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FINANZAS

Comisión Permanente

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Secretario Administrativo SRA. MASTRANGELO LORENA GLORIA

Jefe SRA. SARA GABRIELA M

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Reunión del día 02/11/2010

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- En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los dos días del mes de noviembre de 2010, a la hora 17 y 14:
SR. PRESIDENTE DE PRAT GAY Queda abierta la reunión de la Comisión de Finanzas. Todos hemos hecho un esfuerzo muy grande para coordinar nuestras agendas y poder estar aquí presentes. Agradezco mucho la presencia de los representantes de ABE, ADEBA, ABA y ABAPPRA. Para nosotros es muy importante escuchar su opinión respecto de lo que venimos discutiendo hace varios meses en el seno de esta comisión, que es de qué manera podemos mejorar la ley de entidades financieras para proteger mejor al ahorrista, tener un sistema financiero más transparente y un crédito que llegue donde debe llegar.

Simplemente para ponerlos al tanto a nuestros visitantes, quiero contarles que esta comisión desde el inicio ha acordado escuchar las voces de todos los actores relevantes. Han pasado por esta comisión representantes de distintos usuarios de los servicios bancarios y financieros. Hemos recibido la visita de representantes de asociaciones de consumidores, de asociaciones de pequeñas y medianas empresas, de asociaciones de la red argentina de microcréditos y de asociaciones de grandes empresas del país.

Básicamente hemos recibido a los usuarios por el lado de los ahorros y de los depósitos, por el lado de los créditos personales, por el lado de los créditos a pymes y de los créditos más grandes. Por supuesto que en esas discusiones han surgido una cantidad de cuestiones referidas a la ley actual, se han planteado observaciones sobre los tres proyectos de ley que están en consideración en esta comisión.

Nuestro espíritu es dar el micrófono a los actores medulares de la ley de entidades financieras, que están representados por las entidades que hoy nos visitan. Vamos a escuchar su opinión sobre la ley actual, sobre cómo está cumpliendo el sistema financiero con lo que deberían ser algunos principios básicos de funcionamiento y su contribución al funcionamiento de la economía y la inclusión de los servicios financieros en la bancarización del país.

Luego queremos escuchar de manera más concreta las posibles reflexiones que quieran hacer acerca de los proyectos de ley que estamos tratando, sus recomendaciones en torno a las cuestiones ya planteadas, que quizá no están siendo consideradas y deberían ser incluidas. Todo esto se realiza en el marco de un trabajo que esta comisión viene llevando a cabo a nivel de diputados y también de asesores. En algunas reuniones hemos ido puliendo algunos aspectos sobre los distintos proyecto de ley con la idea de ir convergiendo hacia un dictamen común o pocos dictámenes para que esto tenga el tratamiento que debe. Ese es el objetivo y la vocación de la Presidencia de esta comisión.

Sin más demoras, agradezco nuevamente la presencia de los diputados y del público en general, y sobre todo la de los invitados del día de hoy. Tenemos mucho interés en escuchar sus reflexiones y comentarios.

Creo que lo más práctico, tal como lo hemos hecho otras veces, es ir dando la palabra sucesivamente a cada una de las asociaciones y luego de cada intervención los diputados tendremos la posibilidad de hacer las preguntas que consideremos pertinentes.

Si no hay ningún diputado que quiera hacer uso de la palabra, comenzaremos dando la palabra a la Asociación de la Banca Especializada, cuyo presidente es quien se encuentra más cerca mío. Se trata de Gregorio Goity, quien ha realizado algunos movimientos de agenda para estar aquí presente. Esto me hacer acordar a la parábola del hijo bueno o malo, no recuerdo cuál exactamente, que no iba a estar presente, pero que después sí estuvo. Gregorio Goity me dijo que no iba a estar, pero está aquí presente; hubo otros que dijeron que iban a estar aquí y ante algunos inconvenientes de agenda, no han venido.

Todas las asociaciones están representadas y capacitados para contarnos cómo ven estos proyectos.

Sin más demoras, damos la palabra al señor Gregorio Goity, representante de la Asociación de la Banca Especializada.

SR GOITY Señor presidente: quienes hoy concurrimos a esta reunión representamos a la Asociación de la Banca Especializada, que está compuesta por las entidades más pequeñas del sistema financiero regulado. La mayoría de estas entidades se especializan en lo relativo al consumo.

Quiero hacer hincapié en un concepto basado en la diversidad. El sistema de servicios financiero está compuesto por tres grandes bloques. Uno, está vinculado con las entidades reguladas por el Banco Central, las cuales son pocas en número, pero importantes en cuanto a volumen. Hoy, en la Argentina, hay algo así como setenta entidades; hace veinticinco años había más de trescientas. En la actualidad hay un proceso de concentración muy fuerte.

Hay un segundo cordón compuesto por las entidades legales y sociedades anónimas correctamente constituidas, pero que no tienen regulación del Banco Central. Hay una gran cantidad de compañías financieras que ustedes ven en la calle como, por ejemplo, "Crediverde" o "Creditotal", etcétera.

Finalmente, está el mundo o territorio ilegal y oscuro que también tiene un volumen importante.

Nosotros estamos dentro del primer mundo, es decir, el regulado por el Banco Central. Somos los que estamos más cerca de la frontera con el mundo no regulado, básicamente porque trabajamos con segmentos económicos medios y bajos.

Todas estas entidades -grandes, pequeñas y medianas- tienen una razón de ser: existen porque hay una demanda, y además porque hay servicios financieros que necesitan ser atendidos. Cuando las entidades financieras reguladas no podemos hacerlo, entonces esta tarea la cumple el segundo cordón -entidades financieras legales, pero no reguladas- y, si este último segmento no puede cumplirlo, lo hace el sector que no está regulado.

Dentro del primer sector estamos nosotros con una peculiaridad que tiene características distintas a los bancos universales o grandes bancos.

En general, cuando en la Argentina se habla de los bancos, se lo hace con un preconcepto basado en que son grandes y poderosísimas entidades. Dentro del sistema financiero hay grandes, medianas y pequeñas entidades, de diverso tamaño, capacidad, recursos o habilidades.

En general, se tiende a regular o establecer leyes y procedimientos en función del gran banco, respecto de lo cual no estamos en contra. Los bancos chicos también necesitan del gran banco. Nosotros creemos en la "biodiversidad" y pensamos que todos son necesarios. Todos cumplimos un rol. Los bancos chicos llegan a lugares de la Argentina donde los bancos grandes no desean ir porque ello implica riesgos y costos, y atienden demandas financieras.

Sería difícil defender uno u otro proyecto de ley porque los que hay en danza son muy distintos. Sí queremos enfatizar que hay distintos tipos de entidades y no se puede regular a todos con la misma vara. Si exigiéramos que todos tuvieran el mismo equipo y portafolio llevaríamos a este grupo de bancos pequeños hacia una vulnerabilidad enorme.

Creo que todos los proyectos tienen buena intención y tratan de defender las pymes de la Argentina. No entremos en la contradicción de que por defenderlas empezamos a eliminar las pymes financieras, porque así seremos los primeros en desaparecer.

Hoy en día las pymes financieras representan casi la mitad del total de entidades; o sea el 45 por ciento de las entidades financieras reguladas son pymes, y en términos de volumen son muy pequeñas. Los diez primeros bancos del país tienen el 60 por ciento del total de los depósitos; y las veinte últimas entidades, tal vez no llegan al 5 por ciento de dicho total. Entonces, estamos hablando de entidades que tienen un volumen de efectivo muy distinto a las primeras entidades.

Pese a nuestro pequeño tamaño general, nuestras entidades son muy importantes en el financiamiento del consumo. Nosotros básicamente financiamos el 30 por ciento del total de prendas y algo más del 20 por ciento del total de préstamos al consumo del sistema. Es importante financiar el consumo, porque hace al financiamiento de la actividad industrial de bienes durables y semidurables, y a la actividad comercial que emplea en la Argentina cerca de un millón de personas.

Más allá de la importancia que tiene para nosotros financiar los consumos, creemos que para entidades pequeñas la única forma de diversificar su cartera en forma eficiente es dando créditos pequeños. Si nos pusiéramos a dar créditos a promedios importantes, no podríamos diversificar nuestra cartera, porque nuestro volumen de cartera es pequeño. La única forma de diversificarlo es con pequeños créditos; la única forma de diversificar el riesgo es dando pequeños préstamos.

Otro punto a considerar es que dado que trabajamos con créditos pequeños, y además en lugares remotos, tenemos más mano de obra intensiva que los grandes bancos. Es decir, necesitamos más empleados por préstamos que un gran banco. Para dar un crédito de diez millones de dólares el banco grande necesita dos, tres o cuatro empleados, sumando toda la cadena de valor; mientras que nosotros necesitamos entre cien y doscientas personas, porque implica toda una cantidad de gente que se sienta en el mostrador, que tiene que ser seleccionada, evaluada, atendida en forma personal, para después desembolsar un crédito de 1.500 pesos con un cajero. Tenemos una mano de obra intensiva y por eso nuestro costo operativo es alto.

Si toman el costo operativo promedio de nuestras entidades sobre el total de cartera, comparado con el costo operativo de un gran banco, tenemos 10 puntos más de costo. Nuestros costos promedio de operación representan el 16 por ciento del total de la cartera. A esto hay que agregar que trabajamos con mayor riesgo. Es decir, como trabajamos con los sectores de la población más desprotegidos, con ingresos más volátiles, también tenemos más riesgos.

En general, el promedio de las entidades de nuestro segmento castiga de su balance aproximadamente el 12 por ciento por año de su cartera, por pérdida crediticia. Esto implica otros 10 puntos promedio más que un banco grande, que trabaja con menores riesgos.

Sumadas estas dos cosas, tenemos 20 puntos más de costo por operar. Esto habla de que nuestros precios deben ser distintos y que la dispersión de nuestro precio es mucho más alta que la de un crédito estandarizado, ya sea para una empresa de buena calidad o un empleado que trabaja en una multinacional y cobra su sueldo todos los meses en caja de ahorro que, entonces, tiene un comportamiento determinado.

Si vamos hacia una ley que establezca una tasa de interés objetivo, única con una dispersión muy pequeña, estos costos son imposibles de aplicar; básicamente no se pueden dar y toda esta necesidad financiera pasa irremediablemente al sector no regulado o al sector negro.

Ese es el riesgo. Quizás, por querer hacer un bien, lo que hacemos es dejar sin crédito a un enorme sector de la población que por las razones que enumero, es caro llegar a darle crédito.

