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Comisión Permanente

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Jefe SRA. SARA GABRIELA M

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Reunión del día 13/03/2003

- PRESIDENTE BCRA

INVITADOS

  • licenciado Alfonso Prat-Gay licenciado Alfonso Prat-Gay, presidente del Banco Central de la República Argentina
En Buenos Aires, a los trece días del mes de marzo de 2003, a la hora 14 y 4:
SR. PRESIDENTE FRIGERI Damos comienzo a la reunión de la Comisión de Finanzas agradeciendo la presencia del licenciado Alfonso Prat-Gay, presidente del Banco Central de la República Argentina, quien ha sido invitado a fin de responder a las preguntas de los señores diputados.

En primer lugar queremos solicitar al señor presidente del Banco Central que efectúe una breve reseña sobre la situación actual de esa entidad, sobre el tema de la redolarización y otros problemas del sistema financiero -que no son pocos-, para luego responder a las preguntas que tenemos escritas y a las que verbalmente formulen los señores diputados.

Tiene la palabra el señor presidente del Banco Central de la República Argentina.

SR. PRAT-GAY Señor presidente: agradezco la invitación a todos los señores diputados.

Estimo que la mejor forma de aprovechar esta reunión informativa es reduciendo al mínimo mi introducción, para que los señores diputados tengan tiempo de formular sus preguntas, que entiendo es el objetivo de una reunión de este tipo. Por ello, voy a ser breve en mi introducción.

T.2

Puntualmente quisiera explicarles la evolución de las variables monetarias, sobre todo en los últimos tres meses.

Ese es, precisamente, el tiempo desde el que estoy al frente de esta entidad bancaria, y es desde ese ámbito que deseo contarles dónde estamos parados.

En los últimos tres meses se ha consolidado un proceso que venía de la conducción anterior del Banco Central; en una primera etapa, con mucho esfuerzo, se logró estabilizar las variables financieras y monetarias, particularmente el tipo de cambio. Luego se produjo una recuperación gradual pero consistente de los depósitos.

Dicho proceso vino acompañado de un fuerte crecimiento de la base monetaria, sobre todo en los últimos cuatro meses del año pasado. Cuando uno echa un vistazo a las cifras nota que la base monetaria venía creciendo

-entre agosto y diciembre- aproximadamente un promedio de dos mil millones de pesos por mes. Esto llevó a que un gran número de economistas -diría el 90 por ciento de ellos- y el Fondo Monetario Internacional nos dijeran que estábamos emitiendo demasiado y que ingresábamos en un proceso de "borrachera monetaria". Es decir, era tan fuerte la expansión monetaria que tarde o temprano eso se iba a trasladar a los precios.

Esa fue una discusión con la que nos encontramos apenas asumimos nuestras funciones, pero obviamente la veníamos observando desde afuera. Se trataba de un punto de vista que no compartíamos y de a poco la realidad nos fue dando la razón. ¿Por qué digo esto? Los argentinos estamos acostumbrados a mirar el tipo de cambio como un indicador de si están bien o mal las cuestiones monetarias y financieras. En realidad, el objetivo de la política monetaria se basa en una moneda sana y desde allí poder contribuir al bienestar de todos, sin dejar de mencionar el crecimiento que esto provoca. Cuando hablamos de una moneda sana hacemos referencia a una moneda que no se deprecia respecto de los bienes y servicios que puede comprar.

Por otra parte, la tasa de inflación es un elemento clave a tener en cuenta. En lo relativo a esta materia, si analizamos los últimos tres meses -diciembre, enero y febrero, aunque también debemos mencionar la primera semana de marzo-, notamos un crecimiento del índice de precios de apenas el 2,1 por ciento. Esto es difícil de contrastar con aquellos que decían que se venía expandiendo demasiado y que tarde o temprano eso se iba a reflejar en los precios.

Cuando uno mira la inflación de los primeros dos meses de este año -2 por ciento acumulado- debemos tener en cuenta que en ese lapso pasaron muchas cosas. Se podría haber pensado en una inflación del 4 por ciento acumulado; al menos esa era nuestra expectativa. Dentro del objetivo de inflación del presupuesto nacional del 22 por ciento, habida cuenta de que eran meses donde coadyuvaban cuestiones estacionales, podríamos haber pensado en índices de inflación superiores al 2, 2,5 e incluso 3 por ciento mensual.

T.3

Dentro de la meta del 22 por ciento de inflación, un acumulado en los dos primeros meses del 6 por ciento hubiera estado en sintonía; pero esta cifra ha sido del 2 por ciento. Si uno analiza en forma desestacionalizada la inflación acumulada de los últimos tres meses, estamos en un nivel del 8 por ciento anual frente al 22 por ciento que se incluyó en el presupuesto nacional.

¿Cómo se explica lo que yo creo que hasta ahora es una buena respuesta de parte de la inflación, que es lo que más me preocupa a mí como presidente de la entidad monetaria? Existen varios motivos que explican esta situación, pero si me ajusto sólo al motivo monetario, creo que hemos logrado una disciplina monetaria en parte por la recuperación de algunos instrumentos en cabeza del Banco Central y también por la presencia de una disciplina fiscal y el esfuerzo de la Tesorería, que ha significado una menor necesidad de financiamiento por parte del Banco Central y, en consecuencia, una menor necesidad de expansión.

Comentaba antes que el Banco Central venía emitiendo aproximadamente dos mil millones de pesos mensuales entre agosto y diciembre. El día 7 de enero lo fijamos como una fecha clave, porque fue cuando acordamos un programa con el Fondo Monetario Internacional -si quieren luego lo discutimos-, pero no acordamos el programa de fondo. Es importante que esto se entienda. El programa monetario que tenemos ya había sido aprobado con anterioridad al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, pero lo corregimos para tener en cuenta que a fin de año se había emitido algo más de lo que se presumía. Entonces, el programa monetario acordado es el del Banco Central y no el del Fondo Monetario Internacional. A los efectos del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, fijamos la fecha del 7 de enero; desde allí hasta hoy la expansión de la base monetaria ha sido aproximadamente de 300 millones de pesos. Por lo tanto, de dos mil millones por mes hemos pasado a emitir, en los dos primeros meses de este año, 300 millones de pesos. Este ha sido un cambio muy fuerte en términos de la disciplina monetaria. Desde el punto de vista monetario esto tiene que ver con tres cuestiones puntuales. Una es que hemos logrado profundizar las letras de corto plazo del Banco Central -LEBAC- como instrumento de absorción.

La segunda tiene que ver con la desregulación del mercado cambiario, que exime al Banco Central de comprar demasiados dólares y, por lo tanto, de emitir demasiados pesos. La tercera cuestión es que hemos logrado lo que hace dos o tres meses parecía absolutamente imposible: cobrar los redescuentos de los bancos, primero por una cuestión de liquidez y luego, porque existía la sensación de que los redescuentos eran un regalo que en algún momento se iban a tachar; hasta se llegó a decir por allí "tacho, tacho". Obviamente era muy difícil imaginar un incentivo para que los bancos comenzaran a pagar redescuentos.

A partir de enero cobramos intereses de caja por los redescuentos y no devengamos más. Además, encontramos la forma de poner la zanahoria adecuada para que los bancos empiecen a pagar. Lo que hemos hecho es que aquellos bancos que comiencen a devolver CEDROS, deben considerar al Banco Central con el mismo privilegio de acreedor que aquellos que vieron sus depósitos reprogramados. En lo que va del ejercicio hemos cobrado más de cien millones de pesos de capital en redescuentos y una suma similar mensualmente en concepto de intereses.

Cuando sumamos todos estos factores, el superávit primario del gobierno nacional, que fue más alto de lo esperado, y la gradual recuperación de instrumentos por parte del BCRA, entenderemos cómo hemos logrado desacelerar fuertemente el ritmo de expansión monetaria.

La consecuencia de esto ha sido la estabilización de la tasa de interés, que ha subido un poco en las últimas cuatro o cinco semanas, y la caída del tipo de cambio entre un 12 y 13 por ciento en los últimos meses. Esta combinación del dólar en caída y las tasa de interés atractivas permitió que continúe el entusiasmo por los depósitos a plazo fijo y de esta manera que prosiga la recuperación de la liquidez del sistema financiero.

T.4

Los nuevos plazos fijos están creciendo en el orden del 12 por ciento mensual aproximadamente. Esto ha permitido la recuperación de la liquidez y mantenido la tasa de inflación en un rango bastante bajo, sobre todo comparándola con el 22 por ciento que ustedes nos pusieron como meta para este año.

La pregunta que uno se podría formular -creo que es genuina y atendible- es si la inflación es del 8 por ciento y el Congreso estima un 22 por ciento, no será que tenemos una política monetaria demasiado dura. Habría que ver qué se entiende por política monetaria demasiado dura; yo prefiero pensar que tenemos una política monetaria prudente. ¿Por qué digo esto? Porque tenemos importantes incertidumbres por delante: una tiene que ver con el fallo de la Corte Suprema -entiendo que hay preguntas al respecto- y la otra con el proceso electoral. Estos dos acontecimientos llevan a que uno compre seguros frente a los riesgos venideros. A mi juicio, esos seguros son relativamente baratos. ¿Por qué digo esto? Porque hoy es muy difícil argumentar que hay un canal aceitado entre la política monetaria y la economía real; es difícil argumentar que hay una correspondencia de uno a uno entre una suba de la tasa de interés y el nivel de actividad económica. Hago este análisis porque ustedes saben muy bien que todavía no está funcionando el mercado de crédito. Estamos en una economía de caja; hay mucha caja, porque los argentinos han sabido ahorrar particularmente en dólares, que tienen debajo del colchón. De hecho, cuando miramos cualquier indicador económico, los números continúan marcando una recuperación importante.

La Bolsa de Comercio de Buenos Aires es la que más ha subido a nivel mundial en el curso de este año. Además, como ustedes saben, Argentina es el único lugar del mundo en el que hay un boom turístico, a pesar de la guerra de Irak.

Por otra parte, los indicadores de la producción industrial y de la construcción ustedes ya los conocen, por lo tanto, no voy a explicárselos. Asimismo hay una fuerte recuperación de la confianza del consumidor. De manera que no pareciera que la política monetaria se está poniendo en el camino de esa recuperación.

Advierto que me estoy extendiendo bastante más de lo que pensaba decir en mi introducción. Igualmente quiero dejar sentado que en estos primeros tres meses, más allá de haber cumplido con el Fondo Monetario Internacional -que no es un tema menor, porque hace varios años que no lo hacíamos y particularmente en lo monetario hace más de una década, porque las metas monetarias eran nominales por el tema que teníamos anteriormente-, pensamos seguir cumpliendo con la meta de marzo. De todos modos, considero que lo más importante fue lo logrado en los últimos tres meses en términos de disciplina monetaria y fiscal. Obviamente esto no nos hace bajar los brazos ni muchísimo menos. Son grandes los desafíos que tenemos por delante, sobre todo en términos de sistema financiero, donde hay mucho por hacer. Sin embargo, creo que en estos tres meses hemos avanzado en cuestiones particularmente importantes y seguiremos estando atentos y vigilantes, sobre todo en los próximos dos meses, donde se puede vislumbrar alguna situación de incertidumbre particularmente referida a las elecciones y al entorno internacional -empezando por Brasil y siguiendo por el resto del mundo- que está en una situación bastante débil.

Dejemos que esto sea una introducción algo estimulante y pasemos a las preguntas que quieran formularme. Dispongo del tiempo que haga falta y contestaré todo lo que pueda, de no ser así, remitiré la respuesta por escrito.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Tengo las preguntas que los señores diputados me enviaron por escrito. De todos modos, esto no impide que puedan surgir nuevas inquietudes en el desarrollo de la reunión. Hay algunas preguntas comunes a varios señores diputados; una de ellas es la referida al fallo de la Corte Suprema. Quisiéramos saber si hay un plan de contingencia y cuál es el costo fiscal asociado con la eventual emisión de bonos. Al respecto, nosotros contamos con un plazo de sesenta días, aunque en realidad ya nos quedan cerca de cuarenta días. Realmente nos gustaría conocer su opinión sobre cómo se enfrenta el tema de la Corte Suprema.

T.5

cab

Fin

SR. PRAT-GAY Obviamente este es un tema importantísimo de esta coyuntura.

La posición del Banco Central respecto del fallo de la Corte es la misma que puede tener cualquier ciudadano argentino. La Corte dicta una sentencia y hay que aceptarla. Lo que no es del todo claro, a partir de esta sentencia, es qué puede llegar a suceder después. Yo no soy abogado, pero entiendo que lo que la Corte ha hecho es declarar inconstitucional el artículo 2° del decreto 214 que pesificaba los depósitos. De modo que si bien no hay una sentencia firme más allá del caso de San Luis, es muy claro que hay que estar preparados para una extensión de ese fallo hacia otros casos, y esto es indiscutible.

Desde el punto de vista del Banco Central es difícil preparar un plan de contingencia hasta que efectivamente no se haya dictado el fallo.

Cuando uno lee el fallo, que establece el plazo de sesenta días...

SR. CORREA ¿Son días hábiles o corridos?

SR. PRAT-GAY Corridos, porque no dice que sean hábiles.

