuido mucho el número de embarazos no deseados porque ha aumentado mucho la anticoncepción post aborto.

Asimismo, el aborto pasó de provocar el 37,5 por ciento de las muertes maternas en el período 2001 a 2005, a solo el 8,1 por ciento entre 2011 y 2015. Uruguay es ahora el segundo país de América, después de Canadá, en tener la menor tasa de muertes maternas.

También disminuyó la enfermedad materna grave vinculada, fundamentalmente, a que ya no existen o son muy infrecuentes las infecciones y hemorragias provocadas por el aborto clandestino.

Como una curiosidad auspiciosa, también disminuyó la mortalidad infantil y el doctor Briozzo dice que al haber menos niños huérfanos, producto de madres muertas por aborto, se mejora la salud infantil.

En resumen, el número de abortos se reducirá a través de la educación y el acceso a la anticoncepción efectiva. Criminalizar el aborto solo causa sufrimiento y muerte, particularmente en los países menos privilegiados y entre los sectores más marginados de la sociedad.

Basado en evidencia disponible y siguiendo la experiencia de otros países, la interrupción segura del embarazo es indudablemente uno de los medios que ayudará a reducir la cantidad de abortos y la morbimortalidad materna. Además, contribuirá a la diminución de la mortalidad infantil. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra Doris Noemí Lozadas, doctora, médica especialista en tocoginecología prenatal, jefa del área de Tocoginecología de la Maternidad Teresita Baigorria, de la provincia de San Luis.

SRA. LOZADAS Buenos días, señoras diputadas y señores diputados. Agradezco poder realizar este pequeño aporte desde una mirada médica, como tocoginecóloga dedicada hace 20 años a la ecografía prenatal.

Seguí con atención las reflexiones y argumentaciones referidas al inicio de la vida, con conocimiento científico probado de colegas médicos, biólogos, genetistas y demás personas dedicadas al arte de curar y sanar.

Sin dudas, comparto con ellos que cada vida humana es una vida única que transcurre sin saltos cualitativos, desde la fecundación hasta la muerte, siendo el básico y primero de los derechos el derecho a la vida.

También contemplé con alegría hasta las lágrimas que en esta Argentina, que merecemos distinta, solidaria y comunitaria, haya muchas personas que dedicaron y dedican su vida a ayudar al otro.

En este laberinto de ideas conceptos, abstracciones e imágenes, vislumbro tres actores principales en la trama social que hoy nos trajo hasta aquí.

En primer lugar, a nosotras, las mujeres que transitamos caminos de siglos, civilizaciones y que, a lo largo de la historia, nos abrimos paso con luchas desafiantes, empecinadas y perseverantes.



Hoy ocupamos en la sociedad lugares impensados para nuestras antecesoras que lucharon por los derechos a la educación, al trabajo, y demás derechos civiles y políticos.

La incursión en los diferentes ámbitos, ya sea en las universidades, la ciencia o la política, ha marcado un comienzo de cambio hacia una perspectiva de inserción definitiva en la vida social. Sin embargo, es verdad que hay muchas tareas pendientes al menos desde la perspectiva médica para lograr esa inserción definitiva y en paz. Me refiero al acceso a un cuidado cualitativo de la salud integral de la mujer y a un acceso eficiente a los centros de salud más cercanos. Debemos mejorar los programas de atención a las patologías oncológicas, como así también fortalecer las políticas de prevención y educación de enfermedades de transmisión sexual. Por último, y más importante en este contexto, es la consolidación de la educación para la prevención del embarazo inesperado, el cuidado del cuerpo y la sexualidad.

¿Estamos seguros de que antes habíamos logrado un cambio trascendente? La violencia hacia la mujer merece una reflexión más profunda ya que implica una subestimación y una sumisión física, psíquica y social. Creo que todas estamos de acuerdo en ese punto. Entonces, resulta contradictorio proponer el aborto como una solución para justificar la falla de las anteriores políticas de salud.

Para la mayoría de los que trabajamos ayudando a nacer, sabemos que esa práctica conlleva una violencia inusitada en el cuerpo y la psiquis de la mujer. Eso lo vieron en varios videos e imágenes proyectados en esta sala, como así también escucharon distintos testimonios sobre el síndrome post aborto.

Asimismo, es importante mencionar las complicaciones agudas y crónicas que se presentan al realizar un aborto, sea legal o ilegal. ¿Este es un beneficio para nuestras pacientes? ¿Somos conscientes de que la estamos transformando en ejecutora de una vida sin hacernos cargo como sociedad de lo que la llevó a esa situación? Nuevamente subestimamos a la mujer y la discriminamos al no poder ver toda su capacidad, voluntad, fortaleza, sabiduría, ternura, dignidad y lucha. Estos atributos los veo a diario en las mujeres que asisten a nuestros hospitales, y permítanme decir, especialmente en las más humildes.

Los segundos protagonistas son los médicos, mis colegas, actores y garantes generosos de la vida, con toda su limitada humanidad. Está claro que los médicos no somos dioses sino personas que intentamos mantener o mejorar la calidad de vida y asistir cuando la muerte es inevitable.

Tenemos en nuestras manos la vida de los pacientes. ¿Por qué debemos ser ejecutores de un inocente que no tiene voz? Dedicamos nuestro tiempo a estudiar al feto y controlar si está sano. A la vez, diagnosticamos las patologías pasibles e informamos para cuáles lamentablemente todavía no hay solución. ¿Por qué? Porque los médicos consideramos al feto como paciente.

Cuando estamos frente a una paciente embarazada, consideramos que se trata de dos pacientes, de dos personas. Aún no conozco una enfermedad en un niño adolescente o adulto cuyo tratamiento y solución sea la muerte. Para eso no estamos los médicos. Fuimos formados para salvar vidas.

El tercer y más silencioso protagonista es aquel ser humano aún no nacido, pero vivo y vital.

Una pregunta que escucho reiteradamente de boca de las madres en las consultas es: "¿Mi bebé está vivo? ¿Está bien? ¿Está sano?" Entonces, aquellos que trabajamos diariamente con esa madre y su pequeño hijo ser humano, nos sorprendemos al verlo titilar desde etapas tan tempranas como los 21 días de vida, midiendo solo 3 milímetros. Sentimos latir su corazón y vemos a su madre asombrada. Seguimos su desarrollo paso a paso sin interrupciones: el tubo neural al tiempo que empiezan a observarse como brotes los brazos y piernas, y los movimientos a tan solo ocho semanas. La cabeza es notoria, es más, casi del mismo tamaño del cuerpo. Las células se multiplican y especializan formando diferentes tejidos y órganos. Los movimientos son cada vez más frecuentes y cíclicos. Se distinguen los dedos, los pies y la columna. También vemos la separación de los hemisferios cerebrales, la nariz y los labios perfectamente perfilados. Así llegamos a las doce semanas, cuando mide 65 milímetros. Está sin saber cómo ni de qué manera llegó. Mantiene la temperatura constante, mientras la glucosa atraviesa la placenta de forma permanente y sin sobresaltos.

Aquellos que observamos diariamente los cambios, somos testigos de esa secreta y fascinante vida. Lo vemos y eso es lo incuestionable. Miles de médicos, pacientes, mujeres, hombres y niños, no podemos sino rendirnos ante esta certeza; no podemos negar lo que vemos. Negar lo evidente es engañarnos deliberadamente con un final casi siempre triste.

La vida de ese no nacido no le pertenece a la madre, al padre, al juez, al equipo médico o al Estado, sino exclusivamente a él mismo porque la vida es un bien otorgado, indisponible e irrenunciable.

Hagamos de la vida de cada argentino y argentina, incluida la de los no nacidos, una vida libre en la verdad, sin esclavitudes de poderes ni engaños. No se puede encontrar la paz evitando la vida. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la doctora Alejandra Iriarte, abogada feminista de la Universidad Nacional de Tucumán, diplomada en Mujeres y Derechos Humanos por la Universidad de Chile.

SRA. IRIARTE Obviamente no puedo hablar de aborto si no es desde mi experiencia personal, mediada por mis privilegios en tanto mujer bisexual, blanca, de clase media, tucumana y abogada.

En esta exposición plantearé algunos puntos que integran las largas discusiones sobre aborto que tuvimos en los encuentros de género celebrados por la organización Mujeres en Rebelión de los barrios Ramón Carillo y Villa Fátima, ambos de Villa Soldati, ubicados en la ciudad de Buenos Aires.

Es fundamental destacar que no solo abortamos las mujeres heterosexuales sino también las lesbianas, las masculinidades trans y las trans no binarias, identidades que queremos hacer presentes en este debate.

Por otro lado, nos preocupa que se excluyera de la discusión a los cuerpos con capacidad de gestar que no son mujeres heterosexuales, reproduciendo una lógica binaria y biologicista.

Conversando con las compañeras de Villa Soldati, concluimos que lo que une a las personas que abortamos es el silencio. Durante años no hablamos de nuestros abortos ni en las villas ni en los countries. No lo hacemos las mujeres heterocis ni los varones trans. Abortamos con más o menos riesgo, pero a escondidas por miedo al castigo real y al simbólico. Incluso me sigue costando decirlo entre mis amigas más cercanas y responder a la ginecóloga ante la pregunta de si tuve algún embarazo. Por ese proceder nos negaron el derecho a cuidarnos entre nosotras, acompañarnos y aconsejarnos.

¿Quién sabe más y mejor cómo abortar que una compañera, una amiga o una madre que ya lo hizo? Entendemos que el aborto es dramatizado por el estigma y el miedo a la sanción penal, social o familiar. Estos son estigmas propios de un esquema cultural valorativo capitalista y patriarcal, con una enorme influencia de la iglesia católica y sus valores morales. Por ello, esta discusión tiene mucho que ver con la necesidad de laicidad del Estado argentino.

La despenalización del aborto y el acceso al aborto legal no es cuestión de valores morales, ideas filosóficas o creencias religiosas. Es una deuda pendiente del Estado argentino en materia de salud pública, derechos humanos y justicia social.

Desde mi rol de abogada puedo afirmar, como lo hicieron varias expertas en sus exposiciones, que impedir el acceso al aborto voluntario mediante la penalización de un procedimiento médico que solo determinadas personas necesitamos, es una práctica discriminatoria que como tal viola la Constitución Nacional y los tratados de derechos humanos.

A pesar de que hace varios años vivo en Buenos Aires, donde me recibí de abogada, provengo de Tucumán. Allí, la posibilidad de la sanción penal es lo que traza una brecha entre quienes podemos abortar por fuera del sistema público de salud y quienes no. Estas últimas están expuestas al riesgo de ser perseguidas por el sistema penal.





La criminalización de Belén y los dos años que pasó presa son un claro ejemplo. El derecho penal sigue apareciendo como una herramienta para expresar y controlar los cuerpos gestantes.

Esta es la información que pudimos hacer pública en el libro "Jaque a la Reina", que escribimos junto a Soledad Deza y Mariana Álvarez. Entre los años 2003 y mediados de 2012, se radicaron un total de 282 denuncias por aborto en la Justicia tucumana. De acuerdo al régimen de punibilidad consagrado en nuestro derecho, no es punible, obviamente, el aborto natural o espontáneo. Sin embargo, en el período mencionado, veintidós mujeres fueron denunciadas por "aborto natural" y por "aborto espontáneo".

Frente a estos datos, con las compañeras de Soldati, con quienes trabajamos estos informes, nos preguntamos: ¿Qué es lo que se busca en estos casos? ¿Cuál es el fin de la norma? ¿Es señalar que en todos los casos lo que debe ser protegido es el embrión? ¿Aún en un caso de aborto espontáneo? ¿O lo que se busca es castigar a los cuerpos gestantes para disciplinarnos? Nos respondemos que esto es tan descabellado como si se castigara a una mujer por una peritonitis.

Sin embargo, luego recordamos que así de ridículo como parece, es exactamente lo que le pasó a una compañera de Soldati. Hace unos años, se negaron a tratarla en el Hospital Piñero cuando llegó con un cuadro de apendicitis. Los médicos decían que había abortado. La compañera tenía 14 años y no había tenido relaciones sexuales con ningún varón. A pesar de ello, le hicieron tacto vaginal y no le creyeron. Estaba menstruando y con fuertes dolores. Una mujer joven, de la villa, con hemorragias, ¿qué otra cosa podía hacer más que un aborto? Una vez más, los cuerpos son feminizados y considerados únicamente en su función reproductiva. Como tales, son perseguidos y estigmatizados.

