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Comisión Permanente

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Jefe SRA. SARA GABRIELA M

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Reunión del día 09/04/2002

- TARJETAS DE CRÉDITO

En Buenos Aires, a los nueve días del mes de abril de 2002, a la hora 18 y 20:
SR. PRESIDENTE FRIGERI Damos comienzo a la reunión señalando que parte de los diputados que integran esta comisión se encuentran en otra reunión que se está llevando a cabo en Casa de Gobierno.

Hecha esa aclaración, agradezco la presencia de Luis Schuimer, presidente de Visa Argentina, y de Francisco Pérez Abella, gerente general de Mastercard. Esta reunión es continuación de la que mantuvimos con las entidades empresarias por el tema de las tarjetas de crédito.

En ese primer encuentro se tocaron temas que ya se habían debatido hace un par de años atrás, que básicamente tienen que ver con las comisiones que le cobran a los comercios. Si en este país tenemos memoria, recordaremos las discusiones iniciales, cuando decíamos que había una dispersión muy grande, que a veces era de uno a diez, y que luego se logró llevarla a una proporción de uno a tres. Aclaro que hoy algunos sectores están pidiendo una rebaja superior.

Por otra parte, también se habló de la tasa de interés. En lo que hace a este tema sin duda nos encontramos en un momento muy complicado. Cuando hace dos años se discutió sobre esta cuestión el debate era totalmente justificado, ya que veníamos con muchos años de estabilidad. En la actualidad estamos inmersos en un proceso en el que las tasas de interés son algo erráticas, porque la única tasa presente en el mercado es la que asume el Banco Central a través de las licitaciones que realiza.

En la ley sancionada por el Congreso también se tocaba el tema de la diferencia que había en las tarjetas de crédito entre la fecha de compra y la fecha en la que se le paga a los comercios adheridos. En el proyecto original se estableció un plazo máximo de catorce días hábiles, pero el movimiento en el índice de precios seguramente va a provocar la necesidad de que esto se tenga que ir ajustando. Digo esto porque sin inflación los plazos se podían correr, mientras que con inflación seguramente todos los plazos se van a acortar.

Aclaro que se encuentra presente el señor diputado Basualdo, que no sé si desea agregar algo como autor del proyecto original.

SR. BASUALDO Señor presidente: simplemente quiero señalar que el tema de la tasa de interés está totalmente desactualizado, porque hoy las tasas son muy diferentes.

En lo que respecta al plazo de pago de catorce días que en su momento solicitamos, creo que hoy es totalmente relativo, porque con la inflación es probable que tengamos el mismo problema que en su momento tuvieron las tarjetas de débito, cuando muy pocas casas las recibían.

Por eso, la preocupación que hoy tenemos es sobre la diferencia que existe entre lo que se le cobra a un hipermercado, que es el 1,5 por ciento, y a un comercio minorista, que llega al 5 por ciento. No queremos que el pequeño comercio se convierta e la variable de ajuste. Por eso en el proyecto solicitamos que la diferencia entre una y otra tasa no sea superior al 50 por ciento. La comisión que le cobran a los comercios se ubica en promedio en el 2,8 por ciento, ya que a unos le cobran el 1,5 por ciento, mientras que a los comercios minoristas les cobran entre el 4 y el 5 por ciento, según el rubro. No objetamos la tasa promedio del 2,8 por ciento sino la dispersión que hay, que es la que arroja ese promedio; en todo caso podrían cobrarle 2 por ciento a uno y 3 por ciento al otro, con lo cual la diferencia no superaría el 50 por ciento que mencioné con anterioridad.

El problema que tenemos como legisladores es que vemos que los comercios chicos se están cayendo, lo cual provoca mayor desocupación. Este sí es un problema de todos. Digo esto porque si la desocupación sigue creciendo las empresas de ustedes no van a existir y tampoco nosotros como diputados, ya que no podremos generar los niveles de consumo que el país necesita.

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SR. SCHIMER En el caso de Visa los extremos de dispersión por rubro hoy no superan el 3 por ciento. La ley dispone que no pueden existir más de tres puntos de diferencia entre distintos comercios del mismo rubro, lo que se está cumpliendo. Esto significa que si un supermercado paga 1,5 un almacenero no paga más de 4,5.

SR. BASUALDO Ahí habría una diferencia del 300 por ciento.

SR. SCHIMER Eso es lo que dispone la ley.

El segundo comentario que corresponde hacer es que la distribución arancelaria tiene algo que ver con el rubro, pero mucho más con el volumen. Como la actividad que desarrollamos tiene un alto componente de costo fijo, a mayor volumen menor costo por transacción. Por lo tanto cuesta mucho menos proveer el servicio a un supermercado como Carrefour. La relación, si bien tiene algo que ver con rubros, técnicamente tiene mucho más que ver con el volumen.