SR. ACEVEDO Si no dice que son corridos, son hábiles.

SR. ALESSANDRO Son días corridos. Todos los comentarios que leí se referían a que eran días corridos, así que debe estar en el fallo.

SR. CAFIERO De todas formas, son sesenta días, no sesenta meses; así que no cambian mucho las cosas.

SR. CORREA Cambia el gobierno, nada más.

SR. LOUTAIF Tengo aquí el fallo y dice que son sesenta días corridos. Vence el 5 de mayo.

SR. PRAT-GAY Igualmente no hay que dejar todo para el 5 de mayo.

Cuando uno mira el fallo hay algunas cosas que quedan bastante claras, o por lo menos implícitamente queda la sensación de que este fallo se va a circunscribir a los depositantes que hayan iniciado acciones, o que no hayan aceptado voluntariamente la pesificación. Entonces, creo que lo más probable es que en el caso de que hubiera un fallo general sobre redolarización, vamos a estar hablando de un alcance limitado a los depósitos reprogramados al momento del fallo; es decir, los CEDROS actualmente en circulación.

Esos CEDROS representan hoy un monto equivalente a dólares originales de aproximadamente 9 mil millones de dólares.

SRA. CORREA Aun sin que exista demanda de parte de la gente.

SR. PRAT-GAY No, tiene que haber demanda. Es un terreno que no conozco porque no soy abogado ni constitucionalista. Hasta ahora lo que tenemos es un fallo donde la Corte hizo dos cosas: decretó la inconstitucionalidad del artículo 2° del decreto 214, y dentro de esa inconstitucionalidad le ordenó al Banco de la Nación Argentina compensar a la provincia de San Luis. Esto último es importante por lo que mencionaba el señor diputado Frigeri en el sentido de que si bien el error, si se quiere, le correspondió al gobierno nacional porque fue el que escribió el artículo 214, el condenado es el banco.

Esto genera algunas cuestiones que pueden ser problemáticas para las instituciones financieras, particularmente si hubiera un fallo más general en el corto plazo, o si hubiera una aceleración en el proceso de los amparos. Digo esto porque los bancos pagan con sus disponibilidades y eventualmente se los compensa con un bono; entonces eso tiene patrimonialmente un impacto muy fuerte, porque como ustedes saben los bonos se pueden valuar a su valor técnico dentro de la contabilidad, pero el valor económico hoy por hoy es distinto.

Creo que la preocupación es más patrimonial que de liquidez, pero no deja de ser una preocupación importante porque los bancos ya parten de una situación en sus carteras muy expuesta al sector público.

T.6

En la actualidad el sistema financiero tiene, en promedio, un 55 por ciento de sus activos en bonos o préstamos al sector público.

Entonces, siguiendo con la definición que había hecho antes, es decir, si nos sujetamos al tema de los CEDROS y no pensamos que es un fallo retroactivo -tengo entendido que esto es lo que ha expresado la Corte Suprema aunque no en forma tan explícita-, tenemos aproximadamente 9 mil millones de dólares originales que fueron pesificados a 1,40. A esta suma se le agregó el CER, lo que nos da aproximadamente 2,05. Este 2,05 hay que compararlo con los 3,15 pesos, que es la cotización del dólar de los últimos días. Por lo tanto, el monto de la compensación sería 1,10 pesos por cada dólar de depósito original. Si multiplicamos 1,10 por los nueve mil millones llegamos a los diez mil u once mil millones de pesos en concepto de compensación. Si esta compensación o cálculo la hubiéramos hecho por el mismo stock de CEDROS hace tres meses, el costo fiscal hubiera sido de aproximadamente catorce mil millones de pesos. Esto es importante entenderlo, porque el costo fiscal es dinámico y hasta podría llegar a ser cero si suben los precios...

SR. PRESIDENTE FRIGERI Y la política fiscal es prolija...

Varios señores diputados hablan a la vez.
SR. PRAT-GAY Como ustedes saben, yo no hablo acerca de la cotización del dólar. El hecho de referirme a ese tema alguna vez me costó un dolor de cabeza por algún titular salido en los diarios.

Considero que el presidente del Banco Central debe concentrarse más en lo relativo a la inflación que en lo atinente al tipo de cambio. Si llegara a flotar el tipo de cambio entonces tendríamos que renunciar al hecho de pensar que lo podemos manejar o pronosticar.

Ha habido un cambio de régimen y eso nos cuesta entenderlo debido a que fueron muchos años de convertibilidad. En el pasado no hemos tenido experiencias de flotación cambiaria con un Banco Central independiente. Supongo que éste es un tema que a ustedes también les preocupa. El Banco Central de la República Argentina es independiente desde el punto de vista legal, y así lo demuestra su carta orgánica. No obstante de que existen algunas cuestiones que prontamente serán enviadas al Congreso para ser modificadas, es una carta orgánica que le brinda al Banco Central una enorme independencia operativa.

Pero en la Argentina no alcanza con tener independencia legal u operativa; hay que transformar esa independencia en una independencia práctica. Este es uno de los desafíos que tenemos para el futuro.

Durante la convertibilidad, el Banco Central podía hacer muy poco, y por lo tanto estábamos hablando de una independencia teórica. Como dije hace un momento, en experiencias anteriores, con un tipo de cambio flotante, la carta orgánica no le confería demasiada independencia al Banco Central.

Todas las experiencias pasadas respecto del tipo de cambio flotante terminaron mal, y esto no se debió al régimen de flotación sino a una cuestión institucional que tenía el Banco Central.

Considero que tenemos una excelente oportunidad para hacer las cosas como la mayoría de los bancos centrales del resto del mundo. Es decir, tener un régimen de flotación con un Banco Central independiente enfocado estrictamente en metas de inflación. Ese es uno de nuestros objetivos para el futuro.

Me desvié de la pregunta acerca del tema del costo fiscal en relación con lo que podría ser un fallo redolarizador más amplio. Ese costo fiscal alcanzaría aproximadamente los 10.500 millones de pesos si se lo compara con lo que se habría alcanzado tres meses atrás, es decir, más de catorce mil millones de pesos. La mejor estimación que hoy tenemos en lo relativo al patrimonio neto en el sistema financiero es de aproximadamente veinte mil millones de pesos. Si bien la suma de diez mil millones de pesos o 3.500 millones de dólares no es comparable con el stock de deuda pública que alcanza los ciento cincuenta mil millones, esos diez mil millones constituyen la mitad del patrimonio neto del sistema financiero. Por eso es fundamental la forma en que finalmente se decida compensar y a quién, por la inadecuada dolarización.



T.7

Se debe determinar si la compensación se realiza directamente al depositante o al banco teniendo en cuenta el impacto patrimonial que puede tener sobre estas instituciones.

SR. ALESSANDRO Quisiera que desarrollara un poco más este punto de la compensación. Uno tiende a pensar o más bien se ha difundido la idea de que la compensación se hace a los bancos. Aquí se ha introducido el concepto de que podría haber diferencias en el momento de hacer una compensación, ya que podría comprender a los bancos o a los depositantes.

SR. PRAT-GAY De hecho ya hubo diferencias; en el Canje II el banco cubría 1,40 más el CER y el gobierno aportaba la diferencia de cambio al momento del pago de la obligación del banco. El que tiene la opción, el call o el seguro de cambio es el depositante y no el banco.

Patrimonialmente el efecto no es neutro, porque como decía antes los valores involucrados son diferentes. Se trata de una suma de diez mil millones de pesos adicionales, para lo cual se emitirá un bono que, tomado a su valor de mercado, tiene un valor bastante menor y significaría una pérdida patrimonial para los bancos. Los depositantes deberían entender que tal como ocurrió en 2001, como consecuencia de esta pérdida patrimonial, los bancos pueden tener problemas por el impacto patrimonial que se podría producir, y así pasaríamos a visualizar un impacto de liquidez que no queremos tener, más allá de que la exposición de los bancos al sector público rondaría entre el 55 y el 60 por ciento del activo. Este nivel está muy por encima de lo que uno quisiera tener, ya que los bancos están muy vulnerables al proceso que viene por delante que es la reestructuración de la deuda externa.

SR. ACEVEDO Yo quiero conocer cómo juega este tema...

SR. PRESIDENTE FRIGERI Este asunto es complejo y puede generar algunas preguntas adicionales, por lo tanto sugiero que no dialoguen para no dilatar demasiado las respuestas.

SR. CAFIERO Me parece que el fallo redolarizador de la Corte indica que la forma en que se pensó salir de la crisis está reñida con el derecho. Entonces, hay que pensar una forma distinta de hacer esto. No podemos analizar la salida a partir del fallo de la Corte; tenemos que pensar que este fallo nos lleva al inicio de la crisis y a la forma de resolverla.

La pregunta que le haría al presidente es si analizó cómo fue la evolución de la exposición de los bancos al endeudamiento público. En diciembre de 2000, los bancos tenían un 17 por ciento de su cartera en préstamos al Estado; ahora están en el 55 por ciento. Cualquier plan de contingencia o alternativo es el plan B, porque el plan A falló.

SR. PRAT-GAY ¿Cuál era el plan A? No entiendo lo que está diciendo.

SR. CAFIERO El plan A era la pesificación asimétrica y el decreto 214.

SR. PRAT-GAY Lo único que se declaró inconstitucional del decreto 214 es el artículo 2°. No me quiero meter en una discusión legal y constitucional, porque no es mi tema y creo que ustedes lo conocen mejor que yo.

SR. CAFIERO Yo soy ingeniero así que mi caso es todavía peor que el suyo.

La pregunta que hicimos va en ese sentido, y no es sólo para el presidente del Banco Central sino también para los legisladores que debemos dictar las leyes; no debemos sacarnos de encima el sayo. Estas preguntas también son para nosotros. Me parece importante que a la hora de buscar una solución pongamos todas las cosas sobre la mesa. Hacia allí apuntaba este tema de la compensación a los bancos o al ahorrista.

T.8

Es decir, en un vis a vis Estado-bancos, hay que hacer el clearing de lo que pasó. No se pasa del 17 por ciento al 55 por ciento por necesidades del Estado. ¿Está claro? Hay un número que ha cambiado mucho y está relacionado con el posicionamiento de los bancos frente a la crisis; esto es lo que me parece que nunca revisamos aquí. ¿Cómo fue el tema de los préstamos garantizados? ¿Qué pasó con las reservas y con los títulos? Ese intríngulis nunca pudimos resolverlo, y me parece muy importante que el Banco Central haga este análisis. Además, ¿cómo fue creciendo la exposición de los bancos a los títulos públicos? ¿Por qué se pasó del 17 al 55 por ciento? Hay que analizar detenidamente estos temas, si es que en algún momento vamos a hacer un clearing entre Estado y bancos.

SR. PRAT-GAY Ese tema fue analizado; solamente falta el número relativo a fines del año 2001. No hubo un salto sin escalas del 17 al 55 por ciento; aunque admito que la escala previa fue bastante pequeña. A fines de 2001 la exposición de los bancos al sector público era del 23 o 24 por ciento, y buena parte del saldo tiene que ver con la resolución de la crisis, porque la pesificación fue asimétrica y había que compensar. Asimismo, se relaciona con algunas otras compensaciones producto de la forma en que se salió de la crisis. Creo que hay que analizar todos estos puntos.

Si me permiten la recomendación, más allá de toda investigación que uno pueda hacer, yo no promovería un barajar y dar de nuevo. Me parece que a los argentinos les ha costado mucho el año 2002 como para reabrir la resolución de la crisis, y creo que el fallo no lo hace.

SR. ACEVEDO Si me permite una interrupción, quiero señalar que hay una cuestión que me parece central y es cómo pensamos en la Argentina. Considero que el planteo del señor diputado Cafiero es muy serio.

El presidente del Banco Central se refirió a dos puntos. Hay dos variables ajenas a la política del Banco Central: cómo se resuelve el tema de la Corte y el proceso electoral. Más allá de la valoración que cada uno de nosotros tenga sobre la Corte Suprema, su composición y su reputación -aspectos que no conviene merituar ahora-, necesariamente tenemos que partir de lo resuelto por la Corte. La Corte dijo que este es el derecho en la Argentina, nos guste o no, lo compartamos o no. Es un elemento de seguridad jurídica, más allá de que pueda considerarse que se trata de una pandilla de delincuentes, pero este es un dato insoslayable, si no nunca podremos comenzar nada. Considero que esto es central para asumir adónde estamos parados.

Además, allí la Corte dice algo mucho más grave: para qué se metió el Estado en la relación entre los depositantes y los bancos. Esto no tendría que decirlo la Corte -porque no le corresponde-, ¿pero por qué el Estado se puso a mediar entre los depositantes y los bancos? Hizo abstracción de todo lo que nosotros conocemos. Es más; Vázquez dijo que los argentinos deberían recordar que en la mentada acordada del 6 de septiembre de 1930 -que reconoce al gobierno de facto que derroca a Yrigoyen- comenzaron los problemas, cuando se desconoció la vigencia de los derechos individuales. Me parece que esto es central. No podemos ignorar que hay un fallo de la Corte y una jurisprudencia que hace al concepto de seguridad jurídica. Además, esto se relaciona con lo que planteaba el presidente del Banco Central acerca de la reestructuración de la deuda y las obligaciones del Estado argentino.

