PROYECTO DE TP


Expediente 5472-D-2016
Sumario: DECLARAR DE INTERES DE LA H. CAMARA LOS 100 AÑOS DE LA ASUNCION DE HIPOLITO YRIGOYEN, PRIMER PRESIDENTE ELEGIDO POR SUFRAGIO SECRETO Y UNIVERSAL, AL CUMPLIRSE EL 12 DE OCTUBRE DE 2016.
Fecha: 24/08/2016
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 112
Proyecto
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:


Declarar de interés de esta Honorable Cámara, la conmemoración por los 100 años de la asunción de Hipólito Yrigoyen, primer presidente elegido por sufragio secreto y universal, a cumplirse el 12 de octubre de 2016.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


Las elecciones del 2 de abril de 1916 fueron en la historia argentina las primeras elecciones presidenciales en adoptar la Ley Sáenz Peña, garantizando el voto secreto y obligatorio. Hipólito Yrigoyen se convirtió así en el primer ciudadano en ser elegido por éste medio, y el primer mandatario reelecto a través de dicha reglamentación electoral en 1928.
Encontramos innumerables logros que pueden ser divididos en políticas específicas, pero los más destacados son los efectos generados en la sociedad, la cual transcurría un momento único, con una joven e incipiente democracia.
En su política económica, mostró una tendencia que se apartaba del liberalismo clásico. Sostenía la intervención del Estado, por lo que sus grandes metas eran expandir la economía y modificar la distribución de la riqueza. Si bien la Primera Guerra Mundial entorpeció sus planes, manteniendo la posición neutral, logró sostener la exportación de alimentos y artículos industriales abasteciendo a los aliados.
Desde los inicios de su gobierno, Yrigoyen mostró interés y preocupación por Yacimientos Petrolíferos Fiscales. A lo largo de su presidencia presentó al Congreso distintos proyectos destinados a fomentar la explotación de hidrocarburos y a la nacionalización de los mismos. Su interés por la defensa del combustible líquido y el dominio estatal del mismo era tal que en la única oportunidad en la que delegó la presidencia fue en 1918, para visitar las instalaciones de Yacimientos Petrolíferos Fiscales en Comodoro Rivadavia. Ante la falta de tratamiento del Congreso de los proyectos enviados por el Ejecutivo, Yrigoyen dictó un decreto el 3 de junio de 1922, organizando Yacimientos Petrolíferos Fiscales en una Dirección a cargo del General Enrique Mosconi, en dependencia del Ministerio de Agricultura.
Esta fue una de las grandes banderas que Yrigoyen entregó al pueblo: la nacionalización del petróleo. Bandera de emancipación continental que dio para que fuera custodiada con fervor por el pueblo. Gran perspectiva abierta al futuro, fue una de las decisiones más destacadas de su gobierno en cuanto a nuestra soberanía y un avance sustancial en la política económica.
Hubo grandes avances también en lo que respecta a la tierra: logró sancionar leyes de arrendamientos rurales que protegían a los chacareros frente a los propietarios. En el mismo sentido, reorganizó el Banco Hipotecario Nacional para apoyar a los pequeños propietarios rurales. Creó la Marina Mercante Nacional, impulsó políticas de expansión y fortalecimiento de los ferrocarriles estatales enfrentándose a las poderosas empresas extranjeras.
En lo educativo, apoyó y contribuyó con la Reforma Universitaria de 1918, que reclamaba el cogobierno estudiantil; la autonomía política, docente y administrativa de cada universidad; la elección de todos los mandatarios por asambleas con representación de todos los claustros; la selección del claustro docente por concursos públicos; la gratuidad de la enseñanza superior; la libertad docente; entre otras. No sólo apoyó los reclamos de los jóvenes que participaron de este movimiento reformista, sino que aprobó los primeros estatutos con los cambios que ellos reclamaban.