Entiendo lo del 50 por ciento, pero tengo algunas dudas. Los tres puntos de diferencia que se establecen en la ley 25065, que se están cumpliendo, no son descabellados desde el punto de vista internacional. En ningún otro país del mundo hay un 50 por ciento; es inherente al tipo de actividad, con lo cual sentaríamos un ejemplo inédito en el mundo. Reconozco que los extremos son un poco más acotados que en nuestro país justamente por lo que dijo el señor diputado Frigeri, porque venimos corrigiendo una distorsión que era de 10 a 1 hace diez años y hoy, por rubro, es de 3 a 1 y se continúa corrigiendo.

El tema del 50 por ciento es una cuestión que según entiendo no se da en ningún lugar del mundo. Implicaría un achatamiento de la escala que no tiene nada que ver con los costos. Podríamos mostrarles los costos y demostrar por qué un comercio con una transacción tiene una comisión determinada y otro comercio otra. Hay razones de costos. De lo contrario sería como una suerte de subsidio al revés. Si fijando determinado precio a un comercio chico el sistema pierde dinero, el comercio grande estaría subsidiando al comercio chico. Tratamos de evitar esto, de que cada precio tenga que ver con el costo.

SR. LAMISOVSKY La gente de CAME pedía un subsidio al revés.

SR. SCHIMER Si lo analizamos del lado de los costos y desde el lado de los precios internacionales sí podría caerse en esa situación.

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Estamos hablando de que el promedio de las comisiones en tarjetas de crédito es de 2,80 por ciento.

Varía entre 2,80 y 3 por ciento, según el mes, porque está sujeta a estacionalidad.

SR. LAMISOVSKY Lo que se pedía era la uniformidad.

SR. SCHIMER Que todo el mundo pagara 2,80, mientras que el proyecto de los señores diputados prevé, no la uniformidad, pero sí que exista una diferencia de hasta el 50 por ciento hacia arriba y hacia abajo. Lo que yo sostengo es que eso no lo vamos a encontrar en ningún lugar del mundo, porque no se condice con la estructura de costos.

Nuestra actividad tiene costos fijos, que en términos unitarios se van diluyendo en proporción a los volúmenes que se operan. Aun reconociendo que puede ser un poco menor, miremos la tendencia.

SR. PRESIDENTE FRIGERI No era razonable la relación de 10 a 1, por eso luego se va a 3 a 1, pero creo que hay un subsidio al revés, porque la envergadura y volumen de un comercio barrial frente a un Wal-Mart o Carrefour no están en una relación de 3 a 1. Hay una realidad que debemos tener presente, y es que en etapas de crecimiento hay cosas que se disimulan mientras que en recesión se ponen más de manifiesto, y esto ocurre en ambos lados.

Es cierto que un comercio no tiene el crédito del que gozan Wal-Mart y Carrefour. Hoy no hay crédito, pero si lo hubiera, la tasa de interés para el comercio sería muy distinta a las de esos hipermercados. En cuanto al plazo de pago, sabemos que los comercios grandes imponen su ley, y piden que se deje el producto en la góndola y después pasen a cobrar. Creo que también imponen su ley a las tarjetas de crédito, porque hace pocos días leí que Coto no opera más con la tarjeta VISA. De modo que tienen poder para establecer condiciones.

Entonces, ya hay un subsidio implícito en esa relación 3 a 1, y la pregunta sería cómo ir mejorando, porque si uno pudiera tomar la comisión del 0,5 y llevarla a 0,8, podría bajar a 4,5 a quien le cobra 5 por ciento. Para llegar al promedio, a unos hay que subirles y a otros bajarles. No es fácil subir a los que están abajo, pero si hay un acuerdo con quienes emiten las tarjetas, se puede lograr. La contra es que puedan aparecer las tarjetas propias, que en una época tuvieron un gran auge, pero que nunca fueron más baratas.

Sería bueno buscar mecanismos para encontrar un acercamiento en este tema, porque queremos que en la Argentina convivan los grandes comercios con los pequeños, pero existen grandes diferencias en comisiones, tasas de interés y financiamiento.

SR. SCHIMER Es totalmente real lo que dice el señor presidente. La cuestión es que si los mayores precios son empujados hacia abajo, los menores precios deberían ser empujados hacia arriba. Si no pudiéramos subir el precio y no perdiéramos dinero, lo podríamos soportar; pero si perdemos dinero, nos pasaría como con Coto.