El año pasado, en el mismo hospital, a Camila -la hija de una compañera- le negaron la atención al llegar con complicaciones por un aborto. Camila estuvo durante muchas horas esperando ser atendida. Estaba sola, tenía más de 40 grados de fiebre y fuertes hemorragias; no la atendieron.

Entonces, ¿cómo podemos tomar decisiones autónomas sobre nuestro cuerpo si por detrás están el Código Penal y el sistema de salud, amenazándonos con una sanción y con dejarnos morir? Incluso, diciéndonos que algunas pueden ser castigadas a raíz de un aborto espontáneo o de una peritonitis.

Por eso, es necesario dar un mensaje claro. Tenemos que dejar de cargar de valores morales a una práctica médica y a una decisión autónoma de las personas con capacidad de gestar. De lo contrario, este tipo de situaciones absurdas seguirán sucediendo a costa de la salud y la dignidad de las mujeres, las lesbianas y las masculinidades trans.

Hasta ahora, lo que nos salvó fue la organización en redes, la militancia diciendo que de aborto sí se habla, así como también la democratización de la información sobre aborto medicamentoso, que nos brindó la posibilidad de abortar por fuera del sistema médico hegemónico y de la amenaza de la sanción penal.

El misoprostol nos dio la posibilidad de abortar en nuestras casas, con nuestras amigas, fuera del círculo de la clandestinidad y del miedo.

En este contexto, celebramos esta discusión que pone al aborto en el centro de la escena pública y política. Pero no puede quedar en este intercambio de ideas, sino que el Congreso debe legislar de modo urgente en pos de garantizar el acceso al aborto legal, seguro y gratuito en todo el territorio nacional, así como el pleno disfrute de los derechos sexuales y reproductivos.

En este sentido, desde mi corazoncito tucumano, quiero señalar que es fundamental se dicte una ley de orden público, de aplicación obligatoria en todas las provincias, a través de la cual se garanticen los presupuestos mínimos de acceso al aborto seguro, de manera equitativa, a lo largo y ancho del país. Esto es fundamental a fin de garantizar el efectivo cumplimiento de los derechos humanos, que no pueden limitarse al cruzar la General Paz.

Por eso, si bien la organización de mujeres, lesbianas, travestis y trans salvan vidas y permiten el acceso al aborto seguro, necesitamos del marco jurídico que nos acompañe. Necesitamos vencer el miedo a la clandestinidad. Necesitamos que las posibilidades de Camila, en Soldati, de Belén, en Tucumán, y de los chicos trans que abortan, sean iguales a las mías, a las de mi mamá y a las de mi abuela.

Sabemos que la ley por sí sola no lo va a lograr, pero junto a la ley estará el movimiento feminista organizado para exigir que se respete y se cumpla. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra el doctor Ignacio Ezequiel Alterini, profesor de Derecho Civil y Derechos Reales, director ejecutivo de la Maestría en Derecho Civil de la Universidad Austral, coordinador del Código Civil y Comercial Comentado de la editorial La Ley.

SR. ALTERINI Buenos días, señor Presidente, señoras y señores diputados, señoras y señores.

Ante todo, les agradezco la invitación a participar de este ciclo de reuniones sobre un tema de suma gravitación, como lo es -en última instancia- el del derecho a la vida.

No debe dudarse que el plexo normativo constitucional y convencional que rige en la República Argentina protege a la persona humana desde su concepción, o sea, desde la fecundación del óvulo por el espermatozoide.

El primer apartado del artículo 4° de la Convención Americana de Derechos Humanos es contundente cuando impone el deber de proteger a la vida humana "en general, a partir del momento de la concepción".

También debe ponderarse el muchas veces ignorado quinto apartado del artículo 4° de esa Convención que, con la mirada puesta en aquellos Estados que prevén la pena de muerte, dispone que ella no puede aplicarse "a las mujeres en estado de gravidez". El fundamento de esa prohibición es obvio: si se le aplicara la pena de muerte a la mujer embarazada, también se condenaría a otra persona: la persona humana por nacer.

Por otra parte, el artículo 1° de la Convención sobre los Derechos del Niño dice que se "entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad", y el artículo 6° de dicho ordenamiento reconoce "que todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida".

Ahora bien, ¿desde cuándo se es "niño"? La respuesta puede hallarse en el Preámbulo de esa Convención cuando indica que el niño precisa protección "tanto antes como después del nacimiento", o sea que se es "niño" incluso durante la gestación.

Repárese en que el artículo 75, inciso 22, de la Constitución Nacional establece que tanto la Convención Americana de Derechos Humanos como la Convención sobre los Derechos del Nino tienen jerarquía constitucional; pero ese rango normativo lo alcanzan en las condiciones de su vigencia.

Las condiciones de vigencia de la Convención sobre los Derechos del Niño fueron explicitadas por la ley 23.849, que en lo pertinente, regló: "Con relación al artículo 1° de la Convención sobre los Derechos del Niño, la República Argentina declara que el mismo debe interpretarse en el sentido que se entiende por niño todo ser humano desde el momento de su concepción y hasta los 18 años de edad".

En cuanto al texto de la Ley Fundamental, debe tenerse especialmente presente el artículo 75, inciso 23, en virtud del cual le corresponde al Congreso "dictar un régimen de seguridad social especial e integral en protección del niño en situación de desamparo, desde el embarazo hasta la finalización del período de enseñanza elemental, y de la madre durante el embarazo y el tiempo de lactancia". De allí que sea inequívoco que el Congreso de la Nación tiene el deber inexcusable de tutelar a las dos vidas humanas durante el embarazo.

En razón de esas consideraciones, si se decidiera sancionar un proyecto que aprobara la denominada interrupción voluntaria del embarazo, u otro que también desconociera la existencia de la persona humana desde la concepción, tales iniciativas no superarían los test de constitucionalidad y de convencionalidad.

Quienes defienden 1a postura del llamado aborto libre suelen señalar que las mujeres tienen derecho a decidir sobre su propio cuerpo; en otras palabras, sostienen que la persona humana por nacer es parte integrante del cuerpo de la mujer gestante.

Ello no es así, ante todo, en virtud de un dato biológico, científicamente acreditado: la persona por nacer tiene un ADN distinto al de sus progenitores. Sin perjuicio de esta innegable evidencia, la interpretación que postula que la persona por nacer no es más que una parte del cuerpo de la mujer gestante encuentra otro valladar en el Derecho Civil.

En la doctrina civilista se piensa que hay partes del cuerpo humano que se vuelven cosas y cosas que devienen en partes del cuerpo humano, como por ejemplo en un marcapasos. Ahora bien: ¿cuáles son las pautas esenciales para que un objeto se transforme en parte del cuerpo humano? La respuesta, mutatis mutandis, debe encontrarse en el artículo 226 del Código Civil y Comercial, que regula a los inmuebles por accesión física. Es sabido que la cosa mueble forma un todo con el inmueble en tanto se halle físicamente adherida a él y siempre que tal adherencia lo sea con carácter perdurable.







Aunque se afirmara que el niño por nacer estaría adherido al cuerpo de la mujer gestante, nunca podría aceptarse que tal adhesión tuviera una vocación de perdurar en el tiempo, sino que -muy por el contrario- esa unión está destinada fatalmente a concluirse en la oportunidad del nacimiento de la persona humana.

Creemos que no es cuestionable la naturaleza de persona humana del embrión, tal como lo declaró la Academia Nacional de Medicina el 22 de marzo del presente año. Sin embargo, si se desconociera ese dato científico y se dudara acerca de la naturaleza del embrión, una recta hermenéutica debería concluir que allí hay una persona humana, en virtud del principio general del derecho consistente en la "conservación de las situaciones jurídicas".

Una manifestación de ese principio se encuentra en el artículo 1.066 del Código Civil y Comercial, que dice: "Si hay duda sobre la eficacia del contrato, o de alguna de sus cláusulas, debe interpretarse en el sentido de darles efecto".

Esa norma nos despierta una reflexión, que expresamos a través del siguiente interrogante: ¿un contrato merece más protección jurídica que la vida humana? La contestación negativa se impone.

En el debate sobre el derecho al aborto se suele invocar la terrible situación de vulnerabilidad que experimentan ciertas mujeres, ante presiones sociales, familiares, económicas y de otro tipo dirigidas a la interrupción del embarazo.

Es evidente que el Estado nacional debe articular políticas públicas tendientes a resguardar a esas mujeres, pero corresponde preguntarse si tal situación de vulnerabilidad puede erigirse en causa legítima para terminar con la vida de otro.

El derecho desde siempre tute1ó al débil jurídico. Así, en el ámbito de una obligación se está en favor de la liberación del deudor; en una relación laboral, se está en favor del trabajador; en el derecho del consumo, rige el principio in dubio pro consumidor, en el derecho penal, se aplica la ley más favorable al reo.

¿Qué debe resolver el derecho cuando se enfrenta a una situación en la cual se presentan dos personas con debilidad jurídica? ¿Debe optar por alguna de ellas?

Pensamos que la respuesta solo puede ser una: el derecho debe proteger a los dos débiles jurídicos; en el caso que nos convoca, debe resguardar a la vida; o sea a las dos vidas: la del niño por nacer y la de la mujer gestante. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la señora Claudia Castro, militante feminista, integrante de La Fulana, ONG Lesbianas y Bisexuales.

SRA. CASTRO Señor presidente: quisiera tomarme un momento antes de comenzar para agradecer la invitación de las diputadas Silvia Horne y Araceli Ferreyra, por acompañar siempre todos los proyectos de La Fulana y de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans; una vez más nos dan esta oportunidad para acercar a todos los debates todas las voces.

En especial, quiero agradecer a Ornella Infante, una gran referente trans y valiosa asesora de esta casa, quien se contactó conmigo y debería ser la primera trabajadora trans con planta permanente en el Congreso de la Nación... (aplausos) ...para poder contribuir con este gesto a los siglos de marginación y exclusión que han sufrido las personas trans.

Casi como un calco en la historia, algunos grupos minoritarios y alejadísimos de la realidad han instalado que si se aprueba la "ley de interrupción voluntaria del embarazo" todes, todas y todos vamos a salir corriendo abortar, como si se tratara de algo que las personas con capacidad de gestar hiciéramos por gusto o por placer.

En un mundo desigual para las mujeres y personas con capacidad de gestar, decir que nos da placer abortar es no dar cuenta de que el aborto es una cuestión de clase. Quienes abortamos lo hacemos de forma clandestina, y las mujeres empobrecidas además son obligadas a hacerlo de manera insegura y con graves consecuencias.

Quisieron instalar algo similar en los debates de matrimonio igualitario en esta misma casa, hace ocho años. Decían entre muchas y alocadas ideas que todas y todos iban a ser "condenados a la diversidad", que se acabaría así la humanidad y que nadie tendría hijos e hijas y entonces acabaríamos con la "raza humana" (textual).

De tantas cosas que se dijeron para confundir la realidad, solo quedó la verdad. Y la verdad es que la Argentina se convirtió en uno de los países que resguarda derechos para todas las familias que así lo desean y la dignidad de ser quien una es y no otra, como diría una gran activista trans, Claudia Pía Baudracco, y desde su fuerza me impulso para decir con certeza: "No acabamos con el mundo por amar", solo generamos más resguardos legales importantes y valiosos para cada familia.

Abortar en la Argentina y en el mundo es una práctica que realizamos a diario mujeres y cuerpos que tenemos la capacidad de gestar.

Este momento histórico nos da el lugar para la comprensión de que hay un movimiento que pone el cuerpo cada día desde los barrios, las comunidades, desde los pocos, poquísimos lugares de resistencia, espacios que resguardan la salud integral para enfrentar los avatares de lo que significa para la vida de una persona que puede gestar, no querer hacerlo si lo considera necesario o riesgoso para su vida.

Muchas de las que hablamos sobre aborto somos en su gran mayoría sobrevivientes, y no en sentido figurado; somos sobrevivientes de cientos de historias que terminaron bien. Decimos bien y solo "bien" si no te desangraste en la camilla de una biblioteca que se usaba como quirófano en una casa cualquiera, si no tuviste una intolerancia al tipo de anestesia que utilizan, si no ocurrió nada grave después de hacerse un aborto en condiciones pésimas de higiene y sin ningún tipo de asepsia, sin ningún tipo de seguridad, sin nadie cerca tuyo que te dé la tranquilidad de que todo está bien, sin tener en estas intervenciones la certeza de que quien lo realiza sea una persona que sabe lo que hace y que sabe cómo reaccionar en caso de emergencia. Y al salir de esta situación casi inconsciente, porque los efectos de la anestesia todavía persisten, solo escuchás entre sueños que si sangrás en unas horas tenés que ir a un hospital, que hagas reposo.

