La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar de interés de esta Honorable Cámara el emprendimiento creado por Nadim Morhell y desarrollado conjuntamente con Darío Antonio y Hernán Pastoriza, los tres Doctores en Física egresados del Instituto Balseiro, consistente en un microchip que mide la viscosidad de la sangre de bebés a partir de la extracción de una gota, permitiendo el diagnóstico inmediato de diversos problemas circulatorios asociados con la hiperviscosidad sanguínea.

Señor presidente:

En el marco del artículo 117 del Reglamento de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, el presente proyecto de resolución tiene por objeto declarar de interés de esta Honorable Cámara el emprendimiento creado por Nadim Morhell y desarrollado conjuntamente con Darío Antonio y Hernán Pastoriza, los tres Doctores en Física egresados del Instituto Balseiro, consistente en un microchip que mide la viscosidad de la sangre de bebés a partir de la extracción de una gota permitiendo el diagnóstico inmediato de diversos problemas circulatorios asociados con la hiperviscosidad sanguínea.

Desarrollo de la idea:

“¿Sería posible fabricar un sensor para diagnosticar la hiperviscosidad de la sangre de bebés con sólo una gota de sangre?”, fue la pregunta planteada por la neonatóloga porteña María Salazar al científico experto en nanotecnología Hernán Pastoriza durante unas jornadas de divulgación científica organizadas por el Centro Atómico Bariloche (CAB) y el Instituto Balseiro (IB). Pastoriza tomó la inquietud y propuso el tema de tesis en la orientación de física tecnológica de la Maestría en Ciencias Físicas del Instituto Balseiro al joven Nadim Morhell, que por entonces (en el año 2009) tenía 23 años. Morhell aceptó el desafío y realizó su investigación en el CAB. En 2010 aprobó su tesis al demostrar un rotundo sí al interrogante de la neonatóloga y en este sentido, expresó: "Demostramos que podíamos miniaturizar el sensor en forma de un chip, logrando el diagnóstico con sólo una gota de fluido".

Con el fin de averiguar si el desarrollo podía ser posicionado con éxito en el mercado y potencialmente ponerse en práctica en hospitales de la Argentina y de otros países del mundo, en el año 2014 otro egresado del Balseiro, Darío Antonio, se sumó al equipo de Morhell y Pastoriza.

Para que el proyecto no quede solo como una tesis de laboratorio y pueda producirse e implementarse en hospitales de todo el país, los científicos armaron un emprendimiento alrededor de esta innovación tecnológica, consiguieron financiamiento del Estado para seguir trabajando en pruebas, prototipos y finalmente conformaron una empresa independiente llamada MZP que sería posteriormente seleccionada por la Singularity University para participar del “Programa de Soluciones Globales” en Silicon Valley, California, Estados Unidos. MZP es una empresa de base tecnológica con sede en San Carlos de Bariloche, que se desempeña en las áreas de microfabricación, electrónica, dinámica de fluidos y medicina y cuya misión es proveer soluciones de microtecnología biomédica para prevención, monitoreo y diagnóstico clínico, a hospitales, clínicas, laboratorios, personal de la salud y pacientes en general.

El microchip:

El producto es innovador porque logra medir la viscosidad de la sangre de bebés con tan sólo una gota de muestra. Es un microchip de 1 cm x 1 cm fabricado con técnicas de micromaquinado y compuesta por estructuras micrométricas donde se mide el movimiento del líquido que se quiere analizar. El dispositivo aporta una nueva información para prevenir y monitorear diversos problemas circulatorios asociados con la hiperviscosidad sanguínea en neonatología y otras condiciones que requieren monitoreo periódico.

Los primeros prototipos se realizaron en la Sala Limpia del Centro Atómico Bariloche y el desafío ahora es aumentar la escala de producción en serie y lograr su implementación en hospitales.

Los aparatos usados habitualmente para medir la viscosidad de la sangre durante la práctica clínica requieren sacarle al paciente muestras de hasta 4 mililitros de sangre. Un bebé al nacer tiene solo unos 300 mililitros en su cuerpo, por lo que estas extracciones –que se les realizan con el objetivo de detectar enfermedades como la policitemia- pueden suponer un riesgo para ellos.

Sin embargo, el dispositivo desarrollado por el joven científico apenas requiere una gota de sangre para ofrecer un resultado preciso en unos pocos minutos. En este sentido, expresó: “Nuestro sensor se enmarca dentro de los microviscosímetros capilares basados en un chip cuyo funcionamiento consiste en hacer fluir la sangre a través de unos microcanales bajo una diferencia de presión”. Como bajo las mismas condiciones los fluidos más viscosos fluyen más despacio, midiendo la diferencia de presión, la velocidad y el tamaño de los canales, puede inferirse la viscosidad de la sangre, en este caso la de los recién nacidos.

Varias empresas han desarrollado tecnologías alternativas para intentar llevar la capacidad de medir la viscosidad sanguínea al ámbito clínico de forma económica, precisa y sin necesidad de calibrar constantemente el aparato ni utilizar grandes cantidades de muestra. No obstante, por ahora no hay ningún dispositivo que haya conseguido llegar al mercado reuniendo todas esas prometedoras características. Morhell, sin embargo, asegura que su viscosímetro –que “está enfocado al personal médico como usuario final”- sí puede ofrecerlas.

En relación a la patente, el joven físico explicó que el proyecto está patentado y la propiedad es del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas –CONICET- y de la Comisión Nacional de Energía Atómica –CNEA- porque el desarrollo se hizo allí.

