Expresarse en desagravio al Pueblo de San Luis por la ausencia y negación a la firma del Acta del Bicentenario del Gobernador de esa provincia Alberto Rodríguez Saá, en ocasión de la celebración de los dos siglos de la Declaración de la Independencia.

Señor presidente:

La Declaración de la Independencia, y luego la organización del Estado, significaron entre otras cosas, pero fundamentalmente, que las provincias‎ y sus caudillos dejaran de lado sus proyectos individuales –a veces signados por motivos menores- para acordar un destino común bajo la guía de unos pocos y basales principios, a partir de los cuales constituir una nueva Nación.

Todas las declaraciones de la Historia, en ese sentido, son actos constitutivos y reafirmativos de esa Nación.

En nuestro caso, la Nación todavía está en formación; queda mucho por hacer y lo que se haga para manifestar la convicción y el compromiso con ese todo que nos identifica, debe hacerse.

El Acta del Bicentenario, firmada este 9 de julio en la Ciudad de San Miguel de Tucumán por todas las Provincias excepto San Luis, en el marco de la celebración del Bicentenario de la Independencia, es una más en ese sentido; nada más y nada menos.

Fue precedida por el acta homóloga rubricada por los Senadores y Diputados de la Nación reunidos en Asamblea Legislativa en la misma ciudad el día 6 de julio.

Nadie debió sentirse al margen, ni los funcionarios, ni los ciudadanos “de a pie”, porque todos debemos encolumnarnos para cumplir esa misión, la de constituir una Nación.

El mejor homenaje a los próceres de Tucumán, que dejaron de lado no ya mezquindades sino convicciones profundas, en pos de ser soberanos, es acompañar estas iniciativas.

En nuestro caso, comprobamos con tristeza, que quien tiene la obligación de llevar la palabra del pueblo de la Provincia de San Luis a actos de esta trascendencia, decidió no hacerlo . Sin tomar en cuenta el valor simbólico del acto, la trascendencia para los tiempos, la calidad del homenaje al Bicentenario, y la importancia que implica para la unidad nacional una evocación colectiva de esta magnitud, prefirió estar ausente amparándose en excusas insustanciales que evidencian secundarias disputas intestinas.

Esta actitud habla a las claras de cuál es la visión que tiene el Gobernador respecto del papel que cumplen las provincias en la conformación de un país: ninguna.

Firmar el Acta fue –como en 1816- un acto de reafirmación de la voluntad colectiva por encima de los caprichos y veleidades caudillistas provinciales, y el pueblo de San Luis se vio privado de participar de ello.

No cabe duda de que el sentir del Pueblo de San Luis, a quien Juan Martin de Pueyrredón represento tan dignamente en las deliberaciones del Congreso de Tucumán de 1816, es haber estado representado simbólicamente una vez más allí, en la evocación bicentenaria de la Independencia y en la reafirmación de los objetivos que aquella Declaración tuvo y que ésta quiso actualizar. Haberlo privado de ello configura una ausencia y desestima el compromiso con los tiempos y las generaciones venideras que su firma implica, y que de ninguna manera puede ser ‎convalidado ni atribuido a la voluntad popular.

La democracia representativa nos exige a los representantes elegidos por el voto popular una actitud generosa, responsable y de desapego a los impulsos o intereses personales que nada tienen que ver con lo que es el sentir del ciudadano trabajador, alejado de las disputas coyunturales de quienes ostentan el mandato‎.

El Gobernador de San Luis Alberto Rodríguez Saá ha faltado a un deber ético y político propio de la representación de la que está investido, y que debe ejercer por encima de los intereses personales, coyunturales y materiales. Esto en nada representa la vocación ciudadana orientada a la consolidación de la Nación Argentina que el Pueblo de San Luis tiene, como digno heredero de los hombres y mujeres heroicas que la provincia ofrendó sin condiciones para la libertad de la patria y de América.

Es por ello que solicito a los Sres. Diputados que acompañen esta expresión de desagravio al Pueblo de San Luis, por la ausencia y negación a suscribir el Acta del Bicentenario del Gobernador Alberto Rodríguez Saá.