La comparación que se me ocurre es la de la distribución de gas. Una cuestión es el costo del metro cúbico de gas de una persona a la que el gas le llega por tubería y otro distinto es el que tiene aquel a quien hay que entregarle una garrafa de cinco kilos en La Quiaca. Necesariamente el costo de ese metro cúbico de gas va a ser distinto porque llevar la garrafa a La Quiaca, cargarla, descargarla, ponerla en la puerta de la casa, es muchísimo más caro que el gas que va por la cañería.

Si nosotros reguláramos el precio del gas en función de lo que cuesta por cañería y a eso le aplicáramos una pequeña variación, lo que generaríamos es que por lo menos las empresas legalmente constituidas no puedan distribuir gas a toda esa gente, por lo menos en garrafas controladas.

Este es el riesgo de regular muy estrechamente los costos del sistema financiero. La dispersión de los costos y los riesgos de la vida real a veces es más alta de la que presuponemos.

En resumen, nosotros somos pymes del sector financiero. Somos pequeños bancos y pequeñas compañías financieras, algunas de ellas del interior; somos los que quedamos -treinta o cuarenta- y nuestro único deseo es poder seguir estando. No es que nos queremos quedar por capricho sino que creemos que cumplimos un rol. Nosotros no competimos con los grandes bancos. El cliente que no viene a nosotros, va a una "cueva" o a la financiera no regulada de la esquina. Esa es nuestra competencia más importante.

Si nosotros desaparecemos lo que hacemos es alimentar ese negocio fuera del sistema financiero regulado, porque hoy por hoy nuestra competencia está allí, no en los grandes bancos regulados.

SR PRESIDENTE PRAT GAYTiene la palabra el señor diputado Heller

SR HELLERSeñor presidente: quiero hacer algunas aclaraciones y comentarios.

He tenido oportunidad de conversar con el señor Goity y otros miembros de la asociación. Básicamente, ellos pedían que el proyecto incorporara la posibilidad de que las entidades de hasta un cierto tamaño, las más pequeñas, quedaran exceptuadas de esta regulación, con los argumentos que aquí acabamos de escuchar.

En un principio consideré atendible este pedido, pero luego de un análisis me surgen algunas dudas que quisiera plantear para que podamos reflexionar juntos aunque, como decía recién el presidente, hemos convenido no debatir con nuestros invitados sino escucharlos o simplemente formular preguntas, ya que el debate lo daremos luego en el seno de la propia comisión.

En primer lugar, en función de lo que dice esta asociación en su presentación por escrito, quiero aclarar que varios de los aspectos que aquí se cuestionan han sido modificados en mi proyecto, en función de las opiniones que hemos ido recogiendo.

Por ejemplo, el segmento de cartera orientado lo hemos diversificado, poniendo en el paquete los créditos hipotecarios para vivienda de tipo familiar. Es decir que las entidades podrán destinar el segmento a crédito a pymes o a crédito hipotecario familiar.

La otra modificación que introdujimos fue elevar del 5 al 20 por ciento el margen por encima de la tasa promedio ponderada, porque en otra conversación Mario Vicens también me planteó la limitación que tenían y cómo tendía a achatar ese valor del 5 por ciento. Lo revisamos y coincidimos en que era necesario enmendarlo, llegando a una flexibilidad del 20 por ciento, que entendemos recoge ese planteo.

Esto lo digo para que quede claro que por lo menos en lo que respecta a este diputado hay una predisposición a escuchar o recoger aquellas cuestiones que el debate indique que pueden mejorarse.

Las reflexiones y preguntas que tenía para hacer apuntan a dos cuestiones. He estado haciendo un relevamiento de las tasas que cobran las entidades de ese sector. Me cuesta creer que en la banca, con el sistema financiero informal, pueda cobrarse más caro de lo que cobran ustedes. He visto tasas realmente alarmantes. Dejar eso librado al mercado, sin ningún tipo de regulación, excede esa concepción de diferencia de costo que asumo y reconozco que existe en el segmento de créditos más pequeños.

Me parece que habría que pensar muy bien esto. Usted mismo decía que el costo operativo es un 20 por ciento mayor; si hablamos de una flexibilidad del 20 por ciento sobre la tasa ponderada, no deberíamos estar muy lejos de criterios que tiendan a igualar las posibilidades. Las tasas que hemos visto en el relevamiento, que por suerte por todas las medidas de transparencia hoy son fáciles de hacer, están incluso en las vidrieras de las propias entidades financieras. En mi caso, por lo menos, marcan la convicción de que hay que regular las tasas para esos sectores más débiles, que no pueden quedar en manos de la oferta y la demanda.

Hay valores que exceden la razonabilidad y nuestra misión es proteger justamente a los más débiles, darles protección a través de medidas de regulación, de leyes, etcétera.

La otra cosa que observé del análisis es que muchas veces esas entidades actúan como distribuidoras de créditos, porque prestan mucho más de lo que captan. Sus carteras de créditos son más grandes que sus depósitos, lo cual me permite inferir que venden sus carteras a otros agentes captadores. Entonces, tendríamos que pensar si esto no es también una forma de canalizar fondos del sistema institucional que tiene limitaciones para colocar su propia clientela, y que por esta vía llega a tasas más altas. Tenemos que analizar si esto no es una vía de escape a ciertos mecanismos de regulación que son imprescindibles para el conjunto del sistema. Planteo esto porque hace a la preocupación que nosotros debemos tener como legisladores. Insisto en que nuestra tarea es proteger a los sectores más débiles.

Fíjense que el proyecto que he presentado habla de tasa regulada para la micro y pequeña empresa, no para la mediana empresa. Algunos no han reparado en eso. La orientación es hacia la micro, pequeña y mediana empresa, pero la tasa regulada, insisto, es para la micro y pequeña empresa. Entendemos que la mediana empresa tiene porte para negociar de igual a igual con la entidad financiera, que hay una oferta diversificada y si un banco quiere cobrarle más que otro, se irá a éste.

La regulación claramente está orientada y dirigida a los sectores más débiles de la sociedad, que son los que necesitan la protección de lo público para no quedar atrapados. Me preocupa lo que se cobra a los jubilados. Son créditos con código de descuento; sin riesgo no hay riesgo de mora porque tienen seguro, se descuentan por planilla y las tasas son realmente abusivas. Creo que necesitamos un marco regulatorio que abandone esta idea de la libertad de mercado que se instaló con la ley sancionada en 1977 y tenemos que ir hacia un sistema donde existan regulaciones destinadas a proteger a los sectores más débiles de la sociedad. Esto es lo que quería decir sobre este tema.

SR PRESIDENTE PRAT GAYEsta cuestión ha surgido en más de una reunión. Me acuerdo cuando hablábamos con la Red Argentina de Microcrédito. Justamente en esta comisión y eventualmente en la Cámara de Diputados deberemos encontrar equilibrio y tener la aspiración de democratizar el crédito, para que esto no quede simplemente como una expresión de deseos.

Es atendible la situación de que distintos segmentos de la población representan un costo operativo más alto. También es atendible -lo comparto, pero no con los parámetros del 20 por ciento-, la idea de una regulación que evite los excesos.

Esta ha sido, señor diputado Heller, una de las cuestiones que ha ido surgiendo del encuentro con los representantes de las asociaciones de consumidores que hacían alusión a aspectos muy puntuales respecto de los costos de todos los bancos. No se referían tan sólo a la banca especializada sino también a los bancos cooperativos.

No quisiera que nos escondamos detrás del argumento de proteger a los más débiles y corramos el riesgo de dejarlos del otro lado de la vidriera. Tenemos que ir tratando de buscar ese equilibrio desde los dos lugares.

Una manera de avanzar sería establecer la dispersión de las tasas de interés de una forma más gradual y definir una línea de crédito sobre la cual uno pueda evitar los excesos; lo concreto es que todos queremos evitarlos. La respuesta no la tengo; es fácil caer en la conclusión de que la tasa es muy alta, eso es cierto.

Lo único que puedo decir, en base a mi experiencia en las microfinanzas -tema que conozco bastante bien-, es que las tasas que se cobran en la feria de La Salada muchas veces son del ciento por ciento diario...

SR HELLERPoco consuelo...

SR PRESIDENTE PRAT GAYa lo sé; pero si nos proponemos atender a esa gente, hagámoslo de una manera global y consistente para llegar a todos.

Siempre consideramos los comentarios del señor diputado Heller y seguimos trabajando en la comisión sobre estas cuestiones.

Tiene la palabra el señor Goity.

SR GOITYQuiero agradecer al señor diputado Heller porque nos recibió y ha escuchado todos nuestros argumentos. Él me ha dicho que ha flexibilizado la cuestión cosa que agradecemos- y por eso pensamos que vamos en el buen camino. Coincido, además, con lo expresado en torno a evitar los excesos.

Yo no hablo del 20 por ciento sino de 20 puntos más. Un dato: fuera del sistema regulado, un préstamo personal para el mercado abierto dirigido a personas semi informales, tiene una tasa entre el 8 y 9 por ciento mensual. Vayan a "Crediplata" o "Tarjeta Verde" y pregunten cuánto sale un crédito de 1.000 pesos; al hacer la cuenta verán que la tasa está entre el 8 y 9 por ciento mensual; es mucho más, y eso es sin entrar en polémicas.

El otro tema que quiero plantear es que hoy la tasa de ANSES está regulada por ANSES. Todos los bancos se manejan con una tasa fija mensual en función de la tasa promedio del Banco Central. Los bancos regulados no trabajamos con la tasa de crédito; es una tasa regulada por el Banco Central.

Ahora voy a referirme al tema de la venta de carteras. Muchos de nuestros bancos generan carteras y después las venden. Eso está bien; las venden al sistema financiero y las traspasan. Las compañías de seguro reaseguran hacia atrás. Nosotros a veces llegamos a volúmenes que no podemos bancar por nuestros pequeños capitales; actuamos de comercializadores. Entonces, vendemos esas carteras al sistema de capitales, a fideicomisos o bancos más grandes. O sea que los bancos grandes compran las carteras que generamos nosotros y se crea una verdadera cadena de valor que nos parece razonable y hace a nuestra subsistencia. Por eso digo que no estamos en contra de los grandes bancos; al contrario, son una fuente de fondeo.

SR PRESIDENTE PRAT GAYUna estadística interesante para ver allí sería la de la rentabilidad por grupo de bancos, y apreciar si efectivamente hay una renta monopólica que ese grupo está capturando, que es la que quisiéramos regular con una nueva ley.

No tengo los números a mano, pero quizás ustedes puedan conseguirlos.

Quiero comentar que nuestros colegas del Frente para la Victoria han tenido que retirarse porque tienen reunión de bloque. Fueron puntuales y me avisaron de esta situación; no tiene nada que ver con los invitados, simplemente lo digo para aclarar que se trata de un compromiso que habían asumido con anterioridad.