T.9

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Fin

SR. LOUTAIF Cuando hablábamos sobre la resolución de la crisis y el futuro fallo pensaba en el jubilado o en el empleado que tenía un plazo fijo de 5 mil dólares y que le ofrecieron 7 mil pesos y los tomó. En ese momento esas eran las reglas de juego, y ellos se llevaron los pesos que les dieron. Entonces ahora podemos estar pensando soluciones para los que tienen CEDROS, para los que hacen amparo, y si no entendí mal no estamos pensando en la solución para aquellos que ya se llevaron la plata.

SRA. CORREA No solamente están los que se llevaron la plata sino también aquellos que creían que tenían dos opciones. En realidad nunca consideraron que tenían una tercera, que era interponer una demanda, o bien lo sabían pero no tenían un abogado para que la presentara, o pensaban que los iban a perjudicar. Las dos opciones eran: CEDROS o BODEN. Entonces, esas personas no fueron libres para elegir, no tuvieron otra alternativa.

SR. ACEVEDO Había una cuarta opción: no haber llevado la plata a los bancos.

SRA. CORREA El que hoy en día tiene un CEDRO, no tuvo otra opción.

SR. CORREA Jurídicamente hubo una novación.

- Varios señores diputados hablan a la vez.
SR. PRESIDENTE FRIGERI El fallo de la Corte apunta a los CEDROS, no hacia atrás. Si no apunta hacia atrás, cuando hablamos del costo fiscal es distinto a que si apuntara hacia atrás, que sin duda ese costo se multiplicaría. El señor presidente del Banco Central dijo que ese costo, no apuntando para atrás, es de 10 mil millones de pesos, es decir unos 3 mil millones de dólares.

De aquí para adelante hay varias opciones, y esta es la pregunta que le hago al señor presidente del Banco Central. Una opción es no hacer nada y que transcurra el plazo que resta de estos sesenta días.

Otra opción -y no me pongo a defender a los bancos- es plantear una salida con un bono más corto que el BODEN para que tenga efectos para el deudor.

Mi temor es que si no hacemos absolutamente nada -tenemos un plazo para hacerlo- van a proliferar los amparos y vamos a terminar en un bono igual, pero un bono mal dado, porque va a ser un bono para que la gente se lleve la plata. Si la gente se lleva la plata, le va a hacer un agujero al banco; pero si la deposita también, porque en última instancia va a ser un depósito a corto plazo, cuando podríamos alargar ese plazo.

Entonces, no es indiferente que hagamos algo o no hagamos nada. Creo que es una opción del Poder Ejecutivo. Vamos a tener que analizar bien lo que se hace. Tomemos el tiempo que necesitemos hasta que se cumplan los sesenta días, pero tengamos cuidado porque pueden ocurrir efectos no deseados si no hacemos nada.

SR. ALESSANDRO Yo no estoy tan convencido de eso -es una opinión no técnica-, porque hasta ahora el tiempo viene jugando a favor, por lo que venía planteando el señor presidente del Banco Central. Hoy la brecha entre el CEDRO y los dólares es del 32 por ciento. Si después de las elecciones continuamos con un clima de estabilidad política y económica pienso que esa brecha va a bajar. Hasta ahora los pronósticos decían que las cosas iban a estar peor, pero fue al revés. Si hace tres meses nos poníamos a elaborar cualquier instrumento, hubiera costado más caro.

Es evidente que el 90 por ciento de las predicciones no se cumplieron, como las que decían que el dólar iba a cotizarse a 4, 7 u 8 pesos. Creo que hoy, si no se esforzara tanto el Banco Central, estaría debajo de los 3 pesos; más aun si no tuviéramos elecciones dentro de 45 días. Obviamente tenemos que pasar la etapa de las elecciones, pero faltan nada más que 45 días, y creo que el camino de la normalización es importante.

Entonces, yo sería bastante prudente en términos de jugarme con un instrumento, porque si uno mira lo que pasó en los últimos meses, creo que la desesperación de los ahorristas tiene que ser cada vez menor porque están más cerca del poder adquisitivo real de su depósito, más teniendo en cuenta que hoy una propiedad, una fábrica, un auto valen en dólares menos que ese plazo fijo en CEDROS. Está bien, ellos tenían dólares; en su momento tenían dólares.

T.10

Me parece que la brecha está más cerca.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Si la brecha se acerca más, entonces los costos son menores. Cuando prometieron pagar los CEDROS hubo gente que no fue a cobrarlos. Obviamente, no quisieron hacer el duelo. Entonces, creo que nadie tiene la verdad absoluta.

SR. PRAT-GAY Estoy de acuerdo con los dos criterios. El señor diputado Frigeri plantea un riesgo que es innecesario correr y, por otro lado, el señor diputado Alessandro estima que lo más probable es que no entremos en ese escenario. Creo que la probabilidad de ese escenario es baja. Entonces, ¿para qué correr riesgos? Uno podría tener un instrumento diseñado de manera tal que su costo fiscal siga cayendo. Es decir, podríamos tener un instrumento que resuelva la incertidumbre planteada por el señor diputado Frigeri y que no nos comprometa fiscalmente en los términos planteados por el señor diputado Alessandro. Esto no es otra cosa que el Canje II.

SR. CAFIERO Dado que lo que yo digo generalmente no es considerado, por lo menos tengo la tranquilidad de que mis palabras quedarán reflejadas en la versión taquigráfica.

A partir del fallo de la Corte se reabre la discusión acerca de cómo fue la salida de la crisis y quiénes pagaron los costos. Desde ese lugar deberíamos analizar quiénes se posicionaron de una u otra manera frente a la crisis, y cómo entendieron que podían salir de ella, en particular los bancos.

SR. GONZÁLEZ (R.A.) Quiero señalar lo siguiente para que quede registrado en la versión taquigráfica. Se critica la pesificación asimétrica que tiene un costo ineludible. Si hoy hiciéramos una fotografía de cómo sería la economía sin la pesificación asimétrica, qué hubiera ocurrido si los ahorristas hubieran recuperado su dinero en dólares y los que tienen créditos hubieran tenido que pagar. ¿Estaríamos en este nivel de desarrollo de la economía? ¿Hubiéramos logrado cierta pacificación social? Todo esto evidentemente tiene un costo, y ese costo lo va a absorber y diluir el Estado con el correr del tiempo. Lo único que podemos hacer son juicios subjetivos de valor acerca del pasado reciente, y qué medida hubiera sido conveniente tomar en tal o cual momento.

Todo el mundo sabe que es sencillo encontrar soluciones después de que los problemas pasaron. Lo difícil es encontrar soluciones en los momentos en que esos problemas se presentan.

Por lo tanto, propongo que aprovechemos el tiempo y escuchemos al señor presidente del Banco Central en lugar de brindar exposiciones acerca de nuestras concepciones políticas respecto de cómo hubiéramos podido salir de la crisis, porque creo que nunca nos pondremos de acuerdo en este sentido.

SR. PRAT-GAY Para mí este es un intercambio de opiniones y considero que puedo aprender mucho de ustedes. De manera que no tengo inconvenientes en escuchar las inquietudes de los señores diputados.

SR. OSTROPOLSKY Quiero precisar que no es verdad que se hace el diagnóstico después de que las cosas hayan pasado, como se planteó aquí. Debo recordar que no hubo ningún apoyo a determinados proyectos -este tema lo charlé oportunamente con el señor diputado Frigeri-, como por ejemplo el que establecía que los bancos debían entregar certificados de existencia de depósitos. Eso hubiera generado una situación totalmente diferente a la actual. En esa iniciativa se determinaba qué debían hacer los bancos para entregar esos bonos a los ahorristas.

T.11

Sin embargo, este asunto nunca fue considerado y se nos ignoró por completo desde el Congreso. Hay otras cuestiones que no quiero dejar pasar y deseo que queden registradas en la versión taquigráfica, y que fueron conversadas en el día de ayer.

Recién se habló de la pesificación asimétrica y la forma en que debería haberse resuelto. Creo que hay algo escandaloso en el país que no ha sido suficientemente planteado y conversado: la pesificación para todos los que estaban posicionados en dólares fuera y dentro del país con certificados. Se les permitió pagar de una manera y sus activos de otra manera. Estas son cuestiones escandalosas porque ha habido transferencias de recursos escandalosas. El costo no sólo se relaciona con el fisco sino también con el asalariado. No quiero hacer demagogia, ni estoy diciendo esto para un público de barricada; es una verdad. Por más que se haya recompuesto el 13 por ciento -pésima idea haber detraído este porcentaje anteriormente del sueldo-, la inflación ha degradado los salarios. Esto pasa por el ajuste que se planteaba recién. El ajuste no es sólo fiscal. Esta es la realidad de nuestra economía. Cuando se dice que la meta es exclusivamente la tasa de inflación, debo decir que esto se relaciona con las posibilidades de consumo de la gente y con la degradación de los sueldos. Esta es la nueva economía, la realidad. Existe un enorme costo fiscal y un enorme crecimiento de la deuda. Siempre menciono qué porcentaje del PBI significaba la deuda y cuántos presupuestos habrían hecho falta para pagar la deuda externa antes y después de la devaluación. No sé si no hubiese sido mejor resolver el tema de otra manera, tal como lo estamos planteando. No queremos dejar pasar el tema ni que nos digan que no planteamos soluciones alternativas en su momento. Tal vez no hubiese sido la solución, pero no nos dieron el marco para discutirla.

SR. GUTIÉRREZ (J.C.) La crisis no se originó por generación espontánea, sino porque hubo responsables anteriores...

SR. OSTROPOLSKY Estamos hablando de la crisis y de la consecuente caída de un gobierno...

Varios señores diputados hablan a la vez.
SR. PRESIDENTE FRIGERI Creo que este debate sería oportuno hacerlo en otro momento, y que hoy deberíamos escuchar al presidente del Banco Central.

SR. CANTINI Todos tenemos una catarsis para hacer respecto de cómo se superó la crisis o de qué otra manera se hubiera solucionado. Dejemos de lado este tema y discutámoslo cuando se retire el presidente del Banco Central.

En relación con la salida de la crisis y lo que se planteó aquí, me gustaría conocer, frente al fallo de la Corte, qué posibilidad existe de comenzar a pedir a los bancos una solución con su patrimonio neto. El fallo de la Corte dice que el Estado metió la pata. Siempre estamos haciendo de intermediarios, buscando soluciones a los bancos y a los ahorristas. Como alguien dijo jugamos a ser Dios, sacamos un poco de un lado y lo ponemos en otro. ¿Qué posibilidad hay de que los bancos comiencen a negociar con sus clientes? Es decir, se trata de abrir la posibilidad de que el banco negocie con quien le prestó el dinero, a un bajo o alto riesgo, ya que cada uno era responsable de dónde ponía el dinero y los bancos también cobraban una sobre tasa por riesgo inflacionario en la Argentina. ¿Cómo ve el presidente del Banco Central que los bancos comiencen a afrontar la tarea de la devolución del riesgo que cobraron por los diez años de convertibilidad en la Argentina? Cuando regía la convertibilidad y la paridad del peso y el dólar era de uno a uno, los bancos cobraban una tasa de riesgo inflacionario. ¿Existe la posibilidad de dejar la solución librada al mercado o siempre tiene que haber una intervención del Banco Central?

T.12

SR. PRESIDENTE FRIGERI Como tenemos un cuestionario, sería conveniente respetar el orden de las preguntas.

SR. CANTINI Lo que ocurre es que a los miembros de la Comisión de Presupuesto y Hacienda no nos dieron la posibilidad de enviar las preguntas por escrito.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Están invitados para escuchar al presidente del Banco Central.

SRA. CORREA Quiero formular una pregunta muy breve. Como legisladora no debo preocuparme por los costos que ya están hundidos sino por los futuros.

Como miembro de la Comisión de Presupuesto y Hacienda me gustaría contar con una estimación completa del costo estimado para el futuro, porque el costo económico del que habla mi comprovinciano mendocino dudo que algún día pueda ser medido por un economista. Por ello, simplemente quisiera saber cuál es el costo fiscal de ahora en adelante, con el cual tendrá que trabajar el próximo presidente. Creo que el 25 de mayo habría que hacer un balance e inventario de corte, aunque se trate de un ejercicio irregular del Estado, ya que no comprenderá el período de un año. Quisiera saber la opinión del presidente del Banco Central y tener una estimación realista sobre el costo fiscal futuro esperado.

- Varios señores diputados hablan a la vez.
SR. PRESIDENTE FRIGERI Tenemos sesenta y dos preguntas para formular al presidente del Banco Central. De manera que sugiero a los señores diputados que nos aboquemos directamente a plantear dichas inquietudes.

SR. ROMERO (H.R.) Señor presidente: simplemente quisiera saber cuáles son las medidas políticas surgidas desde este Congreso. Si no empezamos a coordinar las soluciones -usted toma sus medidas, nosotros las discutimos aquí, el oficialismo sostiene una cosa y nosotros otra-, y seguimos mirando para atrás y echándonos culpas, no vamos a encontrar la respuesta.

A la pregunta del señor diputado Cantini le agregaría cuál es la solución política desde el otro poder del Estado para encontrar la respuesta definitiva.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Tiene la palabra el señor diputado Briozzo.