Si a pesar de todo, estamos acá, dando lo mejor de cada una de nosotras y aportando realidades tangibles, es simplemente porque eso somos: sobrevivientes. Sobrevivientes de los abortos clandestinos, porque la clandestinidad a la que somos arrojadas es insana. Los abortos clandestinos son violentos en su mayoría, porque en medio de las anestesias también te abusan, también te violan, porque no es un problema de las mujeres y los cuerpos que pueden gestar, esta clandestinidad es producto de la desidia de una Estado ausente que no comprende que este es un problema de salud pública al que deberíamos ingresar por los motivos que cada persona considere necesario.

En un mundo donde las relaciones de poder sobre nuestros cuerpos no nos dejan espacio para decidir sobre el uso de diferentes métodos anticonceptivos, donde la vasectomía es casi nula y no hay ni siquiera campañas de concientización para ellos, además ejercen su poder negándose al uso del preservativo, por motivos o excusas demás conocidas y sumamente machistas.

En medio de esto asumimos que si la sociedad, la Iglesia, la doble moral y el Estado insisten en decidir sobre nuestros cuerpos construyen desde ese pedestal patriarcal las asimetrías y las opresiones que se ven traducidas finalmente en estadísticas alarmantes, que no hacen más que acrecentarse cada día.

Las cifras son abrumadoras, mientras la mala prensa y la desinformación cada día nos despierta con frases que no tienen ninguna razón de ser

Desde nuestro espacio que en septiembre cumple 20 años de lucha, hemos construido, al calor de muchas historias y relatos, un "Observatorio de Violencia entre y hacia lesbianas y mujeres bisexuales" un observatorio que crece tristemente cada día donde muchas de las denuncias son de lesbianas y mujeres bisexuales sometidas a violaciones correctivas.

Violaciones correctivas, que en su gran mayoría transcurren en el núcleo familiar más cercano: padres, hermanos, tíos. Violaciones autorizadas, legítimas, intrafamilia y aprobadas como un secreto a voces. Violaciones que producen embarazos. Muchas logran llegar a un espacio donde hacerse un aborto clandestino que les quite el castigo de sentirse atraídas por otra mujer y después de eso solo resta escapar, de la familia principalmente.

Estos hechos no se denuncian, se silencian y se tapan bajo el régimen heteronormativo donde nuestras decisiones no interesan. Y de eso se trata, las mujeres y los cuerpos que pueden gestar tenemos derecho a la máxima autonomía posible. Si no hay autonomía para decidir sobre el propio cuerpo no garantizamos la lucha contra el patriarcado y no habrá nunca igualdad real.

Para poder hablar de aborto legal, seguro y gratuito en el hospital y en cualquier lugar urgente que el misoprostol sea de producción pública y garantizar su acceso gratuito.

Hablar de aborto es hablar de salud pública, de justicia social y de derechos humanos, de igualdad de derechos y oportunidades. Es una deuda pendiente que tiene el mundo con las mujeres y los cuerpos que tienen capacidad de gestar.

¡Ninguna mujer presa ni muerta por abortar! ¡Basta de criminalizar nuestros cuerpos y decisiones! "Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir". (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra el doctor Marcelo Riera, médico especialista, docente de la Universidad Nacional de San Luis, ex jefe de epidemiología y ex ministro de Salud de San Luis.

SR. RIERA Señor presidente: gracias a los señores diputados por permitir este espacio de expresión para escuchar todas y cada una de las voces.

Estar a favor de las dos vidas no forma parte de una simple expresión, es la convicción de una mirada crítica de la realidad no anteponiendo lo urgente sobre lo importante y teniendo siempre presente el trato responsable, prudente y, sobre todo, basado en evidencia científica de calidad en defensa de las dos vidas.

Considero que no debería estar en discusión de qué lado está la verdad absoluta, si son verdes o rojos, unos u otros. Tampoco considero que este debate deba zanjar las diferencias, sino todo los contrario; responsablemente tenemos la obligación, y bajo esa premisa debemos colocar sobre la mesa la realidad de nuestro sistema sanitario, de la doctrina del proceso decisorio.

Es necesario pensar en 24 jurisdicciones, sus problemáticas, sus idiosincrasias, su realidad actual y factibilidad a corto, mediano y largo plazo para afrontar, con recursos genuinos, esta como tantas otras problemáticas vinculantes al proceso salud-enfermedad. Si no, sumaremos operativamente un problema más a un sistema que en general no posee capacidad de respuesta con la inmediatez pretendida aun a largo plazo.

Es aquí donde debemos preguntarnos cuál es el plan y, cuando hablo de plan, me continúo preguntando cuál es la planificación sanitaria, no pensando en el 2019 sino en los próximos 10 años, cuál o cuáles son las estrategias, que, articuladamente, se encuentran bajo consenso federal y con el mayor de los criterios que garanticen la salud de nuestro pueblo.

Hemos discutido en los últimos años y sigo preguntándome qué pretendemos fortalecer, qué enfermedad o enfermedades resignaremos para dar paso a otra. Esta es la encrucijada que estamos debatiendo y le colocamos el sello de salud pública por ser solo un problema de salud.

Nos vivimos comparando mirando al norte, entendiendo que esa es la salud anhelada. Miramos a nuestros vecinos y pensamos que si a ellos les fue bien a nosotros seguramente nos ocurrirá lo mismo, pero cuán poco miramos hacia adentro. Aquí es donde algunas comparaciones con otros Estados no aportan, sino que lo hacen muy poco, ya que sus indicadores, planes e inversión en materia de salud son completamente distintos y difieren de los planteos sanitarios actuales de política sanitaria en nuestro país.

El aborto en nuestro país es un problema más, pero no es el principal problema sanitario, y esto debe estar claro a la hora de decidir. No debe negarse como tal, pero es necesario cuantificar su verdadera magnitud con indicadores fidedignos que permitan un adecuado y prudente análisis para un correcto proceso decisorio, estableciendo prioridades y una efectiva asignación de recursos, no solo económicos -mirando el gasto corriente- sino el de capital, donde la infraestructura hospitalaria, los insumos, medicamentos, equipamiento y tecnología sanitaria deben permitir sosteniblemente reducir la morbimortalidad de aquel evento sanitario que hoy la mayoría de ellos son no trasmisibles y se encuentran dentro de las primeras diez causas de muerte evitables en nuestro medio.

Colocando el evento aborto en el centro, debemos tener muy claro el binomio madre-hijo y no la elección de uno; es el binomio el que la salud pública cuida, protege y asiste.

Debemos conocer que las interrupciones voluntarias de embarazo en esos Estados que observamos se registran, y son un indicador directo para evaluar los procesos y el impacto de las políticas de salud trazadas en materia de planes de anticoncepción, educación sexual integral y de calidad de salud materna y salud neonatal.

Es por ello que aunar esfuerzos no debilita a ninguna de las partes. Para evitar una muerte es prioritario abordar cada uno de los puntos antes señalados a través de estrategias que garanticen la accesibilidad de la totalidad de nuestra población objetivo.

Pretendo a continuación resumir un simple análisis de morbimortalidad materna. Según referencias del Ministerio de Salud de la Nación de egresos hospitalarios en el anuario de 2013 para cifras del año 2012 se habla de 47.879 abortos. Luego de la sanción de la ley 25.673 en 2003, por la que se crea el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, en el año 2005, comparado con el número anterior, teníamos 1.228.072 egresos hospitalarios, de los cuales el 6 por ciento respondían a abortos. Si comparamos las cifras enteras, 71.076 en 2005 contra 47.879 en 2012, nos preguntamos ¿a qué se debió esa reducción del 35 por ciento? Un dato no menor es justamente el evento de esta reducción del 35 por ciento por la inclusión de 1.900.000 mujeres dentro del programa.

Debemos comprender que los programas y/o servicios de anticoncepción, planificación familiar, infraestructura sanitaria adecuada, tecnología en salud, insumos y medicamentos como recurso asistencial calificado y capacitado con formación continua y acreditada, es la estrategia para garantizar la salud materna y neonatal que permitan a mujeres y a parejas en el mundo elegir y tener el número de hijos que desea.

América latina tiene el 66 por ciento de un total de mujeres en edad entre 15 y 49 años que desean evitar un embarazo. Son 114 millones, de las cuales 21 por ciento (24 millones) no tienen acceso a métodos anticonceptivos. Pero, simple y sencillamente, el 47 por ciento de las mujeres y el 43 por ciento de los nacidos sólo acceden a una atención no solo libre, gratuita, sino de seguridad.

Entonces, del gasto, que muchas veces se malinterpreta, debemos entender que por un solo dólar de inversión adicional a estos programas, lo que estamos haciendo es reduciendo en 4 dólares el costo en los impactos de salud materna y neonatal en Latinoamérica y el Caribe

Mientras los gobiernos y las agencias internacionales trabajan con el fin de cumplir con sus propósitos para lograr los objetivos de desarrollo sostenible en 2030, debemos tener en cuenta la necesidad de otorgar una mayor atención e inversión en cada uno de los conceptos vertidos.

Estas inversiones ahorran dinero; tienen enormes beneficios para las mujeres, las familias y la sociedad, y son pilares del desarrollo sostenible. Es por ello que la única rentabilidad que tiene la salud es estrictamente social y no económica.

Goethe decía "Trata a alguien como es y seguirá siendo lo que es, trátalo como puede ser y se convertirá en lo que está llamado a ser". (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la licenciada Paula Forteza, diputada de Francia y politóloga.

SRA. FORTEZA Estimados miembros de la Cámara de Diputados, estimados especialistas: les agradezco primero la oportunidad de poder venir a compartir con ustedes la experiencia del caso francés.

Soy diputada francesa de padres argentinos y he volado hoy especialmente para venir a compartir algunos argumentos con ustedes.







Comenzaré con la cita de un personaje clave de la historia del derecho de las mujeres en Francia, Simone Veil, quien dijo: "Me gustaría primero compartir con ustedes la convicción de una mujer: ninguna mujer recurre con alegría al aborto. Basta con escuchar a las mujeres. El aborto es y será siempre un drama. No podemos mantener los ojos cerrados ante los 300.000 abortos que cada año mutilan a las mujeres de este país, pisotean nuestras leyes y humillan o traumatizan a aquellas que tienen que recurrir a ellos".

A través de estas palabras Simone Veil, ministra de Salud y hoy símbolo de la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, presentó al Parlamento francés el proyecto de ley a partir del cual en 1975 se legalizó el aborto por razones no médicas. Fue un momento histórico y un punto de inflexión para la sociedad francesa, abriéndose así el debate sobre el lugar de la mujer y la responsabilidad del Estado en términos de salud sexual y reproductiva.

Citando nuevamente a Simone Veil, ella señaló que aquel proyecto de ley buscaba: "poner fin a una situación de desorden e injusticia para proponer una solución apropiada y humana a uno de los problemas más difíciles de nuestros tiempos". Estoy convencida de que estos motivos mantienen toda su fuerza y vigencia, tanto en la Argentina como en todos los países donde el aborto por razones no médicas sigue siendo ilegal.

Llegamos a un punto en que los poderes públicos no pueden cerrar los ojos ante un problema que existe y es de toda la sociedad. El Estado no puede evadir su responsabilidad en materia de salud habiendo aproximadamente 450.000 mujeres que abortan anualmente en la Argentina. El Congreso tampoco puede sostener una legislación represiva condenando a esas mujeres no solo a la estigmatización, la vergüenza y la soledad, sino también a la angustia de los juicios legales.

El objetivo del proyecto de ley de Simone Veil acerca de la despenalización del aborto en Francia, no era promoverlo sino frenar las muertes derivadas de prácticas clandestinas. No era cuestión de destruir los valores sino de abrir los ojos ante una realidad, garantizando a las mujeres el derecho a disponer de su cuerpo y atacando frontalmente un problema de salud pública. Nunca tenemos que olvidar que aunque sea ilegal, todos los días hay mujeres arriesgando su vida en clínicas clandestinas. Tampoco debemos olvidar que no todas las mujeres tienen los mismos recursos ni las mismas oportunidades.

Como representantes del pueblo, tenemos la obligación de garantizar los mismos derechos para todos los ciudadanos.