Les cuento brevemente lo que sucede con Coto. El sistema VISA a través de los bancos pagaba a los comercios a 48 horas. En toda la historia de las tarjetas de crédito en la Argentina hubo diversos plazos de pago. En los años '80 se pagaba a 21 días. En la hiperinflación del '89 se pagaba con corte semanal y pago a tres semanas.

T.4

Cuando empezó la época de la estabilidad el plazo se achicó a doce días primero, después a cinco y luego a dos días. Lo que sucede con esto es que efectivamente tiene alguna relación con el capital de trabajo disponible y con algunas variables macroeconómicas, como la inflación, la tasa de interés, etcétera.

En un punto el sistema no pudo soportar más el pago a 48 horas y dijimos a Coto que teníamos que pagarle a los diez días. Les aclaro que pagando a los diez días todavía damos quince días de financiación sin cargo al usuario. El tiempo en que el sistema termina cobrando al usuario es de un promedio de 25 días, o sea que cuando paga a los diez días todavía brinda quince días de financiación.

La razón por la cual en el 89 se pagaba a los 21 días era porque resultaba casi neutro desde el punto de vista del capital. Planteamos a Coto que no podíamos pagarle como lo veníamos haciendo porque el sistema no tenía capital, y que realmente era un esfuerzo poner quince días, pagando a los diez días. Coto respondió que no podía soportar esos plazos y dejó de atender a nuestra marca.

¿Qué quiero decir con esto? Si nosotros compulsivamente empujamos hacia arriba el precio más barato, y nos dicen que no, corremos el riesgo de tirar abajo al sistema, porque no es gratis que la gente no pueda comprar en Coto con Visa. Hay mucha gente que tiene Visa. Tampoco sería gratis que no pueda comprar en muchos otros lugares, y en un punto el sistema no tendría factibilidad económica.

La cuestión es pensar planificadamente una reprogramación hacia adelante para el acercamiento de los extremos. El 50 por ciento no es lo que encontramos en el mundo, no es lo que encontramos en Estados Unidos o en Europa; el sistema no funciona de esa forma.

Quienes mejor pueden encontrar cómo llevar la cuestión adelante son las partes, sin necesidad de establecer todo por ley. Habría que ver qué sucede si se sancionara una ley que disponga cuánto se puede cobrar.

SR. BONACINA ¿Qué proporción del negocio de las tarjetas de crédito corresponde a las grandes empresas o hipermercados, y cuál a los pequeños negocios?

SR. SCHIMER A los hipermercados entre el 25 y el 30 por ciento, estimativamente.

SR. BONACINA Comparto que hay situaciones que no se pueden establecer por ley, pero como las pymes están disgregadas no tienen la misma fuerza de negociación que Coto u otra empresa de la misma envergadura.

Además, comparto con usted el criterio del 50 por ciento. Pero, ¿por qué un 2,8 por ciento? ¿Porque el Primer Mundo lo dice? Sucede que el Primer Mundo tenía costos de combustibles, por ejemplo, mucho más baratos que los nuestros.

Creo que algunos ejemplos mundiales pueden no ser válidos para algunos casos. No sé si serán válidos para las tarjetas de crédito.

SR. SCHIMER Estoy totalmente de acuerdo con usted. Los invito a revisar los costos del sistema de tarjetas de crédito en la República Argentina. Se van a llevar la sorpresa de que en muchos casos deberíamos cobrar más del 5 por ciento, que es el techo que establece la ley. Revisemos los costos de las empresas.

Estoy totalmente de acuerdo; vayamos y miremos nuestros costos, cuánto nos cuesta el teléfono, las computadoras, las impresoras. Analicemos bien los costos de operación en la Argentina y veamos cuál debería ser el precio. Llegaremos a la conclusión de que en muchos casos debería ser muy superior al 5 por ciento que establece la ley vigente.

T.5

SR. BONACINA Eso me lleva a pensar que están trabajando a pérdida.

SR. SCHUIMER No tengo dudas de que hay una suerte de subsidio; lo acabo de insinuar. Estoy seguro de que el comercio que hace una transacción por mes y paga el 5 por ciento de comisión me genera una pérdida; estoy en condiciones de demostrarlo. Además, son muchos los comercios que hacen dos o tres ventas por mes.

Por otra parte, aclaro que menciono lo que ocurre en el resto del mundo porque esos son sistemas establecidos hace mucho tiempo y porque tienen precios estables que las partes también aceptan desde hace tiempo. Supongo que eso tiene que ver con una especie de estabilidad en los costos de este tipo de operaciones.