SR. BRIOZZO Seré muy breve, señor presidente. El otro día el presidente del Banco Central estuvo en una reunión de comisión casi tres horas. Uno de los temas planteados fue el referido a los cinco mil millones de redescuentos...

SR. PRESIDENTE FRIGERI Ese tema está incluido en una de las preguntas, señor diputado.

SR. BRIOZZO Sí, pero deseo enmarcarlo con otra inquietud, señor presidente. Lo que quiero decir es que hizo aquella referencia contrastando con los once mil millones que supuestamente tiene de acreencias. Planteó el problema concreto de que, al tener cinco mil millones de redescuento, no es posible prestar. Entonces, la pregunta es más general y tiene que ver con las medidas que se están pensando en función de predisponer el sistema financiero a favor del sistema productivo, de la vuelta del crédito...

SR. PRESIDENTE FRIGERI Esa es una de las preguntas que tenemos para plantear al señor presidente del Banco Central. Recuerdo que oportunamente se solicitó a los señores diputados que formularan las preguntas que estimaran conveniente por escrito. Entonces, sería bueno que el presidente del Banco Central pudiera contestarlas. Luego, si queda alguna inquietud podrán comentarla, pero sería conveniente guardar un orden.

SR. BRIOZZO Si la Presidencia me da la palabra, voy a formular la pregunta.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Acabo de señalar que ya está planteada dentro del cuestionario que se acordó por escrito. Escuchemos al presidente del Banco Central.

Varios señores diputados hablan a la vez.
SR. BRIOZZO Se intercambiaron opiniones; desde hace rato estamos escuchándonos entre nosotros como lo hacemos todos los días, pero ahora la Presidencia no permite que formulemos una pregunta. No quiero dar una opinión sino hacer una pregunta.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Creo que el tiempo no se perdió. Hay cinco preguntas referidas al mismo tema, señor diputado.

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Hay una serie de preguntas que se refieren a que casi siempre el crédito se inicia por la banca pública; hoy los bancos tienen problemas con los redescuentos y no pueden prestar, a pesar de que hay algunos, como el Banco de la Nación Argentina, que tiene redescuentos por 5 mil millones, mientras que la Nación, las provincias y los municipios le deben 12 mil millones. Entonces se pregunta cuál es la mecánica para posibilitar que estos bancos puedan prestar.

Pero esto no alcanzaría si no hay una flexibilización de las normas del Banco Central en materia crediticia, porque después de cuatro años de recesión no hay empresa que no esté en categoría "inconveniente" para que le presten, y aun cuando fuera posible prestarle hay que previsionar ese préstamo.

En este sentido la pregunta es qué está pensando el Banco Central, ya que sus normas estaban por encima de los requerimientos internacionales y las normas de Basilea, por lo que se deben fijar otras condiciones para que los créditos sean viables, y a su vez flexibilizar las normas para que los bancos puedan dar créditos, sin que esto afecte al Banco Central.

SR. PRAT-GAY Esto va en línea con lo que veníamos diciendo antes. Coincido con lo que se dijo acá, pues me parece que nuestra responsabilidad, tanto la de ustedes como la mía, es mirar hacia delante y tratar de que las cosas salgan lo más rápido y mejor posible. Ello no quita que cuando quieran nos reunamos detrás de un café o una cerveza a hablar del pasado. Particularmente creo que los economistas no le hemos hecho un buen servicio a la Argentina durante los últimos años interpretando lo que pasaba y lo que iba a pasar, pero ese es otro partido.

Hacia delante y particularmente en lo que tiene que ver con el sistema financiero y la vuelta o no del crédito, permítanme que les cuente cómo veo la situación en términos generales, para ir después a algunas cuestiones particulares.

Creo que en la resolución de la crisis bancaria de ahora en adelante hay tres etapas. Hay una primera etapa que es donde cerramos el que denomino "el capítulo 2002". El año 2002 terminó en el calendario, pero no en una cantidad de compensaciones y ejecuciones de compensaciones pendientes al sistema financiero y dentro del sistema financiero como consecuencia de la pesificación, la reversión de la pesificación, la dolarización que hubo pero que no hubo; toda una cantidad de cuestiones que tuvo que ver con los últimos dos o tres meses del año 2001 y primeros meses del año 2002, donde se trataba de hacer pie en una situación de crisis absolutamente inédita, tanto para la Argentina como en una comparación internacional.

Hay temas pendientes que tienen que ver con montos de compensación, con compensaciones ya acordadas pero que tienen que ser efectivamente instrumentadas; todo lo que tiene que ver con el 2002 que todavía está abierto y pendiente en parte en el Ministerio de Economía, pero en parte también en el Banco Central. En eso estamos trabajando para asegurarnos de que en las próximas semanas tracemos una línea y por lo menos le podamos decir adiós al 2002.

Esto es importante porque hoy los bancos no saben dónde están parados. Es difícil para los bancos entender cuál es su posición patrimonial, porque ella depende de cuestiones que están fuera de su control. Habida cuenta de que el banco es una entidad que tiene que transformar ahorros en crédito, si dentro de ese proceso propio tiene una enorme incertidumbre respecto de dónde está parado, es bastante difícil que salga agresivamente a hacer lo que tiene que hacer. Como decía antes, la responsabilidad reside en el Ministerio de Economía y en el Banco Central, y estamos trabajando activamente en eso.

Hay una segunda etapa donde diría que la responsabilidad es exclusiva del Banco Central, y es la etapa en la cual se empiezan a dictar las normas del nuevo sistema financiero. Esto tiene que ver con lo último que se planteó en esas preguntas por escrito, que es la valuación de las carteras comerciales, las previsiones, la forma de dividir la historia del futuro, empresas que en el régimen anterior no eran viables y ahora lo son.

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¿Puede el Banco Central encontrar una forma de distinguir entre el pasado y el futuro? Sí, puede, y para eso estamos trabajando, y en esto tiene mucho que ver el tema de los capitales mínimos.

Aquí voy a transgredir una regla que dije que no iba a violar, remontándome un poco hacia el pasado. Uno debe cuestionarse cuál fue el efecto final de las regulaciones que tuvimos durante los años 90. Precisamente, las regulaciones de los 90 apuntaban a un sistema financiero tremendamente sólido, ¿por qué? Porque no podíamos tener prestamistas de última instancia, dado que con el tipo de cambio fijo se emitía solamente si a cambio se compraba un dólar. La capacidad del Banco Central no podía ser testeada, porque ni siquiera existía. Sí existía la fantasía de que las entidades extranjeras iban a traer dólares en helicópteros para rescatar al sistema financiero.

Durante los años 90 se intentó armar un sistema financiero a prueba de balas. Cuando uno mira los informes del Banco Mundial del año 99 -donde se clasifica a todos los sistemas financieros de los mercados emergentes-, Argentina ocupaba el segundo lugar en el mundo. Es decir, tenía el sistema financiero más sólido después de Singapur. Era sólido pero por dentro estaba poco operativo. ¿Cuál era el costo de esta enorme fortaleza? Las tazas de interés que mencionábamos antes y la poca predisposición a prestar. La regulatoria previa desincentivaba los préstamos particularmente en el sector privado, porque se los castigaba doblemente, por exposición y por el nivel de la tasa de interés.

Hemos tenido un cambio de régimen muy fuerte. No hay que mirar hacia atrás simplemente para señalar lo que está mal, sino para ver qué es lo que tenemos que hacer cuando sentamos las bases para el próximo sistema financiero. En ese sentido, debemos enfocar, en primer término, la nueva regulación o normativa. Definitivamente, no creo que tengamos que volver a Basilea Plus. Basilea Plus era un reaseguro en el caso de que hubiera necesidad de un prestamista que, en última instancia, no teníamos. Ahora vamos a adoptar un esquema diferente. Entonces, hace falta ser muy disciplinados, pero no es necesario ser más estricto de lo que uno tiene que ser en realidad.

También debemos considerar el tema de las carteras comerciales. En estos momentos estamos trabajando con una nueva norma regulatoria de valuación de carteras comerciales y de sistema de previsiones. Además, estamos comenzando a trabajar con una nueva regulación sobre capitales mínimos.

Recién estábamos un poco embarrados en la crisis y en el pasado, pero cuando uno empieza a mirar hacia adelante se encuentra con el enorme desafío de legislar -en el caso de ustedes- y de regular -en el caso de nosotros-, imaginando una situación de normalidad para todos los bancos, cuando la situación esté normal, pero partiendo de una situación de emergencia.

Entonces, debemos ser muy transparentes respecto de dónde queremos ir con las normas, pero también tender ese puente -temporario y provisional- entre el corto y el largo plazo. Un ejemplo de esto es saber cómo vamos a evaluar los activos públicos en la cartera de los bancos. Si los 95 mil millones de pesos de préstamos garantizados y títulos públicos tuvieran un valor de mercado, seguramente sería más bajo que el actual. Entonces, ¿cómo vamos a evaluar eso? Si hoy lo evaluáramos como debemos, desaparecerían varios patrimonios netos del sistema financiero. ¿Deseamos que esto suceda? Definitivamente no, pero queremos marcar las reglas de cómo se va a evaluar cuando las cosas estén en orden.

Este es el desafío que tenemos por delante. Es decir, legislar en forma general para una situación de normalidad, a partir de una situación de emergencia, y por lo tanto, entender cuál es el mejor puente para pasar de una a la otra.

Estamos en el proceso de nuevas normas del sistema financiero; una vez que tengamos esas nuevas normas y que los bancos puedan recalcular sus balances -teniendo en cuenta el hecho de haber cerrado contablemente el año 2002 y contar con las nuevas reglas de juego hacia delante-, esas entidades podrán entregar al Banco Central los nuevos balances.

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De esta manera podremos entrar en la tercera fase y evaluar con la información adecuada perteneciente al nuevo régimen dónde está parado cada banco, y qué hay hacer en el caso de que fuera efectivamente necesario. Estos son los tiempos.

Quiero hacer una mención a la cuestión particular de los redescuentos que se planteó aquí. Es importante como reflexión general y también tiene que ver con el fallo de la Corte. Tenemos que aprender de lo que no se hizo bien durante los 90 y ser cuidadosos sobre qué bases fundamos el próximo sistema financiero.

Si decidiéramos que es oportuno en el corto plazo perdonar los redescuentos a un banco -no voy a mencionar a ninguno-, estaremos sentando bases equivocadas. Actuando de esta manera estaríamos dando la señal de que a las entidades que vinieron a la ventanilla, porque no fueron prudentes en su momento y necesitaron liquidez por parte del Banco Central -en algunos casos los requerimientos multiplicaban varias veces su patrimonio neto-, ahora les decimos que se olviden y les damos una palmada en la espalda como si no hubiera pasado nada. No estamos en el negocio de castigar por castigar, pero sí en el negocio de evitar los riesgos morales y de sentar bases sólidas hacia delante en el sistema financiero. El fallo de la Corte ayuda en esto, porque asegura al depositante que al fin de cuentas no perdió lo que parecía, a pesar de que en términos de poder adquisitivo el depositante ganó.

Es más, si uno hubiera depositado cien dólares en Miami en el primer trimestre de 1998 -antes de que comenzara toda la crisis- y otra suma igual en el sistema financiero argentino, aprovechando que hoy los bancos devuelven CEDROS pesificados y reprogramados, el monto de estos títulos expresados en dólares no sería muy distinto de lo que hubiera tenido en Miami. Esto se debe a que las tasas de interés fueron mucho más altas en Argentina que en Miami. No se puede utilizar un argumento de justicia distributiva, definitivamente no es mi rol.

Creo que es importante poner en perspectiva que en la crisis más fenomenal de nuestra historia y posiblemente de la de muchos países, el depositante terminó cobrando casi lo mismo que hubiera cobrado en Miami.

Este es un punto de partida muy importante para el próximo sistema financiero. Debe entenderse que en otras crisis los depositantes perdieron todo. Si esta crisis se hubiera desarrollado de otra manera, tendríamos muchos menos bancos que los actuales y las pérdidas de los depositantes hubieran sido mayores. El tema es saber qué hacemos hacia delante.

SR. CAFIERO ¿Cuál es el costo fiscal de todo esto?

SR. PRAT-GAY No lo sabemos todavía.

SR. ALESSANDRO Todo crisis siempre tiene costos.

SR. PRAT-GAY No entiendo cuál es el punto.

- Varios señores diputados hablan a la vez.



SR. PRAT-GAY Volviendo al tema de los redescuentos, creo que sería un enorme error pensar que porque un banco tiene activos y pasivos públicos se pueden eliminar de la cuenta y seguir hacia delante. Creo que hay cosas que se pueden hacer. No es cierto que los bancos que tienen redescuentos no puedan prestar, esto es falso. Los bancos que tienen redescuentos pueden prestar dinero con ciertas limitaciones, pero no lo tienen prohibido. No pueden comprar LEBAC, por ejemplo, porque están fondeando la posición del título con préstamos del Banco Central. No queremos ser los pavotes que, por un lado, damos una tasa de interés baja para que se endeuden y, por el otro, compramos el título que vendimos. Esto sería realmente un disparate.

