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CIENCIA, TECNOLOGIA E INNOVACION PRODUCTIVA

Comisión Permanente

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Secretario Administrativo LIC. CAMPOS PABLO

Jefe DR. Alsina Fermin

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  • CIENCIA, TECNOLOGIA E INNOVACION PRODUCTIVA

Reunión del día 28/09/2020

- INFORMATIVA

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los veintiocho días del mes de septiembre de 2020, a la hora 11 y 09, se da comienzo a la reunión virtual de la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, llevada a cabo bajo el formato de videoconferencia:
SR. PRESIDENTE RICCARDO Buenos días, señoras diputadas y señores diputados, señoras y señores expositores e invitados: les quiero agradecer especialmente a todos y a todas su presencia en esta reunión de la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.

Damos comienzo en el día de hoy a una serie de reuniones informativas sobre un tema que es una preocupación de todos: el diseño de una política de Estado a través de una ley para el financiamiento del sistema de ciencia, tecnología e innovación productiva.

Este espacio de debate se abrió gracias a la voluntad política de todos los bloques, en particular de los bloques más numerosos del Congreso, con la finalidad de considerar distintos proyectos sobre este tema, que es de larga data y que nos debe encontrar con una voluntad abierta para generar espacios políticos de consenso que nos permitan complementar el marco legislativo de la organización del sistema de ciencia y tecnología en la República Argentina.

Quizás la pandemia haya puesto en evidencia como nunca antes lo que todos sabemos: lo importante que es contar con el conocimiento y la capacidad de soberanía científica y tecnológica como herramienta de desarrollo, de igualdad y de posibilidades para nuestro pueblo.

Con esta brevísima introducción, quiero agradecer especialmente la presencia de Mario Albornoz, de Daniela Castro, de Fernando Stefani, de Claudia D'Amico, de Nicolás Alejo Lavagnino y de Lucas Luchino. Serán los primeros seis expositores sobre uno de los ejes diseñados para este debate en cuatro reuniones informativas: "Financiamiento del Sistema nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación de la República Argentina: inversión en recursos humanos, infraestructura, proyectos y desarrollos".

Todos estos aportes van a ser insumos muy importantes en el trabajo que tendremos los bloques políticos para darle forma, enriquecer, mejorar y completar los proyectos y lograr el consenso que necesita una política de estas características para las futuras décadas en la Argentina.

Quiero brevemente presentar al primer expositor, Mario Albornoz, profesor de Filosofía e investigador principal del Conicet en el área de políticas de ciencia y tecnología. Tiene una aquilatada experiencia profesional en consultoría especializada en política y gestión de la ciencia y la tecnología para organismos nacionales e internacionales. Muchas gracias, Mario.

SR. ALBORNOZ Muchas gracias. Buenos días a todas y a todos. Hace quince años, en 2005, para esta misma época si no recuerdo mal, estuve en el Congreso; en ese entonces, en forma presencial, afortunadamente.

En ese momento presenté el documento "Bases para un Plan Estratégico de Mediano Plazo en Ciencia, Tecnología e Innovación", elaborado en el marco de la gestión de Tulio Del Bono como secretario de Ciencia y Tecnología.

En los diez minutos asignados para mi exposición recordaré las metas de ese plan -un poco utópico y un poco realista, según se vea-, que abarcaba el período 2005-2015, comentaré lo acontecido en ese lapso y si se han alcanzado los objetivos propuestos.

En esta filmina pueden observar la tapa del plan, que incluye varios volúmenes -están disponibles-, en los que han participado cientos de especialistas. El plan incluía distintas metas -de desarrollo, sectoriales, entre otras-.

Las metas cuantitativas eran cuatro: a) la cantidad de investigadores y tecnólogos en 2015 sería equivalente a tres investigadores por cada mil integrantes de la Población Económicamente Activa (PEA); b) la inversión total del país en investigación y desarrollo sería equivalente al 1 por ciento del PBI; c) la inversión privada en investigación y desarrollo debía aumentar hasta equiparar la inversión pública; d)las diecinueve provincias que hoy concentran alrededor del 20 por ciento de los recursos de investigación y desarrollo (I+D) deberían duplicar su participación en el total.

Uno podría preguntarse por qué se fijaba el 1 por ciento del PBI y el 3 por mil de la PEA.

Esto tenía un sentido. El 1 por ciento es un mito que estableció la UNESCO alguna vez; sostuvo que el 1 por ciento de una inversión debía ser equivalente al 1 por ciento del Producto Bruto Interno y que era lo mínimo que un país podía destinar al desarrollo dinámico y sostenible en el tiempo. Por supuesto, los países desarrollados lo han superado, y ya se plantea la necesidad de alcanzar un 3 por ciento para dinamizar ese crecimiento.

La segunda razón es que, si se realiza una regresión lineal entre las dos variables -la inversión de I+D y el número de investigadores- se observa una correlación muy alta entre ellos, y el dato relevante es que, para una inversión del 1 por ciento del PBI, el número de investigadores en equivalencia a jornada completa debía ser de 3 por cada 1000 de la Población Económicamente Activa. Es decir que, si se aspira a tener un sistema científico estructuralmente articulado, la evidencia empírica demuestra que las dos metas deben estar alineadas.

Aquí pueden observar un gráfico de aquel plan en el que se mostraba la distribución de los países en función de las dos variables -la vertical: I+D en relación al PBI; la abscisa: investigadores por mil de la Población Económicamente Activa-; está marcado el punto del 1 por ciento del PBI y del 3 por mil de la PEA, y se puede ver que la Argentina estaba mucho más abajo. El plan era llevarla a ese punto.

¿Qué pasó en las dos variables? ¿Qué pasó en América Latina en general? En América Latina, la inversión en I+D aumentó casi un 36 por ciento en el último decenio -el último dato oficial es de 2018-.

En comparación con el resto de los países, la Argentina aumentó un poquito más -es la tercera línea, la azul oscura-: terminó con 5.127 millones de dólares en paridad de poder de compra. Nuestro país aumentó un 37 por ciento; Brasil aumentó mucho más; otros países cayeron, como México; y algunos se mantuvieron estables.

Si observamos en detalle la inversión en I+D de la Argentina en paridad de poder de compra -PPC-, vemos que, en 2009, empieza esta serie de 3.720 millones; no cambió gran cosa, se movió siempre entre el 5 y el 6 por ciento; aguantó primero hasta 2012 y, después -tuvo sus viboreos-, llegó en 2017 a 5.781 millones, cayendo nuevamente luego a 5.117 millones.

En cuanto al plan, la inversión en relación al Producto Bruto Interno en ese entonces en América del Norte -Estados Unidos, Canadá y México- estaba en 2,60 por ciento del PBI. En Europa era más baja.

Entonces, solamente dos países del plano iberoamericano estaban por encima del 1 por ciento: España, que apenas sacaba la cabeza con 1,04, y Brasil, con 1,5. Después se invirtió la relación. América Latina estaba con un promedio de 0,64 por ciento.

En este cuadro la Argentina estaba muy mal. Estaba por debajo de Chile, de Panamá y a la altura de México, con 0,39 por ciento. El dato de Chile es absolutamente mentiroso -hubo un gran problema en Chile después por esto y se bajó la cifra-, porque Chile estaba tratando de entrar a la OCDE y retocaba sus números. Pero nosotros estábamos ahí.

¿Cómo son estas cifras hoy? Fíjense que Israel y Corea del Sur están arriba de 4 por ciento -casi en el 5 por ciento-, después Suecia, Japón, Austria y otros países están entre 3 y 4 por ciento, después hay otros que están llegando el 3 por ciento, y América Latina está en 0,62 por ciento, pero la Argentina pasó de 0,39 a 0,49, es decir, aumentó. De todas maneras, tendría que haber llegado al 1 por ciento en el año 2015 y solamente está en 0,49 por ciento en el año 2018.

¿Cómo fue esto en América Latina? Esta línea fue la evolución más bien pareja y después un poco en baja y en la Argentina fue exactamente igual. Vamos a verlo de cerca, es de 0,60 al 0,49, vino bajando.

Ahora, si bien la inversión no aumentó sino que más bien se mantuvo o bajó en los últimos años -primero subió y después bajó-, pero nunca llegó a la meta, los investigadores sí llegaron a la meta. O sea, el aumento del número de investigadores fue notable. Fue un resultado importante del plan y de las medidas que se tomaron en aquella época, sobre todo después de lo que fue la migración de jóvenes profesionales, y la Argentina llegó en 2016, según datos del SIP, al 3 por mil, lo que lo sobrepasó, y después estamos ahí, es decir, alrededor 3 por mil de la población económicamente activa.

El escenario es que el número de investigadores aumentó pero el recurso económico no aumentó. La primera conclusión evidente es que tenemos investigadores peor pagados y más pobres. Ese es el panorama.

¿Cómo era la inversión por investigador en 2005? Teníamos una serie de 1995 donde en la Argentina era de 48 mil dólares por investigador y cae por supuesto brutalmente en 2002 y en 2003. Los otros países estaban en el doble

(inaudible) Brasil. México estaba más o menos (diferente) (inaudible) a la Argentina pero subiendo. La Argentina estaba igual pero bajando.

¿Qué pasó en los últimos años en investigación por investigador? Subió, subió, subió, subió, en miles de dólares corrientes hasta 2013, cayó en 2014, subió en 2015, cayó mucho en 2016, subió en 2017 y cayó muchísimo en 2018, volviendo al punto de partida, porque acá recuerden que estamos en alrededor de 47 mil. Terminamos igual alrededor de 47 mil, o sea, no hubo ninguna transformación significativa en la variable financiamiento.

En la misma distribución que estaba en el primer gráfico del plan hubo cambios; es decir, la Argentina llegó al nivel del 3 por mil. Tendríamos que estar en el nivel del 1 por ciento. Se quedó ahí atrás. Brasil sí llegó, pero está por debajo en el número de investigadores y España está por encima.

Ahora, otro punto importante era el de la inversión público-privada. En el gráfico de 2005 la Argentina aparecía con una inversión pública del 70 y tantos por ciento en I+D que la hacía el Estado. Y, al revés, acá abajo, el veintitantos por ciento de la inversión en I+D la hacía el sector privado. Solamente peor están Venezuela, Bolivia, etcétera.