De todos modos, no critico su propuesta, pero sí pido que estudiemos los costos de la Argentina y luego veamos los costos que tiene el sistema de tarjetas de crédito.

SR. LAMISOVSKY Usted dijo hoy que la empresa Coto no recibe más la tarjeta Visa.

SR. SCHUIMER Sigue recibiendo la tarjeta de débito Visa Electrón; por eso se paga a las 48 horas.

SR. LAMISOVSKY Quisiera saber si la gente de Mastercard notó un aumento proporcional en la utilización de esa tarjeta en los supermercados Coto como consecuencia de lo que reconoció el representante de Visa.

SR. PEREZ ABELLA Enseguida le contesto la inquietud que planteó respecto de esta anécdota de los supermercados Coto.

Antes de eso quiero señalar -aprovechando el tiempo que ustedes nos están dispensando- que asistimos a esta reunión para contribuir de alguna manera al objetivo que persiguen de armonizar los distintos intereses que están presentes en el mercado.

Por otra parte, cabe recordar que antes de la implementación de la ley de convertibilidad veníamos de una economía inflacionaria. En ese momento el arancel que se le descontaba al comerciante era, como máximo, del 10 por ciento. En esa época la industria dio un primer paso hacia la autorregulación, y bajó el porcentaje al 8,75 por ciento; si alguien tenía un comercio en aquella época seguramente lo recordará. Luego este sector dio un segundo paso, y bajó el arancel al 7,9 por ciento.

En ese ínterin se empezó a debatir la ley de tarjetas de crédito, y en múltiples conversaciones coordinadas por el Poder Ejecutivo esta industria ofreció la posibilidad de bajar aún más el porcentaje, en la medida que se regulara la actividad y ésta tuviera un funcionamiento más eficiente. Esto tenía que ver con el combate a la criminalidad que hay con tarjetas de crédito, sobre todo en materia de fraudes, que por aquella época estaba haciendo verdaderos estragos.

De todas maneras la ley fue aprobada y estableció ese famoso 5 por ciento. Es decir que ya se produjo una caída del arancel del 10 al 5 por ciento. Además, como consecuencia de la aplicación de esa norma, la industria trató de establecer un nuevo punto de equilibrio, para lo cual se compensaron distorsiones que tuvieron nacimiento en aquella economía inflacionaria. Así fue como se acomodaron los precios y hoy estamos en los niveles que mencionó el señor Schuimer; en nuestro caso el arancel promedio se ubica en el 2,78 por ciento, con una brecha que va del 1 al 5 por ciento. De todos modos, tengo que aclarar que por lo general no vemos esas brechas en forma masiva, porque efectivamente son menores.

Asimismo, cabe tener en cuenta que a través del tiempo los aranceles van bajando, porque hay negociaciones que se realizan entre los distintos sistemas y los comerciantes, lo que permite arribar a mejores precios.

T.10

Comparto la preocupación que existe, que creo que ustedes recogen de los sectores del comercio, sobre todo de aquéllos que representan a los más pequeños.

El caso particular que mencionaba el señor Schuimer está asociado a temas de reacomodamiento de las reglas de juego que se producen por los cambios en la situación macroeconómica. Todos sabemos los cambios que se han producido. Los sistemas no podían seguir pagando a 48 horas cuando reciben los pagos de sus clientes una vez por mes. El plazo promedio, por una cuestión técnica, desde el momento en el que vencen los resúmenes y el que se les paga a los comerciantes, es flotante. El tiempo que pasa entre el momento en el que los bancos atienden el pago de los comerciantes y el que pagan los tarjetahabientes, es de 24 o 25 días. Entonces, pagar a 48 horas para reponer los fondos a 25 días, es algo imposible. Cuando el costo de fondos era del 1 por ciento la situación era distinta, pero cuando la tasa de interés activa está en el 80 por ciento anual, la situación es absolutamente diferente. No voy a defender a los bancos -es algo que tienen que hacer ellos-, pero todos sabemos cuáles son las complicaciones que tienen hoy en día. Pensar que fondeen estas operaciones, cuando hay problemas de iliquidez en los bancos, a un costo del 80 por ciento, es impensable.

Ha habido un reacomodamiento en los plazos de pago. En este caso en particular cada sistema tiene un plazo de pago. Ellos pagan a dos semanas, 14 días; nosotros pagamos en 10 días hábiles. Este es un pedido que hacen los bancos, que son los que bancan este crédito. Coto no aceptó el cambio propuesto por Visa y no está trabajando con la marca.