Antes de seguir avanzando quiero hacer una pregunta. Como presidente de la comisión, no puedo dejar pasar por alto un comentario que hizo Gregorio Goity, quien dijo que con algunas modificaciones que se están planteando, van a desaparecer. Me gustaría que desarrolláramos un poco más ese comentario, tenemos que recoger estas cosas como diputados. Debemos evaluar, por supuesto, si la preocupación es cierta o justa; pero no podemos hacernos los distraídos e invitar a un actor para que exponga su situación sobre un proyecto de ley, nos diga que va a desparecer y no pedir ninguna aclaración. Este comentario requiere preocupación de nuestro lado y una explicación más profunda de su parte.

SR GOITY Esto ya lo hablamos con el señor diputado Heller. Si a las pequeñas entidades las obligamos a determinadas porciones de cartera, lo que hacemos es aumentar su riesgo, porque no tenemos tamaño suficiente para dispersar riesgos con créditos promedios grandes. Nuestra posibilidad de dispersar el riesgo del lado del activo es con muy pequeños créditos en enormes cantidades; así el riesgo está disipado.

El segundo punto es el que mencioné antes. Si la dispersión de tasas en la ley no es suficiente como para que nosotros podamos trabajar con sectores socio económicos donde el costo de distribución y el costo operativo son más altos, pero el precio no está lo suficientemente alineado como para cubrir dichos costos, no es rentable, no lo podemos hacer; no podemos prestar al 5 por ciento más caro que una entidad grande.

Tomemos un crédito personal a dos personas distintas, una es un profesional de una multinacional que cobra su sueldo en el banco equis, todos los meses, que tiene excedente financiero, con una historia de crédito regulada, y otra vive en el Chaco, no sabemos bien dónde vive y sus ingresos no están del todo demostrados. El riesgo y la forma de llegar a esas personas es absolutamente distinta, y por eso no podemos prestar a esta persona a una tasa de cinco puntos más alta que a la primera.

En general, por cada préstamo que nosotros damos en el mercado abierto, necesitamos entre ocho y diez personas. Para dar un préstamo, se sientan entre ocho y diez personas en el mostrador. Por lo tanto, hay que atender a cien personas para dar préstamos a diez personas. Esto es para dar un ejemplo de cómo funciona el sistema y cuál es el costo operativo.

Si la dispersión en la tasa no es la suficiente, lo que va a suceder es que nuestras entidades no lo van a poder enfrentar. Entonces, toda esa demanda de crédito va a terminar en un mundo no regulado donde los costos son más bajos, los salarios de la gente son más bajos y trabajan sábados y domingo. Nosotros trabajamos de 10 a 15 horas, trabajamos en horarios para empresas grandes. La gente común no va al banco a las 12 del mediodía, sino que lo hace a las ocho de la noche, cuando termina de trabajar. Lo hace el sábado o el domingo, cuando va al shopping. La gente saca un crédito por teléfono, por la computadora. Insisto en que hacemos leyes pensando en el gran banco, en la gran empresa y no estamos pensando en el tipo de trabajo y el enorme público.

Hoy las empresas que más crédito otorgan ni siquiera son los bancos sino las grandes cadenas de electrodomésticos. Garbarino da mucho más crédito que cualquiera de nosotros. Esta es la realidad de cómo se ha transformado el sistema financiero, porque el mundo se ha transformado.

Si seguimos en esta regulación sin entender la dispersión de gastos y riesgos con los que nosotros trabajamos, no vamos a ser competitivos, cosa que ya nos está costando.

Insisto con que nosotros no competimos con el gran banco sino contra sistemas comerciales que abren las 24 horas del día, los siete días de la semana, que con el documento dan un crédito y a tasas altísimas. Ese público valora eso, porque prefiere pagar esa cuota más alta, pero que se lo den, que lo atiendan a las siete de la tarde o el sábado a las once de la mañana. Expresado burdamente, esto es lo que nos está sucediendo.

SR PRESIDENTE PRAT GAYEstá muy claro: hay competencia del sector no regulado.

En el documento que nos repartieron dicen al pasar que ustedes atienden a dos millones de clientes de crédito. ¿Cómo se compone esa cifra?

SR GOITYCasi todo es crédito al consumo. Lo que cambia es el medio: puede ser a través de tarjeta de crédito o pueden ser préstamos personales con pagaré. Hoy en día la tarjeta de crédito tiene un volumen cada vez más grande y el préstamo personal está constante, pero todo es préstamo al consumo. El crédito prendario recién ahora está empezando a crecer. Nuestras entidades todavía no tienen gran actividad prendaria, pero esperamos que vuelvan a tenerla.

SR PRESIDENTE PRAT GAY¿Cómo compara esa cifra de dos millones con el número equivalente de las otras asociaciones?

SR GOITYNo conozco las cifras de las otras asociaciones. Estimamos que el 25 por ciento de la demanda de crédito al consumo está hoy atendida fuera del sistema. Esta es una grosera estimación, porque entramos en una zona donde es muy difícil obtener una estadística.

El gran desafío para nosotros es entender que el sistema de servicios financieros ha cambiado. Hoy el pago de la luz y el gas lo hacemos en la farmacia; se puede sacar un crédito por una computadora, a través de un teléfono, con una entidad directa del exterior; se puede ir a una red de comercio de motos y sacar el préstamo directamente allí, o en un comercio de electrodomésticos. Con una tarjeta se va a un cajero automático y se obtiene el préstamo y se paga de la misma manera.

Es decir, es un mundo que está mucho más desarticulado que hace quince o veinte años. Entonces, la cadena de valor está mucho más descompuesta que en aquel momento.

SR PRESIDENTE PRAT GAYSi tienen alguna idea de cómo a través de esta ley podemos atender ese 25 por ciento que está fuera del sistema regulado, para beneficio de ese sistema, estamos dispuestos a escucharlos.

SR GOITYLa posición que planteamos hace rato con el Banco Central -y ahora aprovechamos la oportunidad que nos dan ustedes para reiterarla- es que para promover que las entidades que no están reguladas se conviertan en reguladas hay que crear situaciones diferenciadas para pequeñas entidades, no en cuanto a calidad de inspección, pero sí en cuanto a las exigencias. Hoy en día la exigencia de regulación, de capital, de supervisión, es la misma para una entidad que no toma depósitos que para una entidad que tiene el 5 o el 7 por ciento del total de los depósitos.

Hoy una entidad pequeña recibe inspecciones del Banco Central con veinte o treinta inspectores y cuenta con una unidad contable de diez personas. Una gran multinacional recibe igual cantidad de inspectores y su unidad contable está formada por cien personas. Creo que hay un lugar de diferenciación en los costos fijos que impone el sistema y el tipo de regulación que hacen a la supervivencia o posibilidad de que podamos incorporar cooperativas, mutuales, pequeñas compañías financieras. Hace rato que se pretende que las cooperativas ingresen al sistema financiero y no se ha logrado. No hago ningún juicio de valor. No ha ingresado ninguna cooperativa, porque es carísimo; es imposible que lo haga porque no le dan los números.

SR PRESIDENTE PRAT GAYHay cosas que no cambian nunca, tenemos menos pelo y cada vez más blanco, pero las discusiones son las mismas que hace años.

Tiene la palabra el señor Mario Vicens, a quien agradecemos su visita. Se desempeña como presidente de ABA, y vino hoy aquí a pelear sólo.

SR VICENSSeñor presidente: no se trata de pelear nada sino de agradecer a todos los miembros de la comisión por esta invitación.

Hemos venido a la Comisión de Finanzas para transmitir nuestras reflexiones sobre estas propuestas de modificación de la ley de entidades financieras en un marco donde entendemos que hoy en día la situación del sistema financiero es bastante razonable desde el punto de vista de los aspectos prudenciales, de su solvencia, de su liquidez, y claramente tiene algunos aspectos que necesitan ser fortalecidos.

Hemos preparado un documento que vamos a dejar en la Presidencia de la Comisión de Finanzas, en representación de todos los miembros de esta comisión, para que luego sea distribuido entre todos sus integrantes. Allí tratamos de hacer un pequeño resumen de los temas que, a nuestro juicio, son relevantes para esta discusión, y al mismo tiempo hacemos algunas reflexiones y comentarios sobre los proyectos de ley presentados para la consideración del Parlamento.

De cualquier manera voy a aprovechar estos minutos para resumir y exponer los aspectos que consideramos más relevantes. El primer punto clave tiene que ver con el tamaño del sistema financiero. Para nosotros el problema del crédito y de los costos está absoluta e íntimamente vinculado con el tamaño del sistema, con el tamaño de los ahorros de la población que se canalizan a través del mercado bancario en particular, y de los mercados financieros institucionalizados y regulados en general.

Sólo para hacer una pequeña comparación, y no tratar el caso de los países más desarrollados en este aspecto, si se compara el volumen del ahorro de la población que se canaliza a través de mercados institucionalizados, veremos que en Chile representa dos veces el producto bruto interno del país, en Brasil el 1,5 y en Argentina sólo el 40 por ciento. Esto da una idea del problema que tenemos que encarar y enfrentar. De esto depende no sólo el volumen de crédito que se puede ofrecer a la economía y a la población sino también la facilidad de acceso al crédito, en la medida en que la actividad bancaria claramente tiene economías de escala, de diversificación, que en un marco de transparencia y competencia se trasladan al costo del crédito y, por lo tanto, al de los usuarios.

Desde ese punto de vista, un elemento que tiene que ser clave en la consideración de las modificaciones que podrían ser introducidas en la ley de entidades financieras a efectos de mejorarla, tiene que ver con el hecho de que las mismas sirvan para promover y aumentar el volumen del ahorro de la población, que se canaliza a través de los mercados financieros institucionales.

El problema no es que no se ahorra. Creemos que en la Argentina se ahorra en instrumentos a través de mecanismos o mercados que después no se convierten en oferta de financiamiento y de crédito para los usuarios, consumidores y productores. Esto claramente tiene un impacto negativo en la posibilidad de invertir y generar empleo.

El otro aspecto clave para el crecimiento del ahorro -y que se canaliza a través de estos mercados- es que se transforme en una oferta sostenida y creciente del financiamiento para las actividades económicas, con un sistema eficiente y transparente. En este sentido, celebramos todas las modificaciones y mejoras que se introduzcan en la ley, tendientes a aumentar la competencia en el mercado financiero, y en el bancario en particular.

A la utilización de los servicios provistos por los bancos habría que agregar la población que no está bancarizada. Además, debemos hacer hincapié en todas aquellas mejoras tendientes a asegurar la transparencia y defensa de los usuarios bancarios.

