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CIENCIA, TECNOLOGIA E INNOVACION PRODUCTIVA

Comisión Permanente

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  • CIENCIA, TECNOLOGIA E INNOVACION PRODUCTIVA

Reunión del día 23/04/2019

- CRISIS PRESUPUESTARIA DEL CONICET

Reunión de la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del día 23 de abril de 2019.
SRA. PRESIDENTA CASTRO Buenas tardes a todos.

Recién nos comunicamos con el doctor Laborde, quien nos dijo que está llegando junto con el doctor Rivarola. Ambos son directores del Conicet, pero están un poco retrasados por el problema del tránsito.

Sin embargo, como hay una importante asistencia de directores y realmente la situación del Conicet es muy grave, vamos a iniciar esta reunión.

Además, nos han llegado las comunicaciones escritas de Dora Barrancos, del ingeniero Tulio Del Bono y de Francisco Tamarit, también integrantes del directorio del Conicet. Si bien no podrán estar presentes debido a sus agendas, nos han manifestado por escrito su preocupación respecto de la situación de ese organismo.

También tenemos comunicaciones de la decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y de directores de institutos de todo el país.

Les comento cómo va a ser la metodología de la presente reunión. Como hay una gran concurrencia y también hay delegados del sector sindical, para que todos podamos exponer acerca de la situación del Conicet en forma ordenada y sintética, cada uno de los directores dispondrá de tres minutos para hacer uso de la palabra.

Veo que se encuentra presente la doctora Graciela Ciccia, directora del Conicet.

En primer término hará uso de la palabra la señora directora del Centro de Estudios Farmacológicos y Botánicos, doctora Ana Franchi.

SRA. FRANCHI Buenas tardes a todos y todas.

En primer término, quiero agradecer la convocatoria realizada por la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Cámara de Diputados.

He traído documentos que se elaboraron en la ciudad de Córdoba el fin de semana pasado. Allí nos reunimos directores de dieciocho provincias. Hubo más de cien directores presentes y más de cuarenta que, si bien no pudieron asistir a ese encuentro, adhirieron a él.

Durante dos días se desarrollaron discusiones muy prolíficas y todos mostramos una gran preocupación por la situación actual del Conicet. Todos los que estamos aquí la conocemos: no podemos mantener los institutos y los proyectos de investigación no cuentan con financiamiento, mientras que en el caso de los que sí lo tienen resulta escaso debido a la gran devaluación producida.

Tenemos fresco el tema de la resolución del concurso de ingreso a la Carrera de Investigador 2018, donde más del 84 por ciento de los postulantes quedaron afuera; en algunas áreas esa proporción llegó a ser del 95 o 96 por ciento. Esta es una preocupación terrible porque se trata de 2.000 jóvenes que se han preparado durante doce o catorce años con fondos del Estado argentino, es decir, nuestros. Pero el Conicet los está dejando afuera y sin otras opciones, porque otras instituciones de ciencia y tecnología de la Argentina como el INTA, el INTI y la CONEA han sufrido también un desfinanciamiento.

De manera que la única opción que tienen estos jóvenes es irse al mercado privado, o bien, afuera del país, donde serán recibidos con los brazos abiertos por los laboratorios del extranjero debido a la alta formación científica que tienen.

En Córdoba se elaboró lo que llamamos el Manifiesto del Córdoba, que está circulando por los medios. Ese documento cuenta con la firma de 217 directores y directoras de institutos del Conicet. Es decir que hasta el momento ha sido suscripto por 217 institutos. (Aplausos.)

Por otro lado, en Córdoba también se aprobó un borrador de un documento más extenso donde pudimos reflejar la situación de todo el personal del Conicet. Es decir, no solo de los becarios, los investigadores y los técnicos, sino también del personal administrativo.

La tarea de desmantelamiento del Conicet no solamente pasa por los jóvenes que están quedando afuera de la institución, sino también pasa por los bajísimos salarios de los becarios, que se ubican por debajo de la canasta familiar; la falta de nombramiento del personal de apoyo, la disminución de las becas y la continuación de esta forma de contrato establecida en el artículo 9° de la ley, por la que el personal percibe salarios ínfimos y además es perseguido por el ex Ministerio de Modernización. Esto ha llevado a que solo en el primer trimestre más de 40 administrativos en la sede central renunciaran a la carrera.

Entonces, no solamente se está desmantelando el área de investigación científica y tecnológica del Conicet, sino también toda su estructura administrativa, que se ha formado durante muchísimos años.

La preocupación de los directores y las directoras seguramente es la misma que la de los investigadores. Por ello, ahora vamos a armar una página para que adhieran otros investigadores, becarios, decanos y rectores que nos han pedido firmar esta carta. De esta manera comenzaremos a juntar las firmas de toda la comunidad científica y universitaria cuya preocupación no solo está dada por el tema financiero, sino también por la desaparición del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y por algo muy importante en la actualidad, como la estructura del directorio del Conicet.

En relación con este último aspecto quiero señalar que tenemos dos personas votadas por más del 60 por ciento de sus colegas. El 8 de mayo se va a cumplir un año de la resolución de las elecciones del Conicet, pero todavía no han sido nombradas. De manera tal que en el directorio hay dos personas que tienen mandato cumplido y no sabemos en qué lugar está el decreto que se debe firmar para las nuevas designaciones.

Esto ya ocurrió en el Conicet. Por ejemplo, el doctor Salvarezza estuvo un año y medio o dos sin ser nombrado. Advierto que estamos hablando de personas elegidas por sus colegas y que casualmente son críticos de la política del gobierno en materia de ciencia y tecnología.

Seguramente ahora los colegas van a seguir hablando de situaciones particulares. No obstante, voy a entregar a la comisión el documento más extenso para que pueda saberse lo que consensuamos en la reunión llevada a cabo en Córdoba. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA CASTRO Muchas gracias doctora Franchi. Vamos a hacer llegar el Manifiesto de Córdoba a todos los integrantes de esta comisión.

Tiene la palabra el doctor Mario Pecheny, investigador principal del Instituto de Investigación Gino Germani y uno de los directores electos del Conicet.