Ciertamente Francia, luego de 43 años de haber legalizado el aborto, no es un país sin valores, sin respeto o sin familias. Es un país donde las mujeres tienen derecho a decidir contando con todo el apoyo del servicio de la salud pública para enfrentar semejante decisión de manera responsable, informada, segura y libre. En Francia ya no fallecen las mujeres por abortar en la clandestinidad.

La legalización del aborto tampoco coincidió con una explosión de dicha práctica. Esto demuestra que el aborto siempre será una medida excepcional y no un método contraceptivo más.

En los años siguientes a la legalización, la cifra pasó de 300.000 abortos clandestinos anuales a 250.000 abortos legales y seguros; llegando actualmente a cerca de 220.000 abortos anuales. Es decir que no aumentó el número de abortos ni se banalizaron, como se dijo esta mañana, sino que los abortos clandestinos y peligrosos se reemplazaron por abortos legales y seguros.

Francia actualmente tiene la mayor tasa de fertilidad y la demografía más dinámica de Europa, con aproximadamente dos hijos por mujer y una política profamilia activa. A partir del tercer hijo, se reducen los impuestos, como así también los costos de transporte. A la vez, hay guarderías para que las mujeres puedan tener una familia numerosa. Con lo expuesto, apunto a que se puede tener una política proaborto y profamilia al mismo tiempo.

Francia permitió la llegada de más de 200 mujeres a la Asamblea Nacional, y hoy se compromete a llevar al mundo la promoción de la igualdad de género. Sin embargo, queda mucho por hacer. Son muchos los derechos que falta conquistar a las mujeres de Francia, la Argentina y el mundo en general.

Actualmente la Argentina tiene la posibilidad de escribir otra página de la democracia y afianzar la prioridad de la salud de la mujer y su derecho a decidir. La Argentina tiene la posibilidad de hacer historia e inspirar a otros países de América latina para seguir el camino de la igualdad de género y la protección de las mujeres.

Compartiré algunas particularidades del dispositivo francés que pueden ser de interés al momento de escribirse una ley en la Argentina. En primer lugar, en Francia dejó de usarse el término "aborto" para comenzar a adoptarse el término "interrupción voluntaria de embarazo", "l'interruption volontaire de grossesse". Esto es muy importante porque al usar palabras neutras desapasionamos el debate, lo desideologizamos y desestigmatizamos a las mujeres que toman esa decisión.

En segundo término, la implementación del derecho fue progresiva. La ley comenzó a aplicarse experimentalmente durante cinco años, es decir que se fueron testeando los diferentes mecanismos para ver el nivel de aceptación de la sociedad. El Estado año tras año brindó la subvención completa, prolongándose el plazo de recurrencia al embarazo de 10 a 12 semanas. Además, autorizó la venta libre de la píldora del día después, etcétera. Estos pasos se dieron de manera progresiva y sería interesante implementarlos en el caso argentino.

El tercer punto es que la implementación se realizó de manera protectora. Al mismo tiempo de desestigmatizar a las mujeres, se las disuade brindándoles información necesaria para tomar la decisión responsablemente.

En el caso francés, las menores pueden recurrir al aborto sin autorización de los padres. La ley también establece el derecho al anonimato y el Estado subvenciona el ciento por ciento del costo. Se trata de un dispositivo protector y disuasivo a la vez porque hay varias consultas obligatorias antes de llegar a esa decisión, entre ellas las entrevistas psicosociales. A partir de dicha información, las mujeres tienen tiempo para reflexionar y así tomar una decisión informada.

Finalmente, confirmo que este cuadro es reproducido y aceptado por la mayoría de los países europeos que tratan el tema de manera similiar. Solo quedan pocos países fuera de esta legislación, como Polonia y Malta.

Reitero que en Francia la aceptación es muy grande, habiendo un 75 por ciento de la población a favor de la legislación. Del resto, solamente el 6 por ciento quiere reducir el derecho solamente a los casos mortales y el 19 por ciento busca cambios marginales al dispositivo. O sea que después de estos años de implementar la política, vemos la aceptación de toda la sociedad.

Por último, me referiré al misoprostol, tema en debate en estos últimos días. En Francia no se prohibió esa droga sino una de sus variantes, el cytotec, concebida inicialmente para tratar úlceras de estómago. Su utilización fue derivada a los abortos pero no fue diseñada para tal fin. Esta droga comenzó a administrarse vía vaginal en lugar de oral -para cuyo fin fue concebida- con dosis más altas que las que deben ser dispensadas con objetivos ginecológicos.

La droga prohibida es el cytotec y no el misoprostol, permitiéndose su dispensa con dosis más reducidas para objetivos ginecológicos específicamente.

Agradezco mucho que me hayan escuchado y espero que los debates sean fructuosos. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra la doctora Cecilia Otero, médica psiquiatra y psicoterapeuta, directora médica de Excelencia en Salud Mental -Ex.Sa.Men-.



Sra. Otero.- Es un gusto poder compartir con ustedes este espacio. Lo bueno de estar en la recta final del debate es que han quedado claras algunas cosas, muchas de las cuales ya no son un tema de debate. Redondearé algunos de esos temas para poder ir al punto que quiero enfatizar.

En primer lugar, todos sabemos, ya que veo que nadie lo debate, que la vida inicia en el momento de la concepción. Al principio, hasta esto era un tema de debate.

En segundo término, el aborto no interrumpe el embarazo por un tiempo y luego continúa, sino que corta de manera definitiva el desarrollo de esa vida. Se hace, justamente, con esa intención: que no haya vuelta atrás.

En tercer lugar, también quedó claro que desde la formación del cigoto es un ser vivo o embrión. Asimismo, dicho embrión tiene identidad genética propia. No es el cuerpo de la madre, sino que es independiente. No es un conglomerado de células, sino un ser vivo, organizado y programado para el desarrollo de todo un nuevo individuo.

Otra cosa que quedó clara y muy bien graficada es que la Argentina adhirió y adhiere a los tratados internacionales, como el Pacto de Ginebra y la Asamblea General de las Naciones Unidas, en donde el embrión es llamado "niño". También adherimos al Pacto de San José de Costa Rica, que dice que toda persona tiene derecho a que se le respete su vida y aclara que esto es desde el momento de la concepción. Por último, no podemos dejar de mencionar el Código Civil Argentino, que dice la existencia de las personas comienza desde el momento de la concepción en el seno materno.

A esta altura del debate, también quedó claro que existe algo que se llama "síndrome post aborto". Figura en el Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales, el DSM 5. Lo podemos encontrar como un trastorno por estrés post traumático causado por el aborto.

Sabemos, y quedó claro, que luego de un aborto hay aumento de incidencia de depresión y ansiedad, de la tasa de suicidios, del consumo de sustancias medicamentosas -como los antidepresivos y los ansiolíticos- y del consumo de alcohol.

Es verdad que no todas las mujeres lo presentan con la misma intensidad. Esto se da acorde a la genética, a las condiciones ambientales previas y actuales, culturales y sociales de la mujer que haya practicado el aborto.

Por otra parte, sabemos que no todos los casos están documentados. Están las mujeres sintomáticas desde el momento del aborto que nunca concurrieron a un centro asistencial en busca de ayuda y, por lo tanto, no quedan documentadas. Asimismo, está el caso de las mujeres sintomáticas que acudieron en busca de ayuda profesional pero no se interpretó, como causa de sus padecimientos, un aborto ocurrido en el pasado.

Existe un diálogo bioquímico que se establece entre la madre y el embrión desde el momento de la concepción, tal vez a nivel molecular, que, entre otras cosas, contribuye a regular la dinámica evolutiva por la trompa de falopio y llegar a implantarse en el momento preciso. Esto habla de una interacción precoz entre la madre y el embrión desde el momento de la concepción.

Por otra parte, hay una conciencia biológica en las mujeres. Esta es la causa por la cual muchas mujeres que han abortado, aún con consentimiento y sin grandes presiones, llegado el momento de la fecha que tendría que haber ocurrido el parto, algo pasa en ellas, algo se modifica en ellas. Esto podría ser esa conciencia biológica: una impronta, una huella, algo guardado en su genética, algo que quedó. Nunca más volvieron a ser las mismas cuando se tocan estos temas. ¿Será la causa por la cual muchas huyen al silencio? En mi experiencia profesional, y fundamentalmente en estos días, noté que hay mujeres que no quieren hablar del tema. Huyen de los sitios donde se debate, se levantan y se van. Es algo intolerante para ellas. No le han contado esto a nadie en su vida.

Yo viví una experiencia a nivel familiar cuando vivía con mis hermanos en mi casa de la infancia. En su momento me pregunté para qué estábamos viviéndola sino para contarla en un momento como este. Me referiré al síndrome del sobreviviente.

Cuando éramos pequeños, mi mamá se despertaba de madrugada gritando y llorando. Con mis hermanos corríamos a la habitación y la despertábamos para preguntarle qué pasaba. No sucedía todas las noches, pero era recurrente. Mi mamá consulta en ese momento con un médico de cabecera, un alergista, y la deriva a un psicoanalista. Entonces, comienza una terapia. Después de un tiempo, descubren que mi mamá soñaba que se ahogaba. De hecho, nunca había aprendido a nadar. El doctor le sugirió que consultara con su madre, porque seguramente la habían querido abortar. "¡Cómo le voy a preguntar a mi mamá eso! ¡A esta altura de la vida!", respondió mi mamá. De todas maneras, se lo preguntó en busca de una solución a su pesar. Mi abuela -que en paz descanse porque falleció el año pasado con 99 años y seis meses- le contó que efectivamente había tratado de abortarla porque, su momento, no tenía los medios económicos y tenía algunos problemas matrimoniales con mi abuelo. Al enterarse de eso, mi mamá solucionó su problema. Hoy puede nadar y nunca más tuvo una pesadilla. Este es el síndrome del sobreviviente y muchas mujeres lo tienen.

Construyamos una Argentina diferente. No neguemos realidades, ni quitemos los valores que quedan en nuestro país. Todos los días escuchamos en los medios a los que dirigen el país, diciendo: "Queremos una Argentina y debemos construir una distinta, diferente". ¿Por qué no construimos una Argentina que nos haga conocidos en el mundo por tener un modelo de país que defiende la vida como el principal de los derechos? Una Argentina que trabajó, que tomó el camino difícil, el largo, porque el facilista es despenalizar el aborto.

¿Por qué no trabajamos por ser conocidos en el mundo como un país que disminuyó la tasa de abortos por mejorar la Ley de Educación Sexual, las leyes de adopción y por trabajar unidos, de manera mancomunadas? Me refiero a todos, religiosos y no religiosos, porque esto no es un tema que tiene que ver con la religión, sino con los argentinos, los ciudadanos. Esto tiene que ver con el cuidado, el acompañamiento y sostén de aquellas mujeres vulnerables con embarazos no deseados. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra Sandra Hoyos, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, docente y educadora popular en ESI.

SRA. HOYOS En primer lugar, quiero agradecer a todas las mujeres que hicimos posible que se entienda que cuando hablamos de aborto, hablamos de nuestros derechos y nuestras vidas.

También quiero mencionar que vivo en el segundo cordón del conurbano, donde también abortamos.

Aquí se ha expresado que la ilegalidad y, por ende, la clandestinidad del aborto afectan a las que menos tienen. En ese sentido, es necesario mencionar que el conurbano bonaerense, un territorio compuesto por 24 partidos, tiene la mayor población del país, con un 40 por ciento de la población pobre, y la mitad son mujeres.

A lo largo de las diferentes exposiciones, se argumentó de forma contundente a favor del derecho al aborto con aportes de la salud, del derecho y con estadísticas de reconocimiento y validez nacional e internacional. Expusieron personas que, en pleno ejercicio de su autonomía religiosa, dejaron en claro que en este tema no deben intervenir cuestiones dogmáticas ni valores religiosos. Se remarcó la importancia del acceso a la educación sexual integral y su inmediata implementación como ley a nivel nacional, como también la importancia del acceso y promoción de la salud sexual y reproductiva.

Por este recinto se expresaron especialistas y profesionales comprometidos, que trajeron datos y cifras oficiales, sin golpes bajos y con la convicción de argumentar a favor del derecho al aborto de todas las personas gestantes y contra el aborto ilegal y clandestino.





Se expusieron las consecuencias de la penalización del aborto. Se pudo conocer cómo ello se traduce en estigmatización social, en falta de accesibilidad al sistema de salud de los sectores más empobrecidos y de las regiones alejadas de los centros urbanos, las muertes por abortos clandestinos, las gestaciones no deseadas producto de violaciones, el abandono de proyectos propios por un embarazo no deseado.