En lo internacional, sostuvo una política con acento en la autodeterminación e igualdad de las naciones frente a las grandes potencias, lo que le significó múltiples críticas tanto de propios como de ajenos. La posición frente a la Primera Guerra Mundial fue de absoluta neutralidad, pero con fuertes reclamos a los países en guerra.
En 1917, convocó a un Congreso de Naciones Latinoamericanas para fijar una posición común frente a la guerra. Si bien esta iniciativa fracasó por la fuerte oposición de los Estados Unidos, el rechazo de Yrigoyen a la guerra fue claro y tuvo eco a nivel internacional. Frente al Tratado de Versalles y la creación de la Sociedad de las Naciones, su posición fue sostener la separación entre ambos: el Tratado debía limitarse a los países intervinientes, mientras que la Sociedad debía ser una asociación igualitaria y voluntaria de todas las naciones del mundo. La posición argentina fue fuertemente rechazada, lo que llevó a que el gobierno ordenara el retiro de la delegación nacional. Las convicciones de Yrigoyen no eran negociables.
En lo laboral, hizo de su gobierno uno de cuidado de los trabajadores, de protección a una clase que había sido descuidada históricamente. Impulsó leyes laborales y envió al Congreso un proyecto de Código del Trabajo en 1921, coincidiendo con los reclamos de larga data del movimiento obrero. Fue mediador en numerosos conflictos laborales y promovió la negociación de acuerdos basados en la justicia social.
Durante todo su gobierno, al igual que a lo largo de su vida, llevó adelante una significativa tarea de modificar el concepto de la política. Entre los resultados más significativos de su lucha, está el inconmensurable logro de poner en las manos del pueblo los medios de expresión. Además, dignificó el sufragio con el ejercicio de su gobierno que tuvo consecuencias sumamente beneficiosas en la vida cívica del país. Podemos afirmar que significó una liberación del pueblo en el aspecto político, lo que aparejó una clara reparación cívica acompañada de una sana y merecida confianza en el pueblo de su capacidad, con un Estado que devuelve al Pueblo su poder y confía en él para ejercer el mismo.
En palabras de Félix Luna: “El pueblo comenzó a abrigar una altiva convicción de ser ‘el único artífice de su destino’, como había dicho Alem. El cuarto oscuro, la urna ciega y sagrada, la libreta de tapas morenas, los objetos materiales a cuyo través ejercía ahora el hombre común su derecho a gobernarse, fueron convirtiéndose en símbolos de una liberación penosamente conquistada pero hecha ya tuétano vivo de pueblo, […]”.
El impacto de las gestiones del Presidente Yrigoyen es visible también en un proceso de liberación social. La llegada del Radicalismo al poder trajo de su mano el acceso a la representación pública y puestos técnicos del Estado de ciudadanos que representaban un sector social históricamente excluido.
Su gobierno significó la liberación de prejuicios y trabas que impedían que miles de argentinos fueran útiles y sirvieran a su patria. Contribuyó a que no se desperdiciara ninguna fuerza argentina por prejuicios anacrónicos y que ningún argentino viera frustrada su legítima vocación por vallas injustas. Una renovación humana bien perceptible operó en todos los campos. La llegada al poder de la UCR significó la posibilidad para todos los argentinos de colaborar en la empresa común de hacer un país, facilitando el acceso a la función pública y a instituciones claves, democratizando así el régimen de gobierno. La igualdad fue durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen una realidad social.
El proceso de liberación alcanzó también lo económico, dejando grandes lecciones. Gabriel Del Mazo expresó que su gran legado en lo económico fue la conjugación armónica de la justicia social con la libertad. Para lograr su primordial deseo que “bajo la bóveda del cielo argentino no haya un solo desamparado”, hubo tres órdenes de actitudes: la solución circunstancial de los conflictos entre capital y trabajo, las iniciativas legislativas de protección del obrero y sus condiciones de trabajo, proyectos tendientes a un ordenamiento de previsión social y asistencia del trabajador en todas las etapas de su vida.