SR. PECHENY Buenas tardes a todos. Siguiendo la línea de lo que planteó la doctora Ana Franchi quiero decirles que otra de las grandes áreas que también ha sido afectada por la modalidad y el número de ingresantes de la última convocatoria fue la de Ciencias Sociales y Humanidades.

Para mencionar solo un aspecto, la modalidad fue tan fragmentaria que no hubo posibilidad de conocer los criterios de evaluación. Para ejemplo, en Filosofía ingresaron cuatro de setenta y pico, mientras que en Letras lo hicieron cuatro de ochenta y cuatro. ¿Cómo puede alguien evaluar un orden de méritos cuando entra uno de cada veinte? Es imposible.

Esto repercutió también en algo que en esta Cámara de Diputados -lo digo amablemente- debería tomarse en cuenta. Me refiero a la acentuación de la concentración geográfica de los ingresos. Con este número tan exiguo, las provincias, las universidades y los centros de investigación de las primeras siguen siendo los más postergados.

Para ser breve, el daño más grave no es tanto la disminución del número, sino la ruptura de una cultura institucional que se fue creando en el Conicet y que sirvió de estándar y parámetro para otras instituciones del sistema científico y de la educación superior. Me refiero a esta idea de que, si uno estudia, después puede cursar el doctorado y la carrera científica es un destino posible para quienes se forman en ella.

Lo que ha pasado en estos últimos años es la ruptura de esta expectativa. Este es un daño bastante más gravoso porque no solo rompe la expectativa, sino también, para quienes somos más viejos, la posibilidad de seguir creando equipos, abrir nuevas líneas de trabajo y profundizar y continuar aquellas en las que estamos.

Provengo de las ciencias políticas. Soy partidario de las reglas de juego y de las instituciones. Las reglas de la democracia e institucionales son muy fáciles de entender. Voy a nombrar cuatro. La primera es la querida y luchada ley de financiamiento en Ciencia y Técnica que garantice no solo los fondos, sino también su previsibilidad. Quienes hacemos ciencia y técnica sabemos que nada es de un día para el otro. Y si no se sabe con qué se va a poder contar al año siguiente, por más que sea poco, es imposible hacer de la ciencia una actividad sustentable.

La segunda es la equidad de género. La arquitectura institucional del Conicet y sus instituciones favorecen en realidad la inequidad de género. Esto lo demuestran los datos -que después les podemos facilitar- respecto de la presencia y participación de las mujeres en cada una de las instancias de dirección de institutos, centros científico-tecnológicos y del directorio, como así también la proporción de investigadoras superiores.

La tercera es el convenio colectivo de trabajo, que se encuentra pendiente desde hace varios años.

Por último -no sé si esto es lo más importante, pero sí lo que me afecta más directamente-, la elección de representantes de los pares al directorio, que se hicieron en mayo del año pasado. En un acto extremadamente moderno, el escrutinio duró algo así como cinco segundos, porque consistió en poner un pendrive que calculaba el resultado. Este último se conoció el 31 de mayo. Es decir que dentro de un mes se va a cumplir un año.

Desde el 31 de mayo hasta hoy, el Poder Ejecutivo se está tomando el trabajo de designar a quienes estime que les corresponde formar parte del directorio. Por lo que tengo entendido, desde el 17 de enero esto se encuentra a la firma del ministro de Educación, habiéndose revisado las instancias legales del ex ministerio de Ciencia y Técnica y del propio Conicet. No sé qué tienen que revisar, pero lo han revisado. Entonces, no sé cuál es la explicación posible para que no se proceda en cuanto a las designaciones de quien el Poder Ejecutivo estime.

Hablando de reglas de juego, sería partidario de que se nombre a quienes fueron los más votados. Pero, en todo caso, que se nombre a alguien y se lo fundamente.

Creo que eso forma parte de este desinterés -por decirlo de alguna manera- por las reglas de juego y la vida institucional del Conicet. Esto no tiene que ver ni con el presupuesto ni con ninguna otra circunstancia externa. (Aplausos)

SRA. PRESIDENTA CASTRO Tiene la palabra el señor director del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias, doctor Alberto Kornblihtt.

SR. KORNBLIHTT Buenas tardes. Estoy muy emocionado de participar en esta reunión, que repite otras tantas, así como lo estoy de haber participado del plenario de directores de institutos que tuvo lugar en Córdoba, que fue un hecho absolutamente revolucionario en términos del nivel de discusión y de la capacidad que tuvieron todos de manifestar sus opiniones sin llegar a actuar de forma panfletaria e incluso atravesando diferencias ideológicas.

Creo que ese es el camino que hay que seguir y es un ejemplo no solamente para la ciencia argentina y la tecnología, sino también para el país.

Voy a hablar en particular de temas estratégicos. En este sentido, para mí hoy en día lo único que resulta estratégico es preservar a las jóvenes generaciones cuya formación superior fue invertida por este Estado.

Hoy en día estamos en una situación en la cual los mayores damnificados son los jóvenes que se prepararon durante años -como mencionó la doctora Ana Franchi- y quedan fuera del sistema por una política caprichosa instaurada por el presidente Macri, seguida por el ex ministro Barañao en su nueva vía, que es la vía de Macri, por Alejandro Ceccatto y por el directorio del Conicet, en el caso de aquellos que coinciden con esa política.

Esta última hace suponer que reduciendo el número de ingresos a la carrera del Conicet, los que estamos adentro vamos a estar mejor. Pero la prueba indicó que los que estamos adentro estamos mucho peor. Ello es así porque no hay plata para mantener los institutos y otorgar subsidios, que están devaluados. La agencia tiene subsidios de 10.000 dólares al año que no sirven para comprar más que cuatro reactivos a los laboratorios que trabajan en experimentación de mesada.

La agencia tampoco tiene dinero para pagar los equipamientos aprobados. Podría mencionar muchos otros ejemplos como estos.

Lo estratégico hoy es preservar a las jóvenes generaciones. No hay subterfugios ni hay pretextos porque se elaboró un plan en el cual se abrió la formación de doctores en números tales que no es posible que sólo un 15 por ciento o un 16 por ciento de los que pasaron todos los filtros entren al sistema. Además, se lo hizo con un mecanismo amañado, poco claro, que cada año cambia las reglas de juego.