Por otra parte, quienes se expresaron en contra del proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo insistieron sistemáticamente en demostrar el comienzo de la vida, cuando ello claramente no está en discusión porque ya existe en nuestro Código Penal la interrupción de una gestación de forma legal. Se expusieron de forma provocativa imágenes de fetos despedazados, se insiste en mencionar las falsas patologías que provoca un aborto.

Muchos de esos aportes demostraron que no son relevantes al tema que nos ocupa. En estas reuniones informativas, donde en nuestro caso se brindan los argumentos de por qué es necesario legalizar y despenalizar el aborto, uno de los principios básicos para la existencia de políticas públicas es que un tema se trasforme en una cuestión social. No cualquier tema se trasforma en una cuestión de política pública; para ello debe cumplir con determinados requisitos.

Una cuestión social es tomada por la ciudadanía en general por los impactos que provoca en la población y si esta cuestión tiene consecuencias negativas, si es entendida como una problemática en general, diferentes sectores sociales intervienen dando un tipo de respuesta o solución. Sin embargo, una cuestión social tiene grandes dimensiones, es decir que además de la intervención de la sociedad civil organizada, hay una responsabilidad estatal para dar respuestas y brindar soluciones. Estas respuestas son acciones concretas y entre las herramientas que tiene el Estado está la implementación de políticas públicas, por ejemplo, a partir de legislar.

En nuestro caso, la lucha por la legalidad del aborto lleva más de 30 años en nuestro país y pasa a ser una cuestión social porque afecta a la población y en forma directa a las personas que nacemos con capacidad de gestar y a todas las personas que somos construidas subjetivamente para la maternidad, aprendiendo estrategias para transitar un aborto en la clandestinidad, en el señalamiento, en la culpa o en la obligación de gestar.

Para que hoy estemos acá exigiendo esa legislación, la práctica del aborto debió romper con la penalización social, con la hipocresía, con los mandatos del instinto maternal, con el no deseo de gestar en un momento determinado o nunca. Estamos acá para que exista una ley que nos permita abortar legalmente, porque esta ley puede trasformar las políticas públicas, porque puede permitir que se fortalezca el acceso a la salud y a la educación sexual integral.

La aprobación de esta ley va a colaborar con la promoción de la autonomía de las mujeres. Podrán pensarse en otros proyectos de vida, además del maternal; se ampliarán los espacios en la esfera pública a los que podremos acceder.

El tema del aborto pasó a ser la cuestión del derecho al aborto. Las feministas nos ocupamos de problematizar esa cuestión, de repensar las consecuencias en nuestra autonomía y en nuestras decisiones, en los impactos a la salud en términos integrantes, en la inequidad y en la injusticia del sistema de salud que garantiza aborto sin riesgo a quienes pueden pagarlo.

La problematización del acceso al aborto trajo consigo estrategias, propuestas, construcciones políticas y organizadas desde el feminismo y en relación con los más diversos actores de la sociedad de todo el país.

Este gran tejido brindó y brinda respuestas concretas bajo el lema "educación sexual para decidir y anticonceptivos para no abortar". Un claro ejemplo de esto es el proyecto de ley elaborado de forma federal y colectiva durante casi dos años a partir de la realización de foros en diferentes puntos en todo el país. Estas redes que exceden a la campaña garantizan y acompañan el acceso a la información para un aborto seguro en la clandestinidad y en el acompañamiento para que se cumplan con los abortos no punibles.

Existen numerosos espacios conformados en red, con docentes, profesionales de la salud, trabajadores sociales, abogados y abogadas, psicólogos, educadores populares, centros comunitarios, miles de personas organizadas para acompañar y visibilizar esta demanda que se instaló socialmente porque pudo romper con el ámbito de lo privado.

La ilegalidad del aborto es una cuestión que ha logrado legitimidad social y está presente en los diferentes medios de comunicación, radiales, gráficos y televisivos, es una cuestión presente en los ámbitos educativos de todos los niveles, se realizan charlas, debates en las escuelas, en las plazas, en los barrios; se autoconvocan acciones en todo el país por el aborto legal.

Desde el inicio de estas reuniones informativas, en este recinto las repercusiones son incontables y se multiplican a diario. Se realizan acciones masivas. Basta solo mencionar las que se realizaron en las últimas semanas en Rosario, Tucumán, Santa Fe, Salta, Chaco, Bahía Blanca, Jujuy, Capital Federal, La Plata, Necochea, Miramar, San Pedro, Ushuaia, San Juan, Mar del Plata, Córdoba, la Pampa, y en muchísimas localidades del conurbano bonaerense: Moreno, La Matanza, Pilar, Lujan, Vicente López, Merlo, Morón, José C. Paz, Ituzaingó, San Martín y Tigre.

Se realizan también a diario declaraciones de colectivos de comunicadores, actrices, fotógrafos, trabajadores estatales, desde universidades, es decir, la sociedad argentina se está expresando; las organizaciones de todo el país estamos presentes. El Estado debe dar respuesta a un tema que tiene gran aceptación y legitimidad social porque incumbe de forma directa a la mitad de la población, tiene sustento teórico, basado en estudios de diferentes disciplinas. En la legislación, lo avalan las convenciones y organismos internacionales.

Legalizar y despenalizar el aborto en nuestro país es justicia, es promover nuestros derechos a tener una vida digna, con proyectos, con autonomía sobre nuestros cuerpos y decisiones, porque lo hemos dicho hasta el hartazgo, abortamos cotidianamente, ahora una de nosotras está abortando en la clandestinidad, ahora una de nosotros está pariendo sin haberlo deseado. Tenemos derecho a decidir, pero no en la clandestinidad, queremos aborto legal ya. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra el doctor Mario Turzi, de Defensoría de la Vida Humana.

SR. TURZI Señor presidente: soy abogado por la Universidad de Buenos Aires. Ejerzo mi profesión en forma ininterrumpida desde hace 44 años. Soy profesor universitario y desde 2005 integro la Defensoría de la Vida Humana, una organización no confesional que trabaja por el pleno reconocimiento de los derechos humanos de las personas por nacer. Somos abogados de las personas por nacer.

En nombre de esta agrupación, agradezco la posibilidad de dirigirme a los señores diputados y en esta intervención me propongo explicar las raíces supremacistas y eliminacionistas de los proyectos en debate.

Para la ciencia jurídica, la vida humana y su protección legal se inician con la concepción, tal como se ha sostenido reiteradamente en este recinto. Respecto de este tema, tanto el derecho interno como el internacional no inventaron nada sino que se limitan a seguir lo que la biología afirma y el laboratorio comprueba. Aunque pareciera inútil discutir la evidencia que el microscopio demuestra existen algunas opiniones disidentes, pero estas pocas disidencias en su mayoría están inspiradas por criterios puramente mercantilistas. Colegas abogados han alegado en simposios internacionales sobre el eventual derecho a patentar un embrión humano genéticamente modificado, como si se tratara de una propiedad industrial o de una cosa en el comercio.

Toda opinión es respetable, pero negar el hecho científico es instalarse en el campo de la superstición y este Congreso no debiera dar cobijo a las supersticiones.

En el pasado el derecho presumía que la vida humana se iniciaba en la concepción, aunque, a diferencia de hoy, no podía comprobarlo. La Asamblea de 1813 declaró la libertad de vientres en nuestro suelo porque los asambleístas intuían que aquello que la esclava estaba gestando era un niño por nacer, una persona humana y, por lo tanto, un sujeto de derecho que merecía el amparo del Estado contra quienes se proclamaban propietarios de esa vida. Una ardua discusión similar se había mantenido desde fines del siglo XV contra quienes sostenían que los integrantes de pueblos originarios americanos no eran seres humanos y que por lo tanto podían ser objeto de explotación comercial.

Se escuchó decir en este recinto que "Existirá un niño por nacer a partir del momento que una mujer lo decida". Obsérvese el estremecedor parecido de esta expresión con los argumentos de los sureños norteamericanos que resistían la abolición de la esclavitud y que un siglo y medio atrás alegaban: "Existirá un negro libre cuando su amo lo libere". Estamos trayendo al debate argumentos neoesclavistas inaceptables.



Los estadounidenses debieron atravesar una cruenta guerra civil para conformar una nación cuyo pacto social se excluyera definitivamente a la esclavitud. De todos modos, pasó otro siglo hasta que Martin Luther King encabezara el movimiento que instaló la igualdad de los derechos civiles como una cuestión fundamental en la lucha por los derechos humanos.

Otro momento histórico de similar significación universal fue protagonizado por el presidente del Uruguay, doctor Tabaré Vázquez, hombre de ciencia y médico oncólogo, que con su célebre veto proclamó ante el mundo que la vulneración de los derechos a la vida de la persona por nacer es una cuestión central en la defensa de los derechos humanos. A partir de entonces, nadie pudo desconocer que el derecho a la vida del niño o niña por nacer es y seguirá siendo un objetivo primordial en defensa de los derechos humanos.

Al igual que el doctor Tabaré Vázquez, los médicos argentinos se expresaron mayoritariamente en contra de la eliminación de niños en gestación. Esta posición no obedece solamente a una objeción de conciencia, sino a una razón mucho, pero mucho, más poderosa: los médicos se niegan a ser cómplices de la violación de los derechos humanos de las personas por nacer.

Los proyectos de ley en debate pretenden que el Estado haga caso omiso a los derechos esenciales de niños y niñas por nacer, exigiendo un enfoque exclusivo en la voluntad de la madre. Por lo tanto, desde el punto de vista estrictamente jurídico, estos proyectos son de naturaleza supremacista y "eliminacionista", encontrando su inspiración en el pensamiento maltusiano y en el darwinismo social.

Son supremacistas porque conceden superioridad excluyente a la voluntad de la madre por encima del derecho a la vida de la persona por nacer. A su vez, son "eliminacionistas" porque para las personas por nacer no deseadas, no hay otra solución más que la eliminación. La respuesta para ellos es: "serás eliminado".

Ante un conflicto en el que las partes en pugna esgrimen derechos de similar rango, el Estado no puede resignar su rol ni su deber de árbitro entre ambos derechos. Mucho menos puede abandonar la vida de una parte a la voluntad de la otra.

Si contemplamos la propuesta de los proyectos en debate y admitimos como principio jurídico la coexistencia de personas disponibles y de personas que puedan disponer de vida humana, abriremos las puertas al reconocimiento irrestricto del derecho del más fuerte sobre el más débil, retrocediendo hasta 1813.

El modelo de Estado en el que la parte fuerte pueda solucionar un conflicto eliminando a la parte débil no representa la nación que los argentinos acordamos mantener en nuestra Constitución.

La discusión generada a partir de los distintos proyectos de ley es intensa y por momentos irreconciliable. Esto ocurre porque pretenden introducir en nuestra legislación principios supremacistas y "eliminacionistas" rechazados expresamente en las bases constitucionales fundacionales. Por lo tanto, se trata de propuestas inconstitucionales.

Nuestra tradición jurídica siempre defendió al más débil del abuso del más fuerte. Prueba de ello es la reciente aprobación de la figura delictual del femicidio como agravante del homicidio, precisamente para dar una vez más la señal de que el Estado protege al más débil del conflicto y castiga al delincuente con mayor sanción. Entonces, ¿vamos a tirar por la borda esa secular tradición de protección al más débil que recientemente acabamos de reiterar?

Finalmente, para los casos de aborto actualmente previstos en el Código Penal proponemos la incorporación del concepto de sobrevida. Cuando gracias a los avances tecnológicos de la neonatología existen posibilidades concretas de sobrevida desde los estadios más tempranos de la evolución humana, y frente a la necesidad de practicar un aborto actualmente contemplado en la normativa penal como no punible, nos preguntamos: ¿por qué hay que proceder a la eliminación de la persona por nacer cuando tiene posibilidades concretas de sobrevida mediante los medios asistidos que aporta la medicina? El Estado falta a su deber esencial cuando omite proveer esos medios y cuando a ese niño o niña por nacer, con innegable derecho a vivir, le responde: "serás eliminado". Eso debe cambiarse.

Concluyo diciendo que es indiscutible que la criminalización del aborto como política pública disuasiva está en crisis, porque mientras siga quedando aislada de otros complementos indispensables, no dará respuesta a la multiplicidad de problemas que se presentan. Igualmente es indiscutible que aceptar el aborto como método anticonceptivo de última instancia y admitir la eliminación sistemática del colectivo vulnerable que conforman las personas por nacer no deseadas, con intervención de la maquinaria de salud del Estado, no es una alternativa.