En nuestro caso estamos trabajando con ese plazo de pago. Tuvimos que hacer algo por afuera del trato, y no es secreto; lo puedo decir. Estamos ayudándolos a financiarse en su cash. Le estamos adelantando los fondos con una tasa de interés. Esto ha permitido que nosotros milagrosamente quedemos adentro, pero no tenemos capacidad de financiación para tomar a diez supermercados Coto o al Carrefour, que es mucho más grande, y hacer lo mismo. Este es un caso puntual, así como puede haber otro caso en el que Visa preste el servicio y nosotros no. Creo que no es una regla general sino simplemente una anécdota. También surgió por la disposición de negociación de alguien que aceptó determinada condición.

Retomando la situación general, creo que estamos en un momento de mucha turbulencia en el país. No es necesario que se los diga, pero me parece muy difícil tratar de reglar condiciones rígidas en un entorno cambiante, desbalanceado y desequilibrado, en el que estamos yendo hacia una inflación importante. Esto va a significar que se expulse la tarjeta de crédito del punto de venta porque el comerciante no podrá aguantar su capital de trabajo para que le llegue el pago en una moneda muy devaluada, lo que no le permitirá reponer la mercadería. Los bancos no podrán atender de otra manera el pago porque no hay liquidez. Ya tenemos experiencia de hiperinflación en Argentina, en la que los medios de pago de tarjetas de crédito se fueron del comercio y no había prácticamente actividad. En este momento aún no estamos viendo la ola. La ola está viniendo de atrás. Cuando observamos la inflación, no por los promedios móviles sino por punta a punta, nos damos cuenta de que los números son de dos dígitos y están más entre el 20 y el 30 por ciento que entre el 10 y el 20. Tenemos el problema de que nuestro negocio no funciona, pero los consumidores no podrán tener una fuente de financiación, que es la única que queda en el país en este momento. Hoy no hay crédito. Todos sabemos que si pedimos un crédito no existe. La única manera que tiene la población de financiarse es a través de la tarjeta de crédito, y este es el instrumento que se utilizó en oportunidades anteriores. Estoy tratando de que entendamos los momentos que atravesamos, y hasta dónde se pueden generar cambios que puedan producir mayor colapso.

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Si me dicen que en la Argentina se va a llegar a un Pacto de la Moncloa -por llamarlo de alguna manera- y que en la mesa se van a poner de acuerdo los empresarios, aunque sean chicos -Cornide es chico pero hace bastante ruido- para que en "n" años se vaya bajando la brecha, se podría tratar de utilizar ese sistema. Pero para ello hay que crear un instrumento para que ese tipo de mesas existan y sean representativas.

Ahí veo un lugar donde trabajar, porque si alguien paga una tasa del 1,5 y tiene que llegar a 1,8 en tres años, lo más probable es que pueda programar el comercio para soportar esa cifra; y si otro está en 2,5 y tiene que llegar a 2 o menos, se podrá hacer y terminaremos con una ecuación más balanceada y equitativa, pero en un tiempo donde todo el mundo pueda tener reglas de juego que no se cambien. Existe una ley que acaba de ser sancionada y ya se la quiere modificar, y probablemente el mes que viene a alguien se le ocurra otra cosa y se quiera cambiar nuevamente. Ustedes saben mejor que yo que el país necesita previsibilidad.

SR. LAMISOVSKY Mi pregunta estaba dirigida a ver si el mercado global de las tarjetas había subido a raíz de que Coto dejó de operar con VISA.

SR. PEREZ ABELLA Si el señor Schuimer acepta que yo dé los números, VISA tuvo una caída de casi el ciento por ciento de su volumen en Coto, que es una cifra muy importante. No es un pequeño comercio sino uno grande, entonces es una cifra importante, más allá de que VISA construye su volumen con todo un mercado. Imagino que ellos estarán preocupados porque a mí me pasaría lo mismo.

Hubo un derrame de ese volumen hacia nuestra marca, diría un 20 por ciento; otra parte VISA la logró retener con la tarjeta de débito -estoy contestando por el señor Schimer, pero los dos sabemos lo que pasa en el mercado-; otra parte fue al efectivo, y otra parte la perdió Coto, aunque diga que no perdió nada.

SR. SCHIMER Estamos poniendo a Coto arriba de la mesa, pero quiero aclarar que nosotros estamos en excelentes relaciones con esa empresa y buscando formas para reconstruir el vínculo, porque queremos darle el servicio a nuestros clientes. Estamos sumamente interesados en volver a prestar servicios en Coto.

Comparto lo que dijo Pérez Abella: notamos un incremento de volumen en otros supermercados.

SR. PRESIDENTE FRIGERI ¿El señor diputado Coto tiene algo que opinar?