Para resumir, estamos en presencia de una crisis institucional, de objetivos del Conicet en particular, presupuestaria y de incorporación de recursos humanos no solamente a nivel de investigadores, sino también de incorporación de CPA, es decir, de técnicos en la Carrera de Personal de Apoyo a la Investigación y Desarrollo.

El éxodo de investigadores que ya habían entrado a la carrera del Conicet, ya empezó. En mi instituto hay dos que decidieron volverse a Europa: uno a Inglaterra y otra a España.

También hay un éxodo del personal comprendido en el artículo 9° de la ley, que renuncia porque tiene sueldos miserables.

Finalmente hay un éxodo del personal de la CPA, que renuncia. En ese sentido, tengo otro CPA que también se va a España.

La situación es crítica. Si no se toman medidas ahora no se puede esperar a las elecciones. No podemos esperar a ninguna elección con la ilusión de que va a cambiar ni con la ilusión de que no va a cambiar.

Hay que resolver las cosas ahora. Hay que abrir la carrera del Conicet, conseguir los fondos para que la institución funcione y no seguir metiendo la tierrita debajo de la alfombra.

Quiero terminar diciendo que, como ustedes saben, pienso que el gobierno de Macri es el responsable de esta crisis sin precedentes, provocada en un sistema que tuvo una expansión virtuosa -con defectos por supuesto- durante doce años.

Sin embargo, ahora tenemos que aguantar una reducción mentirosa, donde constantemente se dice -las autoridades lo hacen- que está todo bien y el ex ministro expresa que es un ministerio privilegiado porque a otros les ha ido peor.

Los responsables de todo esto son el ex ministro y su secuaz, el doctor Ceccatto. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA CASTRO Tiene la palabra el señor Juan Manuel Sueiro, secretario General Adjunto de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), Capital.

SR. SUEIRO Soy trabajador del Conicet y el mes que viene voy a cumplir treinta años en el organismo.

Como bien señalaba Alberto, no hay antecedentes de una crisis de la magnitud que está viviendo el organismo actualmente. Esto ocurre toda vez que se considera que la inversión en ciencia y tecnología es un gasto absolutamente innecesario y que la generación y la transferencia de conocimiento no es algo central para la Argentina y fundamentalmente para la sociedad, que es quien sostiene esta actividad, como tantas otras, mediante de sus impuestos.

Efectivamente, a partir del 10 de diciembre de 2015 el conjunto de los trabajadores del Estado hemos sufrido una estigmatización muy fuerte. Hubo un desprecio profundo hacia el empleo público y esto ha generado diversos controles que fundamentalmente tienen que ver con hostigar a compañeras y compañeros que, como bien señalaron quienes me precedieron en el uso de la palabra, terminan presentando bajas, renunciando o yéndose del organismo.

Este organismo tiene una historia muy importante. Ha superado las crisis de 1994, de 2000 y de 2001. Pero cuando el 90 por ciento del presupuesto asignado a este organismo está destinado al pago de salarios, no es muy difícil explicar cómo hace para sostenerse.

La verdad es que cuando se priorizan actividades financieras, basta con observar cuáles son los niveles de stock de Leliq que tienen hoy los bancos. Si son 1.030 millones de pesos, con una tasa efectiva anual que arroja un monto de 850.000 millones de pesos, por día son 2.328 millones de pesos. Con esa cifra, solamente con la tasa de interés de un día, se puede financiar el sueldo anual de 2.500 investigadores del Conicet.

Creo que esa ecuación grafica el estado de situación en que hoy está el organismo y, en ese contexto, el conjunto de sus trabajadores.

Por lo tanto, en nombre de la Asociación de Trabajadores del Estado vamos a seguir profundizando, en un marco de unidad con toda la comunidad científica, la defensa de políticas públicas de un organismo que tiene que generar conocimiento y riqueza y no seguir apostando a un país agroexportador, sino, por el contrario, a una institución que incorpore valor agregado y conocimiento a la sociedad. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA CASTRO Tiene la palabra el señor decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de La Plata, doctor Mauricio Erben.

SR. ERBEN Buenas tardes a todos y todas. Muchas gracias por la invitación.

Soy investigador del Conicet y comparto lo que se viene vertiendo en cuanto a la idea del manifiesto de Córdoba.

Quisiera simplemente ser muy breve y traer a colación, desde el rol que me toca ocupar en este momento, que es ser decano de una facultad, la discusión acerca del rol que va a adoptar el Conicet respecto de su relación institucional con las universidades nacionales.

Creo que la historia que tiene el organismo en un país como el nuestro ha sido siempre la de tratar de utilizar una relación simbiótica. Dentro del sistema de ciencia y técnica, el organismo es preponderante, pero las universidades hemos jugado un rol no solamente en cuanto a la formación de recursos humanos, sino también en lo relativo al lugar donde se lleva a cabo la investigación, que es en muchos laboratorios de doble dependencia.

No quiero entrar en cuestiones puntuales ni muy coyunturales, pero el año pasado, en La Plata, vivimos situaciones que interpelan al Conicet respecto de si se trata de una crisis solamente presupuestaria o de una crisis más profunda, de sentido, de cuáles van a ser los objetivos, como decía el doctor Pecheny.

Me refiero a que los institutos de La Plata, en particular los que dependen de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, estuvieron al borde de cerrar sus puertas -de hecho, algunos lo hicieron durante enero- al no poder garantizar los gastos de funcionamientos mínimos. Cuando digo "gastos de funcionamientos mínimos" no me refiero a que no se podía comprar el último equipamiento, sino a que no se podían limpiar los baños.

Esta ha sido una situación muy complicada y, como digo, no se trata solamente de dinero. Ni hablar de la cuestión financiera, porque aun para un presupuesto como el del Conicet del año pasado, que era tan exiguo, estamos hablando de un monto de dinero muy pequeño para apagar un incendio tan grande como el que se estaba generando, donde institutos de investigación estuvieron a punto de cerrar porque no podían garantizar el pago de los gastos mínimos de funcionamiento.