Una regulación del Banco Central que estamos en proceso de modificación serviría para aliviar las restricciones de los bancos con redescuentos. Las restricciones no son absolutas. Por ejemplo, el Banco Ciudad, que tiene un stock de redescuentos muy altos, lanzó una línea de créditos; el Banco Nación está haciendo lo mismo. Entonces, no es cierto que los bancos con redescuentos no puedan prestar dinero.

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En estos momentos creo que es mucho más importante sentar las bases de un sistema financiero duradero -que nos evite el dolor de cabeza de tener una crisis cada cinco años-, que estimular en forma artificial el crédito a corto plazo, perdiendo la oportunidad única de refundar el sistema financiero. Como economista, y no como presidente del Banco Central, me parece que actualmente tenemos una economía de caja que no requiere de créditos para crecer.

Al mirar los números del producto bruto advertimos que en la segunda mitad del año pasado se registró un crecimiento del 4 por ciento, mientras que en el primer trimestre de este año estará cerca del 6 o 7 por ciento. Entonces, en este momento no parece necesario el crédito para crecer en forma rápida, pero sí en forma sostenida. Debemos trabajar para que cuando el crédito haga falta, el sistema financiero esté lo suficientemente sólido como para encararlo.

SR. LAFALLA Me parece que no contestó la pregunta relativa a si entiende que el fallo de la Corte da alternativas para que no sea el Estado el que asuma la responsabilidad respecto de los diez mil millones.

Por otra parte, el presidente del Banco Central señaló que en general están comenzando a devolverse los redescuentos. ¿Esa es una regla pareja o es para algunos casos sí y para otros no? Si esto último fuera cierto, quisiera conocer lo que está haciendo el Banco Central al respecto.

SR. PRAT-GAY En relación con la segunda pregunta, que es más sencilla, quiero señalar que la regla es absolutamente pareja y es consecuencia de la intención de algunas entidades de devolver anticipadamente los depósitos reprogramados. A raíz de la caída de los depósitos que tuvieron en su momento, pidieron asistencia al Banco Central; nosotros somos tan acreedores como los depositantes que ahora se están beneficiando con una apertura anticipada del "corralón". Nuestros redescuentos están nominalmente a 30 días, pero se van renovando en forma automática. Entonces, la regla general fue que podían liberar CEDROS, pero que por cada peso que se devolvía a un cedrista debían devolvernos un peso. Consecuentemente, como por arte de magia, los bancos empezaron a tener interés en devolver los redescuentos, porque el zapato empezó a apretar. Si el banco de al lado devolvía y otro no, iba a haber un problema. No es cierto que los bancos que tienen redescuentos no puedan prestar ni devolver los depósitos, aunque sí es cierto que tienen una deuda pendiente que -como presidente del Banco Central y defensor de la estabilidad de la moneda- no hay que eliminar.

Con la idea del netting que está dando vueltas -seguramente lo habrán leído en los diarios-, se pensaba cargar al Banco Central con una pérdida de 12 mil millones de pesos. Creo que todos los que estamos apasionados por la estabilidad del peso tenemos que estar en contra de semejante agujero en el balance.

SR. LAFALLA La otra pregunta está relacionada con el fallo de la Corte respecto de si allí se señala quién debe pagar, si es el Estado, el banco o no dice nada al respecto.

SR. PRAT-GAY Es un tema que no domino, porque no soy abogado. Sin embargo, hay dos cosas que puedo sacar en limpio de este fallo. La primera es que el artículo 2° del decreto 214 es inconstitucional; quien redactó el decreto cometió un error. No obstante, el condenado es el Banco Nación y el que tiene que compensar es el banco. Esta es una situación muy curiosa, porque el banco siguiendo las reglas del momento y haciendo caso a un decreto elaborado por el gobierno nacional, termina siendo condenado por cumplir la regla.

SR. GUTIÉRREZ (J.C.) Ahí viene la repetición.

SRA. CORREA Es como el corresponsable, cuando el contratista no le paga al obrero. Primero se demanda a uno y luego a otro.

Varios señores diputados hablan a la vez.
SR. CAFIERO Pero el ex ministro Remes Lenicov confesó que fueron los bancos los que pidieron la pesificación, y esta noticia apareció publicada en los diarios.

SR. LAFALLA El banco es una de las partes. La provincia de San Luis demanda al Banco Nación y el juez obliga al Banco Nación a que devuelva el dinero. De manera que la afirmación no es correcta. El banco sostiene que no va a devolver el dinero, en función de lo que establece el decreto.

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El juez dice: ese decreto es inconstitucional, así que devuelva todo. El Estado no tiene nada que ver, porque ha cumplido su actividad obligatoria y lícita, que es la de hacer de juez, y ha declarado, como en tantos otros casos, que es inconstitucional el artículo. El Estado no es responsable por haber dictado una norma inconstitucional, porque para eso él tiene la forma de corregirlo. Un poder del Estado es el que dictó una norma inconstitucional, y el propio Estado corrige su error diciendo que esa norma es inconstitucional y ordena devolver el dinero.

SR. GUTIÉRREZ (J. C.) Se declara inconstitucional una parte, pero no la otra parte, que es la de los créditos que tienen que cobrar los bancos 1 a 1.

SR. LAFALLA La pregunta es qué alternativas existen -no en el campo jurídico, donde sí la hay- de que no sea el Estado quien se haga responsable de los 10 mil millones. ¿Qué pasaría en el sistema si el Estado dice que no pone ese dinero?

SR. PRAT-GAY La única alternativa jurídica es que se despesifiquen los créditos de los bancos.

SR. CANTINI Mi pregunta es qué alternativa hay de que los bancos comiencen a negociar con sus clientes.

SR. CAFIERO Capitalismo que le dicen.

SR. PRAT-GAY Eso ya lo pueden hacer.

SR. CANTINI No, no lo pueden hacer. Fíjese el caso del Banco Galicia de Uruguay, que fue una situación diferente: el banco entró en iliquidez y ofreció a sus depositantes una manera de salir y devolverles el dinero; en cambio en la Argentina el Estado le dijo a los bancos que no podían devolver la plata, que lo que prestaron se los iban a pagar de una determinada manera, y el dinero que tomaron lo iban a devolver de otra forma. Los bancos no pueden resolver por su cuenta llamar a sus clientes y negociar sus deudas.

SR. PRAT-GAY ¿Por qué entonces los bancos están devolviendo los CEDROS en forma anticipada?

SR. CANTINI Porque están negociando con los CEDROS. ¿Pero por qué no se deja que negocien todo, tanto el depósito como lo que tomaron prestado?

SR. PRAT-GAY Lo pueden negociar, no hay ningún impedimento legal ni regulatorio para ello.

SR. GUTIÉRREZ (J. C.) Lo han hecho con las obligaciones negociables.

SR. PRAT-GAY Fíjese la cartera de préstamos del sector financiero al sector privado y cuál ha sido su evolución: ha caído un 50 por ciento durante el año pasado. La principal razón por la cual los bancos recuperaron liquidez no es que subieron los depósitos sino que cobraron carteras. ¿Por qué las cobraron? Porque mejoró dramáticamente la situación patrimonial de los deudores pesificados 1 a 1. Ahí volvemos a un tema que no se puede resolver, que es la cuestión de la justicia distributiva. La misma persona a la que se le pesificó un depósito a 1,40, quizás se le pesificó un crédito 1 a 1, y patrimonialmente se benefició.

Francamente aconsejaría no abrir la Caja de Pandora porque me parece que nos vamos a quedar patinando en la crisis, y creo que lo que merece el pueblo argentino es dejar esto atrás de la manera menos traumática posible, y sentar las bases para volver a crecer.

SR. MARTÍNEZ RAYMONDA Hay un dato importante que el señor diputado Cantini omitió. Esta Cámara, cuando se trató la ley tapón, votó por unanimidad una resolución diciendo que no hay nada que impida a los bancos negociar con sus clientes, y la propuesta la formulé yo en nombre de mi bloque. Consta en el Diario de Sesiones de abril del año pasado.

SR. GARCÍA Respecto del tema de redescuentos, hay una fuerte concentración en los bancos que han recibido ese apoyo por parte del Banco Central. Quisiera que el señor presidente aclarara si está prevista -tengo entendido que dijo que no- la posibilidad de que a partir de que se ha comenzado a devolver redescuentos, ello se haga con bonos de la deuda pública de los que son tenedores. Evidentemente esos bonos tienen hoy en el mercado un valor mucho menor que el valor nominal, y puede significar nuevamente una ganancia extraordinaria para estos bancos que han sido los que más apoyo recibieron.

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SR. PRAT-GAY Y eso provocaría una pérdida enorme. Considero que esa no es la forma de resolverlo. Ustedes habrán podido apreciar -porque salió publicado en los diarios- cómo hemos pasado del netting al matching; por definición estamos ante una situación excepcional. El Banco Central no estaba preparado para ser prestamista, pero terminó entregando 17 mil millones de pesos de redescuentos a través de un esquema que no estaba previsto.

Como se trataba de una situación excepcional y queremos ponerle punto final a la crisis, uno podría plantear el hecho de que a ese redescuento -atado a la crisis- habría que darle un tratamiento financiero distinto del que tenemos actualmente. La idea es que los bancos paguen a un plazo más largo y que la tasa de interés se ajuste por índices parecidos a los del activo. Esa es la idea del matching.

No debe quedar la sensación de que los bancos pueden no pagarlo o eventualmente hacerlo con una ganancia de capital enorme, porque nos estaríamos equivocando respecto de cómo sentamos las bases para el próximo sistema financiero.

Obviamente, seguimos viviendo y funcionando. Ni siquiera queremos imaginarnos tener una situación de iliquidez no sistémica. Dado que cambió el régimen, es importante que el Banco Central tenga reglas claras, transparentes y generales para todos respecto de asistencia futura. En este sentido, la semana pasada el Banco Central emitió una circular a través de la cual se fijan reglas transparentes para todos los bancos, independientemente de la nacionalidad, raza, color o razón social. Allí se puntualizan lineamientos muy claros respecto de las condiciones en que los bancos pueden acceder rápidamente a una asistencia por parte del Banco Central y bajo qué reglas deben solicitar dicha asistencia al directorio, porque no cumplen con los requisitos. Esto tiene que ver con las reglas claras del nuevo sistema financiero.

SR. BRIOZZO Comparto la afirmación que se ha hecho en el sentido de que la ausencia de crédito no ha impedido un crecimiento del 4 ó 6 por ciento en el último semestre, si mal no recuerdo. Pero hay que tener en cuenta que eso se produce en parte porque la gente y el sector productivo resuelven con mucho ingenio los problemas que nosotros no podemos resolver. Por ejemplo, en el complejo agropecuario argentino existe una cuasi moneda, la más importante que hoy tiene nuestro país: los granos.

El último fin de semana estuve en la ciudad de Necochea participando de la ExpoChacra y pude ver cómo son las operaciones de venta de maquinarias, agroquímicos y fertilizantes. Volvimos al trueque...

SR. PRAT-GAY Pero eso los mata. Cuando uno se mete en esas operaciones y compara los precios futuros de la soja con lo que expresa el mercado, nota que están cobrando tasas de interés usureras. ¿Por qué? Porque hemos fallado en la conducción de la política monetaria durante tantos años y no hemos brindado a los argentinos una moneda sana.

Creo que ésta es una oportunidad única para que dejemos de lado las fantasías monetarias; es decir, las formales, como la convertibilidad, y las informales, como las que se mencionan aquí.

Es fundamental que el Banco Central tenga independencia y cuente con los instrumentos adecuados para entregar a los argentinos una moneda sana. Se trata de una oportunidad que nunca hemos tenido.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Aquí existen algunas preguntas vinculadas con un tema que fue considerado en varias oportunidades en la Cámara con la intención de regular por ley las tasas de interés de las tarjetas de crédito. En la última legislación se puntualizó suavemente que las tarjetas de crédito no podían tener una tasa de interés que supere el 25 por ciento de los créditos personales.

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La información y las quejas que llegan de los usuarios son tremendas, porque las tasas que cobran los bancos son muy altas. Esto puede motivar una intervención del Banco Central o de nuestra parte, pero preferimos que se ocupen ustedes.

SR. PRAT-GAY Es un tema que nos preocupa mucho. Hay que admitir que hasta ahora la reacción del Banco Central ha sido más pasiva que activa -más reactiva que proactiva- en este terreno en particular, ya que durante 2002 hemos atendido todas las denuncias, pero ha faltado alguna actitud proactiva para evitar que se dieran estas situaciones.

Ha faltado en particular la implementación de un régimen informativo trimestral que surge de la ley de tarjetas de crédito, que dicho sea de paso, todavía adolece del decreto reglamentario. Por lo tanto, todavía no hay tasas de referencias, porque el régimen informativo no está operando. La semana pasada yo estaba fuera del país y el vicepresidente en ejercicio de la presidencia, firmó una resolución del Banco Central donde le da curso a las cuestiones pendientes para que cuanto antes podamos tener el sistema informativo operando.