Todo esto tiene que ser hecho en un marco donde se asegure la solvencia y estabilidad del sistema financiero a través de las normas adecuadas. Si se hace a costa y en detrimento de la solvencia, esta actitud se termina pagando con el tiempo -como lo demuestra la experiencia argentina- y con problemas financieros de los cuales es muy difícil recuperarse rápidamente.

Siguiendo con los comentarios generales en términos de lo que deberían ser los aspectos a considerar en la tarea de mejorar la ley, creemos que la norma debería contemplar todos los aspectos, vías o mecanismos a través de los cuales puedan brindarse servicios de carácter bancario y financiero a la población. Si lo restringimos a una enumeración taxativa de servicios o productos, en alguna medida se corre el riesgo de que en un instrumento permanente -como es el marco normativo de una ley- se omitan, dejen de lado o incorporen dichos servicios, instrumentos y productos que pueden ser muy útiles para la población o quedar obsoletos.

Por ello, la ley debería contemplar con amplitud todas las posibilidades que existan para brindar servicios financieros a los efectos de contemplar la participación que pueden tener bancos especializados -como los que representa ABE en el caso de créditos de consumo u otros especializados en distintos servicios-, con la idea de llegar a todos los segmentos de la población. Asimismo, el objetivo es llegar de una manera económicamente viable a todos los mercados, ya sean estacionales, permanentes, lejanos o cercanos de donde están ubicados los bancos.

Finalmente, creemos que es muy importante que la ley se mantenga como un cuerpo normativo permanente. La permanencia de las leyes genera un incentivo en la inversión, posibilita contar con reglas de juego estables, permite que los jugadores o participantes de la actividad puedan desarrollar todas sus habilidades sin la incertidumbre que puede significar cambiar una norma.

Una ley debería contemplar las cuestiones generales y no entrar en detalles que normalmente requieren ser modificados, en la medida en que cambian las condiciones de la actividad y obligan a modificaciones permanentes del marco legal.

Estos son los comentarios de carácter general.

Tratando de no abusar del tiempo -los detalles están en el documento que vamos a dejarles-, quisiera hacer una pequeña referencia sobre los proyectos de ley. Consideramos que hay algunas iniciativas que mejoran significativamente el marco normativo.

La primera de esas iniciativas introduce el concepto de servicios esenciales a ser provistos por las entidades financieras a sectores de bajos ingresos. Entendemos que la introducción en la ley de un concepto de esta naturaleza facilita que algunas acciones que ya se vienen llevando a cabo justamente para ampliar el rango de cobertura de los servicios financieros, y que estos puedan ser utilizados por poblaciones de bajos ingresos que hoy no están bancarizadas, es una muy buena iniciativa que de algún modo provee de un marco legal más amplio a las iniciativas que hoy en día se están llevando a cabo.

Por otra parte, hay una propuesta para ampliar los regímenes de provisión de servicios transaccionales o de intermediación financiera a agentes que no son estrictamente bancarios, ampliando la posibilidad de brindar esos servicios a través de diversos canales. No recuerdo si todas las iniciativas contemplan este tema. Entendemos que ésta es la manera más adecuada justamente de poder alcanzar con un buen servicio económicamente viable, insisto, a poblaciones que muchas veces no justifican la instalación de una sucursal bancaria. En este sentido, los proyectos que introducen esta posibilidad, creemos que están haciendo un aporte muy positivo a los esfuerzos de bancarización que se están haciendo.

También entendemos que es una buena iniciativa introducir el ahorro para menores de edad; en el marco de una economía que sea más predecible y estable que la economía argentina de los últimos cuarenta años, podría ser una idea muy interesante para promover el ahorro y que se canalice a través de los mercados regulados.

La incorporación de una instancia especializada en la defensa y la protección de los intereses y derechos de los usuarios financieros, también es una buena medida. Sin embargo, consideramos que es más útil si al mismo tiempo se logra evitar la superposición con un conjunto de instancias nacionales, provinciales y municipales que hoy tiene como jurisdicción la defensa de los derechos de los consumidores bancarios y de otros consumidores. Por otra parte, estos generan una superposición que, a nuestro juicio, puede devenir en el riesgo de que se termine desnaturalizando el marco natural y el objetivo de estas iniciativas.

Por último, uno de los aportes significativos de los proyectos de ley que se están considerando es la homogeneización de la regulación, extendiéndola a entidades que hacen intermediación financiera, pero que no están participando del mercado regulado. Esta es una buena medida, por supuesto teniendo en cuenta las dificultades y diferencias de características que cada una de ellas tienen para prestar el servicio.

En el otro plano están las iniciativas que cuestionamos o que desde nuestro punto de vista entendemos no van a ayudar con el objetivo de contar con un sistema financiero más eficiente, más grande y más capacitado para el crédito.

El primer punto que quiero considerar es declarar la actividad bancaria como servicio público. No hay ningún elemento -a nivel de aquellos que se consideran normalmente técnicos- para declarar a la actividad bancaria como servicio público, dado que no estamos frente a un monopolio natural, como puede ser la distribución de gas, para mencionar el ejemplo que planteó Gregorio Goity. Tampoco es una actividad que provea servicios u ofrezca productos que no tienen sustitutos. De hecho, la propia historia argentina nos demuestra que cuando por ciertas circunstancias se impusieron limitaciones a la provisión de estos servicios bancarios, automática y rápidamente aparecieron sustitutos en mercados no regulados.

Eso indica claramente que no es una actividad que no tenga sustitutos cercanos.

Esto, desde nuestro punto de vista, implica al mismo tiempo que el hecho de declararlo como servicio público remite a la idea de que la actividad es una concesión del Estado, criterio que realmente no se sostiene en ningún lugar del mundo. De ese modo, Argentina tendría una situación muy exclusiva desde ese punto de vista.

Por otra parte, también es cierto que la actividad bancaria está muy regulada, no solamente por las regulaciones que caben a cualquier actividad económica sino específicamente por las regulaciones que establece la autoridad regulatoria, que en nuestro país es el Banco Central de la República Argentina.

Ahora bien, es importante destacar que esta regulación tiene por objetivo custodiar un bien público, que es la solvencia y la estabilidad del sistema. En el mundo en general, no tiene por objetivo incorporar limitaciones o aquellos atributos que normalmente son ejercidos por el Estado en el marco de la regulación de un servicio público.

Desde ese punto de vista, nuestra preocupación no es solamente que se tergiverse de algún modo la prestación del servicio sino que la regulación tienda a desnaturalizarse como consecuencia de que se le empiezan a incorporar cuestiones que no tienen que ver con la preservación de la estabilidad del sistema ni la solvencia de los bancos o las entidades financieras sino con la regulación de mercados en particular, lo que claramente hace que se debilite el sistema regulatorio para preservar la estabilidad del sistema.

En este sentido, claramente no compartimos la idea de declararlo servicio público. En todo caso, si hay que fortalecer algo -aunque hoy por hoy no vemos que sea necesario-, habría que pensar en cómo mejorar el marco regulatorio para seguir teniendo un sistema financiero sólido y estable como el que tuvimos en los últimos años.

Un segundo punto que se incorpora en alguno de los proyectos de ley es la diferenciación por el origen del capital. Entendemos que es justo y razonable que un país exija reciprocidad respecto de otros países cuando se trata de autorizar la actividad de un banco extranjero en el país. En este sentido, también entendemos que la autorización no puede ser automática o que corra por los mismos canales que corre la autorización que actualmente se necesita para operar como banco, si los capitales son nacionales.

Algún proyecto plantea que se requiere la autorización del Poder Ejecutivo y no tenemos observaciones para eso. Claramente tenemos observaciones para que se introduzca el concepto de que tiene que haber regulaciones diferenciales según el origen del capital. Estas regulaciones necesariamente van a hacer que cierto sector de la banca tenga que utilizar más recursos económicos para prestar el servicio, algo que inexorablemente va a redundar en un encarecimiento de los servicios para los usuarios. Esto es así porque en la medida en que, por ejemplo, estos requerimientos diferenciales tengan que ver con más capital o diferentes condiciones de liquidez, es muy difícil que esta mayor exigencia a un grupo de bancos por el origen de su capital, sea compensado en el resto del sistema financiero, porque esto implicaría el debilitamiento ante los ojos del público de esos otros bancos.

Desde ese punto de vista, no vemos que haya una manera de evitar el mayor costo que significaría la mayor utilización de recursos onerosos para prestar el mismo servicio.

También vemos con preocupación la introducción en la norma de regulaciones operativas específicas.

Nosotros creemos que el marco regulatorio debería eventualmente prever, en el caso en que se justifique, los mecanismos a través de los cuales pueden ser incorporadas estas restricciones operativas por parte del organismo regulador.

Cuando las regulaciones adquieren una significación, una entidad que amerita que sean modificadas por ley, están abiertas las posibilidades de que el Congreso discuta esas iniciativas.

De hecho, hace tres años el Congreso aprobó una ley a través de la cual se planteó y se impuso un límite para el costo de financiación de las tarjetas de crédito, en el entendimiento de que de esa manera se mejoraba la prestación del servicio. Nada puede impedir que suceda lo mismo. Por lo tanto, desde ese punto de vista, entendemos que si existe esa necesidad, debería ser cubierta. Cuando se trata de temas prudenciales, sobre el organismo regulador o cosas no incluidas en la ley, deberá ser tratada de forma especial por el Congreso y no de forma global o colectiva, como se está incorporando en algún proyecto de ley.

Por otra parte, normalmente este tipo de regulación en particular que se incluye en algún proyecto de ley en discusión, agrega factores de preponderancia en la decisión crediticia, que son ajenos a la decisión crediticia como tal.

Los bancos administran fondos del público, administran los ahorros de la gente que tienen la forma de depósitos o alguna otra forma a través de la cual se captan fondos justamente para ser prestados. Esta administración de los recursos de la gente requiere que sea hecho bajo condiciones que acrediten la prudencia, la devolución de los fondos y la estabilidad del sistema para que justamente los ahorristas puedan contar con ese bien público que es un sistema financiero solvente y estable.

Si se incorporan factores diferentes en la administración de los portafolios, se corren dos riesgos. El primero es que la decisión crediticia no esté estrictamente dominada por factores específicos. El segundo, que se empiece a diluir la responsabilidad de los banqueros como administradores del ahorro del público, en la medida en que esos factores o iniciativas generan una composición de la cartera crediticia que se aparta significativamente de lo que el banquero, en su leal saber y entender, considera es aquella que justamente asegura la estabilidad del banco y, por lo tanto, de sus fondos.