La preocupación de las universidades nacionales en general y de la Universidad Nacional de La Plata en particular es cuál es el rol que tiene la actual política del Conicet respecto de su articulación con las primeras. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA CASTRO Los días martes, en simultáneo, se da el trabajo en el ámbito de las comisiones. Por eso quiero nombrar a los integrantes de la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva que se encuentran presentes, como su vicepresidente segundo, diputado Roberto Salvarezza, su vicepresidenta primera, diputada Brenda Austin, la diputada Alonso y los diputados Rauschenberger, Ramos y Filmus. A medida que vayan concluyendo otras reuniones de comisiones se irán sumando más diputados y diputadas.

También han llegado otros miembros del directorio del Conicet.

Tiene la palabra el doctor Roberto Rivarola, director del Conicet.

SR. RIVAROLA Buenas tardes a todos. Acabo de llegar y la verdad es que no pensaba que iba a hablar tan pronto.

Quiero expresar la preocupación que tenemos en el Conicet por el magro presupuesto aprobado para este año y las importantes reducciones que se han producido el año pasado en la financiación de unidades ejecutoras. Sabemos que algunas, las más beneficiadas, han sido financiadas en un 40 por ciento. Esto implica una dificultad para desarrollar el trabajo.

También debo señalar la falta de presupuestos para los Proyectos de Investigación de Unidades Ejecutoras (PUE) y los Proyectos de Investigación Plurianuales (PIP), respecto de los cuales estamos muy atrasados y necesitamos bastante dinero.

El Congreso Nacional aprobó un presupuesto de 500 millones de pesos para el Conicet, pero no se ha efectivizado. Valga entonces esta oportunidad para hacer público nuestro reclamo, a fin de que se efectivice ese desembolso de dinero que sería fundamental -ya lo tenemos pensado y distribuido- para agilizar, poner al día y aggiornar los proyectos de Investigación Plurianuales y de Investigación de Unidades Ejecutoras, entre otras cosas.

La situación es tal que los dineros van llegando de una manera muy lenta. Permanentemente insistimos ante la Secretaría de Ciencia y Tecnología en cuanto a la ejecución de los presupuestos prometidos, como así también respecto del incremento de los existentes.

Tenemos muchos problemas para el funcionamiento, ya que hemos tenido una emigración de 200 personas en la sede central del Conicet. Eso es muy importante. Estamos trabajando en una situación de mínima, por decirlo de alguna manera, por lo que necesitamos efectuar una reactivación.

El jueves estuve en un programa de televisión regional en Rosario. Allí me preguntaron qué es lo que espero. Mi respuesta fue que lo que espero es que retomemos el camino iniciado en otros tiempos, ya que eso significaba que se había tomado conciencia, a nivel de gobierno y de pueblo, de que la ciencia y la tecnología jugaban un rol fundamental para el desarrollo del país y el bienestar social. Esas son cuestiones respecto de las cuales no vamos a bajar los brazos.

Hoy estuvimos recibiendo a los jóvenes investigadores que no ingresaron al Conicet. Esa es otra situación a resolver y que tiene que ver también con todo el entorno y la falta de presupuesto no solamente del Conicet, sino de los otros organismos de ciencia y tecnología que no pueden absorber a aquellos investigadores que se han formado durante siete años y a los que desgraciadamente el sistema no acoge, en tanto que el medio socioproductivo lo hace a cuentagotas. Esa es una realidad.

En otros lugares sucede exactamente lo contrario en lo que hace a las proporciones. Pero vivimos en la Argentina, nuestra realidad es esta y tenemos que procurar producir esa nueva concientización de lo que significan la ciencia y la tecnología en la sociedad.

Eso es muy importante y no vamos a bajar los brazos. Seguiremos insistiendo en esto porque somos investigadores y estamos muy empeñados en que la situación cambie.

Estamos profundamente preocupados. Hoy los investigadores jóvenes nos decían: "porque ustedes, la patronal, y nosotros..." Yo les contesté: "¿la patronal? No, la verdad es que yo estoy aquí porque me eligieron los compañeros". Eso fue en una elección que tuvo lugar hace más de dos años, con Roberto Salvarezza. Íbamos juntos, de alguna manera, para plantear una continuidad en el trabajo y en lo que se venía desarrollando. Y me siento hasta como una suerte de diputado dentro de la estructura del directorio.

Por supuesto que seguiremos insistiendo. No podemos callarnos porque hay una persona que dice que eso no se puede hacer. Eso es lo que nos sucede.

Estoy empezando a cansarme de las promesas y de los no cumplimientos y quiero que de alguna manera las promesas se hagan realidad.

No los voy a cansar con la lata, pero abogo realmente porque retomemos el camino del desarrollo científico y tecnológico iniciado hace algunos años.

Es tiempo de revertir esas situaciones y producir cambios. Y en un futuro próximo debemos ser muy conscientes de que nuestras decisiones pueden ser fundamentales para retomar ese camino. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA CASTRO A continuación hará uso de la palabra el señor director del Instituto de Química Física de los Materiales, Medioambiente y Energía, doctor Ernesto Calvo, quien por razones de tiempo debe retirarse antes.

SR. CALVO Muchas gracias por darme la oportunidad de exponer. En unos minutos tengo que ir a dar una clase de Nanotecnología para no científicos -es decir, abogados y demás- en la Facultad de Ciencias Económicas.

Quiero referirme a este aparatito que tengo en mi poder [muestra un celular inteligente]. Quiero hablarles a los legisladores, porque mis colegas ya saben esto. Concretamente, este aparatito tiene 18.000 millones de transistores. Lo hizo Samsung, una empresa coreana.

En 1960 Corea era un país agrícola mucho más pobre que la Argentina y nos veía como pertenecientes al Primer Mundo.

Hoy Corea tiene Samsung, además de LG y un montón de compañías que ustedes conocen.

Este es el valor de lo que nosotros hacemos, es decir, el de la ciencia y la tecnología.