Impacto del emprendimiento:

En relación a las complejidades que implicaría la hiperviscosidad en sangre, el científico explica que: “Una sangre muy viscosa fluye con mucha dificultad en el sistema circulatorio, provocando que no irriguen bien los tejidos y se terminen dañando los órganos. Entonces, una medición de una viscosidad alta o superior a niveles normales es un indicador de posibles problemas cardiovasculares”. En cuanto al tiempo de diagnóstico, describe que “patologías como las de referencias pueden ser detectadas en las primeras horas de vida a partir de la utilización del microchip. Se trata de una patología particular que se conoce como “policitemia” donde bebés con altos valores de glóbulos rojos tienen una sangre muy espesa, muy viscosa, lo que provoca que comiencen a tener fallos en órganos como intestinos, riñones o hasta en el cerebro. Es un problema congénito que puede generarse por diversas causas, como faltas en el control del embarazo o mala nutrición de la madre, con lo cual es muy importante poder detectarlo a tiempo y detectarlo bien, porque hoy en día si bien existen métodos parecidos que permiten medir cuántos glóbulos rojos tiene el bebé, es una medición indirecta, no muy precisa que da como resultado lo que se conoce como “falsos positivos” que muchas veces llevan a hacer tratamientos innecesarios para bebés recién nacidos como una transfusión sanguínea o “falsos negativos”, que ni siquiera permiten detectar si el bebé realmente necesita un tratamiento. Entonces, el aporte del nuevo dispositivo que desarrollamos puede brindar una herramienta más eficaz para hacer un diagnóstico inmediato en un recién nacido”.

La importancia del Instituto Balseiro:

Según Pastoriza, un elemento importante para el nacimiento de este emprendimiento fue la modalidad que tiene el Balseiro de formar a sus estudiantes dentro de laboratorios junto a docentes que son investigadores o tecnólogos. En su caso, él egresó de la Licenciatura en Física en 1989 y se doctoró en 1994 en este Instituto bajo la dirección del científico Francisco De la Cruz. Luego de realizar dos posdoctorados en el extranjero, en Holanda y Suiza, regresó a Bariloche. En el Balseiro, donde es docente, fue director de tesis de sus ahora dos socios: Antonio, de 42 años, y de Morhell, de 29 años.

Respecto a la experiencia de formación en el Instituto, Morhell cuenta que en el 2009 se recibió allí de licenciado en Física, en el 2010 terminó una maestría con la misma beca y desde el 2011 hasta el 2015 continuó sus estudios allí pero ya en nivel de doctorado con una beca otorgada por el CONICET. Asimismo, destaca que la modalidad de formación que brinda el Instituto le permite al alumno dedicarse de forma exclusiva a estudiar y agrega que: “Siempre estas rodeado de profesores y de investigadores que forman parte del CONICET y de la Comisión Nacional de Energía Atómica, con lo cual al estar en permanente contacto con ellos te permite probar muy de cerca lo que es la vía de investigación aun siendo estudiante. De hecho a mi me gustaría invitar a los jóvenes a que se animen a interesarse un poco más en lo que es el Balseiro, porque no es un instituto lleno de genios como a veces se piensa, sino que es una escuela que propone un método de estudio diferente y muy interesante. No es tan complicado entrar, porque el examen de ingreso sólo abarca los conocimientos de los dos primeros años de facultad. Lo más difícil es sacarse la idea de que es imposible de ingresar”.

Del Balseiro a Silicon Valley:

Como se hizo referencia más arriba, la firma MZP de los doctores en Física del Instituto Balseiro, fue una de las cuatro startups elegidas por Singularity University para participar de un programa de aceleración de negocios innovadores con impacto global.

Allí, los argentinos tendrán la oportunidad de adquirir herramientas de transferencia tecnológica y negocios de la mano de líderes a nivel mundial dentro del "Programa de Soluciones Globales" de la citada universidad.

El grado de innovación del dispositivo (no existe en el mundo un método de diagnóstico temprano para la hiperviscosidad sanguínea) y su posible impacto global (ya que podría utilizarse como marcador de riesgo cardiovascular para la población) motivaron la elección de esta startup argentina por parte de este centro académico patrocinado por Google y la NASA.

Otros reconocimientos:

En 2010, el proyecto de Morhell ganó el primer premio del concurso IB50K, un certamen de planes de negocios promovido por el Instituto Balseiro. El premio consistía en una suma de 30 mil dólares, que fue invertida en incubar el innovador desarrollo. Para el joven, esa oportunidad fue muy importante y a la vez un puntapié para postularse a otros pedidos de subsidios de transferencia tecnológica.

En 2011 el joven científico de ascendencia siria fue galardonado por el Club Sirio Libanés de Buenos Aires con el premio UGARIT, distinción creada en el año 1990 por dicho Club para premiar anualmente a todos aquellos descendientes de árabes o árabes radicados en la Argentina, que se hayan destacado en alguna manifestación científica, cultural, política, institucional, artística o deportiva que signifique un aporte valioso para el país.

En 2012, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), a través de su revista Technology Review en español, reconoció con su premio TR35 al joven científico.

Finalmente, considerando el gran avance en el mundo de la medicina y de la neonatología que implica el emprendimiento de los tres científicos argentinos egresados del Instituto Balseiro y el orgullo que ello comprende, es que solicito a mis pares me acompañen en la aprobación del presente proyecto de resolución.

Información:

- http://www.cronista.com/negocios/Una-tecnologica-local-incubada-en-la-NASA-20160801-0026.html

- http://www.technologyreview.es/tr35argentinayuruguay/1336/nadim-morhell/

- http://www.diariosiriolibanes.com.ar/Cultura/Entrega-de-los-premios-UGARIT

- http://www.mzptec.com/