El último punto que quería mencionar respecto de esta iniciativa de establecer condiciones específicas para la actividad tiene que ver con el límite que se propone a la participación en el mercado de entidades privadas. El proyecto del señor diputado Heller planteaba, no sé si ha sido modificado, el establecimiento de un límite del 8 por ciento como cuota de mercado máxima para una entidad financiera privada.

Nosotros entendemos que esto resulta claramente inconveniente e innecesario. Inconveniente, en el sentido de que el hecho de poner un límite de esta naturaleza con un número que no sabemos muy bien de dónde surge, puede llegar a generar cierta dificultad para que sigan aumentado las inversiones en el sector y, por lo tanto, la oferta de servicios. Es totalmente innecesario porque si uno compara la situación de la Argentina con la de Brasil, México o Chile, encontrará que en nuestro país los cinco bancos más grandes representan el 50 por ciento del mercado de créditos privados o de depósitos privados promediados; los diez bancos más grandes representan el 70 por ciento, mientras que en los otros países mencionados los cinco primeros bancos representan más del 70 por ciento.

A esto hay que agregar otro factor adicional: bajo nuestro punto de vista se hace absolutamente imposible que cualquier banco en forma individual adquiera una posición de mercado dominante en detrimento de los usuarios. La banca pública en Argentina representa, en algunos segmentos del mercado, más del 30 y 40 por ciento. Esto implica necesariamente que, como bancos testigo, se impida cualquier intento de asumir una posición competitiva en el mercado.

El único modo de crecer en un mercado financiero como el argentino -sucede en nuestra región y en el mundo- es a través de fusiones y absorciones. Todas ellas tienen que ser autorizadas previamente por el propio Banco Central y la Secretaría de Defensa de la Competencia.

Introducir en la ley un parámetro tan exiguo como el que se propone -que requeriría el redimensionamiento de algunas entidades financieras del mercado sin un basamento que lo justifique-, teniendo a favor todos esos parámetros y condiciones que claramente impiden que prospere un comportamiento monopólico, nos parece absolutamente innecesario.

El último punto que deseo mencionar tiene que ver con la cobertura geográfica. En el proyecto del señor diputado Heller se plantea la formación de un fondo compensador para promover o ayudar a aquellas sucursales ubicadas en zonas poco pobladas. En el documento que trajimos, existe un análisis de lo que sería el mercado no cubierto por el sistema bancario en la Argentina.

El problema que tiene nuestro país se basa en la asimetría de la distribución poblacional. Es un país con muchos kilómetros cuadrados de extensión, con una población mediana y muy concentrada en algunos centros urbanos. Esto hace que, dadas las regulaciones que tienen que cumplir las entidades financieras para atender a sus usuarios, se torne económicamente muy difícil tomar nota de lo que sucede en ciertas poblaciones.

Sin embargo, haciendo un análisis más fino de la situación, hemos establecido -los detalles están en el documento- que la población urbana ubicada a más de un kilómetro de cualquier punto de atención bancario -excluyendo las posiciones de atención bancaria en comercio- representan el 5,8 por ciento de la población.

Esa población, que está muy dispersa, no podría ser atendida a través de sucursales que representan un costo enorme, en términos de provisión de los servicios que pueden plantear. La única manera de llegar a esos mercados y a los pobladores, como decía al principio, es ampliando el menú de posibilidades para que los bancos puedan proveer el servicio. Esto va desde las posibilidades estacionales, pasando por las posibilidades de apertura parcial durante la semana, hasta oficinas bancarias que, atendiendo las restricciones de seguridad, tengan pocos costos para evitar que no sean viables económicamente.

Entendemos que éste es el camino más adecuado. Imponer un gravamen al resto de la actividad para tratar de resolver el problema de atender esas zonas no provistas hoy por hoy de servicios bancarios, lo haría más costoso y encarecería la provisión de servicios al resto de la población y a sus actividades; de modo que no es la mejor alternativa para solucionar el problema.

Asimismo, quiero hacer referencia a la garantía de los depósitos. Nos preocupa que el fondo de garantía de los depósitos pase a formar parte de los recursos que maneja el Banco Central. Esto es lo que se propone en alguno de los proyectos de ley. Creemos que se perdería, de algún modo, la apreciación por parte del depositante. Esto no es relevante, pero la confusión de fondos en el Banco Central debilita el efecto positivo que la creación y manutención de un fondo de garantía de depósitos puede tener desde el punto de vista de la estabilidad del sistema.

Lo más importante es que hoy día la conformación del fondo permite implementar soluciones para resolver problemas de bancos -como sucedió a finales de la década del 90 y principios de ésta-, fuera de las facultades y posibilidades con que cuenta el Banco Central.

Nosotros entendemos que no habiendo una buena razón que justifique aquel tipo de propuestas, su implementación sería resignar un mecanismo que en tiempos en que hubo situaciones externas que generaron problemas, permitió a los bancos resolver tales problemas preservando el interés de los depositantes y los ahorros de los argentinos, que es el bien máximo a custodiar. El resto de lo que queremos aportar está en el documento que vamos a entregarles.

Aprovecho nuevamente la ocasión para agradecer la posibilidad de exponer estas reflexiones en este ámbito tan importante.

SR PRESIDENTE PRAT GAYTiene la palabra el señor diputado Heller.

SR HELLERVoy a seguir fiel a lo que dije antes, y no voy a discutir.

Sólo quiero hacer una referencia. La ley que entra en este proceso de revisión tiene treinta y tres años de vigencia; según parece no ha resuelto los problemas del tamaño del sistema, facilitación del ahorro de la ciudadanía, acceso al crédito, equidad distributiva, etcétera. Es decir, si la tuviéramos que juzgar por el resultado, deberíamos decir que la norma que regula el sistema financiero ha sido un fracaso notable, pensado desde el punto de vista del interés de los usuarios. Por lo tanto, la necesidad de contar con otro marco regulatorio parece una obviedad.

Dicha ley ha tenido, a lo largo de estos treinta y tres años de vigencia, treinta y siete modificaciones a través de diecinueve leyes y dieciocho decretos. Por lo tanto, si se establecen parámetros taxativos que luego requirieran leyes para su modificación, y el mercado, los usos y las costumbres generaran necesidades que obligaran a realizar dichas reformas, no debemos temer, porque la ley de Martínez de Hoz ha sufrido treinta y siete modificaciones. De modo que si nos quedamos cortos en algo, si existiera alguna apreciación, si el desarrollo de la tecnología lo requiriera, si las fuerzas productivas o algún otro motivo obligaran a efectuar una modificación, esta ley podría seguir modificándose.

Quiero hacer mención a dos cosas que dijo Vicens. Nosotros hemos flexibilizado o precisado algún criterio en algunas charlas que hemos mantenido con representantes de todas las organizaciones, en distintas instancias. Por ejemplo, hemos elevado del 8 al 10 por ciento el porcentaje de participación, de manera que ninguna institución tenga que sufrir recorte alguno y todas queden contempladas. Si alguna institución podía verse afectada por ese porcentaje, hemos tratado de subsanarlo llevándolo al 10 por ciento de participación. Esta cifra en los Estados Unidos sólo es superada por cuatro entidades, el resto tiene menos del 10 por ciento de participación. Es decir que el hecho de que se establezca que nadie puede tener más del 10 por ciento de participación en el sistema, no parece una limitante muy fuerte desde el punto de vista de la capacidad del desarrollo del negocio bancario.

También hemos incorporado una precisión respecto del fondo de garantía. Dicho sea de paso, el actual tiene otro defecto que se ha omitido en el análisis: es optativo, lo tiene el banco que quiere; además se dispara un mecanismo por el cual si la tasa que se cobra en el crédito supera en determinado porcentaje a la tasa promedio ponderada en general, deja de valer. Esto hace que el público evidentemente no tenga ninguna posibilidad de discernir en qué casos tiene garantía y en cuáles no. Reitero: es optativa, tiene una cláusula que limita su aplicación según sucediera con un banco que cobra tasas muy altas, y en ese caso la entidad tendría que pagar.

La precisión que hemos incorporado es que ese fondo no puede ser utilizado para ninguna otra cosa que como fondo de garantía para atender situaciones que se presenten en las entidades que componen el sistema. Es decir que la preocupación que existe respecto de que esto pueda ser utilizado como parte de una caja o cosa por el estilo, está en las enmiendas que hemos comprometido presentar.

Está aceptada la idea de que hay que precisar eso, de manera que esto no entre en ningún terreno de discusión. Se tratará de un fondo administrado por el Banco Central con un único objetivo, y no puede ser utilizado para otra cosa. Eso es lo que va a decir la redacción final del proyecto.

Digo esto para salir al cruce de cualquier inquietud que pudiera haber respecto de que esto sea un subsidio, una caja o alguna otra cosa por el estilo. No es esa la idea del proyecto.

SR PRESIDENTE PRAT GAYMe parece que la cuestión ha sido claramente planteada y esperamos el documento que Mario Vicens nos enviará oportunamente.

Me viene a la memoria un documento imborrable de 2003 o 2004, en que la Asociación de Bancos Extranjeros decía que el presidente del Banco Central mentía. Como pasó bastante tiempo, lo único que espero es que en ese documento traten más piadosamente al diputado Heller que lo que me trataron a mí en su momento.(Risas.)

Más allá de las bromas, quiero hacer una aclaración que creo es importante respecto de la limitación del tamaño de cualquier entidad, cuestión que comparto. No me tranquiliza ni siquiera el argumento del señor diputado Heller de que pueda haber cuatro bancos, como es el caso de los Estados Unidos.

Lo que quiero que se entienda es que mi preocupación no es que tengan una posición monopólica en el mercado; la preocupación es que cuando un banco es muy grande, termina forzando en una situación de crisis al funcionario público del momento.

Esto lo hemos vivido en la Argentina con casos emblemáticos durante crisis muy profundas en las que los funcionarios no tenían más remedio que rescatar al banco que no había sido suficientemente prudente al momento de expandirse, más allá de que lo hubiera hecho con o sin una posición monopólica, que no es el punto en discusión.

Entonces, respecto de eso tengo una postura muy clara, que he expresado anteriormente. No quería dejar de reiterarlo frente a las distintas asociaciones, porque creo que esto también es importante y me lleva a una reflexión adicional.

Los temas que se están planteando aquí son todos razonables. Uno puede estar de acuerdo o no. Creo que es muy interesante la referencia a otras situaciones de la región. No podemos pasar por alto lo que sucedió en los últimos años en la máxima experiencia internacional, que es el sistema financiero americano y algunos otros sistemas financieros desarrollados.

No quisiera que a la Argentina le vuelva a ocurrir lo que le ocurrió a la Reserva Federal y al Tesoro norteamericano, que tuvieron que salir a comprar las acciones del Citibank porque si no, esa entidad desaparecía. Menciono esto porque no es un nombre que nos tenga que preocupar respecto de la Argentina, pero sí es una discusión que está abierta en el resto del mundo, que no se zanjó con las resoluciones de Basilea III ya que, a mi juicio, faltó valentía para avanzar en esa dirección.