Durante 2002 hubo una dificultad práctica: por la ausencia de crédito fue prácticamente imposible calcular una tasa de referencia. Las tarjetas de crédito no pueden cobrar una tasa de interés superior al 25 por ciento de la que se cobra por préstamos personales. Tengo aquí una serie de préstamos personales y tasas de interés que publicamos en forma provisoria, porque durante muchos meses hubo una o dos operaciones. Entonces, es discutible pensar que eso es una tasa de referencia. El promedio es de dudosa credibilidad estadística. De todos modos, lo publicamos como referencia; cuando uno mira las tasas promedio en el sistema financiero de los créditos personales encuentra que rondaron el 50 por ciento, y en las tarjetas de crédito llegaron al 60 por ciento. Entonces, lo que se cobra por tarjetas de crédito no supera el límite del 25 por ciento.

SR. POLINO La ley habla de la tasas de interés que cobra el Banco de la Nación, no de la tasa promedio.

SR. PRAT-GAY Todos los que estudiamos estadística sabemos que el promedio abarca situaciones muy diversas. Esto es lo que falta analizar e investigar. Es un tema que lo encontramos en las denuncias y lo conversamos con el defensor del pueblo. Cada vez que recibimos una denuncia, vamos con ella al banco para investigar qué es lo que estaba pasando.

No es un tema del cual el Banco Central se haya desentendido, sino que operativamente tuvimos muchísimas dificultades durante 2002 para implementarlo, habida cuenta de lo que mencioné y todo lo otro que ocurrió. Es un asunto que estamos encaminando y en los próximos días tendremos un régimen como corresponde de forma tal de pasar de una actitud reactiva a una proactiva.

SR. ALESSANDRO Dada la situación que implica el decreto y la necesidad de fijar tasas de referencia, la ley de tarjetas de crédito marca una diferencia si el emisor es una entidad crediticia o no. Si es una entidad crediticia no puede ser superior al 25 por ciento de lo que cobra el propio banco, y si no es crediticia debe tomar en cuenta el promedio. En este sentido, he presentado un proyecto de ley, dado que de parte del Banco Central hasta ahora ha habido una actitud más reactiva que proactiva, que implica fijar un punto de referencia respecto de la tasa pasiva, de aquella que fondea el sistema financiero.

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Si no siempre vamos a estar con tasas demasiado altas, que no tienen que ver con los costos reales del sistema financiero, en lugar de vincularlo con el promedio de los créditos que el propio banco cobre. Hemos analizado las tasas promedio que publican el Banco Central y el Banco Nación respecto de lo que cuesta tomar el crédito. Me pregunto por qué no se analiza alguna alternativa al respecto.

SR. PRAT-GAY No es un tema sencillo. El objetivo es no permitir que las entidades financieras, o las emisoras de tarjetas de crédito, se aprovechen de la situación particular del consumidor indefenso. Lo que no es obvio es que la solución venga a través de un tope de la tasa de interés o de cambiar la tasa de referencia de interés. Si como consecuencia de ese tope se logra que el negocio no resulte atractivo para las tarjetas de crédito -recordemos que las tarjetas de crédito no hacen caridad sino negocios-, vamos a terminar matando el poco crédito que hoy tienen los consumidores.

SR. ALESSANDRO Si se ponen números verán que igualmente es atractivo.

SR. LAMISOVSKY La mitad del mercado se borró...

SR. PRESIDENTE FRIGERI Al otorgarse un crédito personal se computa una salida del banco por un dinero determinado. La tarjeta de crédito tiene la siguiente característica: quien la usa opera y gasta, y se supone que luego paga. Si no lo hace, el banco hace una fiesta porque cobra tasas de interés muy altas; siempre fue así. Cuando uno no quiere que le saquen el dinero, la tasa se triplica o cuadruplica, porque si no se gasta mucho y se saca dinero de un crédito que uno no quiere que lo tomen, por más que tenga límite. Por eso ponemos el parámetro de una tasa de interés de un crédito dado por el banco; puede tratarse de una tasa activa o pasiva, pero debe haber una comparación. La tarjeta de crédito tiene una característica distinta.

Hoy comentaba al presidente del Banco Central que me tiene sorprendido que muchos bancos permiten seguir actuando y acumulando, pero van a explotar con las tasas que están cobrando a las tarjetas de crédito. Este es el único negocio que hoy está presente, pero es delicado porque terminará explotando en las propias manos de los bancos.

Tiene la palabra el señor diputado Loutaif.

SR. LOUTAIF Señor presidente: quisiera hacer un comentario. Ese es prácticamente el único crédito fluido con el que contamos. Yo puedo mostrar que hay bancos de primera línea que ponen en letra chica tasas del 86 por ciento anual. Dada la facultad de contralor del sistema otorgada al Banco Central por la ley regulatoria de tarjetas de crédito, deberíamos empezar a obligar a los bancos a cumplir con la exhibición al público de la tasa de financiación aplicada al sistema de tarjetas de crédito. Si vamos a todos los bancos estoy seguro de que en ninguno de ellos hay una pizarra que contenga esos datos.

Es cierto que en 2002 vivimos una situación de crisis e incertidumbre, pero me parece que es el momento de emprolijar el tema para que no haya abuso a los clientes cautivos.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Continuando con las preguntas, hay dos que se refieren a la liquidación de las divisas. La primera es: ¿por qué se avanzó en la liberalización del mercado cambiario en la fase preliminar de la renegociación de la deuda pública y en consecuencia no se conocen las necesidades futuras de divisas?

La segunda pregunta es: ¿por qué el Banco Central permitió que las empresas petroleras y mineras continuasen liquidando solamente el 30 por ciento de las divisas en el país, contrariando la opinión del procurador general?

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SR. PRAT-GAY Empiezo por la segunda parte, porque no es así.

Lo que ha hecho el Banco Central fue aplicar la regulación cambiaria fijada por los decretos del año 2002 y exigir a las empresas petroleras que en tiempo y forma liquidaran de acuerdo con esa regulación. Las empresas petroleras creían que se regían por otra ley y por lo tanto no lo hacían. La entonces conducción del Banco Central les exigió que se encuadraran, que presentaran un balance de divisas y que empezaran a liquidar de acuerdo con la nueva normativa. Cuando empezamos a tomar acciones nos encontramos con recursos de amparo y con fallos de jueces que decretaban medidas de no innovar. De hecho en este momento tenemos aproximadamente veinte casos de compañías petroleras que efectivamente están amparadas detrás de una medida de no innovar.

SR. MARTÍNEZ RAYMONDA ¿En los amparos invocan lo del 89?

SR. PRAT-GAY Supongo que sí.

SR. CAFIERO ¿Dijo que eran veinte jueces?

SR. PRAT-GAY Entre quince y veinte casos de empresas amparadas detrás de una medida de no innovar. Más allá de eso no podemos ir. Obviamente esto es un problema de stock y no de flujo, porque con el último decreto ha sido resuelto. Pero no es cierto que el Banco Central no haya hecho nada al respecto, sino todo lo contrario.

SR. CAFIERO Está resuelto pero al revés.

SR. PRAT-GAY Está resuelto por un decreto que fijó reglas nuevas. Es un tema que excede a mi capacidad.

Respecto de la otra pregunta es importante aclarar el concepto. Es cierto que no sabemos cómo queda la deuda pública después de la reestructuración, pero también es cierto que más o menos nos podemos imaginar cómo van a ser los pagos futuros, porque no hay mucha ciencia por delante.

Creemos que es muy importante entender que la deuda pública es un problema fiscal, mientras que el superávit comercial es del sector privado. Es muy importante no mezclar los dos conceptos.

Entonces, a la pregunta de por qué hemos ido liberando el mercado de cambios, la respuesta es porque más allá de que efectivamente hay una demanda auto-reprimida por parte del gobierno nacional, que no paga su deuda y por lo tanto no demanda dólares, ¿por qué le vamos a agregar a esa auto-represión una adicional a aquellos sectores que podrían estar haciendo pagos al exterior? ¿Por qué contener artificialmente el tipo de cambio y reprimir una demanda de divisas si estamos con semejantes excedentes comerciales? Si procediéramos así, muy probablemente estaríamos haciendo dos cosas: primero, asegurándonos de que el día de mañana tengamos un fuerte aumento de la demanda de divisas en el momento que menos lo queramos; y segundo, achicando el superávit comercial como consecuencia de un tipo de cambio artificialmente reprimido.

Entonces, creo que la forma de ir normalizando el funcionamiento de la economía y en particular el mercado de cambios es ir gradualmente eliminando los controles. La pregunta es si podemos hacerlo. ¿En qué otro momento lo vamos a poder hacer sino cuando tenemos un superávit comercial de 16 mil millones de dólares por año?

Cuando venga el tema de los pagos de la deuda habrá que ver qué impacto tiene sobre el mercado de cambios, pero la deuda pública es un problema fiscal; las regulaciones cambiarias hacen a un problema del sector privado, porque el superávit comercial no es público sino privado.

SR. MARTÍNEZ RAYMONDA ¿Hay en esto una intencionalidad de bajar el tipo de cambio o es simplemente dejar que se produzca como se dé?

SR. PRAT-GAY La única intencionalidad es ir normalizando el funcionamiento del mercado de cambios. Les voy a dar unos números para ilustrarlos, sin perjuicio de lo que desee agregar el señor diputado Cafiero, que parece preocupado.

Desde que empezamos a liberar el mercado de cambios, entre otras cosas devolvimos las divisas a los exportadores por debajo de un millón de dólares.

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Como consecuencia de eso empezamos a armar lo que hasta ahora no existía: un mercado de cambios fluido. Ahora, estamos en el proceso de armar un mercado de futuros.

A la gente le puede o no gustar los mercados, pero está claro que sin mercados la economía no funciona. Créanme que hasta hace poco, incluso hoy, en el mercado de cambios de spots -día a día- hay muchas operaciones que tenemos que cerrar desde el Banco Central. Es tal la falta de crédito en la contraparte, que cuando un banco está en la pantalla y decide comprarle a otro que no conoce, en cuanto ve quién es ese banco, se da cuenta de que no tiene una línea de crédito con esa entidad y por lo tanto no puede hacer la operación. Entonces, nosotros nos metemos en el medio, atamos las dos partes y de esta manera permitimos que funcione el mercado más elemental que puede existir en cualquier economía.

Como consecuencia de la desregulación del mercado de cambios hemos logrado que las operaciones que se hacen entre terceros -en este mercado mayorista- pasaran de aproximadamente 5 millones de dólares diarios a 50 millones de dólares diarios. Esto ha dado a los exportadores un acceso al mercado que obviamente no teníamos en el esquema anterior. Como consecuencia de ir autorizando en forma automática y eliminando restricciones al acceso al mercado de cambios, hemos generado una demanda de divisas que no es un bien en sí mismo. Lo que es un bien en sí mismo es evitar reprimir artificialmente esa demanda para que se nos vuelva encima en el momento menos deseado.

Debido a esta apertura en el mercado de cambios, solamente en el mes de enero hubo acceso a dicho mercado por algo más de 300 millones de dólares de demanda genuina: pagos de importaciones, pagos de intereses, pagos de deudas menores. Sin ese acceso al mercado, sin pagar importaciones y sin pagar deudas pendientes es inimaginable pensar que podemos volver a crecer y a tener una economía normal.

SR. ALESSANDRO ¿Trescientos millones de dólares en el mes de enero? Entonces, el superávit comercial mensual debe ser de 1.200 millones, con lo cual hay 800 millones que van a otro lado.

SR. PRAT-GAY Trescientos es el cambio como consecuencia de las desregulaciones. Antes de eso había 400 millones que se cruzaron por allí. De los 1.300 o 1.500 millones de dólares mensuales de superávit comercial, hay una parte importante que es precisamente la de las petroleras que no se liquida. No hay que olvidar que la diferencia de esto son los dólares que terminaron en el Banco Central, veníamos comprando 550 millones...

SR. ALESSANDRO Emitir para comprar...

SR. PRAT-GAY Exacto. A ver si se entiende esto. Si nosotros no hubiéramos liberado el mercado de cambios y replicado en enero esas compras -para que el tipo de cambio fuera el mismo-, hubiéramos terminado emitiendo más de 300 millones de dólares -equivalentes a más pesos- y no hubiéramos podido cumplir con las metas monetarias fijadas por el Fondo. Es importante entender estas cosas en el contexto general de la política económica.

SR. CAFIERO Quisiera hacer una aclaración al señor Prat-Gay, porque yo fui uno de los pocos legisladores -o el único- que impugnó su pliego como presidente del Banco Central. Revisando su currículum, noté que toda su trayectoria transcurría en el sector privado, en los mercados financieros, y yo creo que al frente del Banco Central tiene que haber un hombre con una trayectoria dentro del Estado, para poner límite a los mercados financieros que para mí son los causantes de buenas de las desgracias que suceden en el país.

Independientemente de su intención de mirar para adelante, construir una Argentina distinta, poner punto final, aceptando su voluntad, debo admitir que hay cosas que no me quedan claras. No entiendo cómo puedo construirse una solvencia o sustentabilidad del funcionamiento de la economía en tanto y en cuanto hay una deuda pública impresionante que exige un superávit fiscal, cuando en realidad usted afirma que el superávit comercial es privado. Entonces, si no tengo posibilidad de coordinar estas dos cuestiones no voy a lograr sustentabilidad.

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Eso es lo que me preocupa, y más allá de la diferenciación que usted dice que ha hecho con las políticas del Fondo Monetario, siempre recurre a decir esto es lo que pidió el Fondo y lo estoy cumpliendo.