SR. COTO Afortunadamente no soy parte de esos problemas.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Tiene la palabra el señor diputado Basualdo.

SR. BASUALDO Nosotros no estamos contra las tarjetas de crédito ni contra los hipermercados; lo que queremos es evitar el cierre de los negocios chicos. No estamos diciendo que 2,80 sea mucho o poco sino que lamentablemente la brecha de la comisión o la de plazo de pago -que a veces es preferencial para los hipermercados- es muy grande, y no se están dando instrumentos a los negocios chicos para que puedan sobrevivir; y cuando estos no sobreviven, van desapareciendo las fuentes de trabajo. Un hipermercado con quinientas personas puede facturar diez millones de pesos, entonces, los negocios chicos, que dan trabajo a cinco mil personas, tienen que facturar lo mismo.

SR. SCHIMER Les puedo asegurar que es nuestra preocupación no producir distorsiones que coloquen a distintos actores de la economía en una situación no competitiva. Rescato que hace dos años se aprobó una ley que fijó la brecha en 3 puntos, y la estamos cumpliendo, para lo cual hicimos un ajuste relevante.

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El tema es mirar qué pasa en otros lugares y observar las estructuras de costos, porque estamos de acuerdo con lo que usted dice.

Podríamos tomar el riesgo de vuelta poniéndonos en condiciones de perder dinero con los comercios chicos, vendiendo a un precio por debajo del costo. ¿Por qué el 50 por ciento?

SR. BASUALDO A ustedes que los negocios chicos no reciban tarjetas de crédito Visa, Mastercard o Dinners no les preocupa. Sí podría preocuparlos que lo hagan Coto, Carrefour o Disco. Además, si un comercio chico se sienta ante ustedes a defender su posición y les dice que quiere el 1,5, el 2 o el 3 por ciento, ustedes le dirían que las reglas de juego son éstas. Entonces, tenemos que tratar que la brecha no sea tan grande.

Por eso hemos planteado un 50 por ciento de diferencia de comisión, para no aumentar la brecha.

SR. SCHIMER Comparto eso. Repito que el tema de la no distorsión es para nosotros una preocupación. Tanto es así que no va a encontrar un comercio en la República Argentina que con nuestra tarjeta cobre más allá de los 10 días hábiles. Ofrezco que auditen la compañía.

Nosotros no queremos producir distorsiones. Ustedes se imaginan que a Coto sólo podríamos pagarle a los 10 días. Esto no nos sacaría de los números. Pero dijimos que al sistema entero no le podíamos pagar a los 10 días? Con el plazo de pago no hay esta cuestión de los costos fijos y las diluciones.

Por eso yo rescato la cuestión internacional, porque así es en todo el mundo. Miremos la estructura de costos de esta actividad y nos vamos a dar cuenta por qué el 50 por ciento. El 50 por ciento no cierra con los costos.

Reconozco que podríamos trabajar en acercar los extremos. Para esto hay que sentarse a la mesa y programarlo.

Si hubiera una ley le diríamos a Coto que desde tal fecha tendría que pagar el 2,5 por ciento. ¿Por qué?, preguntaría. Porque hay una ley.

SR. BASUALDO ¿Cómo llegamos al 8 por ciento en el que estábamos? Pudimos llegar al 5 por ciento achicando la brecha. La cuestión no es que ustedes pierdan plata. No pretendemos que bajen el 2,8 por ciento. Lo interesante es que se achique la brecha: que suban el piso de 1,5 por ciento y que bajen el tope del 4,5 por ciento. Esto es lo que estamos pidiendo.

SR. SCHIMER En los últimos tres años hemos producido un ajuste, subiendo y bajando del 10 al 5 por ciento, y marcando 3 puntos de diferencia. Si vamos a seguir en este camino, necesitamos ir haciéndolo lentamente. Todo este cambio no es gratuito porque hay un gran daño para las relaciones.

SR. BASUALDO Si no reglamentábamos la situación con una ley, ustedes no habrían cambiado el 8 por ciento.

SR. PEREZ ABELLA No quiero que discutamos en veredas enfrentadas porque éste no es el espíritu que tenemos. Cuando ustedes sancionaron la ley lo hicieron de acuerdo con su mejor leal saber y entender. Hay cosas en la ley que guían y otras que sabemos que hay que mejorar, que han quedado pendientes por los problemas que tiene este país.

Tengo una disidencia con respecto a lo expresado sobre los pequeños comerciantes: para nuestra marca el pequeño comerciante es importantísimo. Nosotros no vivimos de los dos o tres grandes hipermercados; si bien el volumen que pueden representar es importantísimo, de alguna manera no determina la existencia de la marca.