Como ex regulador menciono este punto para que se entienda perfectamente, y estoy dispuesto a que lo discutamos en esta cuerda o por cuerda separada.

Cuando uno está sentado, decidiendo sobre una crisis financiera, me parece que desde el Congreso podemos evitar al funcionario de turno el disgusto de no tener la libertad de decidir si es pasible de ser rescatado o no quien a través de distintas decisiones fue expandiendo de manera excesiva su operación y su manera de funcionar.

Quería ser perfectamente claro respecto de esto, porque me parece que la discusión no es respecto de posición dominante de mercado, que en Argentina no podemos pasarla por alto porque lamentablemente nos ha sucedido mucho, y menos aun lo vamos a pasar por alto en un momento en que le sucede a aquellos que parecía que no les iba a suceder.

No comparto el límite taxativo del 8 o 10 por ciento, esto lo hemos hablado con el señor diputado Heller. Creo que habría que establecer una regulación en la que los requerimientos de capital fueran en función de la participación de mercado. De modo tal de que cada banco que quiera crecer más allá de cierto límite, incorpore e internalice ese costo y sea parte de los fondos que están disponibles para un eventual rescate.

Estas son las cosas que nos quedan por discutir. Agradezco la presencia de la asociación, que Mario Vicens haya venido en soledad y hecho un análisis exhaustivo del tema. Lo que más queremos en esta comisión y en el Congreso es que se hagan presentes y planteen su posición. Nosotros tomamos nota, lo procesamos y luego lo evaluamos. Parte de ese proceso ha llevado al señor diputado Heller a modificar algunas de las cuestiones más debatidas. De eso se trata, de escucharlos.

Agradezco la honestidad y valentía de venir a presentar su exposición en soledad. Me veo obligado a responder con la misma honestidad y valentía.

En el día de hoy el presidente de ADEBA, Jorge Horacio Brito, llamó telefónicamente para avisar que no podía concurrir a la reunión. En representación de la Asociación de Bancos Argentinos contamos con la presencia de su vicepresidente, el señor Antonio Garcés, la doctora Cristina Ehbrecht y el señor Jorge Bianconi.

Me olvidé de mencionar que acompañan a Gregorio Goity, Osvaldo Pagano, vicepresidente 1º; José Dakak, vicepresidente 3º, y Norberto Giudice, director ejecutivo de la Asociación de la Banca Especializada, respectivamente.

Tiene la palabra el señor Garcés.

SR GARCÈSSeñor presidente: quiero agradecer especialmente la invitación que hemos recibido para expresar nuestra opinión. Hemos hecho entrega a la Presidencia de nuestros comentarios y observaciones a los proyectos de ley en estudio.

La intervención previa de Mario Vicens y de Gregorio Goity me han dejado sin mucha posibilidad de explayarme, porque han tratado exhaustivamente todo.

ADEBA está integrada por diferentes tipos de entidades, desde bancos universales, bancos comerciales y bancos que podríamos llamar de nicho. Las preocupaciones que han expresado Vicens y Goity nosotros las compartimos.

Hay algo en especial que a nosotros nos preocupa referido al sistema financiero, y es su tamaño; me refiero al exiguo tamaño que tiene. Los créditos representan hoy un 11 por ciento del PBI y los depósitos, un 16 por ciento. Esto nos exime de mayores comentarios.

Entonces, parecería que habría que actuar sobre el engrandecimiento del sistema para que tenga mucho más volumen. Compartimos obviamente lo que se busca con esta ley, es decir el incremento de la cantidad de los depósitos y, consecuentemente, de los préstamos.

Por otro lado, nos preocupan algunas cuestiones que se están reglamentando en el proyecto de ley y no queremos abundar sobre esto, pero podrían ser materia de reglamentación por parte del Banco Central.

SR PRESIDENTE PRAT GAYJustamente eso quería plantear a Mario Vicens. Sería bueno que sean taxativos e indicaran cuáles son las cuestiones que creen deberían ser materia de regulación del Banco Central, y cuáles deberían ser incorporadas en la ley.

Hay algunas cuestiones que me gustan del proyecto del señor diputado Heller. El régimen de transparencia que en su momento pudimos lograr con esfuerzo desde el Banco Central ahora lo elevamos al rango de ley.

Estas son cosas inamovibles e indiscutibles, y cuanto mayor sea el rango, mejor vamos a estar todos. Entiendo cuál es la preocupación respecto del nivel de la norma versus flexibilidad o rigidez.

Me gustaría, para beneficio de todos, que pudieran hacer una enumeración de cuáles son las cuestiones que ustedes creen que no deberían estar en la ley.

SR. GARCÉS Así lo hemos hecho en los escritos que hemos presentado.

Entre los proyectos que hemos leído hay dos cuestiones que nos parecen que son para destacar y que, además, compartimos. Uno está relacionado con todas las iniciativas tendientes a incrementar la bancarización. Esto es muy importante, no sólo por el nivel de la actividad sino también para ayudar a combatir la economía informal.

El otro tema para destacar -y que compartimos- se basa en crear, dentro del ámbito del Banco Central, una Defensoría del Usuario Financiero. Eso sería muy importante, porque estaría fijado en la ley quién es el que defiende al usuario financiero y evitaría mucho de los problemas que el sistema está teniendo respecto de algunas denominadas "asociaciones de defensa del consumidor" que, en realidad, son sellos de goma y sirven para generar negocios destinados a algunas personas. Esos dos aspectos los consideramos muy buenos.

No compartimos lo manifestado por el señor diputado Heller; nos parece que la ley de entidades financieras actual es una norma que tiene treinta y pico de años y ha sufrido numerosas modificaciones...

SR HELLERSr. Heller.- Concretamente mencioné treinta y siete modificaciones a través de diecinueve leyes y dieciocho decretos.

SR GARCÈSEs decir que se ha aggiornado muchísimo y ha servido para afrontar muchas situaciones de crisis y diferentes concepciones económico financieras, sin perjuicio de que algún punto pueda ser mejorado en cuanto a lo relativo a la bancarización y la defensa del usuario.

La preocupación por la sanción de una nueva ley podría generar cierta percepción en el público, si no fuera estrictamente necesaria. Con ésta y las anteriores exposiciones -sin intención de aburrir a la comisión- estaríamos finalizando nuestra presentación.

SR PRESIDENTE PRAT GAYTomo nota del documento que nos han dejado.

SR. GARCÉSVamos a enviarles más copias para que sean distribuidas a todos los integrantes de la comisión.

SR PRESIDENTE. PRAT GAYAhora es el turno de la Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina. Su presidente, Juan Carlos Fábrega, no ha podido asistir. No sé si el protocolo dice que tiene que hablar el vicepresidente.

SR. HELLERNo, porque en este caso me alcanzarían las generales de la ley.

SR PRESIDENTE. PRAT GAY Entonces, daré el uso de la palabra al director ejecutivo de ABAPPRA, señor Demetrio Bravo Aguilar. Sr. Bravo Aguilar.- Señor presidente: agradecemos la invitación que nos han cursado. Desde nuestra asociación vemos con beneplácito que estas leyes se discutan en el ámbito del Parlamento.

Nuestra entidad tiene asociados a la banca pública, regional y cooperativa, y es adherente a los sistemas de garantía y por eso estamos representados en todo el país.

Ahora bien, ABAPPRA representa intereses comunes de entidades asociadas que al formar parte del sector público en muchos casos responden a signos políticos distintos. Por eso, tenemos una particularidad: defendemos intereses comunes, pero muchas veces con políticas diferentes. Por eso nos vamos a referir a los puntos que creemos deberían estar incorporados en el proyecto de ley de entidades financieras.

En principio, compartimos que se pretenda incluir una protección a los usuarios de servicios financieros para defenderlos de los actos, hechos u omisiones que generan conflictos con las entidades financieras.

También vemos la necesidad de contar con un mayor acceso a los servicios financieros, y para eso se prevé la delegación de determinadas operaciones que pueden ser llevadas a cabo por oficinas, cooperativas o entidades que están en los lugares más pequeños del país.

Respecto de la transparencia en la información de los usuarios, nosotros entendemos que en las operaciones activas de las entidades financieras se debe utilizar el costo financiero total sobre la base de una metodología de cómputo y difusión establecida por el Banco Central.

Además, la incorporación de las mutuales, cooperativas e instituciones de microcrédito ayudaría a transparentar el sistema financiero.

Un aspecto aparte que quiero mencionar es que consideramos necesario que se incluya un capítulo de banca pública, como lo manifestamos en el documento que hemos dejado. Hay distintos públicos específicos para agregar a la banca pública. Para no aburrir entiendo que no es necesario detallar. De todos modos, creemos que la banca pública opera en zonas de fomento, y en muchos de estos lugares trabaja a pérdida, por lo que estimamos debe incluirse una serie de elementos especiales. Todo esto está especificado en el documento que les dejamos y no queremos agregar más. Este aspecto podría estar incluido en un acápite especial para banca pública.

SR. PRESIDENTE DE PRAT GAY ¿Dónde se encuentran incluidas estas últimas medidas que usted menciona?

SR. BRAVO AGUILAREn el capítulo referido a la banca pública.

SR PRESIDENTE. PRAT GAYLo que dice básicamente aquí es qué necesitaría la banca pública.

Este concepto me produce cierta contradicción, quizás estoy equivocado; pero si leo bien, la idea es pedir que para la banca pública no se apliquen las medidas de segmentación de cartera. Yo hubiera pensado que el direccionamiento del crédito iba a ser mejor ejecutado a través de la banca pública que de la privada. En sentido inverso, si la banca pública no puede ejecutar y direccionar el crédito en los términos que plantea el Congreso y necesita una excepción, me cuesta entender para qué haría falta dicha excepción. Lo estoy diciendo a boca de jarro, pero me parece que esto tiene que ver con alguna de las cuestiones planteadas por Mario Vicens hace un rato. No vaya a ser que estemos regulando mucho a un sector, una parte del mismo no esté regulado -como dijo Goity- y beneficiemos a otra parte importante del sector financiero que por carta orgánica tendría que atender una cantidad de situaciones, y lo exceptuamos de algunas normas que exigimos al resto. Quizás esté interpretando mal lo que estoy leyendo rápidamente.

Tiene la palabra el señor Del Villar.