SR. PRAT-GAY No recurra a chicanas.

SR. CAFIERO No se trata de una chicana.



SR. PRAT-GAY Suena bastante a una chicana. Yo no recurro al Fondo, dije...

SR. CAFIERO Puedo solicitar a los taquígrafos que lean lo último que usted ha dicho. De todas formas, no quiero hacer chicanas sino ir al fondo del problema y entender qué es lo que estamos haciendo.

Yo he leído el acuerdo con el Fondo Monetario y realmente podría decir que he encontrado varios elementos dispersos: una bala, un tambor, un gatillo y un caño. Si junto todo eso tengo un revólver que apunta sobre la Argentina y su futuro gobierno, sea cual fuere. Hemos aceptado que ese revólver apunte a nuestro país, a pesar de haber tenido la capacidad para que las presiones sean mucho menores. Se trata de generar una regulación en el mercado cambiario, que nos prepare de mejor manera para los desafíos que tenemos por delante.

En este sentido, no estoy de acuerdo con la decisión tomada por el señor Prat-Gay de liberalizar el mercado de cambios y de empezar a generar un mercado, cuando hay cuestiones básicas que todavía no se han resuelto en el país.

Me parece que la política llevada adelante por usted debilitó al futuro gobierno, sea cual fuere su signo, en una negociación que es muy difícil frente a los acreedores externos, al Fondo Monetario. Además, creo que la "borrachera" de la que se habló depende del grado de alcoholemia.

SR. PRAT-GAY Yo no hablé de borrachera.

SR. CAFIERO Ahora le estoy dando una a favor...

SR. PRAT-GAY No me interesa.

SR. CAFIERO Déjeme terminar, si no lo que estoy diciendo resulta inconsistente.

SR. PRESIDENTE FRIGERI La política se puede cambiar de acuerdo con las circunstancias. Si mañana uno quiere volver a tomar las divisas que hoy se dejan en virtud de un programa que así lo ha establecido, puedo hacerlo.

SR. CAFIERO Concretamente creo que no es conveniente la liberalización que se produjo en el mercado cambiario, porque todavía no se han definido variables fundamentales que debe decidir la futura gestión.

SR. PRAT-GAY No comparto esa visión. Creo que en cierta manera es lo que nos ha ocurrido en buena parte de 2002, y como consecuencia de ello tuvimos un costo superior al que tendría que haber sido.

Tampoco comparto esta actitud de esperar a que todo se resuelva para empezar a resolver lo que hay que resolver. Desde el punto de vista del Banco Central hay cosas en las cuales podemos avanzar, y lo hacemos en forma contundente donde se puede y cautelosa donde no se puede. El mercado de cambios, es un lugar donde hemos ido avanzando en forma cautelosa. Si tenemos que esperar a que el gobierno nacional termine la reestructuración de la deuda -proceso que llevará al menos un año más-, el costo económico que tendremos será mayor que cualquier otra inconveniencia que pudiera estar viendo el señor diputado Cafiero desde su concepción de cómo funcionan los mercados y el impacto que puede haber.

Si usted hubiera estado conduciendo la política cambiara y no hubiéramos tenido liberación de controles, se habría generado una fuerte expansión monetaria, la inflación doblaría a la actual y los asalariados estarían sufriendo. Entonces, creo que esto hay que discutirlo en un contexto general, donde cada uno tiene su concepción.

Volviendo al meollo de la pregunta, porque creo que no se ha entendido lo suficientemente bien el tema, la deuda pública es un problema fiscal y el superávit comercial es un tema privado. La única forma en que se juntan un tema privado y uno público es en el mercado. Eso funcionará cuando el gobierno nacional esté en condiciones de volver a pagar los servicios de la deuda; cosa que comenzó a hacer curiosamente el mes pasado con los BODEN.

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Parte del superávit primario de enero se utilizó para comprar dólares y con eso pagar el servicio de los BODEN. Esos dólares no tenían nada que ver con los que posee el sector privado como consecuencia de exportar más de lo que importa. Es importante entenderlo, porque este error de concepción nos viene acompañando no desde los '90 sino desde los '80. Una cosa es el sector público y la deuda pública -que es un problema fiscal que se define a partir del superávit primario necesario para cumplir con los compromisos que uno quiera-, y otra es la competitividad del sector privado que le permite vender más de lo que compra al resto del mundo. Son cosas absolutamente distintas, que obviamente se conectan en algún lado: en las transacciones en el mercado de cambios y en la balanza de pagos. Cuanto más restringido sea el mercado de cambios, menos ágil será ese funcionamiento y el de la economía, más tarde se saldrá de la crisis y más costoso será para todos aquellos que la sufrieron.

SR. ACEVEDO Quisiera hacer una pregunta, aunque tal vez parezca de un ignorante, porque no sé cómo funciona este tema. ¿La liberalización del mercado de cambios y de las exportaciones inciden en los precios de los combustibles y de los elementos básicos de la canasta familiar? ¿El Banco Central puede prever esta situación o es un problema del Ministerio de Economía o de otras áreas del Estado? Evidentemente es un tema que se relaciona con los consumidores que van a comprar aceite, pan o combustibles.

En otras palabras, más allá de las imperfecciones propiamente dichas del mercado, uno advierte que el tema de la liberalización cambiaria es la excusa para que el combustible cueste lo que no debería.

SR. PRAT-GAY No, en el caso de los combustibles, el precio es el del petróleo afectado por la situación de Irak. Suele suceder que cuando sube, todos ajustan; y cuando baja, el proceso es más lento.

Los invito a revisar la primera norma que redactamos -si no me equivoco fue del 28 o 29 de diciembre- con el objeto de empezar a normalizar el mercado de cambios. Fíjense dónde estaba el tipo de cambio ese día y dónde está hoy. El tipo de cambio hoy cayó un 12 o 13 por ciento respecto de ese nivel, y presumiblemente los precios de alimentos, naftas y demás están más bajos de lo que hubieran estado según el tipo de cambio que había el día que empezamos a liberalizar el mercado cambiario. Entonces, en este caso, dos más dos no es siempre igual a cuatro. Lamentablemente la economía no es tan sencilla, pero hay que tener la perspectiva del ámbito general, más allá de que en algunas cuestiones ideológicas no vayamos a coincidir, aunque esto es parte del debate.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Tiene la palabra el señor diputado Lamisovsky.

SR. LAMISOVSKY ¿Usted piensa que de haberse mantenido el tipo de cambio -habló de una caída de un 12 o 13 por ciento-, los precios en ese nivel hubieran seguido subiendo?

SR. PRAT-GAY Es una pregunta muy difícil de contestar como todas las preguntas "contrafácticas". Es cierto que los precios de los alimentos no bajaron al ritmo del tipo de cambio en los últimos tres meses. Uno podría identificar casos puntuales, y el más próximo es el de la leche que subió.

Voy darles una explicación que tal vez sea demasiado economista, pero de todas maneras me animo a hacerlo. Ustedes recordarán que aproximadamente en julio del año pasado el tipo de cambio rozaba los 4 pesos. Si uno hacía en ese momento una encuesta de economistas de cuál iba a ser la inflación del año 2002, se esperaban niveles de alrededor del ciento por ciento, cuando para entonces la acumulada del año estaba en un 25 o 30 por ciento. Ese era el consenso de los economistas locales y extranjeros que miraban la Argentina. Es decir que esperaban una inflación del 70 por ciento en los últimos cinco meses del año y otra anualizada del 160 por ciento. Como los señores diputados saben la inflación terminó siendo del 40 por ciento. ¿Por qué cuento esto? Porque los argentinos sabemos bien que el mercado de cambios es el que más reacciona a las expectativas, ya sean buenas o malas; el mercado de cambios es el más ágil en reaccionar. Un tipo de cambio de 4 pesos reflejaba expectativas de inflación del ciento por ciento, pero la inflación terminó siendo bastante más baja como consecuencia del control fiscal y monetario durante la segunda mitad del año pasado. Aclaro que en ese entonces yo no tenía nada que ver.

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¿Qué fue lo que sucedió? Se fueron ajustando las expectativas de inflación. Entonces, los precios no bajaron pero tampoco subieron todo lo que tendrían que haber subido si el tipo de cambio se mantenía en 4 pesos.

De ahora en adelante, cuando uno mira casi todos los precios, es fácil llegar a la conclusión de que en dólares son muy baratos. Entonces, en algún momento, o bien bajará el tipo de cambio, o bien subirán los precios, o habrá una combinación de ambas cosas. Como dije antes, no voy a hablar del tipo de cambio porque me parece que no corresponde.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Otra pregunta se refiere a cuánto asciende el interés devengado y no pagado por sucesivas renovaciones de LEBAC.

SR. PRAT-GAY Cuando miramos el costo promedio del stock de LEBAC en este momento me parece que estamos en alrededor del 30 por ciento. Pero la tasa marginal es mucho más baja porque hemos estado colocando a tasa decreciente.

Si me permiten una apreciación, si pensamos que la tasa de inflación a la que estamos apuntando es del 22 por ciento, estaríamos hablando de tasas reales del 8 por ciento, que son definitivamente tasas reales de interés inferiores a las que pagaba el gobierno durante toda la convertibilidad. Aun cuando lucen un poco altas, creo que es un costo cuasifiscal que hay que pagar para volver a normalizar el funcionamiento del crédito y de los mercados.

Fíjense que recién cuando el Banco Central comenzó a colocar LEBAC hubo una tasa de referencia, y a partir de entonces uno pudo ver cuál era el costo de oportunidad de tener dólares, porque hasta ese momento -mayo del año pasado- se compraban dólares y no había forma de comparar un rendimiento en pesos. El dólar siempre subía, a veces se equilibraba, y recién cuando apareció el mecanismo disciplinador de una tasa de interés de referencia fue posible empezar a estabilizar las variables financieras.

Entonces, el costo que estamos pagando hoy como consecuencia de tasas altas en el pasado es inferior al que pagaba el gobierno en su buena época, y es un costo que vale la pena a los efectos de normalizar el funcionamiento de la economía.

SR. PRESIDENTE FRIGERI La tasa de referencia inicial superaba el ciento por ciento.

SR. PRAT-GAY Sí, era del 120 por ciento.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Otra pregunta es qué impacto se prevé en el programa monetario sobre el eventual rescate de bonos provinciales o cuasimonedas.

SR. PRAT-GAY Hay una discusión académica sobre que tan cuasi son esas monedas. Lo que tenemos hoy es una cotización de mercado de las distintas monedas, pero un poder de compra que a veces está bastante más cerca del valor nominal que del valor de mercado, si bien está restringido a localidades y jurisdicciones en particular.

Uno podría argumentar que el valor nominal de las cuasimonedas en circulación -a mí en el Banco Central me gusta pensar que son títulos cortos más que cuasimonedas, porque la potestad de emitir moneda, de acuerdo con la Constitución, solamente es del Banco Central- es parecido al poder de compra y por lo tanto los 7.500 millones de cuasimonedas en circulación son equivalentes a 7.500 millones de pesos.

Este argumento es discutible, pero de alguna manera uno lo podría plantear en esos términos. Es cierto que un CECACOR no tiene la misma aceptación en Corrientes que en Capital Federal o la provincia de Buenos Aires; de hecho, en estas últimas no tiene ninguna aceptación. Entonces, no es tan sencillo trasladar la capacidad de esa moneda de un lugar a otro.

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Dentro del programa monetario hemos decidido pensar que la cuasimoneda es, de hecho, una cuasimoneda. Es decir, consideramos que el poder de compra de un CECACOR es igual al poder de compra de un peso. Cuando hacemos nuestros cálculos nos referimos a una base monetaria amplia. Se trata de una base monetaria que incluye los pesos y monedas en circulación, los depósitos de las entidades en el Banco Central en pesos y las cuasimonedas en circulación.

SR. MARTÍNEZ RAYMONDA ¿Cuál es el total?

SR. PRAT-GAY Aproximadamente 37.500 millones de pesos. De cuasimonedas tenemos 7.500; de hecho ahora tenemos 7.360 porque la semana pasada la provincia de Córdoba destruyó bonos LECOP por 140 millones. La base monetaria en pesos es de 30.255 millones y a eso hay que sumar 7.360 millones.

Dentro del programa monetario tenemos un objetivo cuantitativo definido por la base monetaria amplia. Entonces, desde el punto de vista estrictamente monetario, si decidiéramos recomprar las cuasimonedas técnicamente no tendría ningún impacto en el programa monetario. Sí tendría un impacto patrimonial en el Banco Central, ¿por qué? Porque estaríamos emitiendo un pasivo -pesos- como contracara de un activo de valuación discutible. Dentro de las normas contables del Banco Central, eso nos forzaría a castigarlo, con lo cual se generaría un impacto patrimonial que habría que discutir.

SR. MARTÍNEZ RAYMONDA ¿Ahora no se emiten más cuasimonedas?

SR. PRAT-GAY Si vamos a entrar en este ejercicio tendría que haber un compromiso muy firme de no emisión.

Gutiérrez (J.C).- Si el mercado sabe que estos bonos se van a rescatar, entonces sube su cotización.

SR. LOUTAIF ¿Quién los rescata?