Desgraciadamente, esta misma tecnología sirvió para que mediante mecanismos financieros terribles se robaran de la Argentina 15.000 millones de dólares que vinieron del Fondo Monetario Internacional y salieron en una semana. Esta es una consecuencia no querida de la tecnología. Pero me parece que es un muy buen ejemplo para tener en cuenta el valor de la ciencia.

La ciencia desborda. No hay ciencia aplicada y ciencia básica. El que inventa estas cosas se pasó la vida haciendo ciencia básica y por eso se le ocurren cosas que pueden servir.

Este es un buen ejemplo del resultado de la ciencia con aplicaciones a la sociedad, lo que ha sido explosivo. Por ello creo que todos tienen uno de estos aparatitos acá. (Aplausos.)

SR. LABORDE Buenas tardes. Retomando lo expresado por Ernesto -que comparto-, quiero decir que eso no se hizo en la Argentina.

El problema es cómo logramos que la ciencia buena, de calidad, pueda ayudar a mejorar la calidad de vida de todos los argentinos.

Respecto de la situación actual del Conicet, adhiero a todo lo que ha dicho el doctor Roberto Rivarola: tenemos un problema de coyuntura serio que es la desfinanciación del Conicet, que se maneja con un presupuesto pergeñado por el Poder Ejecutivo pero aprobado por el Poder Legislativo. Es decir, los fondos que tenemos para el funcionamiento del instituto son los que aprobó la Cámara de Diputados.

En ese sentido, cada vez tenemos menos fondos para el funcionamiento. El porcentaje que insume el rubro de salarios y becarios es cada vez mayor y en la actualidad asciende aproximadamente al 94 por ciento, mientras que solo el 6 por ciento se destina al pago de gastos de funcionamiento.

Obviamente, el directorio está haciendo todos los esfuerzos posibles para conseguir esos 500 millones de pesos que decía Roberto. Incluso ya hemos decidido dónde iría ese dinero: básicamente a unidades ejecutoras y proyectos. Pero lo cierto es que no lo tenemos.

El otro problema del Conicet son los ingresos a las carreras. En mi opinión esto se enmarca en una discusión a largo plazo respecto de cuál es la política de recursos humanos en el área de la ciencia que quiere tener nuestro país. El programa de becas que inició el Conicet en 2004, cuando el secretario era el ingeniero Tulio del Bono, contemplaba mil becas, para que quedaran unas quinientas que pidieran ingresar a la carrera de investigador y llegar a una relación de aproximadamente tres investigadores por cada habitante económicamente activo. Ese era el valor que en esa época tenía Portugal.

En ese momento el producto bruto interno destinado a Ciencia y Técnica era aproximadamente del 0,4 por ciento.

Durante la gestión de Tulio del Bono llegó al 0,6 por ciento.

Posteriormente, en la primera época de la gestión de Lino Barañao llegó al 0,68 por ciento.

El objetivo inicial que tenía el equipo en aquella época, en 2004, era, por un lado, llegar a una relación de tres investigadores por cada habitante económicamente activo, y por el otro, que se destine el 1 por ciento del producto bruto interno al área de Ciencia y Técnica, con la esperanza de que esa proporción pudiera llegar al 1,5 por ciento. Eso quedó absolutamente trunco y ahora estamos muy por debajo del 0,68 por ciento.

Esto tendría que ir acompañado por una política en materia de recursos humanos. Lo que vemos es que este programa de becas que tiene el Conicet -que realmente es el mejor programa de formación de recursos humanos que hay en la Argentina- es muy eficiente porque más del 70 por ciento de los becarios financiados por el Conicet obtienen su título de doctor. Aproximadamente el 60 por ciento de los doctores obtienen ese título con becas del Conicet. Pero resulta que cuando largamos al mercado a todos estos doctores que formamos, luego aparecemos como los culpables de que no puedan ser incorporados en su totalidad.

Entonces, acá hay un problema serio porque no tenemos una política de ciencia y técnica. El Conicet no es el único organismo en esa materia, sino que hay unos cuantos más y en ellos incluyo a las universidades. Pido disculpas a los representantes de las universidades por decir esto, pero como durante toda la gestión anterior el Conicet proveía desde seiscientos hasta ochocientos investigadores por año -en algunos casos se llegó al número de novecientos- las universidades se despreocuparon de sus cargos de dedicación exclusiva, los dividieron en cuatro y así obtuvieron más cargos de dedicación simple.

Respecto del funcionamiento de las unidades ejecutoras, también se tomó como costumbre, de alguna manera, que si bien son de doble pertenencia o dependencia -el Conicet y la universidad- el que siempre ponía el dinero para el funcionamiento era el Conicet. Lamentablemente, a partir de este gobierno, donde evidentemente hay una clara intención de desfinanciar al Conicet, obviamente este no puede cumplir este rol en forma plena. Por ende, espera que nuestros socios universitarios puedan colaborar en ese sentido.

Por otra parte, en el Conicet tenemos dos problemas a largo plazo. En algún momento -no en esta coyuntura- se tendría que discutir, precisamente en esta Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, cuál debería ser la política de ciencia y técnica de la Argentina. Tenemos un desbalance fenomenal en las disciplinas, ya que algunas son muy abundantes y otras tienen una carencia importante. A modo de ejemplo voy a citar dos que no son precisamente de mi área: Biología y Veterinaria. Ambas son muy importantes para la Argentina.

El otro desbalance fenomenal que tenemos es el geográfico. Doy un solo dato: este año entraron 300 nuevos investigadores por el rubro de convocatorias generales y de temas estratégicos. Más de cien fueron a las universidades de Buenos Aires y de La Plata. Los otros ciento cincuenta deberían haber ido a las universidades más pequeñas del interior del país y del Conurbano, pero por un error de implementación del directorio fueron nada más que ochenta y ocho. Entonces, en la próxima convocatoria vamos a tratar de que ese número se aproxime lo máximo posible a ciento cincuenta.