¿Cómo es hoy? En América Latina el 57 por ciento de la inversión en ciencia y tecnología la hace el gobierno. En la Argentina, casi el 67 por ciento de la inversión la hace el gobierno. En América Latina el 36 por ciento lo hacen las empresas; en la Argentina el 20 por ciento. Yo creo que esto es un dato muy fuerte. Las empresas argentinas invierten menos que las de América Latina en investigación y desarrollo. Lo otro es irrelevante. Hay una parte que se vincula con el extranjero, que son los programas que se hacen con la Unión Europea, etcétera.

Este dato también me parece que es terrible. ¿Cómo fue la inversión en I+D en la Argentina por tipo de costo? El 87 por ciento son gastos corrientes y en el último año solamente el 13 por ciento corresponde a gastos de capital. Esto quiere decir que son un número importante de investigadores que tienen insuficiente equipamiento, insuficiente infraestructura, etcétera. Ahora son datos muy bajos en proporción.

Aquí vemos la inversión financiada por los gobiernos en relación con el PBI. En la Argentina en el último año que tenemos es el 0,33. Si se supone que tenemos que tener el 1 por ciento -el 0,5 del sector público y 0,5 del sector privado- la respuesta obvia en este caso es que se pase del 0,33 al 0,5, que son muchos puntos de aumento.

Voy a concluir. Voy a mostrar efectivamente el hecho de que los investigadores argentinos estén peor financiados también se refleja en los resultados. Si uno mide la producción científica argentina en bases de datos internacionales el desempeño argentino es inferior al de otros países latinoamericanos; es decir, en este último año Chile ya estaba alcanzando a la Argentina en números brutos -no en números per cápita- donde estamos por debajo. En las publicaciones, por cada cien mil investigadores, la Argentina solo tiene 28 publicaciones, Brasil, 37, México 64.

En cuanto a las patentes, es una catástrofe. Lo importante es este dato. En las patentes en el sistema internacional, en el acuerdo internacional de patentes, Brasil tiene en el período, en el decenio, 6 mil patentes, México 2.600, Chile 1.300, Colombia 791 y la Argentina 564. Estos son datos que no se deben a que los investigadores argentinos sean de menor calidad, yo creo que tiene mucho que ver con la posibilidad de equipamiento, infraestructura, etcétera.

Como conclusiones obvias de esto que he dicho tenemos que el financiamiento público en investigación debe aumentar, por lo menos hasta el 50 por ciento del 1 por ciento del PBI, es decir, 05 por ciento del PBI. Se debe alentar la inversión privada en I+D, que es una de las más bajas de América Latina. Esto es fundamental y que está revelando efectivamente que el sistema productivo argentino es poco innovador y eso debe ser objeto de políticas explícitas.

La tercera conclusión es polémica con mi colega del Conicet, no es conveniente seguir aumentando el número de investigadores sin respaldo en inversión y equipamiento e infraestructura. Me parece que eso tiene que ser equilibrado.

La cuarta conclusión dice que es necesario fortalecer la capacidad científica en las provincias, incluyendo financiamiento provincial, además del presupuesto nacional y, cuando esto se logre, habríamos llegado en algún momento del futuro a la meta prevista para el 2015.

SR. PRESIDENTE RICCARDO Quiero decir a todos los diputados y diputadas y a los expositores que el material que nos pongan a disposición va a ser copiado a todos y va a quedar como insumo de trabajo entre asesores y diputados y también se lo vamos a remitir a los demás expositores.

Tiene la palabra la señora diputada Bernazza.

SRA. BERNAZZA Me interesaba dejar un saludo muy especial y darle la bienvenida a la comisión tanto al profesor Mario Albornoz como a la diputada nacional mandato cumplido Daniela Castro, a Claudia D'Amico, a Nicolás Lavagnino y a Lucas Luchilo, por su participación.

También agradecemos a Fernando Stefani, por su participación en estas reuniones informativas, que van a ser de mucha utilidad por la discusión que estamos dando, en principio, de dos proyectos de ley referidos al financiamiento progresivo de la ciencia y la tecnología. Seguramente sean más proyectos, porque también hay alguna iniciativa en el Senado de la Nación y tantas otras que nos antecedieron y que seguramente darán lugar a muchísimas propuestas para unificar un solo dictamen.

En nombre de mi bloque, me parece importante expresar el saludo, la bienvenida y el agradecimiento, por todos los aportes que nos están haciendo.

SR. PRESIDENTE RICCARDO Muchas gracias, Claudia.

Tal como dijo la señora diputada Bernazza, dejaremos para el final de la saga de las contribuciones de todos los expositores la entrada en debate, en análisis y el trabajo específico de los proyectos. De esta manera creo que será un trabajo muy enriquecedor.

Nuevamente agradecemos al doctor Mario Albornoz.

Le doy la bienvenida a la licenciada Daniela Castro; es un gustazo verla; hemos trabajado juntos; exdiputada nacional y actual secretaria de Investigación, Política Industrial y Producción para la Defensa del Ministerio de Defensa de la Nación...

Expresiones incomprensibles por dificultades en el audio.
SR. PRESIDENTE RICCARDO Estamos muy agradecidos, en nombre de todos los diputados y las diputadas de la comisión.

Tiene la palabra la licenciada Daniela Castro.

SRA. CASTRO Señor presidente: muy buenos días. Me da mucho gusto participar de esta reunión de comisión y estoy agradecida por la convocatoria. Quiero saludar especialmente al presidente y a la vicepresidenta de la comisión, pero veo a muchos diputados y diputadas con los que estuvimos trabajando estos años.

Quiero hacer algunas reflexiones, quizás más del orden político. Creo que los datos que Mario Albornoz presentó recién son muy interesantes y ponen de manifiesto los desafíos que tenemos como país, con algunos logros alcanzados y otros no tanto. Sin lugar a duda, creo que es muy importante abrir nuevamente este debate.

Con respecto al repaso legislativo de algunos años atrás quiero recuperar, en primer lugar, la iniciativa de diputados y diputadas respecto de contar con una ley de financiamiento para el sector científico-tecnológico. Así como en su momento el país pudo contar con una ley de financiamiento educativo, es menester, es necesario y fundamental tener una ley de financiamiento para el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología de la Argentina.

En ese sentido, hubo varias iniciativas presentadas, incluso fui autora de un proyecto referido a cómo generar una distribución fija dentro del presupuesto nacional en materia de ciencia y tecnología. Como ustedes saben, el ingreso de los proyectos a comisión, es decir la comisión cabecera, suele ser diferente. Entonces, muchas veces, un proyecto sobre una misma materia se dirige a distintas comisiones cabeceras a lo largo de las presentaciones que generan los legisladores y las legisladoras.

Quiero destacar el proyecto 1514-d-2016, que toma como antecedente el que actualmente fue presentado en cabeza de la diputada Bernazza. En aquel momento, el proyecto del diputado "Wado" de Pedro tuvo tratamiento en la Comisión de Ciencia y Tecnología porque era la comisión cabecera. No ocurrió lo mismo con el proyecto que tuvo, casi simultáneamente, tratamiento en el Senado, cuyo autor era el senador Perotti, que tuvo ingreso a Diputados por la Comisión de Presupuesto y Hacienda, que era la comisión cabecera.

Por supuesto, antes de todo lo mencionado se encuentran los proyectos del exdiputado Seminara, también el de la exdiputada Lotto y otros tantos. Me parece que es muy interesante recuperar todos estos antecedentes y traerlos a esta discusión.

Este año, nuevamente, se presentaron proyectos y uno es de autoría del presidente de la comisión. Quiero decir que durante el tiempo que nos tocó la tarea de estar en la comisión, en varias oportunidades, pedimos tratamiento a la Comisión de Presupuesto y Hacienda, porque la iniciativa fue aprobada con importantes apoyos en el Senado. Es decir que tenía la sanción del Senado, pero perdió vigencia por los tiempos parlamentarios.

Hoy nos encontramos con dos proyectos que, en general, si uno los analiza, tienen puntos que reflejan espíritus semejantes y algunas diferencias que tienen que ver con el lugar desde dónde partimos. Creo que los números de 2018 que enunció Mario han sido muy claros y contundentes. Me refiero al 0,33 por ciento del PBI.

Una discusión se refiere a lugar desde dónde estamos partiendo y hacia dónde queremos llegar. Es decir, cuánto es lo que la Argentina debe invertir. En ese punto, que también lo hemos debatido con muchos de los que están presentes hoy en la comisión, es indudable el rol que tiene el Estado en materia de inversión en ciencia y tecnología.

Ratifico lo expuesto recientemente. Considero que, si bien es cierto que debemos apostar e instar a que el sector privado invierta en ciencia y tecnología -que los sectores productivos inviertan en desarrollos científicos tecnológicos-, es muy importante el rol que tiene el Estado. Se trata de un Estado que hoy tiene un cuadro de situación muy complejo, porque a las dificultades económicas se le suman las dificultades que la propia pandemia ha generado. Pero, a la vez, la pandemia ubicó en la agenda la necesidad de disponer de instrumentos y de herramientas científico-tecnológicas para dificultades como esta.

Entonces, ese es uno de los puntos, es decir, vincular el lugar desde dónde partimos, desde qué porcentajes y hacia dónde, así como analizar el rol central que tiene el Estado y la búsqueda de mecanismos para que el sector privado también apueste e invierta en desarrollos científicos-tecnológicos.

La segunda cuestión, que no es menor, que quiero plantear como exdiputada de la provincia de San Juan, se refiere a la importancia de este proyecto y llegar a sancionar una ley que tenga un fuerte y sustantivo espíritu federal. Esto es fundamental para el desarrollo de la Argentina, que es tan extensa territorialmente, con desigualdades, con heterogeneidades, pero también con potencialidades muy diversas que necesita una ley de financiamiento que contemple este aspecto federal. Esto lo hemos debatido en muchas oportunidades.

En su momento, se convocaban en la comisión -y no es mérito mío sino de todos y todas quienes la integrábamos, y veo hoy se mantiene ese espíritu- a distintos actores que están fuera del Congreso, para debatir los temas de ciencia y tecnología. Me parece que son muy importantes las voces de las provincias, incluso si pensamos en lo sustantivo de trabajar sobre el nivel municipal. Es decir, que estos temas empiecen a tener una capilaridad tal que sean también parte de las agendas de los gobiernos locales de esas pequeñas -o a veces no tan pequeñas- unidades de comunidad, que son los municipios. Entonces, acá veo que el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología tiene también un rol preponderante a la hora de la discusión.