Así, llevando estos tres órdenes adelante, logró encauzar al servicio del país fuerzas que podrían haber derivado en una lucha estéril, y darles la convicción de que su gobierno protegía sus esfuerzos y los defendía de los abusos. Ésta liberación representó uno de los mayores orgullos del Presidente, quien así lo expresó en el último mensaje de su período presidencial: “Como consecuencia del carácter eminentemente popular del movimiento de opinión del que surgió el actual gobierno, su acción constante tendió a mitigar, siquiera, los sufrimientos de las masas, orientando los conflictos entre los factores de la producción hacia soluciones equitativas que aliviaron la dura situación de los trabajadores, a quienes el pasado había sometido por la fuerza. Y hoy puede afirmarse por mil demostraciones, que ha penetrado en hondo al alma del pueblo el convencimiento de que ya no es indispensable recurrir a las reacciones violentas y de hecho para alcanzar más justicia”.
Dijo alguna vez Yrigoyen: “No tengo más ensueño que la Nación como síntesis del bien de todos”. Fue esta concepción de nacionalidad como un todo y su formación krausista las que marcaron los caminos de su política social, tan distantes de su condición económica que podría haberlo llevado a sostener las viejas costumbres del Régimen. Pero no, con su encendido idealismo creía en la posibilidad de mejorar la realidad moral y material del país mediante la “sublimación de los valores espirituales, de la voluntaria aceptación de los derechos y obligaciones tocantes a cada cual, del respeto recíproco en la amigable discusión de conflictos comunes”, como tan bien lo expresó Félix Luna.
Principalmente, dos causas de este gobierno se tradujeron en la liberación espiritual del pueblo argentino: la posición frente a la guerra y a la paz y la Reforma Universitaria. Mantener al país en una posición neutral, pero fogosamente crítica, permitió hablar de decisiones soberanas y distanciarse de las históricas influencias de las potencias en la vida del país. Esta posición marcó un hecho de conciencia histórico, ya que la resistencia del Presidente de tomar parte en esta guerra no fue tomada ni sostenida sin presiones tanto internas como externas.
De este posicionamiento es que un “Renacimiento ensanchaba la vida del país y en todos los ámbitos nacía la fe en lo propio y en la función y responsabilidad de lo propio. La Reforma Universitaria, labró su cauce en esa gran corriente, fecundándola a la vez. Frente a una cultura que conducía a la muerte, era aquí el órgano específico en la reivindicación de una cultura no sólo nueva y distinta, sino salvadora: hecha a nuestra imagen y semejanza, en amor de Pueblo y con el sentido universal que lleva implícito el hombre”, Gabriel Del Mazo.
Tal fue el efecto en el aspecto espiritual del pueblo, que significó una liberación que permitió uno de los más grandes y significativos movimientos de nuestra historia como lo fue la Reforma Universitaria.
Vemos también este aspecto significado en la increíble actividad literaria que signó en un notable catálogo de pensadores como Ricardo Rojas, Leopoldo Lugones o José Ingenieros. Y muchas nuevas voces dando sus primeros pasos artísticos como Saúl Taborda, Jorge Luis Borges, Ezequiel Martín Estrada, Oliverio Girondo, y muchos más.
La ciencia, que se veía bastante frenada desde 1890, también fue impulsada y de la decadencia y el abandono surgieron instituciones y revistas técnicas. Las artes plásticas también vivían una época de auge de la mano de grandes artistas y escultores que contaron con muestras y publicaciones que acompañaron su crecimiento.
La música vive un auge similar, aunque tal vez un poco más notorio, con la composición de grandes y variadas obras, en las que nacen estilos que encuentran lugar propio en el mundo artístico. Pero su mayor aporte en lo espiritual al pueblo fue, en palabras de Félix Luna, “la eliminación de una oscura red de deformaciones mentales que de uno u otro modo le impedían lanzarse a la faena de construir una cultura nacional: así como la liquidación de ciertas inhibiciones que le vedaban confiar en sus propias fuerzas para determinadas realizaciones”.