Lo que quiero decir es que más allá de la coyuntura de desfinanciación a la que nos somete este gobierno -esto es claramente así y estamos haciendo todo lo posible a fin de que nos otorguen un mayor presupuesto para los gastos de funcionamiento- estamos tratando de que nos den una recomposición salarial, porque la cantidad de gente que se nos está yendo es importante, tanto en la parte administrativa como en el área de investigación. Para eso hoy estuvimos reunidos con el secretario Aguado y le solicitamos una recomposición salarial y una mayor cantidad de recursos para ingresos.

Tenemos un problema de fondo: en este país no tenemos una política de ciencia y tecnología. Creo que el ámbito adecuado para empezar a discutir en serio esa política es esta Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Cámara de Diputados. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA CASTRO Tiene la palabra la doctora Graciela Ciccia, miembro del directorio del Conicet.

SRA. CICCIA Para los que no me conocen quiero decir que represento en el Conicet a los directores independientes, al sector productivo. Voy a efectuar algunas reflexiones a título personal y otras en nombre del directorio porque son cosas que hemos hecho en conjunto.

No sé si todos saben que cuando el ministerio bajó a la categoría de secretaría, el directorio en su totalidad dirigió una nota al señor presidente de la Nación considerando que eso constituía un error estratégico. Esto lo seguimos diciendo, pues pensamos que la Argentina merece un Ministerio de Ciencia y Tecnología.

Me puse muy contenta cuando me enteré del evento que estaban haciendo en Córdoba. Me pareció genial que se juntaran directores de institutos -probablemente algunos se vieron por primera vez- para hablar del futuro. El hashtag decía: sin ciencia no hay futuro. Pienso lo mismo.

Pero no es solamente del Conicet, sino que hay un sistema nacional de innovación con muchos organismos públicos y un sistema productivo que debe incorporar investigadores y desarrollo tecnológico para ser competitivo. Entonces, creo que no solo tenemos que pensar en que este es un tema presupuestario.

Respecto de la designación de los investigadores como miembros del directorio que fueron elegidos por sus pares, estoy absolutamente de acuerdo en que se incorporen lo antes posible. Para que tengan una referencia, mi terna fue elevada en diciembre de 2015, cuando el representante del sector productivo no estaba en el directorio del Conicet porque se había ido a ITEC y yo fui designada en febrero de 2017. Creo que los tiempos burocráticos a veces no tienen nada que ver con lo político. En mi caso, eso es lo que se tardó para designarme en el directorio del Conicet.

Quiero formularles una pregunta: ¿cuántos de ustedes participaron en el plan estratégico que el Conicet formuló y está formulando? Dicho plan tiene muchas comisiones que han estado trabajando con directores de institutos, investigadores, una comisión asesora regional, un comité de enlace integrado por los doctores Laborde y Tamarit y por mí. Hemos trabajado durante muchísimas horas, revisando el funcionamiento y la estructura del Conicet y analizando hacia dónde va esta institución, que tiene sesenta años y resoluciones de la misma antigüedad. Entonces, los invito a participar activamente porque es muy difícil que pueda mirarse una institución que no tiene un plan estratégico.

Respecto de la asociación con las universidades, desde que estoy en el directorio del Conicet se ha hecho un enorme esfuerzo para considerarlas como socios estratégicos. Los ingresos llamados de investigación, desarrollo e innovación para universidades de menor desarrollo relativo, fueron una propuesta para tratar de generar mejores asociaciones. Estamos totalmente convencidos de que el Conicet tiene que seguir en ese camino de asociación estratégica con las universidades y otros organismos. En ese sentido, hemos firmado acuerdos con el SENASA y el INTA creando unidades ejecutoras mixtas.

Respecto de los jóvenes, los que me conocen más saben que es una de mis inquietudes. Para mí los jóvenes investigadores no solamente tienen un camino que es ingresar en la actividad académica y científica de los organismos públicos, sino que también pueden generar empresas de base científica y tecnológica.

En este período el Conicet ha cambiado muchas reglamentaciones para que los doctores y los posdoctorados puedan crear sus empresas de base tecnológica y en otros ámbitos que no son los de la ciencia y la tecnología clásica. Me refiero a iniciativas del Ministerio de Producción, como las leyes de emprendedores y de economía basada en el conocimiento. Esta última, cuyo proyecto fue debatido en la sala que está aquí al lado con una cantidad de público equivalente al doble del que se encuentra en esta reunión, propone la incorporación de investigadores y de investigación y desarrollo en las empresas, porque el futuro también está ahí. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA CASTRO Tiene la palabra el señor vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, doctor Luis Baraldo.

SR. BARALDO Creo que todos los que estamos acá sabemos el vínculo estrecho que en la Argentina tiene el desarrollo del Conicet con las universidades nacionales. Desde siempre, para las universidades fue central la participación en la creación del conocimiento en general en todas las áreas y disciplinas. El vínculo con el Conicet definitivamente galvaniza esa actividad. Nuestra historia es tal que el Conicet realmente ha jugado un rol importante en el sentido de lograr que nuestras universidades sean centros de producción del conocimiento.

La verdad es que la experiencia es completamente distinta para una universidad que está participando de la creación del conocimiento. En la actualidad esto no es accesorio, porque cuando hablamos de producción del conocimiento no estamos hablando de una cosa sofisticada, sino literalmente del trabajo de hoy, no de mañana. Estamos en una sociedad donde el trabajo está centrado alrededor de nuestra capacidad de producir conocimiento y usarlo para poner valor agregado; no es el futuro, estamos hablando del trabajo de los argentinos de hoy. En ese sentido, claramente la universidad tiene un rol. Es nuestra responsabilidad principal y la universidad está fuertemente vinculada con eso.

En lo particular -como quizá varios de los que estamos aquí, porque calculo a ojo que tenemos edades parecidas-, me tocó estudiar en una universidad que de ninguna manera estaba vinculada con el conocimiento. Me tocó estudiar en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. En 1982 ingresé a una facultad que estaba rota por su historia previa.

Por circunstancias concretas -la persecución a los investigadores- durante años nuestra facultad no pudo tener continuidad en sus programas de investigación, sencillamente por la historia que ya conocemos y por la ruptura institucional que tuvo la universidad. La experiencia que tuve fue muy distinta de la experiencia que por suerte podemos tener hoy.