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La existencia de la marca se da a través de la presencia en decenas de miles de comercios y por la aceptación del medio de pago, que trata de ser lo más universal posible. Esta es una búsqueda que se realiza no sólo en la Argentina sino también en el resto del mundo. Las marcas globales tratan de estar en todos los establecimientos, es decir, desde los más chicos hasta los más grandes.

Con respecto a cuál es el monto que se vende en los supermercados, lo que les puedo decir es que es muy importante -en nuestro caso llega al 30 por ciento-, porque en estos últimos años hubo un fuerte proceso de concentración de la venta. Pero de esto también surge que el resto de las operaciones se realizan en comercios minoristas, que en muchos casos son pymes.

Cuando se dice que no debemos ahogar al pequeño comerciante -aclaro que no quiero correr la pelota a un costado-, es importante que no se intente resolver los problemas de la crisis argentina sobre la base de esta propuesta. Tengan en cuenta que están hablando de un costo del 80 por ciento de tasa anual, que aplicado sobre los capitales de trabajo de los pequeños comercios, es lo mismo que sacarlo de la cancha. Ojalá pudiéramos solucionar los problemas del país cambiando una variable. Si eso fuera posible el problema estaría solucionado, aunque hubiese que sacrificar a las tarjetas de crédito. Sin embargo, creo que están mirando con el microscopio algo que no va a producir los efectos que están buscando. Si lo que quieren solucionar es el problema que enfrentan los pequeños comercios, es importante que ellos puedan vender, que haya consumo, que la gente pueda comprar y que los niveles de inflación no lleguen al punto al cual estamos siendo disparados. Es necesario que se estabilice nuevamente la economía, pero con esta propuesta no lo estamos haciendo.

SR. BASUALDO Pero todas las variables ayudan a llegar al punto que queremos.

SR. SCHUIMER Señor presidente: les reitero la invitación para que revisen nuestra estructura de costos. Además, si descubren que de esta forma perdemos plata, les pido por favor que fijen precios máximos a los proveedores de nuestros servicios, porque lo vamos a necesitar. Así, por ejemplo, IBM no tendría que cobrarnos por las computadoras más de tanta plata. De lo contrario este sistema no cierra.

SR. BASUALDO El tema es que no estamos hablando de costos sino de la brecha que existe en la actualidad. De ninguna manera queremos fijar una comisión máxima, pero sí criticamos que a algunos les cobren el 5 por ciento y a otros el 1 por ciento.

SR. SCHUIMER Entiendo lo que nos está queriendo decir, el tema es que nosotros tenemos muchos costos por delante, lo cual implica menos volumen, que a su vez se convierte en más costo.

Con todo respeto les digo que esto es como si sancionaran una ley por medio de la cual le indicaran a Coca Cola que no puede existir más de tanta diferencia entre el precio al que vende el quiosco de la esquina y el supermercado.

SR. BASUALDO Lo que ocurre es que en el precio de la Coca Cola nunca hay una diferencia del 50 por ciento.

SR. SCHUIMER No lo sé, señor diputado.

De todos modos, considero que el tema de los precios es un problema de condiciones en los contratos de compraventa de servicios, que como todos sabemos son pactadas entre las partes. Además, reconociendo que el almacén de la esquina no tiene la misma fuerza negociadora que Coto, les recuerdo que ese comerciante cuenta con ciertas cámaras que lo representan, como la Cámara Argentina de Comercio y la CAME.

De todos modos, como sabemos en una negociación nadie termina consiguiendo todo lo que pretende, pero si sabe negociar al final va a encontrar un buen negocio.

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Cuando se habla de precios y de condiciones se habla de negocio. Me cuesta entender que precios y condiciones sean considerados en una ley.

Se mencionó hace unos instantes que estaban en el 10 y hubo que poner una ley para que se pase al 5 por ciento. Lo dije en una reunión; reconozco que la amenaza de la ley hizo que nosotros nos moviéramos con el precio para abajo. Pero tampoco podemos pensar que porque alguna vez no supimos hacer esto y hubo que hacer una ley, va a haber que hacer una ley siempre.

Se debieran producir efectos importantes sobre el único instrumento de crédito que existe.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Cuando se puso el límite por ley se obligó evidentemente a las tarjetas de crédito a bajar el porcentaje. Hubo una primera rebaja voluntaria, a un poco más del 8 por ciento, y una segunda, que fue del 7,9. Hicieron un acercamiento pero muy chico.