Otro punto fundamental a definir es hacia dónde vamos a llegar y en cuántos años. Pero también hay que tener en cuenta que hoy ha comenzado a rediscutirse aquel Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación que tuvo nuestro país, el cual también es necesario actualizar y poner en la agenda actual.

Esto debemos hacerlo no solo en función de las necesidades que hoy tiene el país, sino también pensando en las necesidades futuras y en los horizontes en que queremos que se desarrolle la Argentina en los próximos años; además, pensando en clave de cumplimiento de los objetivos de desarrollo. Entonces, me parece que es muy importante que tanto esta ley como la discusión del Caplancyt puedan ir de la mano y en la misma sintonía.

Hay otro aspecto que se ve reflejado aquí que me parece que es interesante tener en cuenta, sobre todo en este momento de discusión. En términos de la política, quiero insistir en esto: sería fundamental tener un proyecto unificado, de consenso, que finalmente se convierta en una ley aprobada por amplia mayoría o por unanimidad. Eso también habla del respaldo institucional y de pensar en la inversión en ciencia y tecnología para el desarrollo del país. Es decir, que el Poder Legislativo se ocupe y brinde un respaldo amplio me parece que es también una tarea muy importante.

Además, reitero, hay experiencias -como en educación- donde esto se logró. Por eso, creo que también ahora debemos aprovechar esta posibilidad.

SR. PRESIDENTE RICCARDO Daniela: te quedan dos o tres minutos.

SRA. CASTRO Pensé que me quedaba más tiempo.

SR. PRESIDENTE RICCARDO No hay problema; minutos más, minutos menos, está bien.

SRA. CASTRO Iré cerrando entonces.

Hoy tengo otra función en el Poder Ejecutivo, que también está vinculada a ciencia y tecnología. En la medida en que llevamos adelante la gestión, vamos viendo esa estructura que tiene nuestro sistema. Por supuesto que la conocíamos, pero cuando toca gestionar...

- Se interrumpe el audio.
SRA. CASTRO ... particularidades que tienen que ver con esto. Nuestros organismos de ciencia y tecnología no están concentrados en un solo lugar o bajo la jurisdicción de un solo ministerio. Entonces, ahí también hay otra tarea que es importante tener en cuenta, que consiste en sumar algunas voces.

Por otra parte, las investigaciones en nuestro país mayoritariamente se llevan adelante en el esquema universitario, es decir, en los organismos e institutos que están en las universidades. Por lo tanto, es muy importante sumar esas voces a estos debates.

Para finalizar, quiero decir, en primer lugar, que estoy a su disposición siempre. En segundo término, me parece muy relevante que se esté dando este debate; nos hubiese encantado tenerlo antes, pero lo importante es que finalmente el país pueda tener una ley de financiamiento. Considero que para llegar a un proyecto final se deben buscar los mayores apoyos y consensos, y escuchar la mayor cantidad posible de voces.

Por último, y muy concretamente en lo vinculado a coeficientes y a presupuesto, creo que también es muy importante que se dé una definición muy seria, pero también muy real y concreta, respecto de dónde debemos partir, hacia dónde debemos llegar y cuánto tiempo nos va a llevar eso.

SR. PRESIDENTE RICCARDO Muchas gracias, Daniela Castro. Me uno a lo expresado por Claudia Bernazza y todos los diputados. Quiero desearte el mayor de los éxitos en tu gestión. Este grupo seguirá trabajando, así que nos mantendremos en contacto sobre la evolución de esta discusión. Muchas gracias por tu tiempo.

Quiero ahora presentar y agradecer especialmente a Fernando Stefani, quien es investigador principal del Conicet, profesor de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y vicedirector del Centro de Investigaciones en Bionanociencias.

Ante las noticias públicas acerca del posible debate de un proyecto de ley en esta materia, Fernando Stefani nos mostró su interés. Así que tuvimos un contacto e inmediatamente estuvo predispuesto a hacer su contribución. Él está permanentemente opinando sobre estos temas, ya que es conocedor de la problemática. Por eso, nos ha parecido muy valiosa su participación.

Agradecemos a Fernando Stefani por hacerse presente y le cedemos la palabra para que pueda hacer aporte.

SR. STEFANI Muchas gracias, José Luis Riccardo. Buenos días a todos.

En primer lugar, por supuesto, quiero agradecer...

Se interrumpe el audio.
SR. PRESIDENTE RICCARDO No sé si solo me pasa a mí, pero se interrumpió la comunicación.

Fernando: si me estás escuchando, te pido que recomencemos. Al parecer hay un problema de conexión.

Se interrumpe el audio.
SR. FERNÁNDEZ (E.) Sí, señor presidente, tiene problemas de conexión.

SR. PRESIDENTE RICCARDO Fernando: si me estás escuchando, quiero decirte que no se te oye bien. Sugiero que chequees la conexión y que volvamos a comenzar. Pido al equipo de soporte técnico que nos ayude con este problema.

SR. STEFANI Yo puedo verlos y escucharlos a todos.

SR. PRESIDENTE RICCARDO Fernando: prácticamente desde el inicio no pudimos escucharte.

SR. STEFANI Está bien. ¿Ahora me escuchan?

SR. PRESIDENTE RICCARDO Fernando: te pido lo siguiente. Si hubiera una interrupción -o sea, si se corta la conexión-, con el equipo de soporte técnico trataremos de chequearlo por fuera y seguiremos con los demás expositores. Pero definitivamente vas a tener tu tiempo.



SR. STEFANI Comenzamos entonces. Buen día a todos. Gracias por la invitación.

Lo que estaba diciendo es que quería felicitar a todos los diputados porque la sanción de esta ley es algo muy importante. Creo que es la primera vez que tanto oficialismo como oposición presentaron simultáneamente proyectos de ley en esta dirección. Así que tengo la esperanza de que podamos dar un debate serio y profundo sobre este tema.

Lo que quiero presentar hoy es un enfoque sobre el impacto que esta ley -si se aprueba y se ejecuta de la manera correcta- puede tener sobre el desarrollo económico sustentable del país.

Para eso, los números que presentó Mario Albornoz son muy claros sobre el impacto sectorial que tiene esta norma. Pero el efecto que puede tener en la economía y en la producción es mucho mayor si se la aplica de la manera correcta. Voy a mostrarles algunos números y algunos datos para apoyar estas afirmaciones.

Lo que ven aquí es la evolución del PBI per cápita de distintos países desde 1983 hasta la fecha. Estados Unidos, claramente casi sin altibajos, multiplicó su PBI per cápita 4,3 veces. Alemania, otro país poderoso y desarrollado, lo multiplicó en una magnitud incluso un poco superior, con altibajos no muy profundos, pero los presenta. Brasil, por su parte, multiplicó su PBI per cápita 5,5 veces, con altibajos más pronunciados. China lo multiplicó 45 veces, una velocidad muy alta. Corea del Sur, trece veces, también con altibajos. Malasia, un país al que tal vez no le solemos prestar atención, 5,5 veces, también con altibajos.

Entonces, salvo las grandes potencias como Estados Unidos y China, todos los países presentan altibajos casi sincronizados, pero las magnitudes de esos altibajos son distintas, y las magnitudes que alcanza su PBI per cápita también son diferentes.

Veamos ahora la evolución del PBI per cápita de la Argentina desde 1983 hasta la fecha. Observamos también altibajos casi sincronizados con los anteriores, pero cada vez que ocurren volvemos casi al punto de inicio. Después, recuperamos -por supuesto-, y nos volvemos a estancar. En conclusión, el PBI per cápita de la Argentina en este período creció un 3,7 por ciento.

Quiero destacar los estancamientos que se pueden ver, que yo llamo techos de productividad. Son situaciones en que la Argentina de alguna manera alcanzó a poner al máximo su capacidad productiva. Tenía empleo al máximo posible, su industria estaba funcionando a su máxima capacidad y los recursos naturales estaban explotados de la mejor manera que sabemos hacer con nuestras capacidades. Tocamos esos techos de productividad. ¿Y qué ocurre cuando uno toca ese techo? Se estanca la generación de riqueza, las demandas de la población no cesan, y entonces se entra en una situación de déficit. Cuando ese déficit se hace insostenible, ocurre una crisis, y después volvemos a crecer.

Fíjense que esto ocurre bajo distintos paradigmas macroeconómicos. Este déficit puede ser en pesos o en moneda extranjera, pero el núcleo del problema radica en que nuestras actividades económicas no se están actualizando a la velocidad necesaria. Nuestra capacidad de generar riqueza no se actualiza a la velocidad necesaria y, en consecuencia, nuestro nivel de bienestar es cada vez más bajo y tenemos cada vez más pobres, como estamos viendo día a día.

Ahora venimos cayendo, en algún momento vamos a frenar esa caída y empezaremos a crecer. ¿Pero qué va a suceder? ¿Vamos a estancarnos de nuevo, o vamos a encarar un proceso de verdadero crecimiento económico sostenido en el tiempo?

Para ello no hay muchas recetas: de hecho, hay una sola, que consiste en actualizar las actividades económicas y reemplazarlas por otras de mayor valor todo el tiempo -agrego acá- a la velocidad adecuada. Esto es muy importante en el contexto de este proyecto porque está planteando métricas de velocidad, de incremento. ¿Por qué digo "a la velocidad adecuada"?

Creo que todos estamos de acuerdo con que la única manera de generar actividades económicas de mayor valor es mediante el conocimiento y la innovación. No hay otro modo.

Esto ya lo mostró Mario, así que lo podemos saltear. Los números son incluso peores que ese ranking. En 2018 llegamos de nuevo al 0,5 por ciento del PBI.