Así como señalamos problemas que son claros y agudos en el sentido de que estamos atravesando una grave coyuntura que nos preocupa mucho y coincido en que hay que discutir acerca del futuro, también tenemos una coyuntura que pone en peligro lo que tenemos hoy. Quiero decir que en buena medida hemos tenido una historia de éxito porque si hoy tenemos muchos jóvenes investigadores que han terminado sus doctorados es porque supimos generar un sistema capaz de formarlos. Por supuesto que ese sistema está asentado en las universidades nacionales, a partir de este vínculo estrecho que tenemos con el Conicet. Eso es realmente una historia de éxito. Que nos falta, nos falta, pero dimos un importante paso adelante, en el sentido de generar la masa crítica que nos permitiera tener la cantidad de investigadores necesarios para aceptar otros desafíos.

Me tocó formarme en la década del 90, cuando los desafíos que teníamos eran continuar con la investigación y procurar que no se nos fuera toda la gente para que la siguiente generación no tuviera que empezar de cero nuevamente.

De manera tal que hemos superado metas, somos capaces y, en mi opinión, estábamos ante una oportunidad histórica porque realmente teníamos un sistema que había crecido lo suficiente para encarar otros desafíos.

Sin embargo, hoy sabemos que estamos ante una crisis severa y no podemos esperar porque no estamos preparados para eso. En otras palabras, el presupuesto de la universidad no tiene la capacidad suficiente para suplir la crisis que está enfrentando el Conicet. En este momento no tenemos cargos para ofrecerle o para impulsar un proyecto de investigación. Aún los moderados efectos de los programas que tienen las universidades prácticamente no pueden hacer mella por el tamaño de la crisis que tenemos.

A pesar de esto, insisto en que si bien la situación es grave, puede revertirse. El hecho de que tantos jóvenes se presentaran en el Conicet significa que todavía tenemos ese ímpetu y la gente, con lo cual la situación aún es reversible.

Honestamente creo que dentro de pocos años esto no va a ser así porque ese impulso no durará siempre.

Por lo tanto, insto a los miembros de esta Honorable Cámara a tomar una medida urgente para cambiar este rumbo. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA CASTRO En nombre de los diputados de los distintos bloques que integran esta comisión quiero decir que vamos a solicitar que se convoque a una sesión especial para tratar todos los temas que tienen que ver con la ciencia y la educación. Muchos de los diputados que son miembros de esta comisión integran, a su vez, las comisiones de Educación y de Cultura. Por ejemplo, el diputado Filmus es el presidente de esta última comisión.

Los legisladores hemos presentado muchas iniciativas relacionadas con pedidos de informes, proyectos de resolución y reasignaciones presupuestarias.

Asimismo quiero señalar que el proyecto de ley de financiamiento cuenta con la correspondiente sanción del Senado y desde hace tres años venimos solicitando al presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda el tratamiento de esa iniciativa. Hemos dado todos los pasos reglamentarios que corresponden.

Vamos a continuar con la lista de oradores. A fin de que todos y todas puedan ser escuchados, ruego a los expositores que sean sintéticos en sus intervenciones.

Tiene la palabra la señora directora del Instituto de Biología Celular y Neurociencia, doctora Herminia Brusco.

SRA. BRUSCO Buenas tardes. No pensaba hablar, vine a escuchar. Pero quiero decir una cosa en respuesta a lo que se planteó respecto de los institutos compartidos entre el Conicet y las universidades.

Sinceramente no estoy tan de acuerdo con que el funcionamiento de los institutos corra por única responsabilidad del Conicet porque las universidades ponen mucho de infraestructura. Si uno hace un balance entre el dinero que ingresa para afrontar gastos de funcionamiento y todo lo que está detrás -energía eléctrica, gas, internet, ordenanzas, etcétera- puede observar que se trata de algo compartido que ha sido muy positivo en esa conjunción, por lo menos con la Facultad de Medicina de la Universidad Buenos Aires, donde me tocó lidiar personalmente con un montón de construcciones y demás. Fue algo muy positivo y realmente es muy lastimoso que se vuelva para atrás en todo eso. Disculpen, pero es lo único que voy a decir.

A lo mejor los convenios entre el Conicet y otras instituciones que no sean universidades son más fáciles. Me refiero, por ejemplo, a las fundaciones, en las que los montos que se manejan son otros. Estimo que las universidades nacionales tienen montos restringidos y a veces se hace más difícil.

Creo que volver a esa conjunción con las universidades, en cuanto a la formación de recursos humanos para avanzar en esa tarea conjunta sería muy positivo para todos.Perdón, doctora Ciccia, ¿por qué no podría haber habido discriminación ideológica en su caso?

SRA. PRESIDENTA CASTRO Celebramos que se dé el debate porque esta es la casa del pueblo y todos y todas son bienvenidos para debatir, pero les pedimos que sea en un marco de búsqueda de soluciones y respuestas.

Creo que ante esto y considerando que finalmente la designación de mi compañero Salvarezza se terminó judicializando, la existencia de demoras -el Estado también incurre muchas veces en ellas-, el dictado de un decreto de desburocratización y el hecho de que no hemos visto resultados, la Presidencia de esta comisión y todos los diputados y diputadas presentes nos comprometemos a buscar alguna alternativa legislativa relacionada con la posibilidad de establecer plazos para las designaciones, a fin de que se efectivicen en el menor tiempo posible. Esto permitirá que la institucionalidad se pueda llevar adelante, dado que claramente hay un modelo que no está priorizando el tiempo. Es decir, son votados y no pueden ejercer ni asumir.

Continuamos con la lista de oradores.

Tiene la palabra el doctor Maximiliano De la Puente, del Centro de Investigaciones Sociales. Es un becario.

SR. DE LA PUENTE Buenas tardes. En realidad soy ex un becario posdoctoral del Conicet y actualmente tengo un cargo de dedicación exclusiva en la Universidad Nacional de Moreno producto del Programa de Incorporación de Docentes Investigadores a las Universidades Nacionales (Pridiun), que tuvo lugar para la primera camada de los investigadores que fuimos expulsados del Conicet, es decir, la Red Federal de Afectados. Sigo perteneciendo a la Red Federal de Afectados de los años 2017, 2018 y 2019.