SR. DEL VILLARComo describía hace un rato Bravo Aguilar, esto surge de la asociación de varios aspectos que básicamente se están proponiendo en los distintos proyectos. Algunas iniciativas recogen determinadas situaciones, pero existen ciertos temas que no se contemplan. En el propio seno de la asociación hay diferencias de opinión sobre las restricciones, etcétera.

Básicamente, en este punto que ustedes mencionan, lo que hemos querido es destacar y distinguir a la banca pública en el rol contracíclico que tiene -como sucede en otros sistemas financieros- de apoyo a la actividad económica y productiva, solicitando que pueda tener algún tratamiento diferencial.

SR PRESIDENTE. PRAT GAY Sin ánimo de polemizar, tampoco quiero correr el riesgo de ser cargoso, pero en el punto que se refiere a la banca pública proponen que a estas entidades no les sean aplicables las disposiciones que pudieran establecerse relativas a destino de las financiaciones y limitación de tasa. Estaríamos poniendo un límite de tasa de interés a las entidades de ABE y liberando de ese límite al banco público, que damos por sentado que es el banco que no persigue una rentabilidad y que, por lo tanto, no tiene ni siquiera la motivación de la rentabilidad para estar cobrando tasas por encima del mercado.

Eso no me cuaja, pero no estoy para polemizar sino para tratar de entender lo que plantean ustedes.

Tiene la palabra el señor diputado Heller.

SR. HELLER A mí tampoco me cuaja.

En este caso, hay una particularidad que quiero explicar. En realidad, cuando esto se discutió en la asociación, de la cual forma parte la entidad de la que yo formo parte -voy a decirlo sin eufemismos-, estaba claro que así como yo era autor de uno de los proyectos, el equipo técnico del Banco Ciudad había trabajado intensamente en la elaboración de otro de los proyectos, que es el del diputado Pinedo.

Justamente, nos parecía que esto que explicaba Demetrio Bravo Aguilar era una realidad de una particularidad de esta Cámara, que es la dispersión de visiones políticas, que tienen que ver con la existencia de un sistema democrático donde el gobierno de un distrito puede ser absolutamente distinto -desde el punto de vista de su concepción ideológica, etcétera- del gobierno nacional.

Como podíamos llegar a un debate estéril en ese ámbito, propuse que ABAPPRA se expresara específicamente alrededor del tema de la banca pública, justamente para obviar esa contradicción comprensible por las características que tiene esta asociación.

Dicho eso, se acordó elaborar un trabajo, pero yo no hago mía esa parte porque en ningún momento, cuando hablamos del tema, se dijo que eso incluía la idea de que las regulaciones que se planteaban no alcanzaran a los bancos públicos. Por el contrario, comparto la idea de que deben ser los primeros alcanzados por esas regulaciones, no las que tienen que ver con tamaño, porque efectivamente ahí hay otra cuestión.

El tamaño de la banca pública obedece a otro tipo de razón y no podría tener las mismas regulaciones o estar sujeta a los mismos conceptos o preocupaciones que explicaba el presidente y yo comparto, respecto de ser demasiado grande para caer.

Por lo tanto, creo que es una decisión que se ha tomado. Es un punto de vista igual que los otros y fieles a la idea de no debatir, quiero señalar que tampoco comparto esa visión respecto de la excepción para la banca pública, que en realidad debe tener un marcado objetivo de fomento, y si hay alguien que debería estar sujeto a regulación desde el punto de vista de costo, direccionamiento, etcétera, es justamente ese segmento de la actividad financiera.

SR PRESIDENTE. PRAT GAY Tiene la palabra el señor Del Villar.

SR. DEL VILLAREsto se ha discutido en la cámara. A partir de lo que ustedes comentan, seguramente es un asunto que volverá a ser debatido para proponer alguna otra alternativa.

SR PRESIDENTE. PRAT GAYAntes de finalizar quiero preguntar algo. Hablando de excepciones y de dar una excepción a la regla, vuelvo a un tema que no ha quedado del todo elaborado en las exposiciones de Mario Vicens y Antonio Garcés, sobre cuáles son las cuestiones que deberían ser materia exclusiva de regulación por parte del Banco Central, y cuáles tendrían que ser normas más bien pétreas, para usar la preocupación de Vicens, aprobadas por el Congreso y que no sufran modificaciones de un día para el otro.

Es bastante finito ese límite. Uno puede entender muy bien por dónde viene la flexibilidad. No puedo dejar de mencionar algunas de las normas prudenciales que con mucho esfuerzo escribimos durante nuestra gestión, reconstruyendo básicamente la normativa del sistema financiero que estaba implosionado y predicado en función de un sistema monetario que no existía más.

Muchas de esas regulaciones que se hicieron para generar la reconstrucción estaban sujetas a la excepción del directorio del Banco Central; estas cosas hay que decirlas con todas las letras, por ejemplo, las regulaciones de fraccionamiento del crédito, las regulaciones de exposición a la banca pública. ¿Queremos realmente un Banco Central que todos los meses en su directorio apruebe una excepción por el motivo que sea para el proyecto que sea? Esto es lo que debemos discutir.

Cuidado con esa flexibilidad, porque termina dando poder a diez miembros de un directorio -en el mejor de los casos- que no fueron elegidos por el pueblo, y muchas veces tienen criterios de decisión que, por ponerlo de alguna manera, no son los más correctos ni los que queremos que funcionen en una república.

Si tuviera que hacer una lista de las excepciones a alguna de estas normas que montamos nosotros a la salida de la convertibilidad y de las que ha habido en los últimos seis años, creo que todos nos avergonzaríamos de verlas y saber de qué manera se fueron dando.

Por eso quiero martillar un poco más sobre esta cuestión que tenemos que resolver. Hay un equilibrio entre la norma pétrea y la flexibilidad; pero recordemos que la flexibilidad le cabe a funcionarios de la República Argentina que pueden tener o no discrecionalidad; eso podemos discutirlo.

Tiene la palabra el señor Vicens.

SR. VICENSMe ha solicitado que sea más concreto respecto de este punto. En la nota que estamos presentando hay algunas especificaciones. Comparto la preocupación entre flexibilidad y preservar criterios y principios que no deberían ser modificados ni objeto de una excepción. El límite es bastante difícil de establecer.

Desde nuestro punto de vista, en la ley deberían volcarse los principios o criterios generales, aquellos que se supone van a ser permanentes durante el tiempo que sea.

El señor diputado Heller decía que la ley sancionada en 1977 tuvo treinta y siete modificaciones. No creo que sea un factor tan importante lo que ha pasado en el sistema financiero, pero tantas modificaciones a la ley de entidades financieras pudo haber tenido cierta importancia. Evidentemente, hay otros factores que han influido; esto no es un buen argumento desde mi punto de vista.

El hecho de incorporar cuestiones de detalles, normas, por ejemplo, el límite o cupo mínimo -como se propone en el proyecto del señor diputado Heller- respecto de la participación de los créditos a pequeñas y medianas empresas en el portafolio total que era del 38 por ciento -no sé si se modificó-, tiene un origen de política económica, pero no está justificado, no sabemos si es una cuestión permanente, porque hoy puede ser del 38, del 10 o del 60 por ciento.

Por lo tanto, a mi juicio estas cuestiones no tendrían que estar contempladas en una ley. El día de mañana podría ser necesario modificarla y eso resultaría complicado. Esto debería ser un acto más solemne y objeto de una reflexión, como la que se está teniendo hoy aquí.

La ley -los demás pueden no compartir lo que pensamos- debería establecer los objetivos y principios generales: "Queremos un sistema financiero de tal modo, que haga tal cosa y de tal manera".

Aquí se mencionó el sistema de transparencia -que el legislador desea que sea permanente e intocable-, y la defensa de los usuarios bancarios. Todo eso tiene que estar en la ley. Respecto de la manera en que se implementa la cuestión, entendemos que en la medida en que pueda ser cambiado, debería ser objeto de una regulación que no requiera la exigencia de la modificación de una ley para adaptarse a circunstancias que puedan presentarse. Este es el sentido y la filosofía de lo que afirmamos en su momento.

SR PRESIDENTE. PRAT GAYEso está claro; pero yo vuelvo al peligro del monstruo opuesto que está constituido por la vía de la excepción.

Voy a contar el ejemplo muy concreto de una excepción que no se dio y que tenía que ver con la voluntad de usar -en ese momento- la cartera de préstamos de ALADI y del Banco Central para financiar operaciones con Venezuela.

Cuando el Banco Central dijo que no, el paso siguiente fue que un banco público se presentó pidiendo la vía de excepción, porque si le prestaba a este proyecto de inversión violaba la norma de fraccionamiento del crédito. La respuesta del Banco Central fue la siguiente: "No hay excepción". La salida eventual y política -no es materia de discusión aquí y quizás me esté excediendo, pero deseo que se entienda- fue montar un fideicomiso en la Cancillería argentina, y todos sabemos lo que luego pasó con dicho fideicomiso.

Si bien uno puede compartir filosóficamente la idea de lo pétreo en la ley y el resto de la norma prudencial, tengamos cuidado porque en la Argentina -con la vía de la excepción- ha pasado de todo y por suerte en algunos casos no ha pasado lo que pudo haber sucedido si ésta se hubiera aplicado. Eso, en manos del funcionario de turno, puede ser más dañino que la alternativa. Esta era mi reflexión.

Tiene la palabra el señor diputado Heller.

SR. HELLERQuizás los participantes a esta reunión me hayan escuchado, pero no todos juntos en este ámbito.

El proyecto que nosotros presentamos tiene la aspiración de marcar un cambio de filosofía. Intenta crear una condición para un sistema financiero a fin de que cumpla un rol distinto del que ha desempeñado hasta aquí.

Tiempo atrás había menos trámites para sancionar una ley, porque no existían tantas comisiones. En su momento, el autor del proyecto -al hacer una presentación pública- dijo que esta ley era la más importante no sólo de las que hemos aprobado hasta ahora sino de las que aprobemos en el transcurso de nuestro gobierno. Además, agregó que estaba destinada a marcar los destinos de la Argentina por lo que resta del siglo.

Él tenía clara conciencia de que se trataba de una ley fundamental y que su contenido era un instrumento básico para dar soporte a un modelo económico y a un tipo de país y sociedad que se estaba tratando de construir.

Más allá de las diferencias de criterio, creo que todos nosotros somos conscientes de que queremos construir otro tipo de sociedad. Me refiero a una sociedad más inclusiva, justa, equitativa. Entonces, algunas leyes paradigmáticas que tienen que ver con eso son fundamentales, porque constituyen la estructura, la columna vertebral y el esqueleto sobre el cual se construyen otras cosas.

Mario Vicens recién hablaba de la direccionalidad del crédito. Es una de las piedras angulares que efectivamente tiene el proyecto.