El porcentaje del producto bruto que invierte un país en investigaciones científicas y desarrollo tecnológico es una métrica muy importante porque significa la fracción de la economía que es reinvertida en mejorar las actividades económicas en otras de mayor valor. Esto es proporcional a la economía de cada país; no estamos hablando de números absolutos. Entonces, vale tanto para la Argentina como para Estados Unidos qué fracción de nuestra riqueza reinvertimos en actividades de investigación y desarrollo. La Argentina está muy abajo, pero no solo eso. Solemos comparar cómo estamos hoy con cómo está el mundo desarrollado de hoy. Esa comparación de métricas no es muy adecuada porque está evitando la evolución. Este proceso es una evolución. La Argentina no puede saltar del 0,5 al 3 proyecto de un día para el otro; es un proceso, una evolución que hay que tener en cuenta. Pero sí debemos ser conscientes de que ese proceso debe ser realizado a la velocidad adecuada, porque de lo contrario no rinde.

En este proceso podemos observar la evolución de la inversión en I+D de la Argentina, como porcentaje del producto, desde 1996 hasta más o menos la actualidad. Vemos que estábamos en un 0,4 por ciento y, con la creación del MinCyT alrededor del año 2008 se produce un salto al 0,6 por ciento, y después empezamos a caer nuevamente, yendo más o menos marcha atrás hasta el año... (inaudible).

Esos son los altibajos de nuestra política científica, tecnológica y productiva.

Ahora, pongamos estos números en contexto global. Esta misma curva, comparada con algunos países de referencia, se ve de este modo. La curva celeste es la de la Argentina: los altibajos que veíamos recién ya no son tan notorios y tenemos a Estados Unidos y Alemania como representantes de países desarrollados, que se grafican con la curva naranja y la curva azul. Como otro país bastante estancado está Brasil, que es la curva verde, y como ejemplos de países en desarrollo están Corea del Sur, graficado con la curva violeta, China, con la curva roja y Malasia, con la curva amarilla.

¿Por qué muestro esto? Porque quiero que vean la velocidad a la que ocurre esto en el planeta.

El mundo desarrollado no solo invierte más que nosotros en I+D, sino que aumenta esa inversión cada año, y lo hace a una determinada velocidad. Acá lo pueden ver, con regresiones lineales, que alcanzan para representar estos comportamientos.

Dijimos que como ejemplos de países desarrollados teníamos a Estados Unidos y Alemania. Fíjense que Estados Unidos aumenta su inversión en I+D a un ritmo del 0,02 por ciento de su PBI por año. Es decir que cada año invierte un 0,02 por ciento más. Pero Alemania lo hace al doble de velocidad, es decir que cada año aumenta un 0,04 por ciento de su PBI en inversión en I+D.

Di el ejemplo de estos dos países porque el promedio de los países desarrollados es, más o menos, del 0,03. De manera que estos dos países marcan las cotas de lo que es el progreso global de la tecnología y las actividades económicas.

Los verdaderos países en desarrollo van más rápido que eso y modifican, actualizan y mejoran sus actividades económicas a través del conocimiento, la innovación, la ciencia y la tecnología, más rápido de lo que lo hacen los países desarrollados. Los ejemplos que tenemos son China, Corea del Sur y Malasia.

Como vemos en el gráfico, Malasia va tres veces más rápido que Estados Unidos. Es cierto que está más abajo, pero va más rápido. Eso quiere decir que va escalando posiciones de bienestar y va ganando competitividad en el mercado global.

China va cuatro veces más rápido que Estados Unidos, al doble que Alemania, y Corea del Sur incluso va a velocidades más rápidas. Esos son verdaderamente países en desarrollo.

La Argentina y Brasil no son países en desarrollo porque están estancados. Van a una velocidad igual o menor que el mundo desarrollado. Es decir que Brasil, por ejemplo, a lo máximo que puede aspirar es a mantener su nivel de bienestar, si sigue este camino que últimamente está yendo para atrás. La Argentina no puede esperar nada. Con esta actitud y con esta política solo puede aspirar a tener más pobres, como viene sucediendo desde hace décadas.

Acá vemos una curiosidad: la iniciativa nacional china más importante se llama "Made in China 2025". Si se fijan dónde se cruzan las curvas de Estados Unidos y China, pueden ver que están bastante cerca, lo que demuestra que son políticas. China midió esta velocidad, diseñó un plan y lo está ejecutando de manera muy eficiente. Nosotros tenemos que hacer algo análogo. Debemos tener nuestro propio plan de desarrollo.

Lo que vemos acá son métricas, posibilidades. La Argentina necesariamente tiene que aumentar su inversión en I+D a la velocidad adecuada.

Acá vemos algunos parámetros de lo que podría ser adecuado, dependiendo de nuestra propia capacidad. No me refiero a capacidad de financiamiento, porque muchos creen que una ley de este tipo es imposible de financiar. No tengo el tiempo hoy, pero les puedo demostrar que ese no es el problema. El problema para llegar a estas velocidades no es económico-financiero, sino que es político y de ejecución.

Acá tienen métricas. El proyecto del Frente para la Victoria de Perotti de 2017, es la curva punteada.

El proyecto de la UCR de 2020 es la línea azul; es muy parecido. El proyecto del Frente de Todos de 2020 es la línea que está más abajo, con puntos chiquititos. Todos obviamente proponen mejoras. Creo que los dos proyectos están marcando las cotas, lo que es posible. El proyecto del Frente de Todos de 2020 parece que arranca más abajo de lo estamos hoy, pero es discutible, porque es verdad que estamos en caída. En general, creo que estos dos proyectos marcan la cancha bien, como para dar una discusión de cómo es una velocidad adecuada para la Argentina.

Ahora bien, aumentar el financiamiento únicamente no soluciona el problema. Es muy importante comprenderlo. Para que una ley de este tipo tenga el impacto que todos queremos, es esencial comprender cómo funciona la inversión en I+D en el mundo y cómo tiene que funcionar en la Argentina.

La inversión en I+D, para que impacte en la economía, en la generación de servicios y de productos útiles para la sociedad, exportables al mercado global para que nos generen el bienestar que todos necesitamos, cumple más o menos el siguiente ciclo. Arranca con la observación de primeros principios en un laboratorio de investigación o en una universidad. Este comienzo del ciclo se financia en todo el planeta primordialmente con fondos públicos. El ciclo termina con un producto o un servicio comercializado a escala, o bien, distribuido por la sociedad. Eso en general lo hacen empresas e industrias, ya que la inversión es mayoritariamente privada en todo el planeta.

Entonces, se establece la brecha entre el principio y el final del ciclo. Esta brecha muchas veces mencionada en la Argentina, que indica que la ciencia está desacoplada de la producción, no es un problema argentino, sino que es un problema natural, porque las dos actividades que están al principio y al final son esencialmente distintas.

SR. PRESIDENTE RICCARDO Disculpame que te interrumpa, Fernando, pero te quedan tres minutos.

SR. STEFANI Fenómeno. Con tres minutos me alcanza.

Identificamos la brecha. Nos damos cuenta de que la ciencia y el conocimiento están desacoplados de la producción, pero no comprendemos bien cómo, y entonces echamos culpas. Hay gente que cree que los científicos investigan temas irrelevantes, otros consideran que los empresarios son los culpables porque no invierten en tecnología, y algunos otros piensan las dos cosas, porque esos errores no son excluyentes.

La realidad es que no es así. Las dos afirmaciones son erróneas. La brecha es natural y hay que cerrarla con instituciones de innovación. Eso es lo que hacen todos los países desarrollados de manera muy eficiente. La innovación consiste en transformar principios y conocimientos en productos comercializados a escala. Esa es una actividad que no es natural de un científico ni de un empresario tradicional. Es una actividad que hoy en día es muy competitiva y compleja porque requiere de la conjunción de habilidades que van de lo científico tecnológico hasta la captación de capitales, el gerenciamiento de innovación, el lobby internacional, la política exterior, etcétera.

La Argentina cuenta con instituciones intermedias, como pueden ser el INTI, el INTA o el INIDEP, que fueron creadas hace décadas. Hace muchísimo tiempo la innovación ha avanzado en su gestión de manera exponencial. Las instituciones que acabo de mencionar tendrían que ser reforzadas y actualizadas.

Para concluir, quiero señalar que el rol que debe tener el Estado en este ciclo virtuoso es obviamente el de seguir financiando la investigación en los institutos y universidades. Esa investigación tiene que ser de excelencia. No puede ser, como mencionaba Mario, que tengamos tantos investigadores sin equipamiento y con salarios de pobreza. Eso no puede ser. Pero eso no requiere de uno o dos puntos del producto bruto. El resto de la inversión tiene que aplicarse a instituciones intermedias, actualizadas y ágiles, y a incentivos a la inversión privada, porque esto es lo que hace multiplicar la inversión pública. Esto tiene que ser esencial. La inversión pública debe servir para multiplicarse con inversión privada, y esas industrias son las que van a generar la riqueza, los productos, las exportaciones que le devuelvan al Estado los recursos para que los reinvierta en este ciclo virtuoso. Por tanto, pienso que estos elementos deben incorporarse en la ley, tanto los de la métrica de velocidad como los de las instituciones intermedias de innovación e incentivos a la inversión privada.

Ahora quiero mostrarles un gráfico histórico de la evolución de Corea del Sur, país que arrancó su proceso de desarrollo en condiciones muchísimo peores que las de la Argentina. Allí la inversión pública no era del 70 por ciento, como decía Mario que tiene la Argentina, sino del 90 y pico por ciento. Era todo inversión pública. A medida que se establecen políticas como las que les acabo de mencionar, la inversión privada va ganando terreno y se termina estableciendo una especie de estado estacionario de alrededor del 75 por ciento privado y el 25 porciento público, que son los parámetros del mundo de hoy.

Con eso he terminado. Quedo a disposición de los diputados para cualquier duda o profundización que necesiten.

SR. PRESIDENTE RICCARDO Muchísimas gracias, Fernando.

Te pido que nos pongas el material a disposición, como ya lo expresaste por privado.

A continuación voy a presentar a Claudia D'Amico. En principio, Claudia, en nombre de las autoridades de comisión y de cada uno de los diputados y diputadas, te agradezco por participar.

Claudia es doctora en filosofía y profesora asociada regular de Historia de la Filosofía Medieval de la UBA. También es profesora titular de la Universidad Nacional de La Plata y miembro de la Comisión de Doctorado en ambas universidades, además de investigadora principal del Conicet.