Cuando todas las soluciones son malas, se debe optar por el mal menor, nunca por el mal mayor. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra el señor Diego Watkins, militante de ATTTA, Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina, e integrante de la Federación LGBT.

SR. WATKINS Soy Diego, militante de ATTTA, Asociación de Travestis, Transexuales y Transgénero de Argentina.

En primer término, quiero agradecer este espacio a la compañera y diputada Silvia Horne, a la diputada Araceli Ferreyra, y a las compañeras Ornella Infante y Analía Mas.

Estoy acá para contarles que soy un pibe trans. Al momento de mi nacimiento, se me asignó el género femenino por tener una vagina entra las piernas, pero toda mi vida fui construyendo mi identidad a través de mis necesidades, sueños y expresiones.

Al empezar la adolescencia, sentía como una obligación que en el futuro debía tener un hijo, dos o tres, porque para la sociedad era mujer y ser madre era el rol apropiado, aunque yo no lo deseara.

A los 17 años empecé la construcción de mi identidad de género como un chico trans. Para la mirada propia, familiar y social, lo que antes era un destino biológico, ahora parecía quedar fuera de mis posibilidades vitales. Me refiero, muy especialmente, a la posibilidad de gestar.

En el proceso de transitar el género que elegí, me encontré condicionado por los innumerables mandatos sociales sobre lo que debe ser un hombre. Tuve que cuestionar todo eso que se me negaba porque tengo útero, ovarios y vagina, que sí deseo conservar.

Durante mucho tiempo se instaló la frase: "nací en un cuerpo equivocado". En mi caso esto implicaba tener un falo, mutilar mi vagina, extirparme las tetas y eliminar todo rastro de lo que se considera femenino. Pero no era mi cuerpo el equivocado, sino la sociedad que educa desde los estereotipos biológicos cis-sexistas, utilizando todos sus dispositivos, entre ellos, las grandes industrias de la belleza y la medicalización obligada.

Las empresas farmacológicas solo buscan que sigamos consumiendo y explotarnos a su antojo. Los cuerpos que están fuera de la norma quedan inexorablemente condenados a la estigmatización, la discriminación, la violencia y el exterminio.

La misma sociedad que niega nuestra identidad masculina por tener vagina, torna invisibles nuestras posibilidades reproductivas y no reproductivas. Puede ser que los hombres queramos gestar. Asimismo, tal vez los hombres trans necesitemos abortar.

Históricamente la heterosexualidad se presume obligatoria. Por lo tanto, resulta ilógico, inexplicable y hasta prohibido que haya hombres que puedan quedar embarazados y, en algunos casos, requerir la interrupción de esos embarazos.

Muchos de nosotros somos víctimas de las llamadas violaciones correctivas, perpetradas por el patriarcado a través de los hijos sanos para regresamos a lo que se considera "normal". Algunos sectores sociales, religiosos, políticos y económicos, entienden que tener un cuerpo percibido como femenino no solo implica la maternidad obligatoria. También ocurre que el adoctrinamiento cisheteroclerical pretende normar los modos correctos de vivir nuestra sexualidad, a quién amar y de qué forma.

Al igual que las mujeres cis, los pibes trans morimos por abortar en espacios clandestinos e inseguros. Pero en nuestro caso la inseguridad es doble por la marginación de clase a la que nos condenaron históricamente.

Durante mucho tiempo la invisibilidad de nuestra identidad nos empujó a un lugar sin representación ni voz. Recién en 2012, con la aprobación de la ley de identidad de género, el Estado argentino reconoció nuestra existencia. Por esa razón todavía no contamos con estadísticas oficiales sobre embarazos y abortos de varones trans.

La situación se agrava si tenemos en cuenta que, a pesar de las leyes promulgadas, nos sigue resultando muy difícil recibir la atención integral que necesitamos. Faltan establecimientos y personal capacitado para realizar las cirugías y los tratamientos de hormonización.

Muchas veces la "patologización" y criminalización nos empujaron a realizarnos nosotros mismos prácticas de modificación corporal o también a automedicarnos.

Desde 2006 nuestro país cuenta con una ley de educación sexual integral de avanzada. Sin embargo, a lo largo de mi escolaridad, las dos únicas experiencias que tuve en educación sexual fueron dadas por una empresa de cosméticos y cuidado de bebés. Primero nos dividieron entre mujeres y varones.





Durante las dos clases, a las mujeres nos explicaron y nos brindaron toallitas "femeninas", y a los pibes les contaron acerca del desarrollo en la pubertad y del uso del preservativo. Con lo cual, muchas personas quedamos afuera.

Prohibirnos o negarnos la visibilidad de decir lo que nos pasa, o de contar nuestras experiencias, también es reproducir y contribuir con la opresión patriarcal que pretende decirnos qué debemos hacer con nuestros cuerpos.

El movimiento de mujeres, los diversos feminismos y el movimiento de la diversidad sexual colaboran y están unidos por una política estratégica. Todas nuestras luchas son contra la misma opresión: la del patriarcado hétero-cis-clerical.

Por eso, los pibes trans también estamos acá para exigirles que se sancione una ley que garantice el derecho al aborto legal, seguro y gratuito para todos, todas y todes. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tiene la palabra Fernando Secin, jefe de Servicio del Hospital Mater Dei.

SR. SECIN No soy jefe de Servicio del Hospital Mater Dei.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Disculpe, doctor. Si lo desea, puede aclarar cuál es su cargo.

SR. SECIN No hace falta. Aclaro que no soy jefe para que no se enojen en el hospital.

En primer lugar, agradezco la oportunidad y la posibilidad de estar aquí.

En los próximos siete minutos trataré de contarles los motivos por los cuales nuestro sistema sanitario no está en condiciones de soportar la legalidad del aborto.

¡Qué calamidad el aborto! Cuarenta millones de abortos en los Estados Unidos. Con esa cantidad, podríamos haber hecho una Argentina nueva. Afortunadamente, la mortalidad es baja; ronda un 55 por ciento sobre más de 10.400 mujeres muertas en edad reproductiva. Esto representa la causa número cuarenta de todas las causas de muerte en este grupo etario, que va de los 15 a los 49 años.

Cuando hablamos de aborto -esto ya se ha repetido hasta el hartazgo-, hay muchas causas de muerte y el aborto ilegal es solamente una de ellas. Esto lo vemos también cuando nos concentramos exclusivamente en la muerte de las mujeres embarazadas, donde claramente el aborto está bien por detrás de otras causas de muerte, como la hipertensión, sangrado, sepsis puerperal, diabetes y la desnutrición, todas cuestiones que la Salud Pública puede prevenir. Lo ha reconocido claramente el Ministerio de Salud: el aborto no es la principal causa de muerte materna.

Si bien las cifras que circulan no son reales, por un instante les daremos el beneficio de la duda. Claramente, si tomamos esos 500.000 abortos y los multiplicamos por el valor de una caja de oxaprost, en el lapso de un año, el Ministerio de Salud tendrá que desembolsar aproximadamente 1.500.000 de pesos, lo que equivale a 75.000.000 de dólares.

Si nuevamente tomamos la cifra de 500.000 abortos, recordemos que cuando se utiliza el misoprostol, hay que hacer, por lo menos, una ecografía de control dentro de los primeros diez días ya que existe el riesgo de encontrar restos del feto muerto. Es decir, habría que hacer 500.000 ecografías.

Hace no mucho quise hacer un trabajo de campo, en el Partido de Escobar, realizando ecografías para la detección temprana de cáncer de riñón. El problema que tuve que fue no había ecógrafos en ninguno de los distintos barrios y acá estamos hablando de realizar 500.000 ecografías.

Si tomamos la población general, entre el 0,5 y el 2 por ciento de la población de mujeres tiene problemas de coagulación. ¿Qué significa esto? Que usted la pincha, o le hace cualquier intervención, y esa persona sangra por demás. Toda esa gente termina internada en un hospital.

Tomemos el uno por ciento de la población, que significan 5.000 casos de internación por sangrados excesivos. Lo que dice el prospecto del misoprostol es que existe riesgo de sangrado para una de cada 1.000 mujeres. Estamos hablando de 500 internaciones por sangrados excesivos.

La incidencia de placenta previa es otra contraindicación para el uso del misoprostol, que maneja más o menos los mismos valores. Es decir, hasta acá tenemos, por lo menos, 7.000 causas potenciales de internación de mujeres que quieran abortar.

Lo más destacado es lo que dijo el secretario de Salud de la Ciudad de Rosario. El 30 por ciento de las mujeres que opta por una interrupción del embarazo, terminan internadas. Esto implica aproximadamente 150.000 internaciones. Y si tomamos en consideración que en el Hospital Garrahan se realizan 13.000 cirugías al año, necesitaríamos entre diez y doce hospitales Garrahan para atender todas estas complicaciones.

Otra cuestión que la ley aborda es que este tema hay que resolverlo dentro de los cinco días, sabiendo que las cirugías oncológicas en nuestros hospitales tienen una demora que va de tres a seis meses.

Esto está confirmado por un reconocido y experto médico abortista que ha perforado úteros y ha tenido que sacar muchos de ellos por complicaciones con abortos. Entonces, ¿dónde vamos a internar a todas estas mujeres?

Por otra parte, algo importante a destacar es que la ley no pone plazos para abortar cuando la mujer tiene un riesgo para su salud física, psíquica o social. Esto puede ser desde una depresión, hasta un abandono de su pareja. Sin embargo, la medicina sabe que después de las 24 semanas, uno pone al bebé en una unidad de neonatología y lo salva. A las 30 semanas, el niño ya está pataleando en la panza.

Díganme y explíquenme cómo van a hacer para matar a estos bebés de 30 semanas. ¿Qué van a hacer? ¿Van a realizar un parto, poner al bebé en una bandeja y dejar que se muera allí, hasta que pare de respirar? ¡Por favor!

Otra cosa que se está diciendo es que esto es gratuito. Aclaro que gratuito no significa "no arancelado". Son dos cosas totalmente distintas. Esto es algo que vamos a tener que pagar entre todos. ¿Cómo? ¿Aumentando los impuestos, las cuotas de las obras sociales, el valor de las prepagas? ¿Le van a volver a meter la mano en el bolsillo a los jubilados, a los docentes, a los policías, a los médicos, para pagar esta barbarie?

Sepamos que la Argentina -esto lo dice el Banco Mundial- fue el país de la región que más redujo el gasto en Salud, en un 42 por ciento respecto del producto bruto interno.

Cuando en Salud el presupuesto es acotado, nos guste o no, tenemos que atender las prioridades. Es decir, el otro 95.5 por ciento de causas de muerte materna en edad fértil.

Aprendamos de nuestros vecinos uruguayos. Ellos vieron un 27 por ciento en la incidencia de abortos. De manera que en los próximos cuatro años, aumentará dramáticamente el número de abortos y de todos estos problemas; ni hablar cuando vengan los juicios de mala praxis.

Para la ley argentina, el único que puede recetar medicamentos es el médico. Entonces, ¿qué vamos a hacer? ¿Ejercicio ilegal de la medicina? ¿De dónde vamos a sacar médicos que vayan a los barrios pobres a distribuir esta medicación?

Sabemos que la realidad es muy distinta. En nuestros hospitales hay largos tiempos de espera para una consulta. No tenemos historias clínicas. Tenemos trastornos por problemas de higiene y falta de médicos. Hace poco escuchábamos a una médica que, pobrecita, como residente tuvo que atender un aborto. Esto es una injusticia total. Un médico residente es un especialista en formación, no un especialista para atender problemas delicados. Faltan insumos y tenemos las guardias desbordadas. No tenemos sangre para trasfundir. Hay malos salarios y violencia en los hospitales. Las guardias son inseguras. Los médicos están desbordados.

Tenemos una oportunidad para cambiar, esto es muy claro. El aborto es una tragedia, también es muy claro. La oportunidad de cambio debe ser para mejorar. Tenemos que tener ideas superadoras, que apoyen a las madres que sufren, las contengan, les ofrezcan acceso universal a los servicios de salud materna y faciliten la adopción.

En la Argentina no nos merecemos tener este estado de situación. Con el aborto no gana nadie: ni los bebés muertos, ni las madres destruidas, ni las familias arruinadas. Para los médicos, el aborto es un fracaso de la medicina argentina y de nuestra sociedad.

Señores diputados: de ustedes depende. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Hará uso de la palabra nuestra última expositora de esta primera parte de la jornada del día de hoy. Les solicito a todos los expositores que permanezcan aquí para responder las preguntas de los señores diputados.