En la Argentina hay 900 mil empresas. Creo que el 99,4 por ciento merecen la categoría de pymes, sólo un 0,6 está fuera de la categoría de pequeña y mediana empresa. Esas pymes ocupan el 72 por ciento del total del trabajo asalariado del país y agregan valor por más del 40 por ciento. Sin embargo, la asistencia financiera que tienen en el sistema es mucho menor.

En un país con problemas de empleo y de inclusión social todos sabemos que el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas es fundamental para generar esa política de pleno empleo, mayor equidad distributiva, etcétera. Esto no es sólo acá. La experiencia lo demuestra. El mismo carácter respecto de la mano de obra intensiva de las entidades financieras chicas, se da en general en las pequeñas y medianas empresas, porque tienen menor tecnología y utilizan mayor cantidad de mano de obra. En el mundo entero se ha recurrido al fomento de las pymes cuando se quiere resolver problemas de empleo. Es una referencia global, no estamos inventando absolutamente nada. Esa experiencia va a estar acompañada de políticas públicas activas que ayuden a que eso sea efectivo y se pueda profundizar y desarrollar. Este es el sentido de poner una indicación en esa dirección.

El día que tengamos demasiadas pymes o que estén demasiado bien o que dejemos de tener esos problemas, tal vez no haga falta esa regulación; pero ahora hace falta porque el sistema no lo hizo ni lo va a hacer. Tuvieron tiempo más que suficiente durante estos treinta y tres años para hacerlo y no lo han hecho.

No se puede negar la necesidad y la conveniencia de una regulación que fuerce la orientación del crédito en un sentido que según nuestra opinión hace al interés del país y que está por encima de los intereses de las entidades financieras. Por esto planteamos que deben existir estas regulaciones, no son caprichos. No hay ninguna entidad que no pueda funcionar con estas regulaciones que estamos planteando, recogiendo y flexibilizando respecto de algunos puntos.

Desafío a cualquiera a que me demuestre que con estas regulaciones no pueden funcionar o que el negocio dejará de ser rentable. También hay que ver a qué rentabilidad se aspira. Hemos escuchado durante todo el día en la convención de los ejecutivos de finanzas decir que los empresarios en la Argentina quieren tener un 20 por ciento de rentabilidad en términos reales. Esto no sucede en ningún lugar de la Tierra. Debemos discutir de qué margen de rentabilidad estamos hablando.

He visto publicaciones en estos días que señalan que los bancos extranjeros han obtenido el grueso de su rentabilidad en la región, superior a la de sus países de origen. Entonces, lejos están de irse o de las cuestiones que se dicen por ahí, porque ganan mucho dinero.

Prestar a las pymes tampoco es tan mal negocio. En definitiva, la experiencia demostró que en la crisis han sido mejores pagadores que las grandes empresas, han cumplido y honrado mejor sus obligaciones. Algunos preconceptos decían que los bancos que prestábamos a las pymes esencialmente teníamos más riesgo en forma natural, pero eso fue desvirtuado por la experiencia, tanto aquí como en el mundo entero.

Todas estas cuestiones hacen al espíritu que hemos querido plantear. Queremos un sistema financiero, defendemos la idea de que es un servicio público, porque como digo a veces cuando se interrumpe el servicio financiero es como cuando se apaga la luz. Entonces, no puede quedar en manos de los operadores de mercado. Los operadores del mercado deben hacerlo dentro de normas y reglas que hacen al interés público. Este es el concepto.

Al respecto hay abundante jurisprudencia que habla de los servicios públicos propios e impropios, diferenciando lo que da el propio Estado de lo que da a través de terceros, pero también se hace dentro de esas reglas, respetando esos conceptos.

Insisto en que todo esto obedece a una convicción de que necesitamos un sistema financiero. Además, no se va a achicar más el sistema por esta ley; ustedes mismos han dicho que es insignificante el sistema financiero.

En todo caso, sólo tiene posibilidades de mejorar. Discutamos, analicemos, pero pensemos también que con las reglas hasta ahora vigentes no creció. Todos ustedes dijeron lo contrario: que es insuficiente, que presta poco, que es chico. Así que no es la ley la que ha servido a ese objetivo.

Creo que un sistema más inclusivo, mejor direccionado, más amigable para todos, tiene más chances de crecer, más fortaleza, va a ser mejor visto por el conjunto de la sociedad y seguramente podrá ganar espacios y ayudar a mejorar la bancarización y todo lo que tenemos por delante, que son objetivos que también persigue este proyecto.

SR PRESIDENTE. PRAT GAYNo estamos queriendo polemizar ni mucho menos. Siempre tengo tolerancia adicional a las intervenciones del vicepresidente de la comisión, porque es autor de uno de los proyectos, que siempre está. La realidad es que a veces no contamos con la presencia de los otros autores ni representantes del GEN o del PRO. Por lo tanto, si tengo que dar la palabra termina siendo monopolizada prácticamente por el único autor presente, y más allá del cariño que le tengo a Carlos Heller, no me queda más remedio.

Por otra parte, la cuestión de la seguridad bancaria la discutimos en su momento y fuimos meridianamente claros respecto del alcance de una ley y lo que ella puede hacer en el marco de un sistema que no termina de funcionar como corresponde.

Aquí no vamos a resolver la cuestión monetaria, pero un país con 25 por ciento de inflación anual difícilmente pueda aspirar a una canalización dramática de crédito hacia las pymes. Este es un capítulo que en algún momento vamos a tener que encarar.

Otro capítulo importante, que no corresponde a esta ley pero sí a este Parlamento, es cuál va a ser la política impositiva que tengamos para con las pymes y cuál va a ser la tolerancia, desde la AFIP, para que esas pymes no estén acogotadas todo el tiempo.

Casi a diario tenemos el testimonio de pymes que se acercan y dicen que si cumplen con todas estas reglas, desaparecen. Un poco lo que decía hace un rato Gregorio Goity, pero en términos concretos. La pyme que quiere operar hoy como corresponde en la Argentina no tiene posibilidades.

SR. HELLERNecesita un marco legal específico y diferenciado...

SR PRESIDENTE. PRAT GAYtambién para la cuestión impositiva.

Un tema concreto en el que no vamos a ponernos de acuerdo -esta fue una discusión que tuve varias veces con quien se fue prematuramente la semana pasada, el ex presidente Kirchner- es el impuesto al cheque. Esta es una discusión fiscal que incide directamente sobre las pymes.

Entonces, nosotros desde aquí podemos pensar un marco regulatorio, definir si la norma tiene que ser pétrea o más flexible; lo que no podemos es vender a la gente la idea de que esta ley y el 38 por ciento es la panacea.

SR. HELLERNinguna normativa sola va a lograr nada; es un conjunto de medidas.

DE PRAT GAY SR. PRESIDENTE

Ya lo sé. Justamente por eso es que tenemos que trabajar en el conjunto, y ese es el equilibrio que quiero establecer. De lo contrario, parece que el crédito no llega a las pymes solamente porque los bancos no lo están otorgando. Muchas veces los bancos no pueden prestar a algunas pymes simplemente porque no son sujetos de crédito para la AFIP. Esta también es una cuestión que vamos a tener que resolver en algún momento.

Este era mi comentario para tratar de buscar un equilibrio a la intervención apasionada -como lo son habitualmente todas sus intervenciones- del señor diputado Heller.

Tiene la palabra Antonio Garcés.

SR. GARCÉSMe había quedado sin comentar algún aspecto, y es que creo que el tema del tamaño del sistema financiero poco tiene que ver con la ley vigente, y tampoco va a tener mucho que ver con las leyes de este tipo que puedan sancionarse.

SR. HELLEREstoy de acuerdo; yo lo dije por lo contrario, porque ustedes están planteándolo como una amenaza respecto del tamaño del sistema. Entonces, estoy diciéndoles que no tengan miedo, que más chico que lo que es no va a ser.

SR. GARCÉSSiempre puede ser más chico; es como la Bolsa.

Realmente no podemos olvidarnos de estas cuestiones. Compartiendo el objetivo de incrementar el crédito, nadie lo discute. No podemos olvidarnos de ciertas historias y tradiciones que venimos padeciendo en la Argentina y que han generado en el público cierta resistencia a depositar en pesos y en los bancos. Lamentablemente es así; tenemos que reconocerlo.

SR. GARCÉSAdemás no hay depósito a largo plazo.

SR. GARCÉSTambién tenemos que ver por qué el sistema aparte de ser chico es solamente transaccional. El presidente recién mencionó la inflación. Es un tema no menor, porque el que deposita quiere ahorrar en pesos. En fin, por más que todos tengamos buenas intenciones en la sanción de proyectos como el que se está discutiendo, si queremos que el sistema y el país crezcan, hay otras cuestiones que todos conocemos que deben ser tratadas. El tema impositivo no es menor, no sólo por lo que afecta a las pymes sino, por ejemplo, al impuesto a los débitos y créditos bancarios. Ya se ha hablado mucho de eso. Parecería que para solucionar estos temas hay que tener muchas cosas en cuenta y no sólo la reforma de la ley de entidades financieras. Sr. Heller.- Estamos de acuerdo en todo eso. Adelanto que estoy trabajando en un proyecto marco para pymes que apunta a un tratamiento diferenciado en materia impositiva, etcétera. Estoy completamente de acuerdo.

Lo que ocurre es que de lo contrario, no hacemos nada. No podemos avanzar sobre todo el paquete junto; empecemos avanzando por algún lado.

SR. PRESIDENTE DE PRAT GAYya surgió antes, señor diputado Heller. Esa no es la excusa para no avanzar, es la razón para acelerar el avance. Lo que rescato de hoy es que, más allá de que no debatimos con los participantes, tuvimos una reunión de lo más rica y fructífera.

Agradezco muchísimo la presencia de nuestros invitados. Sé que no ha sido fácil coordinar las agendas. Lamentablemente hoy había otra reunión con la gente de la AFIP que nos sacó un poco de presencia de legisladores.

Todo esto está debidamente recibido. Vamos a hacerlo circular y luego lo vamos a procesar.

En principio, el procedimiento radica en escuchar la voz de todos. Nos interesaba escuchar muy especialmente la voz de las entidades financieras, porque hasta ahora la voz de los usuarios no había sido precisamente elogiosa. Creo que todos tienen derecho a opinar y esto es lo que hemos hecho hoy. Los canales siguen abiertos. Seguimos adelante con nuestro cronograma.

Agradezco sinceramente la disposición, la voluntad, el tiempo, la sinceridad y las buenas ideas y sugerencias que nos propusieron. Ahora nos queda la responsabilidad de analizar todo esto de la mejor manera posible.

No habiendo más asuntos que tratar, queda levantada la reunión.

Es la hora 19 y 18.