Te recuerdo que tenés diez minutos para hablar. Dos o tres minutos antes del término de tu tiempo, te avisaré.

SRA. D'AMICO Gracias por la invitación.

En la presentación ha quedado muy en evidencia que me dedico a la investigación y que en esta reunión informativa voy a hablar desde el punto de vista de los investigadores que hacemos ciencia cotidianamente.

A lo largo de mi carrera he recibido distintas líneas de financiación en las universidades nacionales a las que pertenezco: del Conicet, del FONCID con apoyo del BID y hasta de la ya inexistente Fundación Antorchas, que promovía el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Lo que quiero mostrar es que hace más de veinte años, a través de distintas líneas de financiación y de mi salario, vengo llevando a cabo proyectos de desarrollo que son financiados en su mayor parte por el Estado y en una parte muy pequeña por instituciones que no pertenecen al Estado, sobre todo porque me dedico a la investigación básica, es decir, no productivista.

Quisiera referirme en primer lugar a la progresión planteada para la función Ciencia y Técnica del presupuesto. Hemos visto excelentes estados de situación y diagnóstico según lo presentado por Mario y Fernando, de modo que quisiera centrarme particularmente en la función de Ciencia y Técnica que presentan los dos proyectos.

Según el presupuesto presentado la semana pasada, la función de Ciencia y Técnica lleva el 0,251 por ciento del PBI. No me detendré en los números comparativos respecto de otros años, pues en parte ya se han mostrado. Además, el colega que me sucede en el uso de la palabra también exhibirá gráficos que mostrarán esa evaluación. Pero solo quiero mencionar que en las últimas décadas el pico más alto se alcanzó en el año 2014, con un 0,354 por ciento, y que desde allí fuimos cayendo hasta el escaso 0,23 por ciento, que se alcanzó en 2019.

He tenido la oportunidad de revisar los dos proyectos que están en discusión en esta comisión. El proyecto de la diputada Bernazza propone una secuencia que lleva el gasto en la función del 0,30 por ciento del PBI en 2021, mediante escalonamientos sucesivos, hasta alcanzar el 1 por ciento del PBI en 2030. Por su parte, el proyecto del diputado Riccardo pretende elevar el gasto al 0,60 por ciento del PBI en 2021 -un guarismo jamás observado en la asignación presupuestaria de la función en la historia reciente del país, por lo que tuve oportunidad de ver- y propone alcanzar un 2,11 por ciento del PBI en 2030 y un notable 3 por ciento del PBI en 2035.

Acá voy a retomar algo que mencionó Fernando Stefani en la presentación, que es el tema del crecimiento y su velocidad adecuada. Creo que la meta del 3 por ciento es realmente muy ambiciosa si la comparamos, por ejemplo, con la de los países desarrollados.

La meta de la Unión Europea promedio para la categoría más amplia, que es la I+D, es de 1,98 por ciento del PBI. Recordemos que la categoría I+D -de la que se estuvo hablando en las presentaciones que me antecedieron- es más amplia que la función ciencia y técnica en el presupuesto, porque supone la inversión privada. Entonces, el primer punto que quiero señalar es que un 3 por ciento en la función parece una meta poco realista, por lo que creo que esta comisión debería considerarlo.

En segundo lugar, ambos proyectos ligan ese crecimiento al porcentaje del PBI, lo cual es correcto, porque vincularlo al porcentaje del presupuesto sería un error. Sin embargo, habría que tener presente dos cosas. La primera de ellas -y esto es algo que tienen en cuenta ambos proyectos- es qué hacer cuando la economía se achica. No necesitamos presentar un gráfico para señalar que el PBI argentino es de una variabilidad extrema, algo que quizás sea difícil de evitar. Por eso, si bien es algo que tienen en cuenta ambos proyectos, creo que deberían especificar mejor cuál es la salvaguarda para cuando el PBI caiga a niveles inferiores a los deseables.

Hay un segundo punto, que me parece un elemento no menor y que los proyectos no contemplan, que es la variabilidad de los gastos que se pueden producir entre la presentación del presupuesto y el final de esa ejecución. Hay que tener en cuenta no solamente la inflación -lo que mide el IPC- sino también la variabilidad de los insumos de la investigación, ya que desde los libros hasta los reactivos sufren una variabilidad tremenda, porque en general son insumos importados. Esta es una cuestión que debería tenerse en cuenta.

Estos dos puntos a los que me referí brevemente, es decir, contar con una progresión sustentable y tener en cuenta las variaciones del PBI, tienden a garantizar un objetivo que está en el centro de mi contribución y en el que quisiera enfatizar, que es la continuidad.

Tres de los temas que se anuncian en el título de la convocatoria de la reunión informativa de hoy, que son recursos humanos, proyectos y desarrollos, tienen como su peor enemigo a la discontinuidad. Los investigadores necesitamos, por sobre todas las cosas, una propuesta que pueda sostenerse en el tiempo. Pensemos esto: el desarrollo de cualquier disciplina supone una masa crítica. Los investigadores tenemos que generar recursos humanos, lo cual lleva muchísimo tiempo. Tengamos presente que un estudiante que hoy ingresa al CBC puede estar entrando a la carrera de investigador científico del CONICET, por ejemplo, en 2035. Todo ese tiempo lleva formar ese recurso humano.

En los últimos años, quienes formamos recursos humanos pasamos -y todos los que estamos aquí tenemos esa experiencia- de alentar a la gente a que se doctore para incorporarse al sistema científico a desalentar a otra serie de personas porque no lo van a poder hacer.

Entonces, sin continuidad tampoco podemos generar redes sólidas, ni a nivel nacional ni a nivel internacional. No podemos contraer compromisos recíprocos para luego desfinanciarlos y hacerlos insostenibles. No podemos permitirnos nunca más el estímulo seguido por la decepción, es decir, no podemos ir en olas sucesivas de estímulo y decepción. Es claro que la continuidad debe estar asegurada por el Estado y sus leyes, y por eso creo que todos los científicos celebramos que se empiece a discutir este proyecto de ley de financiamiento.

Uno de los proyectos hace referencia a los famosos triángulos virtuosos que se dan en el sistema de ciencia y tecnología, donde en un vértice están los organismos de ciencia y tecnología con las universidades; en otro, los gobiernos, y en el otro, las empresas o industrias. Ese triángulo virtuoso no tiene -como todos sabemos- los lados iguales. Lo que debe ser permanente es el sistema de ciencia y tecnología, porque los gobiernos son variables y los intereses de las empresas y las industrias son más variables todavía.

Entonces, ese triángulo, que tiene una estabilidad relativa, debe estar sostenido por una ley que obligue a los gobiernos -de cualquier signo político- a mantener el sistema de ciencia y tecnología y que obligue a las empresas a cumplir con los compromisos contraídos, porque la discontinuidad puede venir también de compromisos que no se cumplen.

Por otra parte, ambos proyectos...

SR. PRESIDENTE RICCARDO Perdón, Claudia, pero te quedan dos minutos.

SRA. D'AMICO De acuerdo.

Sé que este tema de la inversión privada se va a tocar en una reunión especial, así como el tema de la federalización, con el que nadie, por supuesto, puede estar en desacuerdo. Pero el papel que debe jugar el COFECyT en este sentido debe ser determinante, no solo para coordinar sino para que existan sistemas de ciencia y tecnología con verdadero arraigo provincial.

Si bien podríamos entusiasmarnos con subas que nos lleven a los niveles que tienen uno o dos países en el mundo -porque los niveles de esta función de ciencia y tecnología creo que lo tienen dos o tres países en el mundo-, preferiríamos una propuesta realista y sustentable que proponga un crecimiento creíble y que no sea meramente cuantitativo, como dijo Mario Albornoz al comienzo, sino que sea cualitativo y que proponga una intensificación de líneas de investigación que perdure en el tiempo.

Por último, les comento que lo que se pierde en tiempos de inconsecuencia no se repone en el mismo tiempo de bonanza, y muchas veces lo que se pierde ya no puede recuperarse. Muchas gracias.

SR. PRESIDENTE RICCARDO Muchísimas gracias, Claudia D'Amico. Te pedimos que sigas este debate en los demás foros hasta que lleguemos al trabajo de dictaminar. Todos los aportes han sido y son muy valiosos.

Creo que tanto el espíritu del proyecto de Claudia D'Amico como del que me ha tocado presentar es justamente reconocer que hay capítulos que deben ser enriquecidos; hay capítulos abiertos, y luego cada uno tendrá que explicar qué quiere decir.

Acá no se trata de confrontar proyectos sino de la voluntad política de encontrar una ley de altísimo consenso que sea realista y donde esté involucrado todo el sistema de ciencia, tecnología e innovación en el sentido que nuestra ley marco tiene, es decir, todos los componentes del sistema con la gravitación que cada uno de ellos pueda tener.

A continuación, voy a ceder el uso de la palabra al señor Nicolás Lavagnino, a quien doy la bienvenida. En nombre de quienes integramos la comisión, le agradezco su participación. Él es director de la Carrera de Investigador del Conicet y miembro de proyectos de investigación en la Universidad de Buenos Aires, donde también es docente en la Facultad de Filosofía y Letras desde 2003.

SR. LAVAGNINO Agradezco la invitación al señor presidente de la comisión, diputado José Luis Riccardo; a la señora vicepresidenta 1a, diputada Claudia Bernazza, y al resto de los integrantes. Es un gusto estar aquí.

Trataré de ser breve. Es una ventaja exponer luego de colegas tan prestigiosos y que han presentado tantos datos -aunque seguramente nos vamos a repetir un poco-, porque así podré avanzar más rápidamente.

Había preparado una presentación siguiendo el espíritu de Mario Albornoz y de Fernando Stefani, de presentar datos y comentarlos. En este sentido, quiero hacer dos señalamientos en la línea de lo que marcó Claudia D'Amico previamente. Por un lado, quiero resaltar algo obvio y conocido por todos. Me refiero al aspecto durativo o extendido en el tiempo que tienen muchas de las variables claves del sistema científico. Es decir, son procesos extendidos en el tiempo donde la inversión no necesariamente tiene una finalidad claramente especificable desde el primer momento. Hay pasos en falso, lleva mucho tiempo ir acomodando los recursos, lleva mucho tiempo formar el recurso humano -como se dijo- y la inversión de capital fijo es muy grande. En este aspecto, la sostenibilidad, la sustentabilidad y la consistencia es un primer punto.