Soy consciente de que estamos en una etapa de transición compleja en las variables; en el mismo proyecto de ley fijamos una tasa de interés del 10 por ciento, cuando sostenemos que la tasa máxima de las emisoras de las tarjetas de crédito es del 10 por ciento. En la ley anterior habíamos fijado que esa tasa no podía superar el 25 por ciento de la tasa fijada para los préstamos personales.

Cuando este proyecto se elabora no había tasa de interés. El Banco Central fija una tasa de interés alta para recoger dinero en el mercado y la lleva al 80. Es complejo reflejar esta situación en una ley. Entiendo que es complicado introducir números variables. Creo que no es fácil la posición -no defenderé a las tarjetas de crédito- de aumentar a todos los grandes un poco y bajar a los chicos. Si fuera fácil se haría. Lo que uno ve con temor es que en la ley figure el medio punto, el 50 por ciento. Podemos bajar los topes, pero esto nos obliga a facilitar la baja de ese tope.

No sé si es posible, en una negociación de un mes, un mes y medio que tengan ustedes con las entidades, se podría arribar a un número nuevo y avanzar en ese sentido.

En cuanto a los costos soy consciente de que ustedes están revisándolos, porque cuando tenían tarjeta de débito en un valor de 78 pesos o dólares la unidad de alquiler, era una cantidad alta, pero cuando vino la devaluación fue bajo, porque sigue siendo de 78 pesos. Estamos en un valor más bajo que el internacional.

Es una etapa de cambio, por cuanto tal vez sea mejor demorar la toma de medidas y ver qué tipo de acuerdo pueden hacer ustedes con las entidades. No soy entendido en esta materia, pero tal vez se podría aplicar un mismo costo y bajarlo o subirlo por volumen. Se podría quizá fijar una base y que sea más caro o barato según el volumen de operación. No habría subsidio sino un mecanismo que sería mucho más firme que el de hoy, que parece muy aleatorio.

SR. LAMISOVSKY Cuando se planteó el tema del alquiler de las tarjetas postnet en la comisión sobre actividades monopólicas, estuvieron juntas todas las partes y se hizo un período de paréntesis de bastante tiempo.

SR. SCHUIMER Eran varias horas.

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SR. LAMISOVSKY Pero después de un período CAME nos envió una nota diciendo que había hablado con las empresas de tarjetas de crédito y se habían puesto de acuerdo.

No me parece mal postergar un tiempo el tratamiento del proyecto de ley que ha sido presentado, mientras las partes siguen conversando para ver hasta dónde pueden acercar posiciones. Siempre he creído que la mejor forma de poder entenderse es mediante el libre comercio. No considero que el señor diputado tenga que retirar su proyecto, pero si él lo desea podemos postergar su tratamiento hasta ver cómo se acomoda el mercado o cómo van conversando las partes.

SR. SCHUIMER Nosotros vamos a hacer un esfuerzo en ese sentido. Recuerdo que cuando en esta comisión vinimos a hablar de los post-net, cada uno costaba 78 dólares. VISA tomó la decisión, el día 15 de diciembre -y lo anunció en los diarios- de bajar el precio a 45 dólares; después vino la devaluación y quedó en 78 pesos. Nosotros no hemos tocado el precio, y si lo podemos bajar lo haremos, porque se imaginan que lo que queremos es que haya más transacciones.

Me parece una buena idea postergar el tratamiento del proyecto, y prometo nuestro máximo esfuerzo para llegar a un acuerdo.

SR. LAMISOVSKY Hubo una oferta de una empresa que puso una cantidad de máquinas en un precio equivalente a la desgravación impositiva que tenía. Creo que la tarea de la comisión en ese momento fue útil, porque llamó la atención de las partes, las que luego siguieron negociando solas. No sé si hoy son igual, más o menos felices, pero habría que darles un tiempo, sin retirar ningún proyecto, con la paciencia para ver cómo se acomodan las variables.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Podemos esperar cuarenta y cinco días para que negocien las partes.

SR. BASUALDO Es interesante que las partes se puedan poner de acuerdo, y no haya que dictar una ley, que creo que es lo que quieren las empresas.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Máxime cuando en el sector financiero solamente han quedado vivas las empresas de tarjeta de crédito.

SR. BASUALDO Entonces tendrían que mantener reuniones con las diferentes cámaras de comercio para lograr un acuerdo, que creemos será lo mejor.

SR. SCHUIMER No tenemos por qué descartar movimientos de decisión individual de cada compañía en ese sentido, que producirían los mismos efectos que se buscan.

SR. BASUALDO No hay ningún problema.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Entonces postergaremos el tratamiento de este proyecto por el término de cuarenta y cinco días, y agradecemos a los señores invitados por su presencia.