Tiene la palabra Jimena Néspolo, doctora en Letras, investigadora del CONICET y escritora.

SRA. NÉSPOLO También soy madre de cuatro hijos. Nunca aborté y recibí una educación cristiana, apostólica y romana. Por lo tanto, para llegar hasta aquí y hablar a favor de la despenalización del aborto y de la necesidad de una ley que ampare la decisión de las mujeres que sí deciden abortar, he tenido que deconstruir mi formación.



Mi madre y mis tías me han ayudado a andar y desandar ese camino. Ellas sí abortaron (hace más de cuarenta años, cuando la sociedad, y la clase media en particular, era mucho o más hipócrita que ahora). Sé por ellas que no es una experiencia feliz, que no es fácil para una mujer cargar luego con esa decisión, y mucho menos lo es si se la asume desde la ilegalidad, la clandestinidad, y mucho menos lo es si se lo asume desde la moral judeocristiana que beatifica a la mujer en tanto sea un útero mudo y sacrificial ante el buen Dios.

¿Dije acaso "buen Dios"? ¿Acaso pronuncié la palabra "rey" o "soberano"? Sí. Pero como no vivimos en una monarquía que ampare bajo excusa "divina" los privilegios que unos pocos pretendan arrogarse, es preciso que interpelemos los modos, decires y acciones de los gobernantes y funcionarios, y para eso quizás estoy acá, para recordarles que es tarea del Estado democrático bregar por el bien común. Porque si hemos de aceptar risueñamente que un líder político afirme, por ejemplo, que -cito-: "A toda mujer le gusta que le digan: '¡Qué lindo culo tenés!'"; tendremos aceptar también que cualquier mujer le responda, por ejemplo: "A todo hombre le gusta que le digan: '¡Qué lindo pelotudo que sos!'".

Vivimos en una sociedad que exponencia y multiplica la violencia sexista en todos los ámbitos: sociales, laborales e incluso institucionales. Esto no es nuevo. Lo que es nuevo es que las mujeres ya no están dispuestas a soportar este estado de cosas.

La revista Sur realizó en 1971 una encuesta entre mujeres trabajadoras e intelectuales y las preguntas siguen siendo absolutamente actuales: "Por el hecho de ser mujer, ¿ha tenido impedimentos en su carrera? ¿Ha tenido que luchar? ¿Contra qué y contra quiénes? ¿Cree que las leyes que rigen el control de la natalidad y el aborto deben estar en manos de la Iglesia y de los hombres que gobiernan o bien de las mujeres que, a pesar de ser las protagonistas del problema, no han tenido ni voz ni voto en algo que les concierne vitalmente?".

Casi cincuenta años pasaron y las preguntas -formuladas desde una revista-faro en Latinoamérica y Europa, en el mundo, una revista dirigida por una mujer: Victoria Ocampo- siguen, son acaso, más vigentes que nunca. No hemos crecido como sociedad. Todo lo contrario, las diferencias e injusticias sociales se han exponenciado y el cuerpo de la mujer se ha convertido en el barómetro que revela el clivaje atroz que asume esta etapa final del neoliberalismo.

A la productividad del cuerpo vivo de la mujer -en tanto usina reproductora de fuerza de trabajo- se adiciona ahora la explotación pecuniaria de su cuerpo muerto. Solo hace falta preguntarse quiénes se benefician con las muertes de las activistas territoriales y las activistas ambientalistas, con las víctimas de los narco-carteles, con la construcción mediática de los "casos" de femicidio.

Miles de mujeres mueren a diario en abortos clandestinos o víctimas de violencia de género aquí, y en tantos otros países del planeta, sin que los Estados lleguen a calibrar la gravedad del problema.

No tenemos una dirigencia política que esté a la altura de las circunstancias. El cinismo, la falta de información y, lo que es más grave, de imaginación, los convierte en meras marionetas del capital.

El presente debate en torno del proyecto sobre el régimen de interrupción voluntaria del embarazo, y la necesidad de una política educativa y preventiva que lo acompañe, deben ser analizados en un escenario de creciente malestar frente al abandono por parte del Estado de acciones que trabajen contra la violencia de género y frente al aumento inequívoco de la violencia hacia la mujer y hacia los más desprotegidos.

Si es verdad que este debate no es más que el necesario corolario de una historia de desposesiones y disciplinamientos a la que la mujer fue sometida para que la ciencia médica moderna y el higienismo androcéntrico del capitalismo pudieran erigirse, no es menos cierto que cantidad de miles y miles de mujeres en la calle están dispuestas a no retroceder en sus reclamos e incluso dar unos cuantos pasos más adelante para revertir la situación.

Es que como viene señalando la historiografía feminista, desde hace décadas el modelo androcéntrico de una economía y de una sociedad basada en la superioridad del "hombre blanco" supone el uso y la explotación de la mujer, de los recursos naturales y de la gente extranjera en términos de expoliación. En un sistema donde la vida está subordinada a la producción de ganancias, la acumulación de fuerza de trabajo solo puede lograrse con el máximo de violencia para que la violencia misma se transforme en la fuerza más productiva.

Desde una perspectiva global, esta parece ser la explicación más efectiva para comprender el rebrote de la violencia de género en contextos donde prima, sin embargo, un discurso modernizador en términos de liberación sexual y consumo.

El reciente fallo, por ejemplo, de la Corte española que absolvió a los victimarios de una violación colectiva perpetrada en Pamplona -cito por no citar miles de casos que se viven en otros países donde incluso las especialistas hablan de una cultura de la violación-, es un mero ejemplo de cómo los Estados minimizan el problema estructural de estas sociedades sostenidas por un sistema de alianzas patriarcales que sellan, a través del cuerpo de la mujer -asumido básicamente como despojo o, en el mejor de los casos, como mercancía-, la reproducción de un sistema de valores que gira en torno al dios dinero.

Yo, como miles de mujeres, estoy acá para decir no; para decir basta.

Ustedes tienen la gran responsabilidad histórica de empezar a revertir esta situación, devolviendo a la mujer la potestad sobre su cuerpo, y robusteciendo el sistema de salud y de educación pública.

Ojalá estén a la altura de las circunstancias. (Aplausos.)

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Quiero agradecer a todos los expositores la jornada de esta mañana.

Han sido muy interesantes y muy útiles para cada uno de los diputados que han estado presentes y para los que han seguido el debate por las vías digitales de comunicación.

Voy a empezar a dar lectura de las preguntas de los diputados y diputadas. Van a tener dos minutos para responder cada una de ellas.

En primer lugar, tengo una pregunta de la diputada Karina Banfi para María Elena Critto.

Dice así: "Usted presentó en su exposición una escala de mortalidad materna donde aparece al final de la tabla el 0,4 por ciento por aborto. ¿Cómo explica en su análisis de datos el factor de la clandestinidad? ¿Cómo cree usted que está medida la causa de la clandestinidad en los datos oficiales que presentó?"

SRA. CRITTO En la Argentina se registran todas las causas de muerte. Es decir, para los médicos o para la policía toda muerte tiene una responsabilidad profesional.

Ya sean clandestinos o no clandestinos son 282 muertes en el año 2016, esto es el total de muertes maternas. Si hubiera una muerta materna clandestina va a estar registrada aquí. Las que están registradas como embarazo terminado en aborto son en total 43, de éstas, 12 muertes son embarazos terminados en aborto por embarazo ectópico, por anormalidades, por abortos espontáneos, por lo cual no los podemos considerar como un aborto clandestino. Las que no están especificadas, que son tres códigos, donde está el intento fallido de aborto, donde también está el aborto legal, cualquiera de estos que no están especificados podría estar entrando en aborto legal hoy también, porque el aborto sea legal o ilegal es un riesgo, es aumentar un riesgo, el riesgo para la vida y el riesgo para la salud física y mental de la mujer.

En ese sentido, las clandestinas o no clandestinas están registradas, toda muerte en la Argentina está registrada. De hecho, esos datos están calificados por los organismos internacionales con una muy buena calificación del registro. No solo por su asignación en los códigos, sino también como completos, es decir no creo en la posibilidad de que los médicos estén mintiendo o lo que sea, pero igualmente, si estuvieran mintiendo o tuvieran miedo de incriminar a las mujeres, estas muertes entrarían en estas 282 muertes y, como les dije, las muertes de embarazo terminado en aborto son en total 43.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tengo una pregunta para la doctora Estrella Perramon de la diputada Marcela Campagnoli.



Dice así: "Siendo, como usted dijo, que Keila tenía como único antecedente una ILE. ¿La causa de su muerte sería a raíz del misoprostol?"

SRA. PERROMÓN Agradeciendo la pregunta, debo decir que no. Planteé que el único antecedente personal de esa joven era la interrupción legal del embarazo llevada a cabo con misoprostol.

Más allá de que hubo una investigación realizada durante un año y medio tratando de criminalizar el aborto, no se pudo arribar a esa conclusión en la causa. Por un lado, luego de realizarse dos cirugías se comprobó que en el aspecto ginecológico estaba en muy buen estado. A su vez, en relación con el aborto, se demostró que se habían cumplido los protocolos. Pero no se investigaron las causas de muerte. Todavía esperemos una evaluación toxicológica y de la médula ósea. En 2015 pedimos la necropsia, pero todavía no nos respondieron dónde están esas pruebas y cuándo se evaluarán. Sí hay una condena, pero la investigación todavía no está finalizada.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Hay una pregunta para el doctor Alterini, pero me informan que se retiró.

Pasamos a una pregunta para el doctor Riera de la diputada Donda Pérez.

Dice así: "Según su opinión el aborto es un delito y habla de la violencia que implica legalizar esta práctica. Dijo que luego vamos a pedir la legalización de la pedofilia o la zoofilia. Y pregunto: Dada su posición, solo a fines de entender desde qué valores nos habló: ¿está vigente la restricción perimetral que le impuso la Justicia ante las denuncias por violencia de parte su ex mujer? ¿Cuál es la suerte de la causa de amenazas?"

SR. RIERA Creo que se confundió.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Doctor, si es una cuestión personal, puede no responder.

SR. RIERA Creo que la diputada se confundió de expositor porque no hablé de la pedofilia ni de la zoofilia.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Una pregunta para Candelaria Botto de parte de la diputada Terada. Dice: "Solicito que informe y brinde las fuentes de cada uno de los datos citados en su exposición. En caso de tratarse de datos oficiales, quisiera saber de qué organismo los obtuvo".

SRA. BOTTO Sí, todos los datos.

Los correspondientes a abuso sexual en la infancia son tomados de la campaña oficial 2016 "Rompé el silencio" realizada por UNICEF junto con el Ministerio de Derechos Humanos y Justicia de la Nación.

El dato de la cantidad de abortos es el promedio entre las estimaciones del trabajo realizado por las demógrafas Edith Pantelides y Silvia Mario, a pedido del Ministerio de Salud de la Nación. Por ende, es una fuente oficial.

Las cifras relativas al mercado laboral surgen de la Encuesta Permanente de Hogares realizada por el INDEC correspondiente al tercer trimestre de 2017, y de datos provenientes la Organización Internacional del Trabajo de 2015.

El dato sobre la muerte individual materna fue brindado por el Ministerio de Salud de la Nación.

No creo haber usado ningún otro dato. Todas las fuentes son oficiales y los invito a chequear los datos en nuestra página "Economía Feminista".

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Hay una pregunta para la licenciada Duarte de Massot de la diputada Cecilia Moreau.

Dice así: "Usted habló de la sintomatología post aborto, entre algunos datos que expuso. ¿Podría decirnos cuántas mujeres que se realizaron abortos se incluyeron en el muestreo, entre qué edades, condición familiar y socieconómica, además del tiempo transcurrido entre la fecha del aborto del muestreo? ¿Dónde y quiénes realizaron el estudio que arrojó los datos expuestos?"

SRA. DUARTE DE MASSOT Aclaro que no soy licenciada sino médica. No quiero usar otro título.

Se trata de una recopilación de estudios realizados por la doctora Coleman y de datos publicados a en el British Journal of Psychiatry en 2011. Los demás datos bibliográficos están en manos de algunos diputados a quienes hoy envié todo el material.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Ciertamente hay varias copias de la exposición de la doctora a disposición de todos los diputados en la secretaría de la comisión.