El otro punto es que el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación es uno solo; es decir, está atravesado por instituciones de gestión pública, de privada, etcétera, etcétera. Aquí nos congrega el análisis del financiamiento, que en primera instancia se dinamiza a través de una función administrativo-presupuestaria, que es la función ciencia y técnica, que es de lo que hablan los proyectos.

Después vamos a ver una variable estadística, que no es homologable enteramente, que es la de I+D, o sea, investigación más desarrollo. Quiero marcar que, conceptualmente, ciencia y técnica no es lo mismo que investigación y desarrollo, pero en Argentina se le parece mucho.

Por ello, el primer punto que quiero marcar es este gráfico que todos están viendo, que muestra la evolución en los últimos catorce años de la función ciencia y técnica, donde se pueden ver esas idas y vueltas. Hay un proceso que tiene una línea de tendencia claramente ascendente hasta el año 2014 y, desde el año 2015, presenta una baja que ahora parcialmente se ha revertido. No hay mucho más para comentar que no se haya dicho ya. Sin embargo, quiero remarcar que el sistema de ciencia y técnica no se desenvuelve en el vacío, sino que está estrechamente conectado con los signos de la acción estatal, es decir, con los sesgos que intenta establecer el Estado a través de su contribución a la economía como un todo.

Con este segundo gráfico -verán que hay una dimensión bastante coincidente con el anterior- les quiero mostrar la línea de tendencia de lo que denomino el radio de acción estatal, que es la relación entre el presupuesto y el producto bruto: también tiene un ascenso muy marcado hasta el año 2014, con una leve baja en el año 2015, un alza específica en el año 2016 y, desde allí, una baja bastante notable.

¿Por qué hago esto? Para mostrarles que hay un signo coincidente entre la variable de financiamiento de la función ciencia y técnica y el resto de la acción estatal. Esto es importante, en un sentido adicional, teniendo en cuenta el sesgo que tiene en sí mismo el componente fiscal para el financiamiento de las diversas finalidades y funciones que se presentan en el presupuesto.

Se ha notado muchas veces -y en esto consiste este tercer gráfico que les estoy presentando- el sesgo procíclico que tiene el sistema impositivo en la Argentina. En nuestro país, como el Estado se financia principalmente de manera regresiva a través de impuestos al consumo, no es raro que cuando la economía levanta, la base impositiva crezca nominalmente -incluso más de lo que se incrementa realmente el producto- y, a la inversa, en los momentos de vacas flacas justamente lo peor del sesgo es que el Estado funciona procíclicamente, acentuando aún más el sesgo hacia un pico o un piso de actividad.

Por si fuera poco, lo que presento en este gráfico es una contrastación entre la variación del producto bruto y la variación interanual de la función ciencia y técnica. Lo que pueden ver es que hasta 2011-2012 la variación de la función es contracíclica, lo cual es acertado, correcto; a veces tiene que ver con el gasto inercial de las diversas funciones presupuestarias y, en otros casos, con un decidido sostén anticíclico para sostener la demanda en un momento en el que el ciclo entra en crisis.

Desde el año 2012, parte de ese dinamismo se pierde. En el gráfico que estoy presentando podemos apreciar -si miramos la línea verde- que la variación del PBI se estanca, es decir, sube y baja en forma constante, pero hay una línea hacia la baja y pérdida de dinamismo del crecimiento de la función ciencia y técnica.

Podemos decir que el tercer período -desde 2015- es el peor, en algún sentido, porque no solo tenemos una variación del producto bruto sino que hay un empequeñecimiento del radio de acción estatal y, dentro de todo eso, una función ciencia y técnica que cae más rápido de lo que cae el producto bruto. Es decir, no solo hay un sesgo procíclico de la base impositiva y del presupuesto, sino que también hay un sesgo ultraprocíclico de la variación interanual de la función ciencia y técnica.

Esto muestra, en algún sentido -por eso lo señalaba con anterioridad Claudia D' Amico-, la dificultad que se observa en algunos análisis cuando se mide el presupuesto de ciencia y técnica contra el presupuesto de la Administración Pública Nacional. En este gráfico pueden ver dos curvas. La línea azul es esta misma evolución, solo que aplanada por el cambio de escala, y la superior es el presupuesto contra el PBI. Ustedes verán que tiene una línea de tendencia descendente en todo el período, desde 2007 hasta 2020, pero obedece a dos motivos totalmente distintos: en un principio cae porque la función ciencia y técnica es una porción creciente en términos reales dentro de una acción estatal que crece aún más; pero desde 2015 cae por otro motivo: porque la función ciencia y técnica es una porción declinante dentro de una torta presupuestaria que se achica un poco menos. Es decir que, por motivos totalmente distintos, la línea de tendencia se parece y mucho. En ese sentido, no sirve como marco de referencia para evaluar el lugar de la función ciencia y técnica en su evolución y dinámica.

El otro punto -acá empiezo a hablar de I+D, y luego lo voy a justificar- es lo que ya he señalado: el carácter escaleno que tiene la interacción entre los científicos, el sector público y el sector privado. La columna amarilla es el gasto privado en I+D en relación con el producto bruto, que es una proporción menor y declinante en todo este período hasta alcanzar, en 2017, el 0,09 por ciento del producto bruto. Como ya se mencionó anteriormente, la inversión privada es una porción menor: el 16 por ciento del gasto en I+D en 2017. No solo hay una cuantía muy menor en relación con el gasto por sector, sino que invierten de manera muy desigual. Como lo señaló Fernando Stefani previamente, es normal, en algún sentido, que las universidades públicas y los organismos públicos contribuyan de manera mucho más decisiva a lo que se conoce como investigación básica per se -que es el conjunto de actividades destinadas al incremento del conocimiento-, mientras que la investigación aplicada -que es el grueso de la inversión en el agregado nacional- también es sostenida por los organismos públicos. Y el desarrollo experimental, que es el paso a la economía real con productos y servicios, tiene un peso mucho menor. Lo que quiero hacer notar es que el sector privado no solo destina mucho menos -el 0,09 por ciento del producto bruto- sino que además, de ese porcentaje, apenas el 4 por ciento es para investigación básica. Si bien es normal, no lo es que haya un tabicamiento tan extremo entre los perfiles de lo público y lo privado. Es el 4 por ciento del 0,09 por ciento; los animo a hacer la cuenta.

Lo mismo ocurre con el financiamiento: en magnitud -en general se habla de modelos de triple hélice o del Triángulo de Sábato, que a su vez fue tomado de Galbraith-, es muy difícil construir una política triangular; y si recordamos el aspecto sistémico, es un solo sistema. Al tenerlo unificado de esta manera, el sistema transmite todas sus inconsistencias y tensiones internas porque está apoyado de manera desigual en un vértice -el más importante en volumen-, que es el de los organismos públicos y el gasto público, que es muy variable en función del carácter procíclico de la función presupuestaria, y un carácter muy exiguo y basado en el aprovechamiento de conocimientos generados exógenamente por parte del sector privado, que tiene un tamaño y un volumen muy menor.

Entonces, en ese sentido, el problema es cómo en la Argentina la función ciencia y técnica es un driver, es una variable incidente que transmite su impulso y su impronta a todo el sistema de la I+D.

Ustedes pueden ver en este gráfico cómo la evolución de la función ciencia y técnica, que es la curva amarilla, alienta y da consistencia al movimiento de las otras curvas, que es el gasto público total en I+D y el gasto total en I+D, que es la línea superior. Cuando sube la amarilla, suben las otras y cuando bajan, bajan las otras.

Esta correlación no es casual sino que tiene que ver con el peso que tiene la función ciencia y técnica -que es lo que se propone fortalecer con los diversos proyectos que aquí se están tratando- sobre el gasto público.

En general, reitero, una es una categoría administrativo-presupuestaria y la otra es una categoría estadística; pero en la Argentina, por las propiedades que tienen, que ya fueron mencionadas, se parecen y mucho. En este caso, la función ciencia y técnica es aproximadamente entre el 65 y el 80 por ciento del gasto público en I+D. Y el gasto público, a su vez, es más del 70 por ciento del gasto total en I+D.

Si esto se entiende, me interesa marcar la limitación estructural y el problema que tenemos entre el perfil de inversión que se necesita en el sector y las estrategias típicas de inversión, por ejemplo, del sector privado. No lo digo para caerles con el sayo o para criticarlos sino para mostrar que, como en su momento exhibiera Jorge Sábato -no el tecnólogo sino el historiador de las clases dominantes en la Argentina-, el tipo de inversión que requiere la I+D es muy distinto del tipo de inversión típico del sector privado en cuanto a plazos, modalidades, si es capital fijo o si es una posición de arbitraje entre situaciones de capital líquido, si corresponde con la formación de activos externos o no.

Entonces, el ciclo económico incide demasiado en lo que es la política de financiación de la I+D. Y acá, como ya mencionaron antes Mario Albornoz y Fernando Stefani citando los ejemplos de Israel y Corea, se puede ver el peso desproporcionado que tiene la inversión privada y cómo en la Argentina no estamos tan lejos en relación con el gasto público en I+D respecto del PBI. Estábamos mejor; nos alejamos del punto en el que estaban España o Japón, por ejemplo. No está mal proponerse una meta que sea del 1 por ciento, que incluso está por encima de la que tienen Corea del Sur y Austria en este momento -no sabemos qué pasará en 2030 o 2035-, pero tenemos que encontrar alguna manera de parametrizar este sistema que incluya los tres vértices del triángulo y que considere las limitaciones internas y las dificultades de la sostenibilidad en el tiempo para el financiamiento del sector.

Esto es todo. Desde ya, les agradezco la invitación. Este material lo pongo a disposición para el que le interese; lo hago circular.

SR. PRESIDENTE RICCARDO Muchas gracias, Nicolás. Ha sido un material muy valioso. Quedamos abiertos y apuntamos a que las conclusiones, recomendaciones o sugerencias que nos hagan sean consideradas en el texto final de la ley. Les pedimos que nos las llegar con documentos adicionales. Todo aquello que puedan resumir como recomendaciones concretas nos servirá al momento de hacer el dictamen.