SR. PRAT-GAY Lo debería hacer el gobierno provincial.

SR. PRESIDENTE FRIGERI A través de un préstamo del gobierno nacional.

SR. PRAT-GAY Si hubiera una decisión de Estado de rescatarlo, entonces el responsable es el Tesoro nacional. Si el Tesoro nacional no tuviera los pesos necesarios para hacerlo, habría que ver si nosotros se los podemos prestar teniendo en cuenta que el impacto monetario sería básicamente nulo, pero no sería nulo el impacto patrimonial, y esto es algo que obviamente me preocupa.

SR. LOUTAIF Para rescatar esos bonos provinciales, supuestamente el Banco Central no intervendría en dicho rescate, excepto prestándole pesos al Tesoro. ¿Eso está previsto en el programa monetario?

SR. PRESIDENTE FRIGERI No afecta al programa monetario.

SR. LOUTAIF Serían adelantos al Tesoro.

SR. PRAT-GAY Ese adelanto no estaría previsto, pero tampoco estaría prevista -como no lo está- la retiración de circulación de las cuasimonedas equivalentes al adelanto.

SR. MARTÍNEZ RAYMONDA ¿Qué pasa con esos mil millones que se están rescatando?

SR. PRAT-GAY Todavía no se están rescatando -es un poco menos de mil-, porque no se tomó ninguna decisión al respecto.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Tenemos entendido que existen algunas iniciativas que serán enviadas próximamente al Parlamento para ser analizadas, como por ejemplo la referida a la ley de entidades financieras y al directorio del banco. ¿Qué nos puede adelantar respecto de estas cuestiones?

SR. PRAT-GAY Eso está terminado y se encuentra en el Ministerio de Economía y entiendo que lo estarán enviando prontamente. No puedo comprometerme por algo que está fuera de mi alcance.

Se trata de dos modificaciones a dos normas, una de ellas es la ley de la Carta Orgánica. La idea es lograr un paso más en la independencia del Banco Central, tal como lo mencionábamos antes. Me refiero concretamente a una independencia presupuestaria y de política salarial.

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Hablamos de independencia presupuestaria porque de acuerdo con la forma en que está redactada la Carta Orgánica hay cosas que el Banco Central no puede hacer a pesar de que se autofinancie. Es curioso que no tenga independencia en una herramienta básica como es el presupuesto.

En términos de la ley de entidades financieras, el tema más importante y sensible desde el punto de vista político es la muy mal llamada "impunidad". Esto es lo más lejano a la idea de "inmunidad", que se parece tanto a "impunidad", y por eso creo que hay que cambiar el mote.

Lo que estamos promoviendo es una ley que reduzca la desprotección legal que tienen hoy los funcionarios del Banco Central cuando deben tomar decisiones respecto de liquidaciones o asistencia a entidades. En la forma en que está armada la ley de entidades financieras, hoy es mucho más fácil hacer un juicio penal a un director del Banco Central que a cualquier otra persona. Este es parte del problema.

La otra parte del inconveniente es que cuando el juez evalúa lo acontecido o actuado por los funcionarios que están sometidos a juicio penal, tiene resultados, opera con el diario del lunes. Los depositantes o los accionistas no están conformes y lo que le falta al juez es el encuadre y el marco circunstancial al momento de efectivamente tomar la decisión. En alguna otra ocasión esto lo ilustré con el ejemplo del bombero, cuya función principal es apagar incendios. Supongamos que un bombero llega a una casa en llamas y encuentra a varios integrantes de una familia atrapados en el fuego. Entonces, toma la decisión de cumplir con su deber y entra a la casa arriesgando su vida para rescatar a los que están adentro. Consideremos que efectivamente hace bien el trabajo, sin dolo y con toda la buena intención rescata a la gente salando varias vidas. El día de mañana, un juez le hace un juicio al bombero por haber roto la puerta y violado la propiedad privada.

Creo que esta imagen es muy gráfica. Hay que tener cuidado porque las imágenes pueden ser muy bonitas, pero esconden realidades diferentes. En este caso particular esta imagen se ajusta perfectamente, porque el directorio del Banco Central está tratando de resolver en ese momento una cuestión puntual y sistémica, y muchas veces se termina eligiendo el mal menor. Esto es lo que el juez nunca considera. El juez al momento de juzgar dice que el bombero rompió la puerta, cometió un delito e hizo un daño; no se considera que había un daño mayor que se trataba de evitar.

De cualquier manera, tengo que decir con absoluta sinceridad que el proyecto que estamos presentando no es todo lo ambicioso que podría ser. Me gustaría pensar que el día de mañana -estoy dispuesto a explicarlo todas las veces que haga falta- podamos avanzar en un proyecto que se parezca más a lo que tienen otros países; no estoy hablando de Estados Unidos o Inglaterra sino de naciones que se parecen más a la nuestra y que, por alguna razón, no desprotegen a los funcionarios del Banco Central. La sencilla razón es que estos funcionarios necesitan tener los elementos para resolver situaciones que se pueden transformar en crisis sistémicas; al evitar dichas crisis están haciendo un bien a los depositantes en cuestión y a todos los argentinos que necesitan del sistema financiero.

SR. MARTÍNEZ RAYMONDA Podría ocurrir que la protección apuntara a no hacer punible al funcionario del Banco Central, por su condición de tal, o a despenalizar el acto que hoy lo fuerza a ser sometido a proceso. No se si entiende mi inquietud.

SR. PRAT-GAY Voy a tratar de contestarle. Considero que es un disparate imaginar que se pide un cheque en blanco o una ley de inmunidad. Por eso creo que esta muy mal planteado el tema. Los directores del Banco Central no son por definición ángeles. Lo que uno no quiere es que si se equivocan o no obrando bien, sean juzgados el día de mañana por cuestiones que exceden las circunstancias del momento.

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Hay casos concretos de directores del pasado -recuerdo uno en particular- que fueron enjuiciados por haber dado redescuentos a un banco y no haberlo dado luego al mismo banco. Esto demuestra lo insólito de la situación actual, aunque es indiscutible que eso no quiere decir que si un juez demostrara que efectivamente hubo dolo al momento de resolver la situación, la persona debería ir presa. El director del Banco Central no tiene una inmunidad que lo distingue del resto de los ciudadanos sino que debe cumplir una función particular, pero si está desprotegido no puede cumplirla bien y ello será en detrimento de todos. Como dije, se encuentra en una situación similar a la de un bombero.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Tiene la palabra el señor diputado Martínez Raymonda.

SR. MARTÍNEZ RAYMONDA Señor presidente: si se dijera que no es delito porque lo cometió el bombero, se otorga una inmunidad personal. Si se dijera que si uno rompe una puerta es punible, salvo que sea para salvar a una persona, no está desprotegiendo a la persona sino que está cambiando la figura del delito. En este caso no es objetable. Este tema lo conversamos anteriormente con el ex presidente del Banco Central, doctor Leger, y con el señor diputado Loutaif.

SR. PRAT-GAY Eso es lo que estamos promoviendo.

SR. LAMISOVSKY De acuerdo con las cifras de la base monetaria -37.500 millones- y tomando las reservas a una cotización de 3,10 o 3,15, la cifra es parecida. ¿Cuál es la relación técnica? Es casi una convertibilidad.

SR. PRAT-GAY Sería casi una convertibilidad con un tipo de cambio a 3,60. Pero tenemos que olvidarnos de la convertibilidad porque ya no existe. Todavía hay mucha gente que hace esos cálculos.

La relación de reservas sobre la base monetaria de cualquier país del mundo es normalmente de un 20 por ciento y no de un ciento por ciento.

Varios señores diputados hablan a la vez.
SR. PRAT-GAY Si hoy uno decidiera, no sé porqué motivo, rescatar con dólares de las reservas toda la base monetaria, podría hacerlo a un tipo de cambio de 3,60.

SR. CAFIERO Quiero volver al tema anterior, que no sé si llamarlo "ley de impunidad", "ley de inmunidad" o directamente "ley del bombero".

Cuando en 1990 Roque Fernández presentó la nueva Carta Orgánica del Banco Central que dio paso a la convertibilidad, hizo un balance y dijo: haber obrado de esa manera nos significó 37 mil millones de dólares de deuda producto del desfase relacionado con la cuenta de regulación monetaria, los redescuentos, etcétera. Lamentablemente no supimos quiénes eran los bomberos pero el incendio estaba.

Hoy hablamos de construir un nuevo sistema financiero y de nuevas medidas, pero necesitamos saber qué pasó. No podemos avanzar sin hacer las cuentas de lo que significaron doce años de convertibilidad. Considero que sería muy importante realizar un informe de lo ocurrido sobre todo a partir de los años 2000 y 2001.

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¿Qué hicieron los bancos, cómo se comportaron unos y otros, qué pasó con los privados, con los estatales, con los extranjeros, con los nacionales? ¿Qué conductas tuvieron? Esto no está determinado.

Mal podemos pensar en una ley para dar determinadas protecciones a los que tienen que operar si no sabemos cómo terminó el anterior incendio. No he visto ese informe, y me ofrezco a trabajar en ello porque me parece fundamental para construir el nuevo sistema.

SR. PRAT-GAY Sinceramente, no veo la relación entre las dos cosas. Vuelvo al tema anterior, pues advierto que nos divide bastante más de lo que pensaba. Será porque soy joven, pero creo que se puede trabajar mirando hacia adelante. Lo que el señor diputado dice es cierto, pero no vaya a ser que por revisar la historia dejemos de construir el futuro. Me parece que en todo caso se pueden hacer las dos cosas al mismo tiempo, pero no veo por qué una tenga que ser precondición de la otra. El costo futuro es muy palpable.

Respecto de lo que el señor diputado señala sobre los bomberos y los incendios anteriores, hay que distinguir entre la puerta que se rompe y el bombero que se va de trompa con el carro y rompe otra cosa. Coincido, pero hay que entender exactamente qué significa la modificación de la ley de entidades financieras para reducir la desprotección del bombero de acá en adelante. En el ínterin hagamos todos los estudios que quieran, pero eso no nos salva de sentar las bases de cómo queremos que las cosas sigan hacia delante, porque si no, vamos a continuar enmarañados en el pasado haciéndole un flaco favor a los argentinos que nos miran en esta posición para que les resolvamos los problemas.

SR. CAFIERO Esos argentinos van a tener que pagar el costo de estos desarreglos. Por eso digo que las dos cosas están muy relacionadas, porque la actuación en un determinado sentido dejó este costo fiscal, que hace insostenible el desarrollo de la economía argentina. Volvemos siempre a lo mismo. Me parece que en este caso, antes de discutir esa ley hay que establecer claramente qué pasó en el sistema financiero.

SR. PRESIDENTE FRIGERI En mi opinión son dos cosas complementarias. Si esa ley existe y existió -quizás no la modifiquemos nunca- y los costos existieron, entonces no funcionó para evitar los costos. Me parece bárbaro analizar qué pasó, pero la ley está vigente y los costos existieron; no fueron producto de que no existiera la ley.

En los últimos tiempos casi todos los miembros del directorio del Banco Central fueron procesados penalmente. Creo que antes de hacer un juicio al Banco Central hay que hacer un juicio penal. Hay una serie de disposiciones que vale la pena analizar; no digo aprobarlas sino discutirlas hasta las últimas consecuencias y ver qué se puede mejorar. Lo que pasa es que se usó una terminología poco feliz al hablar de "impunidad".

SR. MARTÍNEZ RAYMONDA Si hay que hacer un juicio al Banco Central hay una cuestión de prejudicialidad.

SRA. CORREA El señor presidente del Banco Central dice que vamos a construir un nuevo sistema financiero. Al respecto, yo todos los días hablo con la gente común y una de las cosas que más le dolió fue la publicidad engañosa de los bancos, que hacía referencia a "su banco de confianza", "atención al cliente", "llámenos cuando quiera", "le hablamos por teléfono". Cuando llegó la crisis los bancos maltrataron a la gente obligándola a hacer colas, no le contestaban, y hasta el día de hoy en las sucursales del interior del país nadie da una respuesta; los empleados cada vez saben menos; el banco es como si no existiera para nada. Si no se contempla esto, nadie va a volver a insertarse en los bancos. La gente necesita que la traten como cliente, pero los bancos privados la trataron peor que la burocracia estatal.

Entonces, además de las normas patrimoniales sería muy importante que haya normas contra la publicidad engañosa, contra el incumplimiento de lo que nos dicen en los folletines, porque eso ha generado el descrédito más grande en la gente común. Si un comerciante hubiera ofrecido un producto con publicidad engañosa habrían podido demandarlo por no cumplir, pero los bancos han podido hacer publicidad engañosa.

SR. PRAT-GAY El defensor del pueblo está trabajando en eso también. Varias de las denuncias que tenemos vienen por ese lado.

SR. PRESIDENTE FRIGERI Quiero agradecer al señor presidente del Banco Central por su presencia en esta reunión. Esta no va a ser la única oportunidad en que lo invitemos y seguramente vamos a vernos pronto porque quedaron muchos temas pendientes, e incluso algunos diputados están esperando respuestas a sus pedidos de informes.

No habiendo más asuntos que tratar queda levantada la reunión.

- Es la hora 16 y 25.