Quiero hablar de algunas cuestiones para complementar lo que dijo mi compañero Miguel. Por un lado, me parece importante volver a poner en escena este Programa de Incorporación de Docentes Investigadores a las Universidades Nacionales, teniendo en cuenta lo que se discutió en esta jornada en relación con la importancia que tienen las universidades nacionales para el sistema público de ciencia y tecnología, la grave crisis del Conicet y, sobre todo, lo que dijo antes mi compañero Miguel respecto del enorme efecto de acumulación por el que calculamos que el año próximo 3.000 investigadores serán expulsados del sistema científico y tecnológico.

Obviamente, este es un efecto que se viene dando en los últimos años en relación con la enorme cantidad de becarios doctorales que pudieron completar sus doctorados y sus becas gracias al apoyo de una política pública de ciencia y tecnología y de la sociedad argentina, que invirtió en esos becarios que ahora terminan siendo expulsados.

Desde ese lugar me parece clave destacar la importancia de volver a poner en escena el Pridiun, a fin de que los investigadores se reincorporen a las universidades nacionales. Eso fue así para mi camada, del año 2016. Fuimos los primeros investigadores que quedamos afuera en esta administración nacional, en diciembre de 2016. Pero no fue así para las camadas de 2017 y 2018.

Entonces, en este sentido justamente una enorme cantidad de investigadores quedaron absolutamente afuera del sistema científico, como lo explicó Miguel y como todos ustedes bien lo saben.

Por lo tanto, volvemos a decir que este es un problema urgente, del presente, no una coyuntura del futuro. Como dijo Miguel, algunos no somos jóvenes para nada. Por el contrario, en realidad es una enorme camada de investigadores de treinta años de edad en adelante, que se están quedando afuera del sistema científico y que tampoco pueden ingresar a las universidades nacionales.

Obviamente que el Pridiun fue producto de la lucha política que dimos en aquellos años, en 2016 y 2017, lo que nos permitió obtener ese programa. Pero no fue así en el caso de los investigadores de la Red Federal de Afectados de los años siguientes, es decir, de 2018 en adelante.

En relación con la cuestión etaria también me parece importante instalar justamente el tema de la ley que se sancionó, que eliminaba los topes etarios para el ingreso a la carrera de investigador científico en el Conicet. Evidentemente este fue un paso adelante para eliminar toda cuestión discriminatoria referida a la edad. Recién el diputado Filmus dijo que entró al Conicet con más de cuarenta años. Es decir que eso fue fundamental.

Sin embargo, si bien es cierto que ese fue un muy buen paso que permitió un gran avance en ese sentido en la totalidad de los niveles del sistema científico, también lo es que en las universidades nacionales, en los proyectos de investigación de agencia y demás, en muchos casos sigue habiendo discriminación etaria. Hay topes de edad para presentar proyectos de investigación y presentarse a becas, entre otras cosas.

Entonces, esta es otra cuestión por la que hay que seguir trabajando para que los topes etarios no solamente queden eliminados en el Conicet, sino también en las universidades nacionales y en otros organismos de ciencia y técnica. Incluso para la situación de los investigadores que en su momento quedamos pendientes, en ese limbo en el que nos puso el Conicet cuando cambió la ley que eliminaba los topes etarios, nos sometió a una nueva evaluación y los criterios de evaluación no fueron claros, transparentes ni equitativos.

Por lo tanto, en ese punto hay un retroceso muy grande porque si bien existe la ley, si los criterios de evaluación no son adecuados y transparentes o no se aplican correctamente también estamos en un problema. Esto lo digo como miembro de la Red Federal de Afectados, por un lado, y de la Comisión contra la Discriminación Etaria en Ciencia (CODEC), por el otro.

Entonces, estas cuestiones me parecen centrales. En primer término, se debe procurar una inserción de los investigadores, los becarios doctorales o posdoctorales y los doctores que fueron expulsados del sistema científico, a fin de que sean reincorporados o incorporados a las universidades nacionales.

En segundo lugar, hay que lograr una ampliación no solamente de los ingresos al Conicet, sino también del Pridiun, es decir, de la incorporación de investigadores a las universidades nacionales.

En tercer término, se debe procurar la plena aplicación de la eliminación de los topes etarios en relación con todo el sistema científico-tecnológico.

Finalmente, hay que lograr una adecuada evaluación del Conicet, porque también podemos ver que esa cuestión -que no solo es legal, sino también cultural- está lejos de ser erradicada y hay mucho trabajo por hacer en ese sentido. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA CASTRO Tiene la palabra el señor Osvaldo Uchitel, miembro del Consejo Directivo del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias.

SR. UCHITEL Señora presidenta: no pensaba hablar, pero siendo un investigador con más de cincuenta años en el Conicet que nunca consideró a su directorio, a sus demás miembros y a sus pares como una patronal, luego de escuchar el discurso de algunos integrantes del directorio -salvo a otros, muy honrosos- creo que debo hacerlo porque, en verdad, parecen serlo. Es increíble ver que hayan traído un discurso de división, que planteen cuestiones de la universidad, cuando ese no era el punto, y que justifiquen el incumplimiento de las leyes por problemas burocráticos. Realmente, me pongo en el lugar de los no tan jóvenes, o jóvenes, investigadores cuando empiezan a decir que son la patronal.

Yo pensé que iba a escuchar del directorio el informe de lo que han hecho durante este tiempo para tratar de superar la crisis o los reclamos que han elevado al Poder Ejecutivo; pero no me he encontrado con nada de eso.

Estoy muy decepcionado. No es casualidad que se hayan reunido en Córdoba más de cien directores de institutos, totalmente alejados del directorio del Conicet y de forma independiente, y que el alma mater de dicha institución no haya tenido nada que ver. Eso me habla de una disociación clara, situación que me lleva a reflexionar.

Por eso quise tomar la palabra, para decir a los miembros del directorio que tienen la obligación de liderar la solución de la crisis; no pasársela a la universidad. (Aplausos.)

SRA. PRESIDENTA CASTRO Tiene la palabra