A continuación escucharemos a Lucas Luchilo, que es profesor de historia y magíster en Políticas y Gestión de la Ciencia y la Tecnología de la UBA. Fue subsecretario de Evaluación Institucional en el MINCyT y es investigador y coordinador del área de educación superior en el Centro REDES, Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educación Superior.

Estamos muy agradecidos de contar con su participación.

SR. LUCHILO Gracias, señor presidente.

¿Se ve la presentación de Powerpoint?

SRA. BERNAZZA Sí, se ve perfectamente; podés ponerla en forma ampliada.

Señor presidente: una vez que termine Lucas, voy a pedir el uso de la palabra.

SR. PRESIDENTE RICCARDO De acuerdo, señora diputada.

SR. LUCHILO Buenos días y muchas gracias por la invitación. Es un gran gusto estar compartiendo esta reunión para tratar de aportar algunos elementos.

Voy a tratar de hacer una presentación que creo que es complementaria de las muy buenas presentaciones previas.

Ahí simplemente señalo diferentes dimensiones del financiamiento de la ciencia, la tecnología y la innovación que hay que considerar, aunque no todas en una misma ley. En particular, me voy a detener en la relación entre el financiamiento público de la I+D y las tendencias presupuestarias generales en los últimos quince años.

Es decir, en términos comparativos con otros países, o siguiendo la evolución de los componentes del gasto argentino en I+D a lo largo del tiempo, me interesa mirar el financiamiento de la I+D desde la dinámica presupuestaria general, incorporando algunas dimensiones macroeconómicas y políticas.

La pregunta a la que esta información que voy a proporcionar busca responder es cuál es un nivel de gasto público en ciencia, tecnología e innovación sostenible o realista.

Entonces, voy a mostrar la evolución en diferentes cuadros de seis variables e indicadores: el gasto público en I+D sobre el PBI, el PBI, el gasto público general sobre el PBI, la evolución del déficit fiscal, el gasto público en I+D como proporción del gasto público y la evolución de la cantidad de investigadores y becarios.

Encuentro tres momentos que voy a analizar muy brevemente: un momento al que llamo "el mejor de los mundos", entre 2004 y 2008; una fase de desequilibrios crecientes, entre 2009 y 2013, y una decaída y estancamiento desde ahí en adelante, hasta la actualidad. Acá pongo hasta 2018 porque hay datos que no están para 2019 y 2020.

¿Qué me interesa? ¿Cuál es el criterio para periodizar? Vamos a verlo en cada uno de los momentos. Pero si uno lo mira desde el presupuesto total, hay efectivamente una cuestión de sostenibilidad del gasto público -como proporción del PBI- que se manifiesta en el sendero de caída del superávit fiscal, y después, de aumento del déficit fiscal.

En el mejor de los mundos, teníamos un crecimiento del gasto público en I + D como proporción del PBI desde el 2004 hasta 2008 del 32 por ciento; del PBI del 44 por ciento y del gasto público sobre el PBI del 33 por ciento, mientras que la situación de superávit fiscal que era importante al principio, progresivamente va disminuyendo. La proporción del gasto público en I + D sobre el gasto público era de un promedio del 1.06 y la cantidad de investigadores y becarios -personas físicas- creció un 37 por ciento en ese período.

A continuación, me referiré a los desequilibrios crecientes. El gasto público en I + D siguió creciendo aunque, por supuesto, a una tasa menor y con algunas fluctuaciones en 2010 y 2011. El PBI creció también de manera muy inferior después de una caída importante en el 2009. El gasto público sobre el PBI siguió creciendo hasta alcanzar el 37.6 por ciento. El déficit fiscal continuó aumentando, tornándose cada vez menos sostenible, y el gasto público en I + D sobre el gasto público creció un poquito pero se mantuvo alrededor del 1.1 y 1.2.

Los investigadores y becarios -ratificando en alguna medida lo que señaló Mario Albornoz en la primera presentación- continuaron en un ritmo de crecimiento muy por encima del promedio de crecimiento de cualquiera de las otras variables.

En cuanto a la caída y el estancamiento, para mí el principal indicador es el aumento del déficit. Después de 2019 va a haber una caída importante, pero esto está hablando de la sustentabilidad del gasto.

Cae abruptamente el gasto público en I + D sobre el PBI; cae el PBI; cae el gasto público sobre el PBI; cae un poco pero se mantiene alrededor del 1 por ciento el gasto público en I + D sobre el gasto público y los investigadores y becarios crecen pero en una proporción pequeña en relación con su ritmo previo.

Hay mucho para discutir sobre todos estos indicadores pero me interesa reseñar algunos puntos que pueden ser útiles para la discusión parlamentaria y retomar

alguna de las conversaciones de quienes me precedieron en el uso de la palabra.

En primer lugar, nos gusta pensar en el aumento del gasto en I + D sobre el PBI teniendo en cuenta el numerador pero me parece importante destacar la relevancia del crecimiento del PBI. Es decir, con un PBI estancado como en la última década, prácticamente el aumento del gasto en I + D -que puede ser marginal y difícilmente sostenible- realmente es encomiable pero no ayuda demasiado. El dilema -que, por supuesto, escapa a nuestra intervención- es cómo conseguir un aumento sostenible del Producto Bruto Interno. Efectivamente, de acuerdo a la trayectoria que reseñé, claramente el mejor momento es cuando aumenta el PBI; cuando nos estancamos no hay mucho para hacer en última instancia.

En relación con los límites al crecimiento del gasto público en general, nosotros tenemos un gasto público de un orden de magnitud al de los países avanzados. En el gráfico en pantalla la línea azul oscuro representa a los países avanzados mientras que la celeste, a la Argentina y las otras categorías que figuran abajo. En cuanto a nuestra estructura productiva y ocupacional, tenemos un gasto público de cerca de 40 puntos del producto bruto con una informalidad de cerca de 40 puntos del producto bruto. Si se compara con el resto de los países avanzados, puede verse que tienen una informalidad muy baja, menor al 10 por ciento en términos generales. Además, los ingresos públicos están tres, cuatro, cinco o seis puntos por debajo del gasto y con mínimas capacidades para financiarlo.

Entonces, aquí estamos frente a un límite serio para el crecimiento del gasto público. El horizonte de los próximos años va a tender a ser, muy probablemente, de disminución de la proporción del gasto público sobre el producto.

El tercer punto se relaciona con el espacio fiscal que existe para un aumento del gasto público en I + D. En ese sentido, retomo la cuestión del realismo de las metas que se fijan en una ley. El gasto público en I + D compite con el resto de las prioridades de financiamiento de la administración pública nacional.

Como señaló Nicolás Lavagnino, uno se pregunta por qué cae más el gasto público en I + D que otros componentes del gasto en general. De hecho, caen todos menos la seguridad social. En efecto, hay un aumento de la seguridad social de alrededor del 50 por ciento del presupuesto nacional. Además, este gasto en seguridad social tiene la característica de ser -aunque ahora en menor medida- un gasto indexado. Por lo tanto, crece la seguridad social y el resto tiene que apretarse.

¿Cuál es el espacio entre el conjunto de prioridades -educación, salud, desarrollo social, seguridad, etcétera- para el gasto en ciencia y tecnología? Claramente es un espacio fiscal estrecho y esto hay que tomarlo en consideración.

No me referiré a los otros dos puntos que figuran en pantalla; pasaré a comentar cuál me parece que es un nivel de financiamiento público de la ciencia, tecnología e innovación viable y sostenible.

El gasto público en I + D sobre el producto en los países de la OCDE es del 0.59 o 0.60 para la última medición disponible. ¿Qué quiero decir con esto? Estados Unidos puede tener un 2.8 de gasto en I + D sobre el producto, pero tiene el 0.7 -o un poquito más- de gasto público. Entonces, como señaló también Nicolás Lavagnino, no estamos tan lejos.

No es una meta tan lejana -como las que se proponen en la ley- alcanzar el nivel de financiamiento público de los países de la OCDE, si bien creo que es extremadamente complicado. Finalmente, la sugerencia de Mario Albornoz del 0.5 me parece plausible.

El modo en que interviene el Estado en la promoción de la investigación y desarrollo no es exclusivamente gastando sino también dejando de percibir para cobrar más adelante.

Es decir, junto con el financiamiento público en la investigación y desarrollo, hay en buena parte de los países -en la Argentina también, pero de manera pequeña- esquemas de incentivos fiscales que tratan de facilitar la inversión privada. Esta inversión privada no depende exclusivamente de los incentivos fiscales, sino que tiene que ver con la composición sectorial de la producción en los diferentes países y con el clima de negocios, pero finalmente, si uno está pensando en una política pública, tiene que pensar -como bien señala Fernando Stefani- en que hay que aumentar la financiación privada en investigación y desarrollo mediante instrumentos como subsidios y -sobre todo- incentivos fiscales. Ahí también hay mucho que discutir sobre el espacio fiscal para los incentivos fiscales, y también para la selección de esos incentivos, porque finalmente la Argentina tiene incentivos fiscales a la industria que muchas veces no son incentivos para la innovación. Entonces hay que analizar cómo alinear los incentivos fiscales que se puedan diseñar con las metas de crecimiento del gasto en I+D y en promoción de la innovación.

El otro punto que señaló Fernando y que también me parece muy pertinente es el del papel de las instituciones intermedias -que algunas veces no requieren tanto dinero, y otras veces más-, que tienen un diseño institucional muy diferente del que tenemos en la Argentina. Si uno piensa en el modo en que se financia Fraunhofer, no tiene nada que ver con lo que conocemos en nuestro país. Vale la pena conocer el trabajo de Carlos Abeledo y Juan Carlos del Bello, que propone una reingeniería de las instituciones intermedias.

El último punto es la responsabilidad provincial. En general, por tradición histórica y por una situación de hecho, estamos asumiendo que el financiamiento público al I+D es de origen nacional. Como señaló Mario, la meta de federalización de 2005 no se cumplió. Creo que la norma debería comprender alguna inducción al aumento del financiamiento a cargo de las provincias. Daniela Castro hizo referencia a la ley de financiamiento educativo, que descargaba buena parte de la responsabilidad en las provincias.

SR. PRESIDENTE RICCARDO Tiene la palabra la señora diputada Bernazza.