Una pregunta para el doctor Secin de parte de la diputada Austin. Dice así: "Usted habló de números y costos especulativos. ¿Sabe acaso cuál es el costo para el sistema de salud de las 50.000 internaciones derivadas de complicaciones de abortos clandestinos en la actualidad? ¿Realizó cálculos basados en el costo de la clandestinidad? ¿No sabe que la provisión de misoprostol por licitación pública es de menos de un dólar? ¿Ha leído las referencias de la OMS sobre abortos inseguros y sus consecuencias? ¿Qué opinión le merece?"

SR. SECIN Déjeme anotar porque me parece que son varias preguntas en una.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Voy a leerlas de a una. La primera dice: "Usted habló de números y costos especulativos. ¿Sabe acaso cuál es el costo para el sistema de salud de las 50.000 internaciones derivadas de complicaciones de abortos clandestinos en la actualidad?"

SR. SECIN El concepto que usa la diputada es incorrecto. Los 50.000 no son abortos sino egresos hospitalarios por aborto. Dentro de los egresos hospitalarios, la Organización Mundial de la Salud tiene más de treinta diagnósticos.

El Ministerio de Salud y los hospitales públicos no desglosan la causa de aborto; simplemente se refieren al número de egresos hospitalarios por aborto.

Como se mostró en la pantalla, puede tratarse de un aborto espontáneo, mola hidatiforme u otro producto de la concepción ya que son siete los elementos. Entonces, no se trata de 50.000. Digo esto para empezar a charlar. La pregunta lamentablemente es errada desde ese punto de vista.

Si tomamos estadísticas de Chile, allí estimaron que el 12 por ciento de los egresos hospitalarios son por abortos inducidos. Entonces, haga la cuenta del 12 por ciento de los 50.000.

Asimismo, si comparamos el valor con las complicaciones de los supuestamente 500.000 abortos que se hacen en el país, creo que el asunto no resiste el menor análisis.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY La siguiente pregunta dice: "¿Realizó cálculos basados en los costos de la clandestinidad? ¿No sabe que la provisión de misoprostol por licitación pública es de menos de un dólar?"

SR. SECIN Soy médico, hago asistencia y no me puse a analizar los valores. Sí puedo decir que revisando Internet y mirando las estadísticas de los países donde el aborto está legalizado -los invito a mirarlas-, notamos la existencia de un mercado ilegal. El misoprostol se vende en euros por Internet.

Con respecto de la palabra "clandestinidad", se pretendió erradicar el juego clandestino legalizándolo. A pesar de ello, hoy estamos llenos de bingos y casinos, el juego clandestino sigue. Por eso, no entiendo bien a qué apunta la pregunta.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY La última parte dice: "¿Ha leído las referencias de la Organización Mundial de la Salud sobre abortos inseguros y sus consecuencias? ¿Qué opinión le merece?"

SR. SECIN ¿A qué referencia hace mención?



Sra. Austin.- Me refiero a los informes que han sido citados en diversas oportunidades respecto al estudio que realizó la Organización Mundial de la Salud donde compara los países que tienen despenalizado el aborto con los que no, como también las consecuencias de abortos seguros e inseguros. Quiero saber si usted tiene alguna reflexión para hacer al respecto de eso, y también en relación con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud sobre lo que se considera aborto seguro, fundamentalmente el medicamentoso con misoprostol.

SR. SECIN Si usted tiene esos datos, tráigalos y, encantado, los conversamos.

Con respecto a la seguridad del misoprostol, ya lo mencionó el secretario de Salud: lamentablemente, hay un 30 por ciento de pacientes que termina en internación. Lea el diario Clarín o pregúntele a la señorita Keila Jones, pobrecita, si el misoprostol es seguro.

Gracias a Dios, embarazos en esta condición que terminan en muerte, son pocos. Ahora, la morbilidad y las secuelas pueden ser de por vida. De eso no se vuelve.

El especialista antes mencionado, que practica exclusivamente abortos, ha perforado úteros y luego ha tenido que removerlos a través de una histerectomía.

Es decir, en un país como el nuestro, donde lamentablemente hay mucha miseria, ustedes piensen en la gente que tal vez empiece a dedicarse a la práctica del aborto sin tener los medios, ni las condiciones. Actualmente, no tenemos anestesiólogos en los hospitales, ni sangre para trasfundir. Lamentablemente, utilizan a los médicos residentes en formación para atender casos delicados.

Como urólogo hace más de 20 años, no paro de ver familias desesperadas por tener hijos y acá los están matando. A mí me parece que no tiene ningún sentido. (Aplausos.)

SRA. AUSTIN El doctor me ha pedido que lea el diario Clarín, y lo haré. Por mi parte, le pido que lea la reflexión y referencia que tiene la Organización Mundial de la Salud, a fin de profundizar sus conocimientos.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Una pregunta para Candelaria Botto por parte de la diputada González Seligra: "Usted dio datos de cuánto cuesta un aborto clandestino. ¿Podría brindar datos de cuánto le costarían al sistema de salud esos abortos inseguros?

SRA. BOTTO Uniré mi respuesta con la exposición que han dado acá. Cuando se menciona cuál es el impacto que tendrían en el sistema de salud, se está partiendo de un supuesto, como si no se realizaran abortos en nuestro país. En la Argentina, los abortos se hacen. Creía que eso ya estaba en acuerdo, considerando lo avanzados que estamos en estas jornadas.

Los abortos en nuestro país se realizan, lo que estamos debatiendo es en qué condiciones se hacen. Una investigación de 2009 arrojó una estimación del costo que tiene para los sistemas de atención sanitaria en América Latina y reveló que es una significativa carga financiera para los sistemas de salud pública. Las estimaciones rondan, para toda América Latina, entre 159 y 476 millones de dólares por año en atención por abortos inseguros, es decir, mal realizados. Hoy en día, los abortos se hacen y cuestan dinero.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tengo una pregunta para Gabriel Flores por parte de la diputada Araceli Ferreyra. Son tres preguntas, leeré una por una: "¿Qué opina de la ley que permite y facilita la fertilización asistida, donde el embrión puede ser prediagnosticado en su viabilidad, manipulado y descartado?

SR. FLORES La verdad, me parece un horror porque son seres vivos que están congelados. Parece una película de terror y considero que, como civilización, estamos involucionando al tener seres vivos en una congeladora.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Por una cuestión de tiempos, leeré solo la segunda pregunta: "Cuando habla de que somos una nación cristiana, ¿sabe que somos un país laico, con libertad de conciencia y diversidad religiosa?".

SR. FLORES Claro que sí. Sin embargo, hay millones de cristianos que estamos unidos, luchamos por la familia y tenemos una fe.

Aprovecho, señor presidente, para apelar a ustedes a que escuchen la voz de muchos cristianos porque nos sentimos discriminados y cercenados en nuestra expresión. Pareciera que hoy en día ser cristiano es mala palabra, que no es ser progresista, ni defensores de la mujer. En todos los tiempos de la historia, el cristiano es el primero en defender los derechos civiles de la mujer y la igualdad entre el hombre y la mujer. No hacemos diferencia entre un varón y una mujer. Los cristianos amamos a los hombres y a las mujeres por igual.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Gracias, Gabriel. Aclaro que acá no hemos hecho ninguna discriminación, aunque supongo que no se refería al Congreso.

SR. FLORES Lo digo por la prensa, señor presidente.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Bien, porque acá le hemos dado voz a todos, sin discriminar por origen, religión, creencias, conocimiento o experiencias.

Tengo una pregunta para Fernando Secin por parte de la diputada Donda Pérez: "¿Cuándo le cuesta al Estado atender las complicaciones por abortos inseguros? ¿De dónde saca la información de lo que dice?

SR. SECIN En las diapositivas que expuse estaban todas las citas bibliográficas. Si lo desean, pueden repasarlo.

La pregunta combina con la que me hicieron anteriormente. Lamentablemente, en medicina no hay nada seguro. He trabajado tres meses en el Hospital Ramón Carrillo, de Bariloche, y he visto gente morir por apendicitis. Si ustedes legalizan la práctica del aborto en los hospitales públicos, que tienen bajos recursos, también estarán en problemas.

Esto no es una discusión acerca de dónde se practican los abortos. La medicina a la que recurre la mayoría de la población no es la misma que la que gozamos nosotros, en nuestro ámbito. No tiene absolutamente nada que ver. Sin embargo, incluso, fíjense lo que pasó hace poco con una excelente periodista: falleció en una endoscopía.

Ningún acto médico es seguro. Cuando la Organización Mundial de la Salud quiere venderles que existe un "aborto seguro", lamentablemente, eso no es verdad. Es una mentira grande como una casa, es similar a que dos más dos, son cuatro. (Aplausos.)

Varios señores diputados hablan a la vez.
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Por favor, no dialoguemos. Respetemos la opinión de cada uno.

Varios señores diputados hablan a la vez.
SR. SECIN Acá la compañera me pregunta acerca de lo que le ocurrió a la periodista en un hospital privado. ¡Imagínense lo que serían las prácticas de aborto en un hospital público, que son una calamidad! ¡No hay higiene, hay violencia! Imagínense un familiar...

Varios señores diputados hablan a la vez.
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Doctor Secin, por favor, limítese a responder sobre lo que le preguntaron. No estamos hablando sobre el sistema de salud pública. Las preguntas para usted ya han sido respondidas y se lo agradezco.

Respecto a los procedimientos seguros o inseguros, considero que la clandestinidad es siempre más insegura que la legalidad. (Aplausos.)

Tengo una pregunta para María Elena Critto por parte de la diputada Austin: "Usted mencionó las estadísticas de Uruguay respecto a la tasa de abortos, sin hacer reflexión alguna sobre la cifra de los sistemas de salud previo a la legalización. ¿Conoce el caso del Distrito Federal de México, donde las tasas, luego de los primeros años, no solo se estabilizaron, sino que bajaron? ¿Conoce los datos de la Organización Mundial de Salud sobre abortos seguros e inseguros y tasas de aborto?".

SRA. CRITTO Tengo los datos de Uruguay sobre cómo fue reduciendo la mortalidad materna previo a la legalización del aborto. Se hizo un trabajo de mejoramiento en la atención médica obstétrica y en educación. Fueron muchos factores, estudiados tanto en Uruguay como en otros países, los que redujeron la mortalidad materna, independientemente de la ley del aborto.

Respecto a México, no tengo los datos que me solicita, pero sí cuento con el dato de que los Estados más permisivos respecto del aborto tienen una mortalidad más alta que los Estados menos permisivos. Si quiere, le acerco un estudio muy serio, realizado en México, que contiene dichos datos.

De otros países no he hecho un seguimiento, pero sí he accedido a los datos de la OMS y de las tasas de mortalidad de cada uno de estos países.







Pero no le puedo dar información.

También he leído en la OMS en 2015 que han sacado una solicitada respecto al misoporstol -después si quiere se la acerco, es lo último que sacó respecto del misoprostol-, pidiendo por favor que se hagan estudios rigurosos antes de utilizarlo en embarazadas justamente porque las consecuencias que puede tener pueden ser muchísimo más graves que lo que uno quiere prevenir.

Eso es la Organización Mundial de la Salud, que trabaja con muchas estimaciones también de países que no tienen información y, de hecho, con la Argentina expone estos mismos datos oficiales que hoy les he presentado aquí a ustedes.

SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Tenemos la última pregunta, formulada por la diputada Donde Pérez para Gabriel Flores: "¿Cree usted que la pedofilia y el aborto son delitos equiparables? Para usted, ¿una mujer que lleva adelante un aborto debe ir presa igual que el hombre que viola a un niño o una niña?"

SR. FLORES Primero, me parece una pregunta tendenciosa y con doble sentido. En ningún momento yo dije que el aborto era un delito equiparable a la pedofilia, pero sí tenemos que decir...

Varios señores diputados hablan a la vez.
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Por favor, no dialoguen.

El expositor no califique las preguntas, sólo respóndalas.

SR. FLORES ...que estamos en un proceso, señor presidente, de degradación moral como sociedad y que si tenemos la ley de despenalización del aborto, pronto van a venir por la pedofilia y por cualquier otra cuestión que vaya en contra de la sociedad y la civilización humana.

Varios señores diputados hablan a la vez.
SR. PRESIDENTE LIPOVETZKY Es la opinión del expositor.

Hemos terminado. Quiero agradecer a todos los expositores... (Aplausos.) ...por su disposición, su tiempo y su dedicación. Han sido todos muy amables. Hemos tenido exposiciones muy interesantes para seguir debatiendo este tema tan importante en este debate histórico que estamos dando en la Cámara de Diputados.

Los invito a seguir hoy a la hora 14.30.

Es la hora 14.00.