Desterrado el Régimen, el pueblo pudo darse a la tarea de generar su propia cultura, una claramente argentina, que abrazó lo nativo, lo americano y lo propio. Una cultura nacional que abrigó las creaciones propias y la formación territorial. Pudo, finalmente, iniciarse en el país y encenderse en nuestro pueblo la identidad cultural.
Resumido así, a grandes rasgos, no puede terminar de apreciarse la grandeza y el valor de la presidencia de Hipólito Yrigoyen, sin embargo logró una serie de importantes cambios en innumerables aspectos. Al finalizar su mandato, contábamos con grandes conquistas, como la intervención del Estado en materia laboral y económica, un lazo latinoamericano en solidaridad antiimperialista, la soberanía de decisiones políticas internacionales, la Reforma Universitaria, la creación de YPF y de la Marina Mercante, la política ferroviaria, la importante presencia estatal en la prestación de servicios públicos, la política de tierras, por mencionar sólo algunos puntos. Es importante reconocer que todo aquello que no se concretó durante su gobierno, sostuvo su condición de anhelo, convirtiéndose en banderas de lucha popular que aún hoy desde el Radicalismo sostenemos.
Yrigoyen dedicó su vida a hacer una democracia efectiva, de ejemplos y de hechos. Sufrió interminables críticas, pero también contó con mucha gente de su lado, que supo ver la significancia inmediata e histórica que su vida y su gobierno tuvieron en la vida de todos los argentinos.
En el ejercicio de la presidencia logró desterrar lo peor del Régimen, permitiendo así que nuevas realidades se instalaran de manera definitiva en la conciencia popular. Pero, aún más importante, se estaba haciendo Democracia y con ella, toda transformación era posible.
Debemos destacar como su más valiosa herencia la ferviente convicción de que la conducción de un país debe ser sometida únicamente a principios éticos insobornables, en palabras de Félix Luna: “Un gobierno presidido por una férrea voluntad de moral y austeridad como podría serlo el de aquellos filósofos que Platón soñaba para dirigir su república ideal. Yrigoyen y sus colaboradores fueron ante todo un ejemplo de decoro e hicieron del gobierno una incansable docencia cívica. Eso es lo más importante porque es lo más permanente. […] Yrigoyen enseñó desde el poder a jerarquizar valores espirituales que connotan honradez, limpieza de espíritu, veracidad, ecuanimidad, abnegación, sobriedad. Fue el primero que vio que la política debía conducirse a través de términos absolutos; no como un deporte ni como un escalafón ni como una caza, sino como una “religión cívica”, una consagración seria al servicio de la Patria”.
Por las referidas razones, solicito la aprobación del presente proyecto.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
BORSANI, LUIS GUSTAVO MENDOZA UCR
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
ASUNTOS CONSTITUCIONALES (Primera Competencia)
Trámite en comisión (Cámara de Diputados)
Fecha Movimiento Resultado
01/11/2016 DICTAMEN Aprobados con modificaciones unificados en un solo dictamen
Dictamen
Cámara Dictamen Texto Fecha
Diputados Orden del Dia 0865/2016 - DICTAMEN CONJUNTO DE LOS EXPEDIENTES 4674-D-2016, 5472-D-2016 y 6037-D-2016 CON MODIFICACIONES 03/11/2016
Trámite
Cámara Movimiento Fecha Resultado
Diputados APROBACION ARTICULO 114 DEL REGLAMENTO DE LA H CAMARA DE DIPUTADOS; COMUNICADO EL 23/11/2016 CONJUNTAMENTE PARA LOS EXPEDIENTES 4674-D-2016, 5472-D-2016 y 6037-D-2016 APROBADO