SRA. BERNAZZA Señor presidente: me parece importante que tanto en la apertura como en el cierre las fuerzas políticas presentes en esta reunión podamos compartir nuestras opiniones y comentarle a quienes están escuchando la transmisión cuál es el sentido de estas reuniones y por qué las fuerzas políticas mayoritarias hemos acordado la posibilidad de hacerlas.

En el caso del cierre, además de hacerlo por cortesía, me parece muy importante que todas las fuerzas políticas saludemos a quienes dedican su tiempo, su esfuerzo y presentaciones para ayudarnos a construir y elaborar mejores leyes. Todas las fuerzas tenemos que generar una suerte de opinión o reflexión general acerca de lo que hemos escuchado. En todo caso, a medida que transcurran las próximas reuniones, deberemos ver cómo vamos pasando esta reflexión a otros integrantes de la comisión, para que quienes nos visiten conozcan quiénes somos los que nos estamos ocupando de hacer estas leyes, que no solo somos los autores materiales o quienes tenemos la titularidad de la firma en los proyectos que estamos discutiendo.

Agradezco muchísimo las intervenciones, porque todas han sido cuidadas y absolutamente rigurosas, y nos dejan un montón de material para discutir. Quiero dejar simplemente la idea y la reflexión acerca de que las leyes son hijas de la historia y no pueden escapar de ella. Nosotros agradecemos muchísimo todos los estudios comparados, las evoluciones históricas o las series históricas respecto de la propia evolución de nuestro sistema científico y tecnológico. También agradecemos la enorme preocupación que hay sobre el presupuesto, pero no podemos dejar de comentar -y creo que también fue mencionado por los expositores, y por lo tanto lo agradezco- que la legislación siempre es situada. En este caso, está situada en una tragedia planetaria donde, a pesar de que no se pueda ver específicamente en los números registrados, está habiendo un esfuerzo contracíclico, es decir, está habiendo un esfuerzo de magnitud en materia de que, aun cuando las condiciones del PBI así no lo permitieran, la función de ciencia y tecnología es primordial en la lucha contra esta pandemia. Esto se empieza a expresar en medidas que toma el Poder Ejecutivo, en el hecho de que estemos tratando estos proyectos de ley y en cómo está diseñado el presupuesto nacional, al que seguramente haremos nuestros comentarios y aportes para ajustarlo aún más al esfuerzo contracíclico y federal en materia de ciencia y tecnología.

Simplemente, quiero hacer estos comentarios sobre la legislación situada y sobre el profundo agradecimiento de diputados y diputadas en términos del tiempo que le han dedicado los expositores para participar de nuestra comisión, y además hago esta propuesta frente a nuestros colegas en el sentido de que vayamos circulando la voz entre diputadas y diputados en las aperturas y cierres de estas reuniones informativas.

SR. PRESIDENTE RICCARDO El objetivo era que los expositores pudieran darnos su visión. Por supuesto, todas las diputadas y diputados pueden hacer uso de la palabra; hubiera querido que ni siquiera habláramos nosotros, porque los expositores ya están al tanto de los proyectos y porque el momento de abundar sobre el contenido de los proyectos creo que va a ser cuando terminemos la saga de presentaciones que estamos organizando.

Pero lo primero que queríamos hacer es honrar a los invitados. De manera que vamos a buscar el tiempo para que los diputados -autores de los proyectos o no- conozcan esta información.

Lo más valioso es que haya una voluntad, sin correr detrás del presupuesto. Estamos debatiéndolo, y seguramente -como bien dijo- habrá consideraciones, pero esta es una discusión para diseñar una política sustentable que tome en cuenta todos los mosaicos que interactúan en el sistema de una forma virtuosa a fin de estimular las políticas necesarias para que sea sostenible en el tiempo.

Seguiremos el jueves con el próximo eje, que es el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología en Clave Federal y Programa de Desarrollo Federal y Regional. Todos quienes están participando de esta reunión están invitados.

Si los diputados quieren hacer alguna consideración, no tienen más que pedir la palabra.

Tiene la palabra el señor diputado Eduardo Fernández.

SR. FERNÁNDEZ Señor presidente: quiero hacer una consulta, dado que todos los intervinientes trajeron datos importantes para decidir los proyectos de ley. Vengo del sector productivo. En una mesa de debate con gente del Conicet siempre se exponen estos datos de investigación y desarrollo y se compara lo que tienen los países desarrollados respecto de la inversión privada, esa participación importante de la inversión privada. Creo que fue Nicolás quien hizo una intervención sobre este sector intermedio, sobre cómo cubrimos ese bache. En ese momento, como dirigente empresarios pyme, manifestaba que los países que se ponen de ejemplo tienen una estructura empresaria determinada. Les quiero consultar si conocen algún estudio al respecto, porque están las casas matrices de muchas multinacionales, y no tienen el grado de extranjerización de nuestro aparato productivo. Las empresas que invierten están casi todas en área de desarrollo, tecnología e innovación tecnológica. Entonces, parece razonable que en esos países investiguen y patenten, porque también muestran el dato de patentamiento en sus países de origen, y no los de la Argentina.

Mi preocupación es si hay algún estudio sobre el tema. Cuando me ponen el ejemplo de Corea, se trata de una actividad muy incentivada desde el Estado por el Banco de Desarrollo de Corea, es decir que pusieron mucha plata ahí por una decisión política y económica. ¿Hay evaluaciones? ¿Nos pueden agregar estudios respecto de esta situación de incentivos y sectores intermedios? Nos han mostrado esas curvas de altas y bajas, y, por ejemplo, ADIMRA hizo un laboratorio junto con el INTI y después no hubo continuidad. Entonces, ¿avizoran o tienen propuestas para estas leyes que estamos tratando? ¿Pueden aportar algunos instrumentos a partir de su experiencia? Si tienen algunos datos, solicito a las autoridades de la comisión que nos los hagan llegar.

SR. PRESIDENTE RICCARDO El jueves 8 trataremos específicamente el aumento de la inversión privada, modelos y experiencias internacionales.

SR. STEFANI Señor presidente: quiero destacar lo que acaba de decir el señor diputado Fernández. Es muy importante conocer que cuando se habla de I+D y de las proporciones de esas inversiones público-privadas es fundamental el rol de las empresas. Lo que hay que comprender -como traté de expresar en mi presentación- es considerar esto como una evolución. La clave y el espíritu de una ley como esta tiene que ser cómo pasamos de una estructura de un país subdesarrollo y estancado como la Argentina -donde la inversión en I+D es mayoritariamente pública- a una situación mucho más dinámica donde tenemos inversión mayoritaria del sector privado por parte de empresas argentinas que reinvierten sus ganancias para generar actividades de mayor valor y mejorar su competitividad. Por eso mencioné los incentivos económicos a la inversión privada, que creo que tiene estar incluido en la ley.

Otro incentivo muy importante para la inversión privada y para nuestras empresas son las instituciones de innovación, que tienen que tener un vínculo profesional, ágil y dinámico con todas las empresas. El INTI y el INTA están desproporcionadamente financiados y desarrollados respecto del Conicet para el estadío que tiene la Argentina. Esto lo digo como investigador del Conicet, y es una evaluación objetiva de lo que está ocurriendo. En esta ley tiene que ser central el incentivo para que las empresas argentinas se desarrollen sobre la base del I+D.

SR. PRESIDENTE RICCARDO Muchas gracias, Fernando. Les pedimos este documento sobre este y los otros puntos de los ejes, y los vamos a compartir con todos los integrantes de la comisión.

SR. LAVAGNINO Brevemente, respecto de lo dicho por el diputado y considerando el señalamiento de Fernando, creo que existe un cruce de problemas, tal como había querido marcar en mi presentación. Por un lado, tenemos el problema de los cambios de signo y de orientación de lo que llamaremos el radio de acción estatal, es decir, para qué están el Estado y la política pública, y hasta dónde llegan. Hay que analizar ese mundo de intervención, porque no nos ponemos de acuerdo. Muchos de los países que uno puede poner como modelo no tienen estas variaciones de un sector público que cambia su peso en la economía 10 puntos para arriba y después lo baja a 5. Eso tiene una incidencia muy grande.

Por otro lado -e insisto con esto-, es evidente que parte del sector tiene que lograr comprometer el esfuerzo privado, pero eso no es independiente de las características que tiene el sector privado en la Argentina, donde por supuesto hay una gran red y matriz de pequeñas y medianas industrias. Incluso, existe esa idea tan esperada de un capitalismo de base nacional, y por otro lado hay fuertes tendencias hacia lo que en economía se llama la formación de activos externos. Es decir, tenemos que lograr que los estímulos fiscales no deriven en más formación de activos externos, que es uno de los problemas. Si uno quiere incentivar el sector y el empleo, está muy bien conceder estímulos fiscales, desgravaciones y recomponer el margen de beneficio de muchas empresas que pueden estar pasando un momento complicado, pero dentro de este marco coexiste una política muy cortoplacista de arbitraje entre distintas posiciones, que es todo lo contrario de lo que se requiere para el sector.

Entonces, políticas de inversión como las que ha tenido Corea del Sur -que ya no es un país en desarrollo, sino que está en otra órbita- requieren aunque sea acuerdos mínimos que logren comprometer en sesgo positivo al sector privado, y no simplemente de la aplicación del esfuerzo estatal. Si el privado solo va a invertir el equivalente al estímulo fiscal recibido, el mecanismo no está funcionando; y si el Estado solamente va a financiar una actividad que el privado haría de todas maneras, el Estado está malgastando recursos.

Entonces, en mi opinión, es absolutamente deseable fortalecer las instituciones intermedias y articular mucho mejor el sistema -y remarco que es un solo sistema-, pero hay demasiados vicios constructivos en algunas tácticas para adaptarse a la realidad argentina, que siempre es muy cambiante e incómoda.

SRA. BERNAZZA Hago una moción de orden, señor presidente. Los diputados y diputadas estamos en horario de citación para otras reuniones, por lo que sugiero continuar en una próxima convocatoria, porque ya estamos en horario de finalización.

SR. PRESIDENTE RICCARDO Gracias por su moción, señora diputada.

Agradezco en nombre de todas y todos a los expositores. Seguimos el jueves. Damos por concluida la reunión informativa de hoy. Muchas gracias a todos.